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interfase hematogaseosa pulmonar participan distintos ele- mentos: 1) el epitelio alveolar y su membrana basal, 2) el endotelio capilar y su membrana basal, 3) elementos tisu- lares intercalados en el espacio intersticial, y 4) el surfac- tante alveolar. El elemento mayoritario de esta interfase es el espacio intersticial con sus correspondientes células, principalmente fibroblastos y células de defensa. El segun- do elemento mayoritario son las células endoteliales de los capilares. Al igual que las células epiteliales tipo I, las células endoteliales tienen un núcleo pequeño y un cito- plasma estrecho que se extiende en una superficie amplia, de unos 4000 �m2. El tamaño de las células endoteliales es mayor, pero su número es menor que el de las células epiteliales tipo I. Surfactante pulmonar Los alvéolos están cubiertos en su interior por una delgada capa de surfactante. Ésta es una sustancia tenso- activa compuesta en un 85% por fosfolípidos, principal- mente de fosfatidilcolina, que se produce en las células alveolares tipo II. Su síntesis es continua, aunque puede ser inducida por determinados estímulos químicos (fárma- cos) y físicos (inflación pulmonar, hiperventilación). La principal función del surfactante es mantener la estabilidad alveolar. Esta función se produce debido a que el surfactante forma una película sobre la interfase aire- líquido de los alvéolos cuya tensión superficial no es cons- tante, sino que varía en función del área. Así, cuando se reduce el área de esta película a consecuencia de una dis- minución del volumen pulmonar, las moléculas se aproxi- man y disminuye la tensión superficial. Esto evita que las unidades alveolares se colapsen cuando se reduce el diá- metro de los alvéolos. Por el contrario, cuando aumenta el diámetro alveolar también aumenta la tensión superficial del surfactante, lo que evita la hiperdistensión del pulmón. La ausencia de surfactante ocasiona que los alvéolos no se expandan de forma uniforme. Este hecho condiciona que el intercambio de ventilación no se produzca con el ambiente, sino que se efectúe entre distintas unidades alve- olares, lo que es causa de un grave trastorno del intercam- bio de gases, tal y como ocurre en el síndrome del distrés respiratorio del recién nacido. VASOS PULMONARES El tronco arterial pulmonar se origina en el ventrículo derecho y se divide en las arterias pulmonares derecha e izquierda. En el interior de los pulmones, las arterias se ramifican de forma paralela a los bronquios. Las venas pulmonares drenan la sangre de las unidades respiratorias y discurren a través de los tabiques interlobulillares, aleja- das de las ramificaciones bronquiales. Al final, convergen en dos grandes troncos venosos en cada pulmón. Estos cuatro troncos venosos drenan directamente en la aurícula izquierda. Arterias pulmonares En el árbol arterial pulmonar se distinguen tres tipos básicos de arterias: elásticas, musculares y arteriolas (Fig. 45.5). Las arterias elásticas tienen un diámetro superior a 1 mm y contienen varias capas de tejido elástico, recubier- tas por células musculares. A este tipo de vasos pertenecen el tronco de la arteria pulmonar, sus principales ramifica- ciones y todas las arterias extralobulares. Las arterias muscu- lares tienen un diámetro que oscila entre 100 y 1000 �m y poseen una capa de fibras musculares que se dispone entre las láminas elásticas interna y externa. A este tipo pertenecen las arterias que discurren en el interior de los lóbulos y acompañan a los bronquiolos. Las arteriolas son vasos de diámetro inferior a 100 �m que se insertan en la red capilar de las unidades respiratorias terminales. La transición entre arterias musculares y arteriolas no se rea- liza de forma brusca, sino que a medida que las arterias musculares pulmonares se ramifican pierden progresiva- mente la capa muscular, que deviene helicoidal, con una distancia entre los anillos cada vez mayor. La red arterial pulmonar constituye un sistema de baja resistencia y gran capacidad de reserva, debido a que exis- te un marcado predominio de las arterias de tipo elástico, con paredes delgadas. Los vasos que confieren resistencia al sistema son las arterias musculares. La ramificación de las arterias pulmonares discurre paralela a la de la vía aérea hasta alcanzar el nivel bronquiolar, en el que las arte- rias se dividen un número mayor de veces que las vías aéreas. Esta estrecha relación facilita que los factores que afectan a la distribución regional de la ventilación influyan también en la distribución del flujo sanguíneo, y vicever- sa. Así, cuando determinadas regiones pulmonares no son ventiladas y se reduce la tensión de oxígeno, se produce el fenómeno de vasoconstricción pulmonar hipóxica, que reduce la distribución de sangre en esas regiones con el fin de prevenir una oxigenación inadecuada. Venas pulmonares El sistema venoso pulmonar drena la sangre arteriali- zada que procede de los capilares pulmonares a la aurícu- la izquierda. Las venas de pequeño tamaño se encuentran alejadas de los bronquiolos y discurren por los tabiques interlobulillares. Cada unidad respiratoria terminal está perfundida por una única arteria, mientras que es drenada a través de distintas venas que, a su vez, drenan sangre de distintas unidades. La estructura de la pared de las vénulas pequeñas es indistinguible de la de las arteriolas, estando formada sólo por una delgada capa de tejido conectivo. Las venas de mayor tamaño poseen un número variable de láminas elás- ticas. De forma ocasional existen haces musculares, aunque a diferencia de las arterias nunca llegan a formar una capa muscular. Estas características histológicas proporcionan al sistema venoso pulmonar una gran capacidad de reserva sanguínea, superior incluso a la del sistema arterial. E S T R U C T U R A Y F U N C I Ó N D E L A PA R AT O R E S P I R AT O R I O 591
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