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2- Sistema Endocrino

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Dr. Fernando D. Saraví 
 
Las células de nuestro organismo están inmersas en 
una fase líquida que Claude Bernard (1813-1878) 
denominó medio interno. Bernard comprendió que 
la estabilidad físico-química del medio interno es 
una condición indispensable para la vida. La 
función normal de las células solamente puede 
mantenerse si la temperatura, la osmolaridad, el pH 
y, en general, la composición química del ambiente 
que las rodea se mantienen dentro de límites 
relativamente estrechos. 
 En el mismo sentido, Walter Bradford 
Cannon (1971-1945) propuso en 1928 el concepto 
de homeostasis (del griego homo, “similar” y 
stasis, “estado”). En fisiología, el término 
“homeostasis” comprende, por una parte, el 
conjunto de mecanismos reguladores que permiten 
mantener la constancia del medio interno y por otra 
el resultado de la acción armónica de dichos 
mecanismos. 
 Para mantener la homeostasis, los 
organismos multicelulares requieren sistemas de 
comunicación entre células, tejidos y órganos que 
coordinen sus actividades, permitiendo un 
funcionamiento armónico y eficaz. Actualmente se 
reconocen tres sistemas de comunicación, a saber: 
el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema 
endocrino. 
Hasta principios del siglo XX se creía que 
las funciones de comunicación dependían 
exclusivamente del sistema nervioso. En 1902 
William Bayliss y Ernest Starling demostraron la 
existencia de un mensajero químico producido en 
el duodeno que, liberado a la sangre, estimulaba la 
secreción pancreática, al que llamaron “secretina”. 
La secretina fue la primera de un gran número de 
secreciones internas o endocrinas (en contraste 
con las secreciones externas o exocrinas) que se 
han caracterizado desde entonces y forman el vasto 
campo de estudio de la endocrinología. 
Posteriormente Starling empleó el término 
“hormona” (del griego hormao, “yo excito”) para 
referirse a sustancias químicas que son llevadas por 
el torrente sanguíneo desde el órgano que las 
produce hasta el órgano sobre el cual ejercen su 
acción. 
El reconocimiento de que ciertas glándulas 
(como la tiroides o la suprarrenal) producen 
exclusivamente secreciones internas, llevó a la 
definición clásica de hormona: una sustancia 
química producida por una glándula cuya secreción 
se vuelca a la sangre y es llevada por ésta hasta el 
tejido u órgano en el cual produce su efecto. 
El avance del conocimiento exige ampliar 
el concepto de hormona, teniendo en cuenta que: 
1. Las hormonas pueden ser producidas por 
células no glandulares, como neuronas 
(especialmente las hipotalámicas: vasopresina, 
oxitocina, hormonas liberadoras e inhibidoras), 
células musculares (cardiomiocitos- péptidos 
natriuréticos) y adiposas (leptina). 
2. Las hormonas pueden ejercer efectos celulares 
sin necesidad de alcanzar el torrente sanguíneo 
para ejercer su acción. Estos efectos se 
denominan paracrinos cuando son ejercidos 
por una célula sobre células vecinas o 
autocrinos cuando la célula que secreta la 
hormona es influenciada por su propia 
secreción. Como ejemplo de efectos paracrinos 
pueden mencionarse las acciones de los 
esteroides sexuales en las gónadas. Un ejemplo 
de efecto autocrino es el del factor de 
crecimiento epidérmico sobre las células que lo 
producen. 
Las hormonas son agentes biológicos muy 
potentes, que poseen efectos celulares definidos en 
concentraciones muy bajas (típicamente del orden 
nanomolar). Su elevada potencia se debe a que 
actúan ligándose reversiblemente a moléculas 
celulares específicas denominadas receptores 
hormonales, cuya ocupación inicia procesos 
bioquímicos de señalización intracelular. Los 
principales receptores y sus mecanismos de 
transducción se describirán luego bajo el título 
MECANISMOS DE ACCIÓN HORMONAL. 
 
GLÁNDULAS, TEJIDOS Y ÓRGANOS 
ENDOCRINOS 
Las glándulas de secreción interna son: 
 
1. La hipófisis 
2. La tiroides 
3. Las paratiroides 
4. Las adrenales 
5. Las gónadas 
6. El páncreas 
 
Desde luego, el páncreas cumple asimismo una 
función exocrina como productor de jugo alcalino 
Organización del 
sistema endocrino 
Posgrado-00
Sello
Organización del sistema endocrino 
Dr. Fernando D. Saraví 
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rico en enzimas digestivas. La función endocrina 
está limitada a los islotes de Langerhans. 
Como se dijo, además de las glándulas citadas 
otros órganos y tejidos secretan hormonas. En la 
Tabla 1 hay una lista de las estructuras secretoras 
y sus principales productos endocrinos. 
 
NATURALEZA QUÍMICA DE LAS HORMONAS 
La mayor parte de las sustancias reconocidas como 
hormonas pertenecen a uno de los siguientes 
grupos químicos: esteroides, péptidos, 
glicoproteínas y aminas (Tabla 2). A continuación 
se reseñan sus principales propiedades. 
 
Esteroides 
Los esteroides son hormonas de naturaleza lipídica, 
ya que derivan del colesterol y están relacionadas 
con el ciclopentanoperhidrofenantreno. 
Son secretados por la corteza adrenal, las 
gónadas y la placenta. Los esteroides incluyen 
glucocorticoides, mineralocorticoides, andrógenos, 
estrógenos y progestágenos. Los esteroides que 
cada una de las glándulas citadas produce y libera 
dependen de la dotación enzimática y vías de 
síntesis que posea la glándula específica.1 
 
1 El 1,25-dihidroxicolecalciferol o calcitriol es 
también un esteroide, pero su síntesis es compleja y 
se estudiará en el capítulo correspondiente. 
Tabla 1: Órganos y tejidos productores de hormonas. 
 
Estructura Principales hormonas 
Glándulas endocrinas clásicas 
Hipófisisis 
 Adenohipófisis Hormona del crecimiento, corticotropina, tirotropina, 
gonadotropinas (FSH y LH), prolactina 
 Neurohipófisis Vasopresina, oxitocina 
Tiroides Triiodotironina, tiroxina, calcitonina 
Paratiroides Hormona paratiroidea 
Suprarrenales (adrenales) 
 Corteza Cortisol, aldosterona, andrógenos 
 Médula Adrenalina, noradrenalina 
Gónadas 
 Testículo Testosterona, estradiol, inhibina, activina, hormona inhibidora 
de los conductos de Müller 
 Ovario Estradiol, progesterona, andrógenos, inhibina, activina, 
péptido liberador de FSH, relaxina, folistatina 
Placenta Gonadotropina coriónica humana, lactógeno placentario 
humano, progesterona, estrógenos, relaxina, inhibina, 
corticoliberina (CRH) 
Páncreas Insulina, glucagon, somatostatina, péptido intestinal 
vasoactivo, polipéptido pancreático, gastrina 
Pineal Melatonina, aminas biógenas, péptidos 
Órganos endocrinos no clásicos 
Hipotálamo Corticoliberina (CRH), tiroliberina (TRH), gonadoliberina 
(GnRH), somatoliberina (GHRH), somatostatina, diversos 
factores de crecimiento 
Corazón Atriopeptinas (péptidos natriuréticos auriculares) 
Riñón Eritropoyetina, calcitriol 
Hígado Factor símil insulina 1 (IGF-1), hepcidina 
Tracto digestivo Gastrina, secretina, colecistokinina, péptido intestinal 
vasoactivo (VIP), enteroglucagon, péptido liberador de 
gastrina, ghrelina 
Tejido adiposo Leptina, adiponectina, resistina 
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 Los esteroides son compuestos no polares, 
liposolubles, que atraviesan fácilmente las 
membranas biológicas. En general, se secretan tan 
pronto se sintetizan, y como consecuencia las 
glándulas esteroidogénicas poseen cantidades muy 
limitadas de sus productos de secreción. 
 Debido a su escasa hidrosolubilidad, los 
esteroides circulan en el plasma mayormente 
unidos de manera reversible a proteínas (P). La 
escasa concentración de esteroide libre (S) se 
encuentra en equilibrio con la fracción unida a 
proteína (SP): 
 
SP ↔ S + P 
 
La concentración total de la hormona en 
plasma es la suma de ambas fracciones. La fracción 
libre es la que tiene puede difundir al intersticio y 
ejercer su efecto biológico sobre las células que 
responden al esteroide en cuestión. 
No obstante, la fracción de esteroide unida 
a proteínasposee gran importancia por tres 
razones: 
1. Constituye un reservorio accesible de la 
hormona en cuestión. 
2. Reduce las fluctuaciones de la 
concentración plasmatica de esteroide libre 
frente a cambios en la tasa de secreción. 
3. Prolonga la vida media del esteroide en 
circulación, al reducir su tasa de 
depuración metabólica (solamente la 
fracción libre está sujeta a depuración). 
 
Las acciones mejor caracterizadas de las 
hormonas esteroides requieren su ingreso a las 
células blancos y su interacción con receptores 
intracelulares, cuya ocupación modifica la 
expresión génica y por tanto la síntesis de proteínas 
efectoras (efectos genómicos). Por esta razón, el 
efecto de un esteroide tiene generalmente una 
latencia de horas. 
Adicionalmente, diversos esteroides pueden 
también actuar sobre receptores de membrana 
acoplados a sistemas efectores intracelulares que no 
requieren cambios en la expresión génica, y por 
tanto se manifiestan en segundos o minutos. En 
general, estos efectos no genómicos complementan 
o amplifican los efectos genómicos antes 
mencionados. 
 Por su naturaleza liposoluble, la mayoría de 
las hormonas esteroides y sus análogos sintéticos 
llegan a la circulación general luego de su 
administración oral. Una excepción importante es 
la testosterona. 
 
Péptidos y glicoproteínas 
Constan de una o más cadenas de aminoácidos, a 
los cuales se les añaden glúcidos en el caso de las 
Tabla 2: Clases de hormonas según su estructura química (Porterfield). 
 
