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Pichon Rivière, E y Quiroga, A Transferencia y contratransferencia en la situación grupal

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TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA 
EN LA SITUACION GRUPAL * 
 
(en colaboración con Ana P. de Quiroga) 
 
 
 
 
 
 
 
 
La intención de este trabajo es formular algunas hipótesis acerca de la existencia de los fenóme-
nos llamados transferenciales en la relación grupal y de las posibilidades de su instrumentación a 
partir de la técnica operativa. 
 
Laplanche y Pontalis, en su Diccionario del psicoanálisis, caracterizan la transferencia como el 
proceso por el cual dos (1) deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos en el marco 
de un tipo de relación establecida con ellos y eminentemente en el encuadre de la relación analí-
tica. 
 
La definición, que recoge toda una tradición del pensamiento analítico, alude a distintos tipos 
de relaciones en el seno de las cuales se desarrollan procesos de transferencia, a la vez que pri-
vilegian el contexto de la relación psicoterapéutica como ámbito de la transferencia. Dicho 
contexto fue, históricamente, el que permitió la observación o análisis del fenómeno transferen-
cial. 
 
El proceso constructivo del concepto de transferencia puede ser recorrido, según D. Lagache, a 
partir de la era pre-psicoanalítica, en la que el método de Breuer es sustituido por el análisis ca-
tártico de los síntomas. Según esta técnica, el terapeuta conduce al paciente al estado psíquico 
en el que el síntoma hizo su aparición. Así, dice Freud, vienen a la mente del paciente los re-
cuerdos, pensamientos y 
 
* Algunas de las precisiones técnicas para el manejo de la contratransferencia pueden estable-
cerse a partir de los desarrollos de E. Racker, los que fueran reelaborados por nosotros en el 
encuadre del grupo operativo para el curso de Técnicas de coordinación de grupo operativo 
que la Escuela de Psicología Social de San Miguel de Tucumán dictó en el año 1970. 
 
(1) Nota aclaratoria que no forma parte del libro: en el original del Diccionario dice “los de-
seos”. 
 
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pulsiones que fueran expulsados de la conciencia. Relatados al médico, acompañando esta ex-
presión de una emoción intensa, se supera el síntoma. 
 
Lagache señala que la repetición de una experiencia anterior es un rasgo común entre el clásico 
método catártico y lo que luego se denominará transferencia psicoanalítica. Breuer no conside-
ró la incidencia de la relación médico-paciente en el proceso de repetición. Esta incidencia es 
analizada por Freud, quien encuentra primero un obstáculo en la situación transferencial, un 
elemento de resistencia a la emergencia del recuerdo, por la que el paciente actúa (revive el vín-
culo) en vez de rememorar. Más tarde, y por su comprensión del fenómeno, logra convertir el 
obstáculo en instrumento de la cura. 
 
Esta reconstrucción de la génesis del concepto de transferencia nos interesa en un aspecto di-
dáctico, por el esclarecimiento que puede aportar acerca de las características del proceso, a la 
vez que, a partir de ese esclarecimiento, podemos problematizarnos tanto acerca de la existen-
cia de la transferencia en una situación grupal de tarea como en cuanto al manejo técnico de la 
transferencia grupal desde una perspectiva que privilegia la relación del grupo con su objetivo 
(tarea). 
 
Lo que se denomina transferencia es para Freud, en 1895 (Psicoterapia de la histeria), un fenó-
meno frecuente y regular, que supone el compromiso de dos instancias temporales: pasado y 
presente. 
 
En el pasado implica el rechazo de un deseo. A esto agregamos que el rechazo se sitúa en el 
ámbito de una estructura vincular, y es provocado por un sentimiento en relación con un obje-
to. Se produce, entonces, un estancamiento del aprendizaje, una inhibición en el proceso de 
apropiación de la realidad. 
 
