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Anatomía y fisiología del cuerpo humano74 2, 3 y 5. Cada neurona de este núcleo tiene un campo receptor que coincide con el de la célula ganglionar correspondiente. Las células de las capas 1 y 2 no responden al color, en tanto que las células de las láminas 3 a la 6 son sensibles al color. Las neuronas del núcleo geniculado lateral proyectan a la corteza cerebral occipital (corteza visual) (Fig. 3.40), alrededor de la cisura calcarina, coincidente con el área 17 de Brodman, y terminan en neuronas de la capa IV (por su aspecto macroscópico se llama corteza estriada) en la que se alternan terminaciones de ambos ojos. Tanto las neuronas del núcleo geniculado lateral como las de la corteza visual tienen una organización precisa y ordenada que se denomina retinotópica: las proyecciones determinan, punto por punto, un mapa de la retina (en realidad dos retinas: una para cada ojo en cada ganglio y en cada hemicorteza). Las zonas de la fóvea y perifoveales tienen una mayor representación cortical. Las células corticales tienen las siguientes propiedades: 1: selectividad de orientación, siendo sensibles al eje mayor del estímulo, si éste es alargado; 2: selectividad de dirección, pues estímulos móviles producen respuestas mayores en direcciones determinadas; 3: son binoculares, pues responden a ganglionares de los dos ojos, lo que resulta fundamental para la visión estereos- cópica que es la percepción de la profundidad de la imagen («en relieve») que requiere la normalidad de los dos ojos que observan simultáneamente al objeto. Cuando se mira a un objeto, cada ojo tiene una perspectiva diferente del mismo (Fig. 3.40) lo que for- ma dos imágenes retinianas distintas. La superposición genicula- do-cortical y cuadrigémino-cortical de las mismas determinan su percepción en tres dimensiones. El hombre es capaz de percibir la profundidad de la imagen hasta una distancia de unos 125 m. Las neuronas del tubérculo cuadrigémino superior se dispo- nen en siete capas en sentido anteroposterior. Solo las tres capas más posteriores tienen que ver con la vista. Los campos receptores de las células del tubérculo cuadri- gémino superior son binoculares, grandes y muy sensibles a una dirección determinada del objeto. Las eferencias corticales son necesarias para la visión estereoscópica y para detectar objetos que se mueven rápidamente. Amplias zonas de la corteza occipital, parietal y temporal, no estriada, tienen conexiones complejas entre sí y con el núcleo pul- vinar del tálamo y tienen que ver con diversas características de la percepción visual. Otras vías visuales filogenéticamente más antiguas se proyec- tan a zonas del hipotálamo y otras áreas del sistema límbico. Estas proyecciones tienen una función refleja, probablemente neuroen- docrina y en relación con los ritmos de luz-oscuridad. 10.2. EL OÍDO 10.2.1. El sonido El estímulo adecuado para el órgano del oído es la onda sonora que emana de una fuente de sonido y se propaga por los gases (aire), líquidos o sólidos. En el aire, el más importante medio en el que se propaga el sonido, a 0 ºC, lo hace a una velocidad de 332 m/s. Como el sonido está producido por cambios de presión su- cesivos, si se registra gráficamente se obtiene una onda de una longitud ( ) y una amplitud (A) determinadas (Fig. 3.41). Si aumenta o disminuye, se oirá un tono más agudo o más grave respectivamente; si A aumenta o disminuye, el mismo tono se oirá más o menos intenso. La cualidad de un tono viene dada por su frecuencia que in- dica las veces que una onda sonora se repite en la unidad de tiem- po (1 ciclo/s = 1 herzio —Hz—). El oído humano puede detectar frecuencias entre 16 y 20 000 Hz, pero la frecuencia a la cual se comienza a percibir el sonido (umbral) es de 1000 Hz, siendo más sensible para las frecuencias de 2000 a 5000 Hz. 10.2.2. Estructura y función del oído El órgano receptor del sonido es el oído. Éste está constituido por el oído externo, medio e interno (Fig. 3.42). El oído externo (Fig. 3.42A) lo forma el pabellón auricular (oreja) y el conducto auditivo que termina en el tímpano que es una membrana que lo separa del oído medio. Las ondas sonoras son conducidas por el pabellón auricular hacia el conducto audi- tivo externo por el que se propagan hasta el tímpano que vibra a la misma frecuencia que las ondas sonoras. Estas vibraciones se transmiten hacia el oído medio por la cadena de huecesillos (llamados por su forma martillo, que se articula por un lado con el tímpano y por el otro con el yunque, que a su vez se articula con el estribo que termina articulándose Figura 3.41. I: onda sonora de longitud y amplitud A; II: si aumenta ( ') y A es igual, se oye un tono más agudo; III: si es igual y aumenta A (A') se oirá el mismo tono que en I, pero mas alto. I II III ' A'AA https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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