Esteroides Polipéptidos Glicoproteínas Aminas 
Aldosterona 
Cortisol 
Estradiol 
Progesterona 
Testosterona 
1,25-dihidroxi-
colecalciferol 
(calcitriol) 
 
Corticotropina (ACTH) 
Prolactina 
Somatotropina (GH) 
Angiotensina II 
Calcitonina 
Hormona paratiroidea (PTH) 
Vasopresina (ADH) 
Oxitocina 
Factores de crecimiento (IGFs, 
NGF, EGF, etc) 
Colecistokinina 
Secretina 
Gastrina 
Relaxina 
Inhibina 
Insulina 
Glucagon 
Hormonas hipotalámicas 
Ghrelina 
Adrenomedulinas 
Hormona 
folículostimulante (FSH) 
Hormona luteinizante 
(LH) 
Tirotropina (TSH) 
Gonadotropina coriónica 
humana (hCG) 
Adrenalina 
Noradrenalina 
Dopamina 
Tiroxina 
Triiodotironina 
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glicoproteínas. Son en general polares, 
hidrosolubles y no atraviesan las membranas. 
El hipotálamo, la hipófisis, las paratiroides, 
las células parafoliculares de la tiroides, el páncreas 
endocrino y la placenta secretan hormonas 
peptídicas y glicoproteicas. El miocardio, el riñón, 
el epitelio digestivo y el tejido adiposo también 
producen hormonas de esta clase. 
Se sintetizan como precursores en 
polirribosomas, con un péptido-señal de 15 a 30 
aminoácidos en el extremo N. Un complejo de 
reconocimiento detiene la síntesis hasta que se 
produce el anclaje en el aparato de Golgi. Allí el 
bloqueo desaparece y continúa la síntesis. El 
péptido-señal es clivado por una peptidasa. Se 
completa la síntesis y en el interior de la cisterna 
puede ser glicosilado. Posteriormente el producto 
es almacenado en vesículas secretoras con 
membranas lipídicas. 
 Frente a una señal apropiada, la hormona 
peptídica o glicoproteica es liberada por excitosis 
de las vesículas mediada por Ca2+, que interactúa 
con el citoesqueleto. 
 La mayoría de las hormonas de esta clase 
circula en plasma en forma libre, por lo cual tienen 
vida media plasmática breve, del orden de minutos. 
Son excepciones importantes la hormona de 
crecimiento (somatotropina) y los factores de 
crecimiento similares a la insulina (IGF) que se 
unen a proteínas específicas en el plasma. 
 Los péptidos y glicoproteínas no ingresan a 
las células blanco, sino que se ligan a receptores 
de membrana. Por esta razón sus efectos iniciales 
son rápidos (segundos a minutos), aunque en 
muchos casos también poseen efectos de desarrollo 
más lento, como por ejemplo en la división celular. 
 De ser necesaria su administración 
terapéutica, las hormonas de esta clase se 
administran por vía parenteral (inyectable) y en 
algunos casos (calcitonina, vasopresina, oxitocina) 
por vía nasal. La vía oral es inapropiada porque son 
digeridas en el tracto digestivo. 
 
Aminas 
Incluyen a las hormonas tiroideas y las 
catecolaminas, producidas respectivamente por los 
folículos tiroideos y la médula adrenal. Ambos 
grupos derivan del aminoácido aromático tirosina, 
pero presentan importantes diferencias. 
Las hormonas tiroideas, tiroxina y 
triiodotironina, se sintetizan como parte de una 
proteína yodada, la tiroglobulina, que se almacena 
en los folículos tiroideos. Por tanto, la tiroides 
posee una elevada cantidad de hormonas 
almacenada. 
La solubilidad en agua de las hormonas 
tiroideas es limitada, pero es mayor en lípidos. 
Circulan en plasma unidas a proteínas, lo que les 
otorga una vida media larga (días). 
Las hormonas tiroideas pueden atravesar 
las membranas biológicas pasivamente y por medio 
de transportadores específicos. Dentro de la célula 
se ligan a receptores unidos al ADN y modifican la 
expresión génica. La tiroxina y la triiodotironina se 
pueden administrar por vía oral. 
Las catecolaminas (dopamina, adrenalina y 
noradrenalina) son sintetizadas por neuronas 
postganglionares simpáticas, la médula adrenal y 
ciertas neuronas del sistema nervioso central. No 
cruzan con facilidad las membranas, se almacenan 
en vesículas de núcleo denso, son hidrosolubles, 
circulan en plasma mayormente en forma libre y 
poseen vida media breve. Actúan sobre receptores 
de membrana. No pueden administrarse por vía 
oral por ser metabolizadas en el epitelio intestinal. 
 
Otras sustancias 
Existen muchos agentes biológicos de diferente 
naturaleza que comparten ciertas propiedades con 
las hormonas “clásicas” mencionadas pero no se 
incluyen entre ellas. Por ejemplo, los eicosanoides 
derivan del ácido araquidónico (lípido). Incluyen 
prostaglandinas, leucotrienos, prostaciclina y 
tromboxanos. Aunque son liposolubles, actúan 
sobre receptores de membrana. Son producidos por 
muchos tejidos y sus acciones son principalmente 
paracrinas y autocrinas. Otras sustancias con 
efectos paracrinos son las aminas serotonina e 
histamina y el gas óxido nítrico. 
 
FUNCIONES DE LAS HORMONAS 
Antes de reseñar los principales procesos 
fisiológicos sujetos a regulación hormonal, 
conviene considerar algunos aspectos generales. 
1. La capacidad de un tejido para responder a una 
hormona depende de la presencia de receptores 
para la misma en sus células. Algunas 
enfermedades endocrinas, como la resistencia 
completa a los andrógenos, se deben a defectos 
en los receptores hormonales. 
2. Una hormona determinada puede tener 
múltiples efectos en diversos tejidos, propiedad 
llamada pleiotropía. Por ejemplo, la 
testosterona activa la espermatogénesis, 
estimula el crecimiento del vello corporal, 
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aumenta la masa muscular, incrementa la masa 
de eritrocitos circulante, inhibe la liberación de 
gonadotropinas y actúa sobre el sistema 
nervioso central estimulando el deseo sexual 
(líbido) y la agresividad. 
3. La otra cara de la moneda es que múltiples 
hormonas cooperan para regular ciertos 
procesos y funciones. En algunos casos, las 
diferentes hormonas tienen efectos 
complementarios que se potencian entre sí 
(sinergia), mientras que en otros los efectos 
son antagónicos. 
El desarrollo de la glándula mamaria y la 
lactancia provee un ejemplo de sinergia. Su 
desarrollo depende de estrógenos, progesterona y 
prolactina. Esta última es necesaria para que se 
secrete leche, y la oxitocina para que la leche sea 
eyectada. Adicionalmente, se requiere hormonas 
tiroideas y cortisol, que no promueven el desarrollo 
mamario, pero son necesarias para que la glándula 
responda a las otras hormonas citadas. Este tipo de 
influencia se denomina acción permisiva, en 
contraste con las acciones primarias de los 
estrógenos, la progesterona y la prolactina. 
Un ejemplo deantagonismo es el efecto 
opuesto que tiene la aldosterona y las atriopeptinas 
sobre la retención renal de Na+. Las hormonas 
leptina y ghrelina tienen influencia opuesta sobre el 
apetito y la ingesta de alimentos. Asimismo, la 
hormona paratiroidea y la calcitonina tienen efectos 
antagónicos sobre la calcemia. 
 
Crecimiento y desarrollo 
Como se verá en el capítulo correspondiente, el 
crecimiento y desarrollo normal exige la 
participación de múltiples hormonas, incluyendo 
insulina, factores insulinosímiles, somatotropina, 
hormonas tiroideas, glucocorticoides y esteroides 
sexuales. El crecimiento y desarrollo del hueso 
requiere además de calcitriol. 
 
Mantenimiento del medio interno 
El mantenimiento de la constancia del volumen y la 
composición del líquido extracelular es esencial 
para conservar la función celular y la presión 
arterial. Un gran número de hormonas participa en 
esta función. Las principales son el sistema renina-
angiotensina-aldosterona, la vasopresina, las 
atriopeptinas y las adrenomedulinas. 
 
Metabolismo intermedio y balance energético 
La actividad de las vías metabólicas responsables 
de la síntesis y degradación de hidratos de carbono, 
lípidos y proteínas, y la relación entre estos 
procesos, está continuamente regulada por un 
conjunto de hormonas. Entre las principales se 
destaca la insulina, pero también son importantes la 
somatotropina, los factores insulinosímiles, la 
adrenalina, el glucagon, los glucocorticoides y las 
hormonas tiroideas. 
Para mantener su estructura y función, el 
organismo debe regular también la incorporación 
de alimentos (ingesta). Varias hormonas, como 
leptina, orexinas y ghrelina regulan la conducta 
alimentaria y contribuyen a la relativa constancia 
de la masa y composición corporal en el tiempo. 
 
Reproducción 
La reproducción es indispensable para perpetuar la 
especie. El desarrollo y la maduración de los 
órganos sexuales, la producción de gametos están 
reguladas por complejas interacciones entre la 
gonadoliberina secretada por el hipotálamo, las 
gonadotropinas hipofisiarias y los esteroides 
sexuales. Las hormonas también influyen en el 
comportamiento sexual y reproductivo. Otras 
hormonas, producidas por la placenta, se requieren 
para mantener el embarazo. La oxitocina facilita el 
parto, promueve la conducta materna y, junto con 
la prolactina, permite la lactancia. 
 
REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN HORMONAL 
Conjuntamente con el sistema nervioso, el sistema 
endocrino favorece la constancia del medio interno 
(homeostasis) y la adaptación frente a determinadas 
situaciones fisiológicas y patológicas (alostasis). 
Además regula una serie de funciones orgánicas. 
Organización del sistema endocrino 
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6
 Para que las hormonas cumplan 
adecuadamente sus funciones fisiológicas, es 
necesario que las propias secreciones hormonales 
sean cuidadosamente reguladas. Muchas 
enfermedades endocrinas se deben a defectos de 
regulación, que conducen a un exceso o un déficit 
hormonal. 
 La forma más común de regulación es la 
retroalimentación. En ella, la hormona produce un 
efecto y este último modifica directa o 
indirectamente la tasa de secreción de la hormona. 
La retroalimentación puede ser negativa o (más 
raramente) positiva (Fig. 1). 
 La regulación de la secreción de la primera 
hormona descubierta, la secretina, proporciona un 
ejemplo clásico de retroalimentación negativa (Fig. 
2). La llegada al duodeno de quimo ácido 
proveniente del estómago estimula la secreción de 
secretina por parte de las células S del epitelio 
duodenal. La secretina induce la producción de 
abundante jugo pancreático alcalino que neutraliza 
el contenido de la luz duodenal y de este modo 
cancela el estímulo para la liberación de secretina. 
En este caso, la retroalimentación se debe a la 
reducción de la concentración de protones en el 
contenido duodenal. 
 En la retroalimentación negativa, la 
respuesta endocrina tiende a cancelar el mismo 
cambio que la originó, dando como resultado la 
atenuación de las fluctuaciones del sistema. 
 Varias hormonas importantes son reguladas 
por retroalimentación negativa mediada por la 
concentración plasmática de sustancias no 
hormonales. 
Por ejemplo, la secreción de hormona 
paratiroidea es estimulada por una reducción de la 
calcemia. La hormona causa una elevación de la 
calcemia y de este modo cancela la señal 
que originó un aumento de su secreción. 
Otro ejemplo es la secreción de insulina, 
que es estimulada por un aumento de la 
glucemia. La insulina causa una 
reducción de la glucemia, suprimiendo así 
la señal que incrementó su secreción. 
Nótese que en el primer caso el estímulo 
para la secreción hormonal es la 
disminución de la calcemia y en el 
segundo el aumento de la glucemia. No 
obstante, en ambos casos la 
retroalimentación es negativa porque la 
hormona correspondiente tiende a anular 
la alteración original (aumentar la 
calcemia o reducir la glucemia en los 
ejemplos dados). 
Otras formas de retroalimentación negativa 
operan cuando una hormona estimula la liberación 
de otra hormona (Fig. 1). Si la hormona Y estimula 
la secreción de la hormona Z, el aumento de la 
concentración plasmática de Z inhibe la secreción 
de Y. Esta modalidad se aplica particularmente a 
las hormonas hipofisiarias que estimulan 
secreciones de otras glándulas endocrinas. 
Por ejemplo, la secreción hipofisiaria de 
corticotropina estimula la secreción de cortisol por 
la corteza suprarrenal. El aumento de la secreción 
de cortisol inhibe a su vez la liberación de 
corticotropina. 
En algunos casos existen múltiples asas de 
retroalimentación negativa (Fig. 3). El ejemplo 
citado de la liberación de corticotropina y cortisol 
corresponde a un asa corta. Si la glándula 
secretora de una hormona regula su propia 
secreción por un efecto autocrino, el asa se 
denomina ultracorta. A la inversa, existen asas 
largas. En el ejemplo de la corticotropina, la 
secreción de ésta es estimulada por la hormona 
hipotalámica corticoliberina. El cortisol inhibe la 
liberación de corticotropina no sólo actuando sobre 
la hipófisis, sino también sobre el hipotálamo, al 
reducir la liberación de corticoliberina. 
La retroalimentación positiva es mucho 
menos común. El ejemplo clásico es el efecto 
estimulante de los estrógenos sobre la liberación de 
gonadotropinas, que a su vez estimulan la 
liberación de más estrógenos y finalmente 
desencadenan la ovulación. 
La retroalimentación negativa tiende a 
hacer que el sistema controlado se mantenga 
relativamente estable en el tiempo, mientras que la 
retroalimentación positiva es intrínsecamente 
Organización del sistema endocrino 
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inestable y requiere de algún mecanismo adicional 
que interrumpa el ciclo de estimulación recíproca 
(en el ejemplo citado, la ovulación y posterior 
formación del cuerpo lúteo). 
La retroalimentación negativa es un factor 
a tener en cuenta cuando se emplean preparados 
hormonales. Por ejemplo, la administración de un 
glucocorticoide potente reducirá por 
retroalimentación negativa la secreción de 
corticotropina. Si se suprime la administración 
luego de un tratamiento prolongado, la 
recuperación de la secreción normal de 
corticotropina y la respuesta de la corteza adrenal 
puede requerir cierto tiempo. Por esta razón, luego 
de la administración de dosis altas de 
glucocorticoides por más de una semana, la 
suspensión de la hormona exógena debe hacerse de 
manera gradual, que permita al sistema regulador 
normal recuperar su función normal. La 
administración exógena también puede resultar en 
reducción del número de receptores o menor 
eficacia del acoplamiento del complejo hormona-
receptor (downregulation). 
Además de control por retroalimentación, 
existen casos de control por anteroalimentación, 
en los cuales una señal estimulante (o inhibitoria) 
no es directamente regulada negativamente por el 
cambio que produce. Retomando el ejemplo de lainsulina, el principal regulador de su secreción es la 
glucemia. No obstante, el aumento de 
concentración de glucosa en la luz intestinal 
estimula la liberación de insulina antes que la 
glucosa sea absorbida y produzca cambios en la 
glucemia. El aumento postprandial de la glucemia 
es menor que si no hubiera anteroalimentación. De 
este modo, en el contexto de un sistema regulado 
por retroalimentación, la anteroalimentación se 
anticipa y atenúa los cambios en la variable 
regulada, en este caso la glucemia. 
 
Variaciones cíclicas de la secreción hormonal 
A menudo las secreciones endocrinas presentan 
ritmos carácterísticos, generados endógenamente 
pero regulados por influencias externas, como la 
iluminación ambiental. Estos ritmos son 
importantes para la función normal. Muchos de 
estos ritmos tienen un ciclo con un período 
próximo a las 24 h y se llaman circadianos. Por 
ejemplo, la secreción de cortisol aumenta durante la 
noche, alcanza el máximo entre las 6 y las 8, luego 
desciende en la mañana, se estabiliza al mediodía y 
cae al mínimo a última hora de la tarde. 
Existe asimismo secreción pulsátil, con 
ciclos menores de 24 h, para diversas hormonas 
como somatotropina y LH. Algunas hormonas, 
como testosterona, se segregan de manera pulsátil 
con ciclos de 60 a 90 min. La pulsatilidad es 
importante para mantener el número y función de 
los receptores y la capacidad de respuesta de los 
tejidos. 
Por otra parte, la concentración media de 
estrógenos y progesterona en la mujer en edad 
reproductiva oscila normalmente con un período 
largo de un mes, correspondiente al ciclo 
menstrual. 
 
USOS TERAPÉUTICOS DE LAS HORMONAS 
Las hormonas o sus análogos sintéticos pueden 
en general emplearse en terapéutica para: 
1. Suplir una deficiencia, como terapia de 
reemplazo. Por ejemplo, la administración de 
insulina a pacientes diabéticos o de tiroxina a 
pacientes hipotiroideos, 
2. Lograr un efecto específico con dosis que no 
elevan los valores plasmáticos por encima del 
rango fisiológico. Por ejemplo, el empleo de 
asociaciones de estrógenos y progestágenos 
como contraceptivos. 
3. Obtener con dosis altas efectos hormonales que 
no son obvios en concentraciones fisiológicas. 
Por ejemplo, el uso de glucocorticoides como 
antiinflamatorios, o de calcitonina para tratar la 
osteoporosis. 
Fig. 3 
 
Dr. Fernando D. Saraví 
 
Las acciones de las hormonas sobre los tejidos 
son mediadas por receptores específicos, en 
general proteínas, que se unen reversiblemente a 
la hormona en cuestión con elevada afinidad 
mediante interacciones hidrofóbicas y 
electrovalentes. 
Como consecuencia de la unión entre la 
hormona y el receptor, este último sufre 
modificaciones estructurales que desencadenan 
respuestas celulares. 
Las hormonas solamente producen 
efectos directos en aquellos tejidos que poseen 
receptores para ellas. Por esta razón, diferentes 
hormonas que actúan a través de un mismo tipo 
de receptor y mecanismo de acoplamiento pueden 
tener efectos fisiológicos muy diversos porque las 
células que responden son diferentes en cada 
caso. 
Además de su alta afinidad química, 
cada receptor posee elevada especificidad para la 
hormona que lo activa. Esto significa que el 
receptor para una hormona determinada no liga, o 
liga muy débilmente, otras hormonas análogas 
pero no iguales. 
La afinidad de la unión hormona-receptor 
se cuantifica mediante la constante de 
disociación Kd. En un sistema que posea una 
sola clase de receptores que no interactúan entre 
sí, la constante de disociación corresponde a la 
concentración de la hormona a la cual, en el 
equilibrio, 50 % de los receptores están ligados a 
la hormona. La afinidad es inversamente 
proporcional a Kd. Las Kd de los receptores 
hormonales se hallan generalmente en el rango de 
concentraciones nanomolar (10
-9 
mol/L)
 
a 
picomolar (10
-12 
mol/L). 
 
Relación entre concentración y respuesta 
Las células poseen un número finito de 
receptores, por lo cual la unión hormona-receptor 
es un proceso saturable. En el equilibrio, se 
cumple que la concentración de receptores 
ocupados (HR) depende de las concentraciones 
de la hormona (H), de los receptores (R) y de la 
Kd: 
H + R ↔ HR 
 
 
 
 
 
 
 
En el caso más simple existe una relación 
sigmoidea entre el logaritmo de la concentración 
hormonal y la fracción de receptores ocupados 
(Fig. 1). Si el efecto máximo de la hormona se 
produce cuando todos los receptores están 
ocupados, la relación entre concentración y efecto 
biológico tiene la misma forma. En este caso, 
cuando la concentración de la hormona 
corresponde a la Kd del complejo hormona-
receptor, el efecto es 50 % del máximo. 
 No obstante, en muchos casos la 
respuesta máxima se produce con una 
concentración hormonal muy inferior a la 
necesaria para saturar los receptores. Por 
ejemplo, la estimulación de la síntesis de 
testosterona en las células de Leydig es máxima 
con una concentración de hormona luteinizante 
que ocupa aprox. 1 % de los receptores 
presentes. En otros casos se obtienen respuestas 
máximas con concentraciones que ligan 2 ó 3 % 
de los receptores. La fracción de receptores que 
no necesita ligarse para una respuesta máxima se 
denomina de receptores de reserva. 
 La expresión “receptores de reserva” es 
desafortunada porque sugiere que tales receptores 
no se emplean, cuando en realidad se refiere a la 
fracción que no está ligada a la hormona cuando 
el efecto de ésta es máximo. Debido a la cinética 
de la unión entre hormona y receptor indicada en 
las ecuaciones anteriores, la presencia de 
receptores de reserva tiene importancia 
fisiológica. Sería más apropiado llamarlos 
receptores redundantes. 
En términos generales, a mayor 
concentración de receptores de reserva, menor es 
][
]].[[
HR
RH
Kd 
Kd
RH
HR
]].[[
][ Mecanismos de 
acción hormonal 
Fig. 1 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
2 
la concentración de hormona necesaria para una 
respuesta máxima. Por ejemplo, si una célula 
tiene un total de 10 000 receptores para una 
hormona y 80 % son receptores de reserva, la 
respuesta máxima se alcanza cuando 2000 
receptores (20 %) están ligados a la hormona. Si 
el número total de receptores fuera de 5 000, se 
requeriría que 40 % de los receptores (2000 de 
5000) ligaran la hormona. Debido a la ley de 
acción de masas, esto requiere una concentración 
de hormona mayor (con Kd constante). Si la 
célula tuviera menos de 2000 receptores, además 
de desplazarse la curva concentración-efecto, la 
respuesta máxima disminuiría. 
En síntesis, la presencia de receptores de 
reserva causa una mayor sensibilidad de la 
célula a los efectos de la hormona. 
Adicionalmente, la ocupación de receptores de 
reserva permite prolongar la respuesta a una 
hormona cuando sus niveles plasmáticos 
descienden. 
 
