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20 - Bercherie-Automatismo-Mental-Paranoia-Intro-Pp-12-a-25-pdf

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Bercherie, P.: Introducción a "Automatismo menta.1-
paranoia" Pp. 12 a 25. 
Para uni> íusi:á apredación dei pensamiento y de la obra de Ciéram-
bault se requiere establecer rápidamente el contexto histórico y sin-
crónico de su época. Para ello, me apoyaré en la presentación del mo-
vimiento de conjunto de ta historia de !a clínica psiquiátrk:a que y:ii 
propuse en mis Fundamentos de ia Clínica(l). 
Desde su fundación por Philippe Pinel, en los umbrales del siglo 
XIX, como dis.dplina autónoma, pura ciencia empírica de observa .. 
ción y de an51lsis racional, metodológicamente separada tanto de las 
hipótesis etiopatológicas cuanto de las consideraciones prácth::;as y te-
rapéuticas, Ja dính:::a psiquiátrica atraviesa tres gnmdesfases de i~struc­
t uración. La primera surge directamente de Pind m i:smo: la locura es 
considerada como un género homog~neo, en el Lrrterior del cual se re-· 
cortan especles que se presentan como cuadros sincrónicos, síndro·· 
mes cuyo concepto se agrupa alrededor de !a manifestación más cen· 
tral, más aparente dcl. estado mórbido. Así es como, des&: Pinel hasta 
Bai!largery Delasiauve, un análisis que S>e hace cada vez. más fino opo· 
ne los estados de excitación (manía), los estados de depresión (lipe-
manía), estados delirantes (monomanía), estados estupororos (estu-
pidez), estados de incoherencia (clemencia), actos impulsivos (locura 
o monomanía instintiva). Estas formas se suceden, se asocian, se com-
binan; su etiología es por otra parte no específica, y se las considera 
más bien como tipos de reacciones psh::o-cerebrales que como enfrr-' 
med.ades en el sentido moderno, anatomodinico, que inaugurara Bi-
chat. 
Sin embargo, ya desde 182.2, el des.cubrimiento fortuito de lapan.íli-, 
sis general hecho por Bayie prepara el cambio conceptual y metodoió-' ¡ · 
gíco que encontrará, treinta años má.~ tarde, a su teórico en la per~:>na .~. \, 
de]ea{n Pitrie Faltet.Este hará Lu1a critica radical de la v'ieja itM:ir~olo- {/:\.t·¡ 
gía y sentará los principios para la construcción rle una nueva dfnica: ;· . ' \ \; 
estudio de la evolución de la enfermedad, dcl pasado y futuro dcl en- 1 " • ¡ 
fermo, búsqueda. de una patogenia espocífira, recuento de signos nega- ; ¡\ .. , 
tivos, atención acordada a los peq uefíos si.gnos secundarios que permi- ¡' ~ ' li 
ten la diferendadón de entidades hasta alli confundidas en los "con•r · ; ; ¡ 
g lomeradós dlspares"' de la nmoiogfa de Pine.l y de Esquirol. Al mism9'·'t ) .L.
1 
tienipo, los laz.osde ladínica.yde Ja nosoiogía., estrechament:ecomple" · . !TA 
mentarlos desde los tJemoos de Pinel (ya que se trataba de recortar un·\ · j · ~ i 
• ' i . . ~ '. 
Psicopatología Naparstek " , tff¡ 3 ~ 
12 '. , . .'.' , 
\~. 
espectro homogéneo de fenómenos}, s.e separan: i.a locurn no es ya un 
género sino una clase de enfermedaides yuxtapuestas unas a otras en lo 
que se dará en llamar más tarde una clasificación o nomenclatura. To-
da una serie de trastornos que ya desde ¡¡Jgún tiempo tendían a aislar-
se como "vesanías sintomáticas" de las "vesanias puras", de la locura 
propiamente dicha (concepd.ón de lbillarger), pueden responder ya a 
esta nueva óptica: trastornos rnenta1e5 del .alcohoHsrno., enfermedades 
infecciosas y iesiones cerebrales, locuni epiléptica.]. P. Falret y sus dis., 
dpulos comenzaron a describir nuevas locuras: locurm circular, delirio 
de persecución de evolución progresiva de La!kgue, perseguidos-perse .. 
guidores (futuro delirio de reivindicación), J' loc;ura de la duda con de-
lirio del tacto (neurosis obsesiva) de Fahet híjo, etc .... Pero sóbre todo 
Morel, el más importante de los alumnos de Falr.iet, retoma la enseñan-
za de su m aestro agregándole un toque personal: se tra ta de la etiología 
(la patogenia sería un término más exacto) que ie parece constituir el 
gran principio del a.íslamiento de las "formas nuevas". Parn esta in-
mensa clase de enfermedades mentales sin causa org.á..'"lica. que Baiil.ru:-
ger agrupaba en las "vesanías puras,,., Mmel propondrá un prindpio d·e 
comprensión y de dasífk:adón: el estudio del terreno, de la predispo-
sición, comprendido en los términos de su tiem po como o..egeneración 
hereditaria. 
Es asf como se echaron fas bases de 1a s•egunda dínica psiquiátrica, 
la "dfoic:a de las enfermedades mentales", xetomando d titulo asigna-
do a la cátedra de psiquiatría en fas fa.o..i.ltade:; francesas de medkiína. 
Ya todo está listo para el medio siglo de obs'l!rvadón y discriminación 
que seguírá: la noción de entidades dínko-evo!utivas que despliega. 
una secuencia de cuadros dinicos en tm ciclo tipico, la oposición de 
los trastornos mentales constitucionales, ernralzados en fo. predlsposi-
dón de una personalidad tarada, apta para el delirio (en sentido am-
plio) en situaciones vitales dadas, v trastornos mentales adquiridos, 
deetlologfa orgánica reconocida. · 
Si vamos ahora al final de este delo, es decir del sígio XIX, encon-
traremos a las dos grandes escuelas que hicieron la clínica psiquiátri-
ca, la escueia francesa y ia alemana, encargadas d.e llevar a buen térmi-
no el programa ya éiaborado, con notabl.es diferencias de enfoque y 
de este modo una gran disparidad de resultados .. 
