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Silvia Violet - Serie Hacienda Salvaje - 1 Encontrando la libertad

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PRÓLOGO 
 
 
—Esta debe ser la última. —Jonás lanzó la última bolsa de comida 
en la parte trasera del camión estacionado en frente de la tienda de 
alimentación de la familia de Cole . —¿Necesitas algo? 
Jonás miró a Cole con sus grandes ojos marrones, como si 
necesitara algo. Cole recogió su aroma, y su lobo se agitó a la vida. Olía 
a sudor y a caballo con un aroma cítrico detrás, joven y limpio. Como 
una droga. El pene de Cole quería satisfacer todas las necesidades de 
Jonás, pero Cole no era tan estúpido como para coquetear con un chico 
de dieciocho años, cuyo padrastro había sido el predicador más 
vocalmente activo en la ciudad como anti-gay. La única razón por la 
que familia Marcos se dignaba a venderle su grano era debido a que 
en estos tiempos difíciles necesitaban su dinero. 
Cole trató de ignorar las fantasías que jugaron en su mente. —
No. Nosotros estamos bien. —Jonás miró sus botas polvorientas. —
¿Tienes un minuto? 
Cole respiró hondo. Miró a su alrededor. No podían hablar aquí, 
no abiertamente. Jonás necesitaba un amigo, y Cole había sido joven, y 
diferente y con miedo. —Claro. ¿Quieres tomar una taza de café?— 
inclinó la cabeza hacia la cafetería en la calle. 
—Sí. — Jonás miró su reloj. — Tengo tiempo para un descanso. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Está bien. ¿Puedo dejar la camioneta aquí? — Preguntó Cole. 
—Sí, no esperando otro hasta esta tarde. —Caminaron a la 
cafetería en un incómodo silencio. 
Cole no podía permitirse pensar en que Jonás era hermoso, o en 
como lo miraba con esos ojos de cachorro. Jonás estaba fuera de los 
límites por muchas razones. 
Se sentaron cerca de las ventanas de la fachada, y Cole pidió café 
para los dos. Una vez que la camarera trajo las tazas humeantes, Cole le 
echó un vistazo a Jonás. Su cabello castaño estaba arrugado por 
habérselo peinado con los dedos. Una combinación de las quemaduras 
de sol y la vergüenza teñían sus mejillas. Su chaqueta de mezclilla 
abrazaba sus anchos hombros y... ¡No! Cole no dejaría que su 
curiosidad llegara más bajo, ni en su imaginación. Su lobo gruñó en el 
fondo, su naturaleza de hombre lobo reconocía el caballo dentro de 
Jonás, al animal que su familia le obligaba a negar. 
Se centró en las fuertes manos, pálidas de Jonás cuando las puso 
alrededor de la taza de café, sosteniendo firmemente la calidez y la 
estabilidad. Cole quiso extender la mano y tomar la mano de Jonás en 
la suya, pero eso sería malo para ambos. 
Cole se dio cuenta de que había cometido un error. Tendría que 
haberle dicho a Jonás él tenía prisa por volver a la granja, o algo que le 
hubiera impedido estar sentado aquí a solas con un shifter caballo 
muy joven que estaba teniendo un efecto indescriptible en él. 
—¿Sr. Wilder? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Bueno, estar siendo abordado como 'señor' sin duda puso fin a la 
fantasía siniestra en su mente. Él sólo tenía treinta, pero ahora se 
sentía un anciano. —Sabes que me puedes llamar Cole. 
Las mejillas de Jonás se pusieron aún más rojas. —Lo sé... Es 
que... me preguntaba si usted consideraría contratarme. Sé que no 
tengo experiencia de trabajo en un granero, pero yo... bueno... yo soy 
muy bueno con los caballos —Sonrió cuando lo dijo. 
Su linda boca respingona le hacía parecer aún más joven, y Cole 
maldijo sus pensamientos inapropiados. El chico necesitaba su ayuda, 
no su perversión. 
La vida en la casa de Jonás tenía que ser un infierno. Su padre lo 
había abandonado cuando era joven, y su madre y su hermano mayor 
eran unos santurrones de Biblia. Por lo que podía decir, Jonás no 
hacia nada bien frente a sus ojos, pero si Jonás trabajaba en la Granja 
Wild R sería un desastre. Cole podía sentir el deseo de Jonás por él. 
Tarde o temprano, se dejaría llevar por su propio deseo y explotaría . 
Jonás merecía la libertad y un hombre que tuviera más control de sí 
mismo. 
El lobo de Cole gruñó, el sonido casi se escapó de la boca de Cole. 
Si ponía sus manos sobre Jonás, temía que su instinto de lobo 
tomara el relevo. Jonás olía presa, como algo para ser consumido, 
poseído . Cole se estremeció. No. Él nunca dejaría que este deseo 
tomara el control. —Jonás, yo... 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Por favor... —Bajó la voz a un susurro. —Mi familia... no puedo 
vivir con ellos. 
—Tu mamá no va a dejar que lo hagas. 
—Tengo dieciocho años. Ella no me puede detener. 
Cole intentó con una táctica diferente. —Tienes que terminar la 
escuela. ¿No habías ganado una beca? 
Jonás miró directamente a los ojos de Cole como si estuviera 
dispuesto a entender. —Sí, pero no puedo soportarlo. 
—Te graduaras en cuatro meses. Por lo que podrás irte de aquí, 
ir a la universidad. 
Él negó con la cabeza. —No voy a durar mucho tiempo. 
 No duraría mucho tiempo en la granja ni Cole tampoco, Cole lo 
tomase y dejaría que su hombre lobo tomara el control. —¿Por qué me 
lo pides ?— Cole creía que lo sabía, pero quería la confirmación. 
Jonás miró alrededor del restaurante. Sólo había unas pocas 
mesas ocupadas, y nadie estaba sentado cerca. Con una voz baja, 
incluso para los oídos sensibles de Cole que apenas pudo oírlo, dijo: —
Cole, yo soy... diferente, si mi hermano lo descubre... 
 Si Nathan lo descubría, iría a por Jonás, tal vez lo mataría. Cole 
hubiera querido que Jonás no le atrajese tanto. —Lo siento. Tengo 
todas las manos que necesito ahora. 
La luz ansiosa salió de los ojos de Jonás. Derramó el café sobre 
la mesa a toda prisa por dejar la mesa. —Está bien, lo entiendo. Lo 
siento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Cole agarró el brazo de Jonás antes de que pudiera irse. El calor 
rompió entre ellos, casi haciendo que Cole explotara. —Siento mucho 
por lo que estás pasando. 
Jonás negó con la cabeza. —No es suficiente. — Se aflojó y se fue. 
La condena de Jonás golpeó a Cole como un puñetazo en el 
estómago. Cole se echó hacia atrás y cerró los ojos, deseando que el 
espeso café amargo no se le atragantase. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CAPÍTULO 1 
 
