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sin que existan capilares intermedios. En condiciones fisiológicas, la circulación coronaria es terminal y la circu- lación colateral no tiene ninguna función. Sin embargo, cuando existe una obstrucción parcial de una arteria coro- naria epicárdica, se crea un gradiente de presión entre los extremos proximal y distal a la obstrucción, que facilita el flujo sanguíneo a través de los vasos colaterales prove- nientes del propio vaso o de vasos vecinos, que va a per- fundir y a preservar la función del territorio irrigado por la arteria obstruida. La circulación colateral es muy variable, existiendo marcadas diferencias interindividuales; a pesar de ello, el 90% de las personas tiene circulación colateral o es capaz de desarrollarla si la obstrucción de las arterias coronarias se produce lentamente. Se discute si el ejercicio físico ayuda a desarrollar la circulación colateral. Venas Las venas coronarias se distribuyen en dos sistemas principales. Las que corren conjuntamente con las arte- rias coronarias descendentes anterior y posterior y circun- flejas llevan la mayor parte de la sangre del ventrículo izquierdo y desembocan en la parte inferior de la aurícula derecha a través del seno coronario. Un segundo grupo lo forman las venas que drenan directamente en las cámaras cardíacas. Este es el caso de las venas cardíacas anteriores, que corren por la cara anterior del corazón y drenan gran parte de la sangre procedente del ventrículo derecho direc- tamente a la aurícula derecha y las venas de Thebesio, que drenan en las distintas cámaras cardíacas. CARACTERÍSTICAS DE LA CIRCULACIÓN CORONARIA El corazón es un órgano aeróbico, es decir, depende casi exclusivamente de la fosforilación oxidativa para la generación de la energía (ATP) necesaria para mantener la contracción cardíaca. Para ello, utiliza como sustratos áci- dos grasos (70%), glucosa y ácido láctico (25-30%) y, en menor proporción, cuerpos cetónicos y aminoácidos. Esta característica explica el gran número de mitocondrias pre- sentes en los miocitos cardíacos. La formación de ATP depende del aporte continuo de O2 por el flujo sanguíneo coronario (FSC), y la determinación de las MVO2 equiva- le a una medida exacta de su metabolismo total. En condi- ciones de hipoxia o de isquemia, el corazón puede utilizar la glucólisis anaerobia para la producción de ATP, lo que conlleva un excesivo consumo de glucosa y la producción de altas cantidades de ácido láctico, que podría ser uno de los mediadores del dolor cardíaco de origen isquémico (angina de pecho). El FSC total es de 250-300 mL/min (60-80 mL/min/ 100 g de tejido), equivalentes al 5% del volumen minuto cardíaco. Pero lo más característico de la circulación coro- naria es que debido a los altos requerimientos metabólicos del corazón, debe aportar más O2 por gramo de tejido que el que recibe el músculo esquelético durante un ejercicio físico. En condiciones basales, el consumo miocárdico de O2 es de 8-15 mL/min/100 g de tejido, pero aumenta has- ta 25-40 mL/100 g/min durante el ejercicio. Es decir, aunque el corazón representa el 0.3% del peso corporal, consu- me el 7% del O2 del cuerpo en reposo. Por otro lado, la sangre venosa del seno coronario tiene una presión parcial de O2 (PO2) de 2.7 kPa, lo que indica que el músculo car- díaco extrae más del 75% del O2 de la sangre en condicio- nes de reposo y puede obtener poco O2 adicional a partir de la sangre de las coronarias. La naturaleza fundamental- mente aeróbica del metabolismo cardíaco y la limitada capacidad del corazón para extraer energía de la glucólisis anaerobia, explica por qué: a) existe una estrecha correla- ción entre el trabajo cardíaco realizado y las MVO2, y b) el aumento de las MVO2 conlleva un aumento paralelo del FSC. DETERMINANTES DE LAS DEMANDAS MIOCÁRDICAS DE OXÍGENO Tres son los factores que regulan las MVO2: la fre- cuencia y la contractilidad cardíacas y la tensión de la pared ventricular, que es la fuerza o estrés al que está sometida la pared ventricular durante el periodo de eyec- ción sistólico (Fig. 43.3). De acuerdo a la Ley de Laplace, la tensión parietal es una función directa del radio del ven- trículo y de la presión intraventricular, y está relacionada inversamente con el grosor ventricular (T = P � r/2h). Por tanto, la tensión parietal depende de la presión que dis- tiende al ventrículo antes de contraerse (precarga) y de la fuerza contra la que se contrae el ventrículo (poscarga). En la práctica, ambos parámetros equivalen a la presión dias- tólica final ventricular izquierda y a las resistencias vascu- lares periféricas, respectivamente. Un aumento de cualquiera de estos tres factores (frecuencia, contractilidad y tensión de la pared ventricular) incrementa las MVO2. El ejercicio físico y el aumento del tono simpático (emocio- C I R C U L A C I Ó N C O R O N A R I A 565 A. epicárdica A. intramural Plexo subendocárdico SístoleDiástole Epicardio Endocardio Figura 43.2. Corte transversal de la pared del ventrículo izquierdo en sístole y diástole mostrando la distribución de la red vascular coronaria a nivel epicárdico, intramiocárdico y subendocárdico.
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