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Migración, raza e identidad: migración árabe y su impacto en la 
sociedad cubana 
 
Leslie C. Sotomayor 
Pennsylvania State University 
 
Abstracto 
 
La existente investigación en la historia de Cuba, se enfoca principalmente en las experiencias de los 
afrocubanos (antiguos esclavos africanos) traídos al país como consecuencia del Comercio de Esclavos en el 
Atlántico; y su impacto en la sociedad cubana. Por lo tanto, en términos de migración, existen muy pequeñas 
investigaciones en la historia de la migración árabe en Cuba; la cual ocurrió durante el período de 1860 a 1940. Este 
estudio se enfoca en la migración árabe dentro de Cuba, usando documentos históricos y las artes visuales en los 
contemporáneos artistas cubanos-árabes para analizar su impacto en aspectos socio-económicos, políticos y 
culturales de la sociedad cubana. Este es un esfuerzo para examinar los efectos de esta migración en las relaciones 
raciales, su asimilación y formación de identidad dentro de Cuba. 
 
Palabras Clave: Cuba, Arte, Migracion, Cultura, Arabe 
 
 
Introducción 
 
Investigaciones actuales en la historia de Cuba se han enfocado en las experiencias de los 
afrocubanos (antiguos esclavos africanos) traídos hacia el país como consecuencia del Comercio 
atlántico de esclavos y su impacto en la sociedad cubana. Por tanto, en términos de migración, 
existen pequeñísimas investigaciones en la historia de la migración árabe dentro de Cuba; las 
cuales ocurrieron entre las décadas de 1860 y 1940. Esta ponencia se enfoca en la migración 
árabe dentro de Cuba. Utilizando documentos históricos y las artes visuales de artistas cubanos-
árabes contemporáneos: debatiré el impacto en el aspecto socioeconómico, político, y cultural de 
la sociedad cubana. Lissy Sarraf, la artista cubana-árabe, a través de su trabajo, los archivos de la 
historia y de las anécdotas de sus ancestros del Líbano, así como la documentación. Esto es un 
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intento para examinar los efectos de esta migración en las relaciones de raza, asimilación, y las 
clases y formación de identidad dentro de Cuba.1 
 
Antecedentes de la migración árabe hacia Cuba: décadas entre 1860 y 1940. 
 
A principios de la década de 1860, los árabes comenzaron a emigrar hacia Cuba desde el 
Líbano, Siria, Palestina, y Egipto; y por los 1900, más de dos mil árabes emigraron a Cuba. 
Durante el período de 1920 a 1931 el gobierno indicó en reportes del censo más de nueve mil 
emigrantes árabes de la región del Mediterráneo en Cuba (Menendez-Paredes, 2007). Según 
Menéndez Paredes, estas migraciones fueron causadas por el decline económico de ese período 
como consecuencia de la caída del imperio otomano (Menendez-Paredes, 2007). Es importante 
notar que antes de 1910 la identidad nacional para los emigrantes que entraban a Cuba era 
clasificada como sirios o turcos en el punto de entrada en Cuba, pero esto cambió a libaneses, 
sirios y palestinos después de 1910 (Menendez-Paredes, 2007). En 1892, Q. Gallostra servía 
como Cónsul general otomano en Cuba, y fue el primero en documentar tanto a los emigrantes 
árabes y turcos que entraron a Cuba durante ese período, con lo cual desarrolló después una 
necesidad de documentación continua de los emigrantes árabes que entraban (Menendez-
Paredes, 2007). 
Según Alfonso Farnos y Sonia Catasus, la migración árabe ocurrió en tres etapas, la 
primera ola que ocurrió durante el período 1860-1930; la segunda ola continuó desde 1930-1958 
la cual marcó un período de balance de la migración neta y coincidió con la crisis neocolonial 
cubana (asuntos politcal Cubanos): mientras que la tercera ola ocurrió seguido de los cambios 
hechos por la Revolución de 1959 (Menendez-Paredes, 2007). Desde el período de 1923-1925 
una gran oleada de emigrantes árabes entraron a Cuba, especialmente debido a las endurecidas 
leyes de Inmigración de Norteamérica. 
Durante la segunda etapa de la migración en la década de 1940, los números fueron bajos 
pero crecieron principalmente hacia el principio de la década, porque de la agricultura y de las 
actividades comerciales de los chiites del sur del Líbano, quienes migraron a Cuba por razones 
económicas, se sintieron menos privilegiados dentro del independiente Líbano (Menendez-
                                                        
