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36 Capítulo 3 - Análisis de las concepciones y prácticas en salud A cualquier observador se le hace evidente que en el campo de la salud -cuando está orientado por un modelo de mercado- se pone en juego intereses y objetivos contrapuestos: el bien común frente a los intereses de sector, la finalidad del bienestar humano frente a la búsqueda de rentabilidad económica o lucro, etcétera. Estos intereses y finalidades enfrentados activan concepciones y prácticas diferentes, las cuales a su vez los convalidan, por lo cual es necesario acceder a un abordaje del tema que permita ver la naturaleza y características intrínsecas de estas concepciones prácticas. Esto permitirá detectar las posibles compatibilidades e incompatibilidades entre ellas, como así también la complementación o contradicción de su convergencia a un mismo plano de puesta en práctica. Esta problemática puede ser analizada desde una perspectiva epistemológica compleja, pero de este modo no se cumpliría con la finalidad práctica con la cual ha sido incluida en este libro. Por el contrario, la tarea de análisis se llevará a cabo de modo sencillo, transformando el proceso reflexivo de elucidar paradigmas4 en una herramienta de trabajo: la técnica de construcción de paradigmas o modelos. En este libro se toman estos dos términos como sinónimos. Su uso presupone que se está ante cosas complejas las que, para una mejor comprensión de su singularidad, exigen una presentación simplificada. Una de las maneras de llevar a cabo esta construcción, es tomar un conjunto de dimensiones y subdimensiones de la cosa compleja de la cual se quiere construir el paradigma. El concepto de dimensión hace referencia a un conjunto de atributos que caracterizan a la cosa, entendiendo por caracterizar el "determinar los atributos 4 Thomas S.Kunhn, en “La estructura de las revoluciones científicas” publicado por University of Chicago Press en 1962 (en castellano lo publicó el Fondo de Cultura Económica en 1971), definió este concepto del siguiente modo: “... realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”. En palabras de Fritjof Capra, en su libro “La trama de la vida” publicado por Anchor Books en 1996 (en castellano lo publicó Anagrama en 1998), paradigma científico es “... una constelación de logros - conceptos valores, técnicas, etc.- compartidos por una comunidad científica y usados por ésta para definir problemas y soluciones legítimos”. Capra generaliza la definición de paradigma científico a la de paradigma social, postulando que es “... una constelación de conceptos, valores, percepciones y prácticas compartidos por una comunidad, que conforman una particular visión de la realidad que a su vez, es la base del modo en que dicha comunidad se organiza”; esta definición es útil para observar lo que está presente en las comunidades profesionales del campo de la salud y las comunidades de población general en lo que hace a salud. Debe tenerse en cuenta que los profesionales de la salud no son científicos sino, en parte, aplicadores de la ciencia y formadores de opinión y paradigmas en la sociedad. 37 peculiares de una persona o cosa, de modo que claramente se distinga de las demás"5. Cuanta mayor sea la capacidad determinante que posean las dimensiones y subdimensiones que integren el paradigma, al igual que los atributos que las configuren, mayor será su poder de discriminación o sea la capacidad de diferenciar la cosa caracterizada de otra u otras. Esta cualidad posible del paradigma, se hace particularmente importante cuando la técnica es usada para detectar si dos cosas, vinculadas de algún modo, son de naturaleza diferente o, por el contrario, son una única cosa que tiene variantes en el modo de presentarse u operar. En este último caso, las dos manifestaciones pueden ser complementarias. En el primer caso, sobre todo cuando la acción está dirigida al mismo objeto en el mismo escenario pero a partir de visualizaciones y/o conceptualizaciones diferentes, generalmente no son complementarias y, si los atributos o características son antitéticos -de esto surge la importancia de buscar características con la mayor capacidad de determinación posible-, las cosas o fenómenos serán antagónicos: la presencia de una o bien excluye a la otra o la degrada. La utilidad de aplicar la técnica de construcción de paradigmas a este campo, no se limita sólo a la posible diferenciación de líneas de concepciones y prácticas de salud sino que, a partir de las dimensiones, subdimensiones y atributos hallados se puede construir una grilla de análisis, evaluación y/o visualización de: - la naturaleza real de planes, programas o proyectos antes de iniciar su desarrollo, en ejecución o ya finalizados; - la concordancia o discordancia entre la naturaleza de los objetivos propuestos en ellos y las estrategias y herramientas utilizadas o a utilizar para alcanzarlos; - los insumos, tácticas, estrategias y objetivos que se manejen en procesos de planificación, para decidir su inclusión o no en planes, programas o proyectos que se estén elaborando; - los resultados parciales o finales de planes, programas o proyectos en ejecución o ya finalizados; - las políticas y los contenidos de los curricula de formación de RRHH para la salud; 5 Real Academia Española - Diccionario de la Lengua Española - Real Academia Española, Madrid 1994. 38 - los efectos de cancelación que se pudieran producir cuando se mezclan en un mismo campo programático o en una misma estrategia de acción, conceptualizaciones y/o prácticas provenientes de paradigmas contrapuestos; - las consecuencias, en relación con la eficacia y eficiencia, de acciones provenientes de uno de los paradigmas a través de las cuales se persiguen objetivos provenientes del otro. En el apartado siguiente se analiza a grandes rasgos el devenir histórico de las concepciones y prácticas científicas en salud, para pasar luego a un segundo apartado en el que se aplica la técnica descripta a las concepciones detectadas, a fin de constatar si surge sólo un paradigma o más de uno; por último, en el tercer apartado se analiza ciertos aspectos importantes de la evolución del paradigma o modelo salubrista. Evolución histórica de las concepciones y prácticas científicas en salud Antes de entrar a una descripción del devenir histórico de estas concepciones y prácticas, es conveniente hacer una breve consideración inicial con respecto a la manera en que se ha configurado, a lo largo de los tiempos, el escenario del saber y la praxis en salud en la humanidad. La conveniencia surge, por un lado, de la relatividad de los saberes en salud y la importancia que hoy se les está dando a las medicinas tradicionales, tanto por parte de universidades de gran prestigio como de la Organización Mundial de la Salud(3)6, que ha hecho hincapié sobre el valor de la homeopatía y de la medicina ayurvédica (Fendall 1982). Por otro, del hecho de que algunas de estas medicinas se centran en la salud positiva y no tanto en la enfermedad, como ocurre en la medicina científica, coincidiendo así con las orientaciones actuales de la Nueva Salud Pública (Ashton 1990), que surgió en Canadá a comienzos de la década de los 70 y proyectó su influencia a otros lugares de avanzada en el tema de la salud. Breves consideraciones sobre la relatividad de los saberes en salud Al observar lo producido por la humanidad en el campo del conocimiento y las prácticas en salud se observa que todos los pueblos han dado origen, dentro de su cultura, a un área específica referida a esta cuestión.A su vez, este emergente cultural a generado siempre un papel diferenciado y altamente valorado en las sociedades: el de sanador o cuidador de la salud. Dentro de los desarrollos conocidos se destaca el de los persas de la antigüedad, como así también el de los chinos, árabes y hebreos que han generado medicinas 6 Se encuentran numerosos artículos en el apartado de Medicina Tradicional de muchos de los números de la revista Foro Mundial de la Salud, editada por la Organización Mundial de la Salud; sirven de ejemplo el N° 2 del Vol. 15, 1994 y los N° 1 y 2 del Vol. 16, 1995 de esta revista. 