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5 - Bercherie, P Introducción En Automatismo Mental-Paranoia (pp 20 a 25)

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AUTOMATISMO MENTAL PARANOIA 
Inspiración", tendencia a las estereotipias afectivas, ideicas y verba.les, 
ausencia de crisis coIT•iul:siva y recuerdo parda! del episodio. 
Es importante destacar hasta qué punto es;tos dos grupos de traba-
jos apuntan hacia la idea de que los trastornos psíquicos finos y espe-
dílcos (trastornos del humor, aludnadon-es, ideas e impulsos, etc.) 
pueden ser la consecuencia de un dai'io neurológico foca! , de t ipo irri-
tativo, cuyas modaiidades dependen de l;:;s electividades tópicas del 
tóxico o de la lesión en cuestión. 
A partir de los años veinte, Clérambault se dedica esencialmente en . 
su trabajo y publicaciones a los estados delirantes crónicos --encontrn~: 
remos en la presente compilación los textos m.ás impontantes de e~te , , 
período-. Desde la rfgida posición de la escuela dlhicil! francesp,¡, Oé- . ' · . · 
rambault se consagra a un trabajo de diferem::iadón estructural y ide ~ \ . 
análisis semiológ:ico alrededor de dos grandes polos surgidos en la eta- r'A 
pa anterior: las psicosis paranoicas por un lado, y las psicmis aludn~: : f \;\ 
torlas por el otro. Para ello aplíca una met?<lologfa dásk:a de !a díni!:a 1' ;,' '¡ · 
en general y de la escuela francesa en particular,, que se basa: ,' '; ., 
-- primeramente en la oposición de los casos puros donde un síndr0r. ' r 
me se presenta aisl:adt> y puede asf desplegar de He.no la wtalidad de¡,su1 ;: ! 
lógica y de sus implicaciones, y los casos mlxta.s o asod<idos dor¡.d~ •• ~ ,( . 
complicando o ammciaüdo otra entidad liriórbtda '.!:! 5índwme se b:as-h-~ 
tardea, perdiendo definidón y coherencia; lz. separación del caso plmr J i! 
constituye entonces al:. vez. um, ventaja y una etapa esenci.a! para el;.': ,I~ ~ 
procedimíento dínlrn y la conceptualización psxcop:aitol.ógica; l. · i ¡ · ', i · 
- en segundo lugar,. en !a descomposición analítica·· dte una ~nU.9~d · r'. :· ! 
patológica e:n los dJ.·1rersos estratos lógicos y cmnológkos que la con~ ,; , 
tltuyen, desde el trastorno generador inicial a las reacdones de ajuste'y : • 
de integración que provoca la construcción delirante en pa:rtkuiar,' ' 
que sistematiza su impacto subjetivo. 
En el campo de la! paranoia, Clérambault se dedica a al!sla1· y descri-
bir de manera exhaustiva, un síndrome, la erotomanfa, que separa de la 
masa de "casos disparatados" donde estaba ahogánd!ose hasta enton-
ces, lo que luego vai a serrvirle de piedra angular y de pivote para ms 
análisis. Este paradigma va a pem1itirle constituir en el plano concep-
tual el grupo de las psico.sis pasionales y oponer su apariencia general, 
estructura y mecanismos a los del delirio de interpretadótt. Todo opone 
entonces a los primeros, deiirios "'en sector", constituidos desde un co-
mienzo, deducibles por completo del póstulado ideo·-afectivo inicial, 
con su as.pecto cot1dlanoveros1mil y su sustrato "fisiológico" (hiperes~ 
tenia, eretismo emocional) al segundo, delirio ¡;en red" que~ eions~ 
truye lentamente, sin idea dlrec.tora, sin "céiula madre", y as[ el sujeto 
va errando largamente en el misterio y la perplejidad antes de sistema-
tizar convicciones¡¡¡ menudo altamente tortuosas e irracionales. 
En lo que toca a la "constitución paranoica" (analizada dásicaimen-
te en una tétrada caracterial de "pskorigidez": orgullo, desconfianza, 
falsedad de juicio e inadaptabilidad social), y m su relación <eon los de-
lirios mencionados anteriormente, Clérambault vacilará durante lar~ 
go tiempo. Pero, a medida que se orienta hlilda un origen puramente 
20 
mecánico de los delir.ios interpretati"vos, concebidos finalmente (~'er 
el sorpre_ndente artículo de 1933 sobre la pseudo constatcici6n espcmtá-
nea) se!un el modelo de! automatismo mental, Clérambault pondrá-
ei acen .. o cada vez más claramente, en el carácter a naenudo tenl'"f'~,... 