En el presente, y en la relación con el terapeuta, en el aquí, ,ahora, conmigo (como si fuera 
otro), se despierta el mismo afecto que originariamente forzó al paciente a desterrar el deseo. 
Esta emergencia determina la apelación a técnicas defensivas como pueden serlo la proyección, 
el control omnipotente, la negación, etcétera. 
 
El proceso transferencial permite inferir la existencia y las características del estancamiento en 
el aprendizaje de la realidad, génesis del estereotipo que se hace manifiesto. 
 
Años más tarde Freud caracteriza la transferencia como "nuevas ediciones o facsímiles de ten-
dencias o fantasías que se despiertan y hacen conscientes en el curso del tratamiento analítico, 
 
 
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pero que poseen una particularidad específica: el reemplazo de la persona anterior (objeto) por 
la persona del médico". 
 
La transferencia consiste, entonces, en una "conducta réplica", una "analogía emocional", en un 
"como si". Dicho en otros términos, la transferencia es un proceso de adjudicación de roles 
inscriptos en el mundo interno de cada sujeto. Los indicios de las distintas adjudicaciones de-
ben ser decodificados, y en esa decodificación consiste la interpretación: es decir, la transfor-
mación de lo implícito, de lo inconsciente en consciente. 
 
La transferencia debe ser entendida como la manifestación de sentimientos inconscientes que 
apuntan a la reproducción estereotipada de situaciones, característica de la adaptación pasiva. 
Esta reproducción está al servicio de la resistencia al cambio, de la evitación de un reconoci-
miento doloroso, del control de las ansiedades básicas (miedo a la pérdida, miedo al ataque). 
 
La negación del tiempo y el espacio que se da en la transferencia aparece como técnica defensi-
va frente a la situación de cambio. 
 
El conocimiento como situación nueva implica la exigencia de una adaptación activa a la reali-
dad, es decir, una reestructuración de los vínculos del sujeto. Todo proceso de apropiación de 
la realidad o aprendizaje implica necesariamente la reestructuración de los vínculos y de las 
formas adaptativas establecidas por el sujeto. Frente a esta exigencia emergen los miedos bási-
cos: temor a la pérdida de los vínculos anteriores y temor al ataque de la nueva situación, en la 
que el sujeto no se siente instrumentado. Estas ansiedades, que coexisten y operan en forma 
complementaria, configuran una actitud de resistencia al cambio que se manifiesta por el este-
reotipo, la reproducción como opuesta al aprendizaje, entendido éste como modificación opera-
tiva. 
 
Podemos inferir entonces la presencia de situaciones transferenciales en todo tipo de interac-
ción que, precisamente por ser interacción, resulta una situación que implica aprendizaje de la 
realidad. 
 
Lo transferido serían fantasías incluidas en el establecimiento de los vínculos tempranos. Di-
chas fantasías, por obra de los procesos transferenciales, determinarían las modalidades en el 
establecimiento de los nuevos vínculos, produciéndose lo que Freud denomina falsa conexión. 
 
Hemos hablado de una negación del tiempo y el espacio como característica de los fenómenos 
transferenciales. El espacio negado 
 
 
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sería lo que denominamos ámbito ecológico, organización significativa de objetos o estructura 
referencial. La modificación dentro de la organización significativa de objetos despierta un alto 
monto de ansiedad, que puede expresarse como fantasía de destrucción, apelándose entonces a 
la función reproductora e inmovilizadora del estereotipo. 
 
Este fracaso del aprendizaje determina la imposibilidad del sujeto de reconocerse como tempo-
ral, de ubicarse en un aquí y ahora en relación con un pasado y un proyecto que incluye la pro-
pia muerte. Como fracaso del aprendizaje de la realidad puede caracterizarse en términos de 
fracaso de la integración. 
 
