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CAPÍTULO 1 Vasos sanguíneos 3 FIGURA 1-4 Aterosclerosis, vista macroscópica Ésta es una aorta adulta tan normal como es posible encontrar en los países desarrollados. La íntima es muy lisa y tan sólo son visibles, de forma ocasional, pequeñas estrías lipídicas de color amarillo pálido (flecha). Estas estrías grasas pueden aparecer de forma inicial en los niños. (La ligera tinción rojiza de esta pieza de autopsia está ocasionada por la hemoglobina liberada por los hematíes tras la muerte.) Con un estilo de vida sano, y si no hay factores de riesgo adicionales, es improbable que se produzca la progresión de estas lesiones grasas. Las estrías lipídicas pueden ser precursoras de la formación de ateromas. Los principales factores de riesgo que hacen progresar la formación de ateromas son el aumento del colesterol LDL y la disminución del colesterol HDL en el suero, la hipertrigliceridemia, la diabetes mellitus, la hipertensión y el tabaco. FIGURA 1-5 Aterosclerosis, vista macroscópica Esta arteria coronaria abierta longitudinalmente pone de manifiesto placas ateromatosas amarillentas en la mayor parte de la íntima. Hay hemorragia focal en la placa, siendo ésta una complicación de la arteriosclerosis que puede estenosar la luz de forma aguda. Los ateromas avanzados pueden complicarse por erosión, ulceración, rotura, hemorragia, dilatación aneurismática, calcificación y trombosis. La estenosis arterial puede producir isquemia tisular. La pérdida marcada o prolongada del aporte sanguíneo puede llevar al infarto. En el corazón esto puede provocar síndromes coronarios agudos. La disfunción endotelial, que altera la vasorreactividad o hace que la superficie sea trombógena o anormalmente adhesiva para las células inflamatorias, puede iniciar la formación de trombos, aterosclerosis y lesiones vasculares hipertensivas. FIGURA 1-6 Aterosclerosis, vista macroscópica Éste es un caso de arteriosclerosis aórtica grave que afecta a casi la totalidad de la íntima, con ulceración de las placas ateromatosas y formación de trombos murales. A este grado pronunciado de aterosclerosis puede llegarse tras muchos años de aterogénesis o cuando existen factores de riesgo significativos que estimulan la aterosclerosis, tales como envejecimiento, hiperlipidemia, diabetes mellitus, tabaco, hipertensión y obesidad. El tratamiento o la eliminación de estos factores de riesgo mediante la adopción de estilos de vida sanos, con el aumento del ejercicio y la reducción de la ingesta calórica, pueden detener la progresión de la aterosclerosis; los ateromas incluso pueden experimentar regresión con el tiempo, disminuyendo las probabilidades de que surjan complicaciones.