"'.. '" . d J· • . . . • , "''· ·'""'-' - °;1posr-mco __ e .o m terpretatwo, y t<erminar.á por hacer de la para-
noia ur:-~ nocio~ casi exclusivamente caraictemlógka, que puede co-
lorear ctnrer.sas i:ormas delirantes v a S'\.'lCr itn"' d-e .,1,._r.,-t.,;:.,,-¡- ---,,,, _,_ 
1 
. .. j ,< . .. ...... r _ .... ,._ ..... i.,..,..,) ia,. p'l;! v ..,,! t.J: 
ex<;, us1v1daa, con los estados pasionales u otras "taras constitw::iona. 
1es · (mitomanía y perversión). 
•. S~ bien los trabajos de Clér.amba.ult Hega:n de este modo a una d!so-
c1ac16n del grupo paranoico, los análisis. que dedica a los estados alu-
,..1·,.,.2~.-.rln<:: rro' •1lt'n<: ~· -" l ' "' 1 . - '" -~··~- -· • ·---,a fl''1!!L!r 'Ue .os cu?ies ;ma ¡nente se construvó su 
reputa~ión,. a.puntarán por el contra>.tlo a ~onsolidar Ja unidad deÍ gr.u-
po, al tiempo que marca al extremo l@ óesc:omposkíón analítica ya 
dásk:a de la P.~· C. en una superestructura delirante explicatív·a por 
un lado, Y u n nudeo generador por el otro , que llamará autorriatismo 
mental Y del qu; afinará considerablemente fa descripción. Su. análisis 
procede de algun modo por r<erlu.cdones sucesivas: 
- de los grandi<es delirios sistem aLtie:aidos {delirios dogmátko:s, como 
los llan:a Clérambault) al síndrome al udn a torio que está por debajo de 
ellos, ei gran automatlsmo o triple R\J.tomatismo que asocia al a u toma .. 
tismo mental nudear (ios f~nóm1!nos Ideo-verbales, las "v'oces" del 
alucinado), los ~~tomatisrnos motores (al1.H.:inadónes motoras y ps!co-
rnotorns) y sensitivos {alucinad.ones de la sensibilidad general), iodu-
so automatismos emocionales y sensoriales, 
-del automati~mo mental" susnúdoos, los fenómenos deiecoy de 
toma del pensanuento que constl.tuyen su matxiz, 
-del eco y de la torna del pernmmie.nto a los fen6metws sutiles, "tras-
tornos por así decir mdlecalares del. pensamiento elemental", con ti-
po de interferenda y paurslti.smo del pensamiento, que Clfaambault 
v~ a agrupar en un Pequeiío Automatismo Mental o síndrome de pasi-
vidad. Procesos "positivos"' de intn .. l!llión, "'negativos" de inhlbkión 
" . t " .. b • _, mtx os 'Lle su st.itudon, comparten con cl eco dcl pensamiento un 
carácter esencialmente neutro, atanáUr.:o, ;;¡¡nideico; los más finos alcan-
zan además el proceso de p.en~amiento a un nivel p uramen te funcio-
nal, abstracto, dirá Clérambau!t. 
R~chaz~ndo ~~í toda "ideogénesis" (pskogén.esis) de los defüios 
alucmatonos, Clerambault pr.opone {.unsi<leru el síndrome de p<Asivi-
dad como el efecto de un pmceso irritativo cerel)ral de progresión len·· 
ta, consecuencia más o menos l.ejan 1t de ;.ieias infecciones o trastor-
nos endócrinos. Es así como imagina primero infl.amaclone$ loc:aU.za-
das, que irradian, confluyen y reaviv1m vie.io:s focos, descendiendo 
por los centros nerviosos, haciendo reverb<::rar las excita:clones nor·· 
males (eco), anexando ronas cada vez más extens.u hasta constituir 
un enorme complejo neoplásico ("'la segunda personalidad"), im-
plantada sobre la vieja personalidad "prima", lo sumergido de unai in·· 
flación de "síntesis colaterales"', de subproductos de la acllvidó\d de 
pensamiento, origen de una avafanchade informaciones delirantes. 