1 Este documento es el resultado de la investigación de campo realizada por el autor en La Habana en el verano de 
2012. 
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Paredes, 2007). La mayor entrada por puerto de los emigrantes fue por Santiago de Cuba, 
Cienfuegos y La Habana. En 1906, las leyes de inmigración del país remodelaron los puertos que 
existían para estimar los emigrantes recibidos hacia las zonas donde las labores agrícolas eran 
necesitadas. Durante el período de las décadas de 1940 y 1950, una tercera ola de emigrantes 
árabes ocurrió con una mayoría que venían del Oriente Medio. Por tanto, tres tipos de olas de 
migraciones ocurrieron durante el período entre las décadas de 1860 y 1940, marcando una 
oleada de emigrantes árabes que vinieron a Cuba. 
 
Categorías de los emigrantes árabes 
 
Euridice Charon clasificó a los emigrantes que entraron a Cuba durante el periodo de 
1902-1936 como árabes, turcos, sirios y egipcios así finalizó una cuantitativa categorización 
demográfica clasificando la migración del Oriente Medio hacia Cuba (Charon, 1992). No fue 
hasta el reporte sin publicar del censo de 1931, con el cual se reveló el período del tiempo, 
cuando los orígenes reales de los emigrantes estuvieron registrados como del Líbano, Palestina, 
Siria y Arabia (Menendez-Paredes, 2007). 
Sin embargo, esta clasificación de los orígenes de los emigrantes se convierte 
problemático cuando inicialmente la mayoría de los emigrantes árabes en Cuba fueron vistos 
como sirios. Esto fue debido a la geografía de la región antes de ser dividida en estados 
separados que hoy en día se indican como Líbano, Siria, y los territorios de Egipto y Turquía 
como consecuencia de la colonización europea. Por lo tanto, ésos nacimientos antes de este 
tiempo fueron en una región gobernada por Siria. 
Una complicación adicional del tema es el viaje y la clasificación de los documentos 
archivados que fueron declarados como del Líbano, Siria, Turquía Asiática, Nazaret, y Asía 
menor (Menéndez Paredes, 2007: 58). La única excepción fue con los egipcios, donde no había 
una frontera de identificación para infringir sobre la identidad nacional. Estas clasificaciones son 
complejas porque hubo varios denominadores problemáticos en orden de determinar las 
identidades de los emigrantes árabes. Por ejemplo, su ciudadanía, su residencia o identidades 
étnicas podrían ser todo o una parte usada como medio de identificación. Es más, estas 
clasificaciones corresponden con la región geográfica del imperio otomano que existió hasta 
1918 Amin Maalouf (2004) explica cómo estas identificaciones pueden ser muy complejas. Por 
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ejemplo, el estatus de un emigrante podía ser registrado como: Estado: Turquía; Lenguaje: árabe; 
Provincia: Siria; País: Monte Líbano (Menendez-Paredes, 2007). Ellos tuvieron una clasificación 
adicional a través del registro de los apellidos, y de las traducciones de la lengua árabe al español 
que trajeron errores potenciales en el proceso de traducción. 
 
 
Migración y artes visuales. 
 