Estrictamente fiel a las enseftanzas de hlret, pero también a su ins-
piración empírico-positivista de sie."TI.pre, la escuela francesa se con-
centra en el perfrxk> de estado de las psicosis y, a través de un procedi-
miento puntillista, acumula las descripciones diferenciales de las di-
versas formas delirantes, agudas y crónicas, alucinatorias o n.o aluci-
natorias. A pesar del inmenso e inmediato éxito doctrinarlo de la teo-
ría de la degeneración de More!., ;,. pesar también de los esfuerzos de un 
clínico tan oscuro y marginal como genia!, Kahibaum, que, desde 
1863 proponía un pian nosoJógico i.nspi.radoen las e nseñanzas de Fal-
ret, la escuela alemana. será más lenta en apropiarse de las nuevas 
orientaciones. Caracterizada desde siempre por su enfoque sintético y 
sistemático -el esfuerzo para producir un marco conceptual global 
AUTOMATISMO MENTAL. PARANOIA 
que estructura la clínica y rinde cuenta de ella- esta escuela dedica · 
una particular atención a los estados terminales de las psicosis. Esta 
orientación tiene su origen en e! pensamiento de su fundador, W . 
Griesinger, y en su concepción de Ja locu ra como un gran ciclo (la Psi. 
cosis única), donde cacja especie sindrómica pineliana representa así 
una etapa en la desagregación progresiva del espíritu propia de la aiie· 
nación mental. 
Es sobre estas bases que, inspirándose en Kahlbaurn, Kraepelin pro-
pone en 1899 su nue'"~-"a nosologfa , que rápidamente recorrerá el mun-
do y :;e transformará en la base de trnb¡: jo del con junto de las investiga. 
ciones clínicas y psicopatológicas, psicoanalíticas en particular, más 
tarde dedicadas a las psicosis, salvo en Francia, veremos luego por qué. 
Si dejarnos de lado a las psicosis orgánicas por una parte, y a la.s formas 
,;degeneratlvas"por la otra donde ei trastorno "constitucional" de la 
personalidad representa lo esencial del cuadro mórbido (olígofren ias y 
personalidades psicopáticas de Jos alemanes gue incluyen a las neuro-
sis), formas que no suscitan n ingún debate mayor, sl nos concentra-
mos pues en el campo para el que reservarnos desde Freud el término de 
psicosis, Kraepelin propondrá d istinguir: 
-los e~tados delirantes crónicos no alucinatorios para los que reser-
va a partir de entonces el término paranoia y para los que dará una de. 
finiclón precisa: "desarroílo insidioso dependiente de causas internas 
y según una evolución continua, de un sistema delirante duradero e 
imposible de quebrantar, que se i.nstaura con una conservación com-
pleta del orden y de la ciaridad en el pensamiento, el deseo y la ac. 
ciónn. 
- los estados agudos que evolucionan de manera periódica pero de -
jan tras de sí un psiquismo intacto, y donde no se nota por otro lado 
que la personalidad se vea afectada de manera grave (disociación) du-
ranteel ataque, se trata de la psicosis maníaco-depresiva. 
- los estados agudos o crónicos que evolucionan fatalmente hacia 
una forma particular"de deterioro mental, que él agrupa en la demen-
cia p;ecoz. Aquf Kraepelin incluía ya en 1893 a ia hebefrenia y a la ca-
tatonia de Kahlbaum, junto a una forma delirante particularmente 
florida e incoherente, rápidamente discordante (el delirio influye po· 
co en el comportamiento del paciente y se acompaña de subexcita-
c!ón y de una rica producción neológica) que desemboca bastante ve. 
lozmente en un debili tamiento psíquico disociat!vo poco profundo: 
la "demencia paranoide". El concepto kraepelinlano de demencia 
precoz se constituye airededor de la distinción entre, por una parte, 
un síndrome basal caracterizado por decaimiento afectivo, indiferen-
cia, apatía, ausencia de iniciativa voluntaria, desorganización del 
pensamiento y de la psicomotricidad, y por otra parte, síntomas acce. 
sorios varios (depresión, excitación , ideas delirantes, alucinaciones, 
síndrome catatónico, etc.) que especifican las formas clínicas de la 
afección. Ei síndrome basal define esta "demencia" tan particular que 
constituye la esencia de la afección (contrariamente a las demencias 
orgánicas verdaderas, las funciones intelectuales de base -tne:moria, 
Pr«sentaci6n 
orientación, razonamiento- quedan en realidad intactas) y cuya 
emergencia y dominación píogresiva resumen de hecho la evolución 
de las diversas formas clínicas. Afecta esencialmente las esferas afecti-
va y volitiva, corazón y base de la personalidad, conduciendo a ésta a 
la desagregación. 
En efecto, la gran síntesis kraepeliniana reposa esencialmente sobre 
la asimilación dei delirio de influencia -<le lo que él llamaba hasta en-
tonces "paranoias fantásticas" (psicosis alucinatorias) y que clasifica a 
partir de ese momento como segunda forma paranoide en la demencia 
precoz (los sujetos se quejan de que otros actúan sobre sus pensamien-
tos y voluntad, que otros hablan por su boca y que los mueven como 
títeres)- con la afección disocia~iva hebefreno-c:atatónica de la esfera 
psícomotora. El segundo argumento de Kraepelin, la semejanza de los 
estados terminales (la "demencia vesánica"de los delirios alucínato-
ríos de Ja escuela francesa) es más débil, ya que él mismo los distingue 
en realidad, tanto por la apariencia clínica cuanto por la profundidad 
de la afección desagregativa. 
Las discusiones que va a suscitar la nueva concepción kraepelinia-
na, y en particular las que giran en torno de este último punto (la si-
tuación justa de los delirios alucinatorios crónicos), van a hacer tras-
tabillar a Ja psiquiatría clínica en su tercer período: la era psicodínámi-
ca. En efecto, desde ahora es menos la apariencia morfológica o la evo-
lución de los estados psicóticos lo que va a concentrar la atención de 
Jos clínicos que la organización íntima, la naturaleza exacta, tanto co-
mo se puede aprehenderla; de la estructura y del encadenamiento de 
los síntomas y su ¡erarquía, es decir el esfuerz.o de distinguir aquéllos 
que son fundamentales y :aquéllos accesorios, los primeros ("genera-
dores" dirá Minkowski) y ios secundarios a estos trastornos funda. 
mentales. 