21 
AUTOMATISMO MEMTAL. PARANOiA 
De allí la progresión del síndrome: de los fenómenos sut!ies lniciaies 
(su lm perfección , incompletud semeíante a una armónica musical in-
completa, da cuenta del sentimiento de intrusión y de extraneza, de 
la xenopatía) a las voces, pronto constituidas con sus cuatro caracte-
res (verbales, objetivas, individualizadas y temáticas), y luego hasta ei 
Gran Automat ismo Mental y la puesta en acción de automatismo:> 
afectivos. Paralelamente, se edifica el delirio explicativo que se apoya 
en dos elementos, las tendenclas anteriores de la personaiidad, en 
particuiar la eventual presencia de trastornos psicopatológicos agre-
gados (paranoicos en particular que aumentan el carácter hostil y per-
secutorio del delirio), y las cualidades del automatismo en sí mismo, 
principalmente intrusivo, vejatorio, o persecutorio, y cuya sola pre-
sencia lleva al enfermo progresivamente hacia el Animismo, al tiem-
po que io provee de múltiple material para laconstrucc.ión delirante. 
De este proceso, Ciérambault enunciará cierto número de regias (iey 
de la edad, de la masividad) que lo inscriben en una serie donde, según 
el grado de precocidad y de masividad del daño, encontramos a ias oli-
gofrenias, Ja demencia precoz, las psicosis agudas, o por el contrario, 
procesos mecánicos aún más sutiles e insidiosos (sustratos automáticG>S 
de los delirios interpretativos en su última concepción). 
Miles de anotaciones clínicas finamente observadas acompañan los 
trabajos de Clérarnbault sobre los estados delirantes crónicos. De este 
modo, 5us observaciones sobre Jos delírios colectivos confirman sus 
análisis estructurales: "los delirios se transmiten (dicho de otro modo, 
las convicciones y los sentimientos), no así las psicosis (dicho de otro 
modo, los mecanismos genéticos de estos delirios)"; es así como pode-
mos encontrar "dos psicosis simultáneas, de fondo y devenir diferen-
tes, expiotando el mismo tema ideico". Debemos citar en la misma lí-
nea su descripción, en el artículo de 1933, del Perseguidor común que, 
como reacción normal, fisiológica (elaboración secundaría, habría di-
cho Freud) del intelecto intacto ante los fenómenos psicótícos, está 
presente en todos ios delirios de persecución, cualquiera sea su meca· 
nismo, uniéndolos así en una confusa mezcla. 
Seguro de su talento, Clérambault pensaba que con sus trabajos, 
"las psicosis alucinatorias pasan a formar parte, pues, d e ia Neurología 
y la psíquiatría alcanza ahora el punto dei que debería haber partido". 
Vemos aquí la importancia que atribuía a su obra, ya que la veía en su-
ma como el pivote de una nueva era. Con este programa completa-
mente retrógado y a contracorriente -la psiquiatría entre fas dos gue-
rras; ya comprometida en una dura pulseada con Ja progresión de las 
ideas freudianas, se esforzaba por el contrario en hacer, en sus recien-
tes concepciones psicodlnamistas, el mayor lugar posible a la afectivi-
dad y a la psicogénesi!;- con su silencio obstinado sobre sus precurso-
res, referencias, fuentes de inspiración, aunque más no fueran criticas 
(ni una palabra de Ballet a quien copia a ojos vistas, de Jan et de quien 
Presentación 
toma el térrnínu n1isn10 de auto111atismo, de Il1cu1erJ ni desde luego de 
Freud que evidentemente leyó, (véase si no esa frase que no deja du-
das, y en ia que se inspira también deJanet: "la segunda person alidad 
· ... le da a la orimera datos sobre el iiiconsciente visceral, así como sobre el 
· ';t;preconsci;nte intelectual y afectivo"). En resumen, con su arrogancia y 
i' ~··111 gusto marcado por ia provocación, Clérambault desencadena na-
.¡ 
1• ~.'.," 1~r." .... 1 úualmente una reacción violenta de rechazo en el medio psiquiátrico · francés del período entre las dos guerras, o al menos en su sector más 
~" l.\ .· progresista, entonces ideológicamente dominante y desde luego ma-
''t~ · · ~-ybritario en la generación en ascenso. 
