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5 DIFERENCIA€ION DE LAS PERSONALIDADES PSICOTICAS Y NO PSICOTICAS 1 51. El tema de este trabajo, es el de que la _;!ifcren riación entTe las personalidades psicóticas y no J?SI<'Ó ticas, dependécTe climlnutas escic"íones áe-tóda aqueila_..,.,_,_r - 't , • -�� -pi.Irte ele 1a pc-rsona11dad que esta referida a fa con- c:ieQCl¡n'íon·ae 73 realidad interna y ext�rna ,., y_ la e:5- pul�ióu de estosJra,ID:!lfil:ltO� _sie taJ form$!.i.-..9.t�� ello� f·n'h:an dentro o en�lfan �ns ob'ietús. Describiré este pfoCeso éil detalle y luego discutiré -sus consecuencias r cómo afecta el tratamiento. Estas conclusiones derivaron del contacto analítico con esquizofrénicos y las he comprobado en mi prác� tica. Les llamo la atención sobre ellas, porque me lle varon a mnsecuencil;Ls analíticamente !iÍgnificativa� f'n mis pacientes y que no deben ser confundidas ni con las rcmis�ones conocidas muy bien por los psiquiatras . .:, .,.e. 1 • d . ' . 'bl f . o con esa e ase e me3ona que es 11npos1 e re enr a !as interpret�ciones que se han hecho o a cualquier C\lerpo cohercntt de teoría psicoanalítica. Pienso que las mejorías que he visto, merecen una investigación psicoanalítica. 1 "Differentiation of thc psychotic. from thc non-psychotic personalities". lnt. J. Psa. 38, 3-4, 1957. VOLVIENDO A PENSAR 65 52. Debo mi esclarecimiento de -los puntos oscuros que persisten en el análisis de psicóticos principalmente a tres trabajos. Como son cruciales para la compren sión de lo que sigue, voy a recordárselos : Primero: la descripción de Freud (2) que cité en mi trabajo al Congreso de Londres de 1953 ( 1), sobre el aparato mental que es puesto en actividad por las demandas del principio de realidad y en particular, aquella parte del mismo que está en relación con la conciencia de los órganos de los sentidos. Segundo: la descripción de M. Klein ( 5) sobre los ataques sádicos fa:ntaseados por el niño contra el pecho durante la fase esquizopa t·anoide, y tercero: sti descubrimiento de la identifica ción proyectiva (7). Por este mecanismo, el paciente escinde una parte de su personalidad y la proyecta. en el objeto donde se instala, a veces, como perseguidor, pero dejando la psiquis de la cual se escindió empo brecida. 58. Por temor de que se suponga que atribuyo el desarrollo de una esquizofrenia exclusivamente a cier tos mecanismos separados de la personalidad -que los emplea, enumeraré cuáles son las precondiciones que yo supongo necesarias para que estos mecanismos ope ren y sobre los que quiero focalizar la atención de ustedes. Está el ambiente, �ue no- discutiré por ahora, y la personalidad, que debe poseer cuatro rasgos esén chiles: U�a preponderancia de impulsos destructivos tan grande, que aun el impulso a amar, es cubierto por él y convertido en sadismo; un odio de la realidad interna y externa que se extiende a todo lo que pueda despertar conciencia de la misma; pánico• de aniqui lación inminente (7), y finalmente, la formación de relaci6n de objetos prematura y precipitada, con cuya primera línea está la transferencia, y cuya fragilidad contrasta •:1otoriamente con la tenacidad con la que 66 W. R. BION es mantenida. Esa prematuridad, esa fragilidad, y la te nacidad, son patognomónicas y tienen una derivación importante sobre el conflicto, nunca decidido en el esquizofrénico, entre los instintos de vida y de muerte. 54. Antes de que consideremos los mecanismos que resultan de estas características, quiero exponer breve mente algunos puntos referentes a la transferencia. El vínculo con el analista es prematuro, precipitado y de una intensa dependencia; cuando bajo la presión de sus instintos de vida y muerte, el paciente ensancha el contacto, se ponen de manifiesto dos corrientes con currentes de fenómenos. Primero, la escisión de su personalidad y la proyección de los fragmentos dentro del analista ( es decir, la identificación proyectiva) que se hace hiperactiva con los consecuentes estados confu sionales que Rosenfcld (9) ha descripto. Segundo: las actividades mentales y toda otra a través de tas cuales el impulso dom1�.!_$ seacltiiaa O de muerte, tra� decxpresarse, .ion de inmediato sujetas a mutilaciones por el irne_ulso temporariamente subordinado. El pa cienfe perseguiao por esas mutilaciones, y tratando de escapar al estado confusionª1,_ retorna a una relación resu-i�ida. -Oscilaciones entre tentativas de ensanchar el contacto y te�tivas de restringirlo se suceden con tinuamente a lo 1argo efe! análisis. 55. Volvienaoanora a las características que enun cié como iñ!rJn_secas de la personalidaa e�uízofrénica, cliré que constituxe!.1 un_k�c!Q. g_ue asegura que -SU po�edg_r . progresará .ª través de las posiciones e�uizoparano1dc _y deprestva de una manera marcadamen te diferente de los q_ue no tienen dichas característícas. Lacfíierencia gira ;¡rededor del hecho de que esta "o-� com mac1on de cualidades lleva a fragmentaciones tri� d.f. la_p_ersonalidad, particularmente del apa- VOLVIENDO A PENSAR 67 rato de tomar conciencia de la realidad que Freud des crioío como entrando en juego ante el requerimiento del principio de realidad; y además, a una excesiva proyección de estos fragmentos cie la personalidad en ob3etos externos. - • He descripto algunos aspectos de estas teorías en mi trabajo para el Congreso Internacional de 1953 ( 1), cuando hablaba de la asociación de la posición depre siva, con el desarrollo del pensamiento verbal y la sig nificancia de esta asociación para la toma de concien cia de la realidad interna y externa. En este trabajo retomo el mismo terna, solamente que en un estadio más temprano, diríamos, el comienzo de la vida del paciente. Me refiero a fenómenos de la posición ésqui zoparanoide que posteriormente están asociados con el comienzo del pensamiento verbal. Espero que esfo surja así de aquí. 56. Las teorías de Freud y Melanie Klein a las cua les me referí· anteriormente, deben ser consideradas ahora con más detalle. En su trabajo Neurosis y psi cosis de 1924, Freud definía uno de los hechos que mejor distinguía la neurosis de la psicosis: "En la primera, el yo, en virtud de su lealtad a la