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CAPÍTULO 15 El sistema linfático 353 inmunidad activa puede ser inducida de manera natural, por ejemplo, mediante la exposición a una infección bac- teriana o viral, o puede ser inducida artifi cialmente, como cuando recibimos una vacuna. No importa si el antígeno es introducido al cuerpo de manera natural o a través de una vacuna, la respuesta inmune es la misma. Las vacu- nas contienen patógenos muertos o vivos pero debilitados y la ventaja de éstas es que no se experimentan los prin- cipales síntomas de la enfermedad como cuando ocurre una exposición primaria al patógeno. Al mismo tiempo, el antígeno debilitado estimula la producción de anticuer- pos y activa la memoria inmunológica. La exposición pos- terior a los mismos antígenos nos mantiene inmunes al patógeno. Actualmente, existen vacunas contra el saram- pión, la viruela, la poliomielitis, el tétanos, varicela, difte- ria, neumonía y contra varias cepas de infl uenza. La inmunidad pasiva se puede adquirir de manera natural cuando un feto recibe anticuerpos de la madre a través de la placenta, y éstos pasan a formar parte del sistema circulatorio fetal. Este tipo de inmunidad puede durar varios meses después del nacimiento. La inmunidad pasiva también se puede adquirir artifi cial- mente mediante la recepción de gamma globulina que se encuentra en la leche materna o en un suero inmune. Un ejemplo son los sueros administrados después de la exposición a la hepatitis. Los anticuerpos adquiridos proporcionan protección inmediata, pero sólo duran de dos a tres semanas. Otros sueros inmunológicos suelen ser usados como antídotos contra venenos de serpiente, botulismo y contra la rabia. Al igual que los linfocitos B, los linfocitos T se activan tras unirse con un antígeno para formar clonas celulares. Sin embargo, las células T no son capaces de unirse a antígenos libres. Primero, los antígenos deben ser fago- citados por los macrófagos y procesados internamente para luego ser presentados en la superfi cie de las células a los linfocitos T. Por lo tanto, la presentación de antígenos es una de las funciones más importantes de los macrófa- gos, y es absolutamente necesaria para la activación de la respuesta y expansión clonal de las células T. CÉLULAS DE LA RESPUESTA INMUNE Y OTRAS DEFENSAS Los linfocitos son los precursores de toda una amplia gama de células que están implicadas en la respuesta inmune. La siguiente es una lista de estas células y sus funciones: Las células B son linfocitos que se encuentran en los nódulos linfáticos, el bazo y otros tejidos linfoides. Su replicación es inducida por el proceso de unión a antí- genos. Tras la activación, sus clonas o progenie celular, dan lugar a las células plasmáticas y de memoria. Las células plasmáticas se forman tras la replicación de las células B que se alojan en los tejidos, y pro- ducen grandes cantidades del mismo anticuerpo o inmunoglobulinas. Las células T ayudadoras son células T que se unen a antígenos específi cos presentados por los macrófa- gos. Estas células estimulan la producción de célu las T citotóxicas y células B, para luchar contra patógenos invasores. Además, liberan linfocinas. Las células T citotóxicas inducen la muerte de células en el cuerpo que han sido infectadas por virus y bac- terias, así como de células cancerosas. Están también involucradas en el rechazo a injertos. Sitio de unión a antígenos Región variable de la cadena pesada Sitio de unión a antígenos Región variable de la cadena ligera Región constante de la cadena ligera Región constante de la cadena pesada, incluye la región de la horquilla FIGURA 15-9 La estructura de un anticuerpo. 15_ch15_RIZZO.indd 35315_ch15_RIZZO.indd 353 24/5/11 16:35:1324/5/11 16:35:13 http://booksmedicos.org CAPÍTULO 15 El sistema linfático Células de la respuesta inmune y otras defensas Botón2:
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