 
Un año más tarde 
 
¿Qué Diablos estaba haciendo Cole en un centro de rescate de 
caballos? Necesitaba algunos potros prometedores , y no un caballo de 
la calle. Pero le detuvo su amiga Abril, cuando se detuvo para almorzar 
en el camino para visitar a un criador, y le persuadió suavemente para 
ir a su granja y ver un poco más de su organización de rescate de 
animales adoptados. Cole era probablemente el hombre lobo más 
blando de corazón en la historia de su especie. Su incapacidad para 
resistirse a una historia triste era legendaria. 
Abril lo llevó a su cocina y lo convenció ilegalmente con sus 
deliciosas galletas de chocolate. Cole se permitió relajarse y disfrutar 
sentado y hablando por un tiempo. Se le había olvidado lo mucho que 
disfrutaba de la compañía de Abril. Se conocieron cuando él estaba en 
la universidad, y cuando regresó a Cranford, habían logrado seguir 
viéndose, aunque menos de lo que él querría. Billy, su compañero le 
decía que se tomara más tiempo libre. Trabajar todo el tiempo hacia 
que Cole actuara como un viejo de mal humor. 
Finalmente, se dirigieron a la granja, y Cole se preparó para una 
venta dura de animales. Mientras caminaban por el pasillo mirando los 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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rescates recientes, Cole vio un caballo que pensó que podría utilizar a 
un amigo y le preguntó por su información de contacto a Abril. A 
medida que se acercaban al final del granero, Cole pensó que 
escaparía con las manos vacías. Entonces, un relincho aterrorizado 
rompió el silencio, por lo que Cole sintió un estremecimiento. 
—Ese era Diablo. —Abril caminó hacia el sonido conmovedor. —
Su dueño murió y un vecino lo salvó de ser asesinado y lo trajo aquí.Fue golpeado y estaba muerto de hambre. No deja que ninguno de 
nosotros le toque y no está comiendo. 
Cole lo siguió. Escuchó los latidos frenéticos como si el caballo 
golpeara contra la puerta del establo en pánico. Le dolía el corazón por 
el pobre caballo. —Se hará daño solo. 
Abril asintió. —Lo sé. Ya se ha herido tratando de escapar. Me 
temo que tendremos que sacrificarlo si no podemos hacerle comer. 
Cole terminó el granero y vio al caballo. Sus costillas sobresalían. 
Su abrigo tenía el potencial para brillar como las hojas de otoño bajo el 
sol, pero la falta de atención había retirado su brillo, y las cicatrices y 
las heridas de una silla le marcaban la espalda. Diablo levantó la 
cabeza y miró a Cole. De pronto, la lucha se drenó fuera de él. 
La fuerza de su mirada hizo que Cole diera un paso atrás, los 
instintos en alerta máxima. Algo en los ojos de Diablo lo llamaba, se le 
fusionó el corazón e hizo que el pelo en la parte posterior de su cuello 
se erizase al mismo tiempo. Cole no estaba seguro de cómo lo sabía, 
pero su vida estaba a punto de cambiar de manera irrevocable. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Diablo miró a Cole durante varios segundos, casi parado. 
Entonces puso su cabeza en la puerta de su puesto, resopló 
suavemente, y estiró el cuello. Estaba esperando un abrazo. 
Cole apenas se atrevía a respirar. Por lo general, los caballos más 
nerviosos eran asustadizos a su alrededor. Nunca había sido capaz de 
mantener la calma delante del caballo. Su mitad humana hacia todo 
lo posible, pero aún así necesita más tiempo para tener un vínculo con 
un caballo de lo que un ser humano puro necesitaría. Algunos de los 
animales aprendían a confiar en él, pero en realidad nunca aceptaban 
lo salvaje. 
Abril puso su mano sobre el brazo de Cole. —Nunca vi actuar a 
Diablo de esta manera. Nunca mostró ningún interés en nosotros. 
Cole se quedó dónde estaba, pero habló con el caballo en voz 
baja. —Bueno, muchacho. ¿Quieres un abrazo? —Diablo relinchó 
suavemente. Cole dio un paso hacia él. 
Diablo llegó donde estaba. 
Cole respiró hondo y contó hasta tres, no quería ir demasiado 
rápido. Mientras esperaba, congelado en su lugar, se dio cuenta de algo 
en el granero, un olor familiar, un olor brillante que no pudo 
identificar. 
Abril puso la mano en su espalda. —Sigue caminando lentamente. 
A ver si mantiene la calma. 
Cole dio unos pasos más. Diablo relinchó en voz alta, pero era un 
sonido feliz. Ningún rastro quedaba de su terror. —Espera aquí — 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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instruyó Abril. Se movió lentamente y, a continuación, regresó con 
algunas zanahorias en la mano. 
Cole no podía entender lo que estaba sucediendo. ¿Por qué un 
caballo tomaba interés en él y no se aterrorizaba ? ¿Un hombre lobo 
habría sido amable con él en el pasado? El olor familiar le atormentaba 
de nuevo. Trató de llevarlo lo suficientemente profundo en sus 
pulmones para averiguar de qué se trataba, pero los recuerdos sólo 
jugaron con él. 
Diablo sacudió su nariz. Olía las zanahorias, pero él no estaba 
mirando a la mano de Cole como la mayoría de los caballos harían. 
Miró directamente a los ojos de Cole, estudiándolo como si lo 
conociera. 
Cole nunca había visto a ese caballo antes. No se le habría 
olvidado. Si el animal no hubiera sido objeto de abusos, sería 
impresionante. Pero la sensación de que la reunión tenía un significado 
profundo se apoderó de él y no lo dejaba ir. Cole extendió la mano con 
la palma hacia arriba, ofreciéndole la zanahoria. Diablo se la comió 
rápidamente y luego frotó la mano de Cole. Cole se quedó mirando, 
sin poder creer lo que estaba viendo. El caballo estaba muriéndose de 
hambre. Podría haberle dado el alimento y Cole podría haber 
admitido que por eso era su fácil aceptación de un hombre con la 
sangre del lobo, pero todavía quería la atención. Frotó a Diablo entre 
las orejas. El olor tentadoramente familiarizado era más fuerte ahora. 
¿Venía de Diablo? Frotó la nariz del caballo y se concentró, pero no 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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pudo conseguir recordar antes de que el olor del heno, cuero, sudor y 
otros caballos abrumaran sus sentidos. 
Abril con cautela caminó a su lado. —No puedo creerlo. 
—Yo tampoco. 
—No ha respondido ante ninguna otra persona. Apenas fuimos 
capaces de cuidar de sus heridas y ofrecerle comida sin que saliera 
lastimado. Llega un hombre lobo mestizo y lo consigue. 
—¿Crees que se encontró con un lobo civilizado como yo antes? 
Abril sonrió. —Cariño, no hay muchos como tú. 
Diablo olió cuando Cole le frotó las orejas. ¿Cómo había podido 
alguien tratar a un caballo tan maravilloso con tanta crueldad? Su 
intestino se apretó mientras miraba las cicatrices horribles en la parte 
posterior de Diablo. No podía imaginar lo que haría que alguien 
pensase que tenía que hacer eso para ganarse a un caballo. —Vas a 
estar bien, ahora. ¿Lo sabes, muchacho? 
Diablo resopló y sacudió la cabeza como si realmente lo 
entendiese. Cole sonrió. —Eres un chico inteligente, ¿no? Abril cuidará 
bien de ti. 
Diablo saltó hacia atrás y golpeó con su pata mientras negaba 
con la cabeza con vehemencia. Cole miró a Abril. —¿Está diciendo 
“no”? 
Ella sonrió. —Parece que así es. — Abril se acercó a la puerta de la 
cabina, y Diablo puso sus orejas hacia atrás. Sus fosas nasales 
temblaron. —¿Diablo, quieres irte con Cole? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Abril —Cole gruñó, pero los oídos de Diablo se animaron, y 
estuvo de acuerdo. 
Cole no necesitaba que otro animal rescatado se uniese al grupo 
cada vez mayor de perros y gatos, y... infierno, algunos de sus 
funcionarios también habían sido rescatados. No tenía tiempo para 
este proyecto, pero ¿cómo podía decir que no? La última vez que había 
enviado a alguien lejos... bueno... Jonás nunca había sido encontrado. 
Podía haber muerto porque Cole no tuvo el coraje para contratarlo. 
No podía arreglar lo que había hecho con Jonás, llevándose a un 
caballo maltratado. Pero desde que Jonás desapareció, Cole había sido 
incapaz de decir que no a alguien que lo necesitase. Billy se pasaba la 
vida señalando lo caro que este hábito se ha convertido. Casi llegaron 
a las manos por encima de su decisión de contratar a un ex convicto 
que Cole creía que había sido acusado erróneamente. Hasta el 
momento, el hombre había superado cada una de las expectativas de 
Cole. Quizás Cole podría convertir en un caballo estrella a Diablo. 
Diablo estaba pidiendo ayuda de la única manera que podía. Sí, 
acercarse a un hombre con sangre de hombre lobo era un extraño 
comportamiento, pero Cole ya había empezado a pensar en Diablo 
como en su caballo 
Abril estudió cuidadosamente a Diablo. —¿Alguien le enseñó a 
responder a las preguntas? —Diablo resopló y sacudió la cabeza. 
Cole se sorprendió. —¿Estás segura de que no es un 
cambiaformas? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Si puede convertirse en un ser humano, ¿por qué se quedó con 
su antiguo dueño? ¿No podía cambiar y huir? 
Cole mantuvo su declaración. —¿Y si estaba escondiéndose de 
algo o de alguien? —Abril señaló las cicatrices en el lado del Diablo. —
¿Qué podría hacer que soportase eso? 
Cole no pensar ni imaginar perdurable tal tortura. —Tienes 
razón. No hay secretos que puedan valer tanto dolor. 
Abril se volvió hacia él, pero antes de que le hiciese la pregunta 
inevitable, se anticipó. —Sí, me lo llevo. 
Ella sonrió. —Gracias. Gracias también por Diablo. —El caballo 
resopló y sacudió la cabeza vigorosamente. 
Cole le echaría a perder con toda su fuerza. Tenía caballos de su 
confianza y los amaba, pero nunca realmente había conectado con 
ellos. Podría hacerlo con el Diablo, estaba seguro. Eran perfectos el 
uno al otro. 
 
