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INTRODUCCIÓN El testículo o glándula sexual masculina posee dos funciones diferentes pero, a la vez, íntimamente relaciona- das con la reproducción: la producción y almacenamiento de células germinales masculinas (espermatozoides), y la biosíntesis y secreción de hormonas sexuales masculinas (andrógenos). Los primeros, producidos por los túbulos seminíferos, son transportados por un sistema de conduc- tos desde el testículo al exterior para el proceso de fertiliza- ción. Los segundos, producidos en las células intersticiales de Leydig, se encargan de la virilización del individuo. Como se puede ver, la compartimentalización estructural en túbulos seminíferos e intersticio crea una división topo- gráfica de la doble función del testículo: espermatogénesis y esteroidogénesis. ANATOMÍA FUNCIONAL DEL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO Está compuesto por los testículos o gónadas masculi- nas, un sistema de conductos que incluye las vesículas seminales y glándulas sexuales accesorias como la prósta- ta y, además, unas estructuras de soporte, como son el escroto y el pene. Los testículos son un par de estructuras ovoides con un diámetro de alrededor de 5 cm, que pesan en torno a los 15 g, y que se encuentran en el interior de las bolsas escro- tales por fuera de la cavidad abdominal. Los testículos se desarrollan a partir de estructuras cercanas a los riñones, localizadas por lo tanto en la pared abdominal posterior. Al final del embarazo, descienden a través del conducto inguinal para alojarse en las bolsas. Contienen varios túbu- los muy retorcidos denominados túbulos seminíferos, donde ocurre la producción de los espermatozoides. Estos túbulos se continúan a través de los conductos eferentes y la denominada red testicular (rete testis) con el epidídimo, un órgano con forma de vírgula localizado a lo largo del borde posterior testicular que tiene tres porciones. La cabeza, donde los conductos eferentes se unen al epidídi- mo, el cuerpo o porción central, y la cola, porción inferior que desemboca en el conducto deferente, de mayor diá- metro que los anteriores y más recto. El conducto deferen- te tiene alrededor de 45 cm de longitud y asciende por el conducto inguinal hasta la cavidad pélvica, donde rodea a la vejiga urinaria y termina en las ampollas que se conti- núan con los conductos eyaculadores que desembocan en la uretra a través de la próstata (Fig. 80.1). La uretra es el conducto terminal de los sistemas reproductor y excre- tor, que sirve de paso tanto al semen como a la orina. Mide alrededor de 20 cm y se divide en tres partes: la uretra prostática, de 2 a 3 cm de longitud, que atraviesa la prós- tata; la uretra membranosa, de 1 cm, que atraviesa el dia- fragma urogenital, constituido por las ramas musculares isquiática y púbica; y la uretra peneana, que pasa entre los cuerpos cavernosos del pene, tiene una longitud de 15 cm y termina en el orificio uretral externo. Las glándulas sexuales accesorias son las encargadas de la secreción de la mayoría de la porción líquida del semen. Las vesículas seminales son estructuras bolsifor- mes muy acodadas, localizadas en la base de la vejiga uri- naria, que desembocan en los conductos eyaculadores. Su secreción está formada por un líquido viscoso alcalino, que contiene fructosa, prostaglandinas y fibrinógeno (Fig. 80.1). La alcalinidad de la secreción prostática ayuda a neutralizar la acidez del tracto genital femenino, que inac- tivaría a los espermatozoides. La fructosa sirve como ele- mento energético para los espermatozoides, y las prostaglandinas contribuyen a su viabilidad y motilidad. El fibrinógeno permite la coagulación del semen tras la eyaculación. La próstata es una glándula en forma de castaña loca- lizada por debajo de la vejiga urinaria, rodeando a la pri- mera porción uretral, que secreta hacia ésta un líquido lechoso que contiene ácido cítrico y enzimas que contri- buyen a la coagulación seminal. Este líquido supone cerca del 25% del semen y ayuda a la viabilidad espermática. La próstata incrementa gradualmente su tamaño des- de el nacimiento hasta el comienzo de la pubertad, para aumentar muy rápidamente durante ésta y permanecer estable hasta los 40 años. Después pueden ocurrir incre- mentos adicionales. Las glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales están localizadas a ambos lados de la uretra membranosa, tienen el tamaño de guisantes y secretan una sustancia lubricante alcalina que protege a los espermatozoides. También lubrican el glande peneano durante las relaciones sexuales. El pene es un órgano cilíndrico, que sirve para depo- sitar el semen en la vagina. Está formado por tres masas cilíndricas unidas por un tejido fibroso denominado túnica albugínea. Las dos masas dorsales son los cuerpos caver- nosos, y la masa ventral, más pequeña, es el cuerpo espon- joso, en cuyo interior se encuentra la uretra. Las tres masas están rodeadas por fascia y piel y consisten fundamental- mente en tejido eréctil más o menos relleno de grandes lagos sanguíneos. Mediante el estímulo sexual aumenta el aporte sanguíneo arterial al pene, que al dilatarse compri- me las venas que lo drenan; la sangre queda atrapada y se produce la erección. Cuando cesa el estímulo, las arterias se constriñen, cesa el aporte sanguíneo y las venas vuelven a trabajar normalmente, con lo que el pene recupera su flaccidez de reposo. Túbulos seminíferos Los túbulos seminíferos presentan un epitelio con cuatro a ocho filas de células redondeadas con una luz cen- tral. La base de las más periféricas descansa sobre una membrana basal y un armazón fibroso celular que sostiene el epitelio germinal y que Clermont denominó membrana limitante. Las células que comprende el epitelio poliestra- tificado son de dos clases: células germinales y células de Sertoli (Fig. 80.1). F I S I O L O G Í A D E L T E S T Í C U L O 1025
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