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Bion - DIFERENCIAION DE LAS PERSONALIDADES

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5 
DIFERENCIA€ION DE LAS PERSONALIDADES 
PSICOTICAS Y NO PSICOTICAS 1 
51. El tema de este trabajo, es el de que la _;!ifcren­
riación entTe las personalidades psicóticas y no J?SI<'Ó­
ticas, dependécTe climlnutas escic"íones áe-tóda aqueila_..,.,_,_r - 't , • -�� -pi.Irte ele 1a pc-rsona11dad que esta referida a fa con-
c:ieQCl¡n'íon·ae 73 realidad interna y ext�rna
,., 
y_ la e:5-
pul�ióu de estosJra,ID:!lfil:ltO� _sie taJ form$!.i.-..9.t�� ello� 
f·n'h:an dentro o en�lfan �ns ob'ietús. Describiré este 
pfoCeso éil detalle y luego discutiré -sus consecuencias 
r cómo afecta el tratamiento. 
Estas conclusiones derivaron del contacto analítico 
con esquizofrénicos y las he comprobado en mi prác� 
tica. Les llamo la atención sobre ellas, porque me lle­
varon a mnsecuencil;Ls analíticamente !iÍgnificativa� f'n 
mis pacientes y que no deben ser confundidas ni con 
las rcmis�ones conocidas muy bien por los psiquiatras . 
.:, .,.e. 1 • d . ' . 'bl f . o con esa e ase e me3ona que es 11npos1 e re enr a
!as interpret�ciones que se han hecho o a cualquier
C\lerpo cohercntt de teoría psicoanalítica. Pienso que
las mejorías que he visto, merecen una investigación
psicoanalítica.
1 "Differentiation of thc psychotic. from thc non-psychotic 
personalities". lnt. J. Psa. 38, 3-4, 1957. 
VOLVIENDO A PENSAR 65 
52. Debo mi esclarecimiento de -los puntos oscuros
que persisten en el análisis de psicóticos principalmente 
a tres trabajos. Como son cruciales para la compren­
sión de lo que sigue, voy a recordárselos : Primero: la 
descripción de Freud (2) que cité en mi trabajo al 
Congreso de Londres de 1953 ( 1), sobre el aparato 
mental que es puesto en actividad por las demandas 
del principio de realidad y en particular, aquella parte 
del mismo que está en relación con la conciencia de 
los órganos de los sentidos. Segundo: la descripción 
de M. Klein ( 5) sobre los ataques sádicos fa:ntaseados 
por el niño contra el pecho durante la fase esquizopa­
t·anoide, y tercero: sti descubrimiento de la identifica­
ción proyectiva (7). Por este mecanismo, el paciente 
escinde una parte de su personalidad y la proyecta. en 
el objeto donde se instala, a veces, como perseguidor, 
pero dejando la psiquis de la cual se escindió empo­
brecida. 
58. Por temor de que se suponga que atribuyo el
desarrollo de una esquizofrenia exclusivamente a cier­
tos mecanismos separados de la personalidad -que los 
emplea, enumeraré cuáles son las precondiciones que 
yo supongo necesarias para que estos mecanismos ope­
ren y sobre los que quiero focalizar la atención de 
ustedes. Está el ambiente, �ue no- discutiré por ahora, 
y la personalidad, que debe poseer cuatro rasgos esén­
chiles: U�a preponderancia de impulsos destructivos 
tan grande, que aun el impulso a amar, es cubierto 
por él y convertido en sadismo; un odio de la realidad 
interna y externa que se extiende a todo lo que pueda 
despertar conciencia de la misma; pánico• de aniqui­
lación inminente (7), y finalmente, la formación de 
relaci6n de objetos prematura y precipitada, con cuya 
primera línea está la transferencia, y cuya fragilidad 
contrasta •:1otoriamente con la tenacidad con la que 
66 W. R. BION 
es mantenida. Esa prematuridad, esa fragilidad, y la te­
nacidad, son patognomónicas y tienen una derivación 
importante sobre el conflicto, nunca decidido en el 
esquizofrénico, entre los instintos de vida y de muerte. 
54. Antes de que consideremos los mecanismos que
resultan de estas características, quiero exponer breve­
mente algunos puntos referentes a la transferencia. El 
vínculo con el analista es prematuro, precipitado y de 
una intensa dependencia; cuando bajo la presión de 
sus instintos de vida y muerte, el paciente ensancha el 
contacto, se ponen de manifiesto dos corrientes con­
currentes de fenómenos. Primero, la escisión de su 
personalidad y la proyección de los fragmentos dentro 
del analista ( es decir, la identificación proyectiva) que 
se hace hiperactiva con los consecuentes estados confu­
sionales que Rosenfcld (9) ha descripto. Segundo: las 
actividades mentales y toda otra a través de tas cuales 
el impulso dom1�.!_$ seacltiiaa O de muerte, tra� 
decxpresarse, .ion de inmediato sujetas a mutilaciones 
por el irne_ulso temporariamente subordinado. El pa­
cienfe perseguiao por esas mutilaciones, y tratando de 
escapar al estado confusionª1,_ retorna a una relación 
resu-i�ida. -Oscilaciones entre tentativas de ensanchar 
el contacto y te�tivas de restringirlo se suceden con­
tinuamente a lo 1argo efe! análisis. 
55. Volvienaoanora a las características que enun­
cié como iñ!rJn_secas de la personalidaa e�uízofrénica, 
cliré que constituxe!.1 un_k�c!Q. g_ue asegura que -SU 
po�edg_r . progresará .ª través de las posiciones e�ui­zoparano1dc _y deprestva de una manera marcadamen­
te diferente de los q_ue no tienen dichas característícas. 
Lacfíierencia gira ;¡rededor del hecho de que esta 
"o-� com mac1on de cualidades lleva a fragmentaciones 
tri� d.f. la_p_ersonalidad, particularmente del apa-
VOLVIENDO A PENSAR 67 
rato de tomar conciencia de la realidad que Freud des­
crioío como entrando en juego ante el requerimiento 
del principio de realidad; y además, a una excesiva 
proyección de estos fragmentos cie la personalidad en 
ob3etos externos. -
• He descripto algunos aspectos de estas teorías en mi 
trabajo para el Congreso Internacional de 1953 ( 1),
cuando hablaba de la asociación de la posición depre­
siva, con el desarrollo del pensamiento verbal y la sig­
nificancia de esta asociación para la toma de concien­
cia de la realidad interna y externa. En este trabajo
retomo el mismo terna, solamente que en un estadio
más temprano, diríamos, el comienzo de la vida del
paciente. Me refiero a fenómenos de la posición ésqui­
zoparanoide que posteriormente están asociados con
el comienzo del pensamiento verbal. Espero que esfo
surja así de aquí.