La definición de emigrante ha existido como un tema complejo y polémico debido a las 
causas del constante cambio de la migración y de las nuevas experiencias y categorías de los 
emigrados alrededor del mundo. Por ejemplo, desde la década de 1960, las Naciones Unidas ha 
definido al emigrante como “alguien viviendo fuera de su país por una año o más.”(Koser, 
2007). Por el contrario, Koser rechaza esta definición, argumentando que ese término de 
emigrante abarca una variedad larga de personas en una multitud de situaciones, haciendo 
dificultoso encontrar la cantidad de datos que informena uno sobre emigrantes, y que pueda 
determinar el tiempo de estancia en el extranjero (Koser, 2007). Es más, él hace la pregunta 
¿Cuándo el emigrante deja de ser un emigrante? Él argumenta que ese estatus de emigrante 
termina cuando la persona involucrada decide regresar al hogar o acoge la ciudadanía de otro 
país. Sin embargo, es evidente que ambas definiciones han avanzado por Koser, y las Naciones 
Unidas aparecen parroquialmente limitando las identidades variadas que los emigrantes pueden 
poseer. Por ejemplo, está claro que esa única localización es ofertar un criterio inadecuado como 
una amplia definición del emigrante, mientras la definición de Koser, basada en la ciudadanía, 
falla para coger hacia la descripción de impacto sicológico duradero que existe en ese emigrante 
que regresa a su país original, así como ese que se hace ciudadano en otro país. En muchos 
maneras, esos migrantes que vuelven a sus países muchas veces son percibidos como traidores, 
extranjeros o extraños, por lo cual no están incluidos más en la sociedad, pero esos quien se 
vuelven ciudadanos de otro países continúan sufriendo los efectos sicológicos del anhelo de 
volver a su país natal igual como discriminación racial y cultural contra los emigrantes en el 
nuevo país. Por lo tanto, solamente la ciudadanía no puede ser usada como la definición plena 
del término emigrante—el impacto sicológico debe ser considerado en el debate. Además, las 
generaciones que vienen después de la familia emigrada en el nuevo país son igualmente 
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afectadas por las conexiones de su ancestral patria, añadiéndole la complicada búsqueda para una 
definición individual del término. Por lo tanto, la definición de emigrante aparece para abarcar 
un espectro más amplio que un simple lugar, y la ciudadanía, como la expuesta por Koser y las 
Naciones Unidas. 
Además, la globalización ha creado nuevos tipos de emigrantes debido a la creación de 
comunidades transnacionales o diásporas. Según Koser, la diáspora es históricamente un término 
general con un significado forzado a sustituir e inhabilitar el regreso de uno a la patria 
emparejado por tener un anhelo (Koser, 2007). Él yuxtapone esta definición con el concepto de 
Gabriel Sheffer de “teniendo fuertes ataduras a la patria, intercambiando la vía sentimental y 
material en un rencor de vivir en otro país anfitrión,” (Koser, 2007). La definición de Sheffer 
crea una idea más total de las teorías modernas alrededor de la diáspora. Otra capa agregada a 
estos conceptos de las diásporas es la de la frontera sicológica. Michael Humphrey sugiere esto, 
por ejemplo, definiendo una identidad árabe que involucra mucho más que un solo hábitat físico 
de espacio o tierra, pero es más una conversación sicológica entre el pasado y el presente 
(Humphrey, 2004). Él discute el porqué de las razones potenciales, por ejemplo; los 
descendientes del Líbano en Australia sienten una conexión y sentido de exilio a su patria, sin 
haber estado nunca ahí o teniendo necesariamente el deseo de ir (Humphrey, 2004). La fuerte 
adherencia a las costumbres familiares, las tradiciones y la esencia del herencia cultural ha 
estado sellado hacia los sitios sicológicos y nostálgicos de la psiquis del individuo ocupando un 
largo componente de su existencia. Es esta la conexión emocional, a través de la familia y la 
historia que nos mueve para tener una conexión con las antiguas tierras de nuestros ancestros, 
todo de esa existencia y su impacto de la migración. 
Según varios eruditos incluyendo O’Reilly Herrera, Gloria Anzaldua y bell hooks estos 
espacios sicológicos se expanden a través de múltiples experiencias analizadas a través de 
compilaciones de anécdotas, testimonies, y las artes visuales y los artistas, de los individuos en 
los márgenes de las fronteras físicas o sicológicas, o las dos. Todas estas categorías son borrosas 
y solapadas, las etiquetas del emigrante pueden cambiar en cualquier momento debido a 
cualquiera de estas razones. Por lo tanto la complejidad de estos términos y categorías son 
definiciones en capas de las experiencias individuo y la globalización de estas pautas 
migratorias. También, es evidente que esa no es la única definición universal del término 
emigrante debido a las complejidades de las condiciones involucradas. La noción, concepto y 
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causas de la migración y la producción del emigrante continúa para evolucionar como lo 
impuesto por la preocupación social, económica y política de los países y de la comunidad 
internacional. 
Este trabajo define al emigrante como “alguien que vive fuera de su país legal o 
ilegalmente, practicando una cultura y lenguaje minoritario, y afiliado a una comunidad o grupo 
étnico diferente y minoritario.” 
La formación de comunidades étnicas minoritarias en el país anfitrión resulta en la 
creación de una diáspora aparte de la emigración el país de origen o la patria promueve la 
introducción de nuevas prácticas culturales, música y bailes, cocina, vestimentas y distintas 
formas de arte en el nuevo país. La comunidad migratoria usa este enclave junto a su sociedad 
anfitriona como una oportunidad para establecer su propia herencia cultural y su identidad, las 
cuales también la proveen de una formación cultural capital en su nuevo país. Ellos desean 
continuar atados a su país de origen y esta remembranza se manifiesta de diferentes maneras, 
incluyendo el uso del arte. 
En su libro, Art on My Mind, bell hooks, discute la importancia del arte en la cultura y la 
sociedad, así como el peso que carga no solo como vehículo de expresión sino también como 
medio de ofrecer un foco de reflexión y espacio para el dialogo y el activismo (hooks, 1995). 
Ella enfatiza el punto de que la importancia del arte reside no solo en el acto del arte creativo 
sino además en la discusión, experimentación y acceso al arte; es una realidad que el arte es 
necesaria para nuestro bienestar. Ella habla sobre como el arte es mostrado en espacios 
segregados, no en espacios públicos inclusivos. Esto, según ella, ha sido evidente, por ejemplo, 
en la cultura Afroamericana, donde el arte africano o el afroamericano no ha sido incorporado en 
la corriente principal de la sociedad pero es designado su propio enclave junto a un espacio 
segregado. 
Además, ella nota que en la historia en EE.UU, el arte africano fue mostrado en las 
comunidades de segregación negra, pero esto, ella argumenta que no es suficiente para hacer una 
intervención o un colectivo revolucionado de experiencia artística. Según ella, como seres 
humanos que somos, reconocemos lo familiar en la vida; y si el arte-las artes visuales no es lo 
familiar, nos deja insatisfechos. Ella se enfrenta en ese orden para identificarse con el arte, un 
cambio tiene que suceder que transforme la forma en que vemos y observamos el arte. 
 
