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Neurofisiología II – Cát. 123 Ficha de cátedra Nº 3 Reconocimiento perceptual: Trastornos del reconocimiento perceptual (agnosias) Mario Squillace y Alberto Iorio. Índice Síntesis del tema 2 Concepto de síndromes neuropsicológicos 2 Variedades de síndromes neuropsicológicos 2 Variedades de agnosias 4 Teoría de Marr sobre reconocimiento visual 9 Un modelo computacional de sistema visual 12 Conclusiones 14 Referencias bibliográficas 14 1 1. Síntesis del tema 1.1. Concepto de síndromes neuropsicológicos En la historia de la neuropsicología se perfilaron dos posiciones respecto a la correlación anátomo-clínica de los trastornos de las funciones mentales superiores: la “localizacionista” y la “no localizacionista”. Del mismo modo se han propuesto dos posiciones respecto a los síntomas y signos (manifestaciones cognitivas, conductuales, afectivas y motivacionales) que se asocian a lesiones discretas en el encéfalo: la sindromática (agrupaciones de síntomas y signos “prototípicos”), y la “no sindromática” (cada agrupación de manifestaciones clínicas constituye un “ejemplar”, especial, particular, irrepetible, individual). Aunque no sería posible, al menos por el momento, dar una respuesta definitiva a favor de una u otra perspectiva, algunos autores se inclinan hacia la versión de los “síndromes neuropsicológicos” (considerados relativamente). Principalmente porque constituyen referencias generales (cierto que esquemáticas), para el estudio de las relaciones entre los procesos cognitivos y el encéfalo. 1.2. Variedades de síndromes neuropsicológicos En el texto de la presente ficha (así como se realizó en la ficha número 2 respecto de las “afasias”), se seguirá la versión de la existencia de los “síndromes neuropsicológicos”, y las lesiones circunscritas en el encéfalo, como modo de aproximación al estudio de las relaciones de los procesos cognitivos con estructuras y funciones encefálicas. Demás está decir que la contribución del análisis de los pacientes con defecto cognitivo discreto con la metodología de analizar las “dobles disociaciones” (pacientes que presentando una lesión en determinadas estructuras manifiestan síntomas y signos definidos, que difieren de otros pacientes, tanto en localización de la lesión como en cuadro neuropsicológico), ha servido para la propuesta de modelos de funcionamiento cerebral y procesos cognitivos relacionados modernos y precisos. Del mismo modo, los aportes de las técnicas funcionales en neurociencia han agregado información complementaria de la mayor importancia. A continuación se presentará uno de los grandes síndromes neuropsicológicos: el 2 de las agnosias (o trastornos del reconocimiento consciente por lesión cerebral). En la próxima ficha (Nº4), se presentará otro de los grandes síndromes: el de las apraxias (o trastornos de la conducta “voluntaria” por lesión cerebral). Se insiste aquí en el carácter esquemático de esta clasificación, ya que algunos trastornos, como la “apraxia del vestido” son considerados “agnoso-apráxicos”, ya que incluyen el defecto del “esquema corporal” (trastorno agnóstico), y de la secuencia de acciones que conducen a la realización del acto (trastorno apráxico). En fichas siguientes (p.e. ficha N°5), se tratará con mayor extensión y profundidad el síndrome de las afasias, así como aspectos neurocognitivos relacionados con el procesamiento del lenguaje, la lectura y la escritura. Luego otros síndromes neuropsicológicos, en especial los síndromes frontal y parietal posterior (asociados a afectación de las cortezas de asociación anterior o posterior), y separadamente las amnesias (trastornos de la memoria), así como aspectos neurocognitivos relacionados con los mecanismos de codificación, almacenamiento y recuperación de la “información”. 