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Fiorini, H Exploración de la situación, como una modalidad de abordaje enpsicoterapias

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Héctor Juan Fiorini 
Estructuras y abordajes 
en psicoterapias 
psicoanalíticas 
' 
Daniel A. Castillo S. 
PsimlCllY Cllnica • Pslcoterallil 
V 11.271.693 / FPV N'l7.340. 
Ediciones Nueva Visión 
Buenos Aires 
EXPLORACION DE LA SITUACION COMO 
UNA MODALIDAD DE ABORDAJE 
EN PSICOTERAPIAS* 
He pensado trabajar hoy con ustedes un tema que denom iné: 
"Exploración de la situación como una m odal idad de abordaje en 
psicoterapias". Voy a part ir de relatarles un caso clínico basado en 
un m aterial con el que trabajamos hace pocos meses en un hospital 
de la Capital Federal. Ese caso fue relatado por la terapeuta que lo 
' atiende en unas páginas y con esas páginas trabajamos con el 
equi po de Psicopatología del F .Jl icl ínico Ferroviario de Buenos 
Aires, en un ateneo clínico. 
Mi idea es, a part ir de esos datos iniciales, mostrarles cómo 
podemos pensar todo caso clínico en tém1inos de "situación". 
¿Qué quiere dec i r situación? ¿Cómo entender una si tuación? 
¿Qué tipo de aportes podemos articular actualmente, para pensar 
u na situación en términos teóricos? Y a la vez: ¿Qué derivaciones 
clín icas? ¿ Qué derivaciones estratégicas, qué consecuencias técni­
cas se extraen de esa comprensión teórica y clínica del paciente en 
situación? 
Elijo un m aterial c l ínico, como podría elegir muchos otros; les 
d iría, casi al azar. 
En esta Jornada, donde ustedes trabajan sobre adultos y ge ron tes, 
pienso que la noción de situación es particularmente importante 
dado que, en ciertas etapas evolutivas, por ejemplo en la situación 
*Conferencia central dictada en las V I lomadas Platenses de Psicología. La Plata 19 
de septiembre de 198 1 . 
) 
1 39 
del pac iente geronte, casi es i nev i t abl e ahorclar una consu l t a c l ínica 
en ténn inos de s i tuación. 
En los adul tos en algunos casos, es posible h acer u n c ierto 
recorte, de modo que u no piense en u n aclul lo en ténn i nos de un 
indiv iduo, de aparato psíq u i co individual, pero no s i em pre es 
fact ible t al recorte. Cuando lo es. al lí p reci samente cabe preguntar­
se qué distorsiones i n t roducimos con ese recort e. 
Un t i po de consul t as con frecuenci a v i st as en t ém1 inos de 
si t u ación, son aquel l as q ue tradicionalmente se l laman "si tuac io­
nes de c ri s is". Me interesa hahlar de s i tuac iones de cris is y he 
tomado un caso c l ínico donde tenemos varias s i t u aciones de cri si s 
superpuestas, por c u anto l a s i t uación de crisis plantea numerosas 
dem andas de aho rclaje técnico q ue son part iculares para enfrentar 
los dinam ismos propios de la c ris is . 
Por ot ro lacio t ienen un gran interés teórico porque pensar en 
profundidad s i t u ac iones de c ri s i s perm ite com prender "si tuac io­
nes", pem1 i t e com prender cómo el ps iquismo funciona en si t ua­
ciones, se instala en s i tuac iones. apoya perm anentemente o pierde 
apoyos. en las s i t u aciones en que est á involucrado. 
En ese sent ido, a lo largo de m i s comentarios hahlaré una y ot ra 
vez de situación de crisis o bien de situación en general, q ue 
i nvol ucra a l a de c ri si s . 
V o y a comenzar leyéndoles el rel ato del m at e rial c l ínico que m e 
l legó a m í. escri to por l a t erapeuta, u na psi có loga de 28 años que 
at iende a la pac iente en el servicio de Psicopatología del Hospit al 
Ferrovi ario de Capi tal Federal . Todo lo que l es voy a dar es el 
material textual que recibí para pensar el caso. A part i r de 
ese m aterial textual t rat aré de darles alg unas ideas, fo nnas ele 
pensar el caso en térm i nos a la vez de est ruc t u ra i nt rapsíquica y de 
si t uación. 
"Se t rata de una pac iente de 5 1 años que me es derivada--dice 
la terapeuta- por la psicóloga con q uien real i zó psicot erapia 
du rante seis meses. Este había sido el plazo acordado ent re am bas 
desde el princi pio, ya que la terapeut a sabía que m :1s o menos por 
ese t iempo dejaría de concurri r al Servicio. 
Al caho de ese t iempo tengo la primera entrev ista con la 
pac iente. Es una m ujer alta, delgada, correct amente vest ida. 
140 
Transcribo mis registros de esa primera entrevista real izada en 
enero de este año. Le pido a la paciente que me relate con sus 
pal abras lo que le o_curre: 
P: Estoy m uy caída, no tengo ganas de nada, estoy muy deprimida. 
Me afectó m ucho la m uerte de mi hermano; éramos m uy unidos. 
Además, soy viuda desde hace siete años y soy el único apoyo de 
mi suegra y mi madre, que son viejitas y viven conmigo. 
T: ¿ Vive con algujen más? 
P: Tengo un hijo de 26 años que se casó hace tres meses, y otro de 
20 que es soltero y vive en casa. 
T: ¡,Qué pasó con su hermano'! 
P: Mi hermano era muy vital, alegre como era yo. El año pasado, 
es decir, en el 79. se le declaró cáncer de pulmón. Yo estaba 
trabajando, lo iba a ver siempre, pero durante siete meses le ocul té 
la enfermedad de él a mi mamá. Fue un esfuerzo tremendo. El 
falleció en agosto del 79. y en oct ubre a m í me hicieron una 
mastectom ía, tenía cáncer en el pecho. Me repuse físicamente, 
pero caí en un pozo depresivo. Estuve un año sin trabaj:ir, hasta que 
me enviaron a hacer psicoterapia aquí. Mejoré. Desde octubre 
estoy trabajando, aumenté seis kilos de peso. volví a tener deseos 
de arreg larme. Pero ahora me siento decaer otra vez. ¡,Qué podrá 
ser? Yo creo que estas fechas, las fiestas de fin de año me ponen 
mal , adem:ís me resulta intolerable vivir con mi mamá y mi suegra. 
No les tengo paciencia. Mi mamá tiene un poco de arterioesclerosis, 
mi suegra tiene chochera. Las dos están solitas todo el día 
esperando que yo l legue de trabajar y les cuente cosas. Pobres, yo 
las entiendo. pero yo llego a casa y no tengo ganas de nada y me 
siento mal. porque pienso que yo debería tenerles más pac iencia. 
Pero sobre todo, lo que no puedo aceptar es la m uerte de m i 
hermano. S uperé l a de mi padre, l a d e mi esposo, pero ésta no. Creo 
que ni aún si se me m uriera un hijo, yo sufriría tanto. 
T: ¿ S u hermano era soltero? 
P: No. El era casado, tenía tres hijos. La esposa de él tenía m uc hos 
celos de la re lación que había entre nosotros dos. Pero desde que 
él murió. ella cambió mucho con migo. Se volcó a m í. me quiere 
proteger; así que yo pienso que ella antes era más fría con migo 
porque estaba celosa. 
T: Usted me dijo que había comenzado a superar la depresión . 
¡,Desde cuándo se siente caída otra vez'! 
P: Desde hace tres meses más o menos. 
) 
14 1 
T: ¿Qué pasó hace tres meses? 
P: B ueno, hace tres meses se casó mi hijo. 
T: ¿ No es eso lo que la tiene mal? 
P: No. Yo lo tomé bien. No creo que sea eso, no sé. Además 
últimamente me preocupo m ucho por m i enfermedad. Pienso 
cosas raras, que me voy a volver a enfermar. Tengo pesadillas, me 
despierto llamando a mi hermano. 