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 Bourriaud, explica el proceso de formación de identidad en el contexto del modernismo 
a través del arte. Él declara que ese concepto fundamental del arte de vanguardia del siglo veinte 
tiene algo en común de la “pasión por la radicalidad”, siendo la eliminación de todo en el orden 
de regresar al “primer principio o los principios,” (Bourriaud, 2007). El concepto fundamental de 
ese arte moderno “elabora una metafísica de la raíz o el deseo de regresar al origen, y comenzar 
nuevamente y crear un nuevo lenguaje libre de este detrito” es precisamente el punto de 
comienzo en orden de establecer la conexión del hoy, en el globalizado siglo veintiuno 
(Bourriaud, 2007). El radical es así incluido en la eliminación, substracción y creación como una 
pizarra limpia en esta forma más simple; mientras que un radicante, es un sistema de raíces. Esta 
diferencia es crítica para Borriaud por lo que él se enfrenta a: Y todavía el inmigrante, el 
exiliado, el turista, y el trotamundos urbano son las figuras dominantes de la cultura 
contemporánea. Para permaneceren el vocabulario del reino vegetal, se podría decir que el 
individuo de estos primeros años del siglo XXI se parece a aquellas plantas que no dependen de 
una sola raíz para su crecimiento, sino avanza en todas las direcciones cualquier superficie 
presentándose por la conexión de varios ganchos hacia ellos, como la hiedra hace (Bourriaud, 
2007). 
En combinación con la definición de Bourriaud del radicante y también sobre todo la 
del emigrante, la definición del arte, para así tener que abarcar una ancha estructura sicológica 
para incluirle no solamente las experiencias de los artistas, sino también de su sicología pasada 
y presente. En otras palabras, el trabajo de un artista en los tiempos presentes, puede también 
estar creado en una nueva dimensión de cultura, pasado o presente, porque de estos espacios 
sicológicos, él/ella puede habitar como un intermediario (a) entre mundos y culturas. Estos 
guiones o hibridad es una forma de mapeo y expansión más allá de lo que Bourriaud (2009) 
explica con la geografía y la sicogeografía. Su definición de un radicante como un 
funcionamiento dentro de la estructuras de las raíces, ajustándose y adaptándose a varias 
superficies geográficas como un significado de conexión con este ambiente y las fuerzas de 
desgarramiento en las que se encuentra, confirma la naturaleza de los artistas trabajando dentro 
de este terreno. Entonces, esto según Bourriaud, implica, “una negociación de identidad” y las 
“otras” como traducciones son entregadas y recibidas dentro de los espacios geográficos y 
sicológicos. Es dentro de estos espacios que nace el artista diásporo y son ellos los que 
establecen los lazos de su herencia de su familia cultural y ascendencia con su trabajo para 
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registrar, recopilar y agregar temas de la memoria y el deseo de conectar con lo que fue y los 
restos de lo que es. 
 