39 altamente desarrolladas, al igual que los pueblos de la América precolombina (Maya, Inca, Mapuche, Toba, Guaraní, etc.). La medicina científica -que se desarrolló en Europa- es sólo uno de los cuerpos existentes de conocimiento y prácticas en salud; sin duda, el de más reciente desarrollo y el que orienta todas las ciencias de la salud que habilitan a los profesionales universitarios y sus prácticas en los países de América Latina. Grandes países, desde el punto de vista demográfico y cultural, como la India y China Popular -aproximadamente un tercio de la población humana del planeta- desarrollan sus actividades de atención de la salud predominantemente en función de la medicina ayurvédica y china respectivamente (Newell 1975). También se podría citar dentro mismo del mundo occidental, en especial Europa, a la homeopatía como un caso de medicina que responde a cánones diferentes de los propios de lo que se reconoce como medicina científica que para aquella, como se señaló anteriormente, es alopática. Más aún, en el caso de la India coexisten legalmente cinco medicinas, cuatro de ellas con sus respectivas facultades de medicina: alopática occidental, ayurveda, unani y siddha. También tiene presencia la medicina occidental homeopática, pero sin facultad de medicina. Algunas de estas facultades tienen posgrados en los cuales los médicos se diploman en forma cruzada, lo que los hace facultativos de mayor polivalencia y eficacia dentro de esta cultura. Una situación similar, aunque mucho menos estudiada, ocurre con las diversidades culturales de la psicología aplicada al campo de la salud. Estas reflexiones buscan minimizar el etnocentrismo y las actitudes y comportamientos autocráticos que se observa en los profesionales universitarios del campo de la salud, de modo de lograr una mayor aptitud para un fructífero ejercicio del juicio crítico e incrementa la posibilidad de abrirse a los enfoques comunitarios participativos -Atención Primaria de la Salud (APS) (OMS/UNICEF 1978), Sistema Locales de Salud (SILOS) (Paganini 1990), Intervención de la Comunidad en el Desarrollo Sanitario (ICS) (Oakley 1990), etc.- tan reclamados como única vía de solución a los problemas crecientes de salud en todo el mundo. Por razones técnicas, un enfoque comunitario participativo requiere que el equipo profesional de salud tenga una posición relativista cultural y no etnocéntrica ni autocrática. Síntesis de la evolución histórica de las concepciones y prácticas científicas en salud A partir de la medicina griega y romana, cuyos desarrollos se nutrieron de antiguos conocimientos preexistentes, tales como las medicinas persa y china, se fue estructurando un cuerpo cognitivo teórico y práctico que atravesó toda la Edad Media (476 d.C. a 1453), el cual enraizó a su vez elementos que provenían de las 40 medicinas islámica y talmúdica que se difundieron en el continente europeo a través de la dominación islámica de los territorios próximos al Mediterráneo y de la diáspora hebrea. Progresivamente, estos conocimientos van a ser considerablemente desplazados por explicaciones sobrenaturales de la enfermedad, basadas en las creencias religiosas que integraban el cristianismo. El emperador Constantino promulga en el año 313 el Edicto de Milán, que implicó la legalización de esta religión en el Imperio Romano, llegando hacia el final del siglo IV a convertirse en la religión oficial del Estado por decisión del emperador Teodosio. El dominio de la fe por sobre la razón en el campo de la realidad concreta que involucraba la enfermedad, se impuso por un proceso cultural que implicó la construcción de una extraordinaria fuerza social por parte del cristianismo la que al ser cuestionada, aun internamente, por lo que el poder central establecido en Roma consideraba movimientos heréticos, reaccionó dando origen en el año 1231 al Tribunal de la Inquisición. Esta situación va a mantener encapsulados por varios siglos, hasta un poco más allá del fin del medioevo, los conocimientos elaborados sobre la base de una búsqueda reflexiva y objetiva. Pero lo que se desarrolla con el cristianismo imperante en este período de la historia, es el deber moral de cuidar a los enfermos y aliviar sus sufrimientos a partir de los lineamientos trazados por Jesús de Nazaret, que configuró a esta religión en sus inicios haciendo de la rehabilitación -curar, devolver la vida, perdonar, resocializar- el eje central de las obligaciones del cristiano y transformando al sufrimiento de los enfermos y desvalidos como la más importante fuente de virtud. Esto significó un cambio profundo en la humanidad que, hasta ese momento, de modo generalizado, consideraba al enfermo culpable de los sufrimientos, los cuales eran considerados un castigo merecido ante la violación de normas estatuidas, tal como queda explicitado en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, el aislamiento del enfermo y su libramiento a la propia suerte le eran impuestos como cosa merecida. Como reflexiona Henry Sigerist: La gracia del sufrimiento puede compartirla el que no está enfermo por simpatía con los que lo están. 'Yo estaba enfermo y Me visitasteis. Lo que hagáis por uno de éstos Mis hermanos lo haréis para Mí'. Era deber del cristianismo atender a los pobres y a los enfermos de la comunidad. El hombre se convertía por medio del bautismo en miembro de la familia cristiana, con todos los deberes y privilegios que tiene un niño en su hogar. La familia incluyó a toda la sociedad cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del estado, y, 41 desde entonces, la sociedad tomó sobre sí la tarea de cuidar a los enfermos. (Sigerist 1987). Hasta el advenimiento de esta religión, el médico ayudaba a restablecer la salud en aquellos casos en que tal cosa era posible: El médico griego hubiera considerado una falta de ética atender un caso perdido. En esta forma, el enfermo en la sociedad griega tropezaba también con el odio de los demás, no por un supuesto pecado sino por su inferioridad. (Sigerist 1987). A la caída de Constantinopla en manos del Imperio Turco, lo cual puso fin al Imperio Romano de Oriente, empiezan a producirse profundas transformaciones económicas y culturales en Europa, dando inicio al período histórico denominado Renacimiento. Como parte de estos cambios y la progresiva declinación del poder de la Inquisición comienza a resurgir en la cultura europea la búsqueda que, apartándose de las explicaciones religiosas, indagaba en el campo de la realidad concreta a fin de encontrar en ella la explicación a los fenómenos observables. Esto implicó el surgimiento del pensamiento científico, que también se aplicó a la búsqueda de explicación a lo inherente a la vida humana en su devenir terrenal y en tanto su condición de fenómeno de la naturaleza. No obstante, el modo de aproximarse a esta realidad fue objeto de un cambio cualitativo profundo, pues la indagación se orientósólo hacia la enfermedad. Los desarrollos preponderantemente dirigidos a establecer una especie de sistema de protección de la salud, constitutivo de las concepciones higienistas de la medicina grecorromana que, luego de enriquecidas por los aportes islámicos y talmúdicos, se mantuvieron encapsuladas durante la Edad Media en escuelas como las de Rávena y Salerno, fueron rechazados en el Renacimiento. Figuras médicas como las de von Hohenhaim -Paracelso-, Vesalio, van Helmont, Copérnico, Fracastoro, Sydenham por un lado y, por otro, pensadores como Bacon, Descartes y Locke son los que van a volver a escrutar y/o posibilitar intelectualmente la búsqueda de la explicación de la enfermedad en lo corporal, partiendo del supuesto de que lo mórbido era un fenómeno parasitario del ser humano, por lo tanto provocado por agentes naturales externos7. 