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FISIOLOGÍA HUMANA-1054

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INTRODUCCIÓN
El testículo o glándula sexual masculina posee dos
funciones diferentes pero, a la vez, íntimamente relaciona-
das con la reproducción: la producción y almacenamiento
de células germinales masculinas (espermatozoides), y la
biosíntesis y secreción de hormonas sexuales masculinas
(andrógenos). Los primeros, producidos por los túbulos
seminíferos, son transportados por un sistema de conduc-
tos desde el testículo al exterior para el proceso de fertiliza-
ción. Los segundos, producidos en las células intersticiales
de Leydig, se encargan de la virilización del individuo.
Como se puede ver, la compartimentalización estructural
en túbulos seminíferos e intersticio crea una división topo-
gráfica de la doble función del testículo: espermatogénesis
y esteroidogénesis.
ANATOMÍA FUNCIONAL DEL APARATO
REPRODUCTOR MASCULINO
Está compuesto por los testículos o gónadas masculi-
nas, un sistema de conductos que incluye las vesículas
seminales y glándulas sexuales accesorias como la prósta-
ta y, además, unas estructuras de soporte, como son el
escroto y el pene.
Los testículos son un par de estructuras ovoides con
un diámetro de alrededor de 5 cm, que pesan en torno a los
15 g, y que se encuentran en el interior de las bolsas escro-
tales por fuera de la cavidad abdominal. Los testículos se
desarrollan a partir de estructuras cercanas a los riñones,
localizadas por lo tanto en la pared abdominal posterior. Al
final del embarazo, descienden a través del conducto
inguinal para alojarse en las bolsas. Contienen varios túbu-
los muy retorcidos denominados túbulos seminíferos,
donde ocurre la producción de los espermatozoides. Estos
túbulos se continúan a través de los conductos eferentes y
la denominada red testicular (rete testis) con el epidídimo,
un órgano con forma de vírgula localizado a lo largo del
borde posterior testicular que tiene tres porciones. La
cabeza, donde los conductos eferentes se unen al epidídi-
mo, el cuerpo o porción central, y la cola, porción inferior
que desemboca en el conducto deferente, de mayor diá-
metro que los anteriores y más recto. El conducto deferen-
te tiene alrededor de 45 cm de longitud y asciende por el
conducto inguinal hasta la cavidad pélvica, donde rodea a
la vejiga urinaria y termina en las ampollas que se conti-
núan con los conductos eyaculadores que desembocan en
la uretra a través de la próstata (Fig. 80.1). La uretra es
el conducto terminal de los sistemas reproductor y excre-
tor, que sirve de paso tanto al semen como a la orina. Mide
alrededor de 20 cm y se divide en tres partes: la uretra
prostática, de 2 a 3 cm de longitud, que atraviesa la prós-
tata; la uretra membranosa, de 1 cm, que atraviesa el dia-
fragma urogenital, constituido por las ramas musculares
isquiática y púbica; y la uretra peneana, que pasa entre los
cuerpos cavernosos del pene, tiene una longitud de 15 cm
y termina en el orificio uretral externo.
Las glándulas sexuales accesorias son las encargadas
de la secreción de la mayoría de la porción líquida del
semen. Las vesículas seminales son estructuras bolsifor-
mes muy acodadas, localizadas en la base de la vejiga uri-
naria, que desembocan en los conductos eyaculadores. Su
secreción está formada por un líquido viscoso alcalino,
que contiene fructosa, prostaglandinas y fibrinógeno (Fig.
80.1). La alcalinidad de la secreción prostática ayuda a
neutralizar la acidez del tracto genital femenino, que inac-
tivaría a los espermatozoides. La fructosa sirve como ele-
mento energético para los espermatozoides, y las
prostaglandinas contribuyen a su viabilidad y motilidad.
El fibrinógeno permite la coagulación del semen tras la
eyaculación.
La próstata es una glándula en forma de castaña loca-
lizada por debajo de la vejiga urinaria, rodeando a la pri-
mera porción uretral, que secreta hacia ésta un líquido
lechoso que contiene ácido cítrico y enzimas que contri-
buyen a la coagulación seminal. Este líquido supone cerca
del 25% del semen y ayuda a la viabilidad espermática. 
La próstata incrementa gradualmente su tamaño des-
de el nacimiento hasta el comienzo de la pubertad, para
aumentar muy rápidamente durante ésta y permanecer
estable hasta los 40 años. Después pueden ocurrir incre-
mentos adicionales.
Las glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales
están localizadas a ambos lados de la uretra membranosa,
tienen el tamaño de guisantes y secretan una sustancia
lubricante alcalina que protege a los espermatozoides.
También lubrican el glande peneano durante las relaciones
sexuales.
El pene es un órgano cilíndrico, que sirve para depo-
sitar el semen en la vagina. Está formado por tres masas
cilíndricas unidas por un tejido fibroso denominado túnica
albugínea. Las dos masas dorsales son los cuerpos caver-
nosos, y la masa ventral, más pequeña, es el cuerpo espon-
joso, en cuyo interior se encuentra la uretra. Las tres masas
están rodeadas por fascia y piel y consisten fundamental-
mente en tejido eréctil más o menos relleno de grandes
lagos sanguíneos. Mediante el estímulo sexual aumenta el
aporte sanguíneo arterial al pene, que al dilatarse compri-
me las venas que lo drenan; la sangre queda atrapada y se
produce la erección. Cuando cesa el estímulo, las arterias
se constriñen, cesa el aporte sanguíneo y las venas vuelven
a trabajar normalmente, con lo que el pene recupera su
flaccidez de reposo.
Túbulos seminíferos
Los túbulos seminíferos presentan un epitelio con
cuatro a ocho filas de células redondeadas con una luz cen-
tral. La base de las más periféricas descansa sobre una
membrana basal y un armazón fibroso celular que sostiene
el epitelio germinal y que Clermont denominó membrana
limitante. Las células que comprende el epitelio poliestra-
tificado son de dos clases: células germinales y células de
Sertoli (Fig. 80.1).
F I S I O L O G Í A D E L T E S T Í C U L O 1025

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