 
Después de salir de acá Abril, Cole comenzóun largo y agotador 
regateo con algunos de los mejores criadores en la región. 
Afortunadamente, fueron recompensados sus esfuerzos. Compró dos 
hermosos potros, de Tennessee, los más perfectos que había visto 
desde que se había hecho cargo de la granja. Si sus instintos estaban en 
lo cierto, los había adquirido a un precio de ganga. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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La lluvia cayó sobre él toda la tarde. Estaba cubierto de barro, 
después del regateo para negociar por los caballos y muerto de 
hambre, empapado. Él quería correr al interior, tomar algo de comer, y 
un baño caliente, pero tenía que ver primero a Diablo. 
Cole escuchó un relincho aterrorizado desde el remolque. —Yo lo 
llevaré. 
Su entrenadora, Danielle, parecía que había perdido la razón. —
No quiero faltarle el respeto, jefe, pero no estoy segura de que sea lo 
mejor. 
—Yo soy el único que puede hacerlo. 
Billy miró a Danielle haciéndola retroceder. Ella lo hizo, a pesar 
de que, obviamente, quería saber lo que estaba sucediendo. 
Cole se acercó al remolque. —Está bien Diablo. Estoy aquí. — 
mantuvo su voz baja, hablando como lo haría con un perro tímido en 
lugar de con un caballo, un animal que podría ser convencido de que 
era parte de la manada de Cole. 
El caballo se calmó y Cole entró en el remolque. Frotó la cara de 
Diablo mientras se acercaba. —Tranquilo, muchacho. Estamos ahora 
en mi granja. Tengo que ponerte en un cabestro y llevarte a una 
cuadra. Nadie te hará daño aquí. 
Los ojos de Diablo estaban amplios. Un escalofrío le recorrió a lo 
largo de la espalda, y negó con la cabeza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—¡Shhh! — Cole se inclinó y abrazó el cuello de Diablo. —Sé que 
es duro. Te lesionaron, pero también lo hicieron a un montón de gente 
aquí. Queremos ayudarte. 
Diablo pateó el piso del remolque. Sus orejas se balanceaban, 
tratando de interpretar todos los nuevos sonidos y ver si había peligro. 
Cole suspiró. Le preocupaba que sus piernas cedieran bajo él. 
Daría cualquier cosa por acostarse en una cama blanda, pero Diablo lo 
necesitaba. 
—Me quedaré contigo todo el tiempo que me necesites, ¿de 
acuerdo? —Diablo asintió. Y sollozó en voz baja. 
Cole deslizó las riendas sobre la cabeza de Diablo, sintió temblar 
al caballo bajo sus manos. —Voy a ayudarte a que entres en la cuadra. 
Diablo volvió a asentir. ¿Cómo Diablos podía entenderle el 
caballo y responderle tan claramente sino era un cambiaformas? Pero 
Abril tenía razón. Un cambiaformas habría cambiado y seria libre. 
Diablo probablemente había sido propiedad de alguien que lo entrenó 
para un circo. Aunque Cole nunca ha oído hablar de otro caballo que 
pudiera responder a preguntas complejas con tanta facilidad. 
Tiró de la cuerda que conectaba la cabeza de Diablo y chasqueó 
la lengua, animó a Diablo a abandonar el remolque. —Limpiar el 
camino para nosotros, o va a entrar en pánico. 
Billy, Danielle, y los demás salieron del camino, pero todos lo 
miraban. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—¿Qué diablos está pasando, jefe? —Preguntó Shep. El empleado 
había trabajado para los abuelos de Cole. Era el único empleado que 
había quedado después de su muerte. Fue testigo de primera mano lo 
duro que trabajó Cole para hacer que los caballos lo aceptasen cuando 
llegó a la granja siendo un adolescente en duelo. 
—Me gustaría saberlo. No lo entiendo bien —dijo Cole en voz 
baja, cuando salió del trailer. Diablo le abrazó y se acurrucó junto a él 
como una manta de seguridad. 
—¿Realmente puede hablar? —Le preguntó otro empleado. 
Cole sonrió. —Su gramática no es muy buena, pero lo hace “sí” y 
“no” hacia abajo. 
—Infierno, mi gramática no es tan buena, chico de ciudad. ¿Estás 
diciendo que el caballo es tan inteligente como yo? 
Cole se rió. Cuando llegó a la puerta del establo, Diablo retrocedió 
y relinchó nervioso. —¿Qué pasa, muchacho? 
Diablo asintió. Billy y Shep habían entrado en el granero por 
delante de ellos. Estaban preparando a los potros que compró en sus 
puestos. 
Dio un paso atrás y acarició a Diablo entre las orejas. —Vas a 
tener que acostumbrarte a estar con otros caballos. 
Diablo soltó un bufido. 
Cole tiró con fuerza y liderazgo, pero el caballo se resistía . —
Maldita sea —Cole estaba agotado, cansado y hambriento. Tendría que 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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haberse tomado una hamburguesa en el camino a casa. Lo intentó de 
nuevo. 
Diablo bajó sus orejas. 
—Vete a la mierda. —Cole dio una patada al suelo. —Vas a entrar 
en el granero. Yo no voy a hacerte daño, pero tenemos que ponerte en 
un puesto. 
Demon aún se negaba a ceder. Cole se vio obligado a tomar una 
respiración lenta. —¿Son los caballos? ¿Crees que debes tener un 
establo privado? 
Diablo asintió. 
—Entonces, ¿qué... o-oh, no quieres a mis hombres en el granero, 
¿verdad? —Las orejas de Diablo se volvieron, y le dió una pequeña 
inclinación de cabeza. 
—Billy, Shep, ¿tenéis a esos potros acomodados 
—Sí, señor, —respondió Shep. 
—Entonces, hacedme un favor e iros a la caseta. No creo que 
Diablo vaya a dejar que nadie se interponga en el granero. 
Billy levantó una ceja. —Se trata de un extraño caballo. 
—Sí, pero yo creo que tenemos que darle sus caprichos, después 
de que sobrevivió. 
—Claro, pero sigue a un lobo. Hmmph. Yo no quiero discutir. 
Cole se volvió. —Vete a la mierda. 
—Quiero aprovechar el baño primero, jefe. — Billy respondió. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Ha. Cómo si me gustara tu culo flaco. — Cole se rió recordando 
lo afortunado que era por tener un gerente con el que podía jugar. 
—Me aseguraré de dejar un poco de cena para usted, jefe, — Shep 
dijo mientras los dos hombres salían por la puerta y se alejaban del 
granero. 
Una vez que los hombres se hubieron ido, Diablo siguió a Cole al 
granero sin más protestas. La luz desde el exterior comenzaba a 
desaparecer. Cole apagó las luces a lo largo de los corredores, pero el 
patio se quedó profundamente sombreado. 
El estómago de Cole gruñó mientras se dirigía a una de las 
cuadras lejanas. Por lo general se las arreglaba para mantener a sus 
instintos bajo control, pero tenía demasiada hambre, y ahora el granero 
olía la comida. Deseó que Demon dejara que alguien lo cuidase. En el 
momento en que llegase a su casa, tendría que tomar un filete de la 
nevera y comérselo crudo. Cole trataba de vivir como un ser humano 
de raza pura, pero a veces el lobo dentro de él era difícil de combatir. 
Por lo menos los otros no estaban en el cobertizo y no lo veían. 
Hace unos meses, Billy le había pasado por la cara la carne cruda 
como un loco. Cole temía que su amigo quisiera irse después de su 
reacción, tal vez incluso parar, pero él hizo una broma acerca de cómo 
trabajar para un salvaje. Además de acanalaba en ello de vez en 
cuando, sobre todo, él nunca dijo nada más. Pero la aceptación de Bily 
no salvó a Cole vergüenza de dejar que su animal perdiese el control. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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¿Cuán difícil seria contener sus instintos depredadores para un 
hombre lobo de sangre pura? No podía imaginar la lucha con impulsos 
más fuertes de los que ya sentía. No era de extrañar que algunos 
hombres lobo no fueran lo suficientemente civilizados como para vivir 
entre los humanos. Él había querido ser un pura sangre, pero después 
de un año de intentar tan duro como pudo cambiar sin éxito, negaba a 
su lobo siempre que le era posible y trabajaba con su lado humano. 
Ser tirado en dos direcciones le estaba rompiendo en pedazos. 
Se imaginaba cazando en cuatro patas, corriendo por el bosque, con 
sus músculos elegantes. Él clavaria sus dientes en su presa y... no, 
mejor no pensar en ello. Esta libertad animal podría hacer que le fuese 
difícil convertirse en humano de nuevo. 
Cuando tuvo a Diablo a raya,sintió el olor familiar de nuevo, un 
poco como a heno fresco, pero de color naranja brillante y joven... ¿eso 
qué significaba? Tal vez estaba loco. 
Había encontrado un caballo que prefería a un medio-hombre 
lobo a un ser humano, y creía que el caballo podía responder a sus 
preguntas. Sí, parecía bien loco. Oler cosas raras era sólo un bono. Por 
suerte, Abril había visto como el caballo le respondía solo a él, o 
estaría convencido de que había perdido la cabeza. 
Cole dejó caer la cuerda, pero mantuvo la presión sobre Diablo. —
¿Va a dejar que cuide de ti? Me comprometo a ser suave. —Diablo 
asintió. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Bueno. Voy a estar de vuelta. —Cole dejó la puerta del establo, 
la cerró detrás de él, y fue a buscar un kit de higiene. Cuando regresó, 
Diablo estaba esperándolo pacientemente. Seleccionó un peine para 
caballos y comenzó a trabajar en el pelo del caballo. Diablo no había 
dejado a nadie en la granja de Abril prepararlo, y su cabello era un 
desastre. Esta noche no era el momento de dejarlo realmente fresco y 
limpio, pero Cole quería empezar de alguna manera. Frotó círculos 
firmes, teniendo cuidado de evitar las heridas más frescas que todavía 
estaban sanando. Mientras trabajaba en los flancos de Diablo, el 
caballo lo estudiaban con curiosidad. ¿Sus grandes ojos marrones 
revelaban confusión, miedo y deseo de seguridad? ¿Por un verdadero 
hogar? Cole simpatizaba, y le pidió a Dios darle un poco de seguridad. 
Terminó con el peine y frotó la nariz de Diablo. —Te voy a 
cepillar y limpiar tus pezuñas. Entonces voy a ir cenar algo. 
El hocico de Diablo empujó contra Cole y lo miró, sus ojos 
expresivos, familiares. ¿Qué? ¿Cómo podían ser familiares? Cole dio 
un paso atrás. El granero le dio la vuelta, y el olor a cítricos flotó en el 
aire de nuevo. ¿Qué estaba mal con él? negó con la sensación de que 
algo importante faltaba y tomó el cepillo. Estaría bien cuando tomase 
un poco de proteína. Había esperado demasiado tiempo para comer. 
Eso explicaría el torbellino de pensamientos y la sensación de malestar 
en el estómago. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Rápidamente rozó a Diablo. El caballo siguió mirándolo como si 
estuviera tratando de encontrar algo o tratando de memorizar cada 
centímetro de Cole. La atención constante enervó a Cole. 
En el momento en que terminó de cepillar a Diablo y limpiarle 
las pezuñas, las orejas del caballo se pusieron de pie y Cole hubiera 
jurado que su boca se curvó en una sonrisa. —¿Te sientes mejor, 
chico? 
Diablo asintió vigorosamente. 
—Genial. Voy a conseguirte un poco de heno, y entonces voy a 
tener que empezar con mi propia cena. —Diablo asintió de nuevo y 
acarició a Cole. 
Cole le dio unas palmaditas en la nariz antes de salir del establo. 
Condujo hasta el extremo del granero y cogió un cubo de alimentación. 
Pero unos segundos después, un sonido fuerte le hizo hormiguear la 
piel. Algo estaba mal. Dejó caer el cubo y corrió hacia la cuadra de 
Diablo. 
Diablo no estaba allí. 
Jonás estaba en el centro de la cuadra, pálido, flaco y 
completamente desnudo. Cole se frotó los ojos. Estaba muy loco ahora. 
—¿Jonás? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CAPÍTULO 2 
 
 
El chico asintió con la cabeza. —Lo soy, sí. Soy Jonás. ¿Cole?— 
Cole negó con la cabeza, incapaz de hablar. Los ojos color chocolate con 
alma. El olor a heno recién cortado, naranjos limpio y joven. No era de 
extrañar que Diablo le pareciese familiar. 
—Tú eres Diablo. —Cole dijo, finalmente capaz de hablar. Jonás 
asintió. 
Cole no podía verbalizar sus pensamientos. Estaba temblando, 
enfermo con la idea de lo que Jonás había soportado, estaba aturdido y 
agradecido. A punto de que se le doblasen las rodillas se agarró a la 
puerta del establo para mantenerse en posición vertical. 
Jonás se sacudió. —Mi hermano... él me encerró en la forma de 
caballo. Me olvidé de quién era. Me olvidé de cómo... como ser 
humano. 
La ira, el miedo, y una feroz necesidad de proteger de Cole le 
demandaban desgarrar a Nathan. Jonás parecía perdido y confundido. 
Cole quería tomar a Jonás en sus brazos y alejar su miedo, pero 
tenía miedo de moverse. —Dime lo que pasó. 
—N-no, no ahora. Yo... necesito ... sostenme. 
Cole abrió los brazos, y Jonás cayó sobre ellos, apretándolo tan 
fuerte que apenas podía respirar. Las lágrimas de Jonás empaparon la 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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camisa de Cole, Cole enterró su cabeza contra el cuello de Jonás, 
respirando profundamente. Nunca olvidaría el olor de Jonás. Jonás 
nunca lo dejaría ir. 
Segundos más tarde, sus bocas se encontraron. 
Cole estaba hambriento y cansado. Él no tenía poder para 
resistirse. Le dio los besos que quiso darle un año antes . No podía 
recordar por qué no debería hacerlo. 
La boca de Jonás se abrió bajo la presión insistente de Cole. 
Gimió cuando Cole le lamió y chupó el labio inferior, y apretó sus 
brazos alrededor del cuello de Cole, moliendo su cuerpo entero contra 
Cole. 
Cole sacudió el culo de Jonás, moldeándolos juntos. Se 
atragantó contra los labios de Jonás cuando la polla de Jonás creció 
con fuerza contra él. Empujó su mano entre ellos, sujetando , 
acariciando. 
Su lobo gruñó profundamente. Con hambre feroz estaba listo 
para hundir sus dientes en la carne blanda del cuello de Jonás. 
Empujó a Jonás alejándolo, dio un paso atrás y tropezó con el 
cubo que había caído al suelo cuando Jonás cambió. Dios le ayudase . 
¿Qué estaba haciendo? Se apretó su pecho. No podía respirar. Cerró los 
ojos, deseando que su hambre, sexual y depredadora se mantuviese 
bajo control. 
Unos segundos más tarde, Jonás le tocó el brazo. El muchacho se 
estremeció y Cole vio lágrimas en sus ojos oscuros. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 24 
 
—Lo siento —dijo Cole. —Estoy hambriento. No te voy a hacer 
daño. — Se quitó la chaqueta y se la entregó a Jonás. 
Jonás frunció el ceño cuando agarró su abrigo y se lo puso. —
Nunca me harías daño. 
—Pero lo hice. —Cole odiaba el sollozo en su voz. —Nada de esto 
habría sucedido si te hubiera ayudado. 
—No tenías forma de saber lo que haría Nathan. Ni siquiera yo 
lo sabía... pero me salvaste. 
Cole negó con la cabeza. —Rescaté un caballo. Yo no sabía que 
eras tú. 
Las lágrimas se derramaron y se deslizaron por la cara de Jonás. 
—Cuando te vi... yo... —Tomó una respiración profunda. —Me acordé 
de todo. Sé que no me quieres, pero... 
Cole apretó un dedo en los labios de Jonás. No podía soportar 
oír nada más, no cuando quería a Jonás tanto que le dolía. —Me 
maldije todos los días desde que desapareciste. Debería haberte traído 
aquí, tendría ... Yo tenía miedo. 
Jonás hizo una mueca. —¿Por qué? Nunca tuvimos nada. 
¿Cómo podía explicarle Cole que había tenido miedo de no 
poder mantener sus manos fuera de Jonás? Si se dejaba tocarlo, su 
sabor, su naturaleza de lobo podría tomarlo. —Mi sangre de hombre 
lobo hace que sea difícil de controlar lo que siento... tenía miedo de que 
pudiera... —Cole no pudo decir nada más. Lo que podía hacer era 
demasiado horrible para confesarlo en voz alta. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 25 
 