7 Las fuentes bibliográficas de tipo histórico son las siguientes: Ortiz Quesada, F. - La enfermedad y el hombre - Ed. Nueva Imagen, México 1985. Rosen, G. - De la policía médica a la medicina social - Siglo XXI, México 1985. Rosen, G. - Locura y sociedad. Sociología histórica de la enfermedad mental - Alianza Editorial, Madrid 1974. Sigerist, H.E. - Civilización y enfermedad - Fondo de Cultura Económica/Biblioteca de la Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, México 1987. Sigerist, H.E. - Hitos en la historia de la salud pública - Siglo XXI, México 1984 Terris, M. - La revolución epidemiológica y la medicina social - Siglo XXI, México 1982. 42 En este lapso, que se extiende desde el último cuarto del Siglo XV hasta la finalización del XVII, se desarrolla y consolida el pensamiento médico científico organizándose alrededor de la enfermedad y la clínica y, desde el punto de vista institucional, haciendo surgir el hospital. Esto da origen a concepciones y prácticas que, desde la perspectiva actual, aparecen claramente como individual-restrictivas: se ocupan del hombre aislado de su contexto vital, sin tomar en cuenta su ecosistema, e intentan explicar la enfermedad sobre la base de un marco teórico biológico, biopsicologico o psicológico. Lo psicológico no espera al Siglo XIX para irrumpir en la búsqueda de explicación de la enfermedad humana; ya en el 1600 el médico George Stahl elabora el concepto de inconsciente, al cual denomina logos, adjudicándole un papel fundamental en la causalidad de las enfermedades. Con logros acumulativos de inestimable valor para el bienestar humano, esta perspectiva individual-restrictiva se proyecta a través del Siglo XVIII para culminar en el XIX con aportes de figuras tales como Pasteur, Koch, Metchnikoff, Breuer, Freud que permitieron comprender y actuar más eficazmente ante las enfermedades, fueran éstas de manifestación preponderantemente orgánica o mental. Razones aún no dilucidadas, pero seguramente no inherentes a la ciencia ni a las verdaderas necesidades de la salud humana, mantienen separados los dominios de la salud mental y la salud orgánica, a punto tal, que el enfoque psicosomático -sistematizado en la década del 30 del siglo actual sobre la base de los aportes de Freud, Weizaker y Groddeck, consolidados luego a través de desarrollos como los de Ferenczi, Balint, Dunbar, Menninger y Halliday (Halliday 1961)- no ha prosperado como orientador del quehacer en salud en el campo concreto de la práctica cotidiana de los profesionales del área, no obstante ser este enfoque el punto de mayor avance de las concepciones y prácticas individual-restrictivas. En función de una pura racionalidad científica y de una búsqueda del bienestar humano hubiera sido dable esperar que se tuviera en cuenta, de modo generalizado, los componentes psicosomáticos de la salud a fin de aumentar la eficacia y eficiencia de las acciones preventivas y curativas, máxime cuando el perfil epidemiológico de la humanidad, al menos en los países desarrollados y en vías de desarrollo, muestra las tasas más altas de prevalencia de morbimortalidad en las dolencias no transmisibles de tipo degenerativo y crónico y en los accidentes. No hay más que visitar los hospitales para constatar la marginación de que es objeto la medicina psicosomática. El campo de la enfermedad está hegemonizado por las posiciones más restrictivas -frecuentemente reduccionistas- de las concepciones y prácticas individualistas. 43 A tal punto se ha dado esta dominación que ha llegado a penetrar de modo masivo el quehacer de los profesionales de la salud de los subsistemas Público y de la Seguridad Social del Sistema de Atención de la Salud de las Personas. De los procesos y factores que han determinado esta hegemonización se hablará más adelante, pero es importante para la finalidad de este trabajo destacar acá que en cierto momento del desarrollo de esta concepción y praxis científica centrada en el individuo y la enfermedad descontextualizados, cuya comprensión y dominio se busca desde perspectivas puramente etiopatogénicas -intraorgánicas o intrapsíquicas- prescindentes de la etiología integral surge, de manos de médicos como Bernardino Ramazzini en Italia entre el 1600 y el 1700 y Johann Peter Frank en Alemania y Austria en el último cuarto del 1700, una concepción y práctica en salud que comienza a ubicar al ser humano en su contexto social y a responsabilizar al Estado por la salud de la población dando origen, en el caso de Frank, a lo que se da en llamar sistema de policía médica. Ramazzini -médico italiano que escribe el primer tratado sobre los riesgos para la salud provenientes de las actividades laborales, publicándolo en 1700 con el título De morbis artificum diatriba- afirmaba que el médico que quisiera comprender y solucionar la enfermedad de una persona, debía observar su lugar de trabajo. Para él no era posible encontrar explicación a la enfermedad a través de la observación del cuerpo yacente y un mirar clínico, sino que de donde podía surgir esta explicación era de un entorno ambiental humano. Él diferenciaba entre dos fuentes diferentes de causas de enfermedad asociadas a lo laboral: por un lado, los materiales con los que se trabajaba y, por otro, el trabajo mismo. Esta línea de pensamiento fue seguida por otros médicos, tales como Benjamín McCready en Estados Unidos quien, en 1837: [...] atribuía la mala salud de muchos trabajadores no tanto a la ocupación misma cuanto a las condiciones de vida y de trabajo, la mala ventilación de los talleres, los malos alojamientos, la suciedad, falta de ejercicio de muchas ocupaciones y a la intemperancia. (Sigerist 1987) y Louis-René Villermé en Francia, que en 1840 publica un libro titulado Cuadro del Estado Físico y Moral de los Obreros Empleados en las Manufacturas de Algodón, de Lana y de Seda. Pero ya unos años antes, en 1831, Turner Thackrah, médico inglés, editó el libro titulado Los Efectos de las Principales Artes, Oficios y Profesiones, y del Estado Civil y Hábitos de Vida, sobre la Salud y la Longevidad; seguido once años más tarde por el Informe sobre las Condiciones Sanitarias de la Población Trabajadora en Gran Bretaña, escrito por Edwin Chadwick, que reafirmó el explicitado por Thackrah. 44 El propio Sigerist en su libro Civilización y enfermedad, ya citado en este trabajo, afirma que: La inseguridad de la producción capitalista es un factor que influye en el nivel de vida y por ello afecta profundamente la salud del hombre que, habiendo aceptado el deber de trabajar, con justicia puede también considerarlo como derecho. Los factores básicos para la salud pública son: empleos de planta en las mejores condiciones higiénicas posibles, correcto equilibrioentre trabajo, descanso y recreo, y salarios que permitan un nivel de vida decente. Johann P. Frank escribe en 1790 un trabajo que titula La miseria del pueblo, madre de las enfermedades en el que, al igual que lo hizo en su tratado de policía médica –System einer vollständingen medizinischen Polizey– que publicó entre 1779 y 1817, postula que la salud depende de las condiciones de vida y de la situación socioeconómica del pueblo, postulando a su vez que su cuidado es responsabilidad del Estado. Estos desarrollos científico-técnicos e ideológicos se van a ver fuertemente incrementados y consolidados por otros médicos que hacen sentir su voz a mediados del Siglo XIX, en medio de las revoluciones liberal-burguesas que conmovieron a Europa en 1848. Entre ellos se destacan Salomon Neumann, Rudolf Virchow, Leubuscher y Jules Guerin, siendo este último precisamente quien da en llamar medicina social a esta nueva forma de concebir y actuar frente a los problemas de salud. Neumann opinaba que: la mayor parte de las enfermedades que impiden el disfrute completo de la vida o matan a un considerable número de personas prematuramente, no se deben a causas naturales sino más bien a condiciones sociales producidas artificialmente (Rosen 1974). Por la misma época Virchow opinaba que la medicina era una ciencia social y que la política no era más que la medicina a gran escala. Es también a mediados del Siglo XIX que surge la epidemiología como un método científico de análisis de las epidemias. La figura de John Snow tiene una especial relevancia en su aparición, con sus sistemáticos estudios retrospectivos de la distribución urbana de la mortalidad en las epidemias de cólera acaecidas en Londres en 1849 y 1853, seguido de un estudio directo en la onda epidémica de 1854 (Armijo Rojas 1974). No obstante, ya desde el siglo XVI se detectan miradas de esta naturaleza hacia la enfermedad, pero son más la expresión de inteligentes reflexiones y observaciones que la manifestación de una metodología sistemática de indagación (Buck 1989). 