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CAPÍTULO 8 El sistema óseo 247 llegue a los pulmones. En el cornete superior y la parte adyacente del tabique nasal también se encuentran las células sensitivas del olfato. Por lo general, todo lo que puede verse del etmoides es la lámina vertical al observar hacia el interior de la cavidad nasal (véase la fi gura 8.3); la lámina orbitaria se distingue al observar la pared medial de la órbita (fi gura 8.14), y la cresta de gallo y la lámina cribosa son visibles cuando se observa desde el interior de la cavidad craneal (véase la fi gura 8.5b). Huesos faciales Los huesos faciales no cubren el encéfalo, pero son anteriores a la cavidad craneana. Ofrecen soporte a las cavidades orbita- ria, nasal y oral; asimismo, dan forma al rostro y proporcionan unión para los músculos de expresión facial y masticación. Hay 14 huesos faciales: 2 maxilares superiores 2 huesos nasales 2 huesos palatinos 2 cornetes nasales inferiores 2 huesos cigomáticos 1 vómer 2 huesos lagrimales 1 mandíbula Los maxilares superiores Los maxilares superiores son los huesos faciales más grandes. Se unen entre sí en la sutura intermaxilar media (véanse las fi guras 8.3, 8.4a y 8.5a). En los espacios situados entre las bases de los dientes crecen pequeños puntos del hueso maxilar deno- minados apófi sis alveolares. La raíz de cada diente se inserta en un agujero profundo llamado alveolo. Si se pierde o extrae un diente y la mastica- ción deja de ejercer presión sobre el maxilar, la apófi sis alveo- lar se absorbe y el alveolo se llena con hueso nuevo, lo cual deja un área lisa en el maxilar. Aunque se ubican en el cráneo, los dientes no son huesos. Se estudian de manera más detallada en el capítulo 25. Aplicación de lo aprendido Al estudiar un cráneo con algunos dientes faltantes, ¿cómo se sabría si los dientes se perdieron después de la muerte de la persona o años antes de ésta? Cada maxilar superior se extiende de los dientes a la pared inferomedial de la órbita; justo debajo de ésta, exhibe un agu- jero infraorbitario que permite el paso de un vaso sanguíneo hacia el rostro y un nervio que recibe sensaciones de la región nasal y las mejillas. Este nervio surge del agujero rotundo en la cavidad craneana. El maxilar superior forma parte del piso de la órbita, donde presenta una ranura, la hendidura esfeno- maxilar, que está dispuesta en ángulo hacia abajo y de modo medial (fi gura 8.14). Esta hendidura y la esfenoidal forman una especie de “V” cuya unión se localiza cerca del conducto óptico. La hendidu- ra esfenomaxilar es un paso para vasos sanguíneos y nervios sensitivos de la cara. El paladar forma el piso de la boca y el techo de la cavidad nasal. Su función consiste en separar la cavidad nasal de la oral, lo que permite al ser humano (y a otros mamíferos) seguir respirando mientras mastica. La alta velocidad metabólica de los seres humanos requiere la digestión rápida de los alimen- tos, a lo que contribuye una masticación prolongada y comple- ta que produce partículas pequeñas que se digieren con facilidad. La interrupción continua para inhalar aire difi culta- ría esta masticación prolongada. El paladar consta en sentido anterior de una bóveda del paladar (paladar duro) ósea y en sentido posterior de un velo del paladar (paladar suave) carnoso. La mayor parte de la bóve- Apófisis orbitaria del hueso palatino Agujero supraorbitario Lámina orbitaria del etmoides Unguis Agujero óptico Lámina orbitaria del hueso frontal Ala menor del esfenoides Apófisis frontal del maxilar superior Pared medial Piso de la órbita Apófisis cigomática del hueso frontal Ala mayor del esfenoides Superficie orbitaria del hueso cigomático Agujero infraorbitario Hendidura esfenoidal Hendidura esfenomaxilar Pared lateral de la órbita Techo de la órbita Superficie orbitaria del maxilar superior FIGURA 8.14 La órbita izquierda (vista anterior).
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