2.Las agnosias Las agnosias son trastornos del reconocimiento de la experiencia perceptiva, adquiridos tras una lesión cerebral. Las fallas se producen de manera circunscrita a una vía sensorial particular, lo que significa que el individuo puede tener acceso a las huellas mnésicas almacenadas, sobre el objeto no reconocido, por otra vía perceptiva distinta. Los trastornos del reconocimiento suelen producirse especialmente a nivel visual, auditivo y somatosensorial. Una distinción importante, para hablar de un proceso agnósico, es que las dificultades halladas no son atribuibles a defectos en los nervios que transportan la información sensorial o a daños en los receptores periféricos. Esto quiere decir que un paciente agnósico visual no está ciego o que los defectos que hubiese en la información ingresante por el sentido de la vista no pueden justificar las dificultades del paciente. En el caso de las agnosias visuales es importante distinguirlas de la ceguera, en 3 el primer caso el paciente no reconoce lo que está viendo, en el segundo el paciente no puede ver. Amplias lesiones en los nervios visuales aferentes producen ceguera periférica mientras que lesiones en la corteza visual primaria (estriada), ocasionan ceguera cortical. Se denomina hemianopsia si el déficit está circunscripto sólo a un hemicampo visual. Las lesiones que dan origen a las agnosias ocurren en las cortezas secundarias unimodales (corteza extraestriada), no en las cortezas primarias. Dado que una descripción de todos los tipos de agnosias excede las posibilidades de un dictado cuatrimestral de la materia, y que la intención didáctica es la de introducir al tema, y mostrar cómo el procesamiento cognitivo puede considerarse como una secuencia de procesos segregados y en paralelo, que llegan a integrarse en la conducta organizada en otras instancias de la actividad (cerebral / mental), aquí se describirán sólo las agnosias visuales, como prototipo del síndrome, y para posibilitar, hasta donde sea posible, mostrar la articulación que existe entre los procesos cognitivos de reconocimiento visual y la actividad funcional de las estructuras cerebrales. Por consiguiente, a continuación se describe el caso de las agnosias visuales. 2.1. Variedades de agnosias Las agnosias, siendo trastornos de reconocimiento, pueden ser clasificadas de acuerdo al sistema senso-perceptivo por medio del cual los individuos pueden reconocer objetos, etc.: la vista, la audición y el tacto (principalmente). Por consiguiente una clasificación de las agnosias es la de “agnosias visuales”, “agnosias auditivas” y “agnosias táctiles”. De más está decir que tal proceder es una sobresimplificación del tema, ya que algunas agnosias pueden serlo de los tres tipos (por ejemplo el “síndrome de heminegligencia”, mencionado también como un trastorno “atencional”, en la ficha número 1. 2.2.Las agnosias visuales Para comprender las agnosias visuales primero debemos repasar las vías del procesamiento cortical de la percepción visual. Por un lado, el primer análisis del 4 procesamiento del campo visual se realiza en la corteza estriada (Brodmann 17), que se encuentra bordeando a la cisura calcarina en el lóbulo occipital, la corteza visual primaria (V1). A partir de ahí, la información continúa procesándose en las cortezas secundarias visuales (Brodmann 18) que rodean a V1. En la corteza extraestríada es posible discriminar dos grandes vías independientes que analizan diferentes aspectos de la percepción visual y que además tienen una citoarquitectura particular. Por un lado, se encuentra una vía dorsal (parieto-occipital) que posee neuronas de gran tamaño (magnocélulas) que procesan la localización del objeto respecto del individuo a partir de información que proveen los bastones de la retina (ver Figura 1). Esta vía relaciona la información del propio cuerpo (sistema somatosensorial, relacionado al lóbulo parietal), con la información visual que accede desde el lóbulo occipital. Esta vía es fundamental para calcular tanto la distancia a la que se encuentra un objeto de nuestro cuerpo como su localización arriba-abajo, derecha- izquierda. Lesiones en esta víadorsal ocasionan el síndrome de Balint. El paciente tiene dificultades para localizar los objetos en el espacio extrapersonal aunque pueda reconocerlos. Este síndrome comparte otras dificultades como: fallas para alcanzar objetos por guía visual (ataxia óptica), problemas para orientar los ojos durante la exploración visual (apraxia ocular) y la imposibilidad para distinguir varios objetos superpuestos (simultagnosia). Figura 1. Vías dorsal y ventral de la percepción visual (desde el