45 Hacia el final del siglo XIX termina de consolidarse el movimiento de salud pública iniciado en Inglaterra, el cual ya había logrado reducir el coeficiente anual de mortalidad en Londres: del 42 por cada mil habitantes del Siglo XVII al 35 por mil en el XVIII, al 25 en el XIX y al 12 por mil en el XX. También le cabe a este país el mérito de generar una de las grandes contribuciones a la salud pública: el excusado con flujo de agua. Estas líneas de pensamiento y acciones se van a consolidar luego con los desarrollos y progresivas sistematizaciones de especialistas tales como Meynne, Reich, Pettenkofer, Giegel, Rohlfs, Mosse, Teleky, Tugendreich y, particularmente, Alfred Grotjahn quien, en 1911, publica su tratado de Patología Social. Así surgieron y se afianzaron las concepciones y prácticas en salud social-expansivas, las cuales buscan explicar los fenómenos emergentes del proceso de salud-enfermedad partiendo de que el ser humano es inseparable de sus circunstancias socioeconómicas, psicosociales y culturales. Para este modo de pensar y hacer en salud, el ser humano ya no es sólo una entidad bío-psíquica, sino que pasa a ser una entidad bío-psico-sociocultural y económico-política. En la misma medida en que fueron surgiendo más disciplinas en la búsqueda de explicación de lo humano, se fueron expandiendo estas concepciones, incrementando así su poder explicativo y el grado de eficacia y eficiencia de sus prácticas. En síntesis, de fines del siglo XV a la fecha se desarrollan las ciencias de la salud centradas restrictivamente en la clínica, lo cual implica tener como objeto de trabajo teórico-técnico a la enfermedad y como campo de acción al individuo descontextuado del medio social. Este individuo clínico se agota en su realidad biológica, psicológica o psicobiológica. Por otra parte, a partir del siglo XVII surgen otras formas de comprender el proceso de salud-enfermedad, que se sistematizan en los desarrollos de la policía médica, el movimiento de salud pública, la medicina social y la epidemiología, los cuales convergen para dar origen, en los comienzos del siglo XX, a la moderna Salud Pública. Este campo disciplinario es rápidamente enriquecido por la incorporación de las disciplinas emergentes en el proceso de evolución de las ciencias sociales y la ecología humana. En este sentido, tiene una particular importancia la aparición, en 1965, de la psicología comunitaria norteamericana, como así también de la psicología de la salud en Cuba en 1968 (Morales Calatayud 1997a, 1997b) e, incipientemente, la psicología sanitaria en Argentina a partir de 1971. Hoy, el objeto de trabajo teórico-técnico de la Salud Pública es el proceso de salud-enfermedad y todos sus emergentes -priorizando cada vez más los de salud 46 positiva- y el campo de acción es el conjunto social -sociedades, agregados sociales, comunidades, vecindarios, etc.-. Mientras que el eje teórico-práctico de las concepciones y prácticas individual-restrictivas es la clínica, el de las social expansivas es la epidemiología. A fin de usar una expresión más sintética, en este trabajo se denomina posición clínica al primer tipo de concepciones y prácticas, y posición salubrista al segundo. Una cierta consistencia lógica llevaría a denominar epidemiológica a esta segunda posición, a partir de ser la epidemiología el eje teórico-práctico de la Salud Pública. Pero, por un lado, ocurre que este eje impulsa dentro del salubrismo estrategias de acción y tecnologías que a veces están fuera de su campo específico; por otro, que habiendo convergido junto a la policía médica y a la medicina social para dar origen a un único conjunto de conocimientos y prácticas llamado Salud Pública, es conveniente usar esta denominación en su abreviación: salubrista o sanitarista. Por último, entendiendo que la Salud Pública no pasa hoy por la enfermedad -como sostienen quienes pretenden continuar medicalizándola- sino por la salud, se ha prescindido en este trabajo del adjetivo sanitarista, por cuanto deriva de sanar [lo enfermo], utilizando el de salubrista que deriva del genérico salud. Aplicación de la técnica de construcción de paradigmas a las posiciones clínica y salubrista A efectos de desentrañar el o los paradigmas del fenómeno en análisis, se decidió tomar en cuenta dimensiones y subdimensiones que, además de ser muy significativas con relación a la configuración del fenómeno en análisis, permitieran llegar a contar con una serie de indicadores que llevaran a visualizar con claridad la naturaleza intrínseca de la posición clínica y la posición salubrista y las relaciones entre ambas. Dimensiones y subdimensiones tomados en cuenta Se eligieron las dimensiones y subdimensiones que figuran en el Esquema N° 3, las cuales no agotan todas las posibilidades de elección. En esta selección, se hizo particular hincapié en las subdimensiones de la dimensión soporte operativo porque involucran atributos o características fácilmente observables y directamente conectadas con el accionar cotidiano del personal de salud en el primer y segundo nivel de atención. 47 ESQUEMA N° 3: Dimensiones y subdimensiones seleccionadas para la construcción del paradigma de las posiciones clínica y salubrista. Resultado obtenido de la aplicación de las dimensiones y subdimensiones al análisis de las posiciones antes señaladas Dimensión: Soporte teórico Subdimensiones: Estructura y naturaleza del saber: Posiciónclinica: El sistema conceptual es mono o bi-dsciplinario, siendo la biología o la psicología o la psicobiología el marco teórico desde el cual se significa y valora la realidad del campo de la práctica y se construye la teoría. Posición salubrista: El sistema conceptual es multidisciplinario, concurriendo a orientar la praxis y las elaboraciones teóricas todas las disciplinas biológicas, psicológicas y sociales que aportan a la comprensión de la dinámica de la vida humana, entendiendo que ésta es de naturaleza esencialmente social. Objeto del saber: DIMENSION TEORICO Estructura y naturaleza del saber Posición cientificotecnica Hipótesis etiológica utilizada SUB-DIMENSIONES AXIOLOGICO Ubicación del eje de significación-valoración Posición básica en la toma de decisiones ACTITUDINAL Actitud del efector ante la demanda Orientación fundamental del efector OPERATIVO Orientación de la estructura disciplinaria del equipo de salud Efecto buscado con la acción Indicadores válidos de solución de los problemas Objeto del saber Función otorgada al componente informal del sistema de salud SOPORTE SOPORTE SOPORTE SOPORTE Componentes involucrados en la hipótesis etiológica considerada Campo de la acción Objeto de la acción Incidencia de la acción Categorías de análisis y de acción utilizadas Acciones fundamentales Naturaleza de las acciones fundamentales Concepción antropológica y del escenario de la práctica 48 Posición clinica: La enfermedad, entendiendo el estado de salud como ausencia de enfermedad. Posición salubrista: El proceso de salud-enfermedad, concibiendo la salud como el mayor estado de bienestar físico, psíquico y social posible en función del contexto psicosociocultural y económico-político de que se trate. Posición científico-técnica: Posición clinica: En la búsqueda de comprensión y en la elaboración de estrategias de solución opera sobre la base de una preterición científica –la medicina omite todo lo que no pertenece al campo de la biología o, con mucha menor frecuencia de la psicobiología; la psicología, lo que no pertenece a su campo; -. Posición salubrista: Opera evidenciando un proceder científico expansivo, entendiendo por tal la inmediata incorporación, a los marcos teóricos utilizados y a las orientaciones tecnológicas, de todas