El estilo de la paciente es el de relatar detallada y ordenadamente 
los acontecimientos. Cumple con su trabajo, con su casa, pero 
quisiera no hacer nada, ni ver a nadie. Reconoce que es ella misma 
quien ha habituado a los demás a que ella es el eje de la familia. Y 
lo ha sido aun cuando su esposo vivía. El marido murió en el año 
73 de cáncer de los ganglios. 
Se siente abandonada por los hijos. Se queja de que el hijo 
casado no es capaz de llamarla por teléfono ni una vez en largas 
semanas y de que su hijo menor está de novio y no le presta 
atención ni a ella, ni a las abuelas. 
Es muy responsable en su trabajo. Es muy apreciada. Se siente 
abrumada por la carga que significa tratar de alegrar o darles los 
gustos a su madre y a su suegra, que tienen 80 y 83 años, dándoles 
conversación cuando llega del trabajo, o visitando algún pariente 
en el fin de semana en representación de la madre, quien por 
motivos de salud no puede ir y que por lo tanto le sugiere que vaya 
ella. La paciente va sin ganas, para complacer a su mamá de quien 
piensa que tal vez no vaya a vivir mucho; por lo cual siente que no 
puede dejar para más adelante el tratarde complcicerla. Por 
momentos pierde la paciencia con la madre, y le contesta algo 
abruptamente, cosa que luego se autorreprocha. Vamos a ver cómo 
relata la paciente su relación con su esposo y con su hemrnno: 
142 
P: Me casé a los 21 años, había estado de novia desde los 1 6. 
Cuando me casé nos fuimos a vivir a otro lado, pero a los n ueve 
meses volvimos porque mi marido, a los tres meses de casados, 
dejó el trabajo. El quería ponerse por su cuenta, no quería trabajar 
en relación de dependencia. Quería poner una fundición, pero sin 
contar con capital. ni nada de nada. Total, él tenía el puchero 
asegurado porque yo trabajaba. Después yo fui descubriendo que 
él mentía m ucho. El decía que tenia un empleo, salía todas las 
mañanas de casa, traía dinero, hasta que una vez me dijo que iba 
a Mar del Plata por tres o cuatro días; yo estaba embarazada de 
siete meses. A mí me pareció m uy bien, pero c uando mi fam ilia 
se enteró, le dijeron a mi mamá que mejor sería que Antonio pagara 
primero las deudas. Mi mamá empezó a averiguar y lo que pasaba 
era q ue él no trabajaba y la plata que traía era plata que pedía 
prestada a mis familiares. El casi no tenía familia. Para darme a m í, 
para que yo no sufriera. Cuando fui al l ugar donde él me había 
dicho que trabajaba, el patrón me dijo que m i marido era una buena 
persona, pero m uy cabeza dura. Que se empeñaba en trabajar por 
su c uenta, y eso no andaba. El decía que era una lástima, porque 
Antonio era m uy trabajador. Tenía una gran habilidad manual 
como fundidor, como pintor, todo lo que fuera trabajo con las 
manos. Cuando mi marido vio que yo sabía todo, dijo que iba a 
buscar trabajo. Yo le dije que claro que iba a buscar trabajo, porque 
si no, se iba de casa. Además Je dije que el patrón iba a tener que 
venir a casa para decirme que lo había empleado y cuánto iba a 
cobrar de sueldo, porque yo ya no podía creerle nada. Y vino el 
patrón a casa y yo estaba colorada desde los dedos de los pies hasta 
la cabeza, pero es que yo ya a él no le podía tener más confianza. 
Así que estuvo trabajando en esa fábrica hasta que la fábrica cerró. 
Después de eso consiguió trabajo como changarín, pero no era 
efectivo, así que cobraba c uando había trabajo y cuando no, no. 
Después ya se enfermó, empezó a andar mal y al final tuvo que 
dejar de trabajar. A pesar de todo, yo a mi marido lo quería. El era 
trabajador, no era un vago. El trabajó m ucho con mi hermano. Mi 
hermano siempre decía que era tan bueno trabajando que era una 
lástima que no se ubicara, porque podría irle tan bien. Y c uando 
mi esposo se enfermó, se amargaba tanto por no poder traer dinero 
a casa, se sentía una carga para mí. Así que yo fui a la empresa 
donde él había estado trabajando, a pedir que hicieran como que 
m e daban el sueldo de él en un sobre con membrete de la empresa 
para que él lo viera y que yo les firmaba pagarés así después, más 
adelante, yo les iba a ir devolviendo el dinero. El se puso tan 
contento. Cuando mi hermano después me dijo que qué bien se 
habían portado en la empresa que igual le pagaban el sueldo, yo 
le contesté q ue sí, pero qué lástima que yo había tenido que 
arrastrarme para pedir el favor y que el gerente era un m iserable 
porque bien sabia él cómo mi marido, estando ya m uy enfermo, 
iguai iba a trabajar; que no podía tenerse en pie, pero igual no 
quería faltar. Así que lo menos que le deseé a ese hombre, es que 
143 
le dé un cáncer en la lengua. Y esa vez m i cuñada, que también 
estaba, me dijo que yo me había portado muy mal como esposa 
porque lo había degradado a mi marido, al ir a pedir eso a la 
empresa. Yo lo h ice sólo pen sando en la alegría que Je daba a m i 
esposo; pero se m e quedaron grabadas las palabras d e ella. A m í 
me costó m ucho hacerlo. Igual que cuando vino el patrón d e él a 
casa, pero yo no tenía otra salida. Pero todo eso ya pasó y él a m is 
padres n unca les faltó el respeto. Además como era hijo ún ico, él 
se apegó m ucho a m i hermano: eran como hermanos. Mi hermano 
nunca intervino en los problemas entre nosotros dos: decía que no 
quería interferir; y yo internamente se lo reprochaba. ¡,Cómo, él , 
no me defendía? Pero yo sospechaba que él lo hacia a trast ienda . 
Yo creo que como en m i pareja yo no tuve apoyo, vi en mi hermano 
al hombre que me hubiera gustado para pareja. El las pasó difíciles. 
pero la m ujer de él nunca trabajó. Ella podía apoyarse en él. Yo 
hubiera querido que mi esposo, fuera como él. 
Una página más y tcnn ina el relato que me presentaron en el 
ateneo. 
144 
La pac iente al ser interrogada acerca del comienzo de su decai­
oüento. lo relaciona con la época en que su padre estaba enfermo, 
en el aiío 75. El fallecimiento del esposo había ocurrido un afio 
antes. Su relato de Ja enfennedad del padre es el relato del 
agotam iento físico de el la, al ser la que se hacia cargo de la 
situación en el sanatorio, al m ismo tiempo que continuaba traba­
jando y atendiendo su casa. No menciona sentim ientos de ningún 
tipo: sólo habla del cansancio. Sin hacer reproches man ifiestos, 
menciona que el hermano confiaba en que ella estaba siempre con 
el padre, y se desentendía un tanto de la sit uación: si bien siempre 
estaba dispuesto si había que trasladar al padre, por ejemplo. 
En el relato de las cosas que e lla siente que le afectaron , sigue una 
panereatitis, que la tuvo en cama casi dos m eses. Luego, la 
menopausia, momento en que recurrió a la acupunt ura que, dice, 
"me ayudó m ucho anímicamente: me levantó". 
En tre diciembre del 78 y enero del 79 se declaró la enfermedad 
del hermano y ella estaba convencida de estar enferma. ya que 
éste era el significado que ella atribuía al cansancio que sentía 
entonces. 
Por las dudas se h izo hacer análisis de sangre y orina en dos 
lahoratorios a la vez. Amhos resultados dieron hien y el médico 
que la trataha dijo que el la estaha mal por la enfermedad del 
hermano. Comenzó en ese momento c;on u n tratam iento de apoyo 
psiqu iátrico. y fue medicada con un antidepresivo (Tryptanol). 
Luego. en agosto del 79 murió el hermano y en octuhre le h icieron 
a el la la mastectomía. 