En Francia, en todo caso, la obra kraepeliniana es recibida favora-
blemente y al mismo tiempo con reticencia. La psicosis maniaco de-
presiva no es problema: en general, la escuela francesa llegaba en ese 
mismo período a posiciones similares. La paranoia kraepeliniana se 
integra rápidamente a través de diversos trabajos y de una obra funda-
mentai de Serieux y Capgras, de 1909, que agrupa y retoma diversas 
descripciones anteriores para distinguir del deli.rio de interpretación 
(en el que la organización y la sistematización progresiva de las inter-
pretaciones delirantes responde estrictamente a la defmición kraepe-
liniana) una forma clínica particular: ei delirio de reivindicación (los 
perseguidos-perseguidores de Falret hijo) con su carácter primario es-
pecífico, organizador del a idea prevalen te -obsesiva y sectorizada que 
lo constituye-su aspecto de exaltación pasional crónica rica en pasa-
jes al acto e implantada en una personalidad p articular de rasgos de 
subexcitación permanente, Ja ausencia de verdaderas ideas delirantes 
absurdas (delirio cotidiano, verosímil, de "palier" dirá Clérambault) y 
finalmente una evolución caracterizada por accesos a menudo resolu-
':' , ti vos. La paranoia aparece por otra parte como la expresión de una 
;:( ·i!:i constit"úción particular de la personalidad; la "constitución paranoi ... 
. ·¡: 
¡ . ·: ~ 
. AUTOMATISMO MENTAL PARANOIA 
ca", concebida como degenerativa, donde la hiperemotividad con-
centrada en la imagen de sí mismo (ei yo del sujeto) se acompaña con 
lagunas de juicio paira constituir el piso del delirio ,ante una coyuntu-
ra vital traumátlca, humillante o frustrante. Dupre completara pron-
to la concepción francesa de la pail'anoia con la descripción del delirio 
de imaginar:i611, donde el mecanismo confabula torio organiza un deH-
rio en ge11~ral ¡:xp&nsivo (delirios de fiHación en particl,llar): paralelo 
al delirio interpretativo más bien sombrío. 
Pero las controversias se cristalizarán sobre todo en relación a la de-
mencia precoz y a las psicosis alucinatorias. Desde 1900, Séglas, en u:' 
famoso artículo, va a fijar la posición de la escuela francesa para la pn-
mera mitad de! siglo .. Al tiempo que rechaza la síntesis krnepelini~~a, 
Séglas mantiene el análisis psitopatológko gio~al propu~sto por Krn-
epelin y limita e! marco de la demendaparanoule a la pmniera forma 
descrita por este último en 1893, es dec;r, ~sem:ialme1'.te a ,zis fon;i,as 
delirantes y alucinatorias de la hebefrema; a pistando as• la concepcion 
de conjunto de la afección. Caracterizada por atacar primero la _su?je-
tivid.ad en los orígenes mismos de lo que fia estructura -es la i1tm11wrc 
mía (pérdida del impulso vi tal) de Dkle y Gui.raud (1922)- el cuadr? de 
la demencia precoz aparece entonces des;Je sus pro~!omos, do~;m~-
do por la desin tegración psíquica que le oa su sello aiscordant: (-,_,na:~ , .. 
lin, 1912) particular. Por el contrario, !a mayoría de l?s e~t2?_os ,~el~: 
ran tes alucin;itorios crónicos reposan sólo sobre una d1sooac1on ami- . 
tada - el síndrome que Ciérambault bautizará ~mtomatismo merdaí,'; 
con el eco y el robo del pensamiento como su~ ~Hototipos- que a me:~,,· 
nudo no concierne a la personalidad pre-psicotica: se encuentra a !07,¿,1,, 
pacientes intactos con sus atributos y motivaciones (y con frecuem;!aq \,¡ 
su profunda amabilidad, según lo hacen notar los clínicos fra:'ces!fS),i 1 ·
1.¡ 
luchando interminablemente contra la invasión de los fenomenos, ;,' 1 
parásitos -pensemos por ejemplo en el Presh:lent; Sc.brebe.r-. . . , . ' ~. 
En 1911, Gilbert fü¡Jlet acul'ía el com:epto<leps1Casrs alucuwtonarAí:- , 1 . 
n.ica (P. H. C} para agrnpar al conjunto de los deliri~s ~rónicos ª'.~cÚl~·,\ Y. 
toriús no discordantes alrededor de dos formas canomcas, el delimfctó.t, _. ' . 
nico de evolud6n sistemá!:lca de Magnan (1882) y ia psicosis de influe~i<=i1 ¡ · ~ 
de 5eglas, ambas herederas de la clescripdón ~riginal del delirio de ~ ~ \ '. 
per.secudones de Lasegue (1852). La primera entidad represent;aba.i;:l e1f \. i, ¡ · 
'<le la nosología de Magnan, la más influyente en Franela hasta la ih~fO:- ; . .. 1 
ducd6n de Ja de Kraepelin. Por lo tanto, lo que caracteriza a :sta psH~<f' 
sis es la larga resistencia que muestra el paciente a la irrupdon mórfu~··. · 
da, io que se traduce por una evolución típica en cuatro fose:> bien, de•·: 
limitadas: la primera de incubación, caracterizada por el ma!esta~, la 
inquietud y una tendencia interpretativa, lleva a la idea de persecución 
que abre la segunda, caracterizada por ia. aparición de las alud.naciones 
auditivo-verbales y sensitivas {delirio de persecución física de Kraepe-
li!l), luego por la sistematización del delirio persec4to~io; lf:."5tos dife~en-
tes fonómenos debUitan progresivamente la personalidad,lo ~ue hev.a 
a la tercera fase donde aparece el delirio de grandeza que domma fi.nai-
mente el cuadro; finalmente, un cuarto período de demencia traduce 
16 
el debilitamiento psiquico terminal del enfermo, se trata, desde luego, 
de esta "demencia vesánica ~donde domina la disociación y donde "lei 
inteligencia no es aoolida·", corno lo notara ya Ba1.llarger. . 
Magnan opondrá a este delo dinko ordenado, cuya evolución 
puede darse en varias décadas, y que afo.'(..:ta a sujelo;;; exentos de "tara" 
psíquica, los defüios "degenera.i:ivos" que nacen en el terreno mental 
del desequH.ibrio psicopático; ciasiflca nqu!_, ¡unto a entidades que se 
sumarán al grupo paranoico, un delirio "polimorfo"que se caracteri-
za por Ja anarquía de s·u aparición y de su desarrollo -la evolución con 
"bouffées délirantes" es bastante característica de esta forma, así co-
mo una disociación menr.al secundaria-. Una parte de este grupo lle-
gará así a la. venfadera.demenci:a precoz; fa otra, más mi¡:anizada, más 
cercana pues al delirío cronico, es parte de ia síntesis de GHbert B~Uet . 