las disciplinas que dan cuenta del devenir de la vida humana y su dinámica sociocultural, lo que lleva a la concepción de cada ser humano como una entidad bío-psico-socio-cultural- económico-política. Hipótesis etiológica utilizada: Posición clinica: Las hipótesis que se manejan son etiopatogénicas, las cuales se apoyan en el marco teórico-técnico de la clínica. Posición salubrista: En estas concepciones y prácticas las hipótesis son etiológico-integrales, sustentándose para su formulación en el marco teórico-técnico de la epidemiología integral, la cual sistematiza la información proveniente de los tres niveles de análisis de la epidemiología moderna: de agregados, ecológica y social. Componentes involucrados en la hipótesis etiológica considerada Posición clinica: Los componentes tomados en cuenta son: huésped y agente. Posición salubrista: Las hipótesis involucran, por lo menos, a la tríada ecológica: huésped, agente y ambiente humano (social y natural). Los enfoques y desarrollos de la nueva salud pública llevan a implicar, en las hipótesis de trabajo, el concepto de campo de salud y sus cuatro componentes: psicobiológico, ambiente humano, estilos de vida y Sistema de Salud. Concepción antropológica y del escenario de la práctica Posición clinica: El ser humano es tomado en cuenta en tanto nicho de la enfermedad, actual o potencial, y el escenario de la acción es un espacio configurado por individuos enfermos o en peligro de enfermar. Posición salubrista: El ser humano es tomado en cuenta, en tanto instancia relacional, como participante del proceso de salud-enfermedad y portante de los emergentes de este proceso; estando el escenario de la práctica conformado por conglomerados sociales en equilibrio inestable en cuanto a los emergentes de este proceso. 49 Dimensión: Soporte axiológico Subdimensiones: Ubicación del eje de significación-valoración Posición clinica: El eje de significación-valoración de la realidad circundante está centrado en el profesional, sus marcos teórico-científicos y sus técnicas. Posición salubrista: En esta orientación, el mencionado eje está centrado en la sociedad, sus problemas y la solución de ellos. Posición básica en la toma de decisiones Posición clinica: Los agentes de salud adoptan posiciones principistas, privilegiando y protegiendo la vigencia de los marcos teóricos y las técnicas científica y/o académicamente legitimados. Posición salubrista: Las tomas de decisión se efectúan en función de posiciones pragmáticas -en este escrito el concepto de pragmático está usado en el sentido de la corriente filosófica correspondiente-, privilegiando la solución de los problemas e incorporando estas soluciones al ámbito científico-académico para enriquecer y/o reformular las teorías y/o las técnicas, las estrategias de acción y los criterios de eficacia y eficiencia de las acciones. Es conveniente aclarar los alcances de esta posición, para lo cual es útil recordar la afirmación de Florencio Escardó: La única medicina es la que cura, provenga de académicos, santones, curanderos o abuelitas8. Dimensión: Soporte actitudinal Subdimensiones: Actitud del efector ante la demanda Posición clinica: La postura del efector es autocrática. La verdad está en la teoría médica o psicológica y en la vinculación que el profesional establece entre los signos que percibe y dicha teoría que se transforma así en un marco valorativo inapelable el cual, a su vez, determina la acción técnica. El efector prescinde del contexto psicosociocultural. Posición salubrista: En esta orientación, el efector es relativista cultural. Tanto los marcos referenciales de salud del efector como los de la demanda -sea un caso individual o implique a todo un agregado social- tienen valor teoricopractico para el efector, en relación con el contexto psicosociocultural en el que actúa. Orientación fundamental del efector 8 Cita de memoria de una entrevista publicada en un diario de la Capital Federal. 50 Posición clinica: El efector se orienta esencialmente hacia la rehabilitación de lo deshabilitado -restañar lo dañado-, desarrollando actitudes de reparación que sólo pueden plasmarse en conductas concretas frente a lo dañado, lo enfermo. Posición salubrista: La orientación del efector se dirige esencialmente hacia el resguardo y/o la habilitación de lo positivo potencialmente existente, generando actitudes de protección y promoción que sólo pueden ponerse en acto frente a lo no dañado, lo sano. Dimensión: Soporte operativo Subdimensiones: Categorías de análisis y de acción utilizadas Posición clinica: Las categorías empleadas para el análisis de problemas o de situaciones y para las acciones en busca de soluciones son individuales, diádicas o de pequeño grupo (individuo, madre-hijo, etc.) y con características de sistemas cerrados o cuasicerrados, que se abren sólo para la entrada de los agentes que desencadenan los procesos etiopatogénicos. Posición salubrista: Las categorías son colectivas (familia, red social, vecindario, comunidad, etc.) y siempre entendiendo que se trata de sistemas abiertos. Naturaleza de las acciones fundamentales Posición clinica: Pasivas; esperan la demanda. Posición salubrista: Activas, tanto con relación a la salud positiva como negativa. Campo de la acción Posición clinica: Sólo la enfermedad -actual o potencial-.Posición salubrista: El proceso de salud-enfermedad, tomando en cuenta tanto los emergentes positivos como negativos. Objeto de la acción Posición clinica: El individuo descontextuado del ambiente en que transcurre su vida. Posición salubrista: El ecosistema en que se dinamiza el proceso de salud-enfermedad, estando éste inscripto, por lo tanto, en el tejido social y siendo un emergente de la dinámica biopsicosociocultural. Cuando el acto efector de salud está dirigido a una persona, ésta hace de intermediaria entre el Componente Formal del Sistema de Salud y el ecosistema en el cual el proceso de salud-enfermedad generó el emergente con relación al cual se produce el mencionado acto efector. Efecto buscado con la acción Posición clinica: El efecto buscado es que remita el problema que generó la demanda, en función de lo cual se lo da de alta. 51 Posición salubrista: El resultado buscado es modificar las condiciones y situaciones del entorno social que dinamizaron el problema. Incidencia de la acción Posición clinica: En el individuo atendido. Posición salubrista: En el o los entornos sociales -familia, vecindario, red social, etc.- al que pertenecía o pertenecían la o las personas portadora/s del o de los emergentes que dinamizaron la o las acciones. Luego, en función del tiempo y de los efectos multiplicadores espontáneos propios de la dinámica social, en la sociedad o comunidad. Acciones fundamentales Posición clinica: Prioriza la prevención secundaria -detección y tratamiento precoz de la enfermedad-; en segundo lugar, la prevención primaria de la enfermedad. La prevención terciaria no es casi tomada en cuenta y, cuando se la afronta, es casi siempre en ámbitos separados conceptual y operativamente. Posición salubrista: Prioriza la protección y promoción de la salud, en segundo lugar la prevención primaria de la enfermedad y en tercer lugar el restablecimiento de la salud, lo cual implica una sola unidad que involucra la prevención secundaria y terciaria. Indicadores válidos de solución de los problemas Posición clinica: Remisión de los problemas de salud afrontados, evaluada a través de los indicadores semiológicos. Posición salubrista: Remisión de los problemas de salud encarados y modificaciones positivas en las condiciones de salud de los integrantes de los entornos y, por efecto de halo, también modificaciones positivas en otros problemas de salud o relacionados con la calidad de vida, no específicamente afrontados por el equipo profesional, logrados por autogestión comunitaria. Función otorgada al componente informal del sistema total de salud (STS) Posición clinica: Se prescinde del componente informal; es sólo desde donde viene la demanda y, como máximo, debe colaborar facilitando el cumplimiento de las prescripciones del efector. Posición salubrista: Se le otorga una función participativa en las acciones de salud, considerándose esta característica fundamental para el logro de los objetivos de salud. Orientación de la estructura disciplinaria del equipo de salud Posición clinica: Es monodisciplinaria, involucrando a los profesionales de la medicina, la odontología y la enfermería llegando, en el caso de las llamadas enfermedades mentales, a incluir también a los de la psicología. Posición salubrista: El equipo de salud es multidisciplinario, estando integrado, directa o indirectamente, por profesionales de todas las disciplinas -biológicas, 52 psicológicas, sociales, etc.