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e e S 1, :S i- t- pilar. Su función consiste en puentear la red capilar, lo que :;:s muy importante en determinadas ocasiones, por ejemplo, fUid. el intercambio de calor. Están presentes en la piel y en el ··do celular subcutáneo, fundamentalmente de las orejas y los dedos de las manos. • Venas La circulación venosa, a diferencia de la arterial, tiene un :zspecto de malla que se denomina plexo venoso. Aunque di- oere de unos territorios a otros, en comparación con las ar- ·as, las venas tienen mayor diámetro y menor grosor de la pared menor. Las tres capas son menos netas y los elementos usculares de la capa media sólo se encuentran en las grandes \'Ó:tulas y pequeñas venas. El proceso de contracción-relaja- ción del músculo liso, mediado por el sistema a-adrenérgico, rmina lo que se conoce como el tono venoso, factor fun- damental en el retorno de la sangre. Las venas, sobre todo las los miembros inferiores, poseen unas válvulas. Éstas rea- lizan dos funciones muy importantes en el retorno venoso: r) por su orientación, en condiciones fisiológicas, impiden el reflujo de sangre y b) facilitan el ascenso de la sangre. Desde un punto de vista funcional, en el sistema venoso de los miembros inferiores (Fig. 3-3) se distinguen dos partes: d sistema venoso profundo (venas femoral, poplítea y tibial), Linfático l Aponeurosis Vena externa Posición ortostática Vena Arteria Reabsorción = Filtración Figura 3-3J Representación simplificada de'. la organización .de la circu- ~ !ación venosa en los miembros inferiores en dds sistemas: profundo (indi- 4 cado como. \¡ena externa) y superficial (indicado como vena interna). los . vasos que atraviesan 'la aponeurosis de lós mtisculos permiten comunicar los sistemas profundo y superficial. · Fisiología de la circulación • que se distribuye por debajo de las aponeurosis de los múscu- los, y el sistema venoso superficial (vena safena, principalmen- te), situado por encima de la aponeurosis. Los dos sistemas se comunican entre sí a través de vasos comunicantes. • Características mecánicas de los vasos: arterias y venas Arterias La curva de presión que se puede observar en la aorta se denomina onda de presión arterial (Fig. 3-4) . Presenta un va- lor máximo (presión sistólica o máxima) y un valor mínimo (presión diastólica o mínima). La diferencia entre ambas se denomina presión del pulso, mientras que el valor medio es la presión media. Ésta se calcula integrando el área de la curva de presión en relación con el intervalo de tiempo. Sin embar- go, de forma aproximada, es la media aritmética, aunque un cálculo más exacto se obtiene aplicando la siguiente ecuación: PAM= 3xPD+PS-PD 3 donde PAM es la presión arterial media; PD, la presión dias- tólica, y PS, la presión sistólica. Cuando se analiza la onda de presión en una arteria alejada del corazón, se comprueba que es muy similar a la observada en la aorta (Fig. 3-4 B) . La distorsión que se observa en la onda de presión a lo largo del árbol arterial es debida a que los vasos periféricos son más rígidos que los próximos al corazón, al poseer diferente proporción de elastina y colágeno. Sin em- bargo, la traducción funcional es muy importante. Cuando se produce la eyección de la sangre en la aorta, al ser muy elástica, se deforma admitiendo un determinado volumen. Cuando se produce la diá,¡;tble, esta arteria recupera su calibre normal. La energía elástica acumulada en la fase sistólica permite que la aorta haga las veces de bomba supletoria durante la diástole, contribuyendo a la circulación de la sangre. Por lo tanto, la aorta actúa como un verdadero reservorio elástico. Las arterias musculares logran mantener la presión ejercida por el ventrícu- lo gracias a la gran cantidad de músculo liso de su capa media. La onda de presión se traduce mecánicamente en una onda sinusoidal de diferente amplitud, denominada onda de pulso (Fig. 3-5) . Ésta es la deformación mecánica que se produce en las paredes arteriales a consecuencia del incremento de presión producido por el ventrículo izquierdo. La relación entre las on- das de presión y las ondas de pulso determina que la palpación de estas últimas sirva para determinar la frecuencia cardíaca. De nuevo, las características mecánicas de las paredes arteriales determinan el hecho de que la onda de pulso se pueda detectar por palpación en las arterias más alejadas del corazón, ya que los vasos periféricos son más rígidos que los proximales. Cuando durante un ejercicio se toma lo que vulgarmente se conoce como el pulso, en realidad se palpa la onda de pulso. Como ésta está determinada por la eyección ventricu- lar, cada vez que se palpa el pulso en una arteria periférica, equivale a un latido cardíaco, que en un tiempo determinado se corresponde con la frecuencia cardíaca. Hasta el desarrollo de los pulsómetros, la determinación de la onda de pulso era
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