~fient~as tanto Ségbs, en !os últimos años dd siglo, proponía la 
descripdon de una segunda form<J. de delirio C!ónko aludnatorio sis-
tematizado. Afü predominan e;n la; fa.se de estado, no ya las alucinacio-
nes verbaies auditivas, sino Las a.lucinadones que él llama. motoras, 
donde fa palabra se emancipa en fa ooca dcl enfermo, como los movi-
mientos en su cuerpo. Este síndrome constituye la bas.-e de un delirio 
<le persecución particular, el. delirio de posesión (más tarde lo llamará 
delirio de influenda), en el cual ei su-jeh,;. s-e siente habitado o manipu-
lado física y mentalmente y cuya fase megalomaníaca (puede ser re-
~mplaz.ada por un delirio de negación) comfate en un delirio de inspi-
ración ypirofeda. 
En 1913, Ballet completa su construcción dotándola de una base 
psicopatológica: se apoya en una serle de comunicaciones dínkas 
presentada en una publicación de L Cotard (1908), un ahmmo de Sé-
glas, que pone en evidencia la e:idstencia de estados aluclnatorio:s cró-
nicos sin .delirio. Estas obse;rvadones sugieren inmediatamente la idea 
de que el síndrome alucinatorio es primario y relativarnenLe indepen-
diente del delirio, s.uperestructura e.-:plicativa que le sucede más o me-
nos tardíamente y que sólo toma en realidad una consistencia siste-
mática en un terreno particular (paranoico). Una "disociación (limi-
tada: BaHet le da por modelo el espilitismo) de la personalidad"cons-
titulria así la esencia de la afección: el eco del pensamiento es su pro-
totipo, la fase inicial de malestar e inqul.etud de los estados alucinato-
rios crónicos correspondería de hecho a ia luupdón de este síndrome 
disociativo. · 
Podemos ver a través del con¡ un to de estos análisis de qué manera la 
escuela fomcesa se poskionó en el tercer período, pskodlníu:nlco, de la 
clínica psiquiátrica, y cómo hace intervenir al -concepto de constitu-
ción patológica de la personalidad para rendir cuenta de ciertos desa-
rrollos delirantes (dellriospsicogt'!nico.s de los alemanes) mientras que en. 
otras emergenc~as psicóticas (psicosfa a base de automatismo, dirá Cl.é-
rambault, psicosis procesu.ales de los alemanes) el trastorno fundamen-
tal, generador (Minkowskl), escapa a mu1 comprensión semejante, ya 
que los factores constltucionaies sólo clan a lo sumo su coloración al 
cuadro clínico, su apariencia particular. 
AUTOMATISMO MH.ff AL PARANOIA 
La escuela alemana por su parte, maneja en el mismo período con-
cepciones homólogas en todos los puntos, pero con bases clínicas 
muy diferentes. Si bien Kraepdin termina en efecto por indinarse an-
te los argumentos de íos franceses, y hace autónomas en 1913 sus efí-
meras parafrenias, cuya concepción se acerca bastante a la P. H. C.; ya 
es demasiado tarde para Alemania. En 1911, Bleuler publica su obra 
monumental sobre tas esq'.Jízofrenias que pronto se transforma en el 
texto de referencia de la escuela alemana. Er1 ella, Bleuler propone e 
incluso extiende ampHarnente la síntesis kraepeliniana, pregt'!ntán ... 
dose por ejemplo si la paranoia no representa en efecto una forma tór-
pida del mismo proceso, a costa de una renovación completa del aná-
lisis psicopatológico de la afección, enríquecldo por referencias freu-
dianas que le confieren un prestigio inigualable. Si bien es cierto que, 
en realídad, aplicar a la mayoría de los síntomas esqui:wfrénicos la 
"psicología de los complejos" les restituye un sentido en la vida afecti-
va y la historia dei sujeto, como los prímeros análisis de Freud, tam-
bién es cierto que la importancia misma de la parte "psicogenética" 
así develada en la sintornatología esquizofrénica hace resaltar por 
contraste la intervención de un trastorno generador fundamental que 
Bleuler adorna con el concepto de disociación (de allí el nuevo térmi-
no de esquizofrenía). Responsable de la desaparición del poder regu-
lador y organizador de la conciencia y del yo sobre el conjunto del 
transcurso de los acontecimientos psíquicos, este trastorno funda -
mental genera el autismo (predominio de !os complejos emocionales 
sobre ia síntesis personal y la percepción de la realidad) que da cuen-
ta de la mayoría de Jos síntomas de la afección, al tiempo que corroe 
sus especificidades diferenciales y extiende su campo desmesurada-
mente. Pues un análisis semejante, donde la noción kraepeliniana (y 
francesa) de un dano primario de la esfora afectiva pierde sentido, lle-
va naturalmente a incluir en el marco de la enfermedad -cuyo centro 
de gravedad se desplaza simultáneamente de la hebefrenia al g:upo 
paranoide ahora intermedio en este amplio espectro- la mayona de 
las psicosis agudas, pero también a los "nerviosos", a los "psicópatas", 
a JÓs "degenerados", a los alcohólicos, a los vagabundos, a los mendi· 
gos, a los excéntricos, etc ... . que exhiben en un examen cuidadoso 
cantidad de signos discretos de "relajamiento asociativo" y cuya evo-
lución vital culmina a menudo en la apatía y la desinserción del asilo . 
Es así como esta primera aplicación de ias ideas freudianas a la clínica 
de las psicosis prefigura, con el próximo derrumbe de la clínica psi-
quiátrica hacia el fin del período entre las dos guerras, numerosas te-
sis psicoanalíticas ulteriores del "nudo psicótico" de las personalida-
des patológicas en Ja unidad estructurai de las psicosis. 
