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Catherine Lievens - La Colonia Whitedell - 6 Oliver

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Oliver 
 
 Lo que importa no es lo que tú eres, sino quien eres. 
 
Oliver es humano, o al menos lo era hasta que la Empresa de 
Investigación Glass lo secuestrara y experimentara con él. Ahora él tiene 
un oso compartiendo su mente, pero él no es capaz de cambiar, y está 
confuso. ¿Es un shifter, o un humano? Lo que es peor, él está más enfermo 
cada día, y nadie parece saber cómo ayudarle. Incluso no puede vincularse 
con su compañero porque no quiere que Sebastián salga herido si algo le 
ocurre. 
Sebastián quiere que su compañero se cure, y el único modo de 
hacerlo es yendo a Nueva York y secuestrando a uno de los científicos de 
la empresa. Con la ayuda de sus hermanos de manada, logrará hacerlo, pero 
tener a Oliver curado no significa que todos sus problemas se hayan 
terminado. 
Oliver tendrá que tratar con el aprendizaje para cambiar e intentar 
convencer a Sebastián de que él está bien y puede ser reclamado, pero una 
vez que logre hacer eso, otros problemas surgen. ¿Finalmente tendrán los 
dos amantes tiempos para estar juntos, o la presión los empujara a 
apartarse? 
 
 
 
 
 
 
Dedicado a Jessica, que quiere conocer la historia de Sebastián. 
 
 
 
 
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Capítulo 1 
 
Oliver se esconde, otra vez. Sabía que todo el mundo solo quería 
ayudarle, y él estaba agradecido, pero no puede soportarlos más. A veces 
piensa que estaba mejor cuando él no salía de su cuarto, incluso cuando él 
sabía que ellos tenían buenas intenciones. Entonces nadie le molestaba, 
nadie le preguntaba cómo se sentía una y otra vez, nadie le preguntaba mil 
veces al día si necesitaba algo. Pero le había prometido a Sebastián que al 
menos lo intentaría, y no podía decepcionar a su compañero. 
Genial, su compañero. Oliver todavía no podía creer que había 
estado viviendo en la casa durante seis meses completos sin saber que su 
compañero estaba sólo a unas puertas de él. Desde luego, apenas había 
salido de su cuarto en todo ese tiempo, así que era comprensible, y tal vez 
era mejor así. 
Oliver estaba enfermo. Todo el mundo lo sabía, y le trataban como si 
estuviera a punto de caerse muerto delante de ellos. Estaba tan delgado que 
podría haber hecho el papel de esqueleto en una película de terror, pero 
todavía estaba muy vivo, aunque no supiera por cuánto tiempo. 
Al principio su problema había sido el oso dentro de él. Aquellos 
científicos le habían usado como conejillo de Indias y habían mezclado su 
ADN con el de un oso, en un intento de crear un shifter. Eso no había 
funcionado exactamente del modo en que ellos querían, aunque el oso 
estaba presente en el cuerpo de Oliver, justo ahí, siempre bajo la superficie, 
pero Oliver no podía cambiar y no creía que alguna vez pudiera. 
Él era un humano, su cuerpo no fue creado para cambiar, así que tal 
vez era una buena cosa que no pudiera, pero eso hacia la vida en una 
mansión llena de Shifter difícil. Al principio había tratado de entablar 
amistar y ser sociable, pero era difícil verles a todos ellos cambiar 
fácilmente mientras su oso rugía en su interior porque sin importar lo 
mucho que Oliver lo intentara, él estaba atrapado allí. 
Oliver tenía una relación conflictiva con su oso. No era como un 
 
 
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shifter nacido que vivía en armonía con su animal, no. Yogui y él, sí 
lehabía puesto nombre a su oso, habían comenzado con el pie equivocado, 
pero ellos habían logrado superarlo. Yogui había estado enfadado porque 
Oliver nunca lo soltaba, también debido a todos los experimentos que 
habían hecho con ellos, pero poco a poco se había acostumbrado a ellos. Él 
raras veces había tratado de tomar el mando más. Finalmente había 
entendido que era inútil, así que el único momento en que se hacía notar era 
cuando Sebastián estaba cerca. Sebastián era la única cosa que hacía a 
Yogui salir estos días. 
Era extraño como Oliver en realidad ignoraba a su oso. Él había sido 
una presencia en el fondo de su cabeza todo el año pasado, por lo general 
un gruñido, denotaba su presencia, pero había hecho que Oliver se sintiera 
menos solo. Ahora que Oliver estaba empeorando, era como si Yogui se 
desvaneciera despacio. Eso tenía sentido en realidad, ya que esto le estaba 
pasando a Oliver, pero a él le ponía triste. 
—¿Oliver? 
Oliver reconoció la voz de Jared detrás de su puerta cerrada. Podría 
haberle prometido a Sebastián que iba a intentarlo y ser más social, pero 
por lo general estaba demasiado débil para incluso salir de la cama por la 
mañana, así que tenía que esperar a que los demás fueran a él. —Entra 
Él todavía estaba enterrado entre las mantas, su frágil cuerpo 
temblando de todos modos. Esto era el resultado de la falta de alimento, 
pero Oliver no podía hacer nada sobre eso. Siempre que trataba de comer, 
terminaba vomitando todo poco después. La única cosa que lograba 
mantener era el caldo de pollo, y no siempre que intentaba comerlo. 
Esto no era tan malo al principio, en realidad él estaba bien cuando 
llegó allí seis meses atrás, aparte de las heridas y la cosa que le habían 
hecho en el laboratorio. No lo había notado al principio, pero al pensar en 
ello, sabía que había comenzado a enfermar hacia aproximadamente tres 
meses. Al principio sólo estaba cansado, entonces no sintió la necesidad de 
comer. Un mes atrás, más o menos, había comenzado a vomitar, y ahora 
Jared le alimentaba artificialmente. El tubo en su nariz era cualquier cosa 
menos cómodo, y él tenía que estar conectado a fluidos, pero eso le 
mantenía vivo por ahora. Él, aún, no había empezado a vomitar eso. 
—¿Cómo te sientes hoy? 
 
 
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—Mismo tipo, misma historia, doc. 
Jared se acercó a la cama y comenzó a tomar los signos vitales de 
Oliver, presente el ceño que siempre llevaba delante de Oliver. Él sabía que 
Jared quería hacer más por él, pero no era un genetista. Él era un doctor 
normal, bueno un doctor shifter, pero aun así. Era obvio para todo el 
mundo que el problema de Oliver venia de su ADN cambiado. Sólo que 
ellos no sabían cómo solucionarlo, ya que no sabían cuál era exactamente 
el problema. 
—Oí que Sebastián está yéndose con Denver a New York. 
—Sí, eso es lo que me dijo. —el compañero de Oliver se iba a Nueva 
York para, bueno, secuestrar al genetista que estaba detrás del problema de 
Oliver. Sí, no era ético o lo que sea, pero en este punto Oliver estaba listo 
para hacer cualquier cosa para curarse. Sabía que Sebastián y Denver no 
iban a hacer mucho daño al hombre, incluso si realmente lo merecía por lo 
que él hacía, tanto a la gente como a los shifters. Él solo quería respuestas y 
una cura. No podía ser tan difícil de conseguir, ¿verdad? 
—Bien, estas básicamente igual que ayer. Estas reteniendo la 
alimentación que te he puesto, ¿verdad? 
—Sí. 
—Nada nuevo, entonces. 
Oliver miró como Jared garabateaba algo sobre su cuaderno y sus 
labios se apretaban en una línea obstinada. Oliver sabía que Jared se 
pateaba a sí mismo por no hacer más, pero estaba harto de tranquilizar al 
hombre. Le había dicho tantas veces que esto no era culpa suya que él 
había perdido la cuenta, y tenía otras cosas de las que preocuparse. Como si 
iba a retener su desayuno hoy. O si iba a conseguir ir al cuarto de baño sin 
ninguna ayuda, ya que él había rechazado el catéter. Jared quiso ponérselo. 
¡Mierda, él todavía era capaz de ir solo al cuarto de baño! 
—Entonces te veré esta noche. 
—Sí, claro. Te veo, doc. 
Oliver oyó a Jared pararse y hablar con Sebastián en su sala de estar. 
El león había insistido para que Oliver se mudara con él y no había 
aceptado un no por respuesta. Oliver sabía que no debería hacerlo. Sólo lo 
haría incluso más duro cuando él muriera, y no tenía duda de que iba a 
morir, pronto. No quería que Sebastián se afligiera por él. Ellos realmente 
 
 
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no se conocían el uno al otro, pero ahora… la convivencia, pasar tiempo 
juntos, esto lo hacía todo mucho más difícil. 
—¡Eh, bebe! ¿Cómo te sientes?—Dios, Oliver oía esa misma 
pregunta un millón de veces al día. Él sabíaque todo el mundo tenía buenas 
intenciones, ¡pero él estaba harto! 
—Estoy bien. ¿Cuándo te marchas? 
Sebastián se sentó en los pies de la cama y Oliver sintió el 
movimiento de su oso dentro de su cabeza, que tarareaba de felicidad. 
También sintió a su polla empujar en un valiente intento de elevarse, pero 
él sabía que eso no iba a funcionar, por mucho que el olor a vainilla de 
Sebastián le tentara. No era dulce, no como el que se usaba para hacer 
galletas. Era más oscuro y picante, mezclado con canela y eso hizo que a 
Oliver se le hiciera la boca agua. Solamente no podía actuar sobre ello, por 
mucho que lo quisiera. 
—En unas horas. Tomamos el avión privado de la manada. Denver 
parece pensar que volveremos en un día o dos, tres como máximo. —
Oliver oyó la pregunta implícita de su compañero, ¿vas a mantenerte firme 
hasta entonces? ¿Vas a esperarme hasta que vuelva? Él lo iba a intentar, 
eso seguro. 
—No te preocupes, estaré bien. Keenan va a venir más tarde para ver 
una película y él se ofreció a dormir aquí si yo quería. —Un gruñido bajo 
se elevó desde la garganta de Sebastián—. En el sofá. Quise decir en el 
sofá. 
—Desde luego. Siento haber reaccionado así. —Oliver sabía porque 
había reaccionado así, por supuesto. Ellos eran compañeros, pero no 
estaban acoplados. Oliver rechazo acoplarse cuando él supo que tenía sólo 
un puñado de días antes de dejar de vivir, incluso cuando el león había 
insistido. Sabía qué hacía daño a Sebastián rechazándole, pero no cedería. 
 