La paciente no duda en (}firmar q ue lo que no puede superar es la 
m uerte del hermano. "Yo sé que si me estuviera pasando todo esto, 
pero estuviera él. él me apoyaría". Y prosigue. "Tal vez lo que 
pasa. es que no encontré en quién apoyarme. Si yo encontrara en 
qu ién apoyarme como en él. pero mis hijos son m uy jóvenes. ¿en 
quién me voy a apoyar'?". 
Hay un úl t imo relato. no muy largo, y vamos a empezar a 
t rabajar sobre este material. 
Síntesis del tratamient<-J entre enero y J)mio de este año ( 1 981) 
Tuvimos tres entrevistas en enero, época en la que esta ha deprimi­
da . Interrumpimos en fehrero por vacaciones. Tuvimos dos entre­
vistas en marzo. época en la que estaba más animada. con la 
perspectiva de un viaje de vacaciones en un tour a B rasil . Durante 
el viaje lo pasó relativamente bien. Se decidió incluirla en u n 
grupo terapéutico d e pacientes neuróticos d e amhos sexos, d e u n a 
edad similar a la suya. E n ese grupo estaba y o misma. trabajando 
en coterapia con otro profesional médico. La paciente asistió a dos 
reun iones. l uego de las cuales pidió una entrevista a solas conm igo 
y planteó q ue se sentía muy incómoda porque tenía relación de 
trabajo con familiares muy directos de varios de los pacientes del 
grupo: y sentía que no podía l legar a contar sus prohlemas. 
tem iendo que l legaran a conocerlos en su trahajo. Tam hién le 
incomodaha oír quejas de sus compañeros de grupo acerca de 
personas a las que ella conocía. y apreciaba. Como era el hijo de 
una paciente. a quien el la aprec ia. "No es que quiera hacerme la 
exquisita. pero me siento m uy incómoda". Aceptamos sus razones 
y por el momento han proseguido entrevistas individuales sola­
mente. Actualmente cst:í deprimida, nunque algo menos. 
Había dejado de tomar medl<;ac;ión porque se le habfa acahadoy 
) 
145. 
estaban ocupados los médicos que le dan las recetas. Desde hace 
dos semanas volvió a tomar la medicación; igualmente se siente 
desganada desde que se despierta. No siente deseos de ir a trabajar 
"Quisiera estar tirada todo el día en la cama y sería feliz. O tal vez 
me hará mal eso, no sé; pero no quiero ir a trabajar, voy porque 
tengo que ir". 
Acá se agrega un último dato que luego voy a destacar. 
La deprime el cl ima que hay en la oficina y en la empresa en 
general. A veces se ve obligada a realizar tareas de jerarquía 
inferior a la suya y esto la deprime m ucho. Le afectó m ucho el 
cambio de jefe, ya que tenía una excelente relación con éste. 
La aclaración que me hizo la terapeuta en el ateneo es que lo que 
ocurre es que en la empresa ferrocarriles donde esta mujer está 
empleada, empezaron a despedir personal y en la época en que ella 
plantea esta ida del jefe, el jefe fue parte de la gente que se empezó 
a despedir en el mes de junio, y han despedido a otras empleadas 
de la misma oficina. La paciente describe todo esto como un clima 
muy persecutorio, muy enrarecido. 
Este es el material clínico con el que yo pude empezar a pensar 
esta situación. Trataré ahora de comentarles aspectos que me 
importan para un abordaje clínico de la paciente en su situación. 
Quisiera destacar un primer nivel del diagnóstico que llamaré 
diagnóstico clínico. Desde un punto de vista clínico podríamos 
decir que ésta es una consulta por un cuadro de depresión ante una 
convergencia de situaciones de crisis. Es decir, la depresión es 
reactiva a una acumulación de situaciones críticas que se han ido 
encadenando. 
La referencia a crisis acentúa el aspecto reactivo de la depresión. 
Los datos que tenemos muestran que cuando esta paciente puede 
sal ir en alguna medida de la situación, como le ocurrió con cierta 
ayuda terapéutica y en un viaje por B rasil , su depresión se alivió 
mucho. Pudo disfrutar del viaje a B rasil . 
Esto no ocurriría en cuadros depresivos con mayor peso de los 
componentes endógenos y s i , es bastante típico, de una situación 
clínica de depresión reactiva. En un nivel caracterológico entendi-
146 
do en ténninos psicodinámicos podemos pensar que se trata de una 
personalidad obsesiva tal ve:l con rasgos histéricos subyacentes, 
que se encuentra en estado de desorganización. 
Yo diría que esta mujer presenta reacciones depresivas ante 
numerosos duelos. Algunos de ellos podríamos pensarlos como 
duelos patológicos, por la intensidad de la depresión que inducen. 
Esos duelos, a un nivel psicodinámico profundo, implican proba­
blemente, para esta estructura obsesiva con elementos histéricos 
subyacentes, toda la problemática de la castración. 
En la historia de esta mujer hay muchos indicios de una 
estructura fálica omnipotente: la que carga con todo, la que asume 
todo y lidera todo. Esa historia es la de un asentamiento de esa 
estructura fálica omnipotente en grupos que sucesivamente le han 
pennitido funcionar en ese rol. Para esa historia estas pérdidas 
funcionan como sucesivas efectuaciones de experiencias de castra­
ción que esta mujer no puede elaborar, no puede tolerar. Hasta acá, 
algunos diagnósticos psicopatológicos en varios niveles: clínico, 
caracterológico, psicodinámico a un nivel profundo. Diría, varios 
' diagnósticos vinculados con la clínica psiquiátrica y en particular 
con una lectura psicoanalítica de esa clínica. 
A partir de estas lecturas diagnósticas individuales quiero pasar 
a destacar de qué manera estas estructuras que estan10s diagnosti­
cando en un individuo deben ser pensadas en situación. 
Digo deben, aunque es opcional, podemos o no pensarlas, pero 
creo que deben ser pensadas para enriquecer nuestra manera de 
comprender cómo funcionan los conflictos profundos en esta 
mujer, y también para entender diferentes maneras de aproximar­
nos en ténninos terapéuticos, es decir para fundamentar diferentes 
maneras de ayudarla. 
La situación que vive esta mujer puede ser pensada como una 
acumulación de situaciones de crisis, con una actual acumulación 
de elementos de crisis. Una manera de profundizar la estructura de 
esta situación, es pensarla como un espacio en el que están 
convergiendo di ferentes series causales, diferentes series de fenó­
menos que van configurando la situación critica. 
Voy a mencionar varias series y después voy a tratar de 
aclararlas. 
Pienso en una serie corporal , pienso en una serie familiar, 
147 
pienso en una serie l aboral, pienso en una serie evolutiva, pienso 
en una serie prospectiva, pienso en una serie social (llamándole 
social a las referencias que la paciente hace u omite en cuanto a 
otros vínculos dist intos de los que fom1an su grupo primario). 
Voy a ir comentando brevemente cada una de estas series. La 
noción de serie puede ser remit ida a lo que Freud l lamó series en 
su postulación de las "series complementarias" en la etiología. 
Para fonnular concept ualmente la noción de serie: se t rata de 
una clase homogénea de fenómenos que responden a c ierta lega­
l idad, a cierto encadenamiento causal que es propio de esa clase de 
fenómenos; por eso digo serie corporal , porque rem ito a una serie 
de encadenamientos causales, que t ienen que ver con el cuerpo 
biológico también; que son distintos en cuanto a clase de hechos 
de otros. a los que l lamo serie fam il iar. 
Cuando digo serie corporal me refiero a la historia del cuerpo 
de esta m ujer con todas sus resonan c i as inconscientes y 
fant asmát icas. Al l í hay una historia en l a que se van encadenando 
pancreat i t is, menopausia, diagnóstico de cáncer de glándula 
m amaria, intervención quirúrgica sobre ese cáncer, convalecencia 
y segu imientos posteriores a esa intervención. Todo eso es una 
serie de l as que podemos encarar para pensar l a situación. 
