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cicio y que actuarían directa o indirectamente sobre la célula muscular lisa vascular, a través de un mecanismo nervioso local (p. ej., un reflejo axónico). El O2 no se almacena en las células musculares, ya que se consume en el metabolismo aeróbico muscular, por lo que debe ser aportado de forma continua por el flujo sanguíneo. Una reducción de la PO2 produce una vasodilata- ción directa de las células musculares lisas vasculares. Por otro lado, la reducción de la PO2 libera diversos factores que modulan el FSM, tales como nucleótidos de adenina, adenosina, bradiquinina, histamina o acetilcolina. Ade- más, el aumento del metabolismo incrementa la PCO2, dis- minuye el pH (se acumulan hidrogeniones [H+] y ácido láctico), aumenta el K+ extracelular y disminuye la PO2. Todos estos factores producen una relajación de las arte- riolas y los esfínteres precapilares y aumentan el flujo capilar, asegurando que el músculo reciba el aporte de O2 y nutrientes adecuado para suplir el aumento de necesida- des metabólicas durante el ejercicio físico intenso, a la vez que se eliminan los productos de desecho celulares. Quizá sea el efecto de todos estos factores, más que el de uno en particular, el responsable de la vasodilatación muscular. En los músculos de contracción rápida, que dependen del metabolismo anaeróbico, la acumulación de ácido láctico y H+ puede producir una respuesta vasodilatadora, mien- tras que en los músculos de contracción lenta, que depen- den del metabolismo oxidativo, la vasodilatación se produce en respuesta al aumento del metabolismo. Factores mecánicos. Cuando se realiza una contrac- ción isométrica, el FSM disminuye o incluso se interrum- pe si la presión ejercida por el músculo supera a la presión arterial. Sin embargo, cuando se realizan contracciones isotónicas rítmicas (pasear), transcurre un tiempo suficien- te entre cada contracción muscular y durante el período de relajación es cuando tiene lugar el aporte de sangre y de nutrientes. Además, durante la contracción aumentan la presión y el retorno venosos, mientras que durante la rela- jación disminuye la presión venosa y aumenta la diferen- cia de presión arteriovenosa, lo que contribuye también a aumentar el FSM. La Figura 44.1 muestra cómo durante un ejercicio rítmico, a pesar de las fluctuaciones del FSM, el flujo mínimo aumenta; una vez finalizado el ejercicio, el FSM disminuye gradualmente durante varios minutos has- ta que se alcanzan de nuevo los valores normales. La acti- vidad física, además, aumenta por vía refleja el tono simpático y produce una respuesta vasoconstrictora en los músculos inactivos y en otros órganos, facilitando una dis- tribución preferente del volumen minuto cardíaco hacia los músculos en actividad. Si se ocluye de forma transitoria la arteria que irriga un músculo se produce una isquemia y, tras suprimir la oclusión, el FSM aumenta marcadamente durante un bre- ve período de tiempo por encima de sus valores basales. Este fenómeno, denominado hiperemia reactiva, guarda relación con el tiempo de oclusión arterial y persiste en miembros aislados o desnervados, por lo no parece estar bajo control nervioso. Por ello, se ha propuesto que la hiperemia reactiva podría estar relacionada con la acumu- lación local de metabolitos (ácido láctico, CO2, H +) o de mediadores vasodilatadores (p. ej., histamina, prostaglan- dina E, adenosina). Adaptaciones cardiovasculares durante el ejercicio Durante el ejercicio físico intenso, el FSM aumenta marcadamente. Ello es consecuencia del notable aumento del tono simpático que se produce al comienzo del ejerci- cio que: a) aumenta la contractilidad, la frecuencia y el volumen minuto cardíacos (hasta 25 L/min), así como el FSM (hasta 20 L/min, que equivalen al 80-85% del volu- men minuto cardíaco); b) induce una respuesta vasocons- trictora, que reduce el flujo sanguíneo arterial renal y esplácnico y desvía la sangre desde estos órganos hacia los músculos que realizan el ejercicio. La respuesta vasocons- trictora no afecta a la circulación cerebral, que no se alte- ra, mientras que el flujo coronario aumenta para mantener el aporte cardíaco de O2; el flujo cutáneo disminuye ini- cialmente pero, posteriormente, aumenta para facilitar la pérdida de calor (termorregulación). El resultado final es que, a pesar del aumento del tono simpático, las resisten- cias vasculares periféricas totales no se modifican o dismi- nuyen. c) Produce una potente vasoconstricción venosa que facilita la liberación de hasta 2 L de sangre almacena- da en los plexos venosos cutáneo y esplácnico hacia la circulación sistémica, lo que aumenta la volemia y el retor- no venoso cardíacos. Ambos efectos aumentan la presión diastólica final ventricular, lo que por la ley de Frank-Star- ling aumenta la fuerza contráctil y el volumen latido car- díaco. Dado que el aumento del tono simpático aumenta también la frecuencia cardíaca, el resultado final de todos estos efectos será un aumento del volumen minuto y del C I R C U L A C I O N E S R E G I O N A L E S 575 Relajación Ejercicio rítmico 0 10 16 tiempo (min) 0.4 0.2 Figura 44.1. Efecto del ejercicio muscular sobre el flujo sanguí- neo en la pierna durante la contracción muscular rítmica. El flu- jo muscular disminuye durante la contracción y aumenta durante la relajación muscular. Tomado de Barcroft y Dorn- horst. J Physiol, 1949.
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