lóbulo occipital 5 hacia el lóbulo parietal por la vía dorsal, y hacia el lóbulo temporal por la vía ventral). Por otro lado, la vía ventral tiene una dirección occipito-temporal y las neuronas características son pequeñas (parvocélulas) (ver Figura 1). En esta vía se procesan varios aspectos de lo que se está percibiendo. En serie y en paralelo, en ésta vía, se procesa: el color, el movimiento y la forma de los objetos percibidos. En el área 19 de Brodmann se procesa información proveniente de los conos y allí se identifica el color de los objetos. Las parvocélulas procesan las aferencias provenientes de los conos rojos y verdes y las koniocélulas las aferencias de los conos azules (Chatterjee & Callaway, 2003). Lesiones circunscritas a esta región ocasionan acromatopsia que es la incapacidad para ver en colores, el paciente ve con graduaciones de grises. La lesión puede alterar al campo visual en su conjunto o sólo el lado contralateral a la lesión, siendo el caso de una hemiacromatopsia. En las áreas 19 y 37 de Brodmann se procesa el movimiento del objeto percibido, por lo que una lesión de estas regiones puede conllevar la pérdida de la fluidez con que se intercalan la serie de imágenes para denotar movimiento (Annese, Gazzaniga & Toga, 2005). Esta alteración, llamada akinetopsia, produce que el individuo vea las diferentes imágenes visuales como instantáneas sin continuidad entre sí. El giro fusiforme, en la región inferomedial del lóbulo temporal, ha mostrado la capacidad para reconocer información aprendida muy detallada y en particular las características de los rostros. Cuando se presenta un rostro invertido, el cerebro no lo distingue como tal y es procesado como un objeto cualquiera. En cambio, al ver el rostro al derecho, el giro fusiforme procesa sus características distinguiendo detalles que no se percibían inicialmente cuando el rostro era tratado como un objeto común (Golarai et al., 2007). Lesiones en esta región ocasionan un déficit exclusivo para el reconocimiento de rostros llamado prosopagnosia. 6 Finalmente, amplías regiones mediales de la vía ventral procesan la forma de los objetos. Las agnosias visuales son, precisamente, un trastorno para el procesamiento de la forma de los objetos percibidos. A continuación se desarrollarán las teorías que dan cuenta de cómo clasificar las agnosias visuales. Lissauer (1890) distinguió a las agnosias visuales en dos categorías según en qué etapa del reconocimiento visual los pacientes tuvieran dificultades. Aquellos que tuvieran alterada la etapa inicial del procesamiento visual fueron denominados agnósicos aperceptivos. Los pacientes con esta afección son incapaces de generar un constructo perceptivo: no pueden integrar la forma de los elementos que perciben. La información visual que ingresa, a través de las V1, no puede integrarse en las cortezas secundarias unimodales. Las lesiones en la corteza extraestriada pueden impedir la integración de la forma, profundidad, color, etc. en una gestalt unificada del objeto. Esto lleva a que, en la mayoría de las pruebas de reconocimiento visual, el paciente no pueda dar cuenta de lo que ve, o lo haga tras grandes demoras. Muchas veces, los agnósicos aperceptivos utilizan hipótesis lógicas tratando de integrar, voluntariamente, detalles que percibe inconexos. El paciente trata de deducir lo que está viendo en vez de poder vivenciar espontáneamente el fenómeno visual. (e.g. “veo un papel… esto tal vez sean letras… una raya larga acá… ¿será una tapa? … debe ser un libro”). Lissauer propone una segunda categoría para los agnósicos visuales, los agnósicos asociativos. Estos pacientes sí integran la información percibida en un constructo perceptivo pero, debido a la afectación de otras regiones cerebrales, mantienen esa imagen gestáltica desconectada de la información semántica asociada. Los agnósicos asociativos son capaces de copiar correctamente los dibujos que se les presentan, pueden identificar un mismo objeto visto desde diferentes perspectivas (ya que construyen una imagen tridimensional del mismo con independencia de la perspectiva del observador), pero no reconocen, a nivel del significado, lo que están viendo o copiando. No pueden acceder a las memorias