realidad, suprime una parte de! eIIo (Ia vida instintiva) mientras que en �a psicosis, el mismo yo está al servicio del ello, y se retlra de una parte de la realidad" ( 4). Presumo que cuando Freud habla de la lealtad del yo a la reali dad, habla del desarrollo que él describe que tiene lugar cuando el principio de realidad se instituye. Di ce : "Las nuevas demandas hacen necesario una suce sión de adaptaciones en el aparato mental, que a causa de nuestros conocimientos insuficientes o inciertos, sólo podemos detallar en forma muy elemental". Luego apunta la siguiente lista: La mayor importancia de los órganos de los sentidos dirigidos hacia el mundo 68 W. R. B(ON exterior y de la conciencia ligada a ellos; la atención a la que coru.idera una función especial que investiga el mundo exterior para que sus señales sean ya fa.mi liares si ima necesidad interna urgente emerge; un sistema de notación cuya tarea es la de depositar los resultados de esta actividad periódica de la conciencia, y que él describe como una parte de lo que llamamos memoria; el juicio, que debe decidir si una idea par ticular es verdadera o falsa; el empleo de la descarga motora para una alteración apropiada de la realidad y no simplemente como una descarga del aparato men tal de un incremento de estímulo; y finalmente, e] pensamiento que es el que según Freud, hace posible tolerar la frustración, que es un acompañante inevita ble de la acción, en virtud de sus cualidades de forma experimental de acción. Como veremos, yo extiendo mucho más la función e importancia del pensamiento 1 pero por lo demás, acepto esta clasificación de las fun ciones del yo, que Freud adelantó putativamente, ha ciendo concreta la parte de la personalidad que trato en este trabajo. Concuerda con laexperiencia clinica y esclarece su cesos que habría encontrado infinitamente más oscuros sin ella. Haré dos modificaciones en la descripción de Freud parn acercarla más a los hechos. No creo al menos en cuaI_3t0,<1, k>s pacientes que enepn�en nuestra práctica an�lípca, que el yo...se...retir4 nunca totaiment� de la realidad. Diríaque su contacto con la realidad, está eñcubierto, por la predominancia en la mente y fa conducta ad-paciente, de una fantasía omnipotente encanünaaa a destruit:, tanto la r�alidad como la con-· cfeñciade la misma, y así entonces, alcanzar un estado que no es ni la vida ni la muerte. Desde que el con tacto con la realidad nunca se pierde completamente, VOLV(ENDO A PENSAR 69 los fenógie1ws gue estamos acostumbrados a asociar con la �urosis¡,nunca. están ausent� y�3irven p_araco�icar eJ análisis, cu_ando_L�_hecho un progre§{) suficiente al estar presentes en medi;;-ae-material _psi cótico." �bre�l hecho de .9.ue el _yo mantiene contactb con fa"rrealidad, depende justamente la existencia ele uhapersoruilíci_a� no esicótica paralela, pero oscurc cid� parla personalidad psicótica. 57. Mi segunda modificación, es la de que e,L re_tir2..,_ de la_ �ali�d, es u�a_ ilu.sión, no lln.. h,ech.,o. y emerge d�l_ aespliegue de is:leniifj_cación P!.�e�tiva en contrad�l¿parato m�nt� E;_numerado por Freud. Es tal la pre�minancia de �sta fantasja, qu� parece evidente que no es fantasía., sino un hecho para el paciente, qúien actúa como si su aparato perceptual pudiera ser escindid? en diminutos fragmentos y proyectado en sus objetos. - Como resultado de estas modificaciones llegamos a la conclusión que pacientes bastante enfermos, tanto como pata ser clasificados como psicóticos, contienen en su psiquis, una parte no psicótica de la personali dad, víctima de los múltiples mecanismos neuróticos con los cuales el psicoanálisis nos ha familiarizado; y una parte psicótica de la personalidad, mucho más dominante que la parte no psicótica, que existe perQ como una yuxtaposición negativa con la anterior, y por la cual se ve oscurecida. Una concomitancia al odio de la realidad que Freud remarcó, son las fantasías de ataques sádicos al pecho, que ocurren en el niño psicótico, y que Melanie Kleiu describió, como parte de la fase esquizoparanoi de (8). Quiero destacar que en esta fase, el psicótico, escinde sus objetos, y simultanearñeñre focla 1a parte · de-:::�trpei;sonalidacl-que le daría conciencia de la reali dag_gue.,.él ��� en mu)L dimif!ut.Q§ fragmentos, y es 70 W. R. BION por eso, que el sentimiento del psicótico, es que no pódrá nunca restaurar sus o6'jetos osu yo. CoiñO re sultado de estos ataques ae esc1sioi1..J.füt0Ji 2!9-�s.° . aspectos de �u -�rsonalidad� I�roveerían de fun damentospara la comprensión intuitiva de sí mÍsmo y c'!eotros,esfán perturl;iados desde el c_gmienzo. Toclas la's funéiones que Freud describió, como una respuesta evolutiva al principio de la realidad en estadios poste riores, es decir, conciencia de las impresiones sens5,J riales, la atención, lfriieiYroTm"';°'el fuiciO,:-E{!_ pensamie_n t«:r, ha atra@o contra-en� en una forma tan primaria como pueoen poseerla al comienzo de la vida¡_ !Q� ques sádicos de escisiones eviscerantes_ que las condu cen a estar cíiminutamente fragmentadas y luego a ser ex.Pulsadas de la iersonalida<:1 para penetrar o engp.is tar los objetos. En la fantasía del paciente, las par tículas del yo expelidas, llevan una existencia inde pendiente e incontrolada, tanto sea contenidas en, o conteniendo los objetos externos; contim'.ian ejerciendo sus funciones como si la ex:eulsión � la cuál han si<fo rnjetas, hubi.eraservícIÓ solamente, para aumentar su n{1iñero y erovocar_}>_pstilid_!d contra la p!iquis que las había expulsado. En consecuencia, el paciente se sientecomo rodeado por obietos bizarxos cuya natu ra'iezaaescribiré a continuación. 58. Qada partíc� es_sehtida cogi.2,._consistiendo de rei°Jije��ue estaría_ encapsulado en una pa:rte· · e a pcrsonalidad..que lo ha engullido. La naturaleza de esta pa�tícula. completa, dependerá parcialmente, del carácter del objeto real, digamos, un gramófono, y parcialmente del carácter de la partícula de la perso nalidad que le ha engolfado. Si la parte de la perso nalidad, está en la relación con la visión, cuando el gramófono suena, será _sentido como observando al paciente; si lo está con la audición, el gramófono tiene VOLVIENDO A PENSAR 71 el sentido como que está escuchando al paciente. El objeto, enojado pqr.