56. Las teorías de Freud y Melanie Klein a las cua­
les me referí· anteriormente, deben ser consideradas 
ahora con más detalle. En su trabajo Neurosis y psi­
cosis de 1924, Freud definía uno de los hechos que 
mejor distinguía la neurosis de la psicosis: "En la 
primera, el yo, en virtud de su lealtad a la realidad, 
suprime una parte de! eIIo (Ia vida instintiva) mientras 
que en �a psicosis, el mismo yo está al servicio del ello, 
y se retlra de una parte de la realidad" ( 4). Presumo 
que cuando Freud habla de la lealtad del yo a la reali­
dad, habla del desarrollo que él describe que tiene 
lugar cuando el principio de realidad se instituye. Di­
ce : "Las nuevas demandas hacen necesario una suce­
sión de adaptaciones en el aparato mental, que a causa 
de nuestros conocimientos insuficientes o inciertos, sólo 
podemos detallar en forma muy elemental". Luego 
apunta la siguiente lista: La mayor importancia de 
los órganos de los sentidos dirigidos hacia el mundo 
68 W. R. B(ON 
exterior y de la conciencia ligada a ellos; la atención 
a la que coru.idera una función especial que investiga 
el mundo exterior para que sus señales sean ya fa.mi­
liares si ima necesidad interna urgente emerge; un 
sistema de notación cuya tarea es la de depositar los 
resultados de esta actividad periódica de la conciencia, 
y que él describe como una parte de lo que llamamos 
memoria; el juicio, que debe decidir si una idea par­
ticular es verdadera o falsa; el empleo de la descarga 
motora para una alteración apropiada de la realidad 
y no simplemente como una descarga del aparato men­
tal de un incremento de estímulo; y finalmente, e] 
pensamiento que es el que según Freud, hace posible 
tolerar la frustración, que es un acompañante inevita­
ble de la acción, en virtud de sus cualidades de forma 
experimental de acción. Como veremos, yo extiendo 
mucho más la función e importancia del pensamiento
1 
pero por lo demás, acepto esta clasificación de las fun­
ciones del yo, que Freud adelantó putativamente, ha­
ciendo concreta la parte de la personalidad que trato 
en este trabajo. 
Concuerda con laexperiencia clinica y esclarece su­
cesos que habría encontrado infinitamente más oscuros 
sin ella. 
Haré dos modificaciones en la descripción de Freud 
parn acercarla más a los hechos. No creo al menos 
en cuaI_3t0,<1, k>s pacientes que enepn�en nuestra 
práctica an�lípca, que el yo...se...retir4 nunca totaiment� 
de la realidad. Diríaque su contacto con la realidad, 
está eñcubierto, por la predominancia en la mente y fa 
conducta ad-paciente, de una fantasía omnipotente 
encanünaaa a destruit:, tanto la r�alidad como la con-· 
cfeñciade la misma, y así entonces, alcanzar un estado 
que no es ni la vida ni la muerte. Desde que el con­
tacto con la realidad nunca se pierde completamente, 
VOLV(ENDO A PENSAR 69 
los fenógie1ws gue estamos acostumbrados a asociar 
con la �urosis¡,nunca. están ausent� y�3irven p_araco�icar eJ análisis, cu_ando_L�_hecho un progre§{) 
suficiente al estar presentes en medi;;-ae-material _psi­
cótico." �bre�l hecho de .9.ue el _yo mantiene contactb 
con fa"rrealidad, depende justamente la existencia ele 
uhapersoruilíci_a� no esicótica paralela, pero oscurc­
cid� parla personalidad psicótica. 
57. Mi segunda modificación, es la de que e,L re_tir2..,_ 
de la_ �ali�d, es u�a_ ilu.sión, no lln.. h,ech.,o. y emerge 
d�l_ aespliegue de is:leniifj_cación P!.�e�tiva en contrad�l¿parato m�nt� E;_numerado por Freud. Es tal la 
pre�minancia de �sta fantasja, qu� parece evidente 
que no es fantasía., sino un hecho para el paciente, 
qúien actúa como si su aparato perceptual pudiera ser 
escindid? en diminutos fragmentos y proyectado en 
sus objetos. 
- Como resultado de estas modificaciones llegamos a
la conclusión que pacientes bastante enfermos, tanto
como pata ser clasificados como psicóticos, contienen
en su psiquis, una parte no psicótica de la personali­
dad, víctima de los múltiples mecanismos neuróticos
con los cuales el psicoanálisis nos ha familiarizado; y
una parte psicótica de la personalidad, mucho más
dominante que la parte no psicótica, que existe perQ
como una yuxtaposición negativa con la anterior, y
por la cual se ve oscurecida.
Una concomitancia al odio de la realidad que 
Freud remarcó, son las fantasías de ataques sádicos al 
pecho, que ocurren en el niño psicótico, y que Melanie 
Kleiu describió, como parte de la fase esquizoparanoi­
de (8). Quiero destacar que en esta fase, el psicótico, 
escinde sus objetos, y simultanearñeñre focla 1a parte · 
de-:::�trpei;sonalidacl-que le daría conciencia de la reali­
dag_gue.,.él ��� en mu)L dimif!ut.Q§ fragmentos, y es 
70 W. R. BION 
por eso, que el sentimiento del psicótico, es que no 
pódrá nunca restaurar sus o6'jetos osu yo. CoiñO re­
sultado de estos ataques ae esc1sioi1..J.füt0Ji 2!9-�s.° 
. aspectos de �u -�rsonalidad� I�roveerían de fun­
damentospara la comprensión intuitiva de sí mÍsmo 
y c'!eotros,esfán perturl;iados desde el c_gmienzo. Toclas 
la's funéiones que Freud describió, como una respuesta 
evolutiva al principio de la realidad en estadios poste­
riores, es decir, conciencia de las impresiones sens5,J­
riales, la atención, lfriieiYroTm"';°'el fuiciO,:-E{!_ pensamie_n­
t«:r, ha atra@o contra-en� en una forma tan primaria 
como pueoen poseerla al comienzo de la vida¡_ !Q�­
ques sádicos de escisiones eviscerantes_ que las condu­
cen a estar cíiminutamente fragmentadas y luego a ser 
ex.Pulsadas de la iersonalida<:1 para penetrar o engp.is­
tar los objetos. En la fantasía del paciente, las par­
tículas del yo expelidas, llevan una existencia inde­
pendiente e incontrolada, tanto sea contenidas en, o 
conteniendo los objetos externos; contim'.ian ejerciendo 
sus funciones como si la ex:eulsión � la cuál han si<fo­
rnjetas, hubi.eraservícIÓ solamente, para aumentar su 
n{1iñero y erovocar_}>_pstilid_!d contra la p!iquis que 
las había expulsado. En consecuencia, el paciente se 
sientecomo rodeado por obietos bizarxos cuya natu­
ra'iezaaescribiré a continuación. 