- que aportan a la comprensión de los problemas que plantea el proceso de salud-enfermedad y su solución. En el Esquema N° 4 se resumen las características halladas en cada una de las posiciones antes analizadas, de modo de poder comparar fácilmente los dos perfiles obtenidos. Al yuxtaponer estos perfiles surge con claridad que configuran dos paradigmas de naturaleza diferente y que, en varios de los atributos que los configuran, son antitéticos. Esto último estaría indicando su condición excluyente: la presencia de uno impide la del otro. Cuando las características implicadas no son antitéticas, las del paradigma salubrista subsume a las del clínico superándolo en poder descriptivo o explicativo y, eventualmente, resolutivo; por lo que su coexistencia resultaría redundante. A estos paradigmas se los denomina en este escrito: modelo clínico y modelo salubrista. ESQUEMA N° 4: Perfiles de las características halladas para cada una de las posiciones analizadas en función de las dimensiones y subdimensiones seleccionadas con este fin. Análisis de las posisiciones clínica y salubrista en el terreno de la formación de los profesionales de la salud. A continuación se lleva a cabo, en relación con el campo de la formación de los profesionales de la salud, una tarea similar a la realizada anteriormente, aunque de un modo más abreviado y sólo en función de una pocas dimensiones. SUBDIMENSIONES POSICIÓN CLINICA POSICIÓN SALUBRISTA Estructura y naturaleza del saber Mono o bidisciplinario Multidisciplinario integral Objeto del saber La enfermedad El proceso de salud-enfermedad Posición cientificotecnica Restrictiva Expansiva Hipótesis etiológica utilizada Etiopatogénica Etiológica integral Componentes involucrados Huesped - Agente La tríada ecológica o el campo de salud Concepción antropológica y del escenario Nicho de la enfermedad Instancia del proceso de salud-enfermedad Ubicación eje significación-valoración En el profesional En la comunidad Posición básica en la toma de decisiones Principistas Pragmáticas Actitud del efector ante la demanda Autocrática Relativista cultural Orientación fundamental del efector Rehabilitadora Protectiva y promocional Categorías de análisis / acción utilizadas Individuales como sistemas cerrados Colectivas como sistemas abiertos Naturaleza de las acciones fundamentales Pasivas Activas Campo de acción Sólo la enfermedad (actual o potencial) El proceso de salud-enfermedad Objeto de la acción El individuo descontextuado Un ecosistema Efecto buscado con la acción Remisión del problema Modificación del entorno social Incidencia de la acción En el individuo atendido En el o los entornos sociales Acciones fundamentales Prevención secundaria y primaria Protección y promoción de la salud Indicadores válidos de solución de problemas Remisión de los indicadores semiológicos Modificaciones en los entornos Función otorgada al componente informal Ninguna o de colaboración pasiva Participativa Estructura disciplinaria del Equipo de Salud Monodisciplinaria Multidisciplinaria 53 En este caso, las dimensiones seleccionadas para esta tarea son las siguientes: orientación teórica básica, estructura de la capacitación teórico-conceptual, orientación de la formación en investigación, orientación de la habilitación teórico- técnica. A continuación se señalan los atributos o características correspondientes a cada dimensión en cada una de las posiciones. Dimensión: Orientación teórica básica Posicion clinica: Teoría de la enfermedad -patología-. Posicion slubrista: Fuerte respaldo en un pensamiento higienista, que comienza a orientarse hacia una teoría de la salud -higiología- la cual, integrada a la teoría de la enfermedad, apunta a configurar una higiopatología que constituiría una teoría integral del proceso de salud-enfermedad. Dimensión: Estructura de la capacitación teórico-conceptual Posicion clinica: Orientación monodisciplinaria o bidisciplinaria -biología, psicología o psicobiología-, estructurada como una teoría fraccionada en componentes provenientes de un despiece del organismo o de lo psicológico, sin interrelacionar los distintos componentes. En el caso de los psicólogos, no obstante ser la disciplina rica en marcos teóricos, la formación es monoteórica.Posicion salubrista: Orientación multidisciplinaria que tiende a una comprensión global y sistémica del proceso de salud-enfermedad. El clásico enfoque epidemiológico llamado historia natural de la enfermedad y la actual orientación hacia una epidemiología integral, son un claro ejemplo de la interrelación entre las disciplinas concurrentes a la formación de profesionales en este enfoque teoricopractico. Además, en el caso particular del psicólogo, es formado en una perspectiva multiteórica. Dimensión: Orientación de la formación en investigación Posicion clinica: Es escasa o inexistente esta formación en esta posición pero, cuando está presente, privilegia la ciencia e investigación básicas y el diseño experimental. Posicion slubrista: La formación en investigación es central en esta posición y siempre jerarquiza la ciencia e investigación aplicadas y el diseño epidemiológico ecológico. Dimensión: Orientación de la habilitación teórico-técnica Posicion clinica: Jerarquiza la complejidad, con apoyatura en el contexto teórico-técnico. 54 Posicion slubrista: Jerarquiza la simplicidad, con apoyatura en el contexto de la práctica. En el Esquema N° 5 se sintetizan las características halladas, de modo de percibir rápidamente los perfiles de la formación de los profesionales en cada una de las dos posiciones. Tal como se puede observar, en este caso también se hacen evidentes los dos paradigmas. En este caso, también surgen con toda claridad dos paradigmas con categorías antitéticas o de inclusión superadora por parte del modelo salubrista con respecto al clínico. ESQUEMA Nº 5: Perfiles de las características de la formación de los profesionales de la salud, halladas en cada una de las posiciones analizadas en función de las dimensiones seleccionadas con este fin. Evolución del modelo salubrista y la nueva jerarquización de determinantes y emergentes del proceso de salud-enfermedad La evolución de este modelo ha implicado un conjunto importante de desarrollos de gran significación para la comprensión de la dinámica de los problemas que plantea la salud colectiva en la actualidad y sus posibles soluciones. Para este trabajo resulta muy relevante uno de ellos, el que se vincula con la representación y el substrato lógico del proceso de salud-enfermedad, lo cual deriva luego en un nuevo ordenamiento jerárquico, tanto de las acciones que se deben llevar a cabo en el campo de la salud como de la naturaleza de los factores que inciden en este proceso. Las concepciones social-expansivas, esencialmente constituidas por la conceptualización medicosocial y epidemiológica, integraron al modelo causal diádico de agente-huésped, propio de la clínica restrictiva, el componente ambiente natural. En un primer momento, con una función catalizadora, regulando o incidiendo en el aumento o disminución de la virulencia del agente o la susceptibilidad del huésped. En la medida que el perfil epidemiológico de la humanidad, al menos en los países desarrollados y en vías de desarrollo, fue cambiando al aumentar la prevalencia de la morbimortalidad a expensas de las enfermedades no infecciosas -crónicas y degenerativas- y los accidentes, generándose lo que Milton DIMENSIONES POSICIÓN