�uaciQ.!1 se hin.é.a, clir.ía� y cubre Y. controla la �i_eza de la J?!fliOnalidad �e la cngo.If�es en ese S!m,.tido que.la partícula deTa pers(i': n!'11dad sehavÜ°el� �cosá:' :.J.)ado _g,u� estas P.a7- t19!1-as...J,2n de las .s.u!1es. depende el p�ie)l!e parausarla_u:om,..2.prototipo de 1de�s -posteriormente para formar �a matriz ae 1a cual emergerán las _palaoras esle dom,!:.1.;.º _'éf�-�ma parte de la personalidad por elObJeto contenido pero controlaaor lleva al naciente a � - ' r· .r:. ::.. senur que las palabras son eñveraad las cqsas CJ!:l,é nombt�� esto, aumenta la confusión, descripta por Sega!, po;:gue el µacie�te egajpar��ro_110 s�m_boliza. A causa de que el ac1ente usa estos objetos bizarros b � ' para o tener sus ·pensamientos, nos eva ahora a ur. nuevo problemaSl consiclerainos que uno de los,,obje tivos del paciente para usar la escisi6n y la idcntifi�a ción proyectiva, es la de desprenderse de la conciencia de la realidad, está claro que podría adquirir el má• ximo de separación de la realidad,' con la máyor eco no��u...!:!zo;::!:p�errrn.nzar �st� ataques d§'tructivos contra el vínculo, cual�iera .9ue este sea, qu'l!"ttlnecraíasifupresiones ae sussentidos con la con.' ciencia. En mi trabajo para el Congreso Internacion�l deT95S-( 1), mostré que la conciencia de la realidad psí9uica, depende del desarrollo de la capacidad cfef pcns'am1enfo veroa.1, cuyos fundamentos están ligiclos cori la PQfil.G.l.Ql). -depr.csiva.- Es imposible considerar esto ahora. Los referiré al traqajo de Melanie Klein de 1930, sobre "La importancia de la formación de los símbolos en el desarrollo del yo" (6), y al frabajo para la Sociedad Británica de Psicología en 1953 de Hanna Segal ( 10). En este último Segal demuestra - la importancia de la formación de símbolos y explora su relación con el pensamiento verbal y las tendencias 72 W. R. BION reparatorias normalmente asociadas con la pos1cton depresiva. Yo hago referencia aquí a un estadio más temprano de la misma historia. Creo que el_<:!wo .que se hace mucho más evidente en la posición depresiva, en realidad se inició en la fase esquizoparanoide, cuan do se echan l�s bases para el. pensamiento primitivQ, pero_ que no llega a establecerse a causa de la exage ración de la escisión y de la identificación proyectiva. 59. Freud atribuye al pensamiento, la función de proveer un medio para restringir la acción. J,>ero ade más dice: "Es probable que el pensar sea originaria mente inconsciente, ya que emergió de la mera idea ción y viró a las relaciones entre las impresiones d<' objeto, y que luego se revistió con cualidades percepti bles para la conciencia solamente a través de su cone xión con las huellas mnémicas de las palabras" (2) . Mis experiencias me h�n llevado a suponer gue existe desoe el comienzo, alguna clasecle pensamiento, refe rid(')'--a lo que llamaríamos ideografía y visfón,�s q� palabras v al oído. Este pensamiento, clepeñae ae una capacid;d parauna introyccción y pro yeccioñ de obJetos e.qutlihrada y a fortiori dc7a toma de .:S«:�ia de los mismos. ��tLJ.t@Q_Q_e_la capacidad ae7aparte no psicotica de 1a. personalidad, en parte; a causa de la escisión y expulsión del aparato de la conciencia que he descripto, y en parte, por razones que◄v.oy a desctibir ahora. Gracias a l�s op�raciones de la parte no psicótj_ca de -fapersonalidad, efpaciente es conscieñfe é1e que la iñtroyeccióñ conduce ala formaci6n del pensamien to· i!)consciente del cual Freud habla como "aplicado a )as relaciones entre las impresiones de objetos". Creo ahora que es es�ensamiento inconsciente -el que Freud define como apñcado it--las ?'elaciones entre las impresiones de objeto el que es responsable por "la . -- _,,,_ ........ VOLVIBNOO A PENSAR 7S concie� l�ada a" las impresiones sensoriales. Me apoyo en su afirmación hecha doce afios más tarde en su trabajo El Yo y el Ello. Allí dice que la pre gunta; "¿ Có�o se hace una cosa consciente?" puede ser mas venta3osamente planteada: "¿ Cómo una cosa se hace preconsciente?" Y la respuesta sería: "Co nectándose con las imágenes verbales que le corres ponden" _(3). En mi trabajo de 1953 (1) dije queel eensam1ent2 verbal está ligado con_lac conciencia de l<1; realidad psíquica; pienso que esto también es cierto. en cuanto al pensamiento 2reverbal del cua1 habi� al�:- En vista_ de lo que he dicho de fos ataques delps1cot1co sobre el aparato mental que le permite tomar conciencia de la rea�idad externa e interna, se podría esp,erar q�e el �hei�:_de identificaei6n proyectiva sena parttculannenresevero, en contra del pensamien to, cte cuatquier clase que sea, que estuviese dirigido a "'r�e:s-entre 1ás-nilnrés1onesde oh1·;t�:- norque --:--. ·,---- - :.I""__:... .:;J $.. si este vinculo pudiera ser roto o me1· or aún no-f - _ , _ ) oqarse nunca, por lo menos .la concienga deJa realí daa podría ser destrufüa,auñqÜe la realidad. misma nunca lo fuera. �Pero, envercfad:Cl trabajo de destruc� ción Xª �stá hecho a medias, por lo menos dado que el material del cual se forma el Il,�Jaini�to en el no psi_.s?�ico mediante_ �na intr�yección y· proyección, ,equilibrada, no está dis,poniOl!_Para la parte psicótica -�e7aP:!�na!_icla1 a caus�e que Ía proyección emtroyec:c1on ha�� desplazadas por la identificación p1�ctiv;í"x solo quedan_los objetos bizarros que he cfescripto. .