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CAPÍTULO 29 Desarrollo humano y envejecimiento 1119 29.3 El neonato Resultados esperados del aprendizaje Cuando haya completado esta sección, el estudiante podrá: a) Describir cómo y por qué el aparato circulatorio cambia al nacer. b) Explicar por qué resulta difícil para el neonato respirar por primera vez. c) Describir los principales problemas fisiológicos de un neo- nato prematuro. d) Analizar algunas causas comunes de los defectos de naci- miento. El periodo que sigue al nacimiento es una crisis en que el neo- nato debe adaptarse de pronto a la vida fuera del cuerpo de la madre. Las primeras 6 a 8 horas son un periodo de transición en que los ritmos cardiaco y respiratorio aumentan y la tempe- ratura del cuerpo cae. Luego declina la actividad física y el bebé duerme por casi 3 horas. En su segundo periodo de acti- vidad, el neonato a menudo parece molesto por el moco y los desechos en la faringe. Después duerme de nuevo, se vuelve más estable y empieza un ciclo en que despierta cada 3 a 4 horas para alimentarse. Las primeras 6 semanas de vida cons- tituyen el periodo neonatal. Adaptación a la vida fuera del útero El acontecimiento más impresionante y que produce más sus- penso al nacer es cuando el neonato empieza a respirar por sí mismo. La respiración, por supuesto, es inútil a menos que la mayor parte o toda la sangre circule por los pulmones para inter- cambiar gases allí. Hasta el nacimiento, la fracción mayor de la sangre ha omitido los pulmones, de modo que para empezar a respirar también se necesita un cambio radical en la circulación sanguínea. Por tanto, los aparatos respiratorio y circulatorio des- tacan de manera prominente en las adaptaciones del neonato a la vida fuera del útero, pero otros sistemas también deben adap- tarse a este nuevo y desafi ante estilo de vida. Adaptaciones respiratorias Se suele creer, de forma equivocada, que debe darse una nalga- da al neonato para estimularlo a respirar. Durante el parto, el CO2 se acumula en la sangre del bebé y estimula con fuerza a los quimiorreceptores respiratorios. A menos que el lactante esté deprimido por una sedación extrema de la madre, por lo general empieza a respirar de manera espontánea. Sin embar- go, se requiere un gran esfuerzo para respirar con libertad por primera vez e infl ar los alveolos colapsados. Durante las pri- meras dos semanas, el bebé respira casi 45 veces por minuto, pero luego se estabiliza a unas 12 respiraciones en ese periodo. Adaptaciones circulatorias Cuando los pulmones se expanden con aire, la resistencia y la presión arterial en el circuito pulmonar se reducen con rapi- dez y la presión en el hemicardio derecho cae debajo de la del izquierdo. La sangre fl uye por un momento de la aurícula izquierda a la derecha a través del agujero oval (en sentido opuesto a su fl ujo prenatal) y empuja dos colgajos de tejido que se encuentran en el lugar para que cierren esta derivación. En la mayoría de casos, estos colgajos se funden y sellan de forma permanente el agujero durante el primer año, dejando una depresión, la fosa oval, en el tabique interauricular. Sin embar- go, en casi 25% de las personas, el agujero oval permanece sin sellar y los colgajos sólo se mantienen en el sitio mediante pre- sión arterial elevada en la aurícula izquierda. Los cambios en la presión del tronco pulmonar y la aorta también causan que el conducto arterioso se colapse. Éste se cierra de manera defi - nitiva casi a los tres meses de edad y deja un cordón perma- nente, el ligamento arterioso, entre los dos vasos. Después de que se pinza y se corta el cordón umbilical, las arterias y las venas umbilicales se colapsan y se vuelven fi bró- ticas. La parte proximal de cada arteria umbilical se vuelve la arteria vesical superior, que queda para irrigar a la vesícula biliar. Otros vasos obliterados se vuelven cordones o ligamen- tos fi brosos. Las partes distales de las arterias umbilicales se vuelven ligamentos umbilicales medianos de la pared abdomi- nal, la vena umbilical se vuelve el ligamento redondo del híga- do, y el conducto venoso (una derivación anterior alrededor del hígado) se vuelve el ligamento venoso en la superfi cie infe- rior del hígado (fi gura 29.10b). Adaptaciones inmunitarias La inmunidad celular empieza a aparecer en una etapa tempra- na del desarrollo fetal, pero las respuestas inmunitarias del neonato aún son débiles. Por fortuna, un lactante nace con concentración de IgG parecida a la del adulto, que adquirió de la madre a través de la placenta. Esta IgG materna se desdobla con rapidez después del parto, se reduce casi a la mitad de la concentración inicial en el primer mes y no queda nada de ella a los 10 meses de edad. No obstante, las concentraciones 9 Virginia Apgar (1909 a 1974), anestesióloga estadounidense. CONOCIMIENTO MÁS A FONDO 29.3 Aplicación clínica Evaluación neonatal En cuanto nace un lactante, se evalúan su aspecto general, sus sig- nos vitales (temperatura, pulso y ritmo respiratorio), peso, longitud, perímetro cefálico y otras dimensiones, y se busca detectar trastor- nos congénitos como fenilcetonuria (PKU). En los minutos 1 y 5 después del parto se anotan el ritmo cardiaco, el esfuerzo respirato- rio, el tono muscular, los reflejos y el color de la piel, y se les asigna una puntuación de 0 (mala), 1 o 2 (excelente). El total (0 a 10) se denomina puntuación de Apgar,9 y es un buen predictor de la super- vivencia infantil. Los lactantes con puntuaciones Apgar bajas pue- den tener daño neurológico y necesitan atención inmediata para que sobrevivan. Una puntuación baja al minuto 1 sugiere asfixia y puede requerir ventilación asistida. Una puntuación baja al minuto 5 indica una elevada probabilidad de muerte.
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