Impacto de la migración árabe y el arte en Cuba 
 
El crecimiento de la migración de las comunidades árabes ocurrió en Monte, La Habana 
donde establecieron centros comunitarios, negocios, tiendas; y se establecieron como 
comerciantes, joyeros, doctores, y lo hicieron como miembros activos de la sociedad cubana. 
Esto también creó oportunidades futuras para la segunda generación de árabes-cubanos, 
permitiéndoles seguridad en el estatus profesional, especialmente en las ciencias, medicina, leyes 
y política; desde la primera generación de emigrantes fueron comerciantes, lo que les permitió 
una mejor educación para sus hijos (Menendez-Paredes, 2007). Los mayores campos de estudio 
de la segunda generación de emigrantes árabes cubanos en la Universidad de la Habana incluyen 
las leyes, medicina, farmacia y periodismo. La migración árabe hacia Cuba también introdujo 
nuevos productos en el país lo que trajo como resultado transformaciones en el estilo de vida, 
gustos y modas de los cubanos. Los emigrantes comenzaron a importar hacia Cuba productos de 
inspiración árabe incluyendo textiles, fotografías, revistas, música, artes y cocina con la cual 
vinieron a ser una parte integral de la comunidad y cultura árabe-cubana pero además de toda la 
sociedad cubana. Con lo expuesto previamente, esta infusión ofrece validez a los ancestros y a la 
formación de comunidades de minorías étnicas y da como resultado el comienzo a los ancestros 
emigrados como una forma de nostalgia y de conexión con su país natal. 
Las comunidades de emigrantes árabes pronto comenzaron a formar grupos basados en la 
herencia cultural, con La Unión Oriental (1904) y La Sociedad Suriana, fueron los dos primeros 
grupos en existir en Santiago de Cuba. Durante el período de 1928-1930, otros grupos de árabes 
también se establecieron en La Habana incluyendo La Unión Libanes Siria de Bejucal, la 
Sociedad Palestina-Árabe de Cuba y la Sociedad Libanesa de la Habana. Estas sociedades 
organizaron eventos, publicaron revistas y colaboraron a través de los años, pero cada uno de 
ellos mantuvo muy específicamente su identidad étnica dentro de la comunidad. Por 
consiguiente, ahí fue donde se publicaron docenas de revistas y literaturas por estos grupos. 
Donde más del 70% de las comunidades árabes emigradas eran cristianas y un poco más del 20% 
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continuaban siendo musulmanas. En 1979, la unificación de todas las asociaciones árabes en 
Cuba fue lograda por la formación de La Unión Árabe. 
De las entrevistas que he realizado, y con el respeto a las preguntas de raza, la mayoría de 
los entrevistados, han percibido a los emigrantes árabes como blancos. Además, ellos fueron 
respetados como grupo, con lo cual tuvieron acceso a una mayor facilidad educacional y de 
recursos, y el grupo sostuvo altas posiciones en los temas políticos de Cuba. Durante la 
investigación en el terreno, la autora observó desde su investigación realizada en 2012, la 
cantidad de la capital cultural de árabes emigrantes se mantenían en la capital como doctores, 
abogados y hombres de negocios; con lo cual se establecieron en el nivel medio de la clase social 
y eventualmente hacia un privilegiado estatus social dentro de la sociedad. Los emigrantes árabes 
comerciaban de acuerdo a la mercancía como la seda, ropa, perfumes, textiles bordados de 
importación, vajillas de plata; y sirvieron como sastres proveedores de equipos, carpinteros, y 
dueños de ferreterías y jugueterías (Menendez-Paredes, 2007). Esta jerarquía socioeconómica 
dentro de la sociedad cubana enfatizó la diferencia histórica en la percepción acordada a los 
árabes-cubanos como los opuestos a los afrocubanos traídos al país como esclavos. Esta 
distinción es importante en la interpretación de la disertación de las relaciones de raza y étnicas 
en Cuba. 
El impacto cultural de los descendientes de los emigrantes árabes en la sociedad cubana 
es evidente en varias áreas incluyendo el arte, la poesía, la música y la actuación. Entre las 