�o. En realidad, no solamente el pensamiento pri m1t1vo es atacado a causa de que conecta las impre siones sensoriales de la realidad con la eonciencia. sino que dada la mayor destructividad del psic6tic� los procesos de esc1sión se extienden a los vínculos, dentro 74 W. '.R. BION del proce� rnis�o�pe�amiento. Tal como lo im p1l'éa la frase de Freud de que el pensamiento redunda en las relaciones entre las impresiones de objeto, esta primitiva matriz de ideografías, de la cual surge el pensamiento, contiene eñst misma eslabones entre una iae<;g�i o� Todos éstos son atacados, hasta 9.ue fiñlrmente, dos ·objetos, no pueden ser puestos en con tamo clemanera tal de dejar a qi,da uno sus cuaji dhae's"iñtnnsecas intactas y además con la capacidad defroducir un nuevo objeto mental a través de_ él. . Consecueñteiñente, la formación de símbolos cuya efec tividad""térapéutica depende de la posibilidad de juntar dos 061etos, ae manera tal que su semejanza sea mani fiesta-y s1ñ embargo, su diferencia quede inalterada,resuffii muy dificultoso. En un e�is> auru'ostehor, ef'resuffado de estos aiaquesde escisión $e ven en la negaciónde la articulación como principio para ta combinación delas pala6ras. ;Es.to_ no significa q_ue · los objetos no pueden ser juntados; como mostraré más a'delante cuánao ñable cíe la aglomeración, esto no es cierto Cle-nínguna manera. Por otra parte, desdef gue"lo que conecta" no solo ha sidoiiünuciosañiente rag meñtado, sino también p��yectado aentro de objetos yunido coñ otros Q.2.ietos 1zarros, el paciente se sieñte rodeado ,E_Or minúsculos eslabones qµe estañdo impr� nacfosab.017"aco"n cñi'eldad 1 unen objetos cruelmente. · Para cprn;]'.!Jir la descripción de la fragmentación del yo y su expulsi6n en, y alrededor de sus objetos, diré que creo que estos procesos que he descripto son el factor central, en tanto que tal factor pueda ser aisla do sin distorsión, en la diferenciación de la parte psicótica de la no psicótica de la personalidad. Esto tiene lugar en el comienzo de la vida del paciente. Los ataques sádicos sobre el yo y sobre la matriz del pensamiento, y la identificación proyectiva de los frag- VOLVIENDO A PENSAR 75 mentos, hace que desde aquí en adelante haya una divergencia cada vez mayor entre las partes psicóticas y no· psicóticas de la personalidad, hasta que al fin el espacio entre ambas es sentido como imposible de ser cubierto. 1 61. Para el paciente, las consecuencias son de queahora se mueve, no en un mundo de sueños, sino en un mundo de objetos que ordinariamente constituyen los artefactos de los sueños. Las impresiones de sus sentidos parecen haber sufrido una mutilación, tal co mo si hubieran sido atacados, en la tortna en que el pecho es sentido que fue atacado en las fantasías sá dicas del niño ( 5). El paciente se siente prisionero en ese estado mental al que ha llegado, e incapaz de es caparse, a causa de que siente que le falta el aparato de la conciencia de ]a realidad, que es simultáneamente la llave de escape y la libertad a la cual escaparía. La sensaci6n de aprisionamiento se intensifica por la amenazadot'a presencia de los fragmentos expulsados, dentro de cuyo movimiento planetario se halla el pa ciente. Estos objetos, primitivos pero complejos, par ticipan de l�s cualidades que en la personalidad no psicótica, son peculiares a 1a materia, objetos anales, sensaciones, ideas y superyó. 62. La· diversidad de tales objetos, al depender de la sensación en la cual están sumergidos, advierte más de lo que la rápida indicación que he dado del modo que se originan. La reacción de estos objetos con el materia..!_,del J?ensamiento ideográfico, lleva al¡>aciente acciñIUn�� objetos reales-con ideas fil!I!Út1vas ;_ j;, luegoa"1aconfus1ón, cuando ooedecen las leyes de las cien ci!ís naturalE!y no las del funcTonam1ento mental. Si el paciente desea recuperar uno de estos objetos;"'en una tentativa de restitución de su yo, y en análisis justamente, se siente impelido a hacer tal tentativa, 76 W. R. BION tiene que recuperarlos por una identificación proyec tiva revertida y por el mismo camino por el cual fue ron expelidas. Ya sea que sienta que uno de estos o_bjetos ha sido puesto de vuelta por el analista, o quesienta que él los ha retomado, lo mismo sentirá el ingreso como una agresión. El grado e.xtre.mo al cual ha llevado la escisión de los objetos y del yo ) hace que cualquier tentativa de síntesis sea muy dificultosa. Además, como se ha libra�o de "Jo que junta'\ su capacidad para la articulación, sus métddos para la sí�tesis son sentidos. como macilentos; pu�� �mpri mu:. pero no puede Juntar;_ puede fundir pero no pue de .::rticular. g_�sultado de la eyección y al igual que toda .ºl!ª partícula expelida, la capacidad para' juntar es sentid� mucho peor que foque era cÜando fue eva�da. T9da articulación que tiene lugar, es }fecha vcngativamente, es decir, de una manera ex pres'ameñte coñtraña a los oeseos dcf paciente en � mmrtenfo. En el curso del análisis, este -proceso de éompréslóñ o aglomeración pierde algo de su malig nidad y entonces emergen nuevos problemas. 63. Debo llamar la atención de ustedes a un punto que requiere un trabajo por sí •mismo y por Jo tanto no puedo más que mencionarlo aquí. Está implícito en mi descripción que la personalidad psicótica o parte de la personalidad, ha usado la escisión y )a identificación 'proyectiva como sustituto de la repre sión. C�c.!2,._y <lonqe la parte no psicótica de _l.ª'- per sonalidad, rec_urre..a. Ja represi6ñ-como modo de eli miñar ciertas tendencias de la mente, tanto sea de la cóñcieñéia como de otras 'formas de manifestación y actividad, � parte psicótica de la personalidad int.enta librarse del 2P�rato _del cual la psiquis depende para . llevar~ a cabo las represiones• el inconsciente parece- t. -- ' .. VOLVIENDO A PENSAR 77 ría estar reemplazado por un mundo de elementos de los sueños. 64. Trataré ahora de describir una sesión real; e& una experiencia clínica basada en estas teorías más bien que unadescripción de las experiencias sobre las cuales basé estas teorías, pero espero que podr� señalar el material de sesiones previas que me llevaron ·a inter pretar las cosas tal como lo hice. El paciente, en el momento de esta sesión, de la que describo una pequeña parte, ha estado viniendo por espacio de seis años. A veces llegaba con 45 minutos de atraso, pero nunca perdió una sesión; las sesiones nunca sobrepasaron su límite de hora. Esta mañana llegó con 15 minutos de atraso y se tiró sobre el diván. Empleó cierto tiempo, en girar de un lado para otro, ostensiblemente tratando de acomodarse. Al final, dijo: "No creo que consiga h�cer algo hoy; debí haber llamado a mi madre". Hizo una pausa y luego prosi guió: "No; pensé que iba a ser así", una pausa más prolongada y entonces: "Nada más que cosas inmun das y olores" ; y luego: "Creo que he perdido mi vista". Habían pasado 25 minutos, y yo hice aquí