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FISIOLOGÍA HUMANA-585

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dolor o a la descarga tónica de fibras eferentes simpáticas
que produce la constricción tónica de los vasos de resis-
tencia. El hipotálamo modula la actividad de los centros de
regulación bulbares. A este nivel se integran las señales
cardiovasculares asociadas a estados emocionales, la ter-
morregulación y las señales relacionadas con la actividad
y el ejercicio físicos. La corteza cerebral, aunque en menor
medida que el hipotálamo, también modula la actividad de
los centros de regulación bulbares. La estimulación de
ciertas zonas de la corteza motora produce cambios de la
presión arterial y vasoconstricción de determinados terri-
torios. Se ha propuesto que las modificaciones cardio-
vasculares que acompañan a estados de ansiedad o de tipo
psicosomático podrían estar mediadas por la influencia de
la corteza sobre el centro de regulación cardiovascular. La
estimulación de otras zonas del cerebro como el lóbulo
temporal anterior, ciertas áreas de la corteza frontal, la
amígdala, el septum o el hipocampo, también afectan a 
la actividad del centro de regulación cardiovascular.
Reflejo barorreceptor
Es el principal mecanismo de ajuste de la PA. El refle-
jo se inicia por la estimulación de los barorreceptores, que
son terminaciones nerviosas sensibles a la distensión de la
pared arterial. Estos receptores se encuentran en todos los
vasos grandes, pero los más importantes están situados en
el seno aórtico, en la bifurcación carotídea y en el cayado
aórtico (Fig. 42.2). Desde este último las señales se dirigen
hacia el centro cardiovascular del bulbo a través del nervio
vago, y las señales procedentes del seno carotídeo a través
del nervio de Hering. Los barorreceptores del seno carotí-
deo comienzan a estimularse a partir de presiones de 50-
60 mm Hg, y los del cayado aórtico por encima de 70 mm
Hg, lo que indica una mayor sensibilidad de los primeros,
probablemente con el objeto de asegurar el mantenimien-
to del flujo cerebral. La respuesta de mayor eficacia ope-
rativa se sitúa entre 80 y 150 mm Hg, que es el rango de
variación de presiones más corriente (Fig. 42.3). La res-
puesta del barorreceptor depende del tipo de estímulo,
siendo ésta mayor cuando la presión es pulsátil y más
intensa cuanto más grande es la amplitud y la frecuencia
de la onda de pulso. La sensibilidad del receptor depende
además de la distensibilidad de la pared arterial, siendo
menor cuando la pared del vaso es más rígida, hecho que
se observa en el envejecimiento y en situaciones como la
hipertensión arterial.
En cuanto al modo de actuación, si el estímulo es un
incremento de la PA, se producirá una inhibición del área
presora y una estimulación del área depresora. Las conse-
cuencias son: la disminución de la frecuencia y la fuerza
de contracción del corazón, que reduce el gasto cardíaco;
la dilatación venosa, que produce un aumento de la capa-
citancia y, por ello, una cierta disminución del volumen
circulatorio efectivo: y una dilatación de las arteriolas, que
produce una disminución de las resistencias periféricas.
Todo ello conduce a una disminución de la PA que corrige
la situación inicial de estimulación de los barorreceptores.
Si se produce una disminución de la PA se producirán los
efectos opuestos que conducirán al aumento de la PA (Fig.
42.4). Como este sistema se opone tanto a los aumentos
como a las disminuciones de la PA, se considera que es un
sistema de amortiguación de los cambios de la PA, que
tiende a disminuir la variabilidad de ésta. Por ello, a medi-
da que se deteriora la eficacia del reflejo barorreceptor,
dicha variabilidad aumenta de manera importante.
Una característica de la respuesta de los barorrecepto-
res es el fenómeno de adaptación, que consiste en la pér-
dida progresiva de eficacia de su capacidad funcional
cuando los receptores se estimulan durante períodos supe-
riores a una o varias horas, de manera que a partir de 24
horas de estimulación la respuesta de los barorreceptores
disminuye a la mitad. El fenómeno de adaptación indica
que este sistema no es eficaz para un control de regulación
de la PA a largo plazo. Por ello, cuando la PA a la que se
encuentran sometidos los barorreceptores aumenta de
manera permanente, los barorreceptores se reajustan a un
nivel más elevado. Por ejemplo, si la PA media cambia de
un valor normal de 100 mm Hg a 150 mm Hg durante unos
minutos, e incluso horas, los barorreceptores serán efica-
ces intentando corregir el aumento, pero al cabo de pocos
días la eficacia compensadora se habrá reajustado a la
nueva cifra media de 150 mm Hg. Sucede el reajuste a la
inversa cuando se establece un valor de PA media inferior
al normal. Las personas hipertensas, como las hipotensas,
tienen sistemas barorreceptores adaptados a las condicio-
556 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A C A R D I O VA S C U L A R
Bulbo
Cuerpo
carotídeo
Cuerpo
aórtico
Barorreceptor
carotídeo
Barorreceptor
aórtico
Nervio
glosofaríngeo
Nervio
vago
Nervio
del seno
carotídeo
Nervio
aórtico (rama
depresora
del vago)
Figura 42.2. Componentes del sistema barorreceptor.

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