En la serie famil iar, me incl ino a pensar cómo se van encadenan­
do las muertes del m arido, del padre, del hemiano, la vejez, ya m uy 
avanzada, de la m adre y de l a suegra, el casam iento del hijo mayor, 
el noviazgo del hijo menor "que ya casi no está en casa". Allí hay 
un encadenam iento de sucesos que hacen a esa otra clase homogé­
nea de fenómenos que llamo las dinám icas de un grupo fam il iar a 
lo largo del t iempo; con sus movim ientos, sus pérdidas, sus 
cambios, sus reest ructuraciones. 
Cuando menciono una serie laboral, me refiero a que tenemos 
que invest igar qué pasa en esta empresa, cuál es la realidad de esta 
em presa que está despidiendo gente, cuál es la inserción de esta 
m ujer en esa est ructura l aboral. cuál es su rol. ¿Esta mujer va a ser 
despedida? (en cuyo caso la situación global se va a hacer aún más 
c ri t ica) o , por ser muy apreci ada va a ocupar el lugar de los que no 
son despedidos (y en t ai caso, la posición de esta m ujer ¿va a ser 
culposa, m uy conllictiva?). De cualquiera de esas m aneras, c reo 
que si nos ponemos a invest igar qué ocurre en esa empresa, 
148 
podremos entender mejor una de las series que están constru yendo 
la situación actual . 
Cuando digo investigar, me refiero a que si l a paciente no t rae 
espontáneamente en sus comunicaciones todos los detalles de lo 
que hace a una institución, es decir a una empresa laboral, creo que 
nosotros técnicamente tendremos que ir a la búsqueda de esos 
datos. Porque es posible que la mujer se quede en el relato de que 
"hay un clima enrarecido" y después se ocupe m ucho m ás de 
quejarse de la suegra. de la m adre o de su vida deprimente. En este 
punto destaco que utilizamos el pensamiento psicoanalít.ico pará 
diagnost icar elementos de la situación; pero además este abordaje 
supone trabajar con inst rumentos técnicos que no provienen del 
método clásicamente llam ado psicoanalítico. 
En ese sentido. técnicamente. uno de los elementos que yo 
introduciría uniéndolo y potenciándolo con todo lo que la técnica 
psicoanal ít ica estándar ha podido ir enseñando. es la idea de que 
hay que averiguar mucho. hay quepreguntar m ucho; yo no puedo 
quedarme con lo que el material espontáneo del paciente me está 
diciendo, por m ás que jerarquice, como efectivamente jerarquizo, 
la i mpon ancia de la palabra espontánea del paciente. Creo que es 
necesario. para un abordaje clínico e fectivo en psicoterapias, tener 
en cuent a a Ja vez, Ja imponancia de la palabra espontánea del 
paciente y la importancia de una investigación act iva nuestra. 
Como momentos alternantes en la tarea clínica; como momentos 
destinados no a oponerse, sino a encadenarse. 
Cuando pienso en la serie evolutiva, me refiero a pensar l a 
problemática de l a vida de una persona que t iene ahora 5 1 años, y 
que viene pasando por etapas c ríticas, entendidas desde una 
psicología evolut iva. Esta mujer empezó con una serie de pérdidas 
y además vivió la menopausia, sólo con el cambio fundamental 
evolutivo que supone la menopausia, ya esta m ujer tenía m ucho 
para elaborar; pero se fueron agregando pérdidas de modo tal que 
para ella ya la sit uación evol utiva menopáusica empezó a ser una 
situación de di fíci l elaboración. Y en este momento, con la 
acumulación ele elementos críticos que está viviendo, lo que esta 
m ujer vive es como una falta de horizonte; es como si el resultado 
de todas estas pérdidas fuera esta conclusicín: "aquí lo único que 
me queda es envejecer con las viejas". De hecho, parece que la vicia 
) 
1 49 
que ella hace es actuar identificada con estas dos mujeres viejas, a 
las que se siente obligada a salvar de la tristeza de la vejez. Esta 
mujer no puede imaginarse la juventud posible en un cuerpo de 5 1 
años. Por eso la serie evolutiva me remite a otra serie contigua que 
les propongo pensarla como serie prospectiva. 
En la serie prospectiva uno se pregunta si el conjunto de 
elementos que constituyen la situación de un paciente conduce a 
configurar un proyecto o bien ha llevado a una abolición de 
proyecto, a una aniquilación de proyecto. 
Pensando en esta serie prospect iva es que notamos en el caso de 
esta mujer el vacío de proyecto. Esta mujer vive para el pasado o 
vive para el futuro negro de la vejez que va a empeorar, de la madre 
y de la suegra o de su propia vejez o de la posibilidad de recidiva 
en el tumor que le extirparon. Esta mujer no parece poder vislum­
brar alguna alternativa que sea proyecto. 
Cuando digo proyecto tomo en cuenta cierta conceptualización 
más enfatizada por los autores existenciales; dentro de un momen­
to voy a hablar de Sartre y la noción de proyecto; creo que es una 
noción muy importante para nuestra clínica, y que requiere mayor 
elaboración teórica porque creo que en el proyecto intervienen 
tanto las dimensiones inconscientes que investiga el psicoanálisis 
(el campo de las idealizaciones, el campo de las ident i ficaciones, 
toda una serie de dinámicas inconscientes) como también las 
posibilidades que la conciencia le presenta al su jeto en cuanto a que 
hacer de su vida, desde cada etapa hacia adelante. 
En la última de las series que enumeré, lo que llamé serie social; 
también hay una ausencia, pero me importa pensarla precisamente 
para pensar la ausencia. 
No hay referencias de esta mujer a otros grupos, a otras 
personas, salvo las de su familia y la referenci a al trabajo. Esta 
mujer está socialmente aislada en principio. Y ese aislamiento 
social es otra de las series que configuran la situación crítica 
deprimente de esta mujer. Pensada como situación social de 
aislamiento, se nos va a presentar también como cuestión pregun­
tarnos si podemos abordar clínicamente por allí la situación. 
Voy a introducir en este listado una séptima serie. No lo hice 
antes para no acumular más expectativas en el primer esbozo de la 
si tuación, pero la introduzco ahora porque es una serie de fenóme-
150 
nos que nos interesan en la clínica, ya que se agregan a los que 
enumeré hasta ahora. Le voy a llamar la serie de los fenómenos 
clínicos, en términos de clinicopsiquiátricos. 
En la serie de estos fenómenos clinicopsiquiátricos lo que nos 
planteamos inicialmente es ¿qué ocurre con el nivel de angustia de 
esta mujer?, ¿qué ocurre con la intensidad de la depresión?, ¿qué 
tipo de interferencias pueden hacer estos niveles de angustia y 
depresión con las capacidades elaborativas de esta paciente? 
Ese diagnóstico es importante porque de ese diagnóstico se va 
a derivar. por ejemplo, la importancia de medicar. Si el abordaje 
clínico en este caso se hizo con medicación, yo supongo que es 
porque se evaluó que la intensidad de la angustia y de la depresión 
de esta mujer no permitían hacer un trabajo elaborativo. dado que 
sus capacidades yoicas, con las que es necesario trabajar en toda 
psicoterapia, estaban interferidas por la magnitud de estos sínto­
mas. De modo tal que allí la medicación sedante ansiolítica o 
antidepresiva, o la combinación de ansiolíticos y antidepresivos, 
' van a funcionar como la entrada en la situación, a través de una 
serie, que en un momento dado es prioritaria, prioritaria para que 
pueda haber otros abordajes concomitantes. 
