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poseen una estructura similar a la de otros receptores nucleares, distinguiéndose varios dominios funcionales. De ellos, los más importantes son el dominio de unión a ADN y el dominio de unión de ligando. Los genes alfa y beta dan lugar a varios productos proteínicos, que se dife- rencian entre sí por las secuencias de los diferentes domi- nios funcionales. Del gen alfa se originan TR�1, TR�2 y �TR�1 y �TR�2. De éstos, el único que une T3 y ADN es TR�1, y por ello es el único receptor propiamente dicho producido por este gen. El resto de los productos se origi- na por mecanismos de splicing, dando lugar a formas que no se unen a ADN (�TR�1 y �TR�2) o no unen T3 (TR�2, �TR�2) y cuya función no se conoce bien. El gen beta da lugar a tres productos que unen T3 y ADN, deno- minados TR 1, TR 2 y TR 3, y que, por lo tanto son receptores auténticos, y una forma truncada de �TR 3, que no se une a ADN. La expresión de las distintas formas de receptor es característica de determinados tejidos. Por ejemplo, la for- ma más abundante de cerebro, cerebelo y hueso es TR�1, mientras que en el hígado predomina TR 1, al igual que en la cóclea. En el corazón las proporciones de TR�1 y TR 1 son similares, mientras que en la hipófisis y la reti- na es más abundante TR 2. Los receptores de T3 interaccionan con secuencias específicas de los genes regulados, denominadas elemen- tos de respuesta a hormonas tiroideas (TRE o THRE, thyroid hormone-response elements). Estas secuencias consisten generalmente en dos hexámeros repetidos de la secuencia AGGTCA separados por cuatro nucleótidos, aunque hay otras configuraciones posibles. La unión del receptor de T3 se realiza en forma de heterodímeros con el receptor de ácido 9-cis-retinoico, o RXR. La interacción del receptor en ausencia de la hor- mona, o aporreceptor, con esta secuencia, induce general- mente la represión de la expresión genética, mientras que la unión de la hormona al receptor unido a esta secuencia induce desrepresión seguida de activación de la expresión génica. Los fenómenos de represión y activación se deben a la interacción del receptor con proteínas denominadas correguladores. Éstas son de dos tipos: coactivadores y correpresores, y su mecanismo de acción consiste en indu- cir acetilación o desacetilación de la cromatina, respecti- vamente, mediante su actividad enzimática desacetilasa o acetilasa. En ausencia de hormona, el complejo RXR-TR, uni- do a las secuencias TRE de los genes diana, forma un gran complejo proteico, con correpresores (SMRT y N-Cor), que a su vez se unen a desacetilasas de histonas (Sin3, HDAC), manteniendo la cromatina compacta y la trans- cripción reprimida. La unión de T3 induce un cambio con- formacional por el que se disocian los correpresores, y se forma un gran complejo coactivador (SRC-1) con proteí- nas que inducen acetilación de histonas (CBP/p300, pCAF), permitiéndose la transcripción. Muchos de los conceptos actuales sobre la función fisiológica de las hormonas tiroideas y sus receptores deri- van del análisis del fenotipo de animales deficientes en alguno de los subtipos de receptor. Los fenotipos observa- dos están de acuerdo, en general, con la distribución de los receptores entre los distintos órganos. Así, la deleción de TR da lugar a un fenotipo similar al del síndrome de resistencia a hormona tiroidea, con incremento de TSH y hormonas tiroideas circulantes, y sordera, mientras que la deleción de TR� no produce las alteraciones neurales que se observan en el hipotiroidismo. Esto se debe a que, en gran medida, las alteraciones inducidas por el hipotiroidis- mo son debidas a la acción fuertemente represora del receptor TR� en ausencia de hormona. En la membrana del timocito parece haber un verda- dero receptor: pocos segundos después de unirse a la T3, se observa una estimulación de la actividad adenilciclasa mediada por calmodulina, a lo que se atribuye el aumento en el transporte de azúcares que se observa en presencia de T3. Asimismo, varios grupos han identificado un posible receptor para T3 en la membrana interna de las mitocon- drias. A la unión de la T3 con este receptor se atribuyen los efectos de la hormona sobre diversos parámetros de activi- dad mitocondrial que llevan a un rápido aumento del con- sumo de oxígeno. Sin embargo, no se ha excluido que los hallazgos descritos puedan deberse a un aumento de los procesos de transcripción/transducción, por lo que aún no se ha demostrado definitivamente una relación directa entre la ocupación de este posible receptor mitocondrial por T3 y el efecto biológico. Sí hay abundantes pruebas de la presencia de un ver- dadero receptor en el núcleo. Desde los trabajos pioneros de Tata y Widnell realizados en la década de 1960 se sabe que la administración de hormonas tiroideas aumenta rápi- damente la síntesis de ADN en núcleos hepáticos, resulta- dos que sugerían que estas hormonas podrían actuar controlando la expresión génica. En 1972, Oppenheimer y su grupo demostraron la presencia en el núcleo de lugares de unión para T3 de alta afinidad y capacidad limitada, que con el tiempo han ido cumpliendo todos los requisitos ya indicados para su aceptación como receptor hormonal específico. Si se asigna un valor del 100% a la afinidad de la unión de la T3 con el receptor nuclear, la afinidad por la T4 es de un 10%, y por la rT3 del 0.1%. El único metabolito con una afinidad comparable a la de la T3 es el Triac (ácido triyo- dotiroacético). Sin embargo, cuando se inyecta in vivo, ape- nas se observan efectos biológicos de intensidad comparable a la obtenida tras la inyección de T3. Esta dis- crepancia se ha atribuido a la rápida metabolización de este compuesto, por lo que el tiempo que permanece unido al receptor es cortísimo. La concentración del receptor nucle- ar varía entre 100 sitios de unión por célula, en tejidos poco sensibles a hormonas tiroideas, hasta 10 000 en las células de la adenohipófisis, muy sensibles a las hormonas tiroide- as. Aunque no se llegó a conseguir su purificación hasta la homogeneidad, el receptor nuclear (identificado por sus características de unión) fue identificado como una proteí- na nuclear acídica, no histona, de un peso molecular de 47 000-57 000 D y coeficiente de sedimentación de 3.5 S. Su afinidad por la T3 es del orden de 10 � 10 M –1. 908 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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