prominentes figuras, se incluyen iconos culturales tales como Fayad Jámis, escultor, pintor y 
poeta; Nola Sahig, cantante; Kemal Kairuz, pianista; Raúl Camayd y Baz Tabrane (Taicuba 
Trio), compositores; así como actores de la televisión donde se incluye a Luis Felipe Bagos, 
Paula Ali, Félix and Omar Ali, Yamil Jaled e Ibrahim Apud. Estos personajes son célebres en la 
cultura y sociedad cubana, ellos ofrecen el significado al término Cuband, o en la inserción de 
las naciones que componen la cultura cubana a través de diversos géneros de las formas de arte, 
incluyendo las artes visuales (Herrera, 2001). 
Las artes visuales cubanas han sido influenciadas por severas fuerzas externas, las cuales 
han ayudado a modelar a ambos los procesos y la producción de arte en el país. Estas fuerzas han 
incluido movimientos de vanguardia europea, surrealismo y socio-realismo. Las influencias 
adicionales tienen incluida la herencia cultural de los emigrantes afrocubanos, cubanos exiliados 
y de los imperialistas. Las artes visuales comprenden pintura, escultura, fotografía, multimedia, 
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dibujo, instalaciones, y el montaje de collage de estas representaciones artísticas. Las formas de 
las artes visuales cubanas-árabes han tenido históricamente una invisibilidad dentro de la 
sociedad cubana, aunque esta situación ha sido cambiada en los tiempos más recientes. El 
impacto cultural cubano-árabe se ve a través de la observancia religiosa, del arte individual y 
colectivo, y en el sector educativo donde las reformas demandan la introducción de la influencia 
islámica y árabe en la cultura cubana. 
Artistas contemporáneos cubanos dibujaron en sus conceptos pluralistas de identidad a un 
puente e ilustraron las dimensiones transformativas del arte y la historia. En particular, ambas, el 
arte y la historia deben ser construidas desde las anécdotas experimentadas; lo cual incluye la 
interpretación del artista en su experiencia personal como parcial y perenne (hooks, 1995). 
Dentro de un contexto global, los artistas contemporáneostrabajan con una complejidad de 
espacios como las estructuras en capas representadas en el proceso de traducción. Por ejemplo, 
los espacios consisten de interacciones entre los dominios mentales y físicos. Algunos artistas 
han explorado espacios como los organizados por la identidad, hibridad, religión, y sicología 
compuesta por la autoetnografía (Smith-Shank and Keifer-Boyd, 2007). Cuando los artistas usan 
sus historias personales en sus trabajos, su testimonio es revelado. La intención del artista es por 
la observación de reconocer las experiencias personales del artista como una narración. 
A pesar de los sinnúmeros de obstáculos a los que se enfrentan los artistas cubanos en La 
Habana, ellos tienen exhibiciones exitosamente organizadas, conferencias, conjuntos de bailes, y 
eventos culturales en la comunidad y en el sector nacional (Gonzalez, 2003). Los artistas 
cubanos, Jorge Elías Gil y Francisco Fernández; y la artista cubana-árabe, Lissy Sarraf 
representan una parte de la sociedad cubana que es marginalizada. Los artistas cubanos y 
cubanos-árabes comparten un denominador común: ellos tienen una única conexión con Cuba: 
Cuband (Herrera, 2004). El mundo postmodernista ha involucrado una cultura de cambios 
constantes y de transformación, más allá de lo físico; esto también abarca espacios sicológicos de 
intercambio (Humphrey, 2004). Además, la cultura visual de la migración de estos artistas 
produce una constancia fluida y una menor definición lineal. Esta cultura es cercanamente 
parecida a un radicante, con un significado de un origen no singular porque el artista está 
simultáneamente cambiando y negociando Bourriaud, 2009). Por lo tanto, esta identidad fluida 
esta entrelazada con el concepto que esa “geografía es siempre también sicogeografía”: una 
conexión que se expande detrás de las fronteras geográficas (Bourriaud, 2009). 
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Lissy Sarraf: artista visual cubana-árabe. 
 
