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cia de pulsos. De esta manera consigue no solamente incrementar o disminuir los niveles de ambas gonadotro- pinas, sino que es capaz de controlar por separado la LH y la FSH. Si se administra GnRH por vía intravenosa a razón de un pulso de 10-20 �g cada hora, se mantienen los nive- les de LH y FSH en un varón que tenga alterada su función hipotalámica; sin embargo, si se incrementa la frecuencia de administración a 5 ó más pulsos por hora, o incluso si se administra de manera continua, ambas gonadotropinas disminuyen al cabo de varios días. Al parecer ocurre un fenómeno denominado de regulación negativa (down- regulation) de receptores en las células gonadotropas hipo- fisarias, que las hace insensibles al estímulo con GnRH. Por el contrario, si se disminuye la frecuencia de adminis- tración de GnRH a un pulso cada 3 ó 5 horas, aparece una disminución neta de los niveles de LH con una subida al menos relativa de los niveles plasmáticos de FSH. La secreción fisiológicamente pulsátil de GnRH a nivel hipotalámico es capaz de desencadenar en las células gonadotropas de la hipófisis la liberación de LH y FSH. Sin embargo, la magnitud de la respuesta es proporcional al ambiente hormonal de esteroides sexuales y a los nive- les de inhibina. La respuesta de LH y FSH a los pulsos de GnRH se aumenta en presencia de activina. Estos datos demuestran que la GnRH y la activina interaccionan para facilitar la liberación de gonadotropinas. El GnRH no sólo estimula la secreción de LH y FSH, sino también su síntesis. Su mecanismo de acción sobre las células adenohipofisarias se ejerce por medio de recep- tores de membrana localizados en las células gonadotro- pas. Los receptores para LHRH se encuentran también sometidos a una regulación negativa por parte de la inhibi- na y a un cierto efecto estimulante por parte de la activina. Desde un punto de vista molecular, los pulsos cada 30 minutos de LHRH estimulan los tres tipos de subunidades de las gonadotropinas (�, LH y FSH), mientras que una frecuencia más alta estimula fundamentalmente la subuni- dad �, y una frecuencia lenta lo hace sólo sobre la FSH. La subunidad � mantiene su estímulo incluso con admi- nistraciones continuas de GnRH, mientras que las dos subunidades necesitan una administración pulsátil. Mecanismos de feedback hipotálamo-hipófiso-testiculares Los mecanismos fundamentales de regulación entre las gonadotropinas y la GnRH y los productos de secre- ción testicular siguen el principio de la retroalimentación negativa. Cuando bajan los niveles de T disminuye su efec- to inhibitorio sobre el hipotálamo, y se aumenta la secre- ción de GnRH, que a su vez estimula las gonadotropinas. La LH aumentada producirá una elevación de los niveles de T. La testosterona reduce la frecuencia de pulsos de GnRH modulando el sistema opiáceo. La secreción de FSH adenohipofisaria está regulada fundamentalmente por el sistema inhibina/activina, que tiene una acción selectiva sobre la hipófisis, disminuyendo la primera los niveles de FSH tanto basales como tras el estímulo con GnRH, sin modificar los niveles de LH, y ejerciendo la segunda un efecto contrario. A concentracio- nes mayores, la inhibina reduce el contenido hipofisario de FSH y LH e inhibe la secreción de ambas hormonas indu- cida por GnRH. Regulación paracrina testicular Además de los controles ejercidos por el hipotálamo y la hipófisis, el testículo tiene un sistema de regulación local, mediante secreciones paracrinas entre los distintos tipos celulares que lo forman. Es evidente que se inter- cambian factores de crecimiento y diferenciación entre las células de Leydig, las células peritubulares y las células de Sertoli. Sin embargo, las únicas comunicaciones célula- célula dentro del túbulo seminífero son las que se produ- cen entre las células de Sertoli y las células germinales o entre las mismas células germinales (Fig. 80.7). Por un lado se sabe que las funciones tubulares son moduladas por la actividad de las células intersticiales por medio de su secreción androgénica; pero también se ha visto más recientemente que los componentes de los túbu- los seminíferos son capaces de influir sobre las células de Leydig alterando su capacidad esteroidogénica en conso- nancia con las distintas fases de la espermatogénesis. Tan- to las células de Sertoli como las células germinales producen sustancias que por difusión son capaces de ejer- cer funciones paracrinas sobre las células de Leydig (Fig. 80.7). Existen además otros tipos celulares que también parecen jugar un papel en la regulación testicular local. Los macrófagos tienen a este nivel receptores para FSH y, bajo su estímulo, podrían actuar de “emisarios” o produc- tores de factores tipo EGF que ejercerían también un efec- to estimulante sobre las células de Leydig, especialmente potenciando la esteroidogénesis. Dentro del propio túbulo son las células de Sertoli las que desempeñan un papel más evidente, ya que por las carencias energéticas de las células germinales tienen que servirles de verdadera nodriza capaz de suministrar tanto metabolitos intermediarios para la glucólisis tipo lactato, como otros factores necesarios para su total desarrollo, como la transferrina, la ceruloplasmina y las somatomedi- nas IGF-1 y 2. La célula germinal posee receptores para estos productos derivados de la célula de Sertoli (receptor de transferrina, de IGF-1). También la ABP juega un papel paracrino, permitiendo el paso al túbulo de grandes canti- dades de andrógenos. La hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH, growth hormone-releasing hormone) también se produce en las células germinales, y parece regular la expresión génica en las células de Sertoli. Otros péptidos de la superfamilia del glucagón, así como sus receptores, se encuentran en el testículo, aunque su función es desco- nocida: se ha relacionado el VIP con la modulación del papel estimulador de las gonadotropinas en la esteroidogé- 1036 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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