Miradas así en conjunto, estas series que llamé corporal, 
familiar, laboral, evolutiva, prospectiva, social y clinicopsiquiátrica 
presentan una serie de cuestiones interesantes. Una de ellas es la 
siguiente: el aparato psíquico circula por todas las series. Yo dióa 
que el diagnóstico que hice de esta mujer en térm inos de síndrome 
depresivo-reactivo, caracterología obsesiva con elementos histéri­
cos, dificultades para elaboraruna experiencia o muchas experien­
cias de castración, todo eso que hace al aparato psíquico de esta 
mujer, circula por todas las series, gesta todas las series que 
menciono. Lo que ocurre es que este aparato psíquico solo no gesta 
ninguna de las series, sino que todas las series son a la vez 
construidas desde su aparato psíquico y desde otras zonas de la 
re�idad, que son coproductoras con ella de cada una de estas 
series. Dióa, el cuerpo, en la serie corporal, el cuerpo biológico, 
que responde más o menos a una situación de duelo patológico, tal 
vez a una situación de identificación con el hermano que apareció 
primero con cáncer y que, desde las investigaciones que se vienen 
haciendo acerca de componentes psicógenos del cáncer, posible-
1 5 1 
mente jugó como una codetem1inación. Posiblemente es necesario 
algún duelo patológico para pensar (a título de h ipótesis) en una 
psicogéncsis del cáncer y también es necesario pensar el cuerpo 
biológico. cuyos m etabolismos pcm1itcn ese t i po de psicogéncsis. 
De modo que, si yo digo serie corporal , no estoy pensando sólo en 
tém1 inos psicológicos o psicoanalíticos. Estoy pensando en el 
punto de encuentro entre algo que el psicoanál isis puede l lamar 
con todo derecho realidad psíquica, y otros n iveles ele realidad 
como la de moclalicladcs biológicas de reproducción celular. 
Así como digo realidad clcl cuerpo en esta serie corporal. digo : 
la realidad el e la dinámica el e un grupo e n e l caso d e la serie famil iar. 
porque esa fam il ia no va siendo sólo el campo ele las proyecciones 
dCI aparato psíquico de esta mujer. Hay un acontecer famil iar que 
es el encadenam iento ele las proyecciones ele ese aparato psíqu ico 
con el encadenam iento de l as proyecciones de los otros m iembros 
clel grupo y todos los ent recruzamientos que allí se gestan en algo 
que podemos llamar dinám ica de un grupo a lo l argo del t iempo. 
De la m ism a manera, cuando digo serie laboral . comprenderán 
(y la situación de crisis que estamos viviendo en el país lo hace cacla 
vez más evidente) que tenemos que pensar. a la vez. en las maneras 
en que este aparato psíquico. t odas las modal idades de conducta de 
esta mujer, se insertan en un grupo ele trabajo y generan una historia 
de t rabajo, pero, además. situación l aboral está diciendo dinám i ­
ca d e u n a i nst i tución laboral , dinámica d e la crisis social del país, 
y de que manera se ent recruzan para producir efectos muy particu­
l ares.La crisis de este país, la crisis ele esa cm presa. la crisis de ese 
sector ele l a cm presa. y todas las proyecciones que esta mujer hace 
como dcpositacioncs de su aparato psíquico en esos conjuntos de 
encadenam ientos causales. 
De modo tal que con ese t ipo de enfoque que estoy desarrollan­
do, lo que destaco es que, para pensar una sil uación. y digo que para 
pensar en la paciente es necesario pensar en su situación también, 
para pensar esa situación necesitamos de los fundamentos de J a 
psicología y e l psicoanál isis; necesitamos d e los aportes de la clí­
nica psiquiát rica. pero además necesitamos pensar diversos órde­
nes de realidad que van sucesivamente art iculando c írculos con­
céntricos alrededor de esta paciente. 
Tenemos que pensar en grupo. tenemos que pensar en aparato 
152 
psíquico, tenemos que pensaren inst i t uciones , tenemos que pensar 
en un país en crisis, tenemos que pensar en un cuerpo biológico. De 
lo cont rario, no vamos a entender Ja situación actual de esta m ujer 
y no vamos a saber bien por dónde podemos ayudarl a, por cuántos 
lados podemos entrar a ayudarla en su si tuación. 
Este panorama de despliegue de series, esta concepción de la 
situación me pem1iten pensar en una diversidad de posibil idades 
de abordaje estratégico y técnico. 
Primero, agregaré que, en una situación en crisis como ésta, la 
creación de un vínculo terapéutico, la creación de un vínculo capaz 
de ofrecer cont inencia, es posiblemente la creación de una nueva 
serie en la situación. 
Es deci r, hasta que la paciente consulta, tenemos esas siete 
series resonando, convergiendo entre sí y potenciando sus e fectos 
depresores y angust iosos; pero posiblemente la creación de una 
relación terapéutica capaz de crear un vínculo continente, es decir, 
una relación que ofrezca condiciones reales ele cont inencia, se 
int roduc i ría como una nueva serie, tal vez novedosa con respecto 
' al sentido que venían asumiendo tocias las demás series que 
configuraban la si tuación. 
Esta mujer lo est á diciendo todo el t iempo, dice que no agu anta 
m ás, que nadie puede cargar con el la, que ella carga con todo y que 
nadie la puede escuchar. Posiblemente el primer elemento impor­
tante para abordar la si tuación ele esta m ujer está dado por el hecho 
de que esta psicóloga configura con ella una relación cont inente y 
esta i ntervención terapéut ica le dice : "Acá, yo l a escucho a usted, 
es decir, descargue acá todo el esfuer1:0 t remendo de autoexigencia", 
todo el esfuer/.O ele progresión al que se exige una estructura 
obsesiva toda la vida que nunca ha podido aflojaren ninguna parte. 
Es posible que la c reación de esta nueva serie \'incular, la de un 
vínculo continente que le ofrezca a ell a las posibilidades de una 
regresión. empiece a crear un elemento dinám icamente nuevo, de 
nuevo signo en el conjunto de las series. 
Es posible que la intervención medicamentosa ansiol ít ica y 
ant idepresiva pueda a su vez (en cuanto reduci r a cierto nivel út i l 
la angust ia o aliviar en algún grado la clcpresión) aportar elementos 
de cambio en otra de las series, en el sent ido de rescat ar capacida­
des elaborat ivas que esta paciente t iene totalmente interferidas en 
1 53 
" 
el momento en que su depresión es máxima. Hay otras maneras de 
entrar en la situ ación (ya, la entrada en la situación de unas u otras 
maneras va a depender de las condiciones de que disponga el 
entrevistador, el servicio que atienda a esta mujer, digamos la 
cultura psicológica o psiquiátrica de la región del país donde esta 
persona sea atendida). Por ejemplo, otra posible entrada en l a 
situación se presentaría como la entrada e n ese grupo familiar. 
Habría entrevistas diagnósticas, entrevistas de orientación o 
entrevistas terapéuticas con el grupo que forman la paciente, su 
madre y su suegra; y podrían tener mucha riqueza; ya de entrada 
porque no sería la paciente sola quien cargara con estas mujeres de 
edad. Además habría que revisar con la óptica de la gente que 
trabaja con gerontes si se puede hacer algo por esta madre o por esta 
suegra que no dependa estrictamente del esfuerzo obsesivo de esta 
hija. Si esa intervención ocurriera, seguramente partes de l a 
situación grupal empezarían a modificar sus dinámicas internas. 
Otra alternativa de trabajo grupal podría presentarse en c ierto 
momento con una intervención también de t ipo i ndagación, orien­
tación, continencia, esclarecimiento, en el grupo que fom1arían 
esta mujer, el hijo soltero, el hijo casado, eventualmente la nuera, 
eventualmente la novia del hijo soltero. 
Otro grupo del cual ella dice: "Este grupo me pone en c risis 
porque estos h ijos ya no me ven". Yo he trabajado con una paciente 
de la edad de esta mujer, deprimida, que tenia dos hijos varones y 
que los hijos no querían verla nunca. Yo trabajé mucho tiempo en 
e l tratamiento individual de esta mujer tratando de ver todas las 
dificultades que ella podía tener para l igarse con los hijos o que era 
10 que ella podía hacer para repelerlos. A ciert a altura, después de 
mucho tiempo de trabajo y como la si tuación con los hijos era l a 
misma, le propuse reunimos e n mi consultorio, los dos hijos 
varones, ella y yo. Hicimos en total tres entrevistas, pero el 
resultado de esas tres entrevistas fue que la paciente y yo entendi­
mos mucho m ás, al escuchar a los hijos, cuál era la historia por la 
c ual estos hijos no querían reunirse con la madre. El trabajo a partir 
ele esas entrevistas fue nuevamente individual, pero condujo a que 
esta mujer pudiera tener relaciones de reencuentro, de contacto, de 
comunicación con los hijos, notablemente mejoradas. A mí este 
1 54 
tipo de experiencias me enseña mucho acerca de cómo vincular un 
trabajo individual con un trabajo grupal. 