Lissy Sarraf, una descendiente libanesa, y miembro de La Unión Árabe, trabaja con 
varios medios, principalmente en la pintura y caligrafía. Su trabajo artístico de inspiración árabe 
es uno de las pocas representaciones en la cultura cubana, mas ella marca su vida a través de su 
trabajo artístico sin la inspiración árabe. Por lo tanto, uno puede concluir que inclusive esa 
ideología dentro de la cultura cubana es limitada y segregada. 
Sarraf es una instructora en el prestigioso Instituto Superior de Arte (ISA) en La Habana, 
y mantiene una maestría en Educación. Su tesis se titula: “Educando a través del Arte. Lo Árabe 
e Islámico en la Cultura Cubana”, este trabajo está hecho en capas con sus historias personales, 
arte de estudio, y la sugerencia de reformar el plan de estudios en la educación superior. El 
trabajo de Sarraf, ambos, el académico y el artístico es considerado un testimonio a través de la 
autoetnigrafía, esto no es cuantitativo o científico, esto no es lineal (hooks, 1995). Esto es una 
expresión de creatividad, algo vivido y sentido, mezclado con anécdotas orales de los miembros 
de la familia, como una forma de biomitografía (Lorde, 1998). El trabajo de Sarraf abarca 
imágenes que son altamente intrincadas en dibujos y diseños usando caligrafía árabe como su 
estructura. La complejidad de sus pinturas y dibujos atraen al espectador a un estado de 
reflexión. Su color de paletas en general es saturado con ricos tonos de rojos, azul y dorado, 
resonando las paletas de color que a menudo se encontraban en las culturas del Oriente Medio. 
Los textiles y lo geométrico ella lo usa durante su trabajo, que es similar a los mosaicos 
islámicos y estampados presentes en el arte islámico. El espíritu narrativo de su trabajo está 
intrínseco a la cultura islámica como una anécdota narrada (Burckhardt, 2009). Su trabajo fluido, 
suave y de líneas interminables, sobre un sentido de movimiento, mientras ella se entrelaza con 
imágenes y escritura árabe a lo largo del espacio, creando un empuje y gancho de luz y 
oscuridad. 
La serie de Sarraf, AL Kalimat está compuesta por siete pinturas, una de estas pinturas, 
discutidas abajo, es la Sin título (ver imagen número uno), es una pintura de aceite sobre lienzo 
con dimensiones de 60 x 80 cm. Su trabajo es espeso en caligrafía árabe y guiones o frases 
tomadas del Corán, en lo que ambos eluden los valores religiosos o una manera de vivir. En la 
pintura Sin título de la serie AL Kalimat, el roce horizontal del azul claro se traza con un espacio 
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de blanco que ofrece un fondo a la larga forma de caligrafía que logra una forma de barco, 
portando formas pequeñas de caligrafías que se ven soteniendo el remo del barco, y moviéndose 
a través del mar. La tonalidad del color azul elude agua y fluidez, como si el barco estuviese 
transportándose en un puente del océano. 
El Beduino, un restaurante de inspiración árabe donde el propietario es Odalys Ruiz, e 
incluye comida, decoración, música y bailes de inspiración árabe. La Unión Árabe tiene en si una 
librería, además brinda semanalmente los sábados conferencias cubanas-árabes, clases de 
inspiración árabe y eventos como: el simposio Fayad Jamis, y el evento de Literatura Bianual. La 
Casa Árabe, donde Rigoberto Menéndez es el director; está bajo un proyecto de renovación y 
alberga una librería de archivos, exhibiciones de arte, un aula con espacio suficiente para 
conferencias y eventos. 
 
