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líneas celulares y a otra nueva generación de espermato- gonias tipo A, repitiéndose de nuevo el proceso. La espermatogénesis en el hombre se inicia en la pubertad y se mantiene durante toda la vida. Todo el pro- ceso dura unos 74 + 5 días. Los espermatozoides vertidos en la luz tubular carecen de movilidad y en este momento son en su mayor parte incapaces de fecundar. En su reco- rrido por la red testicular, conductos eferentes, epidídimo y conducto deferente se nutren con las secreciones del epi- telio de estas estructuras, condicionadas por la testostero- na. Por tanto, esta hormona está implicada en la espermatogénesis mediante una acción trófica sobre el líquido seminal. Éste es algo más que un simple vehículo, ya que aporta los elementos nutritivos necesarios para la maduración y el metabolismo de los espermatozoides que, al carecer de citoplasma, necesitan de estas sustancias para su supervivencia y movilidad. Esta última función y la capacidad fecundante las adquieren durante su recorrido por el epidídimo, que dura unas dos semanas. Los espermatozoides salen al exterior mediante la eyaculación. El eyaculado está formado además por el líquido de las glándulas bulbouretrales de Cowper y, sobre todo, por las secreciones de las vesículas seminales y de la próstata, que junto con los espermatozoides testiculares, forman el líquido seminal. La composición del líquido seminal o semen cambia de día a día en el mismo indivi- duo, y el volumen del eyaculado varía en hombres norma- les entre 2 y 6 mL. Presenta un 6% de proteínas y es rico en hidratos de carbono. Entre los componentes del semen, la fructosa produ- cida en las vesículas seminales, el citrato y la fosfatasa áci- da elaborados en la próstata se relacionan con la producción de testosterona. El número de espermatozoides varía mucho entre los individuos normales y en el mismo hombre con el número de eyaculaciones, siendo los lími- tes de normalidad entre 20 y 200 millones por cm3. En hombres fértiles, más del 60% de los espermatozoides tie- nen movilidad in vitro al cabo de tres horas tras la eyacu- lación. El porcentaje de formas anormales no debe exceder nunca del 20%. El espermatozoide maduro de cada especie de mamí- fero tiene un aspecto distinto. El espermatozoide humano tiene una cabeza y una cola. La cabeza está constituida por el núcleo y el acrosoma, y la cola por el cuello, la par- te intermedia, la parte principal y la parte final. Esta cola es un flagelo que contiene una serie de filamentos. Gra- cias a la energía suministrada por las mitocondrias del cuello, estos filamentos imprimen movimiento al flagelo, permitiendo el desplazamiento de los espermatozoides (Fig. 80.3). La espermatogénesis se altera por el calor. Más con- cretamente, se ve afectada por la temperatura corporal de 37 °C. Por ello, los testículos, formados originalmente en estructuras vecinas al riñón primitivo o mesonefros, emi- gran a lo largo de la vida fetal hasta localizarse en las bol- sas escrotales, fuera del abdomen y siendo de esta forma susceptibles de ser refrigerados gracias a la rugosa piel escrotal. Si ello no ocurre aparece la criptorquidia, carac- terizada por la presencia de testículos intraabdominales y por alteraciones de la fertilidad. b) Las células de Sertoli Son altas, se extienden radialmente desde la membra- na basal en dirección a la luz tubular y, hasta hace poco tiempo, se suponía que su función era únicamente de sos- tén de las células germinales. Últimamente han cobrado un enorme interés por su participación en el transporte de sus- tancias dentro del túbulo seminífero, en el metabolismo de las células germinales, en el control de la espermatogéne- sis y en la producción de sustancias que controlan los nive- les de hormona foliculoestimulante (FSH), como se verá más adelante. F I S I O L O G Í A D E L T E S T Í C U L O 1027 Espermatozoide maduro Espermatozoide en metamorfosis Espermátide Espermatogonia Uniones estrechas Células De Sertoli Núcleo Cuerpos residuales Figura 80.2. Espermatogénesis en el seno de las células de Sertoli.
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