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FISIOLOGÍA HUMANA-892

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que el IGF-1 alcanza las tasas más altas de expresión,
aunque también lo hace en músculo, corazón, sistema ner-
vioso, timo, próstata, cartílago, páncreas y células sanguí-
neas. Probablemente esta pluralidad de expresión está en
consonancia con sus importantes papeles reguladores
endocrinos, paracrinos y autocrinos. Curiosamente, de
ninguno de los órganos citados se pueden extraer IGF en
cantidades significativas, lo que parece indicar que la sín-
tesis de estos compuestos tiene lugar atendiendo a reque-
rimientos puntuales celulares, tisulares o del organismo en
general. Por este motivo, tras su síntesis no son almacena-
dos en gránulos secretores, sino que son rápidamente
enviados a la corriente circulatoria (secreción endocrina) o
al medio extracelular (secreción paracrina). Pueden ser
detectados, por tanto, en plasma, linfa, líquido cefalorra-
quídeo, líquido folicular ovárico, líquido seminal, saliva y
leche. Su bajo peso molecular permite que sean filtrados
en el glomérulo renal y, por tanto, aparecen en la orina. 
En el plasma, fundamentalmente procedentes de la
secreción hepática, experimentan una importante fluc-
tuación a lo largo de las diferentes etapas de la vida 
(Fig. 69.14). Así, en el caso del IGF-1, como muestra la
figura, desde niveles prácticamente indetectables en prác-
ticamente el primer año de vida se pasa a un progresivo
incremento a lo largo de la infancia hasta la adrenarquia.
En el período prepuberal inmediato, los niveles de IGF-1
en plasma pasan a estar perfectamente correlacionados con
las fases del desarrollo puberal de Tanner, secreción de
esteroides sexuales y velocidad de crecimiento. Una vez
puesta en marcha la pubertad, la concentración plasmática
de IGF-1 alcanza el máximo nivel que se va a observar ya
en un organismo normal. A partir de este momento
comienza un lento declinar dependiente de la edad, más
marcado a partir de la séptima década de la vida. 
Existe, como se ve, una relación aparente entre activi-
dad gonadal y niveles circulantes de IGF-1. En la pubertad
se produce un marcado incremento (de hasta 2.5-3 veces
con respecto a la etapa anterior) de la concentración plas-
mática del péptido, mientras que el descenso en la senec-
tud es menos marcado en la mujer menopáusica que en el
varón de edad similar. Pese a ello, no parece probable que
los esteroides sexuales jueguen un papel directo sobre la
fabricación hepática de IGF-1, sino que los cambios que el
péptido manifiesta en plasma parecen más bien reflejo de
los cambios paralelos en la secreción de GH. Indepen-
dientemente de este hecho, fisiológico, la administración
de elevadas dosis de estrógenos tiene un efecto inhibitorio
sobre la fabricación hepática de IGF-1. 
En el caso del IGF-2, las variaciones en plasma a lo
largo de la vida son menos marcadas y, aunque experi-
mentan un incremento hacia los 6 años de edad, no mues-
tran, en cambio, el ascenso pre- y puberal característico
del IGF-1. 
Regulación de la expresión de los genes IGF
Aunque probablemente son de naturaleza muy diver-
sa, e incluso en más de un caso específico de cada uno 
de estos genes, entre los factores que regulan la expresión
H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 863
Nacimiento-6 6-11 11-13 13-15 15-18 años
Niños normales (n = 206)
Niñas normales (n = 181)
10.0
5.0
1.0
0.5
0.1
0.005
Figura 69.14. Niveles plasmáticos de IGF-1 en una población normal de ambos sexos a lo largo del desarrollo. (Tomado de Retrasos
del crecimiento, B. Moreno, JAF Tresguerres eds., 1996)

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