58. Qada partíc� es_sehtida cogi.2,._consistiendo de
rei°Jije��ue 
estaría_ encapsulado en una pa:rte· · 
e a pcrsonalidad..que lo ha engullido. La naturaleza 
de esta pa�tícula. completa, dependerá parcialmente, 
del carácter del objeto real, digamos, un gramófono, y 
parcialmente del carácter de la partícula de la perso­
nalidad que le ha engolfado. Si la parte de la perso­
nalidad, está en la relación con la visión, cuando el 
gramófono suena, será _sentido como observando al 
paciente; si lo está con la audición, el gramófono tiene 
VOLVIENDO A PENSAR 71 
el sentido como que está escuchando al paciente. El 
objeto, enojado pqr.�uaciQ.!1 se hin.é.a, clir.ía� 
y cubre Y. controla la �i_eza de la J?!fliOnalidad �e la cngo.If�es en ese S!m,.tido que.la partícula deTa pers(i': 
n!'11dad sehavÜ°el� �cosá:' :.J.)ado _g,u� estas P.a7-
t19!1-as...J,2n de las .s.u!1es. depende el p�ie)l!e parausarla_u:om,..2.prototipo de 1de�s -posteriormente para 
formar �a matriz ae 1a cual emergerán las _palaoras­
esle dom,!:.1.;.º _'éf�-�ma parte de la personalidad por elObJeto contenido pero controlaaor lleva al naciente a 
� 
- ' r· .r:. ::.. senur que las palabras son eñveraad las cqsas CJ!:l,é 
nombt�� esto, aumenta la confusión, descripta por
Sega!, po;:gue el µacie�te egajpar��ro_110 s�m_boliza. A causa de que el ac1ente usa estos objetos bizarros 
b � ' para o tener sus ·pensamientos, nos eva ahora a ur.
nuevo problemaSl consiclerainos que uno de los,,obje­
tivos del paciente para usar la escisi6n y la idcntifi�a­
ción proyectiva, es la de desprenderse de la conciencia 
de la realidad, está claro que podría adquirir el má• 
ximo de separación de la realidad,' con la máyor eco­
no��u...!:!zo;::!:p�errrn.nzar �st� ataques 
d§'tructivos contra el vínculo, cual�iera .9ue este sea, 
qu'l!"ttlnecraíasifupresiones ae sussentidos con la con.' 
ciencia. En mi trabajo para el Congreso Internacion�l 
deT95S-( 1), mostré que la conciencia de la realidad 
psí9uica, depende del desarrollo de la capacidad cfef 
pcns'am1enfo veroa.1, cuyos fundamentos están ligiclos 
cori la PQfil.G.l.Ql). -depr.csiva.- Es imposible considerar 
esto ahora. Los referiré al traqajo de Melanie Klein 
de 1930, sobre "La importancia de la formación de 
los símbolos en el desarrollo del yo" (6), y al frabajo 
para la Sociedad Británica de Psicología en 1953 de 
Hanna Segal ( 10). En este último Segal demuestra 
- la importancia de la formación de símbolos y explora
su relación con el pensamiento verbal y las tendencias
72 W. R. BION 
reparatorias normalmente asociadas con la pos1cton 
depresiva. Yo hago referencia aquí a un estadio más 
temprano de la misma historia. Creo que el_<:!wo .que 
se hace mucho más evidente en la posición depresiva, 
en realidad se inició en la fase esquizoparanoide, cuan­
do se echan l�s bases para el. pensamiento primitivQ, 
pero_ que no llega a establecerse a causa de la exage­
ración de la escisión y de la identificación proyectiva. 
59. Freud atribuye al pensamiento, la función de
proveer un medio para restringir la acción. J,>ero ade­
más dice: "Es probable que el pensar sea originaria­
mente inconsciente, ya que emergió de la mera idea­
ción y viró a las relaciones entre las impresiones d<' 
objeto, y que luego se revistió con cualidades percepti­
bles para la conciencia solamente a través de su cone­
xión con las huellas mnémicas de las palabras" (2) . 
Mis experiencias me h�n llevado a suponer gue existe 
desoe el comienzo, alguna clasecle pensamiento, refe­
rid(')'--a lo que llamaríamos ideografía y visfón,�s 
q� palabras v al oído. Este pensamiento, cle­peñae ae una capacid;d parauna introyccción y pro­
yeccioñ de obJetos e.qutlihrada y a fortiori dc7a toma 
de .:S«:�ia de los mismos. ��tLJ.t@Q_Q_e_la 
capacidad ae7aparte no psicotica de 1a. personalidad, 
en parte; a causa de la escisión y expulsión del aparato 
de la conciencia que he descripto, y en parte, por 
razones que◄v.oy a desctibir ahora. 
Gracias a l�s op�raciones de la parte no psicótj_ca 
de -fapersonalidad, efpaciente es conscieñfe é1e que 
la iñtroyeccióñ conduce ala formaci6n del pensamien­
to· i!)consciente del cual Freud habla como "aplicado 
a )as relaciones entre las impresiones de objetos". Creo 
ahora que es es�ensamiento inconsciente -el que 
Freud define como apñcado it--las ?'elaciones entre las 
impresiones de objeto el que es responsable por "la . 
-- _,,,_ ........ 
VOLVIBNOO A PENSAR 7S 
concie� l�ada a" las impresiones sensoriales. Me 
apoyo en su afirmación hecha doce afios más tarde 
en su trabajo El Yo y el Ello. Allí dice que la pre­
gunta; "¿ Có�o se hace una cosa consciente?" puede ser mas venta3osamente planteada: "¿ Cómo una cosa 
se hace preconsciente?" Y la respuesta sería: "Co­
nectándose con las imágenes verbales que le corres­
ponden" _(3). En mi trabajo de 1953 (1) dije queel eensam1ent2 verbal está ligado con_lac conciencia de 
l<1; realidad psíquica; pienso que esto también es cierto. en cuanto al pensamiento 2reverbal del cua1 habi� 
al�:- En vista_ de lo que he dicho de fos ataques delps1cot1co sobre el aparato mental que le permite tomar 
conciencia de la rea�idad externa e interna, se podría 
esp,erar q�e el �hei�:_de identificaei6n proyectiva
sena parttculannenresevero, en contra del pensamien­
to, cte cuatquier clase que sea, que estuviese dirigido 
a "'r�e:s-entre 1ás-nilnrés1onesde oh1·;t�:- norque 
--:--. ·,---- - :.I""__:... .:;J $.. si este vinculo pudiera ser roto o me1· or aún no-f - _
, _ ) oqarse nunca, por lo menos .la concienga deJa realí­
daa podría ser destrufüa,auñqÜe la realidad. misma 
nunca lo fuera. �Pero, envercfad:Cl trabajo de destruc� 
ción Xª �stá hecho a medias, por lo menos dado que 
el material del cual se forma el Il,�Jaini�to en el no 
psi_.s?�ico mediante_ �na intr�yección y· proyección,
,equilibrada, no está dis,poniOl!_Para la parte psicótica 
-�e7aP:!�na!_icla1 a caus�e que Ía proyección emtroyec:c1on ha�� desplazadas por la identificación 
p1�ctiv;í"x solo quedan_los objetos bizarros que he 
cfescripto. 
