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sintetizar la hormona o al tamaño de la placenta, cuyo peso, por lo regular, es una sexta parte del peso fetal. Las hormonas GHRH y somatostatina no parecen tener efecto sobre la secreción de hSC, pero se han encontrado efectos estimulantes de los niveles elevados de IGF-I o EGF sobre su secreción. Algunos productos del metabolismo interme- diario pueden estar implicados en la regulación de la somatotropina coriónica. Actividad biológica. La función más relevante de esta hormona es la de garantizar el aporte de sustratos energéticos desde la madre al feto. a) Efecto sobre el metabolismo materno. Produce una movilización de recursos metabólicos en beneficio del desarrollo fetal, induciendo adaptaciones metabólicas específicas en la hembra gestante. Éstas suponen una reducción de la tolerancia a los glúcidos y desarrollo de la resistencia a la insulina. Asimismo, aumenta la moviliza- ción de lípidos asociada a una captación defectuosa de glu- cosa. Los ácidos grasos libres y la glucosa cruzan la placenta y se incorporan al metabolismo del feto. La hSC antagoniza con la insulina, y es responsable del desarrollo del estado diabético asociado al embarazo (diabetes gesta- cional). b) Acción lactogénica. El papel predominante de la hSC en la glándula mamaria es estimular la proliferación celular. Actúa sinérgicamente con la prolactina, la insulina y los glucocorticoides, en el desarrollo del sistema alveo- lar. En algunas especies (rata, ratón) la hSC es el principal estímulo lactogénico. La somatotropina posee gran impor- tancia funcional durante el embarazo. Existe una correla- ción entre los niveles de hSC y el estado de salud del feto. Los embarazos que finalizan en abortos se asocian con niveles bajos o disminuidos de hSC. También son inferio- res a lo normal los niveles en preeclampsia, distrofia feto- placentaria, embarazos con sufrimiento fetal crónico, etc. Sin embargo, la gran variabilidad interindividual en las concentraciones de hSC plasmática cuestiona la utilidad de su medida para monitorizar el estado fetal en diversas situaciones patológicas. ACTH y péptidos relacionados Ha sido demostrada la presencia en la placenta de ACTH, -lipotropina, -endorfina y -MSH. Como en la hipófisis, la placenta sintetiza estas sustancias a partir de un precursor común, la proopiomelanocortina. Se desco- noce la distribución de estos péptidos entre los comparti- mientos maternos y fetales. Durante el parto se encuentran en el feto niveles elevados de -endorfina, y puede tratar- se de un índice de estrés final. Relaxina Esta hormona posee una estructura análoga a la de la insulina, y su capacidad para relajar los ligamentos pélvi- cos ha sido empleada como análisis. Se ha aislado a partir de varios tejidos, cuerpo lúteo grávido, placenta y, funda- mentalmente, de la porción decidual del endometrio. Los niveles de relaxina se elevan pronto, presentan un pico en el tercer trimestre y luego declinan. Su función en el emba- razo y parto es variada: actúa localmente favoreciendo la degradación de colágeno y promoviendo la ruptura de las membranas fetales a término; también inhibe la contracti- lidad uterina y ablanda el cérvix, relajando las estructuras articulares del canal del parto, en particular la sínfisis pubiana. Hormonas esteroideas de la placenta La placenta como órgano esteroidogénico presenta las siguientes peculiaridades: a) posee una tasa de síntesis ele- vadísima, produce grandes cantidades de estrógenos y pro- gesterona que, a diferencia de las hormonas proteicas, cruzan libremente la placenta. En la orina de la mujer embarazada se eliminan diariamente unos 750 mg de hor- monas esteroideas; esto supone unas cuatro veces el apor- te normal de colesterol en la dieta. Actualmente desconocemos cómo maneja el feto estas elevadas canti- dades de esteroides; b) la placenta es un órgano esteroido- génico incompleto, carece de determinados sistemas enzimáticos, que son suministrados por el feto y la madre. De esta cooperación surge el concepto de unidad fetopla- centaria, que ilustra la mutua colaboración en la biosínte- sis de esteroides. El precursor de todas las hormonas esteroideas es el colesterol, que se obtiene de la dieta o es biosintetizado, fundamentalmente en el hígado. A diferen- cia de otros tejidos esteroidogénicos, como suprarrenales y gónadas, la placenta no tiene capacidad para sintetizar colesterol. Esta deficiencia en la capacidad de síntesis es paliada parcialmente por el gran rendimiento con el que la placenta capta el colesterol de las lipoproteínas circulan- tes, fundamentalmente LDL y, en menor proporción, HDL. Este doble mecanismo de aporte asegura un sumi- nistro adecuado en relación al alto rendimiento esteroido- génico de este tejido. En la Figura 81.6 se resumen los pasos más significativos en la síntesis de esteroides por la placenta, y el flujo de sustratos entre los compartimientos fetal, placentario y materno. Progesterona Dada la incapacidad de la placenta para formar coles- terol, la síntesis de progesterona depende críticamente de la captación del colesterol circulante, cuya principal fuen- te es el hígado materno. Las LDL se unen a receptores de alta afinidad en la membrana de las células trofoblásticas. Posteriormente las lipoproteínas son internalizadas por un proceso de endocitosis. Las vesículas endocíticas se fun- den con los lisosomas, cuyas enzimas hidrolizan a las lipoproteínas. Esta hidrólisis libera aminoácidos, ácidos grasos y colesterol; los dos primeros compuestos pasan a la circulación fetal y constituyen una importante fuente energética. El colesterol liberado es transformado en la F I S I O L O G Í A D E L A F E C U N D A C I Ó N , E M B A R A Z O Y PA R T O 1047
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