Regulación de los receptores 
Los receptores son proteínas, y como las demás 
proteínas celulares sufren un continuo recambio. 
La concentración de receptores está regulada 
dinámicamente. En general, tiende a disminuir 
frente a una acción hormonal sostenida 
(downregulation o decremento regulado) y a 
aumentar frente a una deprivación hormonal 
(upregulation o incremento regulado). El 
decremento regulado puede ocurrir por una 
disminución en la síntesis del receptor, por un 
aumento en su tasa de degradación, o por ambos 
fenómenos a la vez. A la inversa, el incremento 
regulado puede deberse a mayor tasa de síntesis, 
menor tasa de degradación o ambas cosas. 
 Otras formas de regulación más rápidas 
son complementarias de las anteriores. Por 
ejemplo, pueden cambiar la afinidad del receptor 
por la hormona o reducir la respuesta intracelular 
a la ocupación del receptor. Algunos de estos 
efectos rápidos son mediados por kinasas que 
fosforilan los receptores, o fosforilasas que 
tienen el efecto opuesto.Aunque existen particularidades con 
respecto a los mecanismos de transducción de las 
señales originadas por la interacción hormona-
receptor, también hay características generales 
que se describirán a continuación. 
 Una primera generalización concierne a 
la localización celular de los receptores, que 
según el caso se encuentran dentro de la célula 
(en el citoplasma o el núcleo) o, por el contrario, 
en la membrana celular. 
 
 
RECEPTORES DE MEMBRANA 
Las hormonas hidrosolubles, que no ingresan 
fácilmente a las células, actúan sobre proteínas 
integrales de membrana cuyo sitio de unión a la 
hormona se halla en la cara externa de la 
membrana. Las catecolaminas y las hormonas 
peptídicas y glicoproteicas se ligan a receptores 
de membrana. 
La ocupación de receptores de membrana 
por la hormona correspondiente es seguida de 
modificación de la actividad de alguna enzima 
unida a la membrana que activa o inhibe la 
producción de moléculas que actúan como 
segundos mensajeros intracelulares (la hormona 
es el “primer mensajero”). Los principales 
sistemas de segundos mensajeros son los de 
ciclasas de nucleótidos, fosfatidilinositol, Ca
2+
-
calmodulina y diversas kinasas. Los sistemas de 
segundos mensajeros no solamente traducen la 
señal hormonal sino que la amplifican 
notablemente, ya que cada molécula enzimática 
activada actúa sobre numerosas moléculas de 
sustrato. 
Fig. 2 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
3 
 Los principales tipos de receptor 
hormonal de membrana pertenecen a las 
siguientes clases (Fig 2): 
 
1. Receptores acoplados a proteínas G 
2. Receptores con actividad de guanilato 
ciclasa 
3. Receptores con actividad intrínseca de 
tirosina kinasa y 
4. Receptores que reclutan kinasas 
intracelulares. 
 
Receptores acoplados a proteínas G 
Esta es la mayor superfamilia de receptores, que 
tienen ciertas características estructurales en 
común un extremo N extracelular, siete hélices 
que atraviesan la membrana y un extremo amino 
terminal. Se asocian con heterotrímeros llamados 
proteínas G por su afinidad por el GTP.
1
 El 
extremo N está glicosilado. La quinta asa de 
conexión entre los segmentos transmembrana es 
la región que se liga a las proteínas G (Fig. 3). 
Las proteínas G tienen tres subunidades 
llamadas alfa, beta y gamma. En ausencia de 
estímulo, la subunidad alfa está ligada a GDP. 
Cuando la hormona ocupa el receptor, la proteína 
G cede el GDP. La subunidad alfa liga GTP y se 
disocia del dímero beta-gamma. Dichas 
subunidades así disociadas son capaces de 
modificar la actividad de enzimas y de canales 
iónicos. 
 Las proteínas G acopladas a receptores 
para hormonas y otros mediadores químicos se 
clasifican en Gs, Gi, Gq (ó Gq/11) y G12/G13. 
La diferencia está dada por la subunidad alfa (s, 
i y q respectivamente). Las subunidades beta y 
gamma son similares para todas ellas. La proteína 
Gs estimula la adenilato ciclasa, mientras que la 
proteína Gi la inhibe. La proteína Gq activa otra 
enzima ligada a la membrana, la fosfolipasa C. 
La proteína G2/G13 activa a GTPasas de las 
familias Ras y Rho, pero no será tratada aquí. 
 Las catecolaminas, gonadotropinas, 
tirotropina, corticotropina, hormona paratiroidea 
y calcitonina son ejemplos de hormonas que 
interactúan con receptores acoplados a proteínas 
G. La lista incluye otros los receptores para otros 
mediadores como prostaglandinas, factor 
activador de las plaquetas (PAF), histamina, 
serotonina, acetilcolina (receptores 
 
1
 Curiosamente, el primer receptor asociado a 
proteína G que se descubrió no es un receptor 
hormonal, sino el pigmento visual rodopsina, que 
tiene un papel central en originar una señal 
químioeléctrica tras interactuar con fotones del 
rango visible, esencial para la visión. 
muscarínicos) y opiopeptinas (opioides 
endógenos). 
 La vía de señalización de los receptores 
acoplados a proteína G depende de la clase de 
ésta. 
 
Adenilato ciclasa. En el caso de 
proteínas Gs y Gi, las subunidades alfa se 
disocian del dímero beta-gamma, ligan GTP y 
estimulan o inhiben, respectivamente, la síntesis 
de cAMP (Fig. 4). El cAMP actúa sobre una 
kinasa de los grupos hidroxilo de serina y 
treonina llamada PKA. La PKA tiene dos 
subunidades catalíticas unida a dos subunidad 
reguladoras. El cAMP se une a las subunidades 
reguladoras, lo cual deja libres a las subunidades 
catalíticas para fosforilar numerosas proteínas 
que median diversos efectos celulares, muchos de 
ellos rápidos. El cAMP tiene otros efectos 
rápidos que no son mediados por PKA, como la 
regulación de los canales iónicos del nódulo 
sinusal, responsable del ritmo cardíaco (Ver 
ELECTROFISIOLOGÍA CELULAR CARDÍACA). 
El cAMP posee asimismo efectos más 
lentos, mediados por cambios en la transcripción 
y síntesis de proteínas. Entre las proteínas 
fosforiladas por PKA está el factor de 
transcripción llamado CREB (cAMP-response 
element binding). El CREB fosforilado migra al 
núcleo, donde se une a ciertas secuencias de 
ADN llamadas CRE (cAMP response element), lo 
que resulta en aumento o disminución de la 
transcripción génica, según el caso. 
La finalización del efecto hormonal 
mediado por receptores ligados a proteínas Gs ó 
Gi puede ocurrir por varios mecanismos: 
Disociación del complejo hormona-receptor; 
fosforilación del receptor por una kinasa activada 
por las subunidades beta-gamma; hidrólisis del 
GTP unido a la subunidad alfa, que entonces se 
disocia de la adenilato ciclasa, y defosforilación 
de las proteínas fosforiladas por la PKA. 
Fig. 3 
Fig. 3 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
4 
Por su parte, la acción del cAMP mismo 
es terminada por su transformación en 5’-AMP 
(no cíclico) mediada por diversas 
fosfodiesterasas de nucleótidos cíclicos. De las 
11 fosfodiesterasas conocidas, 4, 7 y 8 son 
selectivas para cAMP; 5, 6 y 9 degradan cGMP y 
1 a 3, 10 y 11 degradan ambos nucleótidos. 
 
Fosfolipasa C. La subunidad alfa de la 
proteína Gq/11 activa la enzima ligada a la 
membrana, fosfolipasa C (Fig. 5). Esta enzima 
desdobla 4,5-fosfatidilinositol en diacilglicerol e 
inositol 1,4,5 trifosfato (IP3). El diacilglicerol 
permanece ligado a la membrana, donde 
contribuye a activar la isoforma beta de la 
proteína kinasa C (PKC). Las proteína kinasas 
C, al igual que las PKA, fosforilan residuos de 
serina y treonina en las proteínas blancos. 
El IP3 es soluble y difunde hacia el 
retículo endoplásmico. La activación de 
receptores para IP3 del retículo endoplásmico 
causa la liberación de Ca
2+
 hacia el citosol. El 
Ca
2+
 liberado produce algunos efectos directos 
(por ejemplo, contracción muscular) y tiene un 
efecto sinérgico con el diacilglicerol para activar 
la PKCNo obstante, muchos efectos iniciados 
por Ca
2+
 son mediados por la proteína modulada 
por calcio, calmodulina (Fig. 6). 
La calmodulina actúa como un sensor 
intracelular de Ca
2+
. La proteína posee cuatro 
sitios de unión al Ca
2+
, dos en el extremo N-
terminal y dos en el extremo C-terminal. Estos 
extremos están unidos por una cadena muy 
flexible, que le permite al complejo Ca
2+
-
calmodulina unirse a diversas proteínas 
intracelulares y regular su función. 
Los principales mediadores de la acción 
del complejo Ca
2+
-calmodulina son cierto número 
de kinasas de serina y treonina llamadas kinasas 
dependientes de calmodulina (CaMK). Algunas 
de ella son especializadas, ya que actúan sobre un 
único sustrato. Un ejemplo es la kinasa de 
cadenas livianas de miosina, que desencadena la 
contracción del músculo liso. Otras son llamadas 
multifuncionales, porque actúan sobre numerosas 
proteínas efectoras. Una de ellas es la kinasa de 
Fig. 4 
Fig. 4 
Fig. 5 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví5 
kinasa dependiente de calmodulina (CaMKK), 
que fosforila otras CaMK y también la kinasa 
dependiente de AMP ó AMPK (Fig. 7). Esta 
última, que no debe confundirse con la PKA, es 
un sensor del estado energético celular. Cuando 
la síntesis de ATP es insuficiente, aumenta la 
concentración de ADP y AMP. La AMPK media 
una serie de efectos que permite la adaptación 
celular a la deprivación de energía, como en el 
ayuno, o a un aumento desproporcionado de su 
consumo, como en el músculo durante el 
ejercicio físico. Algunas CaMK, en particular la 
IV luego de ser fosforilada por la CaMKK, es un 
regulador de la transcripción génica. 
Los efectos del IP3 concluyen con su 
defosforilación hasta inositol, que es reciclado, 
junto con el diacilglicerol, para resintetizar 4,5-
fosfatidilinositol. Los efectos del Ca
2+
 concluyen 
por disminución de su concentración en el 
citosol. Esta última se debe a recaptación activa 
por el retículo endoplásmico y salida al medio 
extracelular a través de la membrana, mediada 
por transporte activo primario y secundario. 
 