Jonás miró hacia otro lado. —Está bien. No voy a pedirte que me 
dejes quedarme ahora. Sólo necesito que me ayudes a llegar lejos, a 
algún lugar donde Nathan nunca me encuentre. 
Cole no podía respirar. La presión en el pecho, era sofocante. 
Claro que Jonás quería huir lo más rápido que pudiera. ¿Por qué iba a 
querer quedarse con el hombre que lo había rechazado? Si hubiera 
encontrado cualquier otra forma de volver a su forma humana, la 
habría tomado y nunca habría visto a Cole de nuevo. ¿Por qué la idea 
de dejar a Jonás irse le dolía tanto? 
¿Y por qué besar a Jonás parecía tan diferente a cualquier otro 
beso? Jonás acababa de encontrarse a sí mismo de nuevo.Probablemente sólo había actuado por instinto, por su necesidad 
después de estar atrapado durante tanto tiempo. 
—Yo te voy a ayudar de cualquier manera que pueda. —Cuando 
dijo esas palabras, tiró de Jonás. ¿Cómo Diablos iba a enviar a Jonás 
lejos para no verlo de nuevo? Ahora que Cole sabía que Jonás estaba 
vivo, él lo quería más que nunca. 
Se abrazaron en silencio, Cole apenas respiraba tenía miedo de 
moverse. Jonás besó el costado de su cuello con un toque cuidadoso de 
sus labios. Las llamas cruzaron el cuerpo de Cole. Su polla estaba como 
el acero semiduro. El hambre rugía a través de él. 
Su lobo quería salir. Quería poner a Jonás sobre la paja y tomarlo, 
hacerlo llorar, y marcarlo con dientes y garras para que nunca lo 
dejara de nuevo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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En cambio, se apartó y Jonás se puso de pie. —Necesito... 
comida. No puedo… Espera aquí. 
Jonás lo miró. El olor de su miedo sólo hizo que Cole se 
calentase aún más. —Por favor no te vayas. —Le rogó Jonás. 
Jonás movió una mano temblorosa hacia él, pero Cole no la 
tomó. —Yo necesito saber... que estarás aquí, por favor. 
—Cole, ¿estás bien? 
Cole negó con la cabeza y salió de la cabina, con miedo de que si 
se quedaba iba a follarse a Jonás, o a comérselo. 
—Yo no me voy —dijo Jonás, claramente confundido. 
Cole golpeó la puerta del establo detrás de él y corrió hacia la 
casa. 
Cole corrió a la cocina y abrió la puerta de la nevera, por lo que 
todas las botellas traquetearon una contra la otra. Cogió un paquete de 
carne que tenía la intención de utilizar en un estofado de ternera. 
Tomándose apenas tiempo para quitarle el plástico, tomó un trozo y se 
lo tragó entero. No se detuvo hasta que se había comido cada pieza. 
Entonces se quedó delante de la nevera abierta, mirando el paquete 
vacío con la sangre corriendo por su rostro. 
 Era un maldito animal. Los que no le tenían miedo deberían 
tenérselo. Él no tenía ninguna posibilidad de tomar a Jonás como 
amante. 
No importaba que su miedo fuera infundado el hecho era que 
pasaría todo el tiempo preocupado por si se perdía, le crecían garras y 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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le hacía daño. Sus amantes habían temido lo mismo. Después de que 
recibían su satisfacción, no podían salir de la cama lo suficientemente 
rápido. Y otros... bueno... ansiaban el peligro, le preguntaban si quería 
morderlos, pero no podía. ¿Y si los mataba accidentalmente? 
No, fuera de los encuentros anónimos ocasionales, se había 
resignado a estar solo. Tenía algunos buenos amigos. Tenía el 
rancho. Tenía un propósito. Eso tenía que ser suficiente. Pero durante 
unos segundos mientras sostenía a Jonás, Cole había pensado que tal 
vez podría tener más. Entonces su voraz apetito había aparecido 
rugiendo a la vida, y se lo pensó mejor. 
Jonás estaba vivo y seguro. Eso debería ser satisfactorio. 
Mientras Cole lo buscaba, se dijo que si encontraba seguro a Jonás, no 
interferiría con su nueva vida. Había sido un tonto al pensar que podía 
caminar y alejarse. Todavía anhelaba a Jonás como lo había hecho 
durante todos esos meses. Cuando Jonás se había ido, Cole se había 
sentido como si alguien le hubiera arrancado una parte de él. 
¿Qué era tan diferente acerca de Jonás? ¿Porque alguien tan 
joven tenía tanto poder sobre él? ¿Era un pervertido por querer tener a 
un chico justo al borde de la edad adulta? 
Cole tiró el paquete vacío de la carne, limpió y tomó un muslo de 
pollo, cocinado en este punto. Tomó algo de comida para Jonás y llenó 
una botella de agua. 
Subió a su habitación, donde recogió unos pantalones para Jonás 
y una chaqueta de punto para sí mismo. Vio su reflejo en el espejo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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sobre el tocador. Su cabello castaño oscuro estaba todavía húmedo por 
la lluvia y el sudor. Hizo caso omiso de la necesidad de un corte de pelo 
tan largo ahora que le rozaba los hombros. Sus ojos color avellana a 
veces y a veces grises, eran grises ahora tan fríos como la noche, y se 
veía cansado, más viejo de lo que era . Lo bueno era que no estaba 
tratando de impresionar a Jonás. 
Salió al porche, tratando de no hacer ruido. No quería tener que 
explicarle sus acciones a ninguno de sus empleados. Podía oír la 
televisión a todo volumen a través de las ventanas abiertas. El camión 
de Shep no estaba. Estaba en casa con su esposa. Cole vio una luz en el 
apartamento encima del garaje. Esperaba que Danielle no mirara por 
la ventana y lo viera arrastrándose de nuevo al granero. 
El corazón de Cole golpeó mientras caminaba hacia Jonás. Una 
parte de él tenía miedo de que todo el encuentro con Jonás fuera un 
sueño loco. Jonás, sin embargo, estaba allí, sentado en la paja, con la 
cabeza entre sus manos y Cole ciñó el abrigo. 
Jonás se veía tan joven y vulnerable. La mano libre de Cole se 
apretó en un puño mientras pensaba en lo que había pasado. No sabía 
si iba a ser capaz de no arrancarle a Nathan su corazón negro la 
próxima vez que lo viese. El hijo de puta merecía ser torturado en 
primer lugar, una muerte rápida era demasiado buena para él. 
—Te he traído unos pantalones y algo de comer. —Cole frunció el 
ceño, mirando las marcas en la parte posterior de Jonás. Jonás tomó 
sus pantalones. Eran ridículamente grandes, pero tensó la cuerda y se 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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sujetaron. —¿Por qué no nos llevamos la comida a casa, y te pongo algo 
en tus heridas? — Cole sugirió. 
Jonás tomó la fiambrera y el agua. —No, tengo que quedarme 
aquí. No puedo arriesgarme a que alguien me vea yo. Cambiaré para 
acelerar la curación. Desaparecerán rápidamente ahora. 
—¿Necesitas una manta? —Cole no podía sentir el frío. Jonás 
había conseguido que algo quemase dentro de Cole. Ni un baño en un 
arroyo helado le refrescaría. Una vez que Jonás lo sacase, Cole 
dudaba de que fuera capaz de mantener el calor, sin importar cuántas 
mantas se envolviese alrededor de sí mismo. 
Jonás negó con la cabeza. —Yo solo, yo sólo necesito que te 
quedes conmigo. ¿Estás bien? 
Cole negó con la cabeza y se hundió en la paja junto a Jonás. —
Necesitaba comer y... eh... despejarme la cabeza. 
La boca de Jonás se arqueó ligeramente. —Sí, creo que has 
tenido un shock. 
—Me alegro de que estés aquí. 
Jonás miró a la paja con las mejillas rojizas. —No sé si pueda 
retener algo —dijo, mirando la caja de comida. —Sólo he comido heno 
durante un año. 
Estaba delgado, dolorosamente. Cole apostaría a que sus costillas 
eran tan prominentes como las que Diablo tenía. —Tienes que probar. 
Bebee el agua en primer lugar. Si lo necesitas, te puedo hacer un poco 
de sopa o algo asi. Cualquier cosa para conseguir algo de comida en ti. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Jonás sonrió. —Gracias. Yo-voy a intentarlo. —Su mano temblaba 
mientras trataba de desenroscar la tapa. 
Cole agarró la botella y la quitó. Jonás tomó un sorbo tentativo, 
rodando el agua alrededor de su boca como si no estuviera seguro de 
cómo beber como un ser humano. 
Cole observó los músculos de su garganta mientras tragaba . 
Quería seguir el camino de las aguas con su lengua, a Jonás en todas 
partes. Jonás, sin embargo, no necesitaba ese tipo de complicaciones. 
Había sido retenido en forma animal durante casi un año. Tendría que 
aprender a vivir como un ser humano de nuevo. Se merecía mucho más 
que un medio- lobo jodido que era más que una década más viejo que 
él. Cole cerró los ojos. —¿Cole? 
Contuvo el aliento. —¿Sí? — Él no abrió los ojos. 
—Lo siento. 
—No tienes nada por lo que disculparte. 
—No me quieres aquí, y ahora estás aquí cuidando de mí cuando 
estas obviamente agotado. Te diría que te fueses a la cama, pero no 
quiero estar solo. 
 El pecho de Cole dolia. —Me quedaré todo el tiempo que me 
necesites. Y te quiero aquí. Siemprete quise.— Sólo le pedía a Dios 
poder controlarse. 
—Cole... 
Algo se apretó dentro de Cole. No podía permitir que Jonás se 
fuese. Podría romperse si lo hacía. Las lágrimas ardían en sus ojos, 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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pero no la jodería llorando. Se sostendría a sí mismo junto. Jonás se lo 
merecía. —Puedes decirme cualquier cosa. Estoy aquí para ti ahora. 
Jonás negó con la cabeza y tomó otro sorbo de agua. —Nada. Yo 
debo tratar de comer algo. 
Cole tomó la caja de almuerzo que Jonás había puesto en la paja. 
Cuando Jonás la tomó , sus manos se tocaron. Cole saltó mientras una 
chispa corría a través de él, encendiéndolo. 
Los ojos de Jonás se agrandaron. 
¿Él también lo sintió? 
Como en respuesta, la lengua de Jonás se deslizó a través de su 
labio inferior. Cole quiso seguirla con la suya propia. 
Jonás no lo miró de nuevo. Abrió el recipiente y tomó el muslo 
de pollo. Lo mordió y lo masticó lentamente. Después del primer 
bocado, comió más y más rápido. 
Cole no podía dejar de mirarlo. ¿Cómo comer pollo podía ser tan 
sexy? 
—¿Estás bien? —Jonás se sonrojó. 
—Lo siento. Es tan bueno. 
Cole sonrió. —La esposa de Shep lo hizo. Es un genio en la 
cocina. 
Jonás terminó el pollo y tomó una taza y una cuchara de pudín. 
Miró a Cole y levantó las cejas. 
El calor quemó en la cara de Cole. —¿Qué? Me gusta el pudín — 
Jonás sonrió. —A mí también. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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La felicidad obvia de Jonás le provocó a Cole una extraña 
sensación en el pecho. Observó como Jonás quitaba la tapa del 
contenedor y cavaba con una cuchara. Parecía que estaba tratando de 
resistirse a devorarlo. Si Jonás se quedaba en el rancho, Cole lo habría 
llenado en poco tiempo. 
¿Sí? ¿En qué Diablos estaba pensando? Jonás no podía quedarse. 
Cole tenía que aceptarlo. 
Jonás terminó el pudín, puso la cuchara hacia abajo, y se 
humedeció los labios. Miró el contenedor como si no estuviera seguro 
de qué hacer con él. Cole se acercó a él cuando la lengua de Jonás 
lamia el pudín de su labio. Cole se estremeció. 
Se puso de pie, sabiendo que no debería estar tan cerca de Jonás. 
Jonás, sin embargo, lo hizo. Ahora estaban tan cerca que casi se 
tocaban. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CAPÍTULO 3 
 
