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Anatomía y fisiología del cuerpo humano10 descenso de flujo en situaciones frías para reducir al mínimo la pérdida de temperatura, manteniendo siempre un aporte nutri- tivo adecuado. Las grandes arterias que proporcionan sangre a la piel están situadas en el tejido celular subcutáneo, desde donde dan ramas ascendentes hacia la dermis, del tamaño de arteriolas, vénulas y capilares conformando dos plexos de vasos horizontales conec- tados por canales verticales. El plexo inferior forma una red de arteriolas y vénulas situadas en la interfase dermohipodérmica (plexo cutáneo), mientras el superior está situado en la dermis papilar por debajo de las papilas dérmicas (plexo subpapilar). El inferior riega el tejido graso de la hipodermis y a zonas profun- das de la dermis y da ramas que envuelven los folículos pilosos y las glándulas sudoríparas y sebáceas profundas. El subpapilar irriga la zona superior de la dermis y las redes capilares para los anejos superficiales y para cada papila dérmica. El drenaje venoso se distribuye también en plexos que siguen la distribución arte- rial. En la piel acral existen anastomosis arteriovenosas rodeadas de células de músculo liso que sirven como esfínteres. Los vasos linfáticos acompañan a las venas y también se distribuyen en dos plexos, superficial y profundo. En el tejido subcutáneo y la dermis profunda se pueden ob- servar grandes fascículos nerviosos mientras que en el resto de la dermis existen numerosas fibras nerviosas finas. Los nervios son de dos tipos: eferentes, pertenecientes al sistema nervioso autóno- mo responsable del funcionamiento vascular y anexial, y aferente, que transmiten impulsos desde las terminaciones nerviosas libres y corpúsculos sensoriales hasta el sistema nervioso central, siendo los responsables de la sensibilidad cutánea. Los troncos aferentes acompañan a la red vascular y también están organizados en dos plexos, superficial y profundo. La mayor parte de los receptores sensitivos de la piel están constituidos por terminaciones nervio- sas libres que se encuentran preferentemente en la epidermis, pero también en la interfase dermoepidérmica responsable de la sensi- bilidad a la temperatura, el picor y el dolor y alrededor de los ane- jos (función mecanorreceptora). Además existen receptores senso- riales encapsulados con funciones específicas. Son los corpúsculos sensoriales, de los cuales los más importantes son los de Paccini (mecanorreceptores para presión, tensión y vibración, localizados en dermis reticular y tejido celular subcutáneo) y Meissner (me- canorreceptores sensibles al tacto que permiten la discriminación táctil entre dos puntos, localizados en la dermis papilar). 3.1.3. Hipodermis El tejido celular subcutáneo (grasa subcutánea, panículo adiposo o hipodermis) es la capa más interna de la piel. Se extiende desde la dermis reticular hasta la fascia muscular superficial, el periostio o el pericondrio. La separación entre la dermis reticular y la grasa sub- cutánea es una línea ondulada. El espesor de la hipodermis varía según la localización, el sexo, la edad y el peso corporal. Está forma- do por lobulillos de tejido adiposo maduro separados por tabiques conjuntivos finos que constituyen los septos interlobulillares. Estos septos son una continuación del tejido conjuntivo de la dermis re- ticular suprayacente y por ellos discurren vasos y nervios. El tejido subcutáneo actúa como un aislante térmico y protector mecánico frente a traumatismos, así como de reservorio energético. 3.2. FUNCIONES Sus funciones son múltiples y básicas para la vida. 3.2.1. Protección Es sin duda su función más evidente: proteger al organismo de las agresiones que recibe continuamente del mundo exterior. Éstas pueden ser múltiples: — Mecánicas. Las fuerzas mecánicas externas que con más frecuencia actúan sobre la piel son: fricciones, contusio- nes, compresiones laterales, vibraciones e intento de pe- netración de cuerpos extraños. En general, la resistencia mecánica depende de la elasticidad y tono de las fibras elásticas y colágenas de la dermis. — Físicas. La luz (radiaciones ultravioletas) y electricidad son en gran parte detenidas gracias a las propiedades aislantes de la capa córnea y a la capacidad de absorción fotónica de la melanina. — Químicas. La piel actúa como una barrera bidireccional: impide la salida de agua y electrólitos del organismo y la absorción de sustancias químicas del exterior. Esta fun- ción se realiza en la epidermis ya que la dermis es com- pletamente permeable. La capa córnea actúa como una membrana impermeable. La impermeabilidad viene de- terminada por sus características físico-químicas y no re- quiere energía. — Biológicas (microorganismos). La piel se expone conti- nuamente a la colonización y/o penetración de agentes infecciosos. Destacan en esta protección la ausencia de soluciones de continuidad, la exfoliación incesante de la capa córnea y su gran sequedad, las secreciones glandula- res y la microflora saprofita que posee. 3.2.2. Relación La piel tiene múltiples terminaciones nerviosas libres y recep- tores especializados, que le permiten recibir del entorno dife- rentes estímulos: tacto, presión, calor y frío, dolor y prurito. También contiene una importante red de terminaciones efe- rentes del sistema nervioso autónomo. Inervan las glándulas sudoríparas, los músculos de las paredes arteriales y los múscu- los erectores del pelo. No podemos olvidar en este apartado el papel fundamental que juega el aspecto, tacto y olor de la piel en las relaciones socia- les y sexuales. 3.2.3. Regulación (homeostasis) Influye de forma decisiva en el mantenimiento y regulación de dos constantes básicas para la vida: temperatura corporal y equi- librio hidroelectrolítico. Temperatura corporal. La piel es un órgano que controla la temperatura corporal contrarrestando las variaciones de origen interno (fiebre) o externo (frío o calor ambiental). Los mecanis- mos que utiliza son: https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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