 
Receptores con actividad catalítica 
Son receptores de membrana que poseen 
actividad enzimática intrínseca o la adquieren por 
unión a una kinasa citoplásmica. En ambos casos, 
la unión del ligando al receptor es lo que inicia la 
actividad enzimática. 
Se reconocen cinco clases de receptores 
de este tipo: 
 
1. Con actividad de guanilato ciclasa 
2. Con actividad de tirosina kinasa 
3. Asociados a tirosina kinasas 
4. Con actividad de serina/treonina kinasa 
5. Con actividad de tirosina fosfatasa. 
 
Las dos últimas clases no se tratarán en 
detalle. El receptor para factor transformante del 
crecimiento beta (TGF-) es un ejemplo de 
receptor con actividad de serina/treonina kinasa, 
y la proteína CD45, activable por anticuerpos, es 
un ejemplo de receptor con actividad de tirosina 
fosfatasa. 
 
Receptores con actividad de guanilato ciclasa 
Son glicoproteínas integrales de membrana con 
un solo segmento intramembranoso, que 
funcionan como dímeros. La porción intracelular 
tiene actividad de guanilato ciclasa. Las 
atriopeptinas y los péptidos relacionados, 
guanilina y uroguanilina, son los ligandos 
específicos de estos receptores. La ocupación del 
receptor produce activación de la enzima, que 
produce cGMP a partir de GTP. El cGMP activa 
una kinasa llamada proteína kinasa G y además 
reduce indirectamente la actividad de la PKA 
porque activa la fosfodiesterasa 3 que degrada 
cAMP. Además, el cGMP puede modular 
directamente la actividad de canales iónicos. En 
el epitelio del colon y de los túbulos renales, la 
activación de estos receptores reduce la absorción 
de sodio. En el colon activa además la secreción 
de cloruro y bicarbonato. La activación excesiva 
de los receptores con actividad de guanilato 
ciclasa causa diarrea secretoria. 
 Existe otra guanilato ciclasa, de diferente 
estructura, que se localiza en el citosol y por ello 
es llamada soluble. La actividad de esta enzima 
no es afectada por las atriopeptinas, sino que es 
regulada por el segundo mensajero gaseoso, 
óxido nítrico (ver FUNCIÓN ENDOTELIAL). 
 
Receptores con actividad intrínseca de tirosina 
kinasa 
Estos receptores tienen la característica de poseer 
una porción intracelular catalítica, capaz de 
fosforilar residuos de tirosina. Sus ligandos 
naturales incluyen la insulina y una serie de 
factores de crecimiento, como el factor de 
crecimiento insulinosímil 1 (IGF-1), epidérmico 
Fig. 7 
Fig. 7 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
6 
(EGF), derivado de plaquetas (PDGF), 
fibroblástico (FGF) y nervioso (NGF). 
 Los receptores para los factores de 
crecimiento – excepto IGF-1– constan de una 
sola cadena que atraviesa la membrana. La 
porción extracelular (extremo N-terminal) es rica 
en residuos de cisteína. Cuando se unen a su 
ligando, estos receptores se dimerizan. Esto hace 
que sus dominios catalíticos se aproximen entre 
sí, de modo que cada unidad catalítica fosforila a 
la otra en residuos específicos de tirosina. Con 
ello, ambas dos unidades de tirosina kinasa 
adquieren actividad catalítica plena. Este proceso 
se denomina “autofosforilación”, aunque sería 
más apropiado llamarlo fosforilación recíproca. 
 Los receptores para insulina e IGF-1, por 
su parte, constan de dos tipos de subunidades: 
una subunidad alfa extracelular que es rica en 
cisteína y es el sitio de unión de la hormona, y 
una subunidad beta que atraviesa la membrana y 
se liga a la subunidad alfa mediante un puente 
disulfuro. La subunidad beta posee la actividad 
de tirosina kinasa en su porción citoplásmica. 
Estos receptores no requieren de la hormona para 
dimerizarse, sino que están en la membrana como 
dímeros 22 de manera constitutiva con las 
cadenas alfa unidas entre sí por puentes disulfuro 
(Fig. 2). La unión a la hormona de las 
subunidades alfa causa un cambio 
conformacional de las subunidades beta, que se 
fosforilan recíprocamente. 
 Además de activar la actividad 
enzimática, la fosforilación de los residuos de 
tirosina del receptor les permite unirse a proteínas 
con dominios llamados SH2 y SH3. La sigla SH 
se refiere a que poseen homología con Src, un 
protooncogén que participa en el control del 
crecimiento celular. Diversas proteínas con 
dominios SH2, de aproximadamente 100 
aminoácidos, se unen selectivamente a 
determinadas fosfotirosinas del receptor, 
formando una unidad efectora. En algunos casos, 
el reclutamiento de proteínas efectoras se debe a 
fosforilación de éstas. Por ejemplo, la tirosina 
kinasa del receptor insulínico fosforila un 
proteína llamada sustrato del receptor de insulina 
1 (IRS-1) que sirve como andamio para que se 
acoplen otras proteínas. Los dominios SH3 
poseen la mitad de longitud de los SH2 y 
participan en direccionar las proteínas efectoras a 
diferentes compartimientos celulares. Entre los 
substratos activados por los receptores de tirosina 
kinasa está una fosfolipasa C llamada gamma 
(PLC-) que genera inositol trifosfato y 
diacilglicerol, con activación de sus respectivas 
vías de señalización, lo que implica una 
superposición con las vías activadas por 
receptores acoplados a proteína Gq. Asimismo, el 
complejo de tirosina kinasa y las moléculas 
reclutadas activa factores de transcripción y 
modifica la expresión génica. 
 
Receptores asociados a tirosina kinasa 
Este tipo de receptores constituye la superfamilia 
de receptores para citokinas. Pertenecen a ella 
los receptores para somatotropina, prolactina y 
una serie de factores hemopoyéticos, como 
eritropoyetina y factores estimulantes de colonias 
(Ver HEMATOPOYESIS). 
 Estos receptores constan de una cadena 
única (alfa, beta o gamma) que atraviesa la 
membrana. Las cadenas pueden asociarse 
formando homodímeros 2, heterodímeros o 
asociaciones más complejas. La porción 
extracelular contiene residuos de cisteína unidos 
por puentes disulfuro y la secuencia de 
aminoácidos característica triptófano-serina-otro 
aminoácido-triptófano-serina (WSXWS). Los 
receptores para interferones e interleukina 10 
carecen de esta secuencia. 
 La porción intracelular carece de 
actividad de tirosina kinasa, pero cuando el 
receptor se une al ligando, forma un dímero o un 
trímero y sufre un cambio conformacional que le 
permite ligar en forma no covalente tirosina 
kinasas presentes en el citosol. Las más 
importantes de estas kinasas son las de las 
familias Src y Janus. A su vez, las kinasas 
reclutadas fosforilan otras proteínas efectora de la 
cascada. Por ejemplo, JAK1 (de la familia Janus) 
fosforila miembros de la familia STAT (Signal 
Trasnducers and Activators of Transcription) que 
forman complejos, los cuales migran al núcleo y 
modifican la transcripción génica. Los miembros 
precisos de la familia STAT que son fosforilados 
por efectode cada ligando son diferentes, y 
proporcionan una base para la especificidad de la 
acción hormonal. Por ejemplo, la activación de 
receptores para eritropoyetina causa la 
fosforilación de componentes de STAT diferentes 
que una citokina inflamatoria como interleukina 
2. 
 La eficacia de la vía de kinasas y STAT 
es limitada por antagonistas, como la interleukina 
6, que producen o activan inhibidores de la 
fosforilación de tirosinas en las proteínas blancos. 
 
RECEPTORES INTRACELULARES 
Los receptores intracelulares para hormonas son 
factores de transcripción activados por 
ligandos. Por razones históricas se denominan en 
conjunto “receptores hormonales nucleares”, 
aunque hoy se sabe que no todos ellos se 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
7 
concentran en el núcleo celular. Los receptores 
intracelulares actúan sobre determinadas 
secuencias de DNA que se llaman “elementos de 
respuesta hormonal” (HRE). 
 Se conocen 48 receptores intracelulares, 
que se clasifican en tres grupos: 
 
Tipo I: Receptores para hormonas esteroides 
(glucocorticoides, mineralocorticoides, 
estrógenos, progesgestágenos y andrógenos). 
 
Tipo II: Receptores para hormonas tiroideas, 
vitamina D, ácido retinoico todo-trans (RAR) y 
9-cis (RXR) y receptores activados por 
proliferador de peroxisomas (PPAR). 
 
Tipo III. Receptores huérfanos, así llamados 
porque al momento de ser identificados, se 
desconocían su ligando endógeno; por ejemplo, 
COUP-TF1. Este es el tipo de receptores 
intracelulares más numeroso. Hay un rápido 
avance en identificar estos ligandos y sus 
funciones, que parecen ser múltiples. Los 
receptores huérfanos para los cuales se ha 
identificado uno o más ligandos endógenos como 
colesterol y ácidos biliares, o exógenos como el 
antibiótico rifampicina, se denominan 
“adoptados”. 
 
