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en la periferia de los espacios portales y están formados por 3 ó 4 células cuboides (< 10 �m de altura). En estos espacios y acompañados por una arteriola, se encuentran los conductos biliares interlobulillares (15-100 �m). Sus paredes están formadas por células más altas (10-14 �m), cuboides. La confluencia de varios de estos conductos interlobulillares da lugar a otros de mayor calibre (> 100 �m) (conductos septales), recubiertos por epitelio cilíndri- co (> 14 �m). La unión de varios de estos conductos va originando conductos de calibre progresivamente mayor, hasta llegar a la formación de los denominados, primero, conductos segmentarios (400-800 �m) y, más adelan- te, conductos hepáticos. El hígado posee dos conductos hepáticos y cada uno de ellos recoge la bilis procedente de un lóbulo hepático. Todos estos conductos poseen paredes formadas por tejido conjuntivo que están tapizadas por un epitelio cilíndrico que reposa sobre la membrana basal. Los conductos hepáticos confluyen en el conducto hepáti- co común, al cual le sigue el conducto colédoco. Estos conductos están revestidos también por un epitelio cilín- drico que asienta sobre una pared relativamente gruesa for- mada por tejido conjuntivo laxo, rico en fibras elásticas, y por fibras musculares longitudinales y oblicuas. Antes de desembocar en el duodeno, el conducto colédoco y el con- ducto pancreático se unen para drenar juntos en la papila duodenal mayor. El músculo liso de la pared del colédoco se hace más prominente a medida que se aproxima al duo- deno. Cuando el colédoco se interna en la pared del duodeno, su luz se estrecha por verse reforzadas sus capas musculares por otra nueva capa de fibras musculares circulares. Esta zona es la que se conoce como esfínter de Oddi. En situación lateral al conducto colédoco y a manera de un gran divertículo se sitúa la vesícula biliar, en la cual se almacena la bilis durante los períodos interdigestivos (Fig. 59.9). Su pared está formada por una capa muscular plexiforme, una adventicia y una serosa. La mucosa está plegada con depresiones profundas que pueden penetrar en el espesor de la capa muscular (criptas de Rokitansky- Aschoff). Sus células son cilíndricas altas, con núcleo basal oval y citoplasma pálido. La bilis canalicular recién formada en el lobulillo hepático sufre diversas modificaciones a su paso por todo este sistema de conductos, incluida la vesícula biliar. En efecto, la bilis colangiolar aumenta su flujo, su alcalinidad y su contenido en bicarbonato pero pierde sales biliares. En este proceso juega un papel importante la secretina. El estímulo de la mucosa duodenal por el pH ácido, ácidos grasos o sales biliares provoca la liberación de secretina, la cual se une a receptores presentes en la membrana basola- teral de las células de los conductos biliares. Esta unión se sigue de la formación de AMP cíclico (AMPc) con la mediación de una proteína G y de una adenilciclasa. El AMPc tiene varios efectos (Fig. 59.10). Por un lado, acti- va la proteína quinasa A (PKA) y ésta abre unos canales de cloro (CFTR, cystic fibrosis transmembrane regulator, regulador transmembrana de la fibrosis quística) situados en el polo apical (biliar) de la célula. Consecuencia de ello es la salida de cloro a la luz biliar. Este canal no funciona correctamente en la fibrosis quística. La salida del cloro se encuentra acoplada con su intercambio por CO3H –. Es decir, el Cl– vuelve a entrar en las células intercambiándose por CO3H –, el cual sale a la bilis y la alcaliniza. La con- centración de éste aumenta desde 19-25 mM hasta 60 mM. Esta reentrada del Cl– la realiza el intercambiador Cl–/CO3H –, AE2. La segunda consecuencia de la forma- ción de AMPc es que la acuaporina-1, presente en vesícu- las citoplásmicas subapicales, se incorpora a la membrana apical de las células y contribuye a formar en ésta unos canales que permiten la salida de agua a la bilis. Todos estos canales y el intercambiador se expresan preferente- mente en las células de los conductos biliares de tamaño mediano y grande. En la membrana apical de las células de los conductos se sitúa también: 1) un cotransportador de sodio y glucosa (SGLT1, Na/glucose transporter, cotransportador de Na+ y glucosa), 2) un transportador de sales biliares dependiente del sodio (iBAT, ISBT, Ileal sodium dependent bile salt transporter) y 3) un canal de cloro sensible al calcio, no relacionado con el AMPc. El primero capta glucosa y sodio de la bilis, el segundo reabsorbe pequeñas cantidades de sales biliares y de sodio y el último permite la salida de clo- ro de las células, principalmente cuando falla el canal CFTR. En la membrana basolateral de las células de los conductos biliares también se han identificado numerosos transportadores. Los más significativos son: 1) Na+/K+- ATPasa, similar a la existente en los hepatocitos. Genera un 722 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A D I G E S T I V O Canalículo biliar Canal de Hering Conductillo biliar (colangiolo) Conducto interlobulillar Conducto septal Conductos segmentarios Conductos lobulares Izquierdo Conducto hepático común Conducto de Wirsung Cístico Colédoco Esfínter de Oddi Vesícula biliar Figura 59.9. Vías biliares intrahepáticas y extrahepáticas.
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