.�o. En realidad, no solamente el pensamiento pri­
m1t1vo es atacado a causa de que conecta las impre­
siones sensoriales de la realidad con la eonciencia. sino 
que dada la mayor destructividad del psic6tic� los 
procesos de esc1sión se extienden a los vínculos, dentro 
74 W. '.R. BION 
del proce� rnis�o�pe�amiento. Tal como lo im­
p1l'éa la frase de Freud de que el pensamiento redunda
en las relaciones entre las impresiones de objeto, esta
primitiva matriz de ideografías, de la cual surge el
pensamiento, contiene eñst misma eslabones entre una
iae<;g�i o� Todos éstos son atacados, hasta 9.ue
fiñlrmente, dos ·objetos, no pueden ser puestos en con­
tamo clemanera tal de dejar a qi,da uno sus cuaji­
dhae's"iñtnnsecas intactas y además con la capacidad 
defroducir un nuevo objeto mental a través de_ él. .
Consecueñteiñente, la formación de símbolos cuya efec­
tividad""térapéutica depende de la posibilidad de juntar
dos 061etos, ae manera tal que su semejanza sea mani­
fiesta-y s1ñ embargo, su diferencia quede inalterada,resuffii muy dificultoso. En un e�is> auru'ostehor,
ef'resuffado de estos aiaquesde escisión $e ven en la
negaciónde la articulación como principio para ta
combinación delas pala6ras. ;Es.to_ no significa q_ue ·
los objetos no pueden ser juntados; como mostraré más
a'delante cuánao ñable cíe la aglomeración, esto no es
cierto Cle-nínguna manera. Por otra parte, desdef gue"lo que conecta" no solo ha sidoiiünuciosañiente rag­
meñtado, sino también p��yectado aentro de objetos yunido coñ otros Q.2.ietos 1zarros, el paciente se sieñte
rodeado ,E_Or minúsculos eslabones qµe estañdo impr�­
nacfosab.017"aco"n cñi'eldad
1 
unen objetos cruelmente.
· Para cprn;]'.!Jir la descripción de la fragmentación del
yo y su expulsi6n en, y alrededor de sus objetos, diré
que creo que estos procesos que he descripto son el
factor central, en tanto que tal factor pueda ser aisla­
do sin distorsión, en la diferenciación de la parte
psicótica de la no psicótica de la personalidad. Esto
tiene lugar en el comienzo de la vida del paciente.
Los ataques sádicos sobre el yo y sobre la matriz del
pensamiento, y la identificación proyectiva de los frag-
VOLVIENDO A PENSAR 75 
mentos, hace que desde aquí en adelante haya una
divergencia cada vez mayor entre las partes psicóticas
y no· psicóticas de la personalidad, hasta que al fin
el espacio entre ambas es sentido como imposible de
ser cubierto.
1 61. Para el paciente, las consecuencias son de queahora se mueve, no en un mundo de sueños, sino en 
un mundo de objetos que ordinariamente constituyen
los artefactos de los sueños. Las impresiones de sus
sentidos parecen haber sufrido una mutilación, tal co­
mo si hubieran sido atacados, en la tortna en que el
pecho es sentido que fue atacado en las fantasías sá­
dicas del niño ( 5). El paciente se siente prisionero en
ese estado mental al que ha llegado, e incapaz de es­
caparse, a causa de que siente que le falta el aparato
de la conciencia de ]a realidad, que es simultáneamente
la llave de escape y la libertad a la cual escaparía.
La sensaci6n de aprisionamiento se intensifica por la 
amenazadot'a presencia de los fragmentos expulsados,
dentro de cuyo movimiento planetario se halla el pa­
ciente. Estos objetos, primitivos pero complejos, par­
ticipan de l�s cualidades que en la personalidad no
psicótica, son peculiares a 1a materia, objetos anales,
sensaciones, ideas y superyó.
62. La· diversidad de tales objetos, al depender de
la sensación en la cual están sumergidos, advierte más
de lo que la rápida indicación que he dado del modo
que se originan. La reacción de estos objetos con el
materia..!_,del J?ensamiento ideográfico, lleva al¡>aciente
acciñIUn�� objetos reales-con ideas fil!I!Út1vas ;_ j;, luegoa"1aconfus1ón, cuando ooedecen las leyes de las cien­
ci!ís naturalE!y no las del funcTonam1ento mental.
Si el paciente desea recuperar uno de estos objetos;"'en
una tentativa de restitución de su yo, y en análisis
justamente, se siente impelido a hacer tal tentativa,
76 W. R. BION 
tiene que recuperarlos por una identificación proyec­
tiva revertida y por el mismo camino por el cual fue­
ron expelidas. Ya sea que sienta que uno de estos 
o_bjetos ha sido puesto de vuelta por el analista, o quesienta que él los ha retomado, lo mismo sentirá el
ingreso como una agresión. El grado e.xtre.mo al cual 
ha llevado la escisión de los objetos y del yo
) 
hace que 
cualquier tentativa de síntesis sea muy dificultosa. 
Además, como se ha libra�o de "Jo que junta'\ su 
capacidad para la articulación, sus métddos para la 
sí�tesis son sentidos. como macilentos; pu�� �mpri­
mu:. pero no puede Juntar;_ puede fundir pero no pue­
de .::rticular. g_�sultado de la eyección y al igual 
que toda .ºl!ª partícula expelida, la capacidad para' 
juntar es sentid� mucho peor que foque era cÜando 
fue eva�da. T9da articulación que tiene lugar, es 
}fecha vcngativamente, es decir, de una manera ex­
pres'ameñte coñtraña a los oeseos dcf paciente en � 
mmrtenfo. En el curso del análisis, este -proceso de 
éompréslóñ o aglomeración pierde algo de su malig­
nidad y entonces emergen nuevos problemas. 
63. Debo llamar la atención de ustedes a un punto
que requiere un trabajo por sí •mismo y por Jo tanto 
no puedo más que mencionarlo aquí. Está implícito 
en mi descripción que la personalidad psicótica o 
parte de la personalidad, ha usado la escisión y )a 
identificación 'proyectiva como sustituto de la repre­
sión. C�c.!2,._y <lonqe la parte no psicótica de _l.ª'- per­
sonalidad, rec_urre..a. Ja represi6ñ-como modo de eli­
miñar ciertas tendencias de la mente, tanto sea de la 
cóñcieñéia como de otras 'formas de manifestación y 
actividad, � parte psicótica de la personalidad int.enta 
librarse del 2P�rato _del cual la psiquis depende para 
. llevar~ a cabo las represiones• el inconsciente parece-
t. --
' .. 
VOLVIENDO A PENSAR 77 
ría estar reemplazado por un mundo de elementos de 
los sueños. 
64. Trataré ahora de describir una sesión real; e&
una experiencia clínica basada en estas teorías más 
bien que unadescripción de las experiencias sobre las 
cuales basé estas teorías, pero espero que podr� señalar 
el material de sesiones previas que me llevaron ·a inter­
pretar las cosas tal como lo hice. 
El paciente, en el momento de esta sesión, de la que 
describo una pequeña parte, ha estado viniendo por 
espacio de seis años. A veces llegaba con 45 minutos 
de atraso, pero nunca perdió una sesión; las sesiones 
nunca sobrepasaron su límite de hora. Esta mañana 
llegó con 15 minutos de atraso y se tiró sobre el diván. 