Estructura de los receptores intracelulares 
Los receptores intranucleares poseen un plan 
estructural común a todos ellos, con variantes 
propias de cada receptor específico (Fig. 8). Las 
porciones de la molécula se denominan con 
letras, desde el extremo N-terminal, de la A a la F 
 Todos los receptores intranucleares 
poseen como su parte central un dominio (C) que 
le permite ligarse al DNA, llamado también DBD 
(DNA-Binding Domain). Su estructura es muy 
similar en todos los receptores. Consta de 66 a 68 
aminoácidos, que en sus extremos forman asas 
debido a la presencia, en cada uno, de Zn
2+
 que 
forma enlaces coordinados con cuatro cisteínas. 
Estas asas, o “dedos de zinc” están formadas por 
12 ó 13 aminoácidos, separadas por un segmento 
lineal de 15 a 17 aminoácidos. Una de las asas 
contiene la llamada “caja P”, una secuencia 
importante para reconocer la secuencia blanco del 
DNA y la otra una caja D, que facilita la 
dimerización del receptor y el espaciado de los 
dos hemisitios del HRE (que se tratan luego). 
 Al dominio de unión al DNA, hacia el 
extremo C-terminal, le sigue un dominio D 
denominado secuencia de localización nuclear o 
“bisagra”. Esta porción de la molécula es 
flexible y facilita la adaptación de la molécula al 
DNA. 
 En el resto del receptor, hasta el extremo 
C-terminal, hay dos dominios de unión a la 
hormona llamados HBD (Hormone Binding 
Domain) 1 y 2. Poseen, respectivamente, 42 y 22 
aminoácidos hidrofóbicos. En los dominios de 
unión a la hormona hay asimismo una porción 
que participa en la activación de la transcripción 
Fig. 8 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
8 
iniciada por la hormona, llamada AF-2 
(Activation Function-2). En nomenclatura 
alfabética, la región entre la bisagra y el extremo 
C-terminal se llama dominio E. El receptor para 
estrógenos tiene además un breve dominio F, de 
función desconocida, en el extremo C-terminal. 
 La parte de la molécula receptora que se 
extiende entre el extremo N-terminal hasta el 
dominio de unión al DNA se llama dominio A/B 
y es la más variable entre los diferentes 
receptores intracelulares. Por ejemplo, el dominio 
A/B posee 24 aminoácidos en el receptor para 
calcitriol (forma activa de la vitamina D) y 421 
aminoácidos en el receptor para glucocorticoides. 
Esta región posee un dominio de activación 
llamado AF-1, cuya función se complementa con 
el ya citado AF-2. 
 
Activación de los receptores 
En ausencia de unión a la hormona 
correspondiente, los receptores pueden hallarse 
en el citosol o en el núcleo. Los receptores para 
mineralocorticoides y glucocorticoides 
predominan en el citoplasma, mientras que los 
receptores para esteroides sexuales tienden a 
concentrarse en el núcleo. 
 En ausencia del esteroide 
correspondiente, estos receptores se encuentran 
como monómeros, formando complejos 
macromoleculares solubles con diversas 
proteínas, entre otras las proteínas del choque 
térmico o HSP (Heat Shock Proteins). Las HSP 
se nombran según su masa molecular aproximada 
en kDa; por ejemplo, HSP90 ó HSP70. Estas 
proteínas, cuyo nombre se debe a que su 
expresión aumenta mucho con la hipertermia, son 
“chaperonas” o proteínas que acompañan a otras 
proteínas y las dirigen a su destino correcto 
dentro de la célula. Algunas son también 
rotamasas, es decir enzimas que contribuyen a 
que las proteínas adquieran la configuración 
tridimensional para cumplir su función. 
 Cuando los monómeros de receptores 
forman parte de los complejos con chaperonas, 
no pueden ligarse al DNA. La unión de la 
hormona esteroide al receptor causa la 
disociación de las proteínas acompañantes. En la 
Fig. 9 hay un diagrama de la estructura del 
receptor de andrógenos, con la molécula de 
testosterona en blanco. 
El receptor disociado de las chaperonas y 
unido a la hormona se dimeriza, gracias a la 
secuencia de la caja D. Ambos miembros del 
homodímero así formado se complementan para 
unirse a las secuencias apropiadas (HRE) del 
DNA. Si el dímero se forma en el citosol, es a 
continuación translocado al núcleo, donde se une 
al DNA (Fig. 10, arriba). 
 Los receptores de tipo II (para hormonas 
tiroideas, calcitriol y retinoides) no se unen a 
proteínas acompañantes, sino que se encuentran 
ligadas al DNA incluso en ausencia de la 
hormona. En esta condición, están ligados a 
moléculas correpresoras que inhiben la 
transcripción de los genes regulados. La unión a 
la hormona, por ejemplo trioidotironina, causa un 
cambio conformacional que lleva a la disociación 
del correpresor. 
 
Transactivación de la transcripción génica 
Cuando el receptor esteroide dimérico, unido a la 
hormona, se liga con alta afinidad al DNA en los 
correspondientes elementos de respuesta 
hormonal y recluta moléculas coactivadoras, 
incapaces de unirse directamente al DNA. Un 
componente importante de los coactivadores es la 
histona acetilasa (histona acetiltransferasa), que 
relaja la compactación del DNA, como requisito 
para permitir la transcripción. Este proceso se 
denomina transactivación. 
A continuación, los coactivadores ligan 
factores de transcripción, que permiten el 
reclutamiento y la activación de la RNA 
polimerasa II. Esto permite iniciar la 
transcripción génica (Fig. 10, abajo). 
En otros casos, sin embargo, cuando el 
receptor activado se liga al DNA, en lugar de 
coactivadores recluta represores de la 
transcripción génica, con lo cual inhibe la 
transcripción de algunos genes expresados 
constitutivamente. Los receptores esteroides 
activados también pueden inhibir la transcripción 
de ciertos genes sin ligarse al DNA, sino a otras 
proteínas, como algunos factores de 
transcripción. Un ejemplo conocido es la unión 
del receptor de glucocorticoides activado al factor 
de transcripción NF-kB, que inhibe su acción y es 
responsable por gran parte del efecto 
antiinflamatorio de los glucorticoides. 
En el caso de los receptores de tipo II, 
cuando la hormona se liga al receptor que ya estáMecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
9 
unido al DNA, el receptor se desliga del complejo 
correpresor y recluta coactivadores, con lo cual se 
inicia la transcripción de DNA en mRNA. 
 
Fosforilación de receptores intracelulares 
Los receptores para esteroides pueden ser 
fosforilados por serina/treonina kinasas, como 
HER-2 y kinasas dependientes de ciclinas. El 
número de sitios de fosforilación depende del 
receptor específico. Por ejemplo, el receptor 
mineralocorticoide posee un solo sitio de 
fosforilación, mientras que el receptor 
androgénico tiene nueve. La fosforilación de los 
receptores modifica su función por diversos 
mecanismos, como cambios en la estabilidad del 
receptor, su localización subcelular, su capacidad 
para ligarse al DNA, y sus interacciones con 
coactivadores o correpresores. 
 
Especificidad tisular de la transcripción génica 
regulada por esteroides 
La especificidad de los efectos de una hormona 
puede explicarse en algunos casos por la 
existencia de diferentes receptores para la misma, 
que activan un grupo diverso de elementos de 
respuesta hormonal del DNA. Por ejemplo, 
existen dos clases de receptores nucleares para 
estrógenos, llamados ER y ER. 
Por otra parte, una misma hormona 
esteroide puede activar genes diversos en 
diferentes tejidos que tienen receptores idénticos. 
Por ejemplo, la testosterona reduce la 
degradación de proteínas en el tejido muscular 
pero no en el adiposo, mientras que aumenta la 
expresión de citokinas proinflamatorias en el 
tejido adiposo, pero no en el muscular. 
Si bien todas las células comparten un 
mismo genoma, el repertorio de genes capaces de 
ser transcriptos de un determinado tipo celular es 
limitado. Esto se debe a cambios epigenéticos 
que ocurren durante el desarrollo y la 
diferenciación, como metilación del DNA y 
modificaciones de las histonas asociadas, que son 
diferentes en cada tejido. El efecto de la hormona 
dependerá en parte de cuáles sean las porciones 
accesibles e inaccesibles del DNA de cada célula. 
Por lo anterior, no solamente habrá 
diferencias entre tejidos en los elementos de 
respuesta hormonal accesibles, sino también en la 
expresión de coactivadores, correpresores y otros 
modificadores de la respuesta hormonal, como las 
kinasas que fosforilan los receptores o las 
fosfatasas que los defosforilan. 
Si bien estas múltiples variables 
dificultan el análisis del sistema, por otra parte lo 
tornan notablemente versátil. 
 
 
Fig. 10 
Fig. 11 
Mecanismos de acción hormonal 
Dr. Fernando D. Saraví 
10 
 
RECEPTORES DE MEMBRANA PARA 
HORMONAS ESTEROIDES 
Los efectos de los esteroides mediados por 
cambios en la transcripción génica se producen 
en forma lenta (horas) y son suprimidos por los 
inhibidores de la síntesis de proteínas, como la 
cicloheximida. Estos efectos, llamados 
genómicos, son los más importantes y mejor 
estudiados. 
 No obstante, se sabe que en ciertas 
células diversas hormonas esteroides, como 
estradiol, aldosterona y calcitriol, pueden causar 
efectos específicos rápidos (segundos a minutos) 
que no son bloqueados por inhibición de la 
síntesis de proteínas. Estos efectos se llaman, en 
conjunto, no genómicos. 
 Se ha postulado que los efectos no 
genómicos pueden ser mediados por receptores 
de estructura similar a los intracelulares (ya 
descriptos) pero acoplados a mecanismos de 
transducción típicos de los receptores de 
membrana. Otra posibilidad es que las acciones 
no genómicas se deban a interacción del esteroide 
con receptores de membrana de estructura 
diferente a la de los intracelulares. En principio, 
ambas posibilidades no se excluyen entre sí. 
 Un ejemplo de receptor de membrana 
para esteroides es un receptor acoplado a proteína 
G originalmente llamado GPR30, que se clasificó 
entre los receptores huérfanos por desconocerse 
su ligando. Actualmente se sabe que GPR30 
tiene alta afinidad por los estrógenos, por lo cual 
se lo denomina GPER1 (G-Protein-coupled 
Estrogen Receptor 1). Al parecer, GPER1 puede 
acoplarse con diversos sistemas de segundos 
mensajeros, como kinasas, cAMP y Ca
2+
. 
Mediante sus efectos en kinasas como MAPK y 
c-Src, el GPER1 puede también causar cambios 
rápidos en la transcripción génica. 
 En el estado actual del conocimiento, 
parece adecuado concebir las acciones no 
genómicas de los esteroides como capaces de 
complementar o modular sus acciones genómicas 
(Fig. 11). 
 