 
—¿Cole? 
Cole tragó, tratando de hacer que funcionase su voz. —¿Qué? 
—Bésame. 
El cuerpo de Cole gritaba por saborear a Jonás, sólo una vez más. 
Se obligó a moverse más lejos de la tentación de los labios carnosos de 
Jonás. Negó con la cabeza. —No puedo. 
Jonás cerró los ojos y respiró profundamente. —Te he querido 
durante tanto tiempo. Cuando no me contrataste, decidí que podía 
hacer un grado como me dijiste. Así podría venir aquí y demandarte 
que me dieras la oportunidad de trabajar para ti. Cuando Nathan me 
encerró en mi forma animal, pensé que nunca te volvería a ver, así que 
me olvidé de todo. Pero ahora recuerdo. Recuerdo lo mucho que te 
necesito. Por favor. Sólo una vez más antes de irme. 
Cole lo quería tanto que le dolía. —Me haces volverme salvaje, 
loco. Me temo que podría hacerte daño. 
Jonás negó con la cabeza. —Tu lobo siente a mi semental. Él 
quiere correr, pero quiere que su lobo lo persiga, lo capture, lo domine 
y… 
Cole dejó caer el recipiente de pudín en el suelo, tomó el rostro 
de Jonás en sus manos, y le dio un beso. No había nada suave ahora. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Vertió su pasión en Jonás, y Jonás saboreó cada embestida feroz de su 
lengua. 
Jonás tiró de la camisa de sus pantalones vaqueros y deslizó sus 
manos por su espalda de Cole. El calor de las manos de Jonás 
 Hizo que Cole gimiera en su boca mientras chupaba su lengua, 
haciéndole gemir. 
Cole separó sus labios de los de Jonás y lo besó en el cuello, 
aspirando el olor que le plagaba cuando Jonás estaba en forma de 
caballo. Mordisqueó y lamió, y Jonás se movió contra él, aferrándose 
desesperadamente. Cole cayó y tiró de los pantalones de Jonás. La tela 
se deslizó fácilmente por sus pequeñas caderas. Cole envolvió su mano 
alrededor del pene de Jonás que era grueso, carnoso y perfecto. Su 
cuerpo podía ciertamente no verse como un semental ahora, pero su 
polla seguro lo hacía. Acarició el vientre de Jonás y lo besó en la piel 
suave mientras deslizaba una mano por la delgada línea de vello que 
se ampliaba un poco por encima de la base de su pene. 
—Deja que te ayude. Déjame que te cure, —susurró contra la 
suave piel de Jonás. Jonás hizo una mueca. —Por favor. 
Cole estaba poniendo en peligro a Jonás con algo que no merecía 
ser, pero no podía detenerse. Besó en la punta el pene de Jonás antes 
de tomarlo en su boca. Jonás se quejó. —Sí, oh, sí. 
Cole aspiró, amando la sensación de la carne gruesa de Jonás, 
dura en su boca. Trató de tragar todo eso, pero Jonás era muy grande. 
Se apartó y le lamió la cabeza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Jonás agarró el pelo de Cole de nuevo. —Por favor. 
Cole tomó el pene de Jonás de nuevo en la boca y sacudió sus 
caderas, afirmándose. Aspiró con fuerza, deslizándose hacia arriba y 
hacia abajo por el pene de Jonás. 
Jonás hizo pequeños empujes con sus caderas. Cole podía sentir 
la tensión en él. se apartó y miró a Jonás. —Folla mi boca. Úsame.— 
—¡Cole! 
—Hazlo —Cole gruñó. 
Cole lo tomó profundamente y tiró de sus nalgas, dejando que 
sus dedos rozasen sobre el orificio de Jonás, burlándose de él. 
—¡Mierda! — Jonás gritó mientras empujaba con fuerza en la 
boca de Cole, ahogándole. 
—Lo siento —dijo Jonás y trató de apartarse, pero Cole le abrazó 
con fuerza. 
Cole lamió y mordisqueó la parte inferior del pene de Jonás 
antes de decir. —No hay excusas. 
—Pero. 
Cole miró a Jonás, lamió la punta de su pene. —Toma lo que 
quieras. 
Jonás dio un grito ahogado y se remolcó en Cole que gimió 
alrededor de la dureza y relajó su boca para poder tomar lo que Jonás 
tenía para darle. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Los empujes de Jonás se volvieron más rápidos y frenéticos. 
Cole tomó todo de él, necesitando complacer a Jonás, hacerlo feliz, 
para demostrar su placer. 
—Cole, yo... —Trató de alejarse, pero Cole le apretó el culo, 
sosteniéndolo, y se corrió. Chorros calientes de esperma se vertieron 
en la garganta de Cole. Su orgasmo parecía que iba a durar para 
siempre, pero Cole se tragó hasta la última gota de su semen salado. 
Cole dejó que el eje Suavizado de Jonás se deslizase de su boca, 
colocando suaves besos a lo largo de la longitud antes de sentarse en 
sus rodillas. 
Jonás lo miró, sus ojos oscuros. —Yo-yo nunca. ¡Guau! —Sus 
rodillas se doblaron y Cole lo atrapó mientras caía en la paja. 
Cole se estiró a su lado, y Jonás se acercó a él. Jonás tuvo 
problemas para abrir los pantalones de Cole hasta que pudo envolver 
su mano alrededor de su pene. Cole contuvo el aliento. —Estoy cerca. 
Sabes tan bien. 
—¿En serio? 
Cole se inclinó y le besó. Jonás pasó la lengua por la boca, 
gimiendo, su polla endureciéndose de nuevo. Maldita sea, ¿todos los 
cambiaformas tenían esa recuperación increíble? Su mente daba 
vueltas fantaseando con joder con Jonás una y otra vez toda la noche. 
Él se apartó, de repente determinado a que Jonás debía 
quedarse. Quería llevarlo dentro de la cama donde estarían más 
cómodos. Al diablo con lo que debía hacer. No podía dejar que este 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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chico se fuese. Jonás era suyo. Aprendería a controlarse. Encontraría 
una manera. 
Jonás se pasó la lengua por los labios y sacudió su mano en la 
polla de Cole antes de darle trazos largos y firmes. —Quiero 
chupártela, pero yo nunca ... 
Cole gimió. La idea de ser el primero de Jonás lo volvió loco. —
¿Alguna vez se la has chupado a un hombre? 
—Nunca he estado con un hombre. —Sus mejillas se pusieronrojas. 
Cole pensó que podría morirse en el acto. Jonás era virgen. La 
idea lo aterrorizaba y lo excitaba tanto que pensó que su piel podría 
dividirse. Ningún otro hombre había tocado a Jonás, nadie había 
tenido su boca caliente alrededor de su pene. 
Cole quería ser el primero. Él quería ser el que tomase a Jonás. 
Gruñó. El proteccionismo de su lobo quemado en acción. Jonás era 
suyo. Los instintos pelearon dentro de él, la posesividad y el hambre. A 
su lobo le encantaba la idea de rasgar el cuerpo virgen vulnerable de 
Jonás, tenerlo, poseerlo, pero Cole podría manejarlo. Podía ser amable 
cuando lo necesitaba. 
—Dime si no estoy haciendo las cosas bien. — Jonás dejó caer su 
cabeza en el regazo de Cole y tomó la polla en su boca. 
Cole luchó con toda su voluntad por no presionar en el calor 
húmedo. —Es tan bueno. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Jonás sonrió a su alrededor y lo chupó. Cole no iba a durar más 
de unos pocos segundos. La boca de Jonás se sentía como el cielo. Cole 
nunca habría imaginado que era su primera mamada. Jonás 
instintivamente sabía exactamente lo que quería Cole. 
Cole se dio cuenta de que tenía las manos agarrando la cabeza de 
Jonás, llevándolo más lejos en su polla. Trató de detenerse , pero no 
pudo. 
Jonás se estiró boca abajo sobre la paja para poder obtener el 
mejor acceso posible al pene Cole. Él lamió y chupó a Cole que luchó 
contra sus instintos. Su lobo gruñía y jadeaba, quería tumbar a 
Jonás y tomarlo, molerlo en la paja, llenar su culo hasta que gritase. 
Cole no se atrevía a tocar a Jonás ahora. Clavó los dedos en sus 
muslos. Fuego deslizó sus dedos por su cuerpo cuando un rayo cayó 
sobre su espalda y bajó corriendo. —Maldita sea, Jonás. Voy a 
correrme. No puedo... —disparó en la boca de Jonás. Habría querido 
advertirle antes, pero Jonás había robado su capacidad de pensar. 
Jonás se rompió con la fuerza del orgasmo de Cole. Se alejó, pero 
guió el segundo disparo Cole a su boca abierta. La vista hizo que Cole 
convulsionara. Jonás bombeó su polla, tomando cada gota que tenía 
para darle. 
Cuando terminó, Jonás sonrió. —Wow. Eso fue... me gustaría ... 
—Quiero follarte —Las palabras salieron de la boca de Cole antes 
de que pudiera detenerlas. Era el lobo feroz al acecho de la presa 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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inocente. Su pene no se había suavizado. La visión de Jonás feliz de 
tragarse su esperma lo tenía loco. 
Jonás sonrió. —Quiero que seas mi primero. Pero yo soy... 
Cole le acarició la cara. —Voy a ser suave. Yo sé que no soy... me 
gusta a la intemperie, pero puedo sr suave contigo. 
Por favor, déjame decirte la verdad. 
—Confío en ti. 
Él lo haría. Cole había llegado a creer que tenía que enviar a 
Jonás lejos para mantener las manos fuera de él. Pero la sensación de 
los labios alrededor de la polla de Jonás le convenció de que no había 
manera en el infierno de que Jonás se fuese a ninguna parte. Una 
parte de él se dio cuenta de no debía dejarse influenciar por el hecho 
de que había sobrevivido a un orgasmo sin destrozar a Jonás, que no 
estaba bien. Podía perder el control una vez que estuviese dentro de 
Jonás, pero no podía parar. 
Había tantas cosas que Cole quería decirle. Quería decirle a 
Jonás s que iba a vengar su tortura, cuidarlo, sanarlo. Pero si 
empezaba a hablar, lo haría entre dientes, gruñiría, y probablemente 
asustaría a Jonás, simplemente dijo: —Vamos al interior. 
El color desapareció de la faz de Jonás. —Alguien podría verme. 
No puedo dejar que nadie sepa que estoy aquí. No puedo... 
—Está bien. Nos quedaremos aquí. —La cama de Cole sería 
mucho más cómoda, pero Jonás era todavía un caballo asustadizo. Si 
Cole lo empujaba por muy encantado que estuviera, podía correr. Cole 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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no podría manejarlo, no ahora que había llegado tan lejos. ¡Por favor, 
déjame mantener el control! 
—Deja que te traiga una manta. —Prácticamente corrió hacia el 
cuarto trastero y agarró una de las viejas mantas de un estante. Corrió 
de regreso y la extendió en el suelo de la cabina. —Se va a sentir mejor. 
Cole rápidamente se quitó la ropa y tiró de la chaqueta. Jonás se 
tiró en el suelo y se tumbó en la manta. Cole podía oler su miedo, pero 
la polla de Jonás estaba dura y con ganas. Se la acarició distraídamente 
mientras miraba a Cole. 
Cole miró la mano de Jonás, lamiéndose los labios mientras 
observaba los dedos de Jonás apenas rodeando su pene. 
Cole estaba encendido, la idea de conducir su carne gruesa 
dentro de él le hacía sentirse desequilibrado. Iba a tener relaciones 
sexuales con Jonás. 
Cole se chupó dos dedos, cubriéndolos con la saliva, deseando 
estar en la casa donde tenía lubricante, especialmente para la primera 
vez de Jonás, pero no se arriesgaría a dejar a Jonás solo el suficiente 
tiempo para conseguirlo. Al menos no tenía que preocuparse acerca de 
los condones porque Jonás era un cambiaformas y eran inmunes a las 
enfermedades de transmisión sexual humanas. 
Se dejó caer de rodillas y se colocó entre las piernas dobladas de 
Jonás. Metió la mano entre las nalgas de Jonás, sin dejar de mirar el 
lento progreso de la mano de Jonás arriba y abajo en su polla. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Bromeó con el estrecho agujero de Jonás durante unos segundos. —No 
quiero hacerte daño. 
—No importa. Yo sólo te necesito. 
Cole se mordió el labio para contener un gemido. 
—Yo... eh... yo usé mis dedos y... otras cosas... Nunca he estado 
con nadie más. — Jonás miró hacia otro lado, avergonzado. 
El pensamiento de Jonás jodiéndose tenía loco a Cole. Tenia 
plenamente la intención de verlo algún día. Empujó un dígito dentro 
de Jonás y se quedó sin aliento cuando el culo de Jonás le apretó. 
Empujó más y Jonás se quejó. —Maldita sea, eso es bueno. 
 Cole sonrió. —Eso no es nada. Voy a volverte loco.— Añadió un 
segundo dedo, y Jonás hizo un sonido ahogado. —¿Estás bien? 
Jonás lo miró, los ojos muy abiertos, la boca abierta. —Creo que 
sí. — Empujó un poco más. 
Jonás cerró los ojos. —Quema, pero es bueno. 
Cole sonrió. —Va a ser aún mejor. — Trabajó con los dedos más 
profundamente en busca del punto dulce de Jonás. Se inclinó hacia 
adelante mientras los deslizaba lentamente. 
El Cuerpo de Jonás empujó. —¡Oh, Dios mío! —Gritó. 
Cole se rió. —¿Estás bien? 
—Hazlo de nuevo. 
Él lo hizo. Jonás se retorció por debajo de él, follando los dedos 
de Cole. —Más. — Se atragantó. 
—¿Quieres esto? —Cole se acarició el pene con la otra mano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 42 
 