 
Sebastián no estaba seguro de que hacer. Quería sostener a su 
compañero, tranquilizarle, pero le asustaba tocarle porque Oliver se veía lo 
bastante frágil para romperse. Su pelo negro colgaba lánguidamente hasta 
sus hombros y sus ojos negros traicionaban su agotamiento extremo. La 
 
 
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chispa en ellos todavía estaba presente, pero estaban cansados y rodeados 
por sombras oscuras. Él desaparecía en medio de las muchas mantas que 
estaban sobre la cama. —¿Necesitas algo? ¿Ya has comido? 
Oliver resopló. —Estoy bien. Si necesito algo, serás el primero en 
saberlo. —Sebastián sabía que a Oliver le molestaba su comportamiento de 
mama gallina, pero no podía evitarlo. Él quería que su compañero estuviera 
bien, y si no podía tener eso, quería que él al menos estuviera cómodo. 
—Bien. Así que, vine para decirte adiós. 
La expresión de Oliver se ablando. —¿Por qué no bienes aquí y te 
acurrucás un poco? ¿O tienes que hacer las maletas o algo así? 
Sebastián vaciló. Claro que él quería acurrucarse, pero… —Ya hice 
las maletas. —Oliver no lo había notado porque Sebastián lo había hecho 
mientras el hombre dormía. Él tan siquiera se había revuelto por el ruido. 
—Entonces bien. Ven aquí. —Oliver comenzó a moverse y 
Sebastián corría a su lado, sus manos levantadas para estar seguro de que 
podía cogerle si se caía. Oliver soltó un gruñido y frunció el ceño mientras 
aparto las manos de Sebastián lejos—. ¡Estoy bien, joder! ¡Puedo moverme 
solo, no es como si corriera una maratón o incluso bajara la escalera! ¡Solo 
me muevo a mi lado, como, diez centímetros a la derecha! 
Sebastián levantó sus manos en rendición. —Bien, bien, lo siento, 
bebé. 
La lucha escapó de Oliver tan rápidamente como había aparecido. —
Sí, bien. —se quejó. 
Sebastián suspiró. Solamente no sabía suprimir su lado protector 
cuando estaba con Oliver, y era el primero en admitir que la raya era de una 
milla de ancho. 
Aprovechando el espacio que Oliver había liberado, Sebastián se 
colocó a su lado y puso un brazo alrededor de los hombros de Oliver. Este 
se resistió un poco, su cuerpo rígido, pero pronto se relajó con los hombros 
apoyados contra el pecho de Sebastián. Sí, Seb tenía mido de hacer daño a 
su compañero, pero se sentía tan bien tenerle en sus brazo, incluso cuando 
Oliver se sentía tan pequeño. 
—Tendrás cuidado, ¿verdad? 
—Por supuesto. No te preocupes, el hombre no es un luchador, y 
Denver estará allí. Él no me necesita, no realmente. Solo quiero estar allí, 
 
 
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ver al hombre que te ha hecho tanto daño y todavía te hace. Tengo que 
hacer algo, cualquier cosa, para ayudarte, y realmente no hago nada aquí 
aparte de sentarme sobre mi culo y volverte loco. 
—Sí, bien, intenta no hacerle demasiado daño. Le necesito para que 
encuentre una solución para mí. —Oliver rió suavemente—. Respecto a lo 
de no hacer nada aquí… sé que exactamente no te muestro lo agradecido 
que estoy por lo que haces por mí, pero lo estoy, de verdad. Solo desearía 
que yo no estuviera tan… tan débil. Quiero ser tu compañero, no tu carga. 
No había nada que Sebastián pudiera decir para hacer cambiar a 
Oliver de idea, así que los dos se instalaron en un silencio cómodo. Pronto 
Oliver comenzó a roncar suavemente, y Seb prácticamente tuvo que 
desencajarse del hombre, parte porque no quería marcharse, y parte porque 
Oliver había enganchado sus brazos alrededor de su cintura y no le dejaba 
ir. El hombre podía estar enfermo, pero cuando Sebastián estaba 
involucrado, usaba toda la fuerza que le quedaba. Esa era la prueba de que 
estaba preocupado por Seb, y eso aliviaba el dolor que él sentía después de 
que rechazara emparejarse. Había esperado que ingerir su sangre habría 
ayudado a Oliver, pero el obstinado hombre había rechazado incluso 
intentarlo. Sebastián podía entender su razonamiento, pero eso no 
significaba que estuviera feliz con ello. 
Él se movió con cuidado, tratando de no empujar a su compañero 
mientras le dejaba sobre el colchón y le cubría. Se tomó un momento para 
mirarle, por el modo en que su frente estaba ligeramente arrugada incluso 
en su sueño, en cómo su pecho se elevaba irregularmente, él sabía que 
aunque ellos no estuviera vinculados, él sufriría si algo le pasaba a este 
hombre. Él no moriría, no literalmente, pero su vida se terminaría de todos 
modos. Lamentaba no haber hablado con Oliver antes, haber esperado seis 
meses para darle espacio, pero la única cosa que podía hacer ahora era 
hallar al científico y traerle a casa para que ayudara a Oliver. 
Con eso en mente Sebastián, dio un último suave beso a la frente de 
su compañero y se dirigió abajo para encontrarse con Denver. Sabía que el 
hombre probablemente todavía estaría despidiéndose de su compañero, 
Jeremy, y de su hijo Adán, pero cuanto antes se marcharan, antes volverían. 
—¿Cómo está? 
Sebastián dio la vuelta para encontrar a Finn. Era gracias al Nix que 
 
 
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él finalmente había logrado hablar con Oliver y le ayudo a salir de su 
aislamiento autoimpuesto. —Él esta… tan bien como puede estar, me 
imagino. 
—¿Cuándo estarás de vuelta? 
—En unos días 
—Le cuidaré, no te preocupes. 
Sebastiánsonrió. Sabía que Nix se tomaría en serio cuidar a su 
compañero. Todo el mundo en la casa le cuidaba, pero Jamie y Finn eran 
incluso más atentos. Ellos tres compartían una historia difícil, ya que se 
habían conocido en uno de los laboratorios, pero de todos ellos Oliver era 
el que había sufrido más. —Lo sé. Solamente desearía… quiero hacer algo 
más, ¿sabes? 
—Tú ya estás haciendo mucho. Tú presencia le ayuda a soportar 
todo, y una vez que el genetista solucione su problema, le ayudarás a 
mejorar. 
Sebastián sacudió la cabeza. —¿Qué pasa si ese tipo no puede hacer 
nada? 
—Él le ayudará. Tú no puedes perder la fe en esto. Además, creo que 
con un poco de ayuda Oliver en realidad será capaz de cambiar. 
—¿Por qué? 
—No lo dije antes, porque, bien, tú ya tienes mucho con lo que 
tratar, pero… ese día cuando brillé dentro de tu cuarto, vi sus manos 
cambiar. 
Las implicaciones de lo que Finn acababa de decir golpearon en 
Sebastián. ¿Qué pasaba si ellos conseguían hacer que Oliver cambiara? Él 
podría finalmente sentirse completo, y tal vez su oso podía ayudarle a 
curarse. Bien, tal vez esa era una posibilidad remota, pero ahora mismo 
Sebastián sobrevivía con posibilidades. Si considerara sólo los hechos, no 
tendría la fuerza de voluntad para levantarse por las mañanas, mucho 
menos cuidar de su compañero.—Bien. ¿Por qué no buscas a Jared y le 
cuentas esto? En realidad no creo que cambie nada hasta que el genetista 
este aquí, pero aun así es algo que el doc. Debería saber. 
Finn asintió. —Consigue a ese hombre y traelo. —Su expresión feroz 
casi parecía fuera de lugar en él, ya que por lo general era manso, pero 
calentaba el corazón de Sebastián ver cuánto se preocupaban los amigos de 
 
 
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Oliver. 
—Lo hare. Volveremos en unos días. 
Cuando Finn se alejó, Sebastián trato de encontrar el estado de ánimo 
correcto. Tenía que olvidar como de preocupado estaba por su compañero, 
era hora de encontrar y capturar a ese hombre. Y una vez que él estuviera 
en casa, podría volver a ser el vigilante de Oliver y su amigo. Ellos no eran 
nada más que eso por ahora, pero esperaba que eso cambiara, y pronto. Si 
el genetista lograba encontrar un modo de curar a Oliver, Sebastián iba a 
reclamarle, costara lo que costara. 
 
—¡Eh, dormilón! Pensaba que íbamos a ver una película. —Oliver se 
despertó con el sonido de la voz de Keenan y sonrió. Sí, le gustaba Jamie y 
Finn, pero nadie le trataba como Keenan. Él era el único que actuaba como 
si Oliver estuviera totalmente bien, tanto como podía, al menos. 
—Hola Keenan. —Oliver abrió sus ojos y parpadeó un par de veces 
para acostumbrarse a la luz. 
Recordaba haberse dormido en los brazos de Sebastián, pero el 
hombre no estaba en ningún sitio a la vista. Oliver sabía que había tenido 
que marcharse, desde luego, pero eso no impedía que quisiera ver al 
hombre de todos modos. Le habría gustado hablar un poco más con su 
compañero, pero estaba siempre tan malditamente cansado todo el tiempo 
que, por lo general, se dormía durante la conversación. 
—Eh, deja de ser tan perezoso y siéntate. Traje algunas películas de 
terror. ¿Qué piensas de eso? ¿Listo para un viejo buen ataque de zombis?—
Keenan se colocó al lado de Oliver sobre la cama después de preparar todo 
lo que ellos necesitaban—. Umm, patatas fritas o alimentación 
intravenosa… ahora eso es una elección difícil. — dijo Keenan mientras 
pasaba el tazón lleno de aperitivos a Oliver. 
Oliver no pudo evitar reírse. Tenía suficiente de compasión y de ir de 
puntillas alrededor del problema, y el acercamiento de Keenan era un soplo 
de aire fresco. —Bien, gracias por la oferta, pero creo que me quedaré con 
mi IV. No querría que terminaras hambriento porque me comí todas las 
patatas. 
Ellos miraron la primera parte de la película en un silencio parcial, 
 
 
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interrumpido sólo por las críticas de Keenan sobre la discutible elección de 
los actores principales. 
—Así que, ¿estáis tú y Sebastián emparejados? 
—No. 
Keenan se quedó en silencio un ratito antes de resoplar. —¿Vas a 
explicarte sobre eso, o quieres que te lo pida? Porque lo hare, lo sabes. O 
tal vez, comenzare con la tortura. 
—Eres un cotilla. Incluso estando postrado en la cama, se hasta el 
último chisme sobre quien durmió con quien y quien no habla con quien. 
Ni tan siquiera mi abuela era una reina del chisme tan grande como tú. 
—Sí, sí, soy un entrometido y un curioso, y tú puedes pedirme 
detalles cuando encuentre a mi compañero, pero ahora mismo tú eres el que 
tiene que contestar las preguntas, así que desembucha. 
—¿Piensas que tienes un compañero?—Oliver sentía curiosidad 
sobre eso. Él sabía tan bien como todos los demás lo que había pasado 
entre Keenan, Bryce y Finn, y él realmente quería que Keenan encontrara 
un compañero. El hombre era demasiado bueno para que no hubiera 
alguien perfecto para él en algún sitio por ahí. 
Keenan suspiró. —Bien, seguro que lo espero. Soy el único humano 
no emparejado por aquí, y no quiero comenzar a parecer más viejo que mi 
hermano mayor. —Él le dio un guiñó—. Además, todos los shifters que he 
conocido son completamente calientes, ¿quién no querría uno para sí 
mismo? 
—Entonces, está el pequeño detalle de que tú podías vivir tanto 
como tu hermano. 
—Sí, eso también. Pero, sabes, Jamie es un adulto. Estará bien 
incluso sin mí. Él tiene a Ward, y una tonelada de amigos. Ya no estará 
solo más. Es solo… a veces siento que no pertenezco aquí. 
Oliver nunca había adivinado que el hombre se sentía así. Él parecía 
tan a gusto por la casa y con los shifters. —¡Eh! ¿Qué haría yo si tú no 
estás aquí? ¿Quién patearía mi culo cuando no quiero salir de la cama por 
la mañana?—No es que Oliver en realidad saliera de la cama mucho más 
que para ir cuarto de baño, pero se alegraba de que Keenan estuviera allí 
empujándole a hacer más. Algunos días, la única cosa que él quería, era 
enterrarse de nuevo entre las sabanas y olvidar al resto del mundo, su 
 
