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FSH. Sin embargo, para que este efecto se produzca es necesario que la GnRH sea liberada a la circulación portal de forma pulsátil, ya que la presencia de forma continua de niveles elevados de GnRH termina por producir una dis- minución de los niveles de gonadotropinas. La liberación pulsátil de GnRH parece depender de la capacidad de las neuronas productoras de dicho factor de descargar sincro- nizadamente, constituyendo lo que se conoce como gene- rador hipotalámico de pulsos. Además, el patrón de secreción pulsátil es también uno de los factores responsa- bles de la regulación diferencial de FSH y LH, y resulta fundamental a la hora de regular la glucosilación y, en con- secuencia, la actividad biológica de las gonadotropinas. La inhibición de la secreción de gonadotropinas depende de la existencia de un sistema de retrocontrol negativo ejercido por hormonas gonadales, tanto de carác- ter esteroideo como proteicas (Fig. 67.15). Dentro de las primeras se encuentran la testosterona en el varón y el estradiol y la progesterona en la mujer. Las dos primeras son capaces de inhibir la secreción de GnRH actuando directamente sobre la hipófisis, y a través de la inhibición de la liberación de GnRH hipotalámica. En el caso de la progesterona, sus acciones se ejercen únicamente sobre el hipotálamo. Es importante tener en cuenta que las neuro- nas productoras de GnRH carecen de receptores de hor- monas esteroideas. Por lo tanto, el efecto inhibitorio de estas hormonas sobre la secreción de GnRH ha de ejercer- se por medio de la estimulación de otros sistemas neuro- nales que serán los responsables de la inhibición de las neuronas productoras de GnRH. Aunque estos sistemas no se conocen todavía con exactitud, existen datos que indi- can la implicación de neuronas productoras de noradrena- lina, serotonina, ácido gamma aminobutírico (GABA), - endorfina y neuropéptido Y (NPY). Las hormonas proteicas gonadales que participan en los circuitos de regulación de la secreción de gonadotropi- nas son las inhibinas. Las inhibinas pertenecen a la super- familia de TGF- y se forman por la unión, mediante puentes disulfuro, de una subunidad �, glucosilada, y una subunidad , no glucosilada (Fig. 67.16). Esta subunidad puede ser de dos tipos ( A o B), dando lugar a las inhi- binas A y B. Las inhibinas actúan únicamente sobre la hipófisis, inhibiendo la secreción de FSH, tanto en varones como en mujeres, pero no modifican la secreción de LH, proporcionando un mecanismo adicional para la regula- ción diferencial de ambas gonadotropinas. La unión de dos cadenas da lugar a la formación de activinas, que reciben este nombre por su capacidad de estimular la secreción de FSH. Sin embargo, aunque las gónadas producen activinas y éstas pueden ser detectadas en la circulación, la mayor parte de las activinas circulan- tes están unidas a proteínas transportadoras que las inacti- van. Por lo tanto, en condiciones fisiológicas las activinas gonadales no intervienen en la regulación de la secreción de gonadotropinas. Los efectos de la activina sobre la secreción de FSH dependen de la acción paracrina de la activina producida en la hipófisis. Regulación de la secreción de ACTH (véase el Capítulo 73) El principal estímulo para la secreción de ACTH es la CRH producida por las neuronas parvocelulares del núcleo paraventricular y liberada en la eminencia media I N T E G R A C I Ó N N E U R O E N D O C R I N A 835 Hipotálamo TRH Hipófisis TSH T3 T4 Tiroides Figura 67.14. Regulación de la secreción de TSH. Hipotálamo GnRH Hipófisis Testosterona Inhibinas Inhibinas LH FSH Estradiol Progesterona Ovario Testículo Figura 67.15. Regulación de la secreción de gonadotropinas.
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