Mientras tanto este enfoque psicopatológico va a servir de paradig-
ma a Ja escuela aleman a, a través de su elaboración sistemática por Jas-
pers, quien opone en el examen de un cuadro clínico las relaciones de 
comprensión y las reladcmes causales -las primeras dan cuenta de la par-
te psicogenética comprensible, las segundas, del trastorno generador 
irreductible al sentido·- y en la nosología los estados. proces:.:a!es ~lapa-
tología constitucíonai (que asocia siempre ci~rto grado de predisposi-
ción a cierto grado de reacción a los acontecimien tos vitales). Una 
consecuencia esencial será por ejemplo la disociación del grupo para-
noico, ya que el conjunto de los. dfrücos de este período coinciden en 
la certeza de que la frontera entre los dos grupos patológicos pasa al in-
terior del concepto kraepeliniano (ver más adelante las posiciones to-
talmente homólogas de Clérambault para la escuela francesa). 
Voivamos ahora a Clérambault: es necesario calcular en qué medi-
da su obra se inscribe en la herencia de la escuela francesa, y cómo al 
mismo tiempo se esfoerza por responder de manera original a los 
grandes debates de su época. Situemos para ello, antes de pasar al co-
razón de la obra, cierto número de trabajos en cierto modo prelimina-
res, escritos en general antes de la Gran Guerra y que permiten com-
prender mejor las orientaciones ulteriores. 
Citaré, sólo para hacer memoria, los dos asombrosos artículos de 
1908-191 O, sobre una forma de cleptomanía fetichi sta en mujeres his-
téricas de los que tanto se ha escrito en los últimos atl.os, ya que la des-
cripción de Clérambault del erotismodel contacto de las telas robadas 
ies pareció a aigunos demasiado precisa como para resistirse a la ten-
tación de ap!icaria a ese gran apasionado del drapeado y de las telas 
orientales o antiguas . Retengamos sobre todo un conjunto de memo·· 
rias sobre los delirios tóxicos, que constituye, como dirá Gu!raud, en 
su prefacio ya citado, "un verdadero tratado clínico completado con 
un estudio comparado de todas las ebriedades". Es impos!ble presen-
tai un análisis sucinto, pero podemos sin dificultad extraer su espíri-
tu y sus resultados fundamentales. Un estudio comparadof.e los deli-
rios alucinatorios del doral, de la cocaína, del alcohol, del éter, etc., 
presenta la gran especificidad de la acción de los diversos productos 
en los cuatro niveles tímicos (estado afectivo ansioso, eufórico, indi-
ferente, etc-), intelectual (confusión, somnolencia o claridad mental), 
de la actividad (agitación, semi estupor, sin modificación) y sobre to-
do estésico: las alucinaciones resultan extremadamente específicas del 
tóxico en cuestión, ya sea que se trate de los sentidos involucrados (vi-
sión, audición, tacto) o de !as modalidades concretas (para la visión: 
tamaño, movimiento, tinte y luz, apariencia general; como por ejem-· 
plo ias alucinaciones dorálicas decorativas, caleidoscópicas, de tama-
ño pequeño, pálidas, salpicadas de manchas yde líneas brillantes con 
una afinidad para ias disposiciones en red o rosetas). Los rasgos del 
psiquismo tóxico "son manifiestamente el resultado de la predilec-
ción de ciertas fórmulas tóxicas para ciertos campos nerviosos, en una 
palabra, de electividades". 
Clérambault acaba también el estudio de una forma anteriormente 
mal comprendida, la de los estados delirantes agudos de origen epilép-
tico, los delirios comiciales mnésicos, que ofrecen diversas particularida-
des sorprendentes: trastornos del humor con fre.::uencia de "bizarra 
AUTOMATISMO MENTAL PARANOIA 
Inspiración", tendencia a las estereotipias afectivas, ideicas y verba.les, 
ausencia de crisis coIT•iul:siva y recuerdo parda! del episodio. 
Es importante destacar hasta qué punto es;tos dos grupos de traba-
jos apuntan hacia la idea de que los trastornos psíquicos finos y espe-
dílcos (trastornos del humor, aludnadon-es, ideas e impulsos, etc.) 
pueden ser la consecuencia de un dai'io neurológico foca! , de t ipo irri-
tativo, cuyas modaiidades dependen de l;:;s electividades tópicas del 
tóxico o de la lesión en cuestión. 
A partir de los años veinte, Clérambault se dedica esencialmente en . 
su trabajo y publicaciones a los estados delirantes crónicos --encontrn~: 
remos en la presente compilación los textos m.ás impontantes de e~te , , 
período-. Desde la rfgida posición de la escuela dlhicil! francesp,¡, Oé- . ' · . · 
rambault se consagra a un trabajo de diferem::iadón estructural y ide ~ \ . 
análisis semiológ:ico alrededor de dos grandes polos surgidos en la eta- r'A 
pa anterior: las psicosis paranoicas por un lado, y las psicmis aludn~: : f \;\ 
torlas por el otro. Para ello aplíca una met?<lologfa dásk:a de !a díni!:a 1' ;,' '¡ · 
en general y de la escuela francesa en particular,, que se basa: ,' '; ., 
-- primeramente en la oposición de los casos puros donde un síndr0r. ' r 
me se presenta aisl:adt> y puede asf desplegar de He.no la wtalidad de¡,su1 ;: ! 
lógica y de sus implicaciones, y los casos mlxta.s o asod<idos dor¡.d~ •• ~ ,( . 
complicando o ammciaüdo otra entidad liriórbtda '.!:! 5índwme se b:as-h-~ 
tardea, perdiendo definidón y coherencia; lz. separación del caso plmr J i! 
constituye entonces al:. vez. um, ventaja y una etapa esenci.a! para el;.': ,I~ ~ 
procedimíento dínlrn y la conceptualización psxcop:aitol.ógica; l. · i ¡ · ', i · 
- en segundo lugar,. en !a descomposición analítica·· dte una ~nU.9~d · r'. :· ! 
patológica e:n los dJ.·1rersos estratos lógicos y cmnológkos que la con~ ,; , 
tltuyen, desde el trastorno generador inicial a las reacdones de ajuste'y : • 
de integración que provoca la construcción delirante en pa:rtkuiar,' ' 
que sistematiza su impacto subjetivo. 