Empleó cierto tiempo, en girar de un lado para otro, 
ostensiblemente tratando de acomodarse. Al final, 
dijo: "No creo que consiga h�cer algo hoy; debí haber 
llamado a mi madre". Hizo una pausa y luego prosi­
guió: "No; pensé que iba a ser así", una pausa más 
prolongada y entonces: "Nada más que cosas inmun­
das y olores" ; y luego: "Creo que he perdido mi vista". 
Habían pasado 25 minutos, y yo hice aquí una inter­
pretación; pero antes de repetirla, quisiera relatar al­
gún material previo, que espero hará más comprensible 
mi intervención. 
Cuando e) paciente maniobraba en el diván, le esta­
ba observando algo que era familiar para mí. Cinco 
años antes me había explicado que su médico le acon­
sejó una operación para la hernia y que su incomo­
didad y sus movimientos eran a causa de la misma. 
Pero era evidente que se trataba más que de la hernia y 
la actividad racional. Le habfa preguntado a veces, 
cuál era la causa de estos movimientos y a estas pre­
guntas respondi6: "Nada". Otra vez dijo: "No sé" . 
Sentí que ese "nada" era una invitación velada a que 
78 W. R, BION 
me ocupara de mis propias cosas, tanto como la ne­
gación de algo muy malo. Proseguí a través de sema­
nas y años observando sus movimientos. Un pañuelo 
fue acomodado cerca de su bolsillo derecho; arqueó 
su espalda il.seguramente un gesto sexual? Un encen­
dedor se escapó de su bolsillo. ¿Lo levantaría? Sí. No. 
Tal vez, no. Bueno, sí. Fue recogido del suelo y colo­
cado al lado del pañuelo. Inmediatamente una llu­
via de monedas, corrió sobre el diván hasta el suelo. 
El paciente quedó tieso y esperó. Sus gestos parecieron 
sugerir que tal vez fue imprudente recoger el encen­
dedor, pues había provocado la caída de las monedas. 
Esperó alerta, furtivamente. Y finalmente hizo la ob­
servación que transcribí. Me acordé de sus descrip­
ciones producidas a lo largo de muchos meses, acerca 
de las tórtuosas maniobras que tenía que empren,der 
antes de ir al toilette, o bajar para el desayuno o tele­
fonear a su madre. Yo estaba acostumbrado a recor­
dar muchas de sus asociaciones libres que podían ser 
fácilmente apropiadas, para 1a conducta que mostró 
en ésta como en muchas otras mañanas. Pero éstas 
fueron ahora mis asociaciones, y una vez que probé 
hacer uso del material en una interpretación, esa fue 
exactamente la respuesta que él había dado. Una 
, interpretación que recordé, babia tenido buen resul-
tado. 
Le señalé entonces que él había sentido más o me­
nos. lo mismér•acerca de estos movimientos que lo que 
había sentido acerca de un sueño que me había con­
tado -no tenía idea acerca del s.ueño, ni idea acerca 
de los movimientos. "Sí", dijo. "Eso es." "Y sin em­
bargo, repliqué,. usted una vez tuvo una idea acerca 
de esto; pensó que era la hernia." "Eso no es nada" 
replicó, y se quedó callado, casi astutamente diría, 
para ver si yo había pescado el punto. "Así que nada 
VOLVIENDO A PENSAR 79 
es realmente una hernia" dije. "No tengo idea, res­
pondió, sólo una hernia." Quedé sintiendo que su 
"no tengo idea", era igual al "Sin ideas", acerca de 
los sueños y los movimientos, pero por lo menos en 
aquella sesión no pude ir más lejos. A este respecto 
los movimientos y· los sueños eran francos ejemplos de 
tentativas mutiladas de cooperación, y •acerca de esto 
también le había llamado la atención. 
65. Se les ocurrirá, como a menudo se me ha ocu­
rrido a mí, que estaba observando una serie de _preJen­
taciones dramáticas minusculasJ.r�aradones _para 1:l 
155ño o la alimentación d
C 
un bebé.,_9 �l,..cambio� de 
p�ñales o una scduc;--ión sexual. Más a menudo, sería 
c0ñ-ect6""de'tir.-qne ta -reseñiación era un cong!2me­
ra_g.Q..�ªr�s �ad.2l.J_ un nú_mer� taley�scen� 
v' fue esta impresión que me llevó finalmente a su­
poner ue estaba o6s'crv ndo �actividad,.ideomotQ-
a. es decir, un medio de expresar una idea sin nom­
�e aqui hay üñcorto pasoa peñsar que e�ta 
clase de actividad motora, es la que Freud ha descrip­
to como característica de la supremacía del principio 
del placer ( 1) . Porque en cuanto que yo estaba obser­
vando fenómenos psicóticos, eLJ;laciente no P.odía estar 
actuando como respuesta a lá percepción de realidad 
externa; estaba mostrando Ja clase de descarga motora 
- que Freud �� �ajC!_ la supremacía del prin­
cip10 del plaJ;_er �a servido par�-descargar el apa­rhlo mental del incremento de est1mulos, y para llevar
a-cabo tal tarea ña enviadO inervaciones hacia el
int�rior del cuerpo ( expresiones gesticulares de afec­
to)". Esta impresión,.fue la que tuve de nuevo cuando 
el paciente dijo: "No creo que pueda hacer algo ho(. 
Era una observación que podía referirse � la probabi­
lidad de producir material para interpretaciones, o 
igualmente a la probabilidad de que yo produjera al-
80 W, IR. BION 
guna interpretación. "Debiera haber telefoneado a mi 
madre", podía significar que su fracaso en hacerlo era 
el castigo por no ser capaz de hacer análisis. También 
significaba que su madre sabría cómo hacerlo -clJa 
podría obtener asociaciones de su material, o inter­
pretaciones de mí; algo dependía de lo que su madre 
significara para él, pero en este punto yo estaba a 
oscuras. Ella apareció en ci análisis como una simple 
mujer trabajadora que había tenido que salir a trabajar 
para mantener la familia; este punto de vista era sos­
tenido con el mismo grado de convicción con que 
sellaba sus afirmaciones de que la familia era extre­
madamente rica. Se dignó concederme algunos vis­
tazos de ella, como una mujer con tat cantidad de 
compromisos sociales que le restaba escasísimo tiempo 
.para satisfacer las necesidades tanto del paciente, que 
era su hijo mayor, o de su hija, dos años mayor que 
el paciente, o del resto de la familia. La describió, si 
algo tan inarticulado puede ser llamado descripción, 
privada de sentido común o cultura, y sin embargo 
habituada a visitar galerías de arte de fama interna­
cional. Me dejó inferir que en la crianza de los niños• 
fue ignorante y afanosa en extremo. Puedo decir que 
para esa época a la que me estoy refiriendo, conocia 
poco más de su madre real que lo que habría conocido 
una persona que se ha librado de su yo en la forma 
que he descripto como típica de la personalidad psicó­
tica. Sin embargo, tenía estas impresiones y otras que 
omito, y sobre ellas basé mis interpretaciones. La res­
puesta del paciente a estas interpretaciones fueron de 
franco rechazo y absoluta inadmisibilidad a causa de 
ser equivocadas, o acertadas, pero inoportunamente 
dichas, por ser sentidas, como que yo había estado 
usando su mente ( en verdad serfa su capacidad de 
ron tacto con la realidad) sin su permiso. Se observara 
VOLVIENDO A PENSAR 81 
que ·con esto, él expresaba una negación celosa de mi 
insight. 