(! ,(¡. '!j, Se le reprochó su metodología, sin embargo clásica -por ejemplo, 
:i ·~ , la delimitación de los casos puros y de los casos mixtos que había ser-
, ; ~. ;' vido para aislar el síndrome erotomaníaco y que se considera como 
f'í ¡., ¡separación arbitraria de los e lementos de una misma psicosis , en 
¡t\. ¡ : · .fnvmbre de la unidad de la perscnahdad, de la inscripc!ón del delirio 
. 1·:p en una dinámica subjetiva singular- pero también se le reprocharon tf las descripciones de estructuras yde mecanismos en la medida en que, 
· . , · puramente morfológicas, descuidaban el sentido inconsciente dei 
. . síntoma y su lugar en la dinámica persona! de ia psicosis. Verdadero 
· .. . dinosaurio, "adepto tardío de las teorías del siglo XIX, organicista ím· 
penitente, partidario del atomismo psicofisiológico que localiza los 
elementos psíquicos artificia lmente aislados en elementos histológi-
cos" (es Guiraud quien agrupa asf las críticas en :su Prefacio a la CEuvre 
Psychiatrique), Clérambault sirvió de cabeza de turco para un cambio 
histórico: ia clínica estaba convirtiéndose en un obstáculo para el de-
sarrollo de las ideas y procedimientos modernos, de inspiración esen-
cialmente freudiana y luego de su muerte, entrará en una vertiginosa 
decadenc~a, hasta llegar al marasmo actual. 
La crítica ni ás seria, jalonada de epígonos menos talentosos (habla-
mos del grupo de H. Ey) la hará Pierre Janet. En sus grandes artícuios 
de 1932, Janet retomará el examen de los "fenómenos sutiles" y su-
brayará su banaiidad relativa (neurótica): sólo los sentimientos de In-
fluencia, de posesión, de acción exterior en los que se hunde el futuro 
alucinado le parecen expiicar su desapropiación xenopátlca, la atribu-
ción ajena inmediata de su aparición. En resumen, se sospecha que 
Clérambault "delira con el enfermo" (H. Ey) retomando tal cual su vi-
vencia sin operar ia reducción necesaria que restituye la prioridad de 
la experiencia delirante sobre la emergencia de los fenómenos parasi-
tarios y alucinatorios . 
Quizás no quedaría gran cosa del recuerdo de Clérambault sin, no 
ya !a fidelidad de sus pocos alumnos y amigos, (la CEuvre Psychiatrique, 
publicada en 1942 fue reeditada sólo 45 afios más tarde y en un con-
texto bien diferente") sino sin el homenaje paradoja! de un ex-disi-
dente, jacques Lacan. Fue uno de sus últimos residentes y publica en 
* fN;. del T.J. Se refiere. a la edición fasc!milar CEuvres Psychlatriques (sic) G. G. 
de ~léramnault re~lizada por Frénesie ed!ticns. Col!ection Insania: Les 
introuvables de ia Psychiatrie. Parls, 1987. 
i· 
:l: 
AUTOMATISMO MENTAL. PARANOIA 
, · ! ..=i \ ' 
193 i en la Serna na de ios Hospitaies de 1'·arfs un texto! uEstructur~ de las f · · , ~ '.!·) 
psicosis paranoicas", que se atreve a retomar, con algunas libertades, ' · · ' !· f 
las tesis del maestro, al que no deja de rendirle homenaje. En efecto a i ~ 
propósito de la descripción de los "anélidos" y de los "vertebrados"¡ ' ~i ¡ 
(los delirios en red y los delirios en sector) , Lacan escribe la siguiente/.; .· ..• ;,, 
nota: ''es~ imagen e~tá tomada de las enseñanzas de n~estro ma~stro{ \ · \1, :'.y 
G. G. de Cléq1mbau!t, al que ?ebemos tan~o en matena y en meto~o\ .,. ¡:~ 
que deberíamos, para evitar p1agiarlo, rendirle honor por c21da t~no ?~ L. ~ ~ . 1. 
nuestros términos". Com o lo cuenta E, Roudinesco, la reacdon ae1 11 ~ \ '. 