En el campo de la! paranoia, Clérambault se dedica a al!sla1· y descri-
bir de manera exhaustiva, un síndrome, la erotomanfa, que separa de la 
masa de "casos disparatados" donde estaba ahogánd!ose hasta enton-
ces, lo que luego vai a serrvirle de piedra angular y de pivote para ms 
análisis. Este paradigma va a pem1itirle constituir en el plano concep-
tual el grupo de las psico.sis pasionales y oponer su apariencia general, 
estructura y mecanismos a los del delirio de interpretadótt. Todo opone 
entonces a los primeros, deiirios "'en sector", constituidos desde un co-
mienzo, deducibles por completo del póstulado ideo·-afectivo inicial, 
con su as.pecto cot1dlanoveros1mil y su sustrato "fisiológico" (hiperes~ 
tenia, eretismo emocional) al segundo, delirio ¡;en red" que~ eions~ 
truye lentamente, sin idea dlrec.tora, sin "céiula madre", y as[ el sujeto 
va errando largamente en el misterio y la perplejidad antes de sistema-
tizar convicciones¡¡¡ menudo altamente tortuosas e irracionales. 
En lo que toca a la "constitución paranoica" (analizada dásicaimen-
te en una tétrada caracterial de "pskorigidez": orgullo, desconfianza, 
falsedad de juicio e inadaptabilidad social), y m su relación <eon los de-
lirios mencionados anteriormente, Clérambault vacilará durante lar~ 
go tiempo. Pero, a medida que se orienta hlilda un origen puramente 
20 
mecánico de los delir.ios interpretati"vos, concebidos finalmente (~'er 
el sorpre_ndente artículo de 1933 sobre la pseudo constatcici6n espcmtá-
nea) se!un el modelo de! automatismo mental, Clérambault pondrá-
ei acen .. o cada vez más claramente, en el carácter a naenudo tenl'"f'~,... 
"'.. '" . d J· • . . . • , "''· ·'""'-' - °;1posr-mco __ e .o m terpretatwo, y t<erminar.á por hacer de la para-
noia ur:-~ nocio~ casi exclusivamente caraictemlógka, que puede co-
lorear ctnrer.sas i:ormas delirantes v a S'\.'lCr itn"' d-e .,1,._r.,-t.,;:.,,-¡- ---,,,, _,_ 
1 
. .. j ,< . .. ...... r _ .... ,._ ..... i.,..,..,) ia,. p'l;! v ..,,! t.J: 
ex<;, us1v1daa, con los estados pasionales u otras "taras constitw::iona. 
1es · (mitomanía y perversión). 
•. S~ bien los trabajos de Clér.amba.ult Hega:n de este modo a una d!so-
c1ac16n del grupo paranoico, los análisis. que dedica a los estados alu-
,..1·,.,.2~.-.rln<:: rro' •1lt'n<: ~· -" l ' "' 1 . - '" -~··~- -· • ·---,a fl''1!!L!r 'Ue .os cu?ies ;ma ¡nente se construvó su 
reputa~ión,. a.puntarán por el contra>.tlo a ~onsolidar Ja unidad deÍ gr.u-
po, al tiempo que marca al extremo l@ óesc:omposkíón analítica ya 
dásk:a de la P.~· C. en una superestructura delirante explicatív·a por 
un lado, Y u n nudeo generador por el otro , que llamará autorriatismo 
mental Y del qu; afinará considerablemente fa descripción. Su. análisis 
procede de algun modo por r<erlu.cdones sucesivas: 
- de los grandi<es delirios sistem aLtie:aidos {delirios dogmátko:s, como 
los llan:a Clérambault) al síndrome al udn a torio que está por debajo de 
ellos, ei gran automatlsmo o triple R\J.tomatismo que asocia al a u toma .. 
tismo mental nudear (ios f~nóm1!nos Ideo-verbales, las "v'oces" del 
alucinado), los ~~tomatisrnos motores (al1.H.:inadónes motoras y ps!co-
rnotorns) y sensitivos {alucinad.ones de la sensibilidad general), iodu-
so automatismos emocionales y sensoriales, 
-del automati~mo mental" susnúdoos, los fenómenos deiecoy de 
toma del pensanuento que constl.tuyen su matxiz, 
-del eco y de la torna del pernmmie.nto a los fen6metws sutiles, "tras-
tornos por así decir mdlecalares del. pensamiento elemental", con ti-
po de interferenda y paurslti.smo del pensamiento, que Clfaambault 
v~ a agrupar en un Pequeiío Automatismo Mental o síndrome de pasi-
vidad. Procesos "positivos"' de intn .. l!llión, "'negativos" de inhlbkión 
" . t " .. b • _, mtx os 'Lle su st.itudon, comparten con cl eco dcl pensamiento un 
carácter esencialmente neutro, atanáUr.:o, ;;¡¡nideico; los más finos alcan-
zan además el proceso de p.en~amientoa un nivel p uramen te funcio-
nal, abstracto, dirá Clérambau!t. 
R~chaz~ndo ~~í toda "ideogénesis" (pskogén.esis) de los defüios 
alucmatonos, Clerambault pr.opone {.unsi<leru el síndrome de p<Asivi-
dad como el efecto de un pmceso irritativo cerel)ral de progresión len·· 
ta, consecuencia más o menos l.ejan 1t de ;.ieias infecciones o trastor-
nos endócrinos. Es así como imagina primero infl.amaclone$ loc:aU.za-
das, que irradian, confluyen y reaviv1m vie.io:s focos, descendiendo 
por los centros nerviosos, haciendo reverb<::rar las excita:clones nor·· 
males (eco), anexando ronas cada vez más extens.u hasta constituir 
un enorme complejo neoplásico ("'la segunda personalidad"), im-
plantada sobre la vieja personalidad "prima", lo sumergido de unai in·· 
flación de "síntesis colaterales"', de subproductos de la acllvidó\d de 
pensamiento, origen de una avafanchade informaciones delirantes. 
21 
AUTOMATISMO MEMTAL. PARANOiA 
De allí la progresión del síndrome: de los fenómenos sut!ies lniciaies 
(su lm perfección , incompletud semeíante a una armónica musical in-
completa, da cuenta del sentimiento de intrusión y de extraneza, de 
la xenopatía) a las voces, pronto constituidas con sus cuatro caracte-
res (verbales, objetivas, individualizadas y temáticas), y luego hasta ei 
Gran Automat ismo Mental y la puesta en acción de automatismo:> 
afectivos. Paralelamente, se edifica el delirio explicativo que se apoya 
en dos elementos, las tendenclas anteriores de la personaiidad, en 
particuiar la eventual presencia de trastornos psicopatológicos agre-
gados (paranoicos en particular que aumentan el carácter hostil y per-
secutorio del delirio), y las cualidades del automatismo en sí mismo, 
principalmente intrusivo, vejatorio, o persecutorio, y cuya sola pre-
sencia lleva al enfermo progresivamente hacia el Animismo, al tiem-
po que io provee de múltiple material para la construcc.ión delirante. 