66. Cuando el paciente dijo, después de una pausa,
que él sabía que esto sería así, presumí con seguridad 
que era yo el que tenía pocas probabilidades de hacer 
algo en esa sesión y que su �adre era alguna persona 
o cosa que podría habilitarlo para manejarse más sa­
tisfactoriamente. Esta impresión se fortificó más por
la próxima asociación.
Si las teorías que describí son correctas, entonces, en 
cualquier situación dada, un paciente que está sufi­
cientemente enfermo como éste, que se hallaba inter­
nado, tiene dos problemas parn resolver: tmo, pertene­
ciente a la parte no psicótica de la pers9nalidad, y otro 
de la parte psicótica. En este caso particular, y en 
este particular momento, la personalidad psicótica y 
susproblemas todavía oscurecian la personalidad no 
psicótica y sus problemas. Sin embargo, como espero 
mostrar, la última podía ser discernible en el material. 
La personalidad no psicótica estaba preocupada con 
un problema neurótico, es decir, un problema que se 
centraba en la resolución de un conflicto de ideas y 
emociones, al cual había dado lugar las operaciones 
del yo. Pero la personalidad psicótica -estaba dedicada 
al problema de reparar el yo, y la clave de esto residía 
en el temor de haber perdido. su vista. Desde que era 
el problema psicótico el que se imponía, me encaré 
con él tomando primero su última asociación . .1_e, 
dij.e que esas cosas_ y olores ipmundos era lo que ér
seittí��e7ia�ía obligado a hacer, y que sentía �ue 
méruibía compelido �eíecar esas cosas y olores m­
mundos, íñéluyendo El vista que ef había puesto en mj. 
El'pacieñte saltó convulsivamente y lo vi escudriñar 
cuidadOliamente lo que parecía ser el aire que lo ro­
deaba. Entonces le dije 9'!���.tía rodead� PQr 
82 W. R. BION 
pedazos de cosas malas y mal olientes de sí mismo
in'éruyen'dos1:rs ojtr� gyeél sentía haber-expulsado pó;
s��Replicó: "No puedo ver". Entonces !JL.dije
q�a que había perdido J<L_Yjsta y su 1:i<!bilidad
para h�blar a su mad!.e � a mí, cuando se había liOra­dC.,� ,§as h�d.«.§., �v_p,cuá,i_dolas p�ra-evitar el
dolor.
'67. En esta última interpretación, yo usaba una se­
sión de varios meses antes, en la cual, el paciente se
quejaba de que el análisis era una tortura, una tortura
de recuerdos. Le mostré entonces, como lo había evi­
denciado en esfa sesióg__c.91!.2US sa!_tos convuls1vOs,ciue -
ér1iaf.i1�_s.qp�gyid�estesiarse librándose de sus re­
c§rdos y de cualqaj_e.E_ otra cosa que pudiera fiacerle
sentir dolor.
Ei dijo: ;-;-Mi cabeza se está partiendo; pueden ser
mis anteojos oscuros". Unos cinco meses antes, yo
había estado usando anteojos oscuros; el hecho no
había producido reacción visible alguna desde ese día
hasta ahora; pero .es menos sorpresivo el asunto si con­
sideramos que al usar anteojos oscuros, yo fui sentido
por él como uno de los objetos a los cuales me había
referido cuando describí el destino de: las partículas
expelidas del yo. Ya expliqué que la personalidad psi­
c?�ª J2.ª.rece.. qut! tuviera que_esper.;g_ la ocurreñ­
c1ª de un suceso apto, a�es de gye sg_sienta en 
posesión de. una ideografía apropiada para usarla en
la comuni�ón consigo mismo o con !esotros. Re­
cíifr'o'cameñte, -;¡¡:os sucesos que podrían haber teniao
sigpj!icación inmediata -�ara la personaliaaa no psi­cótica, son desapr�echa os a causa de que son senti­
d�u1gnificantes, solamente como ideografías que no
sirven para una necesiaad inmediata. En el ejemplo
pr� elpro6Iemacreaoopor mi uso de los anteojos
oscuros, estaba oscurecido para la parte no psicótica
VOLVIENDO A PENSAR 83
de la pers�nalidad a causa de que la parte psicóticaera la dommante, y en esta parte, el suceso era·mera­
mente significante como una ideografía para la cual
no había una necesidad inmediata. Cuando por fin
el hec?� irrumpió en el análisis, tuvo la aparienciasuperf1c1almente, de una especie de reacción diferida;
pero tal punto de vista depende de la suposición que
la asociación de los anteojos oscuros era una expresión
del conflicto neurótico en la parte no psicótica. Y en 
verdad, no era una expresión diferida de un conflicto
de la parte no psicótica, sino como mostraré, la movi­
lización de una ideografía necesaria para la parte
psicótica para reparar de iwnediato al yo dañado por
el exceso de identifü_:ación proyectiva que he descripto.
Tales obstrucciones de hechos que pasan originalmente
en silencio, no son impor�antes por su' ap'arición dife­
rida, sino porque evidencian la actividad de la parte
psicótica de· la personalidad.
Suponiendo entonces que .}os anteojos oscuros son 
aquí la comunicación verbal de una ideografía, es ne­
cesario determinar la interpretación de la ideografía.
Temo que deberé comprimir tal vez hasta hacer in­
compr�nsible, las evidencias que poseo. Los anteojosconteman. un recuerdo de la mamadera. Habrá ·dos
anteojos o mamaderas, o sea, que se parecían 'al pe­
cho. Eran oscuros a causa del desagrado y del enojo.
Eran de vidrio para vengarse de sus intentos de ver
� través de ellos cuando eran pechos. · Eran oscuros a
causa de que él esperaba a la oscuridad para espiar a
sus padres en coito. Eran oscuros a causa de que había
tomado la mamadera, no para sacar leche, sino para
ver lo que sus padres hicieron. Eran oscuros porque
él los había tragado y no solamente ia leche que con­
tenían. Y eran oscuros a causa de que los buenos obje­
to$ claros se habían hecho negros y malolientes dentro
84 W. R. BION 
de ellos. Todos estos atributos fueron logrados a través 
de las operaciones de la parte no psic6tica de la per­
sonalidad. Agregado a estas características, estaban 
aquellas que he descripto como perteneciéndoles como 
parte del yo expulsada por identificación proyectiva; 
por ejemplo, su odio por sí núsmo, como parte de sí 
mismo, que él había rechazado. Usando este cúmulo 
de experiencias analíticas, y aun concentrado en el 
problema psicótico, es decir, fa necesidad de reparar 
el yo para poder encarar las demandas de la situación 
externa, le dije : 
Analista. Su vista ha vuelto a ponerse dentro suyo, 
pero le parte la cabeza; usted la siente como uQa vista 
muy mala a causa de lo qµe usted le ha hecho a ella 
antes. 