Ubicando el problema de los procesos transferenciales en el ámbito grupal, seguiremos algunas 
conducciones de Ezriel quien retorna lo que ya fuera enunciado por Freud: la situación transfe-
rencial no es específica de la relación terapéutica, el mayor o menor grado se da en cada oca-
sión en que un individuo encuentra a otro. Nosotros hemos caracterizadoeste proceso como 
reencuentro, determinante de la telé positiva o negativa de los integrantes de un grupo entre sí. 
 
Para Ezriel, la conducta manifiesta de un sujeto contiene rasgos que representan un intento de 
solucionar una tensión consciente surgida de las relaciones con objetos inconscientes de la fan-
tasía.. Cuando varias personas se reúnen en un grupo, cada miembro proyecta sus objetos de 
fantasía inconsciente sobre varios miembros del grupo, relacionándose con ellos según esas 
proyecciones, que se patentizan en el proceso de adjudicación y asunción de roles. 
 
La estructura interaccional del grupo no sólo permite sino que estimula la emergencia de fanta-
sías inconscientes. A esto nos hemos referido cuando hablamos del modelo dramático. La fan-
tasía inconsciente, crónica del acontecer intrasubjetivo del grupo interno del sujeto, el grupo in-
terno de cada integrante y el grupo externo poseen un común denominador: la estructura dra-
mática. Por drama entendemos la acción que relaciona personas, por medio de la comunica-
ción, siendo el rol el instrumento del encuentro, que determinará formas de interacción y exclui-
rá otras. 
 
Nos encontramos, entonces, en el campo grupal, con transferencias múltiples. Las fantasías 
transferenciales emergen tanto en relación con los integrantes del grupo como en relación con 
la tarea y el contexto en el que se desarrolla la operación grupal. Las fantasías 
 
 
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 se expresan por medio de uno o varios portavoces, quienes dan indicios que permiten al coor-
dinador la decodificación de la adjudicación de roles, la confrontación del grupo con la realidad 
concreta. La explicitación de lo implícito es la explicitación del "como si", ya que lo implícito 
se relaciona con el pasado. 
 
Interpretar es iluminar el carácter transferencial de los contenidos que se manifiestan como 
conductas inadecuadas. Es confrontar dos tiempos: el arcaico de las fantasías, y el aquí y aho-
ra, el presente de la situación del grupo. Esa confrontación temporal y la desocultación del 
"como si" transferencial acompañada del señalamiento de las ansiedades operantes permiten a 
partir del insight la modificación de la actitud reproductora por la creativa del aprendizaje, de la 
lectura operativa de la realidad. 
 
Si decimos que lo implícito es lo pasado, si confrontamos, en la interpretación, lo arcaico con el 
presente, podemos preguntarnos: ¿cuál es la historia de un grupo? ¿qué es lo arcaico en el gru-
po? Sólo podemos responder a estas preguntas, analizando la relación dialéctica de individuo-
grupo, que como oposición dilemática constituyó un verdadero obstáculo espistemológico en la 
construcción de las teorías grupales. 
 
Rickman sostiene que los grupos como entidades carecen de historia, entendida la historia en 
términos de infancia, de alternativas de los procesos de desarrollo. Nos interesa señalar, sin 
embargo, que el conocimiento de las fuerzas que operan en el grupo, de la génesis de muchas 
de ellas, sólo puede lograrse por una tarea "arqueológica", por la reconstrucción de una prehis-
toria grupal configurada por las fantasías básicas de los sujetos, expresión a su vez de ansieda-
des básicas que emergen ante la situación de cambio por la tarea. 
 
Hablamos de la articulación de dos niveles en el grupo: lo vertical, relacionado con lo histórico, 
lo individual de cada sujeto, que le permite la asunción de determinados roles adjudicados por 
los otros integrantes del grupo; lo horizontal es lo compartido por el grupo, el común denomi-
nador que los unifica. Ese común denominador, esos rasgos compartidos pueden ser de natura-
leza consciente. Hemos llamado a esos modelos -denominadores comunes de naturaleza in-
consciente- universales del grupo o fantasías básicas universales. 
 