 
 
 
Fig. 11 
 
 
 
Dr. Fernando D. Saraví 
 
El hipotálamo y la hipófisis o glándula pituitaria 
funcionan conjuntamente como las estructuras 
centrales de la regulación neuroendocrina. 
 El hipotálamo es la parte del diencéfalo 
que se halla por debajo del tálamo (de ahí su 
nombre) y forma parte del piso del tercer 
ventrículo. Está limitado lateralmente por las 
cisuras hipotalámicas, que lo separan de los 
lóbulos temporales. En sentido anteroposterior se 
extiende desde el quiasma óptico hasta los 
cuerpos mamilares, que son su límite posterior. 
 La hipófisis (del griego hypo, debajo y 
physein, crecer) es una glándula que se encuentra 
unida al hipotálamo, por debajo de éste, alojada 
en la silla turca del esfenoides. Según el 
desarrollo embrionario, la hipófisis se divide en 
adenohipófisis (origen ectodérmico) y 
neurohipófisis (origen neural). La neurohipófisis 
forma la mayor parte del lóbulo posterior. 
También se consideran parte de la neurohipófisis 
la eminencia media del hipotálamo y el tallo 
infundibular (del latín infundibulum, embudo). 
La adenohipófisis se divide en una parte 
distal (pars distalis) que forma el lóbulo 
anterior, una parte intermedia (pars intermedia) 
separada de la distal por el remanente de la luz de 
la bolsa de Rathke y adherida a la neurohipófisis, 
y una pars tuberalis que rodea el tallo 
infundibular. La parte intermedia forma el lóbulo 
del mismo nombre, que en el ser humano es 
rudimentario. 
Las principales hormonas secretadas por 
la adenohipófisis son
1
: 
 
1. Somatotropina u hormona del 
crecimiento (GH). 
2. Tirotropina u hormona estimulante de la 
tiroides (TSH). 
3. Corticotropina u hormona estimulante de 
la corteza adrenal (ACTH). Las mismas 
células que producen ACTH también 
pueden secretar otras hormonas 
sintetizadas como parte de la misma 
molécula precursora de la ACTH. Estas 
incluyen la hormona estimulante de los 
 
1
 El sufijo “tropina” (de tropos, atracción) se 
emplea hoy con preferencia a “trofina” (de trofos, 
crecimiento) para designar varias hormonas de la 
adenohipófisis. En realidad, ambos (por ej., 
corticotrofina ó corticotropina) son aceptables. 
melanocitos alfa (-MSH), -lipotropina 
y-endorfina. 
4. Gonadotropinas: Hormona estimulante 
del folículo (FSH) y luteinizante (LH). 
5. Prolactina. 
 Aunque el hipotálamo es una pequeña 
región del encéfalo, tiene un papel central o 
destacado en una serie de funciones fisiológicas 
importantes que requieren de la participación de 
efectores musculares y glandulares. Por ejemplo, 
la regulación de la temperatura corporal y de la 
ingesta de agua y alimentos, la conducta 
reproductiva, los ritmos circadianos, la respuesta 
circulatoria al ejercicio físico y la expresión 
emocional. 
 Su papel en el sistema endocrino es 
doble. Por una parte secreta hormonas que 
estimulan o inhiben la liberación de hormonas de 
la adenohipófisis y por otra produce las hormonas 
vasopresina y oxitocina, que se liberan a la 
circulación general desde el lóbulo neural 
(posterior). 
 Para comprender cómo el hipotálamo 
controla la secreción hipofisiaria, es necesario 
repasar las relaciones vasculares entre ambas 
estructuras. 
 
IRRIGACIÓN DE LA HIPÓFISIS 
Las arterias hipofisiarias superiores e inferiores 
son ramas de las carótidas internas. Las 
superiores dan pequeñas ramasa la 
adenohipófisis, pero la mayor parte de su caudal 
transcurre por una rica red capilar que se forma 
en la eminencia media. En 1930, Gregor Popa y 
Una Fielding descubrieron que esta red capilar 
(plexo primario) estaba estrechamente vinculada 
con la red capilar de la adenohipófisis por un 
sistema de venas portas. Estos vasos, llamados 
venas portas largas, llevan sangre desde la 
eminencia media y el tallo infundibular hacia la 
adenohipófisis, donde hay un segundo lecho 
capilar (Fig. 1). 
 La neurohipófisis es irrigada por la 
arteria hipofisiaria inferior. De parte de los plexos 
capilares de la neurohipófisis se originan las 
venas portas cortas, que vuelven a capilarizarse 
en la adenohipófisis. Por consiguiente, la sangre 
que irriga la adenohipófisis es casi 
exclusivamente venosa, formando un sistema de 
baja presión que drena hacia los senos 
cavernosos.
2
 
 
2
 Esta disposición torna a la adenohipófisis 
susceptible a la isquemia durante episodios de 
hipotensión arterial severa, particularmente 
cuando la glándula está hipertrofiada, como en el 
Hipotálamo e hipófisis 
Hipotálamo e hipófisis 
Dr. Fernando D. Saraví 
2 
 Las hormonas hipotalámicas que regulan 
la secreción adenohipofisiaria son producidas en 
neuronas pequeñas (parvocelulares) cuyos somas 
se hallan en diversos núcleos hipotalámicos. Sus 
axones terminan en la ya citada red de capilares 
muy permeables de la eminencia media, donde 
está ausente la barrera hematoencefálica. Las 
hormonas viajan desde estos capilares por los 
venas portas largas hasta el lóbulo anterior, donde 
se encuentra el segundo plexo de capilares 
fenestrados, muy permeables, que permiten por 
un lado el acceso de las hormonas hipotalámicas 
a la adenohipófisis y por otra la salida de las 
hormonas adenohipofisiarias a la circulación 
general. 
La neurohipófisis es irrigada por la 
arteria hipofisiaria inferior (la superior irriga la 
eminencia media). De parte de los plexos 
capilares de la neurohipófisis se originan las 
venas portas cortas (no se muestran en la Fig. 1) 
que vuelven a capilarizarse en la adenohipófisis. 
Por consiguiente, la sangre que irriga la 
adenohipófisis es casi exclusivamente venosa, 
formando un sistema de baja presión que drena 
hacia los senos cavernosos.
3
 
 
embarazo. Esta combinación de factores puede 
ocasionar necrosis isquémica durante el parto, por 
hipotensión consecutiva a hemorragia excesiva, y 
es seguida de panhipopituitarismo (síndrome de 
Sheehan). 
3
 Esta disposición torna a la adenohipófisis 
susceptible a la isquemia durante episodios de 
hipotensión arterial severa, particularmente 
cuando la glándula está hipertrofiada, como en el 
embarazo. Esta combinación de factores puede 
HORMONAS HIPOTALÁMICAS 
LIBERADORAS E INHIBIDORAS 
La adenohipófisis posee inervación 
simpática y parasimpática de sus 
vasos sanguíneos, pero no recibe 
inervación del hipotálamo ni de la 
neurohipófisis. Aunque se ha descrito 
una inervación peptidérgica (de origen 
desconocido) que puede 
experimentalmente modificar la 
secreción de corticotropina y 
prolactina, permanece en pie la idea 
que el control hipotalámico de la 
secreción hormonal adenohipofisiaria 
se realiza exclusivamente por vía 
sanguínea. 
 La secreción de algunas 
hormonas de la adenohipófisis está 
reguladas por un control dual, por una 
hormona hipotalámica estimulante y 
otra inhibitoria. Tal es el caso de la 
somatotropina y la prolactina. En el control de la 
secreción de las gonadotropinas, tirotropina y 
corticotropina, solamente se han identificado 
hormonas hipotalámicas estimulantes. 
 El control de la secreción de cada 
hormona hipotalámica se estudiará en los 
capítulos dedicados a los blancos glandulares de 
las hormonas de la adenohipófisis. 
 
Hormona liberadora de tirotropina 
Es un tripéptido formado por piroglutamina-
histidina-prolinamida, también llamado 
tiroliberina o TRH (Thyrotropin Releasing 
Hormone). Se produce a partir de un precursor de 
29 kDa. Es principalmente sintetizado en 
neuronas parvocelulares (pequeñas) del núcleo 
paraventricular del hipotálamo. También estimula 
la secreción de prolactina. Existen neuronas que 
sintetizan TRH en otras partes del sistema 
nervioso, como la médula espinal. Esto sugiere 
que también es un neurotransmisor. 
 
Hormona liberadora de corticotropina 
Es un péptido de 41 aminoácidos llamado 
también corticoliberina y CRH (Corticotropin 
Releasing Hormone). También se produce 
principalmente en el núcleo paraventricular. Está 
relacionada con otros péptidos de 38 y 40 
llamados urocortinas. Además de la 
corticotropina, la CRH estimula la secreción de 
 
ocasionar necrosis isquémica durante el parto, por 
hipotensión consecutiva a hemorragia excesiva, y 
es seguida de panhipopituitarismo (síndrome de 
Sheehan). 
Fig. 1 
Hipotálamo e hipófisis 
Dr. Fernando D. Saraví 
3 
-endorfina, un péptido opioide que se sintetiza 
como parte del mismo precursor que la 
corticotropina. La hormona neurohipofisiaria 
vasopresina también estimula la liberación de 
corticotropina y de hecho, posee un efecto 
sinérgico con la CRH: la respuesta secretora a 
ambos péptidos es superior a la suma de las 
respuestas que causan por separado. 
La corticoliberina y péptidos afines son 
producida también en otras partes del sistema 
nervioso y otros tejidos. La CRH es sintetizada 
por la placenta y puede tener un papel 
importante en el desencadenamiento del parto. 
 
Hormona liberadora de prolactina 
La prolactina es una hormona que está sujeta 
principalmente a control inhibitorio, que es 
ejercido por la dopamina (DA). La liberación de 
prolactina aumenta cuando disminuye la descarga 
dopaminérgica en el sistema túberoinfundibular. 
Esto puede ocurrir por causas fisiológicas en la 
lactancia, o por administración de fármacos 
(como los antipsicóticos típicos) que bloquean la 
transmisión dopaminérgica mediada por 
receptores D2. 
Algunos péptidos como TRH y péptido intestinal 
vasoactivo (VIP) pueden estimular la secreción 
de prolactina, pero no se ha demostrado un papel 
fisiológico al respecto. Lo mismo puede decirse 
del llamado péptido liberador de prolactina 
(PrRP), que si bien produce experimentalmente 
este efecto, se produce principalmente en el bulbo 
raquídeo y no se libera al sistema porta 
hipofisiario. Actualmente se cree que, pese a su 
nombre, el PrRP participa en otras funciones, 
como regulación de la ingesta de alimentos y 
respuesta al estrés. Por otra parte, es probable que 
la oxitocina tenga un papel fisiológico como 
estimulante de la secreción de prolactina. 
 