 
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enfermedad y los shifters en general, pero su amigo no le dejaría, y eso era 
una buena cosa. 
—Sí, sí. No creas que no sé lo que estas tratando de hacer, colega. 
Oliver puso su cara más inocente, batiendo sus pestañas a su amigo y 
deslizando su labio inferior hacia fuera en un puchero. —¿Qué piensas que 
estoy haciendo? ¡Soy un chico inocente! 
Keenan resopló. —¡Inocente mi culo! Tratas de hacerme olvidar mi 
pregunta, pero vas a contestar, ¿lo sabes? 
Oliver suspiro. Él sabía que su amigo era obstinado como el demonio 
cuando quería algo, y no iba a dejar pasar esto hasta que tuviera una 
respuesta. —¿Cómo puedo dejar que Sebastián se acople conmigo cuándo 
no estoy incluso seguro de si respiraré mañana? Esto va a ser bastante 
difícil para él incluso si no somos compañeros. No puedo hacerle esto. 
Keenan levantó una mano para parar a Oliver. —Uno, tú no vas a 
morir, no en mi libro, nunca. Si incluso piensas en eso, vendré a buscarte, 
entonces patearé tu culo y te traeré de vuelta. Dos, creo que Sebastián está 
intentando hacer cualquier cosa que pueda por ti, y tal vez tenga razón. Tal 
vez vincularos los dos te ayudaría. No pienso que eso haría una gran 
diferencia, porque, vamos, él es tu compañero. Él va a sufrir como la 
mierda debido a tu situación, y creo que él también se siente un poco 
abandonado. 
—No sé, Keenan… ¿puedo decir que pensaré en ello? Veremos 
cómo van las cosas con el tipo que traen a casa, entonces decidiré, ¿vale? 
Keenan le miró como si estuviera leyendo a Oliver y sabía muy bien 
que Oliver solo trataba de hacer que lo dejara pasar. Oliver no tenía 
ninguna intención de acoplarse con Sebastián hasta entonces y a no ser que 
estuviera seguro de que iba a hacerlo, incluso si parecía que eso requería un 
milagro. Demonios, él comenzaba a sentir que mudarse aquí con Sebastián 
o incluso hablar con él había sido una mala idea. Él no podía soportar 
pensar en el león herido si algo le pasara. 
—Bien. —Dijo finalmente enfadado Keenan—. Solo fingiré que te 
creo y continuaré fastidiándote con esto. —Él volvió a la TV mientras 
seguía mascullando bajo, pero Oliver podía oír perfectamente lo que 
decía—. ¿A quién quiere engañar? 
Oliver se rió entre dientes y miró como el héroe de la película 
 
 
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decapitaba al zombi que trataba de comérselo, rompiéndole en pedazos. 
Dios, Oliver no sabía mucho del mundo paranormal, ¡pero esperaba que los 
zombis no existieran! —¡Eh! ¿Sabes si los zombis realmente existen? 
Quiero decir, tenemos shifters, así que ¿qué más hay alrededor?—Él sabía 
que Keenan era la mejor persona para preguntar. Curioso cómo era, 
seguramente sabía la respuesta. 
—No sé de zombis, pero he preguntado por ahí y averigüé que hay 
más que solo shifters. 
Oliver gesticulo a su amigo para que siguiera y Keenan levanto su 
mano, un dedo para cada especie. —Así que, tenemos shifters, y Nix, 
obviamente. Entonces oí hablar de los Krsniks, que es una mezcla entre 
vampiros y shifters, y sé de los hombres lobo, también. 
—Espera, ¿Cuál es la diferencia entre un lobo shifter y un hombre 
lobo? 
—Su forma animal. Los shifter tienen una forma completa animal 
mientras los hombres tienen un lobo humanoide. 
—Bien. Extraño 
—Síp. No sé de zombis, pero estoy seguro de que hay muchas otras 
cosas por ahí, de todos modos. Solo espero ver a muchosde ellos. 
Tal vez Keenan le faltaba algún tornillo, porque Oliver seguro que no 
esperaba alguna vez, ni nunca encontrarse delante de un zombi. 
 
Sebastián tomo la imagen que Denver le dio. —Este es Adrián 
Landreth, veintinueve años, genetista de la Empresa de Investigación 
Glass. Lo que averigüé es que es un pequeño genio. Imagino que es por eso 
que la empresa le contrato hace un año y medio. Él vive en Nueva York, 
pero viaja bastante, probablemente a los otros laboratorios que la empresa 
tiene en todo el país. Nunca va solo, así que nuestra mejor opción es 
atraparle aquí en Nueva York. 
Sebastián miró la imagen en su mano. Era obvio que alguien la había 
tomado a escondidas. El hombre miraba justo delante de él mientras andaba 
por una calle llena de gente, vestía un par de pantalones oscuros y una 
camisa blanca. Tenía un bolso de bandolera colocado a un lado y el sol se 
reflejaba sobre las gafas colocadas en l puente de su nariz. Sebastián se 
 
 
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imaginó que el hombre era lindo del tipo intelectual larguirucho. Su pelo 
rubio era bastante largo y lo sujetaba a un lado de su cabeza con dos 
simples horquillas así no caía sobre sus ojos grises, y incluso en medio de 
la calle parecía concentrado en algo más, probablemente su investigación. 
Sus ojos estaban desenfocados, y Sebastián se peguntaba como podía evitar 
tropezar o golpear algo si siquiera veía la ciudad que le rodeaba. 
—Él tiene un hermano, Gabriel Landreth, veintiséis años. El hombre 
es un artista, un fotógrafo. Él no ha sido declarado desaparecido, pero nadie 
ha sabido nada de él en…—Denver miro la página en su mano—. 
Alrededor de un año y medio, tal vez un poco más. 
—¿Crees que es una coincidencia? 
—Sí también note eso. No creo que sea una coincidencia, no después 
de averiguar que la Empresa de Investigación Glass había tratado de 
contratar a Adrián dos veces antes, y él siempre les rechazó. Entonces su 
hermano desaparece y él acepta el trabajo. 
—¿Crees que está haciendo esta investigación porque tiene que 
hacerlo? 
—Mi conjetura sería esa, pero no podemos estar seguros a no ser que 
encontremos algo más sobre su hermano, y eso no cambia nada para 
Oliver. 
A Sebastián no le gustaba eso. Si el hermano del hombre estaba 
siendo mantenido como rehén, eso quería decir que Adrián no hacia esto 
para su beneficio, sino para salvar la vida de su hermano. No le gustaba 
necesitar secuestrar al hombre, tal vez conseguiría que mataran a su 
hermano, incluso si todavía lo hacía para salvar la vida de Oliver. Él no 
tenía ningún derecho de decidir qué vida era más importante pero él no iba 
a dejar a su compañero morir, punto. 
—¿Cómo hacemos esto? 
—Bien, Adrián tiene una rutina diaria que él sigue estrictamente. 
Sale de su casa a las siete de la mañana y va andando a su oficina, se para 
en la cafetería antes de entrar, siempre entre las siete treinta y las siete 
cuarenta. Él sale para la hora del almuerzo y, por lo general, se sienta en el 
parque durante media hora antes de regresar al trabajo, el vuelve a casa 
tarde, entre las nueve y las diez de la noche. Creo que el mejor momento 
seria por la noche. Sabemos casi exactamente en qué momento llega a casa, 
 
 
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así que solo vamos a esperarle allí. Le noqueamos y le traemos al avión en 
la furgoneta y volvemos en un abrir y cerrar de ojos 
—Pensé que nosotros íbamos a estar durante unos días. 
—Sí, eso es lo que le dije a Jeremy, pero espero que podamos 
regresar esa noche. Solo no quise darle esperanzas si algo se complicaba. Si 
todo va como debería, nosotros estaremos en casa aproximadamente… a 
las tres o cuatro de la madrugada, hora de Whitedell— Eso era bueno. 
Sebastián podría estar allí cuando Oliver se despertara la próxima mañana. 
¡Joder, era bueno poder usar el avión privado de uno de los amigos de 
Dominic! 
El vuelo fue bastante largo, pero tranquilo. Denver repaso su plan 
para el secuestro, y Sebastián no pudo evitar sentirse como el tipo malo en 
esta situación. Se habría sentido de ese modo, incluso si Adrián Landreth 
hubiera sido un tipo malvado, pero sabiendo que,probablemente, hacía todo 
lo que podía para salvar a su hermano, y que ellos podían poner en peligro 
su vida, hacía todo aún peor. Él solo esperaba que pudiera dejar todo atrás, 
una vez que Oliver mejorara, pero de algún modo lo dudaba. Esto no era 
quien él era, y sabía que Oliver no estaría de acuerdo con esto tampoco. 
Cuando aterrizaron estaba oscuro, y ellos solo tenían unas horas para 
llegar al apartamento de Adrian. Por suerte Denver había llamado antes y 
se aseguró que la furgoneta que habían pedido estaba allí, esperándoles en 
el hangar. 
Poco después ellos aparcaban la furgoneta detrás del edificio de 
apartamentos de Adrián. Era uno de esos viejos edificios de apartamento 
en los cuales el alquiler no era demasiado alto, y eso hizo que Sebastián se 
preguntara si la empresa tan siquiera le pagaba. Ellos no tendrían que 
hacerlo si retenían a su hermano, pero entonces ¿cómo vivía el hombre? 
Ellos se tomaron tiempo para comprobar si había cualquier tipo de 
seguridad o vigilancia, pero no encontraron nada. —¿No crees que es 
extraño? 
Denver estaba frunciendo el ceño, probablemente pensado lo mismo. 
—Definitivamente lo es, pero solo no sé qué hacer sobre esto. El lugar fue 
revisado por algunos amigos de una manada cercana hace unos pocos días, 
y ellos no encontraron nada tampoco. Ellos fueron los que siguieron a 
Adrián, y no descubrieron a nadie detrás de él. En cualquier caso, 
 