De este proceso, Ciérambault enunciará cierto número de regias (iey 
de la edad, de la masividad) que lo inscriben en una serie donde, según 
el grado de precocidad y de masividad del daño, encontramos a ias oli-
gofrenias, Ja demencia precoz, las psicosis agudas, o por el contrario, 
procesos mecánicos aún más sutiles e insidiosos (sustratos automáticG>S 
de los delirios interpretativos en su última concepción). 
Miles de anotaciones clínicas finamente observadas acompañan los 
trabajos de Clérarnbault sobre los estados delirantes crónicos. De este 
modo, 5us observaciones sobre Jos delírios colectivos confirman sus 
análisis estructurales: "los delirios se transmiten (dicho de otro modo, 
las convicciones y los sentimientos), no así las psicosis (dicho de otro 
modo, los mecanismos genéticos de estos delirios)"; es así como pode-
mos encontrar "dos psicosis simultáneas, de fondo y devenir diferen-
tes, expiotando el mismo tema ideico". Debemos citar en la misma lí-
nea su descripción, en el artículo de 1933, del Perseguidor común que, 
como reacción normal, fisiológica (elaboración secundaría, habría di-
cho Freud) del intelecto intacto ante los fenómenos psicótícos, está 
presente en todos ios delirios de persecución, cualquiera sea su meca· 
nismo, uniéndolos así en una confusa mezcla. 
Seguro de su talento, Clérambault pensaba que con sus trabajos, 
"las psicosis alucinatorias pasan a formar parte, pues, d e ia Neurología 
y la psíquiatría alcanza ahora el punto dei que debería haber partido". 
Vemos aquí la importancia que atribuía a su obra, ya que la veía en su-
ma como el pivote de una nueva era. Con este programa completa-
mente retrógado y a contracorriente -la psiquiatría entre fas dos gue-
rras; ya comprometida en una dura pulseada con Ja progresión de las 
ideas freudianas, se esforzaba por el contrario en hacer, en sus recien-
tes concepciones psicodlnamistas, el mayor lugar posible a la afectivi-
dad y a la psicogénesi!;- con su silencio obstinado sobre sus precurso-
res, referencias, fuentes de inspiración, aunque más no fueran criticas 
(ni una palabra de Ballet a quien copia a ojos vistas, de Jan et de quien 
Presentación 
toma el térrnínu n1isn10 de auto111atismo, de Il1cu1erJ ni desde luego de 
Freud que evidentemente leyó, (véase si no esa frase que no deja du-
das, y en ia que se inspira también deJanet: "la segunda person alidad 
· ... le da a la orimera datos sobre el iiiconsciente visceral, así como sobre el 
· ';t;preconsci;nte intelectual y afectivo"). En resumen, con su arrogancia y 
i' ~··111 gusto marcado por ia provocación, Clérambault desencadena na-
.¡ 
1• ~.'.," 1~r." .... 1 úualmente una reacción violenta de rechazo en el medio psiquiátrico · francés del período entre las dos guerras, o al menos en su sector más 
~" l.\ .· progresista, entonces ideológicamente dominante y desde luego ma-
''t~ · · ~-ybritario en la generación en ascenso. 
(! ,(¡. '!j, Se le reprochó su metodología, sin embargo clásica -por ejemplo, 
:i ·~ , la delimitación de los casos puros y de los casos mixtos que había ser-
, ; ~. ;' vido para aislar el síndrome erotomaníaco y que se considera como 
f'í ¡., ¡separación arbitraria de los e lementos de una misma psicosis , en 
¡t\. ¡ : · .fnvmbre de la unidad de la perscnahdad, de la inscripc!ón del delirio 
. 1·:p en una dinámica subjetiva singular- pero también se le reprocharon tf las descripciones de estructuras yde mecanismos en la medida en que, 
· . , · puramente morfológicas, descuidaban el sentido inconsciente dei 
. . síntoma y su lugar en la dinámica persona! de ia psicosis. Verdadero 
· .. . dinosaurio, "adepto tardío de las teorías del siglo XIX, organicista ím· 
penitente, partidario del atomismo psicofisiológico que localiza los 
elementos psíquicos artificia lmente aislados en elementos histológi-
cos" (es Guiraud quien agrupa asf las críticas en :su Prefacio a la CEuvre 
Psychiatrique), Clérambault sirvió de cabeza de turco para un cambio 
histórico: ia clínica estaba convirtiéndose en un obstáculo para el de-
sarrollo de las ideas y procedimientos modernos, de inspiración esen-
cialmente freudiana y luego de su muerte, entrará en una vertiginosa 
decadenc~a, hasta llegar al marasmo actual. 
La crítica ni ás seria, jalonada de epígonos menos talentosos (habla-
mos del grupo de H. Ey) la hará Pierre Janet. En sus grandes artícuios 
de 1932, Janet retomará el examen de los "fenómenos sutiles" y su-
brayará su banaiidad relativa (neurótica): sólo los sentimientos de In-
fluencia, de posesión, de acción exterior en los que se hunde el futuro 
alucinado le parecen expiicar su desapropiación xenopátlca, la atribu-
ción ajena inmediata de su aparición. En resumen, se sospecha que 
Clérambault "delira con el enfermo" (H. Ey) retomando tal cual su vi-
vencia sin operar ia reducción necesaria que restituye la prioridad de 
la experiencia delirante sobre la emergencia de los fenómenos parasi-
tarios y alucinatorios . 
