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gástrica (volumen de la ingesta) y la composición calórica, en especial la cantidad de grasas. Aunque no están clara- mente definidas las vías, es evidente que participan tanto reflejos neuronales con efectores colinérgicos como res- puestas humorales mediadas por la colecistoquinina (CCK). DEFECACIÓN La defecación es en mecanismo reflejo que permite la evacuación de las heces. Aunque es un mecanismo reflejo, su inicio o contención pueden ser modificados voluntaria- mente. La defecación comienza cuando los movimientos del colon hacen avanzar el contenido fecal y distienden el recto, produciendo la sensación y el deseo de defecar. Cuando la persona considera que la defecación es apropia- da, se inicia el reflejo, adoptando la postura más adecuada, que es la postura en cuclillas. La defecación se inicia con una maniobra de Valsalva (espiración forzada tras una ins- piración máxima con la nariz y la boca cerradas), que aumenta la presión intrabdominal e intrarrectal y genera una relajación refleja del esfínter anal interno y una relaja- ción voluntaria de los músculos puborrectal y anal exter- no. Estos fenómenos producen una alineación del conducto rectal y anal y el gradiente de presión generado impulsa las heces hacia el exterior. Intrínsecamente ligados al fenómeno de la defecación, y tan importantes para la vida normal, se encuentran los mecanismos fisiológicos de la continencia. Esta continen- cia depende de varios factores. En primer lugar, la acción de reservorio del sigma y el colon descendente unido a la actividad motora propia del recto, que hace que éste per- manezca vacío la mayor parte del día. Sin embargo, aun cuando se produce el llenado rectal, existen mecanismos para contener la defecación. El primero que se pone en práctica es la contracción voluntaria de los músculos pubo- rrectal y anal externo, que mantiene la angulación anorrec- tal y cierra el conducto anal, auque sólo puede mantenerse durante unos minutos. Paralelamente, el recto es capaz de relajarse para adaptarse al volumen y acomodarlo; ambas respuestas en conjunto permiten en la mayoría de las oca- siones diferir la defecación hasta que ésta sea conveniente y no entorpezca la actividad normal (Fig. 62.2). COMPOSICIÓN DE LAS HECES Y GASES DEL INTESTINO GRUESO Un ser humano adulto expulsa diariamente 100 gra- mos de heces, aunque esta cantidad es variable de una per- sona a otra e incluso en la misma persona de un día a otro, dependiendo de la dieta. Las heces están constituidas en un 75 % por agua; el 25 % restante corresponde al com- ponente sólido. Este componente sólido esta constituido en aproximadamente una tercera parte por los residuos no digeribles de los alimentos sólidos, básicamente la fibra. Esta fibra es tanto fibra insoluble (lignina y celulosa) como soluble (pectinas y gomas). La fibra insoluble no es dige- rible por la flora colónica y arrastra agua a lo largo de todo 748 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A D I G E S T I V O Pubis Músculo puborrectal Esfínter anal externo Esfínter anal interno A B Prensa abdominal Cóccix Reflejo recto-anal inhibitorio (deseo de defecar) Figura 62.2. Continencia y defecación. A) Cuando las heces distienden el recto, se produce el deseo de defecar y una relajación refle- ja del esfínter anal interno. La continencia se mantiene gracias al esfínter anal externo y al músculo puborrectal. B) Para defecar, se realiza una maniobra de Valsalva (prensa abdominal) y se relajan los músculos puborrectal y esfínter anal externo, alineando el canal anal abierto con el recto y generándose un gradiente de presión.
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