 
15 
 
saldremos por la parte de atrás. No debería ser un problema, incluso 
saliendo con Adrian. 
Sebastián asintió. No había mucho más que ellos pudieran hacer, y 
confiaba en Denver. El hombre era ex-militar, aunque Sebastián no sabía 
exactamente lo que el tipo había estado haciendo allí, sin embargo 
realmente creía que Denver sabía lo que hacía, mientras que él no tenía 
ninguna experiencia aparte de la vigilancia de la propiedad de la manada. 
Ellos no tuvieron ningún problema para entrar en la casa del hombre. 
Estaba escasamente amueblada y un poquito sucia, los platos en el 
fregadero hicieron que Sebastián quisiera lavarlos. No era un monstruo de 
la limpieza de ninguna manera, pero había algunas cosas que simplemente 
no podía soportar, y una de ellas eran los platos sucios en el fregadero. Ese 
era el motivo por el que algunos miembros de la manada, Keenan 
principalmente, desaparecían convenientemente cuando era su turno de 
limpiar la cocina después de comer. Simplemente esperaba a que Sebastián 
entrara en la cocina y entonces recordaba que tenía algo urgente que hacer. 
El ruido de la llave entrando en la cerradura le saco de cualquier 
pensamiento que no fuera el aquí y ahora. Denver le hizo señas para que se 
preparara mientras esperaban al otro lado de la puerta del dormitorio a que 
Adrián entrara y cerrara la puerta. Sebastián le oyó moverse alrededor de la 
casa un poco antes de finalmente dirigirse al dormitorio. Él se tensó, listo 
para la lucha, pero el hombre le sorprendió. Mientras entraba en el 
dormitorio, Denver se deslizo detrás de él y cerró su brazo alrededor del 
cuello de Adrián, listo para hacerle perder el conocimiento si era necesario, 
pero el hombre apenas reaccionó. 
Adrián estaba allí con el brazo de Denver rodeándole cuando 
preguntó. —¿Quién eres? 
Sebastián podía oler solo una pizca de miedo en el olor del hombre. 
—Haz esto fácil y ven con nosotros sin preguntar. Eso evitara ser 
noqueado. 
—No puedo ir contigo. Tengo que quedarme aquí. 
—Realmente no te estamos dando una opción. —Denver dijo con un 
gruñido. Bien, incluso Sebastián encontraba a Denver atemorizante ahora 
mismo, y él conocía al tipo bastante bien. 
—Por favor, yo… no puedo desaparecer. 
 
 
16 
 
Sebastián decidió ayudar al pobre tipo. —Mira, no queremos hacerte 
daño, pero necesitamos tu ayuda. Hace meses tú enlazaste el ADN de mi 
compañero con el de un oso, y ahora él se está muriendo. Solo ayudale arecuperarse, y te dejaremos ir. —Maldición, él habría prometido la luna al 
tipo si podía salvar a Oliver. 
La cara de Adrián mostró todo el horror que sentía. —Lo siento. Yo 
soy… yo no quise hacerlo, pero ellos tienen a mi hermano. ¡No puedo 
desaparecer de repente, ellos le matarán! 
Sebastián sacudió su cabeza. —Lo siento, pero necesito tu ayuda. 
Oliver necesita tu ayuda. Se consume despacio, y no puedo dejarle morir. 
¿Estás preparado para tener eso sobre tu conciencia? 
El hombre pareció pensar en ello un poco, entonces su actitud 
cambió completamente. En vez del hombre asustado que ellos habían visto 
antes, delante de Sebastián estaba de pie un hombre decidido, casi frío. —
Bien, iré con vosotros, pero quiero negociar. Te ayudaré si tú me ayudas 
Denver gruñó y dejo ir a Adrián. —¿Qué quieres? 
—Ayudadme a salvar a mi hermano y os ayudaré con Oliver. 
Sebastián intercambio miradas con Denver, y el tigre asintió. Ellos 
no tenían que hacer el trato. Simplemente podían noquear a Adrián y 
llevárselo. Sin embargo, la conciencia de Sebastián le empujo a aceptar. Él 
no podía dejar a un hombre en las garras de la empresa, y probablemente 
habría ayudado incluso si Adrián no lo hubiera pedido. 
—Trato. Ahora, vamos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 2 
 
 Oliver nunca se había sentido tan cansado en su vida, además el 
también estaba en un muy, muy ligero sueño. Él simplemente parecía que 
no podía encontrar una posición cómoda, ya que estaba pasándolo mal para 
respirar con facilidad, eso lo volvía todo más complicado. 
De todos modos, gracias a su sueño ligero, Oliver se despertó 
inmediatamente cuando sintió a alguien deslizándose en la cama a su lado 
en medio de la noche. Él aulló y trato de levantarse, pero sus piernas 
simplemente no parecían ser lo bastante fuertes para hacer el trabajo, y vio 
el suelo acercarse directamente hacia él hasta que un fuerte brazo le agarró 
alrededor y le sostuvo. 
—Eh, eh, bebe, soy yo. 
Oliver reconoció la voz, pero eso solo trajo más preguntas. ¿De 
algún modo se había perdido tres días de su vida? ¿Se había desmayado o 
entrado en coma? —¿Qué estás haciendo aquí? 
Él no podía ver a Sebastián en la oscuridad, pero la risa era obvia en 
su voz. —Logramos volver rápidamente. No quería dejarte solo más que lo 
necesario. 
—¿Esta él… está aquí? ¿En la mansión? —Oliver tenía sentimientos 
contradictorios sobre toda esta cosa del secuestro, pero sabía que él 
necesitaba al hombre. 
Sebastián se movió con cuidado y colocó a Oliver de vuelta a las 
sabanas, arropándole como a un niño. Oliver nunca lo admitiría, pero en 
realidad le gustaba ser cuidado, solo que no tanto como había necesitado en 
las pasadas semanas. Él se negaba a pensar sobre eso, mucho, pero sabía 
que no pasaría mucho tiempo antes de que fuera incapaz incluso de ir al 
cuarto de baño solo, y ¿no era ese un modo agradable de seducir a su 
compañero? Sí, sabía que a Sebastián no le importaría, pero aun así, no le 
gustaba estar tan frágil y desvalido delante de él. ¿Cómo podría el hombre 
respetarle después de todo esto? 
—Sí, está aquí. Todo fue bien y tú le veras mañana, pero por ahora 
 
 
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tienes que dormir. 
Oliver dejo a Sebastián moverle hasta que el gran hombre estuvo en 
cucharita con él, haciéndole sentir a salvo y caliente. Él siempre tenía frío 
estos días, y Sebastián parecía ser la única cosa capaz de mantenerle a una 
temperatura decente. Oliver se acurrucó y la siguiente cosa que supo fue, la 
luz del sol brillante iluminaba el cuarto y él podía ver las diminutas 
partículas del polvo bailando delante de él. 
Durante un momento, casi fue capaz de convencerse de que estaba 
bien, que su vida era perfecta, que se despertaba al lado de su compañero y 
que pronto iban a bajar para el desayuno, tal vez después de un sudoroso y 
caliente combate sexual de buenos días. Entonces el trato de moverse, y su 
IV tiró de su brazo, sacando un silbido de él. Odiaba la maldita cosa, pero 
Jared por ahora rechazaba quitarla, y Oliver se alegró de que el hombre 
hubiera insistido tanto. Él no podía haber aguantado más si el doctor no 
hubiera sido un hombre tan insistente. 
Sebastián inmediatamente se despertó, sus ojos miraban 
desconcertados alrededor en busca de lo que había dañado a Oliver, y 
Oliver no pudo evitar que una pequeña risa se escapara de él al ver al león 
con los ojos entrecerrados listo para enfrentarse al mundo por él. —Estoy 
bien, chico grande. Solo tire de mi IV. —Maldición, su voz era ronca esta 
mañana y él no estaba seguro de si en realidad tenía fuerzas para conseguir 
llegar al cuarto de baño, pero de ningún modo él iba a admitir eso a 
Sebastián— ¿Por qué no vas abajo y desayunas? 
Sebastián le miró, sus ojos penetrantes mientras aparentemente leía 
rápidamente a Oliver, como si pudiera ver todo lo que Oliver no le decía. 
Esto hizo que Oliver temblara y lamentara no poder servir para nada más 
que abrazarse bajo las sabanas. Pensando en ello, tenía que haber pasado un 
año y medio completo desde que Oliver tuvo su último encuentro sexual, y 
eso simplemente era triste. 
—Iré. No sé cuándo volveré exactamente, tengo que hablar con 
Dominic y Jared antes de traer a Adrián a que te vea. ¿Está bien? 
—Claro. Manda a Keenan aquí si le ves. —Él sabía que el humano 
supuestamente estaría dormido en su sofá, pero tal vez se fue cuando 
Sebastián volvió. Keenan no solía levantarse temprano por la mañana, 
demonios, el no solía levantarse en toda la mañana, ya que trabajaba como 
 
 
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camarero. Ellos habían hablado hasta última hora de la noche, tal vez 
todavía dormía, pero Oliver esperaba que su amigo pudiera estar allí 
cuando el genetista viniera para examinarle. No es que quisiera que su 
amigo le viera medio desnudo, pero quería saber lo que Keenan pensaba 
del hombre. Él por lo general era muy bueno evaluando a la gente. 
Pasó menos tiempo de lo que había pensado antes de que Oliver 
oyera a gente entrar en la suite, hablando en un tono bajo. Los primeros en 
entrar en el cuarto fueron Sebastián y Keenan. Sebastián se sentó en la 
cama al lado de Oliver mientras Keenan se sentó cerca de los pies de Oliver 
y cruzó los brazos sobre el pecho, su expresión dura, claramente diciendo 
que si el hombre que entraba con Dominic y Jared trataba de hacer daño a 
Oliver, él tendría que enfrentarse a Keenan, y no sería bonito. Eso hizo que 
Oliver quisiera reírse, porque Keenan no era para nada un luchador, pero él 
estaba decidido y preparado para hacer cualquier cosa para defender a un 
amigo. 
Oliver miro al hombre desconocido delante de él. Podía verle mirar 
hacia él mientras ellos se evaluaban el uno al otro, y le sorprendió el 
aspecto del hambre. No sabía lo que había estado esperando, pero no era al 
chico aparentemente dulce y totalmente nerd que estaba de pie allí. No se 
veía como si pudiera hacer daño a una mosca, mucho menos hacer algo 
como lo que le habían hecho a Oliver. 
Después de que todo el mundo se colocó alrededor del cuarto, 
Dominic comenzó a hablar. —Bien, Mr. Landreth. Este es tu paciente. 
—Adrián, por favor. —Adrián se giró para enfrentar a Oliver—. 
Realmente siento lo que te paso, lo que hice. Soy… no hago esto de buen 
grado. Ellos tienen a mi hermano, y le harán daño si no hago lo que 
quieren. 
Oh Dios, Oliver quería estar enfadado con el hombre, odiarle, pero 
¿cómo podía después de averiguar esto? —Mira, solo quiero curarme. 
Estoy seguro de que tú ya has hablado con Jared, así que sabes exactamente 
lo que pasa conmigo, y espero que puedas solucionarlo, porque no creo que 
pueda continuar así mucho más tiempo. —dijo él, indicando su agotado 
cuerpo. 
—Quiero examinarte, pero creo que sé cuál es el problema, y si es lo 
que pienso, puedo arreglarlo sin problemas. 
 
