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agrupación es fundamental que no haya grupos “vacíos”, y que el criterio sea de tal forma discriminante que un mis- mo alimento no pertenezca a más de un grupo. A continuación se discuten las agrupaciones de ali- mentos que con fines de orientar a la población (guías ali- mentarias) pueden establecerse. Las primeras agrupaciones didácticas aparecieron en Estados Unidos hace unos 40 años, y más tarde han surgi- do otras en muchos países. Dadas las grandes diferencias en el estilo de alimentarse (alimentos básicos, horarios, número de comidas por día, tendencias culinarias, gustos predominantes, etc.) y en los problemas de nutrición que hay entre países —y hasta entre regiones de un país—, las agrupaciones de alimentos pueden diferir de un país a otro. Asimismo, la agrupación elegida en un país puede cambiar al paso del tiempo por el surgimiento de conocimientos nuevos, cambios en las costumbres alimentarias o en los problemas de nutrición o bien para afinar la agrupación. Agrupar alimentos por su composición exige laxitud, ya que si se tomaran en cuenta todos los nutrientes (que suman una centena), se tendrían que formar tal vez varias decenas de grupos, lo que no tendría sentido práctico; lo ideal es formar no más de 5 ó 6 grupos y, si es posible, menos, para que la población los recuerde fácilmente. Cada grupo se forma con alimentos razonablemente semejantes en composición, de tal manera que, para fines prácticos, se les considera equivalentes y, por lo tanto, sus- titutos unos de otros. Es obvio que los alimentos de grupos distintos difieren considerablemente entre sí, pues de lo contrario estarían en el mismo grupo, y es obvio también que no pueden sustituirse unos con otros. Cuando una dieta contiene todos los grupos, se puede considerar completa, ya que no hay nada más que agregar; así, los alimentos de grupos distintos son complementa- rios. En resumen, la regla es que dentro de un grupo los alimentos pueden sustituirse y no se complementan, en tanto que entre grupos los alimentos se complementan y no se sustituyen. Como todo alimento es sustituible, ya que es parte de un grupo, es obvio que ningún alimento es indispensable desde el punto de vista biológico. En consecuencia, cabe recomendar la inclusión en la dieta de por lo menos un alimento de cada grupo (lo que asegura que sea completa y probablemente equilibrada). Dado que cada grupo incluye numerosos alimentos, es posible —y, más aun, recomendable— no emplear siem- pre el mismo; usar diferentes alimentos de cada grupo en cada ocasión promueve la variedad. El lema “combinar y variar” refleja elocuentemente lo que se busca y, de hecho, es la regla práctica básica que debe seguirse para integrar una dieta cualitativamente correcta; como se ve, se trata de una regla admirablemente sencilla y fácil de recordar y de seguir. Si la dieta es cualitativamente correcta, los mecanismos fisiológicos que controlan la cantidad que se ingiere se encargan del aspecto cuantitativo y suelen hacerlo bien; para verificar si lo hacen basta vigilar la constancia del peso corporal en el adulto y un adecuado “crecimiento” en niños y en mujeres embarazadas. Nada se menciona aquí de la inocuidad, adecuación, buen gusto, congruencia cultural etc. que, si bien se requieren para la dieta correcta, deben asegurarse por otros medios. Por el carácter internacional de este libro, no procede describir la agrupación de un país en particular. Es claro, sin embargo, que en general los cereales forman un grupo (casi siempre el básico), que las semillas de leguminosas forman otro, que las frutas y verduras (a pesar de parecer externamente tan diferentes) forman uno más, y que se puede integrar un cuarto grupo con los alimentos de origen animal. En algunos países se colocan las raíces feculentas (papa, yuca, camote) en el grupo de los cereales, y lo mis- mo puede ocurrir con el plátano o banana y el aguacate. También a veces se forma un grupo aparte con la leche y sus derivados, separándolo de las carnes y el huevo. En ciertos países, y exagerando un poco el detalle, podría haber grupos para los insectos, las algas y los hongos. A veces, las semillas de leguminosas se juntan con los ali- mentos de origen animal y es aceptable, o con los cereales (sería un “grupo de semillas”), pero esto último no es con- veniente, pues cereales y leguminosas son complementa- rios (no sustitutos), como bien lo ha entendido el ser humano desde hace milenios (las grandes culturas se de- sarrollaron basando su dieta en esta combinación comple- mentaria; maíz y frijol en Mesoamérica, arroz y soya en Asia, trigo y garbanzo o lenteja en el cercano oriente y Europa). En Estados Unidos y otros países se forma un grupo de grasas y azúcares que a mi juicio no procede, pues, aunque es cierto que se les emplea y ello no tiene per se nada de malo, se trata de ingredientes (no de alimentos en la connotación que empleamos) que pueden o no estar presentes y, si se hiciera un grupo con ellos, se estaría indi- cando que su presencia en una dieta completa es obligato- ria, lo cual no es exacto. Las agrupaciones mencionadas son de alimentos, pero se pueden incluir los derivados industriales respectivos que no estén muy modificados, así como preparaciones básicas como tortilla de nixtamal, pan, queso y embutidos. Los platillos complejos no caen fácilmente en un grupo, ya que en ellos se incluyen varios grupos. ALIMENTACIÓN Y CICLO VITAL El embarazo y la lactancia producen un aumento nota- ble de los requerimientos que difiere de acuerdo con el momento (edad, edad gestacional, edad de lactancia); por su parte, la actividad física (trabajo “manual” y la mayoría de los deportes y juegos) aumenta las necesidades de ener- gía, agua, algunos electrólitos y vitaminas y oxígeno. La insatisfacción de esas necesidades aumentadas produce estados de carencia y compromete la calidad del creci- miento, embarazo, lactancia y rendimiento laboral y deportivo en grado proporcional a la magnitud de las defi- ciencias; consecuentemente, los lactantes, niños, púberes, mujeres embarazadas, mujeres lactantes y los individuos que realizan una actividad física intensa son —junto con los enfermos y desvalidos— los grupos más lábiles a la des- nutrición. La combinación de condiciones de susceptibili- N U T R I C I Ó N 789
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