una inter pretación; pero antes de repetirla, quisiera relatar al gún material previo, que espero hará más comprensible mi intervención. Cuando e) paciente maniobraba en el diván, le esta ba observando algo que era familiar para mí. Cinco años antes me había explicado que su médico le acon sejó una operación para la hernia y que su incomo didad y sus movimientos eran a causa de la misma. Pero era evidente que se trataba más que de la hernia y la actividad racional. Le habfa preguntado a veces, cuál era la causa de estos movimientos y a estas pre guntas respondi6: "Nada". Otra vez dijo: "No sé" . Sentí que ese "nada" era una invitación velada a que 78 W. R, BION me ocupara de mis propias cosas, tanto como la ne gación de algo muy malo. Proseguí a través de sema nas y años observando sus movimientos. Un pañuelo fue acomodado cerca de su bolsillo derecho; arqueó su espalda il.seguramente un gesto sexual? Un encen dedor se escapó de su bolsillo. ¿Lo levantaría? Sí. No. Tal vez, no. Bueno, sí. Fue recogido del suelo y colo cado al lado del pañuelo. Inmediatamente una llu via de monedas, corrió sobre el diván hasta el suelo. El paciente quedó tieso y esperó. Sus gestos parecieron sugerir que tal vez fue imprudente recoger el encen dedor, pues había provocado la caída de las monedas. Esperó alerta, furtivamente. Y finalmente hizo la ob servación que transcribí. Me acordé de sus descrip ciones producidas a lo largo de muchos meses, acerca de las tórtuosas maniobras que tenía que empren,der antes de ir al toilette, o bajar para el desayuno o tele fonear a su madre. Yo estaba acostumbrado a recor dar muchas de sus asociaciones libres que podían ser fácilmente apropiadas, para 1a conducta que mostró en ésta como en muchas otras mañanas. Pero éstas fueron ahora mis asociaciones, y una vez que probé hacer uso del material en una interpretación, esa fue exactamente la respuesta que él había dado. Una , interpretación que recordé, babia tenido buen resul- tado. Le señalé entonces que él había sentido más o me nos. lo mismér•acerca de estos movimientos que lo que había sentido acerca de un sueño que me había con tado -no tenía idea acerca del s.ueño, ni idea acerca de los movimientos. "Sí", dijo. "Eso es." "Y sin em bargo, repliqué,. usted una vez tuvo una idea acerca de esto; pensó que era la hernia." "Eso no es nada" replicó, y se quedó callado, casi astutamente diría, para ver si yo había pescado el punto. "Así que nada VOLVIENDO A PENSAR 79 es realmente una hernia" dije. "No tengo idea, res pondió, sólo una hernia." Quedé sintiendo que su "no tengo idea", era igual al "Sin ideas", acerca de los sueños y los movimientos, pero por lo menos en aquella sesión no pude ir más lejos. A este respecto los movimientos y· los sueños eran francos ejemplos de tentativas mutiladas de cooperación, y •acerca de esto también le había llamado la atención. 65. Se les ocurrirá, como a menudo se me ha ocu rrido a mí, que estaba observando una serie de _preJen taciones dramáticas minusculasJ.r�aradones _para 1:l 155ño o la alimentación d C un bebé.,_9 �l,..cambio� de p�ñales o una scduc;--ión sexual. Más a menudo, sería c0ñ-ect6""de'tir.-qne ta -reseñiación era un cong!2me ra_g.Q..�ªr�s �ad.2l.J_ un nú_mer� taley�scen� v' fue esta impresión que me llevó finalmente a su poner ue estaba o6s'crv ndo �actividad,.ideomotQ- a. es decir, un medio de expresar una idea sin nom �e aqui hay üñcorto pasoa peñsar que e�ta clase de actividad motora, es la que Freud ha descrip to como característica de la supremacía del principio del placer ( 1) . Porque en cuanto que yo estaba obser vando fenómenos psicóticos, eLJ;laciente no P.odía estar actuando como respuesta a lá percepción de realidad externa; estaba mostrando Ja clase de descarga motora - que Freud �� �ajC!_ la supremacía del prin cip10 del plaJ;_er �a servido par�-descargar el aparhlo mental del incremento de est1mulos, y para llevar a-cabo tal tarea ña enviadO inervaciones hacia el int�rior del cuerpo ( expresiones gesticulares de afec to)". Esta impresión,.fue la que tuve de nuevo cuando el paciente dijo: "No creo que pueda hacer algo ho(. Era una observación que podía referirse � la probabi lidad de producir material para interpretaciones, o igualmente a la probabilidad de que yo produjera al- 80 W, IR. BION guna interpretación. "Debiera haber telefoneado a mi madre", podía significar que su fracaso en hacerlo era el castigo por no ser capaz de hacer análisis. También significaba que su madre sabría cómo hacerlo -clJa podría obtener asociaciones de su material, o inter pretaciones de mí; algo dependía de lo que su madre significara para él, pero en este punto yo estaba a oscuras. Ella apareció en ci análisis como una simple mujer trabajadora que había tenido que salir a trabajar para mantener la familia; este punto de vista era sos tenido con el mismo grado de convicción con que sellaba sus afirmaciones de que la familia era extre madamente rica. Se dignó concederme algunos vis tazos de ella, como una mujer con tat cantidad de compromisos sociales que le restaba escasísimo tiempo .para satisfacer las necesidades tanto del paciente, que era su hijo mayor, o de su hija, dos años mayor que el paciente, o del resto de la familia. La describió, si algo tan inarticulado puede ser llamado descripción, privada de sentido común o cultura, y sin embargo habituada a visitar galerías de arte de fama interna cional. Me dejó inferir que en la crianza de los niños• fue ignorante y afanosa en extremo. Puedo decir que para esa época a la que me estoy refiriendo, conocia poco más de su madre real que lo que habría conocido una persona que se ha librado de su yo en la forma que he descripto como típica de la personalidad psicó tica. Sin embargo, tenía estas impresiones y otras que omito, y sobre ellas basé mis interpretaciones. La res puesta del paciente a estas interpretaciones fueron de franco rechazo y absoluta inadmisibilidad a causa de ser equivocadas, o acertadas, pero inoportunamente dichas, por ser sentidas, como que yo había estado usando su mente ( en verdad serfa su capacidad de ron tacto con la realidad) sin su permiso. Se observara VOLVIENDO A PENSAR 81 que ·con esto, él expresaba una negación celosa de mi insight. 