CLINICA POSICIÓN SALUBRISTA Orientación teórica básica Teoría de la enfermedad Teoría del proceso de salud-enfermedad Estructura de la capacitación teórico-conceptual Monodisciplinaria fragmentada Multidisciplinaria integrada dinámicamente y monoteórica y multiteórica Orientación de la formación en investigación Investigación básica y diseño Investigación aplicada y diseño experimental biológico epidemiológico Orientación de la habilitación teórico-técnica Jerarquiza la complejidad con Jerarquiza la simplilcidad con apoyatura en el contexto teórico- apoyatura en el contexto de la técnico práctica 55 Terris (Terris 1982) denomina la segunda revolución epidemiológica, el componente ambiente fue estructurándose en plenitud con los otros dos componentes e incorporando, de modo creciente, los factores sociales. A esta estructura, dinámica y de elementos interdependientes, se la llamó tríada ecológica. El modelo de la tríada ecológica mantuvo su vigencia por un par de décadas, pero ante problemáticas de alto impacto negativo para la salud, como el síndrome de estrés negativo o perjudicial, los componentes agente y ambiente se fueron haciendo más confusos y más dificultosa la posibilidad de encuadrar con claridad, dentro de ellos, a los factores o fenómenos que afectaban la salud. En 1973 Laframboise (Laframboise 1973) propone un nuevo modelo explicativo del proceso de salud-enfermedad, centrado en el concepto de campo de salud, con relación al cual encuentra cuatro componentes constitutivos fundamentales: el biológico, el ambiente, los estilos de vida y el sistema de salud -se refiere al componente formal del sistema total de salud (STS)- (ver Esquema N° 6). ESQUEMA Nº 6: Componentes del campo de salud en la concepción original de Laframboise Este modelo fue luego enriquecido por otros especialistas, como Bloom y Dever (Dever 1991), agregando subcomponentes a los cuatro componentes básicos señalados por Laframboise. A su vez, Dever llevó a cabo investigaciones que le permitieron detectar cuál es el aporte que cada uno de estos componentes proporciona al proceso de salud-enfermedad. Específicamente lo estudió en relación con la reducción de la mortalidad total (ver Esquemas N° 7) -personas muertas de un año y más- y a la mortalidad estimada en términos de años de vida perdidos -la diferencia entre la edad de la persona al fallecer y la esperanza de vida en esa sociedad-, tomando como límite superior 75 años y 65 años. También determinó cómo se distribuye en Estados Unidos la inversión económica total en salud, en términos de estos componentes del campo de salud (ver Esquema Nº 8). Esta distribución irracional también refleja aproximadamente la SALUD AMBIENTE ESTILODE VIDA BIOLOGÍA HUMANA SISTEMA DE ATENCIÓN DE LA SALUD CAMPO DE 56 distribución, en términos de su posterior aplicación práctica, de los conocimientos que se imparten en la formación de los profesionales de la salud. Al año siguiente en que Laframboise explicita su concepto de campo de salud, Marc Lalonde, a la sazón Ministro de Salud Pública del Canadá, lo toma para efectuar una nueva propuesta de salud al pueblo canadiense (Lalonde 1974) y lo incorpora como base de transformación del Sistema de Salud de este país, llegando a estructurar el mejor sistema de Salud Pública del mundo. De este modo, el concepto desarrollado por Laframboise tuvo una prueba empírica y exitosa de validez, pasando a orientar el pensamiento en salud en otros países y entre los especialistas más avanzados en lo que hace a salud pública. Al observar el Esquema N° 7, se constata que los dos componentes que más aportan a la solución de los problemas de salud son estilos de vida y ambiente -entendiendo que se trata de ambiente humano, en el que casi todo el peso recae en lo psicosociocultural porque determina los comportamientos de las personas-. El sistema de salud -en relación con las conceptualizaciones desarrolladas en apartados anteriores de este libro, corresponde al componente formal del STS- aporta poco, siendo a su vez casi constante en los tres histogramas correspondientes a la mortalidad total y a la estimada en años de vida perdidos. No así el componente biología humana, que adquiere mayor peso amayor magnitud del límite superior del rango de edad considerado. ESQUEMA Nº 7: Contribución de los componentes del campo de salud a la reducción de la mortalidad Fuentes: R. Pieneault y C. Daveluy (1992) La planificación sanitaria, Barcelona, Masson, 1992. G.E.A. Dever (1991) Epidemiología y administración de servicios de salud, Washignton, OPS, 1991. Los componentes estilos de vida y ambiente humano contribuyen, aproximadamente, con el 70% del total del aporte al mejoramiento de las 27 19 43 11 sistema de salud estilo de vida ambiente biología humana o/o total hasta 75 años hasta 65 años 22 18 50 10 16,8 21,7 53,1 9,8 en años de vida perdidos o/o o/o Mortalidad Mortalidad calculada 57 condiciones de salud, aumentando esta influencia en función de la disminución de la magnitud del límite superior del rango de edad tomado en cuenta. El peso de estos dos componentes en la determinación de los emergentes del proceso de salud-enfermedad deriva, como se dijo al comienzo de este apartado, en dos consideraciones: a- al hablar de estilos de vida y de ambiente humano se está haciendo referencia a población sana, pues cuando el daño se ha instalado el componente convocado es el sistema de salud; b- de un escenario de salud colectiva en el que tenían la mayor importancia los factores biológicos se ha pasado a uno en el que la investigación científica y las prácticas profesionales muestran que los factores con mayor poder de determinación en el proceso de salud-enfermedad, son de naturaleza psicosociocultural. La primera de estas consideraciones lleva a privilegiar el trabajo en salud positiva, o sea la promoción y protección de la salud, por sobre lo asistencial. Este encauzamiento de la acción es justamente la que hoy caracteriza a las nuevas orientaciones en Salud Pública y define el contenido de las principales recomendaciones de los organismos internacionales de salud. Por otra parte, también se debe tener en cuenta que las acciones de protección y promoción de la salud son de muy bajo costo y, en el ámbito de su ejecución en terreno, son de muy baja complejidad; no así en sus soportes teóricos ni en los procesos a través de los cuales se llega a la elaboración de ciertas herramientas de trabajo. No obstante, acompañando el modo en que se distribuye la inversión en salud tal como muestra el Esquema N° 8, la formación de los profesionales de salud también se centra en la enfermedad, en una proporción no menor al 90% del total que reciben; el resto se vincula en general con la prevención primaria de la enfermedad. La formación en salud positiva, aun tomando en cuenta posibles contenidos levemente relacionados con higiología, es absolutamente inexistente. 