Jonás lo miró. La polla de Cole no era tan grande como la de 
Jonás, pero no era pequeña. Poco a poco, Jonás estuvo de acuerdo. 
—Voy a ir tan lento como me sea posible. 
—Está bien. Sólo... 
—¿Qué? 
Jonás se echó a reír. —¡Date prisa! 
Cole sonrió. El calor, que era más que sexo recorrió su cuerpo. 
Escupió en sus dedos y colocó más humedad en el culo de Jonás. 
Jonás le dijo. —Déjame ayudarte. —Cole se movió de manera que 
Jonás podía chuparle la polla. Después de unos minutos, Cole se retiró, 
temblando de necesidad. Le encantaba ver su polla descuidada con la 
saliva de Jonás. 
Jonás se echó hacia atrás y tiró de sus piernas cuando Cole guió 
su pene en el agujero de Jonás. Cole vio como la punta de su polla 
desaparecía en su amante. 
Empujó hacia adelante, y Jonás se extendió a su alrededor. 
Estaba tan jodidamente apretado. —¿Estás bien? 
—¡No pares! 
Cole empujó más profundo, y su polla saltó a través del anillo 
muscular. Jonás se quejó. 
Cole se quedó inmóvil. El sudor resbalaba por su rostro. Su lobo 
gruñó, deseando la libertad. Las garras se deslizaban de sus dedos. —
Jonás. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Jonás cerró los ojos y respiró. —Estoy bien. ... Me duele, pero 
quiero más. —Empujó contra Cole forzándoloa ir más profundo. Cole 
gruñó. —No te muevas. — Jonás empujó sus caderas. —No me jodas. 
Cole se empujó todo el camino. Sus pelotas se estrellaron contra 
el culo de Jonás. Jonás gritó—: ¡Mierda! 
Los muslos de Cole apretaron a Jonás, luchando contra el 
impulso de tirar hacia atrás y golpear de nuevo. Habría sido demasiado 
duro y demasiado rápido. 
Jonás se retorcía debajo de él, pero Cole estaba controlando a 
Jonás, sujetando sus piernas entre ellos. —Dame un segundo. No 
quiero hacerte daño. 
Jonás gruñó. —No voy a tener un maldito descanso. 
El olor de Jonás intoxicó a Cole. Quería montarlo, morder a 
Jonás y clamó. —Yo no puedo hacer esto. 
—Lo estás haciendo. 
Cole mantuvo los ojos cerrados, sin querer ver el dolor en los ojos 
de Jonás. —Tenemos que parar. 
—No me dejarás. Vas a montar mi culo hasta que sople mi 
semen por todo mi cuerpo. 
—Bebé —¿Quién te enseñó a hablar así? 
 —Quiero al lobo dentro de ti. 
Cole la sacó y empujó con fuerza. Algo se rompió dentro de él, y 
empujó más y más. Jonás le gritó, pero se arqueó por más. Sus dedos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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se clavaron en la parte superior del brazo de Cole, y susurró el nombre 
de Cole y más y más. 
Cole lamió su cuello, saboreando la carne vulnerable. Su cuerpo 
gritaba por su mordedura de lobo. Él lo tomaría y dio una palmada en 
el culo de Jonás. —Date la vuelta. Ahora. 
Jonás tuvo problemas para obedecer, torneándose y colocándose 
sobre sus manos y rodillas. Cole se echó hacia atrás empujando hacia 
abajo sobre la manta a Jonás. Pasó un brazo alrededor de la cintura de 
Jonás y lo empujó hacia atrás, conduciéndose en profundidad. Cogió 
un puñado de pelo de Jonás con la otra mano, sosteniéndolo para 
poder hincarle el diente a la parte posterior del cuello de Jonás. 
—¡Sí! ¡Muérdeme! 
Cole lo sostuvo mientras golpeaba profundo. Jonás clamó, y Cole 
esperaba que fuera un grito de placer. No había manera en el infierno 
de que pudiera detenerse. 
Jonás acarició su polla mientras empujaba sus caderas hacia 
atrás para encontrarse con Cole. —Estoy tan cerca. Lo haré... 
Jonás se estremeció y apretó con su culo el pene de Cole, 
arrastrando a Cole arrastrando en su orgasmo. Empujó a su amante en 
movimientos cortos cuando se corrió duro en su culo. Dejó caer el 
cuello de Jonás y lamió la herida antes de desplomarse encima de él. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 45 
 
 
CAPÍTULO 4 
 
 
Largos momentos pasaron antes que cualquiera de los dos se 
moviese. Cuando Jonás se movió debajo de él, Cole rodó sobre su 
espalda y tiró de Jonás hasta el hueco de su brazo. Jonás lamió el 
pecho sudoroso de Cole antes de degustarlo y lanzar una pierna por 
encima de él. 
 A Cole gustaba estar con él, incluso después de la tormenta 
desarrollada por la necesidad. Pero pronto se dio cuenta del heno que 
empujaba a través de la manta y la dureza del suelo de cemento. —
Debemos limpiarnos. 
Jonás se puso tenso. —Tengo que quedarme aquí. 
—Los dos necesitamos una ducha, y estaríamos más cómodos en 
una cama suave. 
Jonás negó con la cabeza. —Nadie puede saber que estoy aquí. 
El intestino de Cole se retorció. Había asumido que Jonás no 
sería capaz de irse después de lo que habían compartido. Sin importar 
lo mal que estuviera y lo peligroso que fuese no podía alejar a Jonás 
de su vida ahora. Él nunca había conectado con nadie como acababa 
de hacerlo con Jonás. —Todavía quieres irte. — No era una pregunta. 
Jonás asintió contra su pecho. —Tengo que hacerlo. 
—No voy a dejar que nadie te haga daño. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Nathan vendrá a por mí. 
—Le mataré. —Cole lo decía en serio. Si Nathan trataba de herir 
de nuevo a Jonás, Cole no dudaría en hacerlo. 
—Nadie puede saber que estoy aquí. Es más seguro para nosotros 
dos. 
Seguro. El infierno era seguro. Cole había quemado su 
oportunidad de tomar la ruta segura cuando había tomado la polla 
dura de Jonás en su boca. —Mi equipo va a saber que Diablo se ha ido. 
Van a querer saber cómo y por qué. 
Jonás hizo una mueca. —Voy a cambiar de nuevo. Puedes 
ponerme en un pasto, y me escaparé. 
Se apartó de Cole y se sentó, retrocediendo hasta el otro lado de la 
cabina. Él se tensó y cerró los ojos. ¡Mierda! Iba a cambiar. Cole se 
puso de pie. —No. Por favor, no. Yo puedo protegerte. —El cuerpo de 
Jonás se convulsionó, pero no cambió. Él se inclinó y vomitó. 
Cole lo sostuvo hasta que los terribles espasmos cesaron. Luego 
tomó a Jonás en sus brazos, abrazándolo con fuerza mientras temblaba 
violentamente. Cole cogió su chaqueta del suelo y la envolvió en torno a 
él. 
—Yo tengo ... mucho miedo. 
Cole le acarició la cicatriz de nuevo, —No tienes que ser Diablo 
de nuevo, a menos que quieras. 
—Tengo que irme, ¿pero pasa que si puedo cambiar y no puedo 
encontrar la manera de ser humano de nuevo? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 47 
 