Paciente (moviéndose con dolor, como si protegiera 
,u canal posterior) . Nada. 
Analista. Parecería ser su canal posterior. 
Paciente. Censuras morales. 
Le dije que su vista, los anteojos oscuros, fueron sen­
Lidos como una conciencia que le castigaba, en parte, 
porque había tratado de librarse de ellos para evitar 
dolor, y en parte, porque él los había usado para es­
piarme, así como había espiado a sus padres. No. siento 
que haya hecho justicia a lo compacto de la asociación. 
Se observará que no he podido ofrecer una suges­
tión, en., cu9:nto a que podía estar estimulando estas 
reacciones en �l paciente. Esto no es extraño porque 
estoy tratando con un problema psicótico que al con• 
tracio del no psicótico, está relacionado precisamente 
con la destrucción de todo el aparato mental que trae 
conciencia de los estímulos de realidad, y por consi­
guiente, no puede discernirse la naturaleza y ni aun la 
existencia de tales estímulos. Sin embargo, la siguiente 
observación del paciente dio la clave. 
VOLVIENDO A PENSAR 85 
Paciente. El fin de semana; no sé si aguantaré. 
Esto es un ejemplo de la forma en la cual el pa­
ciente sentía que había reparado su capacidad de con­
tacto y podía por lo tanto decirme que era lo que 
sucedía a su alrededor. Este e·ra un fenómeno ya 
f��iliar para él y no se lo interpreté. En cambio le 
d11e: 
Analista. Usted· siente que debe poder seguir sin 
mL Pero para conseguirlo, siente que necesita poder• 
ver qué sucede a su alrededor, aun para poder comu­
nicarse connúgo; para poder contactar conmigo a la 
distancia, tal como hace con su madre, cuando usted 
le telefonea; así que trató de reobtener su habilidad 
para mirar y hablar de mí. 
P3ciente. Brillante interpretación. (Ccm brusca con­
vulsión.) ¡ Dios mfo! 
Analista. Siente que puede ver y comprender añora, 
pero lo que ve es tan brillante, que le causa un in­
tenso dolor. 
Paciente ( apretando sus puños y mostrando mucha 
tensión y ansiedad) . Lo odio. 
Analista. Cuando usted ve, aquello que usted mira, 
-la pausa del fin de semana y las cosas que espía en la
oscuridad- lo llenan de odio y de admiración ha­
cia mí.
Creo que en este punto la restauración del yo im­
plicó que el paciente se había enfrentado con su pro­
blema no psicótico, la resolución de sus conflictos 
neuróticos. Pienso así por las reacciones de las siguien­
tes semanas en que mostró su incapacidad de tolerar 
los conflictos neuróticos estimulados por la realidad y 
sus tenta�vas de resolverlos por identificación proyec­
tiva. A esto seguía tentativas de usarme como su yo, 
ansiedades acerca desu insania, posteriores tentativas 
86 W. R. BION 
para reparar su yo y volver a la realidad y la neurosis; 
y así el ciclo se repetía. 
68. He descripto esta parte de una sesión en detalle,
porque puede ser usada para ilustrar varios puntos sin 
sobrecargar al lector con un número de ejemplos dife­
rentes de asociaciones e interpretaciones. Lamento 
tener que excluir material muy llamativo y dramático, 
porque incluirlo implicaría agregar una abrumadora 
cantidad de descripción del diario análisis con su carga 
de claras incomprensiones, errores y demás, lo que 
produciría un cuadro completamente confuso. Al mis­
mo tiempo, no quiero dejar dudas de que el apprqach
que describo, es el que según mi opinión, produce 
sorprendentes resultados. El cambio que tuvo lugar en 
este paciente durante las semanas en las que pude 
demostrar el interjuego que acabo de describir, fue tal 
que creo cualquier analista lo aceptaría de veras comq 
una mejoría psicoanalítica. La conducta del paciente 
se ablandó; su expresión se hizo mucho menos tensa. 
En los comienzos y finales de sesiones podía mirarme 
a los ojos y no me evadía, ni como era frecuente antes, 
fijaba la mirada lejos como si yo fuera la superficie 
de un espejo delante de la cual él ensayaba algún 
dram,i, interior, peculiaridad que me ayud6 a menudo, 
a darme cuenta de que yo no era una pe_rsona real 
para él. Infortunadamente estos fenómenos rio son 
fáciles de describir, y no intento hacerlo, porque quiero 
llamar la-'ateñci6n sobre una mejoría que he encon­
trado, y aún encuentro en otros pacientes, sorpren­
dente y desconcertante. Como toca el tema principal 
de este trabajo, volveré sobre él retomando la discusión 
teórica que he interrumpido para_ introducir mi t jem­
JJlO clínico. 
69. Si el pensamiento verbal es lo que sintetiza y
articula las impresiones y es así esencial para la con-
VOLVIENDO A PENSAR 87 
ciencia de la realidad interna y externa, es de esperar 
que estará sujeto una y otra vez, a lo largo del aná­
lisis a destructivas escisiones e identificaciones pro­
yectivas. He descripto el comienzo del pensamiento 
verbal como perteneciendo a la posición depresiva, 
pero la depresión propia de esta fase, es en sí misma, 
algo por lo cual la personalidad psicótica protesta, y 
en -consecuencia, el desarrollo del pensamiento verb,;1! 
cae bajo ese ataque, !iÍendo sus elementos expulsados 
de la personalidad a medida que se desarrollan por la 
identificaci6n proyectiva cada vez que ocurre la depre­
sión. En su trabajo del Congreso Internacional de 
J 955 Hanna Sega! ( 11) describió la manera por la 
cual '1a psiquis maneja la depresi6n; los· remitiría a 
aquella descripción complementándola con esa parte 
de la posición depresiva que he incluido aquí, en la 
discusión sobre el desarrollo del pensamiento verbal. 
Pero dije que aun en la fase más temprana
!-
la posición 
csquizoparanoide, los procesos del pensamiento que ya 
estarían' en desarrollo son también destruidos. En este 
estadio no hay problema de pensamiento verbal sino 
solamente progreso de un pensamiento primitivo . detipo preverbal. Una identificación proyectiva excesiva 
en este estadio tan temprano impide una introyección 
adecuada y la asimilación de las impresiones senso­
riales, y por lo tanto niega a la personalidad una base 
firme sobre la cual la iniciaci6n del pensamiento pre­
verbal pueda proseguir. Además, no solamente ,el 
pensamiento es atacado por ser en sí mismo un ele­
mento vincular sino que los factores que llevan a la 
coherencia de Íos pensamientos en sí, son igualmente 
atacados en tal forma, que al final los elementos del 
pensamiento, las unidades diría, de las cuales se cons­
truye el pensamiento, ya no pueden ser ar�cul.adas.El desarrollo del pensamiento verbal> por cons1gu1ente. 