Lo vertical de cada sujeto, sus circunstancias personales, lo colocan en disponibilidad para es-
tablecer la "falsa conexión", actualización 
 
 
 
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 o analogía emocional, operándose un proceso transferencial. Esa disponibilidad lo convierte en 
el sujeto apto para desempeñarse como portavoz de un conflicto, que es vivido como propio 
pero que denuncia a la vez lo conflictivo de la situación interaccional y la relación con la tarea. 
 
Lo vertical del sujeto y lo horizontal del grupo se articulan en el rol. La dialéctica individuo-
grupo, verticalidad-horizontal, se hace comprensible por el concepto de portavoz, vehículo -a 
través de una problemática personal- de una cualidad emergente que afecta toda la estructura 
grupal y que nos remite como signo a las relaciones infraestructurales, implícitas, en las que es-
tán comprometidos todos los integrantes del grupo. 
 
Como instrumento de operación en el ámbito grupal, la interpretación deberá incluir ambas di-
mensiones. Es una hipótesis, formulada a partir de lo explícito, acerca del acontecer implícito; 
lo vertical del portavoz que le permite asumir el rol y lo horizontal del grupo. Muchas veces 
esa horizontalidad, acontecer grupal, sólo puede ser decodificada por la sumación de lo verbali-
zado o actuado por varios portavoces. 
 
Entramos, a partir de estas últimas consideraciones, en planteos acerca de la técnica de grupos 
operativos. Hemos caracterizado la técnica operativo como direccional. El grupo es una situa-
ción espontánea, un modelo espontáneo de interacción. Los elementos del campo grupal pue-
den ser organizados. La acción grupal, interacción en sus diferentes formas, puede ser regulada 
a fin de hacerla eficaz, de potencializarla en vista a sus objetos; en esto consiste la operación. 
Por la técnica operativa pretendemos instrumentalizar la situación grupal. 
 
Hubiésemos querido incluir en este trabajo algunas indicaciones más precisas del manejo técni-
co de procesos transferenciales en grupos operativos. Las reflexiones de orden teórico nos lle-
varon más allá de lo previsto, y no lo lamentamos ya que las consideramos como soporte de 
cualquier tipo de especificación técnica. 
 
En términos generales resulta importante señalar que la técnica del grupo operativo toma en 
cuenta los procesos de interacción grupal en función de la relación de los integrantes del grupo 
con la tarea. El abordaje de los procesos transferenciales que tiñen la interacción grupal deberá 
tener en cuenta esa relación básica: grupo-tarea. 
 
 
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En cuanto a la transferencia recíproca, inadecuadamente llamada contratransferencia, o conjun-
to de reacciones inconscientes del operador frente al grupo, la tarea y los procesos transferen-
ciales que en él se cumplen constituyen un elemento de trabajo de inestimable valor, ya que ali-
mentará en el operador la capacidad de fantasía para establecer hipótesis acerca del acontecer 
implícito del grupo. 
 
 
Bibliografía 
 
Biemel, W., Le concept du monde chez Heidegger, Université de Lovaina, Lovaina, 1950. 
 
Freud, S., Obras completas, Biblioteca Nueva, Madrid, 1948. 
 
Lagache, D., La teoría de la transferencia, Nueva Visión, Buenos Aires, 1975. 
 
Laplanche, J. y Pontalis, J. A., Diccionario del psicoanálisis, Labor, Barcelona, 1971. 
 
Pichon-Riviére, E., "Una nueva problemática para la psiquiatría", en este volumen. 
 
_, "Una teoría de la enfermedad", ibid. 
_, "Transferencia y contratransferencia en la situación grupal", ibid. 
_, "Grupos operativos y enfermedad única", ibid. 
_, "Grupo operativo y modelo dramático", ibid. 
_, "Técnica de los grupos operativos", ibid.

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