66. Cuando el paciente dijo, después de una pausa, que él sabía que esto sería así, presumí con seguridad que era yo el que tenía pocas probabilidades de hacer algo en esa sesión y que su �adre era alguna persona o cosa que podría habilitarlo para manejarse más sa tisfactoriamente. Esta impresión se fortificó más por la próxima asociación. Si las teorías que describí son correctas, entonces, en cualquier situación dada, un paciente que está sufi cientemente enfermo como éste, que se hallaba inter nado, tiene dos problemas parn resolver: tmo, pertene ciente a la parte no psicótica de la pers9nalidad, y otro de la parte psicótica. En este caso particular, y en este particular momento, la personalidad psicótica y susproblemas todavía oscurecian la personalidad no psicótica y sus problemas. Sin embargo, como espero mostrar, la última podía ser discernible en el material. La personalidad no psicótica estaba preocupada con un problema neurótico, es decir, un problema que se centraba en la resolución de un conflicto de ideas y emociones, al cual había dado lugar las operaciones del yo. Pero la personalidad psicótica -estaba dedicada al problema de reparar el yo, y la clave de esto residía en el temor de haber perdido. su vista. Desde que era el problema psicótico el que se imponía, me encaré con él tomando primero su última asociación . .1_e, dij.e que esas cosas_ y olores ipmundos era lo que ér seittí��e7ia�ía obligado a hacer, y que sentía �ue méruibía compelido �eíecar esas cosas y olores m mundos, íñéluyendo El vista que ef había puesto en mj. El'pacieñte saltó convulsivamente y lo vi escudriñar cuidadOliamente lo que parecía ser el aire que lo ro deaba. Entonces le dije 9'!���.tía rodead� PQr 82 W. R. BION pedazos de cosas malas y mal olientes de sí mismo in'éruyen'dos1:rs ojtr� gyeél sentía haber-expulsado pó; s��Replicó: "No puedo ver". Entonces !JL.dije q�a que había perdido J<L_Yjsta y su 1:i<!bilidad para h�blar a su mad!.e � a mí, cuando se había liOradC.,� ,§as h�d.«.§., �v_p,cuá,i_dolas p�ra-evitar el dolor. '67. En esta última interpretación, yo usaba una se sión de varios meses antes, en la cual, el paciente se quejaba de que el análisis era una tortura, una tortura de recuerdos. Le mostré entonces, como lo había evi denciado en esfa sesióg__c.91!.2US sa!_tos convuls1vOs,ciue - ér1iaf.i1�_s.qp�gyid�estesiarse librándose de sus re c§rdos y de cualqaj_e.E_ otra cosa que pudiera fiacerle sentir dolor. Ei dijo: ;-;-Mi cabeza se está partiendo; pueden ser mis anteojos oscuros". Unos cinco meses antes, yo había estado usando anteojos oscuros; el hecho no había producido reacción visible alguna desde ese día hasta ahora; pero .es menos sorpresivo el asunto si con sideramos que al usar anteojos oscuros, yo fui sentido por él como uno de los objetos a los cuales me había referido cuando describí el destino de: las partículas expelidas del yo. Ya expliqué que la personalidad psi c?�ª J2.ª.rece.. qut! tuviera que_esper.;g_ la ocurreñ c1ª de un suceso apto, a�es de gye sg_sienta en posesión de. una ideografía apropiada para usarla en la comuni�ón consigo mismo o con !esotros. Re cíifr'o'cameñte, -;¡¡:os sucesos que podrían haber teniao sigpj!icación inmediata -�ara la personaliaaa no psicótica, son desapr�echa os a causa de que son senti d�u1gnificantes, solamente como ideografías que no sirven para una necesiaad inmediata. En el ejemplo pr� elpro6Iemacreaoopor mi uso de los anteojos oscuros, estaba oscurecido para la parte no psicótica VOLVIENDO A PENSAR 83 de la pers�nalidad a causa de que la parte psicóticaera la dommante, y en esta parte, el suceso era·mera mente significante como una ideografía para la cual no había una necesidad inmediata. Cuando por fin el hec?� irrumpió en el análisis, tuvo la aparienciasuperf1c1almente, de una especie de reacción diferida; pero tal punto de vista depende de la suposición que la asociación de los anteojos oscuros era una expresión del conflicto neurótico en la parte no psicótica. Y en verdad, no era una expresión diferida de un conflicto de la parte no psicótica, sino como mostraré, la movi lización de una ideografía necesaria para la parte psicótica para reparar de iwnediato al yo dañado por el exceso de identifü_:ación proyectiva que he descripto. Tales obstrucciones de hechos que pasan originalmente en silencio, no son impor�antes por su' ap'arición dife rida, sino porque evidencian la actividad de la parte psicótica de· la personalidad. Suponiendo entonces que .}os anteojos oscuros son aquí la comunicación verbal de una ideografía, es ne cesario determinar la interpretación de la ideografía. Temo que deberé comprimir tal vez hasta hacer in compr�nsible, las evidencias que poseo. Los anteojosconteman. un recuerdo de la mamadera. Habrá ·dos anteojos o mamaderas, o sea, que se parecían 'al pe cho. Eran oscuros a causa del desagrado y del enojo. Eran de vidrio para vengarse de sus intentos de ver � través de ellos cuando eran pechos. · Eran oscuros a causa de que él esperaba a la oscuridad para espiar a sus padres en coito. Eran oscuros a causa de que había tomado la mamadera, no para sacar leche, sino para ver lo que sus padres hicieron. Eran oscuros porque él los había tragado y no solamente ia leche que con tenían. Y eran oscuros a causa de que los buenos obje to$ claros se habían hecho negros y malolientes dentro 84 W. R. BION de ellos. Todos estos atributos fueron logrados a través de las operaciones de la parte no psic6tica de la per sonalidad. Agregado a estas características, estaban aquellas que he descripto como perteneciéndoles como parte del yo expulsada por identificación proyectiva; por ejemplo, su odio por sí núsmo, como parte de sí mismo, que él había rechazado. Usando este cúmulo de experiencias analíticas, y aun concentrado en el problema psicótico, es decir, fa necesidad de reparar el yo para poder encarar las demandas de la situación externa, le dije : Analista. Su vista ha vuelto a ponerse dentro suyo, pero le parte la cabeza; usted la siente como uQa vista muy mala a causa de lo qµe usted le ha hecho a ella antes. Paciente (moviéndose con dolor, como si protegiera ,u canal posterior) . Nada. Analista. Parecería ser su canal posterior. Paciente. Censuras morales. Le dije que su vista, los anteojos oscuros, fueron sen Lidos como una conciencia que le castigaba, en parte, porque había tratado de librarse de ellos para evitar dolor, y en parte, porque él los había usado para es piarme, así como había espiado a sus padres. No. siento que haya hecho justicia a lo compacto de la asociación. Se observará que no he podido ofrecer una suges tión, en., cu9:nto a que podía estar estimulando estas reacciones en �l paciente. Esto no es extraño porque estoy tratando con un problema psicótico que al con• tracio del no psicótico, está relacionado precisamente con la destrucción de todo el aparato mental que trae conciencia de los estímulos de realidad, y por consi guiente, no puede discernirse la naturaleza y ni aun la existencia de tales estímulos. Sin embargo, la siguiente observación del paciente dio la clave. VOLVIENDO A PENSAR 85 Paciente. El fin de semana; no sé si aguantaré. Esto es un ejemplo de la forma en la cual el pa ciente sentía que había reparado su capacidad de con tacto y podía por lo tanto decirme que era lo que sucedía a su alrededor. Este e·ra un fenómeno ya f��iliar para él y no se lo interpreté. En cambio le d11e: Analista. Usted· siente que debe poder seguir sin mL Pero para conseguirlo, siente que necesita poder• ver qué sucede a su alrededor, aun para poder comu nicarse connúgo; para poder contactar conmigo a la distancia, tal como hace con su madre, cuando usted le telefonea; así que trató de reobtener su habilidad para mirar y hablar de mí. P3ciente. Brillante interpretación. (Ccm brusca con vulsión.) ¡ Dios mfo! Analista. Siente que puede ver y comprender añora, pero lo que ve es tan brillante, que le causa un in tenso dolor. Paciente ( apretando sus puños y mostrando mucha tensión y ansiedad) . Lo odio. Analista. Cuando usted ve, aquello que usted mira, -la pausa del fin de semana y las cosas que espía en la oscuridad- lo llenan de odio y de admiración ha cia mí. Creo que en este punto la restauración del yo im plicó que el paciente se había enfrentado con su pro blema no psicótico, la resolución de sus conflictos neuróticos. Pienso así por las reacciones de las siguien tes semanas en que mostró su incapacidad de tolerar los conflictos neuróticos estimulados por la realidad y sus tenta�vas de resolverlos por identificación proyec tiva. A esto seguía tentativas de usarme como su yo, ansiedades acerca desu insania, posteriores tentativas 86 W. R. BION para reparar su yo y volver a la realidad y la neurosis; y así el ciclo se repetía. 68. He descripto esta parte de una sesión en detalle, porque puede ser usada para ilustrar varios puntos sin sobrecargar al lector con un número de ejemplos dife rentes de asociaciones e interpretaciones. Lamento tener que excluir material muy llamativo y dramático, porque incluirlo implicaría agregar una abrumadora cantidad de descripción del diario análisis con su carga de claras incomprensiones, errores y demás, lo que produciría un cuadro completamente confuso. Al mis mo tiempo, no quiero dejar dudas de que el apprqach que describo, es el que según mi opinión, produce sorprendentes resultados. El cambio que tuvo lugar en este paciente durante las semanas en las que pude demostrar el interjuego que acabo de describir, fue tal que creo cualquier analista lo aceptaría de veras comq una mejoría psicoanalítica. La conducta del paciente se ablandó; su expresión se hizo mucho menos tensa. En los comienzos y finales de sesiones podía mirarme a los ojos y no me evadía, ni como era frecuente antes, fijaba la mirada lejos como si yo fuera la superficie de un espejo delante de la cual él ensayaba algún dram,i, interior, peculiaridad que me ayud6 a menudo, a darme cuenta de que yo no era una pe_rsona real para él. Infortunadamente estos fenómenos rio son fáciles de describir, y no intento hacerlo, porque quiero llamar la-'ateñci6n sobre una mejoría que he encon trado, y aún encuentro en otros pacientes, sorpren dente y desconcertante. Como toca el tema principal de este trabajo, volveré sobre él retomando la discusión teórica que he interrumpido para_ introducir mi t jem JJlO clínico. 69. Si el pensamiento verbal es lo que sintetiza y articula las impresiones y es así esencial para la con- VOLVIENDO A PENSAR 87 ciencia de la realidad interna y externa, es de esperar que estará sujeto una y otra vez, a lo largo del aná lisis a destructivas escisiones e identificaciones pro yectivas. He descripto el comienzo del pensamiento verbal como perteneciendo a la posición depresiva, pero la depresión propia de esta fase, es en sí misma, algo por lo cual la personalidad psicótica protesta, y en -consecuencia, el desarrollo del pensamiento verb,;1! cae bajo ese ataque, !iÍendo sus elementos expulsados de la personalidad a medida que se desarrollan por la identificaci6n proyectiva cada vez que ocurre la depre sión. En su trabajo del Congreso Internacional de J 955 Hanna Sega! ( 11) describió la manera por la cual '1a psiquis maneja la depresi6n; los· remitiría a aquella descripción complementándola con esa parte de la posición depresiva que he incluido aquí, en la discusión sobre el desarrollo del pensamiento verbal. Pero dije que aun en la fase más temprana !- la posición csquizoparanoide, los procesos del pensamiento que ya estarían' en desarrollo son también destruidos. En este estadio no hay problema de pensamiento verbal sino solamente progreso de un pensamiento primitivo . detipo preverbal. Una identificación proyectiva excesiva en este estadio tan temprano impide una introyección adecuada y la asimilación de las impresiones senso riales, y por lo tanto niega a la personalidad una base firme sobre la cual la iniciaci6n del pensamiento pre verbal pueda proseguir. Además, no solamente ,el pensamiento es atacado por ser en sí mismo un ele mento vincular sino que los factores que llevan a la coherencia de Íos pensamientos en sí, son igualmente atacados en tal forma, que al final los elementos del pensamiento, las unidades diría, de las cuales se cons truye el pensamiento, ya no pueden ser ar�cul.adas.El desarrollo del pensamiento verbal> por cons1gu1ente. \ 88 W. R. BION . está comprometido tanto por los ataques continuos que he descripto como típicos en la posición depresiva, como por erhecho de la larga historia de ataques so bre cualquier clase de pensamiento, de cualquier clase que preceda. El esfuerzo de pensar que es una E_arte del eje cen trar·ae toOo el proceso"°de r�arac1ón del yo, incluye el Yfi:_de �oi:los preverbales _primitivos que han sufri do la mutilación y la identificación proyectiva. Lo que significa que la._! P�tiS!:!l�dd..yg__f:_xpulsadas, y s1;1s acúmulos, tienen que volver a estar �ajo contro.