 
20 
 
Oliver sintió el latido sordo de corazón golpear con fuerza su pecho 
ante la perspectiva de estar sano otra vez. Aún no podía imaginarse cómo 
iba a cambiar su vida si él se curaba. Tal vezsería capaz de encontrar un 
trabajo otra vez. Había tenido suficiente de permanecer en la cama, 
bastante para toda una vida, incluso para la mucho más larga que los 
shifters tenían. 
Sebastián gruñó un poco cuando Adrián pidió a todo el mundo que 
saliera y esperaran en la sala de estar, pero Oliver le mando callar. —Deja 
al hombre hacer su trabajo. Sabemos que si tú te quedas aquí, le gruñirás 
todo el tiempo o realmente le dañaras porque me está tocando. 
Sebastián de mala gana asintió y se marchó después de dar a Oliver 
un último beso en los labios, haciendo que Adrian realmente viera como de 
posesivo y reclamado era. Oliver lo encontró gracioso. Sebastián era el 
único que realmente podía encontrarle atractivo en su estado actual. Era el 
tirón entre compañeros lo que lo hacía así. 
Adrián comenzó a sacar cosas de la bolsa que había traído con él, 
poniéndolo todo sobre la cama al lado de Oliver. Oliver suspiro mientras se 
miraban el uno al otro. —Vamos, doc. Estoy en tus manos. 
 
—¿Qué piensas que ellos están haciendo? Tal vez Jared debería 
haberse quedado en el cuarto, por si acaso. —Sí, Sebastián sabía que él 
estaba lloriqueando, pero no podía evitarlo. Su pareja estaba solo en el 
cuarto con el enemigo. 
Dominic se rio entre dientes. —Relájate, Seb. Hablé con el hombre 
la mayor parte de la noche y realmente creo que no hará daño a Oliver. Él 
solo quiere ayudar, y se siente culpable por todo lo que ha hecho. 
Sebastián se enderezo en la butaca. 
—Bien, vamos a hablar sobre el hermano de Adrián y los 
laboratorios. Le prometí que nosotros rescataríamos a su hermano de 
cualquier parte donde esté siendo retenido, pero tenemos que encontrarle 
primero. Por fin tuve noticias de Kameron, el Alfa de la manada Gilham. 
Vamos a asaltar el laboratorio de Fort Collins. 
Sebastián trató de concentrarse en lo que su Alfa decía. —¿Sabemos 
lo que esperamos encontrar allí? 
 
 
21 
 
—Tendré un informe nuevo de Isaiah antes de que nosotros 
vayamos, pero por lo que Craig dijo hay al menos seis shifters allí y tal vez 
algunos humanos, aunque no estoy seguro de eso. Debería haber diez 
guardias en el perímetro y sé que cinco científicos trabajan allí a jornada 
completa y varios otros que se mueven por todo el país, pero si vamos de 
noche podemos evitarlos. 
Una vez que él había oído los detalles más importantes, Sebastián se 
distrajo. Trató de escuchar lo que estaba pasando en el dormitorio, pero en 
realidad no podía distinguir lo que Oliver y Adrián hablaban. Ya que Oliver 
sabía que Sebastián podía oírle, debía de estar manteniendo su voz baja a 
propósito. Por suerte para Sebastián y su león, que estaba pacientemente en 
el fondo de su cabeza, lloriqueando para ir con su compañero, no pasó 
mucho tiempo cuando la puerta se abrió y Adrián salió. 
Sebastián quería oír lo que el hombre tenía que decir, pero tenía 
cosas más importantes que hacer, como correr al lado de su compañero y 
comprobarle de la cabeza a los pies para ver si había sido dañado. Mientras 
se acercaba a la cama, Sebastián olió la sangre de Oliver en el aire y gruño. 
Él habría perseguido a Adrián, pero Oliver para ahora ya le conocía 
demasiado bien. 
—No estés tan gruñón, y ven aquí. Él no me ha hecho daño, solo 
tomó algo de sangre. Estoy bien. —La voz de Oliver era baja, y Sebastián 
comprendió que él no había planeado mantenerle apartado 
intencionadamente como había pensado antes. Por cómo se veía Oliver, él 
podía decir que tomaba demasiada energía hablar por ahora, lo que 
significaba que ellos se estaban quedando sin tiempo. 
Se colocó al lado de Oliver y puso su brazo alrededor de los hombros 
de su compañero, llevándole contra su pecho. Él sabía que Oliver siempre 
tenía frio, y quería que estuviera cómodo, al menos cuando él estaba en 
casa. Había tomado un permiso en su trabajo como arquitecto paisajista y 
jardinero con su amigo Ward, así que estaba en casa casi todo el tiempo, ya 
que Dominic también le había liberado de su deber de patrullar. Él, 
prácticamente, solo dejaba su cuarto cuando tenía alguna obligación de la 
casa, como la cocina y cuando había algo especial que hacer, como ir a 
Nueva York y asaltar los laboratorios. 
Todo el mundo fue volviendo al dormitorio y Keenan se sentó al otro 
 
 
22 
 
lado de Oliver, ganándose un gruñido de Sebastián. —Silencio, pequeño 
minino. Sabes que no planeo escaparme con tu compañero, sé un buen 
minino y quédate abajo. 
Sebastián debería de haberse enfadado por cómo le trató Keenan, 
pero el tipo trataba a todo el mundo del mismo modo. No estaba ni un poco 
asustado por lo que ellos podían hacerle, y era sincero sobre lo que 
pensaba. Era un aliento de aire fresco en la mansión. 
—Comencé a trabajar en la introducción de ADN de animal en el 
ADN humano hace unos años, pero esto, —dijo Adrián señalando a 
Oliver— esto no es lo que quería. Pensé que dar a nuestros soldados 
algunos sentidos animales mejorados les daría una ventaja contra el 
enemigo, como la visión nocturna. La empresa de Investigación Glass se 
acercó a mí dos veces. Sin embargo, siempre rehusaba sus ofertas. No me 
gustaba el enfoque de la empresa, y tenía razón. La tercera ver que ellos me 
pidieron que trabajara para ellos, me dijeron que tenían a mi hermano, y 
que estaría a salvo mientras trabajara para ellos. Me mostraron a los shifters 
y me dijeron que querían crearlos en su laboratorio en lugar de intentar 
contratar a los nacidos. 
Adrián miraba sus manos, y Sebastián podía sentir la vergüenza y 
preocupación que emanaba de él. Era obvio que el hombre no había 
querido hacer lo que le mandaron. —Me dijeron que yo trabajaría con 
voluntarios, pero aun así lo rechacé. Ni tan siquiera estaba seguro de que 
podría mejorar los sentidos ya existentes, y no quería poner las vidas de 
aquellas personas en peligro. Al día siguiente me mostraron un vídeo en el 
que estaban torturando a mi hermano. Entonces acepté. 
La suave voz de Keenan rompió el silencio. —Encontraremos a tu 
hermano, lo sabes. 
Adrián suspiró. —Sé que estáis dispuestos a intentarlo, y eso es más 
de lo que creía posible después de lo que hice, pero he estado buscando a 
Gabriel durante casi dos años, y no lo he encontrado. —Él se pasó la mano 
por el pelo y una de las horquillas se soltó y cayó al suelo, pero Adrian ni 
tan siquiera lo notó—. Comencé a experimentar y empalmar el ADN, y la 
empresa proporcionó a los voluntarios. Ahora sé que ellos no lo eran, al 
menos no la mayoría de ellos. Visité muchos laboratorios, pero la mayor 
parte de los voluntarios… no lo eran. Quise parar, pero siempre que lo 
 
 
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intentaba, ellos hacían daño a mi hermano. 
Los ojos del hombre estaban atormentados, y Sebastián sabía que él 
iba a lamentar lo que había hecho por el resto de su vida. Aunque no estaba 
seguro de si podría culparle. Probablemente habría hecho lo mismo por 
cualquiera de los hombres que estaban en el cuarto ahora mismo. 
—Algunas de las personas con las que experimente realmente 
vivieron, sin embargo, todos ellos tenían grandes problemas. El cuerpo 
humano no está hecho para cambiar o incluso sólo contener la parte animal 
de un shifter, y sus cuerpos comenzaron a reducirse, conduciéndoles a la 
muerte. Yo sabía que tenía que trabajar en eso, pero mientras tanto, trabajé 
en un cóctel de sustancias que los híbridos tenían que consumir una vez al 
mes para mantener el equilibrio correcto entre las dos entidades. Es por eso 
que Oliver está enfermo. Él ha estado fuera del laboratorio durante seis 
meses, lo que quiere decir que no ha tenido esa inyección, así que su 
cuerpo falla. 
—¿Crees que la única cosa que necesita es una inyección, y el estará 
bien? —Sebastián casi no podía creerlo. 
—Sí. Trabajaré con su doctor para enseñarle como producirlo, de 
modo que Oliver siempre lo tendrá. Una vez que lo tome, debería volver a 
la normalidad sin problemas. 
—¿Seré… seré capaz de cambiar? 
Adrian sonrió. —Con la inyección que te daban en el laboratorio, no 
habríassido capaz. Ellos omiten un componente crucial que permite al 
cuerpo humano cambiar en un animal. Sin embargo, lo perfeccioné, pero 
no se lo dije a la empresa. No creo que sea sabio darles la posibilidad de 
crear shifters, incluso si… incluso si eso le cuesta la vida a mi hermano. 
—¿Así que después de que me des esa cosa, seré capaz de cambiar a 
un oso? ¿Yogui será libre? 
Todos miraron a Oliver con sorpresa y diversión. Ni tan siquiera 
Sebastián sabía que le había puesto un nombre cariñoso a su oso, y era un 
poco gracioso, como si Sebastián hubiera llamado a su león Simba o algo 
así. 
—Sí, creo que serás capaz de cambiar. No he probado la nueva 
versión del suero, pero eso te ayudará. El cambio puede que no sea tan fácil 
o rápido como si fueras un shifter nacido, pero… Yogui será capaz de salir 
 
 
24 
 
y jugar. 
Oliver miró alrededor, la sonrisa iluminaba su cara. —Bien, ¿cuándo 
vas a dármelo? 
 
Oliver se estremeció cuando la aguja penetró en su carne. Él debería 
haber estado acostumbrado para ahora, con la cantidad de agujas que había 
tenido insertadas en su cuerpo durante el pasado año y medio, pero aun así 
no le gustaban. Él realmente parecía un puerco espín. 
—Hecho. —Adrián limpió la gota de sangre que rezumaba de la piel 
de Oliver y se ocupó de recogerlo todo. Oliver esperó, concentrado en ver 
si él se sentía diferente, pero desde luego no podía sentir ninguna 
diferencia. 
—¿Cuánto va a tardar esto en funcionar? 
—Enseguida. Pienso que tú podrías ser capaz de comer algo ligero, 
sin vomitarlo, para el final del día. Debería de tomarte menos tiempo 
recuperarte que si fueras todavía humano, pero aun así tomará un rato para 
que tú vuelvas a tu viejo yo, diría que unos meses. 
 