Hay otro t ipo de abordaje de la situación, que consiste en 
preguntamos si hay algún grupo social, grupo de pares, grupo de 
amigos, un grupo que realice alguna actividad en su zona, que 
pudiera ofrecerle a esta mujer alternativas para sal i r de esa casa. 
Esto se hace más claro en Centros en los que se desarrolla u n 
trabajo social. A veces el asistente social, e l terapeuta e n otros 
casos, casi "tienen que sacar de la casa" digamos, buscando a l a 
paciente que, regresivamente, se queda en l a pasividad del encierro 
en su casa, para l levarla a veces con pocas ganas a un primer 
contacto con un grupo alternativo, un grupo no primario. Es 
posible comprobar por esa vía cómo se ponen en marcha nuevos 
v ínculos que se i ntroducen en la situación como configurantes de 
nuevas series; diría series con potenciales de salud. 
Otro nivel de abordaje podría ser el abordaje de la si tuación 
desde la serie laboral. Ganaríamos mucho tiempo si en esta 
, empresa alguien con la perspectiva de un trabajo en salud mental, 
indagara l as vicisitudes de esa situación donde hay gente que es 
despedida y gente que se queda, probablemente con culpas y 
perseguida. S i h u biera u n trabajo institucional , e l trabajo 
institucional ayudaría en gran medida a reconfigurar elementos de 
esta s i tu ación de desocupación. 
Por último, habría, de los que se me ocurren como abordajes 
posibles de la situación, un trabajo con el cuerpo de esta mujer. 
Prácticamente no se ha mencionado qué pasó con l a operación; si 
hubo extirpación parcial o total ele l a glándula mamaria, ¿cuáles 
son l as alteraciones del esquema corporal de esta mujer a partir de 
esa exti rpación? Al 1 í se nos presenta toda l a posibil idad de abordar 
la situación, desde un trabajo sobre el cuerpo; cuerpo operado, 
cuerpo que tuvo cáncer. Habría un trabajo de concienciación 
corporal posible, un trabajo de reelaboración del esquema cwpo­
ral posible, un trabajo de expresión corporal con un cuerpo 
recuperado. como posible. 
En lugares donde se puede contar con profesionales que desarro­
l lan este t ipo de tareas, que son varias (he mencionado 
concienciación corporal,reelaboración del esquema corporal, 
expresión corporal) donde se pueda contar con recursos para este 
1 55 
" 
t ipo de t rabajo. éste const i tuye un abordaje de importancia para 
integrarse con los otros que vengo destacando, y contribuir a una 
reelaboración de la si tuación psíqu ica de esta m ujer. 
Estos dist intos abordajes requieren ser coordinados desde ese 
vínculo de psicoterapia, bipersonal, que se ha establecido con la 
paciente. En él habrá que ir comprendiendo las s i tuaciones diná­
m icas internas por las cuales el la se ve involucrada en problemá­
ticas grupales, institucionales e individuales, de maneras t an 
descompensantes, sobreexigida, responsable de todo, t an obli gada 
a proteger a todos y no pudiendo soportar las pérdidas que. 
desgraciadamente para ella, son muy grandes. 
Hasta aquí, una perspect iva de los abordajes técnicos posibles 
a part i r del despliegue de esta sit uación, vista en térm inos de series 
convergentes. Abordaré ahora otra parte de lo que quería transmi ­
t i rles, que son los fundamentos teóricos para pensar la si t uación en 
estos términos. El tema es: pensar en situaciones. En primer lugar. 
l as si tuaciones a m í se me impusieron, se me presentaron como 
insoslayables a lo largo de muchos afios del t rabajo en hospitales. 
Trabajé doce afios en el Servicio de Psicopatología del Policlínico 
ele Lanús, Prov incia ele Buenos Aires . Atendíamos al l í muchísima 
gente. de niveles sociales diversos y, yo di ría, casi en la mayoría 
de los casos que tuve que ver la gente venía t rayéndome, "a gritos" 
situaciones. Si tuaciones muy complejas, de viv ienda, econom ía. 
t rabajo. fam il ia, cuerpo, barrio, tocio esto procesado a t ravés de la 
fant asm át ica y de la conll ict iva de cada aparato psíquico. Yo 
aprendí allí a pensar con los pacientes en sus si tuaciones y a 
intervenir en situaciones. El enfoque "mult idimensional" en psi ­
quiat ría dinámica desarrollado por Mauricio Golclenberg nos 
condujo s iempre en esa d irecc ión . Recuerdo un paciente 
esquizofrénico que internamos en la sala, que era un vendedor ele 
la empresa Nestlé. Nos encontrábamos (en el momento en que 
habíamos hecho un buen t rabajo clíni co para su extemación) con 
que el día en que el paciente sal ía del hospi t al la empresa lo iba a 
lanzar a la calle de nuevo a vender. A vender mucho. porque si no 
vendía mucho, lo despedían; entonces vimos que en ese caso la 
única manera de proteger e l alta. era reunirnos con la empresa; yo 
cité desde el hospital al gerente de personal de Nest lé y al jefe ele 
ventas, hicimos una reunión en el hospi tal con est a gente (que se 
prestó por suerte en éste y en ot ros casos a concurrir) para el aborar 
1 56 
con Ja empresa cuál podría seruna estrategia saludable de reinserción 
del paciente en su v ida de vendedor. Sin ese t rabajo con la empresa. 
yo pienso que toda la internación fracasaba. fracasaba a las 48 
horas del alta; porque este hombre estaba sal iendo de un brote 
esquizo frénico, no podía resis t ir siete días l as tensiones de tener 
que vender en un mercado que siempre fue muy d i fíci l , muy 
complejo, generador de un tremendo stress. 
Ese paciente evolucionó bien, y creo que fue un punto clave 
aquel modo de abordar la d imensión insti tucional (del alta. en este 
caso). A part i r de este t ipo de experiencias con situaciones me 
pareció posible teorizar que en las terapias focal izadas, cualquier 
del imi tac ión de un t rabajo focal debía ser hecha en el interior de 
una s i tuación. pensada como un t rabajo en el interior de una 
si tuación. Esa es un poco la tesis de un capítulo que publ iqué en 
Teoría y técnica de psicoterapias que se l lama "El concepto de 
foco", apuntando a estos desarrol los. planteando que sin pensar 
una sil uación, focal izares un recorte, es hacer un recorte que queda 
como en el aire, abstracto. expuesto al ideal ismo de suponer un 
aparato psíquico aislable. ' 
Creo que en la obra de Freud hay direcciones que nos ayudan 
a pensar si tuaciones. Para tomar un ejemplo muy claro. el historial 
c l ínico de Freud que se llama: Análisis fragmentario de una 
histeria (el caso Dora) es una invest igación extraordinaria de l a 
si tuación d e u n grupo. No solamente Freud invest iga la d inámica 
interna de los suefios, de los síntomas y de Ja conl1 ict iva edípica de 
Dora, sino que además , en una indagación relat ivamente breve, 
de pocos meses, hace un rclevamiento exhaust ivo revelador de l a 
complejidad dinámica del grupo en e l cual estaba involucrada 
Dora, y de l a s i tuación que estaba atravesando ese grupo. De modo 
coincidente, en Los caminos de la terapia psicoanalítica ( 1 9 1 8), 
Freud dice, refi riéndose al paciente: 
Su afección depende también de múltiples cirrnnsta11cias exterio­
res. ¡,Habremos de reparar en mod1firnr esta co11stelm:i611 , inter­
viniendo en ella de modo adecuado? A mi j uicio, semejante 
actil·idad del m édico analítico está m ás que suficientemente 
justificada. 
