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FISIOLOGÍA HUMANA-1008

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HOMEOSTASIS DEL MAGNESIO
Como el calcio, el magnesio es un metal alcalinoté-
rreo, y con frecuencia sus compuestos se encuentran en la
Naturaleza acompañando a los de calcio. En los vegetales,
el ión Mg2+ es el elemento metálico del anillo de porfirina
que se halla en la molécula de clorofila. El complejo clo-
rofila-Mg, excitado por la luz solar, puede sufrir oxidación
o reducción fotoquímica a través de la aceptación o cesión
de electrones entre pares de moléculas de clorofila, y ese
proceso produce ATP y oxígeno.
Cuantitativamente, el Mg2+ es, tras Na+, K+ y Ca2+, el
cuarto catión más abundante en el cuerpo humano y, tras
el K+, el segundo en el espacio celular.
En nuestro organismo, el Mg2+ sirve de cofactor de
más de trescientas enzimas intracelulares y, así, todas las
reacciones en las que participa el ATP precisan este catión
como cofactor; al facilitar la labilidad del enlace del últi-
mo fosfato permite su transferencia a otras moléculas. La
proporción Mg2+/Ca2+ en los espacios intra y extracelular
es esencial en la generación del gradiente electroquímico a
través del plasmolema y, en consecuencia, para la excita-
bilidad celular.
Poco más de la mitad de los 22 - 25 g de magnesio pre-
sentes en un adulto se encuentran en el hueso, adsorbidos
en la superficie del cristal de hidroxiapatita. De ese magne-
sio óseo tan sólo una pequeña proporción es intercambiable
con el de los líquidos extracelulares. En éstos se encuentran
unos 250-300 mg de ese elemento (alrededor del 1% del
total de nuestro organismo), con el importante matiz de que
existe una débil correlación entre las tasas medidas en esos
líquidos y las presentes en el interior celular.
La concentración normal de magnesio en suero es 1.8
– 2.6 mg/dL (1.5 – 2.2 mEq/L = 0.7 – 1.1 mmol/L), de los
que un 70% se halla en forma ultrafiltrable (50% como
Mg2+ y 20% ligado a aniones no proteicos, como citrato,
fosfato, bicarbonato, lactato y sulfato), y un 30% combi-
nado con proteínas (24% con albúmina y 6% con globuli-
nas).
Las necesidades alimentarias de magnesio son 4.5 mg
(0.3 mEq) por kilogramo y día, una cantidad que guarda
relación con la ingestión calórica y está influida de forma
inversamente proporcional por el grado de refinado y pro-
cesado de los alimentos. En la actualidad no es infrecuen-
te que la dieta aporte cantidades insuficientes de este
elemento, que, sin embargo, es especialmente abundante
en las legumbres, cereales con cascarilla, chocolate y fru-
tos secos oleaginosos; la carne, el pescado, verduras y fru-
tas aportan una cantidad intermedia, y es escasa la
contenida en los productos lácteos (Tabla 76.8); por últi-
mo, el agua de bebida, con proporciones de hasta 5 – 8 mg
de magnesio por litro, también puede aportar cantidades
significativas.
El magnesio se absorbe a lo largo de todo el intestino,
en especial en íleon (25%) y colon (20%). Hay una rela-
ción inversa entre tal absorción y la cantidad presente en la
dieta, alcanzando el 65% del total ingerido si esa cantidad
es baja y el 10% si es alta. El mecanismo íntimo de absor-
ción intestinal no está del todo aclarado, si bien posee un
componente saturable (mediado por un transportador no
identificado) y otro dirigido por su gradiente de concen-
tración a ambos lados de la membrana del enterocito. Ni
los metabolitos de la vitamina D ni las calbindinas influ-
yen en la absorción intestinal de magnesio.
El riñón es esencial en la homeostasis de este elemen-
to. Fisiológicamente, los glomérulos filtran unos 2000 mg
diarios de magnesio, de los que sólo se pierden por orina
de 80 a 150 mg. En el túbulo proximal se reabsorbe el 20
– 25% del filtrado; en la porción gruesa de la rama ascen-
dente del asa de Henle, el 50 – 60%, y en los túbulos dis-
tal y colector, el 5 %. Precisamente en la porción gruesa de
la rama ascendente del asa de Henle (punto clave en la
concentración de la orina) se ha demostrado la presencia
del sensor de Ca2+, que no sólo lee tasas de Ca2+, sino tam-
bién de Mg2+. Así, en situaciones de escaso aporte alimen-
tario se produce la reabsorción de la casi totalidad del
magnesio filtrado, de forma que la magnesuria disminuye
drásticamente, y mucho antes de que se reduzca la magne-
semia. Por el contrario, un aporte elevado de magnesio en
condiciones fisiológicas se acompaña de un aumento pro-
porcional de sus pérdidas por orina.
En cuanto a las hormonas que estarían involucradas
en el manejo renal de magnesio, tanto la PTH como la
ADH, glucagón, insulina y calcitonina favorecen su reab-
sorción en el asa de Henle. A través de facilitar la reabsor-
ción de Na+ o aumentando la permeabilidad paracelular
para el Mg2+, esas hormonas favorecerían su paso desde la
luz tubular al intersticio peritubular; aunque es dudoso que
jueguen un papel específico y directo en la reabsorción de
Mg2+, es posible que indirectamente sí influyan en ella por
su efecto sobre la reabsorción de Ca2+ y su conexión con
la de Na+. 
Finalmente, debe recordarse que con el sudor pueden
perderse cantidades significativas de magnesio, en particu-
lar con sudaciones profusas y prolongadas, y que tales
cantidades no disminuyen con la aclimatación.
BIBLIOGRAFÍA
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