Adrián acababa de empezar la rutina diaria de Oliver, tomar sus 
signos vitales y comprobarle, cuando su teléfono móvil comenzó a sonar. 
Cuando el hombre vio el número, palideció, y Oliver sabía que no era nada 
bueno. Sólo podía ser la empresa. 
—¿Sí? 
La audición de Oliver había mejorado después de que Adrián hubiera 
empalmado su ADN, así que podía oír la otra parte de la conversación. 
—¿Dónde está usted, doctor Landreth? 
—Yo, umm, lo siento, un amigo tuvo una emergencia y tuve que ir 
con él. Deje un mensaje en el laboratorio para informar a mis compañeros 
de lo que ocurría. 
—No me importa lo que pasa. Tú dejaste tu trabajo, y si quieres ver a 
tu hermano otra vez, mejor que estés en el laboratorio a primera hora 
mañana por la mañana. 
—Sí… sí. Estaré allí, señor. 
El hombre colgó, pero Oliver podía ver que lo poco que él había 
 
 
25 
 
dicho fue suficiente para asustar a Adrian. Él había estado en la mansión 
sólo unos días, pero había pasado mucho tiempo con Oliver, y le gustaba. 
Oliver simplemente no era capaz de culpar a Adrián por lo que había hecho 
a él y a otras personas, no después de averiguar por qué lo había hecho. 
Además, se había acostumbrado al hecho de que ahora era un shifter, no le 
importaba. En realidad era guay ser capaz de cambiar, y había otros 
beneficios en serlo, como la curación acelerada y otras cosas. Pensando en 
ello, Oliver en realidad estaba de algún modo agradecido. Podría haber 
sufrido mucho durante el año y medio pasado, pero había encontrado a su 
compañero y muchos amigos, y una vez que estuviera mejor, sería capaz de 
cambiar y correr por los bosques con Sebastián. Él no podía esperar. 
—Yo, eh, tengo que volver a Nueva York. Le enseñaré a Jared como 
hacer el suero, entonces no tendrás problemas para tomarlo el próximo mes 
y los siguientes. —Adrian se levantó y rápidamente salió del cuarto de 
Oliver. Oliver quería detenerle, pero ni tan siquiera podía moverse de su 
cama, ¡maldición! 
—¡Ey! ¿Está todo bien? ¿Cómo fue? —Sebastián preguntó desde la 
puerta. 
—¡Seb! ¡Rápido, cógeme en brazos y persigue a Adrian! 
La expresión de Sebastián se endureció rápidamente. —¿Por qué? 
¿Te hizo algo? ¿Te ha hecho daño? 
—¡No! Por favor, ¿Podemos ir? 
Sebastián no hizo más preguntas, simplemente con cuidado levanto 
a Oliver y corrió por la suite. Por suerte para él, Adrian le había quitado su 
IV y la alimentación artificial. No fue difícil encontrarle. Él caminaba a lo 
largo del vestíbulo, pareciendo perdido. 
—Adrian, la oficina de Dominic es esa puerta de ahí. —dijo Oliver, 
señalando la puerta mencionada. Sabía que Adrian tendría que usar el avión 
privado para regresar a Nueva York a tiempo; y por mucho que él no 
quisiera que el tipo volviera allí, ellos todavía no tenían ninguna pista de 
donde estaba su hermano, así que si él se quedaba, sería un hecho que 
Gabriel estaría muerto. 
Sebastián llamo a la puerta y entró en la oficina, gesticulando hacia 
Adrian para que le siguiera. La oficina del Alfa estaba llena de hombres, y 
esto le habría intimidado si Oliver no conociera a todos y cada uno de ellos. 
 
 
26 
 
Eran todos grandes y musculosos, excepto Casey, que era un poquito más 
pequeño y más flaco. Oliver vio a Soren, Denver, Casey, Joshua, Derick, 
Ward y Bryce, junto con otro grupo de miembros de la manada. Él sabía 
que todos hacían turnos para patrullar los bosques alrededor de la mansión, 
y se alegraba de que le hubieran dado a Sebastián algo de tiempo libre para 
que cuidara de él. 
—¡Oliver! 
—Eh, colega, ¿Cómo te sientes? 
Las preguntas le llegaban a Oliver de todas partes, y eso casi le hizo 
gritar. Estos tipos apenas le conocían, ya que él había sido casi un ermitaño 
durante meses, pero aun así se preocupaban por lo que le pasaba. Le habían 
adoptado en su familia sin preguntas. —Estoy bien, gracias. —Oliver 
saludo a las dos mujeres sentadas en uno de los sofás, Erin y Amanda. Él 
no las había visto desde que escaparon, y se había preocupado mucho por 
ellas. Sebastián se sentó sobre otro sofá, manteniendo a Oliver en su 
regazo, mientras Adrian simplemente se quedó allí de pie, claramente 
inseguro de si él era aceptado. 
—¿Conseguiste tu inyección? —preguntó Dominic. 
 —Sí. Va a llevar un tiempo, pero estaré bien, pero no es por eso por 
lo que estoy aquí. Adrian tuvo una llamada telefónica. Ellos amenazan con 
matar a su hermano si no está de vuelta en el trabajo mañana por la 
mañana. 
En los ojos de los hombres, y mujeres de la habitación, Oliver podía 
ver la compasión, la curiosidad y la comprensión, pero fue en los que vio la 
cautela y el odio de los que él se preocupó. No todo el mundo era tan 
misericordioso como él, incluso si él había sido quien había sufrido por lo 
que Adrian había hecho. 
—Todavía no hemos encontrado a tu hermano, me temo, pero 
estamos trabajando en ello. —Dijo Dominic con un suspiro—. No me gusta 
mandarte de vuelta, pero no creo que tengas otra alternativa. Seguiremos 
buscando a Gabriel, y si lo encontramos lo liberaremos e iremos por ti. 
Adrian asintió. —Gracias. 
—Dominic, ¿Por qué le ayudas después de lo que hizo? ¡Mira a 
Oliver! ¡El aún no puede levantarse solo! —preguntó Joshua. Oliver se 
estremeció por el recordatorio. Conocía a Joshua bastante bien, y estaba 
 
 
27 
 
sorprendido por la fiereza de su voz. El hombre parecía duro, pero en 
realidad era agradable y atento, y se habían hecho amigos. 
—¿Dudas de mis decisiones como Alfa de esta manada, Josh? —Los 
ojos de Dominic eran fríos y su expresión dura como una piedra, y Oliver 
vio el modo en que Joshua palideció. Él claramente sabía que había dicho 
demasiado. 
—No, lo siento. 
—Tú iras a Nueva York con Adrian y te aseguraras de que llegue a 
casa a salvo. Soren, iras con él y te asegurarás de que sea agradable con 
Adrian. Tienes mi autorización para golpearle la cabeza si no lo es. —El 
modo en que Dominic sonreía ahora ablandó sus palabras, y Oliver suspiro 
aliviado. Nada malo había pasado a ninguno de sus amigos. 
Joshua no parecía demasiado feliz con la tarea que le habían 
asignado, pero Soren estaba más que entusiasmado mientras ellos se 
levantaban y acercaban a Adrian. El tigre blanco palmeo su hombre, —Eh, 
doc. ¿Listo para ir? 
Oliver no estabaseguro de lo que pasó después de eso, porque de 
repente la oficina se volvió caótica. Oyó un fuerte rugido mientras Joshua 
literalmente se lanzó sobre Soren, gritando algo sospechosamente parecido 
a mío. El tigre blanco apenas tuvo tiempo para empujar a Adrian fuera del 
medio antes de que Joshua chocara con él y comenzaran a caer al suelo 
mientras Joshua trataba de golpear a Soren. 
Ward y Bryce trataban de separarles mientras Dominic y Denver 
simplemente les miraban, y Oliver podría jurar que el león estaba riéndose 
con la situación. Todos los demás estaban gritando a Joshua que parara. 
Oliver podía ver que Soren no se defendía. Él solamente esquivaba 
los golpes que venían en su dirección mientras gritaba, —No lo sabía, 
¡gilipollas! ¡Déjame! ¡No le quiero! 
Adrian había corrido a una esquina y parecía aterrorizado mientras 
miraba a los dos hombres pelear. Oliver hizo señas a Dominic, y una vez 
que consiguió la atención del león le señaló al pobre humano. Dominic 
asintió y Oliver sintió las manos calientes de Sebastián cubriendo sus 
oídos. Levanto las suyas para cubrirlos también y estaba a punto de 
preguntar lo que hacía cuando un fuerte rugido llenó el cuarto, haciendo 
que todo el mundo se congelara al instante. Oliver no podía imaginarse 
 
 
28 
 
como de fuerte había sido, para que él pudiera oírlo tan bien incluso a 
través de dos juegos de manos. 
—¡Basta! Joshua, Soren no sabía que Adrian era tu pareja, déjale. No 
quiere separarle de ti 
Oliver sintió sus ojos ensanchare mientras miraba Joshua levantarse 
y extender una mano a su amigo. ¡Por supuesto! Debería haber sabido lo 
que pasaba. Los shifters reaccionaban tan fuerte sólo delante de un 
compañero. 
—Ahora, ya que Adrian es tu compañero, creo que nosotros 
deberíamos mantenerle aquí. 
—¡No! ¡No, por favor, tengo que ir! Mi hermano… 
—Déjale ir. Yo no le quiero de todos modos, no después de lo que ha 
hecho a los shifters. —Joshua gruño, y Oliver vio el dolor que cruzo por los 
ojos de Adrian antes de que el hombre cerrara su expresión. 
Dominic consideró la situación durante un momento antes de decir. 
—Bien, si no quieres quedarte no te obligaré. —se giró hacia Joshua. El 
leopardo estaba a punto de abrir la puerta cuando la voz del Alfa le 
detuvo—. Tú todavía iras con Adrian a Nueva York, y quiero que tú seas el 
responsable de su seguridad. Eso significa que tienes que buscar a los 
guardaespaldas que van a seguirle sin ser vistos, y tú serás la persona con la 
que Adrian tiene que ponerse en contacto si alguna vez tiene problemas, 
¿Entendido? —El tono de Dominic no dejaba elección a Joshua, así que el 
hombre asintió de mala gana y salió por la puerta, cerrando de golpe detrás 
de él. 
Bien, nadie podría decir que la vida en la manada era aburrida. 
 