\ 
88 W. R. BION 
. 
está comprometido tanto por los ataques continuos que 
he descripto como típicos en la posición depresiva, 
como por erhecho de la larga historia de ataques so­
bre cualquier clase de pensamiento, de cualquier clase 
que preceda. 
El esfuerzo de pensar que es una E_arte del eje cen­
trar·ae toOo el proceso"°de r�arac1ón del yo, incluye 
el Yfi:_de �oi:los preverbales _primitivos que han sufri­
do la mutilación y la identificación proyectiva. Lo que 
significa que la._! P�tiS!:!l�dd..yg__f:_xpulsadas, y s1;1s 
acúmulos, tienen que volver a estar �ajo contro.[y_ por 
lo tanto dentro de la �rsonalícfad. La identificaéióu 
proyectiva es entonces revertida y los objetos vuel­
ven_2.9¡:_el mismo camin,2_J>or-el que fueron expelidos. 
Esto fue ex..E!-l!_!ado J?._Ot: un paciente que decía que 
tenía que usar un intestino y_� un �erebro para pen­
sa_f;-y-reforzo7a-a_g_i.icteza de su de�ctiEción corrigién­
dome en Üna ocasión posterior, cuand�le nabfé de 
ha�� tomado algo tr�.án!!olo; el intesting no traga, 
me dijo. -P�a �olver
1 
·estos objetos deben ser compri­
mjdos. ]Jeoido a la hostilidad con que fue rechazada 
la función de articulación, ahora un objeto, los obj�tos 
solamente pueden ser unidos inapropiadamente o aglo­
merados. Sugerí en mi ejemplo clínico, que los anteo­
jos oscuros eran un ejemplo de esta clase de aglol!le­
ración de objetos bizarros que eran el producto de la 
identifir.aci6n proyectiva del yo. Además, debido a la 
incapacidád élel · paciente para distinguir e�re tales 
obJétosy los oojetos reales, es que debe esperar por 
sucesosaproprados que o provean con ideografías que 
sus-impulso!,_ de coriiu�r reqüiereñ. Este caso fue lo 
recíproco de esto, es decir, un ejemplo de almac-enaje 
de un suceso no a cuenta de su significación neurótica, 
sino por su valor como ideografía. Esto significa que 
este particular uso de los .anteojos oscuros es franca-
VOL VIENDO A PENSAR 89 
mente avanzado. El almacenaje de tal suceso para ser 
usado como ideografla,se-aptmóma a 1a descripción 
----
- -
de Freud de !�12,�sgueda de_<iªt.9s de manera tal, que 
ya semrfiiñiiTiaE_es si surge una urgente necesidad in­
tei-ña,""como una_ÍlJnción de_atención, .como uno de 
lofasj5eCtos del y9. Y también nos muestra, si bien 
rndirnentariamente én este ejemplo, una ingeniosa 
aglomeración que sirve �ra_ tw�itir significados. 
La:,_tn:ey¡rfu.-l....l.lr_e,resiva y �esconcert�nte de que hablé, 
te"ndría que ver_�n !:_Sto de I� �lo�r:-s!ón ingeniosa. 
Porque encontré, no solamente que los Eacien�s re­
curren más y más al pensamiento verbal ordinario. 
mostrando así un aumento de la capacidad del mismo 
y una consideración mayor por rl analista como ser 
humano, sino que se hacen cada vez más hábiles f'n 
el I_!lWejo_de este lenguaJe má� füeU:-aglomerado que 
artk.,ulado, ...Lo importante del lenguaje civilizado es 
que simplifica grandemente las tareas del pensador o 
del que habla. Con tal instrumento los problemas 
pueden ser resueltos, a causa de que por lo menos 
pueden ser establecidos, sin el mismo ciertos interro­
gantes, rualquiera que sea su importancia, no podrían 
siquiera ser propuestos. Lo extraordinario es el tour 
de_l!!.!.·� por :_l cu�l ErÍlpitivos modos de pensamiento 
son usados por el paciente para establecer temas de 
gran complejiéfaa. Y esto mejora aun con nuevos y 
bien recibid.os prógresos. Y digo bien recibi<;los, por­
que aún no estoy satisfecho de que sea correcto ignorar 
el contenido de una asociación porque trabajar con 
ella tendría al analista hablando infinitamente más 
tiempo que al paciente. ¿ Cuál es por ejemplo la inter­
pretación correcta del contenido de "censuras mora­
les"? Y habiéndolo decidido, ¿ cuál es el procedimiento 
correcto? ¿ Hasta donde debe seguir uno la aclaración? 
90 W. ·R. BION
Las partículas que deben ser empleadas participan 
de las cualidades de las cosas. El paciente parece sen­
tir esto como un obstáculo adicional en sus reentradas. 
·
1 
Como esos objetos expelidos por identifícaci6n pro­
yectiva se vuelven infinitamente peores después de la 
1 expulsi6n que lo que eran cuando fueron originaria­: mente expelidos, el paciente se siente forzado, asaltado, 
y torturado poreste reingreso, aun deseado por él. 
Esto se ve en el ejemplo que di por el movimiento 
convulsivo del paciente y por su sorprendente reacci6n 
a la "brillante" interpretaci6n. Pero esto último, tam­
b�muestra que los sentidos: como parte del yo .. e�' 
pelido� también son -:::a:olOrosarnente com_prli:ñidOs al 
ré��a.':es..i:.me__filldo la exelica�i6n de las ex­
tremadamente dolorosas alucinaciones táctiles, audíti­
v:-'rsiVJsuafes m:�as ae las cuales parece estar 7abo­
r�do. La depresión y la añsieáad, estando sujetas a 
lós mismos mecanismos, son igualmente intensificadas 
hasta que el paciente se ve obligado a encararlas con la 
identificación proyectiva, como ha descripto Sega!. 
CONCLUSION 
70. La experiencia de estas teorias en la práctica
me ha convencido que ellas tienen real valor y con­
ducen a ,mej,orjas que todo psicoanalista debe sentir 
como meFece'dcµ-as de prueba y escrutinio. Recípro­
camente, no creo que pueda lográrse un progreso real 
con psicótícos hasta que no se dé todo el valor a la 
divergencia entre la personalidad psicótica y no psic6-
tica, y e� particular al rol de la identificación pro­
yecti•;a en la parte psicótica de la personalidad como 
reemplazante de la regresi6n en la· parte neur6tica de 
la personalidad. El ataque destructivo del paciente a 
VOLVIENDO A PENSAR 9i 
su yo y la substitución de la identificación proyectiva 
por la represión e introyección deben ser elaboradas. 
Considero que esto es también verdad c�o 
se� en quien creo ha'¼-UJlª personalid� p,sicó!ica 
ocu� por la neurosis tanto como la �rsonalidad neu­
róti�a está oculta por la psicosis en el j?Sicótico, y que 
tienegu'Dei,1lescuo1-erta_y tratada. 
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