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FISIOLOGÍA HUMANA-1103

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Respuestas fisiológicas al frío 
El frío es una sensación que se produce por la pér-
dida de calor. Por tanto, no es algo que pueda ser medi-
do como tal. Cuando el hombre se expone a un ambiente
frío, la piel pierde calor y se enfría. Ello conlleva el estí-
mulo de los receptores cutáneos para el frío, lo que a su
vez provoca vasoconstricción superficial, piloerección,
«carne de gallina» y eventualmente el fenómeno de la
tiritona. Debido a la vasoconstricción de las venas super-
ficiales, la sangre retorna desde las extremidades al
corazón vía venas profundas. Cuando el tiempo es muy
frío la vasoconstricción es tan eficaz que el aislamiento
del organismo puede aumentar hasta 6 veces. Esto es
equivalente casi a ponerse un traje de verano sobre la
piel desnuda. El descenso de la temperatura de la piel al
enfriarse reduce a su vez la diferencia entre la tempera-
tura de la piel y la del medio ambiente. Ello conlleva el
descenso de pérdida de calor por los mecanismos de
radiación y convección. Es interesante en este sentido
resaltar el hecho de que el aislamiento de la cabeza no se
altera con los cambios de la temperatura ambiental,
debido a que el flujo sanguíneo cerebral se mantiene
constante. A –4 °C la cantidad de calor que se pierde por
la cabeza es aproximadamente la mitad del producido
por el organismo en condiciones de reposo. Finalmente,
debe tenerse en cuenta que el aislamiento máximo del
organismo se relaciona directamente con la cantidad de
grasa corporal. 
Es interesante el hecho de que junto con la reducción
de la pérdida de calor por el fenómeno de la vasoconstric-
ción, los temblores (tiritona) producidos por el frío pueden
aumentar en 3 ó 4 veces la producción de calor y conse-
cuentemente elevar la temperatura corporal central en más
de 0.5 °C. Esta tiritona es una contracción involuntaria de
los músculos esqueléticos que consiste en contracciones
alternantes de grupos musculares antagonistas, de modo
que, como la propia experiencia personal ha podido
demostrarnos alguna vez, no se producen movimientos
corporales bruscos. Es tal la eficiencia de las contracciones
que virtualmente toda la energía química liberada en el
proceso contráctil se convierte en calor. 
La temperatura a la que debe encontrarse la piel para
que se inicie el proceso involuntario de la tiritona dismi-
nuye con la aclimatación al frío. Es decir, a mayor aclima-
tación son necesarias menores temperaturas de la piel para
iniciar la tiritona. 
Por otra parte, las personas obesas comienzan a tiritar
a menores temperaturas de la piel que las personas delga-
das y, además, también mantienen menores flujos cutáne-
os sanguíneos a una determinada temperatura. 
Aclimatación al frío
La aclimatación al frío se asocia normalmente con un
aumento de la tasa de metabolismo, no acompañada de
tiritona. Experimentalmente, cuando se mantiene a un gru-
po de ratas a una temperatura ambiente de 5 °C durante
cierto tiempo, éstas se aclimatan al frío, aumentando su
tasa de metabolismo entre el 50 y el 100%; junto a ello, la
tiritona parece tener su origen en el músculo, pero no por
contracción muscular, ya que este aumento de producción
de calor ocurre incluso cuando los músculos se paralizan
con curare. Hoy es bastante cuestionable contestar correc-
tamente a la pregunta de si el hombre puede o no aclima-
tarse al frío, debido principalmente al hecho de que el
hombre no expone su cuerpo al frío el tiempo suficiente
para que se produzcan los posibles ajustes fisiológicos.
Incluso los esquimales mantienen una temperatura de la
piel similar a la del hombre occidental, debido a que pro-
tegen sus cuerpos con pieles adecuadas. 
Respuestas fisiológicas al calor
La exposición del organismo al calor calienta la piel
y ello conlleva un aumento del flujo sanguíneo cutáneo.
En estas circunstancias, y como ya hemos visto, el retor-
no venoso desde las extremidades al corazón se realiza a
través de las venas superficiales, y esto es lo que permi-
te que se produzca pérdida de calor por los mecanismos
de radiación y convección, siempre, naturalmente, que la
piel esté más caliente que el medio ambiente. Si el gra-
diente térmico es suficientemente grande se inicia la su-
dación, lo que conlleva el enfriamiento de la piel por la
evaporación del agua. Si la temperatura del medio
ambiente puede llegar a ser suficientemente alta y supe-
ra a la que alcanza la de la piel, el organismo gana calor
por radiación y convección y es entonces cuando la eva-
poración del sudor se convierte en la única vía de pérdi-
da de calor. 
Aclimatación al calor
Cuando una persona que no esté acostumbrada al
calor ni entrenada físicamente hace por primera vez un
ejercicio físico intenso en un ambiente caluroso, al poco
tiempo experimenta elevaciones marcadas de la tempera-
tura central y superficial, y su frecuencia cardíaca alcanza
valores máximos. Esto se acompaña de mareos, náuseas y
puede incluso llevar al colapso. Sin embargo, si a esta mis-
ma persona se la somete a las mismas condiciones todos
los días, pero durante mucho menos tiempo, y durante una
duración de unos 8-10 días, desciende el umbral de la tem-
peratura de la piel al que se inicia la sudación, con lo cual
este individuo no sólo inicia la sudación y la vasodilata-
ción cutánea a menores temperaturas centrales y super-
ficiales de su organismo, sino que además suda más
intensamente y por tanto pierde calor con más rapidez.
Transcurridos estos 10 días de aclimatación, las elevacio-
nes de la temperatura central del organismo son muy simi-
lares a las que se alcanzarían realizando el mismo tipo de
ejercicio en un ambiente relativamente frío. Esta llamativa
mejora de las respuestas del organismo se conoce como
aclimatación al calor. 
1074 I N T E G R A C I Ó N Y A D A P TA C I Ó N D E L O R G A N I S M O

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