¿Qué pasaba con los compañeros apareciendo por todas partes en los 
pasados meses? Sólo un año antes, la mayor parte de los miembros de la 
manada masculinos habían estado solteros, y ahora sólo Isaiah, Jares y 
Soren estaban solos, más los tres nuevos shifters que Craig había rescatado 
de los laboratorios. Sebastián estaba dispuesto a apostar que sus 
compañeros aparecerían algún día pronto. Era como si la mansión fuera un 
faro o algo así. Dever incluso tenía un niño, y no había nada más extraño y 
dulce que verle abrazar a Adam o hacer cualquier otra cosa que los papas 
 
 
29 
 
hacían. 
Sebastián no pudo evitar preguntarse cómo lo estaría haciendo 
Joshua. El hombre había rechazado hablar con él, declarando que no 
necesitaba un compañero y seguro que no uno que experimentara en 
secreto con él o le mataría mientras dormía. Sebastián realmente no sabía 
de dónde venía Joshua, ya que el shifter leopardo nunca le había hablado a 
nadie de su pasado, pero no creía que el hombre estuviera rechazando 
emparejarse con el genetista sólo por lo que le paso a Oliver. Demonios, si 
Sebastián e incluso Oliver podían perdonar a Adrian, no tenía sentido que 
Joshua actuara así, a no ser que algo malo hubiera ocurrido en su pasado. 
Pero no era asunto de Sebastián. Él ya tenía de sobra en su propio plato con 
Oliver. 
Su compañero se estaba impacientando. Oliver quería levantarse y 
comenzar a vivir otra vez, y por mucho que Sebastián pudiera entenderle, 
sólo habían pasado cuatro días desde la inyección. Él sabía que Oliver era 
capaz de comer otra vez, y eso ya se mostraba en él, pero Sebastián todavía 
pensaba que era demasiado pronto para que se levantase de la cama. Él 
silenciosamente entro en su suite, curioso por ver lo que su compañero 
estaba haciendo, pero se paró en la sala de estar cuando oyó a su 
compañero hablando con Keenan. Sí, sabía que no debería espiar, pero 
¿Quién podía resistirse? 
—Así que, ahora que tú vas a estar bien, ¿vas a emparejarte con él? 
Sebastián no podría haber movido sus pies incuso si hubiera querido. 
Quería saber cuál sería la respuesta de Oliver. En realidad no había pensado 
en reclamar al hombre, no desde que Oliver comenzó a aislarse en su 
cuarto todos aquellos meses, y las últimas semanas… Oliver había estado 
demasiado enfermo para hacer algo así, y todavía lo estaba. De todos 
modos esto no impidió a la polla de Sebastián levantarse ante la idea y 
recordarle que no había sido usada durante aproximadamente seis meses, 
desde que había olido a su compañero en la mansión. Entonces no sabía 
quién era, pero solo hubo dos opciones, ya que Jamie había vuelto con dos 
hombres, y el humano le había dicho que Finn era la pareja de Bryce. Eso 
solo había dejado a Oliver, pero el hombre había estado tan aislado y 
herido que Sebastián había querido darle algo de espacio, dejarle que se 
acostumbrara a ver a tantos shifters. El resultado final había sido que el 
 
 
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hombre literalmente había desaparecido. Pero eso había terminado para 
ahora, y pronto Oliver sería capaz de vivir una vida normal… y tendría una 
vida sexual normal. 
—Oh, sí, pero sé que va a ser difícil 
—¿Por qué? —Bien, esa no era la voz de Keenan, pero Sebastián no 
estaba seguro de quien era. Aunque tenía que ser uno de los nuevos 
shifters, porque conocía la voz de todos los demás. 
—Vamos, Darin, sé que eres nuevo aquí pero tienes que haber visto 
como los grandes gatitos actúan con sus compañeros, todo protectores y esa 
mierda. Ese es el modo en que ellos están programados, añade que Oliver 
ha estado enfermo, así que Sebastián va a ser incluso más cuidadoso. 
—Sí, va a tratarme como si estuviera hecho de cristal. Espera, él ya 
hace eso en realidad, no quiero ni pensar en que eso pueda empeorar. 
Sí, así que Sebastián era un poco protector. Bien, mucho, ¿pero no 
era eso normal después de lo que le había ocurrido a Oliver? 
—¿Qué podría ser más frágil que el cristal? —Ese era Keenan. Era 
el único que incluso pensaría en hacer esa pregunta. 
—Umm, ¿creo que tal vez la porcelana? —Espera, ¿por qué estaba 
moviéndose la voz de Oliver? Sebastián incluso no se paró a pensar, él 
irrumpió en la habitación, un coro de chillidos y aullidos dándole la 
bienvenida. 
La primera cosa que Sebastián notó fue que Oliver no estaba en su 
cama. En cambio, el hombre estaba de pie cerca de la puerta del cuarto de 
baño, una expresión feroz sobre su cara mientras sus ojos le mandaban el 
mensaje no comiences a contarme tonterías a Sebastián. Él desde luego iba 
a ignorar eso. —¿Qué demonios haces? ¡Deberías estar descansando en la 
cama! 
—Si descanso otro minuto voy a… Voy a…. ¡No sé lo que haré, 
pero no puedo soportarlo más! ¡Yo solo iba al cuarto de baños, maldición! 
—Vas a volverle loco. —Amablemente explico Keenan, y Sebastián 
le frunció el ceño—. ¿Qué? Él no está hecho de… ¿Qué era eso? 
¿Porcelana? —preguntó mientras se giraba hacia Oliver, pero el compañero 
de Sebastián ya cerraba de golpe la puerta del cuarto de baño y grito a 
través de la puerta. 
—Ni tan siquiera pienses en entrar aquí, ¿me oyes? ¡Patearé tu culo 
 
 
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peludo! 
Sebastián estaba sorprendido. Oliver nunca, jamás había actuadoasí. 
Sí, lloriqueaba y ponía mala cara, pero no hacía nada agresivo. ¿Le habría 
cambiado su enfermedad tanto? ¿Siempre sería así? A Sebastián realmente 
no le preocupaba mientras su compañero estuviera sano, pero podía 
necesitar un ratito para acostumbrarse a esa boca. 
—Él se siente mejor, lo sabes. Dale la posibilidad de tener su vida de 
vuelta. —Sebastián distraídamente asintió hacia Keenan mientras 
finalmente miró alrededor del cuarto. La cama estaba llena de hombres 
pequeños. Bien, vale, Keenan, Jamie y Derick no eran pequeños, pero los 
gemelos, Jayden, Finn y Ani lo eran. Sebastián distraídamente se preguntó 
cómo demonios era posible que nueve hombres adultos, no importaba lo 
pequeños que fueran, pudieran entrar en una cama así, incluso si era de una 
de tamaño kind, pero la puerta del cuarto de baño se abrió de golpe y 
Oliver marcho hacia el cuarto. 
Bien, intentó marchar, pero tuvo que detenerse y apoyarse contra el 
aparador en cuanto dio un paso fuera del cuarto de baño. Sebastián se 
movió, queriendo ayudar a su compañero, pero por la esquina de su ojo vio 
a Keenan sacudir su cabeza. Él tenía que dar espacio a su compañero para 
que pudiera volver a ser su propio hombre otra vez, incluso si era difícil 
para él. Oliver tenía que recuperar su independencia. 
Oliver enderezó su espalda y frunció el ceño a Sebastián antes de 
despacio caminar de vuelta a la cama. Los hombres sobre ella se movieron, 
un mar de carne, abriéndose para dejar que Oliver se colocara bajo las 
sabanas, y Sebastián finalmente soltó el aliento que había estado 
conteniendo. Él se movió, con cuidado de no asustar a Aní, ya que el 
pequeño Nix todavía se asustaba de los hombres grandes. Aunque, estaba 
mejorando, y Sebastián esperaba que pronto su Alfa fuera capaz de 
reclamar a su compañero. —Así que, yo, eh, vine para ver como estabas, 
pero ya veo que estas mejor. 
Oliver todavía le fruncía el ceño, los brazos cruzados sobre su pecho 
en un gesto obstinado. Habría sido más impresionante si Oliver no se viera 
tan pequeño en la enorme cama, aunque el hombre era alto, pero todavía 
estaba tan delgado que literalmente parecía que desaparecía entre las 
sabanas, y eso le hacía parecerse a un niño de cinco años que se esconde en 
 
 
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la cama de sus padres. Aunque no sería nada bueno que Sebastián se riera, 
incluso si quería hacerlo. 
La expresión de Oliver se ablandó un poco. Keenan miró de Oliver a 
Sebastián antes de levantarse de la cama. —Bien, creo que esa es nuestra 
señal para desaparecer, caballeros. —hizo señas a los demás para que se 
movieran y salieran del cuarto y todos le siguieron, excepto Finn, Jamie y 
Derick. Keenan gimió cuando vio al Nix brillar fuera del cuarto con sus dos 
amigos y su labio inferior se deslizó hacia fuera mientras comenzó a comer 
mala cara—. ¡Eh, yo quiero hacer eso! 
Al fin, Oliver y Sebastián estuvieron solos, Keenan le dio a Sebastián 
un último guiño mientras pasaba y cerró la puerta. Él sabía que tenía que 
pedir perdón, incluso si sabía que no actuaría de manera diferente, nunca. 
—Lo siento. Sé que estas mejorando, pero estoy tan acostumbrado a 
ayudarte que no puedo evitarlo a veces. Solo tengo que acostumbrarme al 
hecho de que, ahora, tú eres más que capaz de hacer las cosas por ti mismo. 
Oliver asintió y descruzó sus brazas, acariciando la cama. —Lo sé. 
Siento haber sido… una perra. Sólo es duro porque me siento mejor pero 
mi cuerpo no está completamente listo para cooperar aún, incluso cuando 
quiero hacer tantas cosas. He tenido bastante de la gente cuidando de mí. 
—Bien, puedo entender eso, pero no creo que nunca sea capaz de 
dejar completamente de cuidar de ti. Eres mi compañero, en realidad tengo 
que cuidar de ti. 
—Pero… 
—Piensa en ello. ¿No sientes lo mismo hacia mí? ¿No quieres 
ayudarme y hacer mi vida más fácil? 
—Sí, bien. —Oliver se quejó antes de sonreírle maliciosamente, lo 
que le dijo a Sebastián que estaba pensando algo—. Así que, ¿sí te dijera 
que quiero algo ahora mismo, me lo darías? 
—¿Depende de lo que sea? 
—Un beso. Quiero un beso. —Los ojos de Oliver ardían mientras 
miraba a Sebastián—. Dios, lo he querido desde hace mucho tiempo, pero 
siempre me contenía porque no quería que sufrieras si yo… Ahora sé que 
estaré bien, y sé que no estoy en condiciones para algo más todavía, ¿pero 
al menos puedo tener un beso? ¿Por favor? 
¿Cómo podía Sebastián decir no cuando Oliver le miraba así, con 
 
 
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miedo a ser rechazado, lujuria y afecto viniendo de él mientras esperaba 
una respuesta? Era sólo un beso, y por mucho que Sebastián quisiera coger 
a Oliver y joderle contra el colchón, nunca haría nada que pudiera dañar a 
su compañero. 
En vez de sentarse, Sebastián se arrodillo sobre la cama y fue de 
rodillas hasta que llego a Oliver. Poniendo sus manos sobre las piernas 
levantadas de su compañero, las abrió hasta que tuvo bastante espacio para 
deslizar su cuerpo entre ellas. Entonces se inclinó, manteniendo su peso 
sobre sus manos mientras se movía hasta que sus labios estaban tan cerca 
de los de Oliver que podía sentir el aliento caliente de su compañero 
acariciar su cara. 
Oliver contuvo el aliento mientras movió sus manos y agarró las 
muñecas de Sebastián. Ellos se quedaron así, mirándose el uno al otro, sus 
ojos entrecerrados, hasta que Oliver gimoteó. Riendo, Sebastián finalmente 
se inclinó abajo completamente y lamió los labios de su compañero, 
remontando la carne temblorosa mientras exigía entrar. 
Oliver no le hizo esperar, separando sus labios y empujando un poco 
hasta que sus bocas estuvieron juntas, su lengua escapó serpenteando en la 
boca de Sebastián. Sebastián dejo a su compañero marcar el ritmo mientras 
sus lenguas se enredaban y acariciaban, lamiendo y chupando, hasta que 
ambos jadearon en busca de aire. Oliver dejo caer su cabeza sobre la 
almohada y Sebastián rodo junto a él, con cuidado de no poner su peso 
sobre su compañero, pero manteniendo el contacto entre ellos mientras se 
colocaba de lado y acercaba a Oliver más, descansando su brazo en su 
cintura. Se estaba quedando dormido cuando la voz de su compañero le 
llego. 
—¿Cuándo podemos hacerlo otra vez? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 3 
 
