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temperatura superior a la de la piel. Por tanto, éste es un mecanismo como el anterior, mediante el cual se puede ganar o perder calor. Convección Es un concepto limitado a los fluidos (líquidos o gases). Cuando moléculas más calientes entran en contac- to con otras más frías, las primeras transfieren calor a las segundas por conducción y éstas se alejan. Éste es un mecanismo que, al igual que los anteriores, puede hacer ganar o perder calor al organismo. Evaporación Este proceso se basa en el hecho de que la transfor- mación de cualquier líquido en vapor, sin cambiar su tem- peratura, requiere calor. Para que se evapore 1 g de sudor de la superficie de la piel se requieren aproximadamente 0.58 kcal, las cuales se obtienen de la piel. De este modo, la evaporación del sudor es un mecanismo por medio del cual se enfría la piel y consecuentemente el organismo. Sin duda, ésta es la principal vía, en condiciones normales, de pérdida de calor. En contraste con los mecanismos de intercambio de calor antes descritos, este último sólo pue- de provocar pérdida de calor. Balance térmico El hecho de que la temperatura corporal central se mantenga relativamente constante, habla claramente de la existencia de un balance entre la ganancia y la pérdida de calor. Cuando tal equilibrio existe, no hay cambio en la temperatura media del organismo, ni tampoco en la canti- dad de calor almacenado. Este concepto se representa en la Figura 83.5 en forma de balanza. El organismo produce una determinada cantidad de calor en el proceso catabóli- co de los principios inmediatos y pierde igualmente una determinada cantidad de calor por los mecanismos antes descritos, principalmente los de radiación, convección y evaporación. Es claro que determinados factores, tales como enfermedades, consumo de alimentos, tiritonas y el ejercicio físico aumentan la producción de calor y, de hecho, tienden a elevar el balance término, produciendo una elevación de la temperatura central del organismo. Por el contrario, una pérdida de calor se produce suprimiendo ropas, aumentando la superficie del organismo expuesta al medio ambiente, aumentando el flujo sanguíneo a través de los plexos superficiales venosos y por la sudación. Los factores externos que determinan la pérdida de calor son la temperatura y la humedad del aire, la velocidad de las corrientes de aire y la temperatura de los objetos que están alrededor del organismo. A una temperatura ambien- tal de 35 °C, los mecanismos de pérdida de calor descritos prácticamente se vuelven ineficientes y toda posibilidad de pérdida de calor por el organismo se produce por la evapo- ración del sudor, que en este caso adquiere una importancia vital. Es interesante el hecho de que si para elevar 1 L de agua desde 0 hasta 100 °C se requieren 100 kcal, para eva- porar esta misma cantidad de agua se requiere un gasto seis veces mayor. La tasa de evaporación de agua es inversa- mente proporcional a la humedad relativa del aire, enten- diendo esta última como la proporción entre la cantidad real de humedad del aire y la cantidad mayor que podría contener dicho aire a una determinada temperatura. Es decir, cuando el aire está saturado de humedad a una deter- minada temperatura se dice que la humedad relativa (HR) es del 100%. En ese ambiente cesa toda evaporación. Sin embargo, si en esas condiciones de temperatura y HR aumentamos la temperatura ambiente, la humedad relativa desciende. Supongamos como ejemplo una situación en la que el aire está a una temperatura de –6 °C y su HR es del 50%. En esas condiciones, si la temperatura de este aire asciende hasta 24 °C, la HR se reduce a un 10%. La HR además de influir, como hemos visto, sobre la cantidad y rapidez de la evaporación del agua de la piel también influye en el calor que se pierde por ésta a través del mecanismo de conducción. Así, a mayor humedad en el aire, mayor es la conductividad del calor. Otro factor importante, antes mencionado, es la velocidad del aire, aspecto que debe ser especialmente tenido en cuenta en personas que no se encuentran protegidas por ropas ade- cuadas. Así, por ejemplo, en una situación en la que la temperatura ambiente sea de –18 °C, si la velocidad del aire es de 16 km/h, un individuo expuesto a estas condi- ciones estaría soportando una temperatura real equivalen- te a –30 °C. Si un individuo está en balance térmico, la ganancia es igual a la pérdida de calor: M + R + C + K - E = 0 en donde: M = Tasa de metabolismo (kcal/m2/h) R = Radiación (kcal/m2/h) C = Convección (kcal/m2/h) K = Conducción (kcal/m2/h) E = Evaporación (kcal/m2/h) Es interesante el hecho de que existen diferencias sig- nificativas en cuanto al balance térmico entre el hombre y la mujer. Así, y en general, para determinadas condiciones, la mujer tiene ciertas ventajas fisiológicas sobre el hombre en la capacidad de regular la temperatura corporal. Por ejemplo, en un rango de temperaturas ambientales de 27 a 32 °C, la mujer puede mantener un balance térmico sim- plemente modificando el flujo sanguíneo a la piel, mien- tras que en estas mismas condiciones el hombre empieza a tiritar por debajo de los 28 °C y a sudar por encima de los 31 °C. Además, en reposo y en un ambiente cálido, la mujer tiene la capacidad de disminuir su tasa de metabo- lismo basal; es decir, produce menos calor, con lo cual tie- ne lógicamente menos calor que disipar. C O N T R O L Y R E G U L A C I Ó N D E L A T E M P E R AT U R A C O R P O R A L 1071
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