Hormona liberadora de gonadotropinas 
Es un péptido de 10 aminoácidos, proveniente de 
un precursor de 92 aminoácidos cuyo gen está en 
el brazo corto del cromosoma 8. Históricamente 
llamado hormona liberadora de LH (LHRH), hoy 
se lo llama “liberadora de gonadotropinas” o 
gonadoliberina (GnRH, Gonadotropin Releasing 
Hormone) porque también estimula la liberación 
de FSH. Los somas de las neuronas que 
producen GnRH se ubican en el hipotálamo 
anterior y mediobasal y en el núcleo arcuato. 
 Se ha identificado una segunda hormona 
liberadora de gonadotropinas (GnRH-II), que es 
también un decapéptido. El gen de su precursor 
Fig. 2 
Hipotálamo e hipófisis 
Dr. Fernando D. Saraví 
4 
se halla en el cromosoma 20. Su papel fisiológico 
no es claro. 
 
Hormona liberadora de somatotropina 
Es un péptido de 44 aminoácidos, también 
conocido como somatoliberina o GHRH (Growth 
Hormone Releasing Hormone). Las neuronas 
que lo sintetizan se encuentran principalmente en 
el núcleo arcuato. 
 Un segundo péptido liberador de 
somatotropina es laghrelina (de Growth 
Hormone Release) que se sintetiza 
principalmente en el estómago, aunque también 
se la ha localizado en el hipotálamo. Se tratará en 
el capítulo dedicado a CRECIMIENTO Y 
DESARROLLO. 
 
Hormona inhibidora de la somatotropina 
Es un péptido de 14 aminoácidos, más conocido 
como somatostatina (SRIF, Somatotropin 
Release Inhibitory Factor). Tiene una estructura 
cíclica debido a un puente disulfuro entre sus dos 
cisteínas. Existen otras formas moleculares, 
incluida una de 28 aminoácidos. Al parecer todas 
derivan de diferentes formas de procesamiento 
postranslacional de un mismo gen. En el 
hipotálamo, se produce mayormente en neuronas 
del área periventricular anterior. 
 La somatostatina se encuentra en 
neuronas extrahipotalámicas, donde 
presuntamente actúa como neurotransmisor, y en 
células enteroendocrinas y los islotes de 
Langerhans pancreáticos, donde ejerce efectos 
paracrinos. 
 
Mecanismo de acción de las hormonas 
hipotalámicas estimulantes e inhibidoras 
En general, estas hormonas hipotalámicas actúan 
sobre receptores de membrana acoplados a 
proteínas G presentes en las correspondientes 
células de la adenohipófisis. 
Las hormonas liberadoras aumentan la síntesis de 
cAMP y la concentración intracelular de Ca
2+
, 
necesario para la exocitosis. La producción de 
derivados del ácido araquidónico –
prostaglandinas, leucotrienos y epóxidos – 
también activa la secreción. 
 Las hormonas estimulantes no sólo 
aumentan la liberación, sino que también activan 
la síntesis de las correspondientes hormonas de la 
adenohipófisis, en parte por aumento de la 
transcripción y en parte por estabilización de sus 
mRNA. 
Por su parte, las hormonas inhibidoras 
reducen la síntesis de cAMP e impiden el 
aumento de la concentración de Ca
2+ 
en el citosol. 
Los efectos de las hormonas 
hipotalámicas sobre la liberación de hormonas 
hipofisiarias son rápidos (en menos de un 
minuto). Los efectos sobre la síntesis ocurren más 
lentamente. 
 
 
 
 
Tabla 1: Principales hormonas de la adenohipófisis. 
 
Los porcentajes entre paréntesis corresponden a la proporción de cada tipo celular en la 
adenohipófisis. AA = aminoácido. 
 
Hormona Masa 
molecular 
Célula 
productora 
Hormonas 
hipotalámicas 
Órganos 
blancos 
Polipéptidos 
Corticotropina 4.5 kDa 
(39 AA) 
Corticotropas 
(20 %) 
Corticoliberina 
(vasopresina) 
Corteza 
adrenal 
Somatotropina 22.7 kDa 
(191 AA) 
Somatotropas 
(45 %) 
Somatoliberina 
Somatostatina 
Hígado y otros 
tejidos 
Prolactina 23.5 kDa 
(198 AA) 
Lactotropas 
(25 %) 
Dopamina 
(oxitocina) 
Glándula 
mamaria 
Glicoproteínas 
Tirotropina 32 kDa 
(201 AA) 
Tirotropas 
(5 %) 
Tiroliberina Tiroides 
Folículo 
estimulante 
32 kDa 
(204 AA) 
Gonadotropas 
(5 %) 
Gonadoliberina Ovario 
Testículo 
Luteinizante 32 kDa 
(204 AA) 
Gonadotropas 
(5 %) 
Gonadoliberina Ovario 
Testículo 
 
 
Hipotálamo e hipófisis 
Dr. Fernando D. Saraví 
5 
HORMONAS DE LA ADENOHIPÓFISIS 
 Las hormonas de la adenohipófisis son 
péptidos (somatotropina, prolactina, 
corticotropina y hormonas relacionadas con ésta) 
o glicoproteínas (gonadotropinas y tirotropina). 
Las hormonas peptídicas son sintetizadas 
como precursores que luego son procesados, con 
clivaje de la hormona correspondiente, que se 
almacena en gránulos secretorios. 
Las hormonas glicoproteicas constan de 
dos cadenas (alfa y beta). Las cadenas alfa de las 
tres hormonas glicoproteicas hipofisarias y de 
una cuarta, la gonadotropina coriónica humana 
(hCG) secretada por la placenta, son idénticas, 
codificadas por un gen en el cromosoma 6. La 
especificidad para sus respectivos receptores está 
determinada por la estructura de las cadenas 
beta, que son codificadas en genes en los 
cromosomas 19 (LH y hCG), 11 (FSH) y 1 (TSH) 
En la Fig. 2 y la Tabla 1 se resumen las 
características principales de las hormonas 
adenohipofisiarias. Otros aspectos serán tratados 
en otros capítulos a propósito de la regulación del 
crecimiento, la reproducción y las funciones de 
las glándulas tiroides y suprarrenales. 
 
Regulación integrada de la secreción de la 
adenohipófisis 
Las hormonas hipotálamicas actúan sobre la 
adenohipófisis, y las hormonas hipofisiarias 
estimulan la secreción de hormonas en sus 
blancos glandulares (Fig. 3). A su vez, estas 
últimas hormonas reducen, por retroalimentación, 
negativa, la correspondiente secreción 
hipotalámica e hipofisiaria. Un caso especial es el 
de la regulación de las gonadotropinas en la 
mujer, que también está sujeta a 
retroalimentación positiva (ver CICLO OVÁRICO). 
 Además de la retroalimentación que 
ejercen las hormonas secretadas periféricamente, 
las propias hormonas hipofisarias pueden 
modificar su propia liberación, por asas cortas de 
retroalimentación negativa. Por ejemplo, las 
gonadotropinas, corticotropina, prolactina y 
somatotropina reducen la liberación de las 
correspondientes hormonas hipotalámicas. 
 Además de las células secretoras de 
hormonas, la adenohipófisis contiene células de 
origen neuroectodérmico llamadas células 
folículo-estrelladas (FE). Deben su nombre a que 
entre sus somas forman pequeños folículos y a 
que emiten prolongaciones o pedicelos que 
rodean las células secretoras (Fig. 4). Las células 
FE están funcionalmente acopladas por nexos 
(uniones comunicantes) y forman una red de 
comunicación intraglandular que puede 
transmitir, por ejemplo, ondas de Ca
2+
 e impulsos 
eléctricos. Las células FE participan en la 
regulación de la secreción de TSH y 
probablemente de otras hormonas hipofisiarias. 
 Finalmente, algunas hormonas 
hipotalámicas, como somatoliberina, 
somatostatina y GnRH autolimitan su propia 
liberación mediante asas ultracorta de 
retroalimentación negativa. 
 
HORMONAS DE LA NEUROHIPÓFISIS 
La neurohipófisis tiene una masa de 100 a 150 
mg y contiene las porciones terminales, 
amielínicas, de los axones de neuronas de 
grandes somas (magnocelulares) ubicadas en los 
núcleos hipotalámicos supraóptico y 
paraventricular. La neurohipófisis posee 
además células gliales llamadas pituicitos, 
intercaladas entre las terminales axónicas. 
 Las dos hormonas neurohipofisiarias son 
vasopresina
4
 y oxitocina. Cada neurona produce 
una u otra hormona, pero no ambas. Ambos son 
nonapéptidos con una estructura cíclica dada por 
un puente disulfuro. Solamente difieren en dos 
aminoácidos (Fig. 5). 
 Las hormonas se denominaron según el 
efecto que fue primeramente reconocido: 
vasoconstricción en el caso de la vasopresina y 
acelerador del parto para la oxitocina (del griego 
oxy, rápido y tokos, parto). 
 
4
 La vasopresina del ser humano y la mayoría de 
los mamíferos se llama a veces arginina-
vasopresina, para distinguirla de la lisina-
vasopresina que producen cerdos e hipopótamos. 
Fig. 3 
Hipotálamo e hipófisis 
Dr. Fernando D. Saraví 
6 
 La vasopresina y la oxitocina son 
sintetizadas como precursores en el soma 
magnocelular y transportados hacia las terminales 
nerviosas neurohipofisiarias por transporte axonal 
rápido (8 mm/h). Durante el transporte se 
produce la escisión del precursor en la hormona 
activa y un fragmento asociado mucho mayor, 
llamado neurofisina. La neurofisina I asociada a 
la oxitocina es diferente de la II, asociada a la 
vasopresina. 
Las hormonas neurohipofisiarias se 
almacenan en gránulos junto con las neurofisinas 
y se liberan a la circulación junto con ellas. La 
liberación de las hormonas por exocitosis es 
disparada por los potenciales de acción que se 
propagan desde el soma. Como se verá luego, los 
patrones de descarga de las neuronas que 
producen cada hormona es diferente. 
Una vez liberadas, la vasopresina y la 
oxitocina circulan libres en el plasma y son 
rápidamente degradadas (minutos) en el riñón y, 
en menor medida,

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