 Oliver no podía aguantar más. Había tratado de seducir a Sebastián, 
soltando indirectas aquí y allí, acariciando su piel cada vez que podía, 
demonios, incluso le pregunto directamente al hombre si finalmente haría 
el amor con él, pero Sebastián le había rechazado cada vez. Únicamente. 
Tiempo. Él siempre usaba la misma excusa, Oliver todavía estaba débil y 
tenía que mejorar antes de tan siquiera pensar en el sexo, y sí, era cierto que 
Oliver todavía tenía que recuperarse, pero él estaba mejorando. 
Él no pedía ser aporreado contra la pared, aunque podía ver las 
posibilidades de eso. Él encontraba un cariñoso y tranquilo sexo igual de 
satisfactorio, solamente no podía seguir viviendo con Sebastián sin algún 
tipo de toque, no ahora que estaba mejor. Había sido fácil cuando había 
estado enfermo, porque su polla no tenía la energía para reaccionar ante el 
gran león. Sin embargo ahora definitivamente la tenía, y nunca había estado 
tan duro durante tanto tiempo en toda su vida. Concedido él tenía solo 
veinticinco, pero aun así… 
Oliver estaba seguro de que sus pelotas estaban a punto de caerse o 
simplemente desaparecerían por la falta de uso. Sí, vale, en realidad había 
estado usándolas, masturbándose en la ducha con la imagen de un 
Sebastián desnudo y mojado jugando en su mente, pero eso no había 
funcionado. En cuanto el hombre aparecía delante de él, su lujuria volvía 
en venganza. 
—¡Eh! Estas despierto. 
Oliver alzó la vista hacia Sebastián y casi se tragó la lengua. ¡No solo 
el hombre se negaba a darle tan siquiera la hora del día, sino que hacía 
alarde de su cuerpo delante de Oliver ahora! Él se quedó allí, mirando hacia 
la cama, llevando sólo una toalla alrededor de su cintura y agua. Las 
pequeñas gotas de agua se deslizabanabajo a través de su pecho esculpido 
y sus duros como una piedra abdominales. Oliver no estaba seguro de si él 
quería ser esas gotas, sólo para poder tocar toda esa piel y músculo, o si 
quería lamerlas y seguir sus caminos abajo, abajo, bajo la toalla. 
 
 
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Él se lamio los labios, tratando de imaginarse lo que encontraría bajo 
la tela, como la polla del hombre se sentiría entre sus labios y como sabría. 
Oliver soltó un gemido cuando vio apartar la toalla y la aparición de la 
polla bajo ella, pero Sebastián estropeó su diversión girando y moviéndose 
al aparador. —Lo siento, pensé que todavía dormías. 
Oliver quiso intentarlo otra vez, incluso si sabía que no iba a 
funcionar. Aclarando su garganta, aparto las sabanas y deslizo su mano 
sobre el pecho hasta sus pantalones del pijama, Sebastián no podría 
perderse la tienda de campaña que hacia su erección, y Oliver sonrió por el 
grito que el león soltó cuando finalmente se giró. 
—Yo, uh, voy a vestirme en el baño. 
Oliver dejo que su labio inferior saliera exageradamente en una 
imitación del puchero que Keenan dominaba a la perfección cuando él 
quería algo —O podrías venir aquí y ayudarme a deshacerme de esta 
maldita erección. —puntualizo sus palabras con unos buenos tirones a su 
dura carne, gimiendo, el placer recorriéndole. Tener a su compañero 
mirándole traía una nueva excitación a esto. 
—No, yo… tú… tú no estás bien. Yo… tengo que irme. —Sebastián 
prácticamente corrió al cuarto de baño y cerro de golpe la puerta detrás de 
él. 
El rechazo hizo que la erección de Oliver se marchitara mientras el 
dolor se instalaba en su pecho. Tal vez el problema no era tanto su salud 
como el hecho de que Sebastián no le quería. Tal vez no le gustaba el 
cuerpo de Oliver, no después de todos estos meses sin comer. 
Yogui gimoteó por el pensamiento de su compañero dejándoles. 
Oliver sabía que todavía tenía un largo camino por delante antes de que él 
estuviera totalmente recuperado, y tal vez a Sebastián no le gustara el 
nuevo él. En los pasados meses Oliver había sido tranquilo, demasiado 
cansado y preocupado para realmente ser él mismo, y tal vez el león quería 
al hombre tranquilo del que había estado cuidando. Ahora que Oliver era de 
nuevo el mismo y no necesitaba la ayuda de Sebastián, tal vez el león le 
dejaría y encontraría a alguien que le necesitara. Claro ellos eran 
compañeros, estaba la teoría de que ellos eran perfectos el uno para el otro 
y deberían ser felices, pero ser compañeros no era una garantía para que 
estuvieran juntos. 
 
 
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La puerta del cuarto de baño se abrió y Oliver se apresuró a regresar 
bajo las sabanas. ¿Qué podía decir? Seguramente no quería afrontar al 
hombre después de que él prácticamente se había ofrecido y había sido 
rechazado. No iba a ponerse en ridículo más veces de lo necesario, y 
parecía que tenía la respuesta sobre si el león realmente le quería. 
—Yo, uh, me marcharé en unas horas. La incursión al laboratorio de 
Fort Collins es esta noche. 
El corazón de Oliver dolía ante la idea de que Sebastián pusiera su 
vida en peligro así, pero el hombre lo había dejado claro, esto no era asunto 
suyo. Ellos podían vivir juntos, pero raras veces se veían. Incluso ahora, era 
obvio que Sebastián había venido y se había duchado solo porque esperaba 
que Oliver estuviera dormido. Oliver sabía que habría buscado otro cuarto 
de baño si hubiera estado despierto cuando Sebastián había entrado. El 
hombre le evitaba, y él finalmente había entendido el mensaje. —Claro. 
Hasta luego. —él gruño desde su capullo de mantas sin siquiera mirar a su 
compañero. 
Le dolía no decirle a Sebastián que volviera a él, que fuera 
cuidadoso, pero no lo haría. Sí el hombre no le quería… Oliver encontraría 
otro cuarto para quedarse. Él sabía que su viejo cuarto todavía estaba 
vacío, así que movería sus cosas allí mientras el león estaba lejos. 
Sebastián suspiró y Oliver tuvo que agarrar las mantas alrededor de 
él para contenerse. Quería saltar sobre el hombre, ¡maldición! Quería 
sofocarle a besos y abrazos y mantenerle en el cuarto con él incluso cuando 
oyó la puerta cerrarse suavemente. 
Oliver esperó hasta que el sonido de los pasos de Sebastián se 
desvaneciera antes de levantarse. Era más fácil para él moverse ahora. 
Sabía que no podría correr una maratón en breve, pero los movimientos 
rutinarios no le daban problemas, entonces se duchó con facilidad y se 
vistió antes de comenzar a embalar sus cosas. Él no tenía mucho, ya que 
había pasado la mayor parte del tiempo desde que llego a la mansión en la 
cama, así que una bolsa era suficiente. 
Abriendo la puerta, se deslizó fuera y fue a su viejo cuarto, pero tan 
pronto como abrió la puerta, alguien le pillo. No es que el hecho de que él 
se había mudado fuera un secreto, no en esta casa, pero había esperado 
haber tenido tiempo al menos hasta que Sebastián se marchara antes de que 
 
 
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alguien tratara de hablar de ello. Especialmente porque era Keenan quien le 
vio. 
—¿Qué estás haciendo? 
—Mudándome. 
—Puedo ver eso, colega, pero ¿por qué te mudas? 
Oliver entró en el cuarto y dejo la puerta abierta detrás de él, 
sabiendo que Keenan le seguiría. Se encogió de hombros. —No me quiero 
imponer. Me he curado lo suficiente para estar solo. 
—Sí, pero ¿por qué querrías estar lejos de tu compañero? 
—¿Tal vez porque mi compañero no me quiere? —Gruñó, 
lamentándolo al instante. Sabía que Keenan sólo trataba de ayudarle, pero 
Dios, ¿era demasiado pedir tener un poco de tiempo a solas para ser capaz 
de pensar en ellos, o al menos no contestar preguntas? 
Keenan levanto sus manos. —Lo siento. No sé lo que pasó, así que 
¿por qué no me iluminas? ¿Por qué piensas que Seb no te quiere? Porque 
déjame decirte, si sus ojos se vuelven más ardientes de lo que están cuando 
te mira, él podría lanzar láser con ellos. 
Oliver se rio por la imagen. Realmente, Keenan siempre decía las 
cosas más graciosas. Aunque se calmó enseguida. —No creo que le guste 
mi yo sano. Ya no tiene que cuidar de mí más y yo… soy diferente ahora. 
Tengo la energía para ser yo mismo, y no pienso que eso le guste. 
—Tal vez soy corto, pero ¿por qué? 
—Mira, él ha estado evitándome durante días. Entra en el cuarto sólo 
para dormir y a veces para ducharse, pero siempre se asegura de que estoy 
dormido antes de entrar, y él se marcha antes de que me despierte. Él 
obviamente no quiere verme, así que estoy haciendo las cosas más fáciles 
para él. Me mudo. 
—¿Le has preguntado por qué se comporta así o simplemente 
decidiste que tú sabías lo que él piensa? 
—Yo… bien, tienes razón, lo asumí, ¿pero qué otra explicación 
podría ser posible? 
—No lo sé, pero deberías preguntar. No dejes que algo bueno se 
vuelva malo solo porque no hablas, por favor. Quiero que mis amigos sean 
felices 
Oliver gimió. Odiaba cuando estaba equivocado. —Bien. Hablaré 
 
 
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con él cuando vuelva. —El temor le llenó. Incluso no se había despedido 
apropiadamente de Sebastián. Su compañero tenía que volver, ¿cierto? 
 
Esto no era una incursión, era una jodida fiesta. No sólo estaba 
presente la mayor parte de la manada, sino que Dominic había tenido que 
decírselo a Kameron, el Alfa de la manada Gillham, que ellos iban a estar 
aquí. Era por eso que había tomado tanto tiempo organizar todo esto. Si los 
guardias hubieran sido shifters, habrían sido capaces de oírles llegar solo 
por la cantidad de ruido que ellos hacían. Sebastián realmente no pensaba 
que tantas personas tuvieran que estar allí, pero él no era quien tomaba las 
decisiones. 
—Mierda, hay solo diez guardias allí. Realmente no necesitamos 
estar todos aquí. —Soren se quejó junto a él, expresando los pensamientos 
de Sebastián. 
—Bien, no solo tenemos que neutralizar a los guardias. También 
tenemos que ocuparnos de los shifters y los científicos. —señaló Casey. 
Joshua también estaba allí de pie, pero había estado malhumorado 
desde que volvió de Nueva York, y todo el mundo le mantenía