maestro fue de extrema violencia: no toleraba que re tomara n su~ .. 1 !· " 
ideas, aunque fuera taientosamente (o quizás sobre todo por eso). Ya \, ' ' ' 
en 1932, cuando publica su tesis, Lacan se ha unido al enemigo y to· j : > 
ma una dura revancha, evocando "!a comparación con el anélido que '·; · 
habíamos tomado, en una publicación anterior, de las aproximacío· ' 
nes azarosas de una enser'ianza puramente verbal"(Z). En derto mo-
do, la tesis de Lacan es toda una maquinaria de guerra contra Cléram-
bault. Así pues, sorp rende verlo declarar en 1946, en el Coloquio de 
Bonneval que "de Clérambault fue mí único maestro en !a observa-
ción de los enfermos .. . ¡Pretendo haber seguido su m~todo en el aná-
lisis del caso de !Jsicosis paranoica que fue el objeto d e mi tesisl"(3). E:s 
verdad que su rosic ión ha evolucionado y que Ey y los procedimien-
tos psicogenéticos son ahora sus adversarios: Lacan es.tá ;~n el camin;> 
del enfoque estructura!ista y pronto se apoyará con mas ruerz.a en Cle-
rambault quien se transformará en "nuestro único maestro en psi-
quiatría. Su automatismo mentai, con su ideología mecanista de metá-
fora, muy criticable sin duda, nos parece, en su manera de abordar el 
texto subjetivo, más cercano a lo que puede construirse por un an~íll·· 
sis estructural, que ningún esfuerzo clínico en la psiquíatr!a france-
sa"(4) . Curiosamente, si bien exalta con justa razón a su Viejo maestro 
en "su ser de mirada, ... sus particularidades de pensamiento", es para 
pretender de manera totalmente errónea, creo ya haberlo demostra-
do, que si bien "Clérambault conocía bien la tradición francesa, ... fue 
Kraepelin quien !o formó,quien tenla un talento d inlco superior"(~! · 
Si existe un producto puro de la escuela francesa, ese producto es C1e-
rambault. Pero tal vez se trate de otra estrategia, como ocurre tan a 
menudo con Lacan: entonces le urgía oponerse a Ey, Lagach e, y a las 
concepciones heredadas de Bleuler y Jaspers. . . . 
En todo caso no queda ninguna duda de que e;:, a1 homena¡e ambi-
guo y tardío de su ex-alumno - y no curiosamente a los nuevos orga-
nicistas, que no saben qué hacer de una clínica tan fina-- que Cléram-
bault debe ese éxito editorial bastante asombroso del que goza desde 
hace más de veinte años. No es que no lo merezca, al contrario, pero 
¿quién se Interesa aún por los viejos maestros de la gran clínica psi-
quiátrica, Magnan, Seglas, Chaslin, Guiraud que lo merecerían tal v~z 
tanto como él? Sin duda la noción que Lacan retoma, la de una dt· 
mensión constituvente radicalmente mecánica, incluso rítmica, des·· 
nrovista en todo c~so de sentido emocional, en el universo y la sinto-
~atología psicótica, es muy digna del interés de los psicoanalistas, 
24 
Presentación 
que convergen cada vez más en 5US investigacion.es post-freudianas 
(considérense, en particular, los estudios de los cUnicos del autismo). 
Pero también se debe seftalar que , por un lado, e l acento puesto en el 
registro del significante no retiene de la concepdón de Clérarnbault 
más que su análisis del automatismo mental, dejando en la penumbra 
la mayor parte de los "fen ómenos sutiles", y por otro, el resto d e las 
concepciones del gran clín ico -sus distinciones estructurales en parti-
cular, el estudio d iferencia! de los diversos niveles de la experiencia 
deiirante (estados pasionales, delirio de lnterpretacióu, pskosi :; agu·· 
das, psicosis alucinatoria crónica, demencia precoz)- sigue siendo 
una mina de materiales inutilizados, un campo de investigación que 
el predominio de una concepción uni taria a la alemana de "la" psico-
sis, heredada de FreU(Í, deja por el momento casi abandonado. 
Paul Bercherie 
Notas: 
l. Bcrchcrie, Paul, Les {ondements de ia clirúque. Navari.n, París, 1980. (Hay 
versión castellana: Los fundamentos de fa clfriica. Ed. Manantial, Buenos Aires, 
1988) . . 
2. Laca n, Jacques, De la psychose paranoi'aque dans ses rapports avec fo 
persormalité. Éd. de Seui!, Paris, 1975, pág. 297, n. 58. (Hay ver~ón castellana: 
De la psicosis paranoica en sus reladcmes con la persor.r:liidtld. Siglo XXI, México, 
1975). 
3. Lacan, Jacques, Propos sur la causalité psychique, en Écrits, Éd. du Seuil, 
Paris, pág. 168. (Hay versión castellana: Acerca de la caiuulidad p:fíquica. Ed. 
Horno sapiens. Bs.As., 1978. págs. 75, 76). 
4. Lacan, J acques, De noscmtécédents en Écrits, Éd . du Seuil, Parts, 1966, pág. 
65. ·(Hay versión castellana: Escritos 1, Edlt. Siglo X.Xi, México, 1971. pág. 3) . 
5. Ibidem: pág. 66 (pág.'! de la versión castellana) . 
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