asociadas al objeto que perciben por la vía visual. El nombre del trastorno deriva de esta falla asociativa de la experiencia visual normal con las huellas mnémicas que refieren a la misma. Ambos tipos de agnosia visual sí pueden reconocer los objetos a través de otras 7 vías sensoriales. Por ejemplo, el paciente puede acceder a la memoria del objeto a través del somatosentido, durante la exploración táctil del objeto o escuchando el sonido que el objeto produce. Esto último es importante porque da cuenta de que las agnosias no son un problema de memoria semántica (del conocimiento en sí) sino un problema de reconocimiento a partir de una vía perceptiva particular. En la Tabla 1 se describen perfiles distintos de los dos subtipos de agnosia cuando se les realiza una exploración neuropsicológica Prueba Agnosia aperceptiva Agnosia asociativa ● Copia de dibujos - + ● Dibujar de memoria Tiende a mejorar Tiende a mejorar ● Emparejamiento de dibujos idénticos - + ● Conocimiento semántico de objetos percibidos Mejora si se vale de hipótesis lógico-verbales - Tabla 1. Diferencias en el desempeño de pacientes con de agnosias visuales aperceptivas y asociativas, de acuerdo al tipo de tarea (prueba). Dicha tarea se puede encontrar afectada (-) o preservada (+). Los pacientes agnósicos aperceptivos, al no poder construir un constructo perceptivo, no se ven favorecidos al tener un modelo para copiar un dibujo. A diferencia de ellos, los agnósicos asociativos que sí generan una gestalt perceptiva sí se verán favorecidos como los sujetos sanos copiando un dibujo. Por ello, al pedir el mismo dibujo de memoria, una gran cantidad de agnósicos aperceptivos tienden a mejorar su performance (aunque no todos ya que la memoria visual del objeto también puede encontrarse alterada). Por el otro lado, los agnósicos asociativos cuando tienen que dibujar sin un modelo tienden a dibujar peor ya que no pueden conectar el conocimiento con la imagen visual del mismo. Si se les presentasen dibujos idénticos a los pacientes, (se aumenta la dificultad de la prueba si uno del par es presentado rotado), los pacientes asociativos rinden mucho mejor que los aperceptivos. Por último, una diferencia que puede rastrearse es el conocimiento semántico que puedan tener acerca del objeto. Si los pacientes aperceptivos logran 8 valerse de hipótesis lógicas sobre los elementos aislados que perciben pueden llegar a superar a los asociativos en esta prueba. Los primeros deducirían con qué podrían encontrarse relacionados los elementos percibidos. 3. Teoría de Marr sobre reconocimiento visual Marr y Hildreth (1980) proponen un modelo de las etapas de la percepción visual que se ajusta bastante bien a evidencias neuropsicológicas de pacientes lesionados. 1. Esbozo en 2 dimensiones (2D). En esta etapa inicial, que ocurre en la V1 (cisura calcarina), la imagen visual no se encuentra integrada sino que se perciben sólo sus rasgos constituyentes: orientación, longitud, contraste de líneas, bordes y contornos. Se trata de un esbozo difuso de la experiencia sensorial que no permite aún la construcción de la imagen a percibir. 2. Esbozo en 2 dimensiones y media (2.5D). La información que se ha procesadopreviamente ahora es integrada logrando discriminación de la profundidad. Esto se logra utilizando la información provista por la visión binocular, la disparidad binocular de un objeto próximo a nuestros ojos es alta mientras que la misma disparidad disminuye al alejarse el objeto, esto permite la generación de la experiencia de a qué distancia se encuentra el objeto del observador. El juego con la profundidad también permite el intercambio de figura-fondo desde la perspectiva del observador. Se trata de una experiencia perceptiva egocéntrica, centrada en el punto de vista del sujeto. Si rotamos el objeto, el individuo no podría relacionar esta nueva imagen con la anterior. También en esta etapa se codifica la textura de los objetos percibidos. 3. Constancia perceptiva en 3 dimensiones (3D). En esta etapa el objeto es figurado con independencia del punto de vista del observador. El constructo perceptivo se estructura tridimensionalmente. Esto permite concebirlo en su totalidad aunque sólo se tenga acceso a una perspectiva limitada del mismo. Así, el objeto al ser rotado, es reconocido como el mismo, ya que el individuo posee una constancia 9 perceptiva del mismo. 