. Con todo, creo que l a obra de Freud, abriendo esas direcciones, invest igó con m ayor rigor y met icu los idad las d inám icas 
1 57 
intrapsíq1:1icas, es decir, las dinámicas individuales del conflicto, 
si bien estaban referidas a un marco objeta!, a un marco de 
relaciones sociales. Pichon Riviere, uno de los pioneros en nuestro 
país en cuanto a proponemos una lectura que sea a la vez indivi­
dual, grupal, institucional y social en su sentido más ampl io, 
destacaba que la obra de Freud abría esas direcciones, pero 
exploraba con mayor énfasis, con mayor dedicación, las direccio­
nes de un enfoque individual. Creo que continuadores de la obra 
de Freud, como Pichon Riviere, Bleger y otros autores que voy a 
i r mencionando, van mostrándonos la posibilidad de conferi r 
mayor desarrollo a esas otras direcciones, grupales e institucionales. 
Estas direcciones, al indagar situación, intentan pensar cómo se 
articulan el aparato psíquico, el grupo, la institución, las determi­
naciones sociales amplias, cuáles son sus articuladores. Este es el 
campo de una investigación teórica en pleno desenvolvimiento. 
Después me encontré con la obra de Sartre como un aporte muy, 
muy importante para pensar situaciones. Hay un trabajo de Sartre 
que se llama "Cuestiones de método" y que inicia el primer tomo 
de la Crítica de la razón dialéctica. "Cuestiones de método" 
( 1960) plantea una cosa muy importante, y es que para pensar una 
situación, para pensar estas diferentes series, el trabajo de pensa­
miento es, de base, interdisciplinario. Dice en el Prólogo: 
La antropología seguirá siendo un confuso montón de conoci­
m ientos empíricos . . . hasta que hayamos adquirido e l derecho de 
estudiara un hom bre, a un grupo de hombres, o a un objeto h umano 
en la totalidad sintética de sus significados y de sus referencias a 
la totalización en marcha, hasta que hayamos establecido que todo 
conocim iento parcial o aislado de esos hom bres o de sus productos 
t iene que ser superado en una totalidad o se reducirá a un error por 
ser incompleto. 
Lo que Sartre enfatiza en "Cuestiones de método" (y es un 
material que les aconsejaría mucho leer y pensar) es que ninguna 
disciplina en ciencias humanas, sola, puede abarcar la complejidad 
y la singularidad de cada situación. La situación tiene que ser 
construida teóricamente como una construcción de trabajo 
interdisciplinario. En este trabajo, Sartre introduce muchas refe­
rencias al proyecto, del que hablé antes, y muestra de qué manera 
pensar situaciones es captar algo que él llama totalidades concre-
1 58 
tas, es decir l o que él l lama realizar una síntesis transversal de un 
conjunto de estructuras. Lo que allí l lama Sartre conjunto de 
estructuras, con l as cuales hay que reali zaruna síntesis transversal, 
es lo que yo l lamo conjunto de series. Pensar l a situación, con 
Sartre ahora, es precisar l a manera en que se totalizan conjuntos de 
estructuras, conformando porconvergencia la modalidad singular 
de cada situación. En otro vasto trabajo de Sartre, que es su anál i sis 
de l a v ida y obra de Flaubert, Sartre dice: "Analizar amenaza a l as 
si tuaciones porque anal izar es poner en palabras c iertos con juntos. 
Al ponerlos en palabras los descomponemos. Esos conjuntos 
tienen que ser vistos como composiciones de fuerzas". 
Es interesante, creo, esta reflexión, porque habría en el método 
que Sartre propone (tanto en el Flaubert como en Cuestiones de 
método) la exigencia de hacer un trabajo donde siempre que 
analizamos, tenemos que ser conscientes de que al analizar des­
componemos conjuntos, de modo que siempre el t rabajo de 
anál is is remita inexorablemente a re formulaciones de síntesis. De 
lo contrario el trabajo analítico en cuanto descompone elementos 
' de una situación, puede conducir a abstracciones, puede conducir 
a lo que John Bowlby, psicoanalista inglés, l lamó "el riesgo de 
saber cada vez más sobre un espacio cada vez más l imitado". Otro 
autor que a m í me ha importado mucho para pensar en situación, 
es Gilles Dcleuze. Produjo una obra hace algunos años, El ami edipo, 
que es u na obra polémica. 
Pero produjo otra obra que se llama Lógica del sentido, que 
esenci almente es una investigación teórica sobre cómo se constru­
ye el sentido de u na situación, él lo investiga l l am ándole "teoría del 
acontecimiento". ¿Cómo en lo que acontece se constituye el 
sentido para una persona? Deleuze, en este análisis del acontecer, 
plantea tres series de parámetros que a mí me interesan porque 
hacen a este abordaje c l ínico, diagnóstico y terapéutico que estoy 
ejempli ficando. Deleuze dice: en la situación, en el acontecimien­
to, están en juego tres grandes t i pos de parámetros: 1 ) están en 
juego varios discursos (varios discursos, podríamos ejemplificar 
nosotros, son tanto los discursos inconscientes y conscientes de 
esta paciente, como l os d iscursos i n conscientes y cons­
cientes de los hijos, la madre, la suegra, los compañeros de trabajo, 
el hem1ano que murió, sus entornos culturales). 2) El parámetro 
' 1 59 
que toma: en todo acontecer i ntervienen varios sujetos; no hay u n 
solo sujeto en juego; efectivamente estamos viendo cómo en e l 
entrecruzamiento de discursos, que es también u h entrecruzamiento 
de interacciones, un entrecruzamiento de conductas, estamos en 
dinámicas grupales, estamos en entrelazamientos entre d inámicas 
grupales y dinámicas i ndividuales. 3) Y el t i po de parámetros que 
toma Dcleuze para pensar el acontecer const i tuye lo que él l lama 
estados de cosas. A m í me interesó m uchísimo esto de estados de 
cosas, como teoría, porque rem i te a las cosas, es deci r a los niveles 
concretos de regist ro de un mundo m aterial , un m undo que 
l lamamos real, que está en contrapunto con un mundo inconscien­
te, un mundo fantasmático. En el caso de esta paciente, pensemos 
que además de toda la problemát i ca de la estructura psíquica de 
esta mujer, el cuerpo es un estado de cosas, l a vejez de m adre y 
suegra es un estado de cosas. los despidos en el t mbajo, son estados 
de cosas, la edad de los hijos y sus parejas, son estados de cosas. 
Cuando Deleuze dice discursos y sujetos, enfat iza sobre todo 
ciertos aspectos que llamamos intrapsíquicos y grupales; en los 
estados de cosas está señalando ot ra vertiente necesaria para 
entender cómo se crea el sentido de una s i tuación. Una vertiente 
donde, de c iertas maneras, las cosas se prestan a las proyecciones 
del aparato psíquico, pero también le proponen al aparato psíquico 
ciertas proyecciones y no otras, y donde l as cosas, esos estados de 
cosas, cuerpo, famil ia, t rabajo, también resisten al aparato psíqui­
co y no admiten que sea sfüo fuente de proyecciones. 
Por últ imo qu iero destacarles que esta idea de convergencia de 
series, que producen efectos de sentido porque numerosos elemen­
tos de cierto signo se agrupan, coincide con la captación q ue el 
paciente t iene cada vez que nos dice: "¡,Sabe lo que pasa? que se 
me junta todo". Ese "se me junta todo", que el paciente usa, que 
nosot ros usamos muchas veces cuando "se nos junta todo", destaca 
que no hay una serie de detenn inantes, que est amos siempre en e l 
entrecruzam iento de numerosas series de detemlinantes para que 
tocio se nos junte. Quería subrayar, antes ele seguir con otras 
referencias teóricas, que en general la literatura es una extraordi­
naria fuente de indic ios para pensar cómo se construyen l as 
situaciones. Los narradores, los poetas, desde hace muchísimo 
t iempo piensan situaciones y nos transmiten sit uaciones. Qu iero 
1 60 
citarles un pasaje que tomé, casi al azar, de Cervantes. donde el 
autor retrata una situación, no en la ampli tud diagnóstica con que 
nosot ros t rabajamos, pero sí con la m i rada que registra un instante. 