[y_ por lo tanto dentro de la �rsonalícfad. La identificaéióu proyectiva es entonces revertida y los objetos vuel ven_2.9¡:_el mismo camin,2_J>or-el que fueron expelidos. Esto fue ex..E!-l!_!ado J?._Ot: un paciente que decía que tenía que usar un intestino y_� un �erebro para pen sa_f;-y-reforzo7a-a_g_i.icteza de su de�ctiEción corrigién dome en Üna ocasión posterior, cuand�le nabfé de ha�� tomado algo tr�.án!!olo; el intesting no traga, me dijo. -P�a �olver 1 ·estos objetos deben ser compri mjdos. ]Jeoido a la hostilidad con que fue rechazada la función de articulación, ahora un objeto, los obj�tos solamente pueden ser unidos inapropiadamente o aglo merados. Sugerí en mi ejemplo clínico, que los anteo jos oscuros eran un ejemplo de esta clase de aglol!le ración de objetos bizarros que eran el producto de la identifir.aci6n proyectiva del yo. Además, debido a la incapacidád élel · paciente para distinguir e�re tales obJétosy los oojetos reales, es que debe esperar por sucesosaproprados que o provean con ideografías que sus-impulso!,_ de coriiu�r reqüiereñ. Este caso fue lo recíproco de esto, es decir, un ejemplo de almac-enaje de un suceso no a cuenta de su significación neurótica, sino por su valor como ideografía. Esto significa que este particular uso de los .anteojos oscuros es franca- VOL VIENDO A PENSAR 89 mente avanzado. El almacenaje de tal suceso para ser usado como ideografla,se-aptmóma a 1a descripción ---- - - de Freud de !�12,�sgueda de_<iªt.9s de manera tal, que ya semrfiiñiiTiaE_es si surge una urgente necesidad in tei-ña,""como una_ÍlJnción de_atención, .como uno de lofasj5eCtos del y9. Y también nos muestra, si bien rndirnentariamente én este ejemplo, una ingeniosa aglomeración que sirve �ra_ tw�itir significados. La:,_tn:ey¡rfu.-l....l.lr_e,resiva y �esconcert�nte de que hablé, te"ndría que ver_�n !:_Sto de I� �lo�r:-s!ón ingeniosa. Porque encontré, no solamente que los Eacien�s re curren más y más al pensamiento verbal ordinario. mostrando así un aumento de la capacidad del mismo y una consideración mayor por rl analista como ser humano, sino que se hacen cada vez más hábiles f'n el I_!lWejo_de este lenguaJe má� füeU:-aglomerado que artk.,ulado, ...Lo importante del lenguaje civilizado es que simplifica grandemente las tareas del pensador o del que habla. Con tal instrumento los problemas pueden ser resueltos, a causa de que por lo menos pueden ser establecidos, sin el mismo ciertos interro gantes, rualquiera que sea su importancia, no podrían siquiera ser propuestos. Lo extraordinario es el tour de_l!!.!.·� por :_l cu�l ErÍlpitivos modos de pensamiento son usados por el paciente para establecer temas de gran complejiéfaa. Y esto mejora aun con nuevos y bien recibid.os prógresos. Y digo bien recibi<;los, por que aún no estoy satisfecho de que sea correcto ignorar el contenido de una asociación porque trabajar con ella tendría al analista hablando infinitamente más tiempo que al paciente. ¿ Cuál es por ejemplo la inter pretación correcta del contenido de "censuras mora les"? Y habiéndolo decidido, ¿ cuál es el procedimiento correcto? ¿ Hasta donde debe seguir uno la aclaración? 90 W. ·R. BION Las partículas que deben ser empleadas participan de las cualidades de las cosas. El paciente parece sen tir esto como un obstáculo adicional en sus reentradas. · 1 Como esos objetos expelidos por identifícaci6n pro yectiva se vuelven infinitamente peores después de la 1 expulsi6n que lo que eran cuando fueron originaria: mente expelidos, el paciente se siente forzado, asaltado, y torturado poreste reingreso, aun deseado por él. Esto se ve en el ejemplo que di por el movimiento convulsivo del paciente y por su sorprendente reacci6n a la "brillante" interpretaci6n. Pero esto último, tam b�muestra que los sentidos: como parte del yo .. e�' pelido� también son -:::a:olOrosarnente com_prli:ñidOs al ré��a.':es..i:.me__filldo la exelica�i6n de las ex tremadamente dolorosas alucinaciones táctiles, audíti v:-'rsiVJsuafes m:�as ae las cuales parece estar 7abo r�do. La depresión y la añsieáad, estando sujetas a lós mismos mecanismos, son igualmente intensificadas hasta que el paciente se ve obligado a encararlas con la identificación proyectiva, como ha descripto Sega!. CONCLUSION 70. La experiencia de estas teorias en la práctica me ha convencido que ellas tienen real valor y con ducen a ,mej,orjas que todo psicoanalista debe sentir como meFece'dcµ-as de prueba y escrutinio. Recípro camente, no creo que pueda lográrse un progreso real con psicótícos hasta que no se dé todo el valor a la divergencia entre la personalidad psicótica y no psic6- tica, y e� particular al rol de la identificación pro yecti•;a en la parte psicótica de la personalidad como reemplazante de la regresi6n en la· parte neur6tica de la personalidad. El ataque destructivo del paciente a VOLVIENDO A PENSAR 9i su yo y la substitución de la identificación proyectiva por la represión e introyección deben ser elaboradas. Considero que esto es también verdad c�o se� en quien creo ha'¼-UJlª personalid� p,sicó!ica ocu� por la neurosis tanto como la �rsonalidad neu róti�a está oculta por la psicosis en el j?Sicótico, y que tienegu'Dei,1lescuo1-erta_y tratada. BIBLIOGRAFIA 1) Bion, W. R. (1953). "Notas sobre la teoría de la es quizofrenia". Int. J. Ps,,cho-Anal., vol. 35, 1954. Cap. . IV de este libro. 2) Freud, S. (1911). "Los dos principios del suceder psí quico". Bibl. 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