4. Asociación con información semántica. La información visual construida es ahora asociada con las huellas semánticas relacionadas al mismo. Aquí el individuo tiene conocimiento de lo que está viendo. 5. Acceso léxico. Si bien este paso no está contemplado en el modelo de Marr, también debemos puntuar que además de acceder al significado de lo que vemos, otro paso ulterior es encontrar las palabras adecuadas para denominarlo. Warrington y Taylor (1978) plantean que los pacientes agnósicos visuales aperceptivos podían ser distinguidos de los asociativos por las etapas de Marr. Los aperceptivos no logran alcanzar la constancia perceptiva en 3D que sí logran los asociativos, y estos últimos, aunque logran esta representación, no pueden acceder a la cuarta etapa semántica. Así, la agnosia asociativa tendría preservada la etapa de constancia perceptiva independiente del observador (3D), pero la lesión provoca una desconexión con la información semántica asociada. Warrington y James (1988) han utilizado el “test de perspectivas inusuales” para demostrar importantes distinciones dentro del campo de las agnosias. La prueba consiste en presentar objetos cotidianos desde posiciones que no es frecuente observarlos (en escorzo) y son comparados con objetos vistos desde sus perspectivas cotidianas. Así, como es de esperarse, puede observarse que los pacientes agnósicos asociativos no tienen dificultades para emparejar objetos con diferentes perspectivas del mismo. Por otra parte, pueden distinguirse dos rendimientos entre los pacientes de tipo aperceptivo. El modelo de Marr permite explicar los dos perfiles de fallas dentro de los pacientes agnósicos aperceptivos. Por un lado, una gran cantidad de pacientes agnósicos son incapaces de reconocer un objeto presentado tanto desde una perspectiva cotidiana como desde una inusual. Estos pacientes muestran una preservación de la primera etapa perceptiva (por eso no son ciegos corticales), pero muestran alterada la segunda etapa careciendo del procesamiento en 2D. Llamaremos a este conjunto de pacientes aperceptivos tipo I. Por otro lado, otro subgrupo de pacientes, si bien fallan en el test de presentación de objetos en posiciones inusuales, pueden discriminar una figura de un 10 fondo al ser emplazado en una posición usual centrada en la perspectiva del observador. Este tipo de pacientes que llamaremos, aquí, aperceptivos tipo II, tendrían preservado el esbozo en 2.5 D y su déficit sería más sutil que el de los agnósicos aperceptivos tipo I. Al analizar la agnosia asociativa, debe realizarse con claridad un diagnóstico diferencial con otras dos alteraciones trastornos mnésicos semánticos y la afasia óptica (o anómica). Puede distinguirse a la agnosia asociativa del paciente con problemas semánticos porque a través de otras vías sensoriales (e.g. el tacto, la audición) puede acceder al conocimiento del objeto y discriminar así que el trastorno se trata exclusivamente de un problema de reconocimiento. En cambio, en el caso de los trastornos semánticos, el desconocimiento de los objetos usuales para el paciente se mantiene independiente de la vía sensorial por la cual se accediera al objeto. En el caso de la afasia óptica el problema no se encuentra en el conocimiento del objeto ni en su percepción sino en el acceso lexical para hallar la palabra adecuada para denominar lo que se está viendo. El conocimiento acerca del objeto estaría preservado en la afasia anómica, el paciente puede hablar acerca del objeto aunque no pueda hallar su nombre. Esto indica una importante diferencia con la agnosia asociativa donde no se reconoce la información semántica asociada a la percepción visual. En la Figura 2 se describen las diferentes etapas del modelo de Marr junto a los déficits que se desprenden del modelo. Figura 2. El modelo de Marr desde la perspectiva de una revisión de casos de 11 agnosias visuales y las diferentes alteraciones de la percepción visual reportados. 