En el capítulo 20 del Quijote andan el Quijote y Sancho de noche, 
perdidos en un lugar y escuchan un t remendo ruido: 
Era la noche como se ha dicho, oscura. y el los acertaron a en trar 
en unos árboles al tos, cuyas hojas m ovidas del blando viento. 
hacían u n temeroso y manso ruido: de manera que. la soledad, el 
sit io. la oscuridad, e l ruido del agua con el susurro de las hojas, 
todo, causaba horror y espanto y más, cuando vieron que ni los 
golpes cesaban, ni e l viento dor m ía , ni la m afíana l legaba . Aíia­
dié11dose a todo esto, el i gnorar dcínde se hallaban . 
Me parece que se va enfatizando tocio e l t iempo la convergencia 
de numerosos juegos entre estados psíquicos ele Sancho y del 
Quijot e, que están muertos ele espanto, y numerosos estados de 
cosas que pemianentemente el autor est á relevando, porque todas 
las cosas resonaban para el m iedo aport ando sus propios elemen-
, tos, sus propias cual i elaeles. 
La úl t ima l ínea de desarrollo teórico que voy a mencionarles 
para pensar en sit uación, parte ele Donald Winnicott , autor inglés, 
y se enlaza con trabajos actuales ele dos autores franceses : Didier 
Anzieu y René Kacs . Esta es una línea muy interesante de t rabajos 
que a m i juicio nos pueden ayudar mu cho a i nc1agar en profundidad 
cómo art icular en las situaciones de consulta y en las situaciones 
de crisis, estados ele cosas, sit uaciones concret as, grupos, inst i tu­
ciones e indiv iduos. El punto de part ida aparece para Anzieu y 
Kacs en las nociones que Wi nnicot t vino desarroll ando a lo largo 
de su obra sobref('//ómenos tra11sicionales ent re realielael interna y 
realidad externa al sujeto; exploración ele objetos y fenómenos 
transicionalcs que para Winnicott const it uyen un área conjunta. 
Fíjense en los puntos ele coincidencia con lo que voy planteando; 
un área co11j1111ta que Winnicott llama i11ter11a-externa, es decir, 
intermedia; un espacio intennedio que se crea ent re el nifio, la 
m adre y objetos que ya no son ni el cuerpo del nifio ni el cuerpo de 
la m aelre, es decir, hay un espacio vincular que se empieza a poblar 
con los primeros ol�jetos llamaelos intermediarios, que son cosas y 
que en cuanto cosas, no son ni el aparato psíquico del nifio. ni el 
aparato psíquico de la madre, ni el vinculo ent re ambos. Cosas que ,, 
1 6 1 
se invisten con afectos surgidos vinculannente pero que también 
resisten a ese investimiento. Hay dos trabajos que les voy a 
mencionar, uno en part icular en el cual se puede seguir con mucha 
riqueza la temática de las situaciones de crisis que estoy desarrollan­
do. El t rabajo es de René Kacs, acaba de ser publ icado en B uenos 
Ai res por la Revista Temas de psicología social que edita la Escuela 
que fundó Pichon Rivicre. El t rabajo se llama "El apoyo grupal del 
psiquismo individual. Algunas consecuencias teóricas con relación 
a los conceptos de individuo y grupo". Está en la revista menciona­
da, en un número dedicado al Congreso Internacional de Psicoterapia 
de Grupo que se realizó en 1 980 en Copenhague. 
En este t rabajo Kaes desarrolla tem as que tambiénha tomado 
Anzieu en una conferencia dada en Madrid: "El anál isis t ransicional 
en psicoanálisis". Les voy a mencionar dos pasajes de Kacs que 
i lustran estas propuestas sobre la noción de s i tuación. Kacs, como 
Anzieu. basándose en el concepto de W i nnicott de área, zonas y 
objetos t ransic ionalcs, fonn ula lo siguiente: 
162 
A lo largo del desarrollo se constituye un área potencial i n terno­
e x terna esencial para el sostén del individuo. Esta área se revela 
principa lmente ant e e x periencias de ruptura en esta área de sostén. 
Esas rupturas c rean cortes e n b cont in uidad del sí m ismo y de las 
rcbcioncs con el medio, con vivencias de hundim iento. La com­
p rensión de esa zona de transicion :i l idad, de ese espacio i nterme­
d i:irio en tre e l aparato psíquico y sus contex tos, i ntroduce :il 
psicólogo y al psicoanalista en los problemas de la organ ización 
social . en los elementos más ampl ios de u n malestar en la 
civi l ización. 
El psiquismo requiere una red de apoyos solidarios: el cuerpo, 
vínculos continen tes, grupos, condic iones sociales contenedoras. 
Esos apoyos son esenciales para el equilibrio psíquico. Ante 
pérdidas que desorgan izan , el individuo que vive la e xperiencia de 
ser en su i nterior un grupo dividido busca en un grupo real la 
i magen de su unidad perdida y el apoyo necesario para superar el 
desamparo dado por la qu iebra de aquellos equi l ibrios. El e ncuen­
t ro de ese grupo real es necesario para la reorgan ización psíquica 
y la e laboración de la crisis. Los conjuntos en los que se apoyan 
las condiciones del psiquismo.requieren identidad y coherencia y 
esa ident idad y esa coherencia dependen de condic iones y modi-
ficaciones del adent ro y del afuera. 
· 
Quiero ahondar en estos desarrollos para fonnular, en síntesis, 
Ja perspectiva de una generalización teórica: el concepto de 
situación designa un objeto articulador. Su/unción de articula­
ción se realiza por efectos de montaje, dados por yuxtaposiciones 
entre series cuyas resonancias l igan entre sí a diferentes tipos de 
objetos: discursos, cuerpos, instituciones, grupos, fantasmas i ndi­
viduales. Se trata de u n objeto (la s ituación) que se construye, se 
sostiene en esos conjuntos de objetos diversos, y a su vez, así 
const i tu ido, es configu rador del sentido otorgado a esos 
agrupam ientos de objetos. A la vez que estructurado por tales 
conjuntos de objetos, estructura el sentido asumido por esos 
conjuntos. Es así distribuidor -selector- reforzador de significacio­
nes a lo largo de cada una de las series, para cada uno de los objetos 
que l as constituyen. Este objeto teórico va siendo construido por 
los aportes de varias disciplinas: psicoanálisis, psicología social, 
sociología, antropología, lógica, l ingüística. La s i tuación ubica al 
paciente, nos ubica a nosotros, en la zona de entrecruzam i ento de 
vastas indagaciones interdisciplinarias. 
En psicología y psicoanálisis abundan hasta el presente las 
corrientes que proponen restringir la observación y la intervención 
clínica a uno u otro de ciertos objetos teóricos (la fantasía i ncons­
ciente individual, el grupo, la organización famil iar sistémica de 
los m e nsajes, las conductas dram áticas, los juegos de los 
s igni fi cantes verbales) . Esos recortes perm i ten e fect ivos 
ahondamientos en sus respectivos objetos. La condición de esas 
del imi taciones es asumir la tarea epistemológica de la ida y e l 
retomo desde los recortes que establecen. S in esa condición, se 
sustenta u na lógica de exclusiones. La situación, en cuanto objeto 
articulador, propone como alternativa opuesta, una lógica de 
inclusiones, conjunciones e integraciones. 
Si la enfermedad mental expresa un m undo de disociaciones, el 
trabajo en salud mental debe ser el esfuerzo de superar esas 
disociaciones . Personalmente postulo con el m ayor énfasis la 
eficacia técnica y la pertinencia teórica de esa lógica de integracio­
nes. Se me presenta como la condición de un trabajo clínico y de 
un esfuerzo de contacto con el sujeto humano, que aspiren a una 
necesaria plenitud. 
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