Logo Studenta

CSEyPIINicolasAcosta

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

2do Parcial de Cuestiones de Sociología, Economía y Política
Alumno: Nicolás Ezequiel Acosta
1) El texto elegido para hacer relación con Educación, Identidad y Papas Fritas, de Michael Apple, es Parias Urbanos, de Loic Wacquant, ya que, a mi juicio, me resultó el artículo con la temática más asemejada a la de la publicación de Apple, ya que en ambos se describe de muy buena manera el fenómeno de la destrucción del federalismo y la descentralización en especialmente los países del llamado Tercer Mundo como consecuencia de la aplicación en ellos de políticas meramente capitalistas y neoliberales; las mismas que provocan una pronunciada desaparición de pequeños y medianos asentamientos y el tránsito que su población hace desde ellas a la gran ciudad, que deriva en una sobrepoblación descontrolada que da origen en muchos casos a la aparición de establecimientos informales y/o precarios donde se sufre de la desigualdad y la marginación, pues las políticas de los gobiernos que permiten estos procesos suelen tender a la intención de mostrarle al pueblo una señal de apertura al mundo, eliminando impuestos con los que se podría recaudar dinero a fin de garantizar un estado presente y el crecimiento del bienestar de la sociedad. Apple lo explica de esta forma: 
“El gobierno nacional decidió que la atracción de capitales extranjeros era fundamental para su propia sobrevivencia. Traer norteamericanos, alemanes, británicos, japoneses y otros inversores externo permitiría la creación de empleos, inyectaría un importante volumen de capitales disponibles para inversiones y transformaría a la nación, tornándola más competitiva para ingresar rápidamente en el siglo XXI. Una de las formas mediante las cuales el gobierno, dominado por los militares, había planificado hacer esto, fue colocar parte de sus esfuerzos en el reclutamiento de agro-business. Orientado por este objetivo, el gobierno ofreció vastas extensiones de tierra a muy bajo costo, de acuerdo con intereses internacionales, en el área de los negocios agrícolas. De particular importancia para la zona que atravesábamos era el hecho de que gran parte de esta tierra había sido ofrecida al proveedor de una gran empresa norteamericana de restaurantes de fast food En esta tierra se plantaban y cosechaban las papas que, fritas, constituían una de las marcas registradas de esta cadena de restaurantes, y uno de los secretos de su gran éxito en todo el mundo(…)Obviamente, un número importante de personas vivían de esa tierra, la cultivaban para su propio consumo y vendían el excedente luego de satisfacer sus, relativamente mínimas, necesidades. Esto no detuvo a los interesados en el agro-business ni al gobierno. En definitiva, el pueblo podría ser desplazado para dejar espacio al “progreso”
Al facilitar la llegada de estas empresas que se valen en su procedencia de la metrópoli para imponer sus condiciones de arribo a los países a los que les prometen un crecimiento y desarrollo acelerados, los Estados recaudan menos dinero y por lo general deciden no invertirlo en iniciativas que pudieran ayudar a mejorar la vida de sus sectores más postergados, quienes son los más perjudicados por estas acciones, y que no por algo son muchas veces las personas que deben abandonar sus lugares de nacimiento o procedencia por que eventualmente el sistema de trabajo se ha modernizado y las máquinas de un día para el otro se convierten en las nuevas protagonistas (dinámica macrosocial). Estos una vez establecidos en la gran ciudad ante la imposibilidad de rehacer su vida en condiciones dignas (porque el Estado no se las garantiza, ya que parte de esa dinámica contempla el posible crecimiento económico de una nación o sociedad y no obstante no ocurrir una mejora en la calidad de vida de sus ciudadanos) terminan marginados de la sociedad habitando en áreas urbanas informales sin sus necesidades básicas satisfechas, mientras las autoridades y las clases por encima de éstas, especialmente la media, se sienten pertenecientes a una ciudad global o cosmopolita, en la que todo parece ser perfecto o cuasiperfecto, Wacquant lo manifiesta a través de expresiones como ésta: 
“La lujosa riqueza de una burguesía presuntamente cosmopolita le da a Buenos Aires la apariencia
de otras ciudades globales. En la escenografía urbana se multiplican, para citar a Saskia Sassen “restaurantes caros, casas de lujo, hoteles de lujo, tiendas gourmet, boutiques, lavadoras a seco francesas,” a lo que podríamos agregar los opulentos shoppings y los suntuarios desarrollos de Puerto Madero. En esos shoppings, los consumidores porteños tienen acceso ilimitado a productos “globales,” desde carteras Pierre Cardin a zapatillas Nike, presumiblemente fabricados en el norte (Made in Paris o Made in USA).”
Las clases consumidoras de estos productos, por lo general pertenecientes a la clase media, suelen ignorar que el consumo de estos productos, en su mayoría a precios módicos (Apple refiere a ello con su expresión papas fritas baratas) tienen origen en los sectores más marginados o vapuleados por las políticas implementadas por los mismos gobiernos que buscan fomentar un consumo masivo y sin preocupaciones , mientras esas personas continúan siendo excluidas, sometidas a un trabajo arduo y mal pago, en condiciones de vida infrahumanas (la gran mayoría de las veces) y el único progreso que se ve es el de las clases más altas o el del consumo sin fin que sólo genera más desigualdad y desamparo.
2) Bregman utiliza ese término para referenciar a empleos que se han generado producto del aumento desenfrenado del consumismo en la sociedad y la obsesión hacia el trabajo como lo que nunca puede faltar para garantizar esa continuidad del consumo, por los cuales resignamos tiempo libre y tiempo con nuestros seres queridos, vida social, etcétera. El autor busca a través de su expresión demostrar cómo dichos empleos pueden ser fácilmente considerados superfluos en comparación con otras profesiones de las cuales la humanidad siempre ha necesitado y necesitará, especialmente cuando Bregman señala que una de las principales cualidades y razones a las que le atribuye el mote de trabajos absurdos es que suelen ser labores más remuneradas que las que uno podría llamar imprescindibles o esenciales, como lo explica en esta cita:
“La primera vez que escribí un artículo sobre este fenómeno, se desencadenó una oleada de confesiones: “Personalmente, preferiría hacer algo que fuera de veras útil- respondió un bróker-, pero no podría aceptar una reducción de sueldo”. También se refirió a su antiguo “compañero de clase muy talentoso y doctorado en Física” que desarrolla tecnologías para la detección del cáncer y “gana muchísimo menos que yo; es deprimente”. Por supuesto, que nuestro trabajo contribuya al interés público y requiera mucho talento, inteligencia y perseverancia no significa necesariamente que cobremos un sueldo absurdo”
Pienso que la actual crisis pandémica del COVID-19 expone el poco valor tanto moral como físico que se le debería dar a empleos como los enfermeros, científicos, fuerzas de seguridad, bomberos, etc, porque trabajan lejos de sus hogares, por varios días, arriesgando sus vidas, y es poco admisible que la mayoría de ellos obtenga un salario muy magro mientras vemos que otras personas, como accionistas, televendedores, joyeros, cueveros, gametesters,influencers, etc., quienes desde la comodidad de sus hogares o tiendas poco demandantes por menos tiempo de trabajo y dificultad que su vocación presenta, obtienen una cantidad de dinero que excede en buena parte al de los empleos que jamás deberíamos tachar de absurdos.

Continuar navegando