Cole sacudió en sus brazos a Jonás. —No tienes que irte. Tu 
hermano tiene que pagar por lo que te hizo. Si te quedas, me aseguraré 
de que lo haga. 
Jonás negó con la cabeza sobre el hombro de Cole. —Él va a 
ganar. Siempre lo hace. 
—¿Lo sabe tu madre? Ella nos puede ayudar. 
Jonás se echó hacia atrás. Las lágrimas corrían su rostro. —Ella 
lo dejó hacerme esto. 
—¿Ella lo sabía? —El intestino de Cole se retorció. ¿Cómo podía 
hacer tal cosa? 
—Puede que pensase que lo necesitaba. No sé. Ella me ama, creo. 
A su manera. Pero desde que mi papá se fue, nunca más fue la misma. 
Cole necesitaba mantener a Jonás allí, que siguiera hablando. 
Se sentó en la manta, tirando a Jonás en su regazo. —Dime lo que pasó. 
Jonás estuvo en silencio por varios segundos, y luego empezó a 
hablar en voz baja. —Mi padre estuvo muy enfermo cuando yo tenía 
seis años. Los médicos no creían que lograra sobrevivir. Algunos 
amigos de mi madre vinieron y oraron por él. Cuando se puso mejor, 
ella creyó que sus oraciones lo habían sanado. Empezó a ir a su iglesia, 
y se convirtió cada vez en más conservadora. Empezó a decirnos que 
convertirnos en caballos era pecaminoso y nos citaba la Biblia cada 
vez que se daba la vuelta. Papá la quería, pero no pudo soportarlo. Él 
estaba contento con quién era, y necesitaba su libertad, por lo que se 
fue. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 48 
 
— A Mamá se le partió el corazón. Perdió su brillo. Entonces el 
pastor Ted se hizo cargo de la iglesia, y las cosas se pusieron peor. Ella 
siempre había sido dura conmigo, pero yo sabía que ella me quería. 
Después de que ella se casó con él, empezó a tratarme como Nathan lo 
hace, como si yo fuera alguien sin valor —La voz de Jonás se rompió. 
Enterró su cara contra sus rodillas y lloró. 
Cole quería ayudarle. Él haría cualquier cosa por alejar el dolor 
de Jonás. Jonás lo miró. —¿Cómo, Cole? ¿Cómo pudieron hacer eso? 
Cole lo miró sin poder hacer nada. —No lo sé. Pero estoy aquí. 
Vas a estar bien. 
—No puedo quedarme aquí. 
El pánico se apoderó de Cole. Necesitaba a Jonás de una manera 
que lo asustaba. —¿Cómo puedes irte después de lo que acabamos de 
hacer? 
—No puedo darme el lujo de quedarme aquí. 
Jonás bien podría haberle dado una bofetada. El dolor se apoderó 
de su pecho, luego la ira rugió a través de él. por Jonás. Por sí mismo. 
Por qué Nathan se había atrevido a lastimar a este hombre joven y 
bello. Cole agarró los pantalones y metió las piernas con fuerza 
suficiente para desgarrar la tela. 
Jonás se levantó y agarró el brazo de Cole, pero Cole se soltó y 
sujetó sus pantalones. Miró alrededor de la cuadra frenéticamente. 
¿Dónde estaba su camisa? Tenía que salir de allí antes de que las 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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lágrimas calientes que picaban en la parte posterior de sus ojos 
comenzaran a verterse. 
—Cole, mírame. 
Miró en todas partes, menos a Jonás. Si veía esos hermososojos, 
llenos de compasión por él, él no sería capaz de mantenerse unido. —
Me merezco esto. Me merezco descubrirte y perderte otra vez. Lo 
merezco en este momento. 
—No, te mereces cuidar de tu granja sin luchar una batalla en 
contra de mi familia y la mayor parte de la ciudad. 
—Ellos ya están hablando de mí. Soy un gay, hombre lobo 
mestizo entrenador de caballos. Caray, yo hablaría de mí también. No 
me importa un carajo nada de eso. 
—¿Te importaría cuando empezaran a decir que corrompiste a 
un niño inocente? Las apariencias son una cosa desagradable. Nathan 
vendría en busca de sangre. 
Cole se quedó inmóvil. Apretó los puños en su camisa, estirando 
la tela. —¿Corromperte ? Eso es lo que... 
—Mi hermano encontró algunas fotos. 
Cole se volvió y miró a Jonás. Su rostro y su pecho estaban 
sonrojados, y no miraba a los ojos de Cole. —¿Pornografía? 
—No exactamente. 
La ira ardía a través de Cole. —¿Te hizo esto debido a unas fotos 
que no eran exactamente porno? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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—Sí. Quiero decir que ya quería deshacerse de mí, pero las 
imágenes lo empujaron sobre el borde, porque... 
Cole tomó las manos de Jonás en las suyas. Toda su ira se 
centraba en la familia de Jonás ahora. Él se encargaría de Jonás. Él le 
convencería para quedarse, pero ahora, él debía escuchar. — me lo 
puedes contar todo. 
—Las fotos eran de ti. 
El calor se acurrucó en el vientre de Cole. Jonás había guardado 
fotos de él. Tal vez se masturbaba pensando en él. 
—Las tomé la feria cuando estabas mostrando Firestar. Llevabas 
un jeans muy ajustados desteñidos y una camisa verde que hacía que 
tus ojos se viesen más verdes de lo habitual y...— Jonás se sonrojó aún 
más. —Espero que no te importe. 
Cole sonrió. —Confía en mí. No me importa. —Él quería a Jonás 
de nuevo allí. 
Pero la sonrisa melancólica desapareció de la faz de Jonás. —
Nathan dijo que debía tener cuidado. Que los hombres como tú no 
deberían ser permitidos en una ciudad decente. Yo le dije que era un 
hombre mejor de lo que él era. 
Cole frunció el ceño. —¿Qué pasó entonces? —Jonás odiaba 
hablar sobre el infierno que había pasado, pero necesitaba saber, y 
Jonás tenía que contárselo a alguien que se preocupara por él, antes de 
que comenzase a hablar con el sheriff. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 51 
 
—Él me golpeó. Grité. Las cosas son difusas a partir de ahí. 
Recuerdo que me iba a enviar lejos, hacerme vivir como un animal 
dado que le había dicho que uno era mejor que él. Me arrastró al 
establo. Intenté luchar, pero mi cabeza estaba nadando. Tal vez él me 
había drogado, o tal vez mi cerebro estaba afectado por el puñetazo. 
Me dio un trago de algo, y yo empecé a cambiar de forma. No podía 
parar. 
La rabia quemó el intestino de Cole. ¿Cómo podía hacer eso 
Nathan con su propio hermano? —Probablemente utilizó 
Zenethldrine— 
—¿Qué es eso? 
—Una droga para cambiaformas ilegal. Te obliga a cambiar a tu 
forma animal y te bloquea allí por un día o dos, más si te dan una 
sobredosis. 
Jonás asintió. —Yo no podía cambiar de nuevo. Recuerdo que lo 
intenté, estaba aterrorizado. No podía encontrar mi forma humana. El 
cambio siempre fue fácil para mí. Luché con Nathan y sus amigos, 
pero no podía soltarme. 
—¿Qué amigos? ¿Quién le ayudó a hacerte eso? 
—Bruce Landry. Tom Wilmet. Tal vez alguno más, pero yo 
recuerdo solo verlos a ellos. Siempre estaban con Nathan. 
—Van a pagar. Todos ellos. Te quedarás y le contaras tu historia 
al Sheriff Trent. vamos a luchar contra ellos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 52 
 
Jonás frotó el brazo de Cole como si Cole fuera el que necesitaba 
consuelo. —Nathan no te permitirá ganar. Él tiene muchos fans, y a 
ninguno de ellos les gustara que tenga a un hermano gay viviendo aquí 
en la ciudad. 
—Nathan y sus amigos no tendrán que soportarlo. Estarán en la 
cárcel. 
Jonás negó con la cabeza. —Nathan siempre gana. 
—Voy a traer a todos los abogados que necesitemos. Voy a 
hacer lo que tenga que hacer. Él va a pagar. 
Los ojos de Jonás se veian profundamente tristes. —Eso no va a 
funcionar . Tengo que irme ahora antes de terminar perjudicándote .— 
—No me vas a dejar. 
Jonás miró al suelo. —No puedo... 
Tal vez si hablaba de lo sucedido se enfadaría lo suficiente para 
quedarse y luchar. —Dime lo que pasó después de que fuiste drogado. 
—Él me vendió a un criador de caballos, uno al que no le 
importa donde acabasen sus caballos mientras que ganase una gran 
cantidad de dinero, que no quiso decir de dónde venía. El criador me 
vendió a un circo. Las condiciones eran terribles. Yo estaba tratando de 
cambiar. Así que, no sé, creo que estaba loco porque no podía pensar 
más como un ser humano. 
—Yo mismo recuerdo que me decía que nunca había sido 
humano. Que yo era un caballo. Pero aun asi no hacía los trucos que 
trataron de enseñarme. Me vendieron a Biggs. Me pegó hasta que lo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 53 
 
hice. Para entonces, yo lo había olvidado todo. Todo lo que recuerdo 
ahora es el dolor, el hambre, el miedo, y saber que algo no estaba bien. 
Cole pensó que podría vomitar. Él no estaba seguro de que 
hubiera sobrevivido si se hubiera visto obligados a cambiar con el fin 
de convertirse en un animal, siendo golpeado hasta que no pudiera 
luchar, y poco a poco fuera perdiendo su humanidad. —Tenemos que 
hacerles frente o siempre estaremos corriendo. No serás libre hasta 
que Nathan sea llevado ante la justicia. 
—¿Nosotros? — Los ojos de Jonás estaban muy abiertos. 
—Nunca te dejaría pelear solo. Yo... joder, suena tan bárbaro, 
pero... — Él tomó una respiración profunda, tomando el olor de Jonás. 
—Mi lobo te ve como mío, y como alfa aquí, es mi deber protegerte. 
El color infundió la cara de Jonás. —Quiero estar contigo, pero 
no quiero traerte dolor. 
—Esta es mi elección. No me lo estás trayendo , yo lo estoy 
tomando. 
—Quiero quedarme aquí. Quiero tener un lugar para correr libre, 
montar de nuevo, en lugar de ver mi cambio como la tortura, pero 
tengo miedo. 
Cole tomó un mechón de pelo de la frente de Jonás. —Quiero 
todo eso para ti también, y voy a ayudarte a que lo tengas. 
—Me encantó mi forma de cabalgar a caballo. Cuando me 
encontraba a cuatro patas, yo era libre. Como ser humano estaba 
enjaulado, como si yo no fuera lo que estaba destinado a ser. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 54 
 