4. Un modelo computacional de sistema visual En el modelo que se esquematiza en la Figura 3, las áreas visuales (áreas de la corteza cerebral funcionalmente especializadas para el procesamiento visual), se indican por medio de cajas (que representan las operaciones que realizan los bloques funcionales, las cuales pueden ser definidas por fórmulas matemáticas que dan por resultado, hacia los bloques siguientes, las transformaciones realizadas con la información de entrada); las vías (compuestas por muchos miles de conexiones individuales) se indican mediante flechas. 12 Figura 3. Diagrama esquemático de un modelo de computador a gran escala de la integración cortical. El modelo comprende tres corrientes paralelas implicadas en el análisis visual del movimiento (fila superior), el color (fila media) y la forma (fila inferior). Las áreas pueden ser finamente topográficas (sin sombreado), bastamente topográficas (sombreado claro) o no topográficas (sombreado oscuro). La imagen visual (obtenida mediante una cámara en color) se indica en el extremo derecho. La salida del sistema (movimientos oculares simulados bajo el control de motoneuronas oculares, MN) se indica en la parte inferior. Las flechas con cabeza rellena indican vías dependientes del voltaje; las flechas con cabeza vacía indican vías independientes del voltaje. Las flechas curvadas dentro de las cajas indican conexiones intra-área. La caja etiquetada VA representa los sistemas de valores de proyección difusa utilizados en el paradigma conductual; el área general de proyección se engloba en una línea de márgenes curvos. El sistema completo contiene en total unas 10.000 unidades neuronales y un millón de conexiones. 13 5. Conclusiones El sistema visual se ha desarrollado especialmente en aves y mamíferos, y en los primates ha superado el dominio sobre la cognición y la conducta que el olfato tuvo respecto a la mayoría de los mamíferos. En los primates, la proporción de las estructuras cerebrales relacionadas con el procesamiento visual (así como con la integración visomotora), superan al de otros tipos de desarrollo encefálico –exceptuando en los humanos el desarrollo del sentido táctil de las manos (que posibilita la “astereognosia” o “agnosia táctil”), y la integración sensorio motora que participa de varios de los procesos “práxicos” que han influído en la hominización de los seres humanos (construcción de herramientas, etc.). La importancia del procesamiento visual para el desarrollo de las neurociencias ha determinado que se hayan desarrollado especialmente en este campo. De allí que los modelos matemáticos y computacionales que se han formulado hayan sido más precisos que los desarrollados respecto de otros procesos cognitivos. Incluso, a partir de esos modelos se han realizadodesarrollos tecnológicos para el reconocimiento de objetos por dispositivos artificiales. La utilización práctica del conocimiento alcanzado en una ciencia, es uno de los criterios de legitimidad y verosimilitud del modelo de funcionamiento de un sistema, especialmente si además tienen “plausibilidad biológica, esto es, basado en datos empíricos de las neurociencias / no contradictorios con el conocimiento científico alcanzado. 6. Referencias bibliográficas Annese, J., Gazzaniga, M. S. & Toga, A. W. (2005). Localization of the human cortical visual area MT based on computer aided histological analysis. Cerebral Cortex, 15(7), 1044- 1055. Chatterjee S. & Callaway, E. M. (2003). Parallel colour-opponent pathway to primary visual cortex. Nature, 426, 668-671. Golarai, G., Ghahremani, D. G., Whitfield-Gabrieli, S., Reiss, A., Eberhardt, J. L., Gabrieli, J. E. & Grill-Spector K. (2007). Differential development of high-level visual cortex correlates with category-specific recognition memory. Nature Neuroscience, 10(4), 512-522. Lissauer, H. (1890). Ein Fall von Seelenblinheit nebst einem Beitrag zur Theorie derselben. Archives of Psychiatry 21, 222–270. 14 Marr, D. & Hildreth, E. (1980). Theory of edge detection. Proceedings of the Royal Society of London, 207, 187-217. Warrington, E. K. & James, M. (1988). Aperceptive agnosia: a clinic-anatomical study of trhee cases. Cortex, 24, 13-32. Warrington, E. K. & Taylor, A. M. (1978). Two categorical stages of object recognition. Perception 7, 695-705. 15
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