Quizás no quedaría gran cosa del recuerdo de Clérambault sin, no 
ya !a fidelidad de sus pocos alumnos y amigos, (la CEuvre Psychiatrique, 
publicada en 1942 fue reeditada sólo 45 afios más tarde y en un con-
texto bien diferente") sino sin el homenaje paradoja! de un ex-disi-
dente, jacques Lacan. Fue uno de sus últimos residentes y publica en 
* fN;. del T.J. Se refiere. a la edición fasc!milar CEuvres Psychlatriques (sic) G. G. 
de ~léramnault re~lizada por Frénesie ed!ticns. Col!ection Insania: Les 
introuvables de ia Psychiatrie. Parls, 1987. 
i· 
:l: 
AUTOMATISMO MENTAL. PARANOIA 
, · ! ..=i \ ' 
193 i en la Serna na de ios Hospitaies de 1'·arfs un texto! uEstructur~ de las f · · , ~ '.!·) 
psicosis paranoicas", que se atreve a retomar, con algunas libertades, ' · · ' !· f 
las tesis del maestro, al que no deja de rendirle homenaje. En efecto a i ~ 
propósito de la descripción de los "anélidos" y de los "vertebrados"¡ ' ~i ¡ 
(los delirios en red y los delirios en sector) , Lacan escribe la siguiente/.; .· ..• ;,, 
nota: ''es~ imagen e~tá tomada de las enseñanzas de n~estro ma~stro{ \ · \1, :'.y 
G. G.de Cléq1mbau!t, al que ?ebemos tan~o en matena y en meto~o\ .,. ¡:~ 
que deberíamos, para evitar p1agiarlo, rendirle honor por c21da t~no ?~ L. ~ ~ . 1. 
nuestros términos". Com o lo cuenta E, Roudinesco, la reacdon ae1 11 ~ \ '. 
maestro fue de extrema violencia: no toleraba que re tomara n su~ .. 1 !· " 
ideas, aunque fuera taientosamente (o quizás sobre todo por eso). Ya \, ' ' ' 
en 1932, cuando publica su tesis, Lacan se ha unido al enemigo y to· j : > 
ma una dura revancha, evocando "!a comparación con el anélido que '·; · 
habíamos tomado, en una publicación anterior, de las aproximacío· ' 
nes azarosas de una enser'ianza puramente verbal"(Z). En derto mo-
do, la tesis de Lacan es toda una maquinaria de guerra contra Cléram-
bault. Así pues, sorp rende verlo declarar en 1946, en el Coloquio de 
Bonneval que "de Clérambault fue mí único maestro en !a observa-
ción de los enfermos .. . ¡Pretendo haber seguido su m~todo en el aná-
lisis del caso de !Jsicosis paranoica que fue el objeto d e mi tesisl"(3). E:s 
verdad que su rosic ión ha evolucionado y que Ey y los procedimien-
tos psicogenéticos son ahora sus adversarios: Lacan es.tá ;~n el camin;> 
del enfoque estructura!ista y pronto se apoyará con mas ruerz.a en Cle-
rambault quien se transformará en "nuestro único maestro en psi-
quiatría. Su automatismo mentai, con su ideología mecanista de metá-
fora, muy criticable sin duda, nos parece, en su manera de abordar el 
texto subjetivo, más cercano a lo que puede construirse por un an~íll·· 
sis estructural, que ningún esfuerzo clínico en la psiquíatr!a france-
sa"(4) . Curiosamente, si bien exalta con justa razón a su Viejo maestro 
en "su ser de mirada, ... sus particularidades de pensamiento", es para 
pretender de manera totalmente errónea, creo ya haberlo demostra-
do, que si bien "Clérambault conocía bien la tradición francesa, ... fue 
Kraepelin quien !o formó, quien tenla un talento d inlco superior"(~! · 
Si existe un producto puro de la escuela francesa, ese producto es C1e-
rambault. Pero tal vez se trate de otra estrategia, como ocurre tan a 
menudo con Lacan: entonces le urgía oponerse a Ey, Lagach e, y a las 
concepciones heredadas de Bleuler y Jaspers. . . . 
En todo caso no queda ninguna duda de que e;:, a1 homena¡e ambi-
guo y tardío de su ex-alumno - y no curiosamente a los nuevos orga-
nicistas, que no saben qué hacer de una clínica tan fina-- que Cléram-
bault debe ese éxito editorial bastante asombroso del que goza desde 
hace más de veinte años. No es que no lo merezca, al contrario, pero 
¿quién se Interesa aún por los viejos maestros de la gran clínica psi-
quiátrica, Magnan, Seglas, Chaslin, Guiraud que lo merecerían tal v~z 
tanto como él? Sin duda la noción que Lacan retoma, la de una dt· 
mensión constituvente radicalmente mecánica, incluso rítmica, des·· 
nrovista en todo c~so de sentido emocional, en el universo y la sinto-
~atología psicótica, es muy digna del interés de los psicoanalistas, 
24 
Presentación 
que convergen cada vez más en 5US investigacion.es post-freudianas 
(considérense, en particular, los estudios de los cUnicos del autismo). 
Pero también se debe seftalar que , por un lado, e l acento puesto en el 
registro del significante no retiene de la concepdón de Clérarnbault 
más que su análisis del automatismo mental, dejando en la penumbra 
la mayor parte de los "fen ómenos sutiles", y por otro, el resto d e las 
concepciones del gran clín ico -sus distinciones estructurales en parti-
cular, el estudio d iferencia! de los diversos niveles de la experiencia 
deiirante (estados pasionales, delirio de lnterpretacióu, pskosi :; agu·· 
das, psicosis alucinatoria crónica, demencia precoz)- sigue siendo 
una mina de materiales inutilizados, un campo de investigación que 
el predominio de una concepción uni taria a la alemana de "la" psico-
sis, heredada de FreU(Í, deja por el momento casi abandonado. 
Paul Bercherie 
Notas: 
l. Bcrchcrie, Paul, Les {ondements de ia clirúque. Navari.n, París, 1980. (Hay 
versión castellana: Los fundamentos de fa clfriica. Ed. Manantial, Buenos Aires, 
1988) . . 
2. Laca n, Jacques, De la psychose paranoi'aque dans ses rapports avec fo 
persormalité. Éd. de Seui!, Paris, 1975, pág. 297, n. 58. (Hay ver~ón castellana: 
De la psicosis paranoica en sus reladcmes con la persor.r:liidtld. Siglo XXI, México, 
1975). 
3. Lacan, Jacques, Propos sur la causalité psychique, en Écrits, Éd. du Seuil, 
Paris, pág. 168. (Hay versión castellana: Acerca de la caiuulidad p:fíquica. Ed. 
Horno sapiens. Bs.As., 1978. págs. 75, 76). 
4. Lacan, J acques, De noscmtécédents en Écrits, Éd . du Seuil, Parts, 1966, pág. 
65. ·(Hay versión castellana: Escritos 1, Edlt. Siglo X.Xi, México, 1971. pág. 3) . 
5. Ibidem: pág. 66 (pág.'! de la versión castellana) . 
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