58 ESQUEMA Nº 8: Componentes determinantes de salud y distribución del gasto total en salud en Estados Unidos. La distorsión profesional y el perjuicio para la sociedad que implica esta restricción en la formación del recurso humano de salud, se hace más flagrante en el caso del psicólogo debido fundamentalmente a cinco cuestiones que son básicas, aun cuando el planteo de las dos primeras es siempre muy polémico: a- el campo de la salud negativa o de la enfermedad es fundamentalmente médico, tanto desde el punto de vista de la aplicación multidisciplinaria de las ciencias al campo de las alteraciones negativas del proceso de salud-enfermedad, como desde el punto de vista de las concepciones legas relacionadas con este proceso -desde un punto de vista puramente empírico, no hay más que pensar a quién recurre la gente cuando alguien se siente mal-; b- el campo de la salud positiva -que puede definirse, prescindiendo de adjetivaciones, como el conjunto de gente en situación de relativo bienestar físico, psicológico y social- es, en lo que hace al proceso de salud-enfermedad, primordialmente psicosociocultural quiere decir que es, en lo que hace a aportes profesionales, preponderantemente psicológico y antropológico; c- las personas sanas involucran, del total de la población, un porcentaje mucho mayor que el de personas enfermas; d- entre las personas sanas están los que poseen hábitos perjudiciales para la salud, al igual que quienes se encuentran transitando estadios prodrómicos de enfermedad; 27 19 43 11 sistema sanitario estilo de vida entorno biología humana 90 1,5 1,67,9 Contribución potencial a la reducción de la mortalidad o/o o/o Afectación actual de los gastos para la salud en EEUU (Extraido de: Pineault, R. y Daveluy, C. - La pla- nificación sanitaria - Barcelona, Masson, 1992) 59 e- las orientaciones actuales de la nueva salud pública priorizan y privilegian ampliamente las acciones en salud positiva -protección y promoción de la salud- y esta cuestión de trabajar con la gente sana para evitar que enferme tiene fuertes fundamentos éticos, cientificotecnicos, socioeconómicos y economicopoliticos. La enfermedad nunca fue rentable para la sociedad pero ahora, por primera vez en la historia del capitalismo y del liberalismo deshumanizado, también ha dejado de ser rentable para las empresas de salud y para los gobiernos. Los clásicos mercados de la enfermedad hoy no son regidos ni por los prestadores directos - profesionales, clínicas y sanatorios o, en síntesis, curadores- ni por la industria de la tecnopatología -química, electroelectrónica y nuclear-, sino por las empresas de medicina prepaga. Aquellos circunscribía su mercado a los enfermos, estos últimos a los sanos y los sanos son muchos más que los enfermos o que se sienten enfermos. Esta última masa poblacional es marcadamente más voluminosa que la anterior, pero a ella estas empresas les venden un intangible potencial, como las de seguros de vida o accidentes, el cual se hace tangible actual cuando ocurre el daño, pero atender el daño implica, para estas empresas, perder rentabilidad. En el nuevo escenario, quienes deciden y orientan el gasto, seguidos por los gobiernos, no les interesa la enfermedad lo cual, por razones muy diferentes, los hace solidarios con quienes propugnan los enfoques de la nueva salud pública. Se puede representar a la totalidad de la población, con relación al proceso de salud-enfermedad, con las cuatro circunferencias concéntricas de la Situación 1 del Esquema Nº 9 que dan lugar a la formación de cuatro coronas la más externa de las cuales representa a la población sana y las subsiguientes a un gradiente que va de la enfermedad fácilmente evitable a la inevitable. En términos generales, el desarrollo en salud de una sociedad estará indicado por el ancho de las dos coronas más externas. En términos más específicos, el grado de subdesarrollo sanitario estará indicado, proporcionalmente, por el ancho de la corona gris más clara, la de la enfermedad totalmente evitable en función de los conocimientos científicos del momento y los recursos disponibles -técnicos, humanos, económicos, etc.-. Es precisamente sobre estas problemáticas fácilmente evitables sobre las que las estrategias de protección y promoción de la salud y prevención primaria de la enfermedad tienen el mayor y más rápido impacto. A su vez, cuando estas estrategias se extienden espacial y temporalmente lo suficiente, también comienza a reducirse el espesor de la corona intermedia -los problemas de salud más complejos y no tan fáciles de revertir-. Esto es lo que se representa con la Situación 2 del Esquema 9, lo cual lleva a una utilización más eficaz 60 de los recursos disponibles y a gestiones político-administrativas más eficientes en el campo de la salud. ESQUEMA Nº 9: Esquemade la situación global de salud de una población desde el punto de vista de los emergentes del proceso de salud-enfermedad (Situación 1) y de la proporción de cada emergente modificada por el trabajo en protección y promoción de la salud y prevención primaria de la enfermedad (Situación 2) A su vez, cuando estas estrategias se extienden espacial y temporalmente lo suficiente, también comienza a reducirse el espesor de la corona intermedia -los problemas de salud más complejos y no tan fáciles de revertir-. Esto es lo que se representa con la Situación 2 del Esquema 9, lo cual lleva a una utilización más eficaz de los recursos disponibles y a gestiones político-administrativas más eficientes en el campo de la salud. La segunda consideración -del peso preponderante de lo biológico se ha pasado a una fuerte predominancia de lo psicosociocultural- llevaría a un análisis pormenorizado de lo que encierran los conceptos de ambiente humano y estilos de vida, lo cual no sería pertinente en el presente trabajo. No obstante, requiere hacer unas breves observaciones generales que fundamenten la afirmación con respecto a que la naturaleza de estos dos componentes es psicosociocultural. Con respecto al componente estilos de vida no es necesario abundar en detalles dado que los comportamientos que configuran los particulares y diferenciados estilos de vivir de la gente -uso del tiempo de ocio; hábitos de interrelación humana en los entornos sociales; hábitos alimenticios y de uso y abuso de substancias : Emergente de salud positiva : Emergente de enfermedad totalmente evitable : Emergente de enfermedad dificultosamente evitable : Emergente de enfermedad inevitable Imperativo ético-profesional Imperativo de desarrollo nacional Imjperativo cientificotecnico SITUACIÓN 1 SITUACIÓN 2 61 tóxicas; alternancia del tiempo de trabajo, ocio y sueño; etc.-, dependen de una serie de variables tales como las representaciones sociales, los sistemas valorativo-actitudinales, los sistemas de significación de la realidad circundante, los sistemas de atribución, los procesos de socialización y de influencia social, etcétera. Estas variables son, indudablemente, de naturaleza psicosociocultural. Por otra parte, el componente ambiente humano queda definido casi en su totalidad por los mismos factores o variables mencionados con relación a los estilos de vida; con la diferencia que en este caso no configuran comportamientos, sino que configuran las condiciones del ambiente a través de los comportamientos humanos. Frecuentemente se hace referencia a la contaminación fisicoquímica, biológica, etcétera, del ambiente -humos con substancias cancerígenas y otras substancias patogénicas, ruido, substancias radioactivas lanzadas al ambiente sin ninguna precaución, substancias venenosas y de alta peligrosidad, existencia de animales silvestres o domésticos mal cuidados que son vectores de enfermedades, etc.-, pero sistemáticamente se pasa por alto que esos contaminantes están presentes como consecuencia de comportamientos humanos. En otros casos son los comportamientos relacionados con la higiene del hábitat lo que le otorga capacidad de daño a un vector animal, siendo también la falta de medidas de previsión y preventivas las que aumentan el daño ocasionado por desastres naturales o producidos por acciones humanas criminales -por ejemplo: falta de recursos humanos adecuadamente capacitados en psicología y medicina de desastres para operar en casos de catástrofes y falta de organización previa de equipos de socorristas-. Los estilos de vida, al igual que los comportamientos ambientales que frecuentemente forman parte de ellos, segmentan a la sociedad porque los estilos implican una tipología de no muchas categorías -por ejemplo, en Francia, el Segos MacroTest detectó en la década de los 80 diecisiete corrientes culturales o estilos de vida en todo el país- y en su conjunto agrupan a toda la sociedad, quiere decir que cada estilo involucra a un número considerable de ciudadanos. Esto permite que las acciones tendientes a transformar o mantener los entornos humanos como espacios salutógenos9 modificando o reforzando estilos de vida y/o comportamientos ambientales tengan un fuerte efecto multiplicador, lo cual aumenta la eficacia -capacidad resolutiva- y la eficiencia -bajo costo relativo- de las acciones de salud desarrolladas en relación con estos dos componentes. 9 El concepto de espacio salutógeno es de Aarón Antonovsky.
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