—Tu familia quería que fueras otra persona, pero eres 
exactamente quién debes ser, el humano y el caballo. Nunca dejes que 
nadie te diga lo contrario. Podría haberme quedado lejos de este 
lugar, comprar otra extensión o quedarme en la ciudad, pretender que 
no era un lobo, fingir que era recto, pero no voy a vivir así. Soy Wilder. 
Esta es mi granja, y yo no me doy por vencido. no voy a renunciar a mi 
derecho a amar a quien quiero. 
—Cuando se entere de que estoy aquí, mi hermano va a hundir 
sus dientes y no te va a soltar. 
Cole sonrió. —Muy bien. En realidad no me ha cogido, pero será 
un infierno una lucha. 
Jonás puso las manos sobre los hombros de Cole, su expresión 
seria. —Tengo colmillos y brazos también. —Cole puso las manos 
sobre Jonás. —Voy a defenderte sin importar lo lejos que vaya. 
—Gracias. Nunca nadie se ha preocupado así por mi. 
—Bueno, yo lo hago. 
Jonás sonrió. 
Cole se dio cuenta de que ambos estaban temblando. La noche 
había caído y hacia considerablemente más frío en el granero. —Ven 
dentro conmigo. Me reuniré con mis hombres por la mañana y les diré 
lo que está pasando. Voy a darles la oportunidad de irse si quieren, 
antes que las cosas se pongan difíciles. Luego vamos a llamar al sheriff. 
Jonás vaciló, mordiéndose el labio inferior. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 55 
 
—Una vez que hayamos tratado con Nathan, no voy a tratar de 
detenerte si todavía quieres irtesi los recuerdos son muy malos, o 
simplemente necesita más de lo que puedes tener en Cranford. —El 
corazón de Cole le dolió cuando dijo esas palabras, pero no podía 
pretender luchar contra la libertad de Jonás y mantenerlo allí. 
—¿Q ... si yo no quiero irme ? 
Cole sonrió. —Entonces tienes una casa aquí. 
Jonás hizo una mueca. —Tengo miedo. 
—Yo también, pero no voy a dejar que eso me detenga. 
Jonás le dio la mano a Cole. —A mí tampoco. 
Cole lo besó suavemente. —Vístete. Podemos descansar hasta el 
amanecer. 
Jonás se puso los pantalones de chándal que Cole le había 
llevado. —No he usado ropa en más de un año ni dormido en una cama. 
Yo no siento que esto sea real. Yo soy... 
Sus manos temblaban tanto que apenas podía conseguir ponerse 
su pantalón. Cole agarró la camisa y le ayudó a ponérsela a Jonás antes 
de envolver el abrigo alrededor de su espalda. —Es verdad. Yo soy real. 
Ningún sueño podría ser tan bueno como lo que compartimos. 
Jonás sonrió. —Sí, si fuese un sueño no sentiría mi trasero 
adolorido, tampoco. 
—Joder, Jonás, lo siento. 
Él sonrió. —Me gusta un poco. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 56 
 
Oh, mierda, no debería decir cosas como esas. Cole estaba duro 
otra vez. Tenía que encajar dentro de sus pantalones vaqueros. Jonás 
pensó en sostenerlo contra la pared, levantándose y conduciéndose en 
profundidad. A su lobo no le importaba si le dolería. Quería tomar una 
y otra vez a Jonás hasta que no pudiera negar la afirmación de Cole 
sobre él. 
—¿Cole? — Jonás lo sacudió. 
Cole sintió miedo y deseo, una combinación explosiva en un 
lobo. 
Se obligó a separarse y abrir la puerta del establo. —Debemos 
volver a casa. Está haciendo frío. 
—¿Qué? —Había una broma en su voz. 
—Si no lo haces, te empujaré contra la pared y te tomaré de 
nuevo. —Jonás dejó escapar un suspiro tembloroso. —No me importa 
eso, pero en una cama podría ser bueno. 
Cole se volvió para mirarlo de nuevo, apoyado en la puerta del 
establo. —Yo fantaseaba contigo también, sabes. Antes de que 
desaparecieses. Antes de que me pidieses que te contratara. Eso es en 
parte por lo que te rechacé. Eras muy joven, y yo te quería mucho. — 
—¿No era obvio que yo sentía lo mismo ? No creo que fuera 
demasiado sutil. 
Cole sonrió. —No lo eras, pero no creo que pudiera contenerme 
contigo. Y no creía que estuviese bien que me follase a un chico de 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 57 
 
dieciocho. Quería que tuvieras la oportunidad de conocer a alguien de 
tu edad y tuvieses una vida fuera de Cranford, si querías. 
—¿Pero has cambiado de opinión? —Jonás lo miró esperanzado. 
Cole asintió. —Me di cuenta de que no puedo luchar contra lo que 
siento por ti. A pesar de que estoy luchando por controlar a mi lobo a 
tu alrededor, a pesar de que eres demasiado joven. Yo te quiero. 
Después de que desapareciste, yo me odié por tener miedo de lo que 
sentía por ti. Traté de convencerme de que realmente no me querías, 
que acabaría enamorado de ti, que estabas a salvo. Pero yo no podía 
dejar de pensar en ti. Te iba a buscar después de graduarte, pero 
desapareciste. 
—Yo habría dicho “sí”. Te quería más que a nada. Me di cuenta 
de que me gustaban los hombres cuando tenía unos catorce años, la 
primera vez que te vi. Lo que llegué a entender fue que yo podía mirar 
a otros hombres y pensar que eran sexys, pero ninguno de ellos me 
afectaba como tú lo haces. 
—Mi lobo ve una presa. Tengo miedo de lo que podría suceder, 
temo que pueda hacerte daño. 
—No me dañaste hoy. Incluso cuando sentí el lobo dentro de ti. 
Mi semental me gritó que corriera, pero yo sabía que no me harías 
daño. 
Cole no podía estar tan seguro. —Nunca he cambiado antes, pero 
mi lobo se ve real. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 58 
 
—Es real, pero no necesitas temerle. Cuando un cambiaformas 
cambia, sus instintos animales son más fuertes, pero el cerebro 
humano todavía tiene el control. 
—Entonces, ¿por qué tantos hombres lobo atacan a los humanos? 
—Porque prefieren ignorar las advertencias de su lado humano y 
disfrutar de la adrenalina del poder de su lobo, entonces renuncian a 
ellos. También lo hacen otros cambiaformas, pero no es necesario. 
Cole frunció el ceño, aún no estaba convencido. —Traté de 
mantenerme alejado esta noche. Pero luego me pediste un beso, y no 
pude negarme más. 
—No podía dejar de probarte. 
Cole sonrió. —Una vez que te probé, no podía dejarte ir. 
 —¿Estás seguro de que me quieres aquí? 
—Sí. — Cole estaba más que dispuesto a hacer frente a Nathan y a 
sus amigos y hacerles pagar por lo que le había hecho a Jonás. Le 
asustaba más enfrentarse a su lobo interior y aprender a equilibrar los 
dos lados del mismo, sin perder el control. Pero haría cualquier cosa 
para mantener a Jonás. 
Este no sería un camino fácil para Jonás tampoco. Cole le estaba 
pidiendo que se enfrentase a sus diablos, para rehacer su tormento, 
para hacer frente a su familia, una familia que lo prefería muerto a 
gay. —¿Estás seguro? 
Jonás respiró larga y lentamente. —Si me quedo contigo, 
entonces vale la pena la lucha. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 59 
 
—Puedes quedarte conmigo para siempre, si quieres. 
—No sé si puedo hacer frente a Nathan. Yo quiero estar contigo, 
pero me gustaría poder olvidar todo lo que me pasó. 
—Si huyes ahora, tendrás que seguir corriendo. 
Jonás asintió. —Vas a tener que ayudarme. Para cogerme cuando 
quiera correr. — Cole tomó a Jonás en sus brazos. 
—Siempre. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 60 
 
 
CAPÍTULO 5 
 
 
La alarma sonó. Cole lanzó su brazo, golpeándolo, tratando de 
encontrar la repetición. Estaba teniendo un buen sueño. Unas piernas 
calientes se enredaban con las suyas. Unas manos suaves, de largos 
dedos rodeaban su polla. Unos dedos le tocaban el pelo en el pecho. 
¿Por qué estaba tan oscuro? Parpadeó y entrecerró los ojos para 
centrarse en el reloj. ¿Por qué lo había programado a las cinco? 
A continuación, se entregó al sueño en el que se deslizaba la 
mano lentamente hacia arriba y hacia abajo sobre su polla, y las 
piernas calientes se frotaban sobre su propio cuerpo. —¿Cole? 
Esa voz, con un bajo susurro ronco. Jonás. ¿Cuántas noches había 
soñado con Jonás? 
El control sobre su polla era firme. Los dedos tocaron uno de sus 
pezones. Él gimió. Esto no era un sueño. —Te quiero, Cole. 
Abrió los ojos de nuevo. Jonás estaba a su lado. Miró la luz en el 
reloj y a la luna. 
No lo había soñado. Jonás estaba aquí. Alzó la mano, deslizó su 
mano en el pelo de Jonás, y lo acercó. Sus labios se encontraron, y Cole 
se ahogó con la explosión de necesidad cruda. Podía saborear la 
lengua caliente y afilada de Jonás. ¿Cómo podía confiar en Cole lo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 61 
 
suficiente para esto? Cole no se lo merecía, pero no podía dejar de 
tomar lo que Jonás le ofrecía. 
Jonás soltó su polla, y envolvió sus brazos alrededor de él , sin 
separarse sus bocas . Jonás puso su pierna sobre Cole, presionando sus 
cuerpos juntos. Cole rodó, tirando hacia arriba de Jonás. 
Jonás chupó el labio inferior de Cole mientras deslizaba sus 
manos hacia arriba y hacia abajo en el pecho de Cole. —Me encanta la 
sensación de que seas peludo y fuerte, como un lobo. Quiero lamerte 
por todas partes.— Cole gimió. —Cualquier cosa. Hazme cualquier cosa 
que quieras. 
Jonás pellizcó el cuello de Cole, su clavícula. Empujó los brazos 
de Cole y enterró su cabeza en la axila de Cole, lamiendo, besando, 
chupando el pelo allí. A continuación, se centró en los pezones de Cole, 
chupando uno mientras apretaba el otro. Todo el tiempo, flexionó sus 
caderas, frotando sus pollas juntas. Cole tenía la palpitante sensación 
de someterlo, pero no quería hacer nada para detenerlo. 
¡Bang! La puerta mosquitera

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