Conclusión 
 
En conclusión, es evidente desde la investigación que la migración árabe desde las 
décadas de 1860-1940, tiene un gran impacto en la sociedad cubana en los términos de cultura, 
artes visuales, política, y economía: transformando la vida de los cubanos. Además, ha sido 
incluido al mosaico cultural de la sociedad cubana. La sociedad cubana reconoce todas las 
culturas, por eso es fuertemente sugerido que Lissy Sarraf y tales artistas deberían ser apoyados 
en sus esfuerzos para añadir nuevas dimensiones artísticas de la cultura cubana. 
 
Conclusiones 
 
Las siguientes conclusiones fueron realizadas desde la investigación en el terreno del autor en La 
Habana, del análisis de las artes visuales y de artículos de revistas: 
 
1. No existe en la actualidad una definición universal del emigrante. 
 
2. Los emigrantes establecen comunidades minoritarias en las sociedades anfitrionas para 
sus propósitos de preservación de su cultura y su gente. 
 
 
3. Los emigrantes usan varios métodos para preservar sus culturas incluyendo música, 
poesía, danza, idioma y artes visuales. 
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4. Los cubanos-árabes han impactado en la sociedad cubana en el área social, cultural, 
política, económica, en las artes visuales y relaciones de raza. 
 
 
5. Los artistas visuales cubanos-árabes introdujeron una nueva dimensión de las artes 
visuales dentro de la sociedad cubana. 
 
Recomendaciones 
 
Las fronteras sicológicas y lazos emocionales hacia la cultura y la patria son una parte 
significativa del emigrante y el proceso de migración. Por lo tanto, la inclusión de estas 
perspectivas que varían y su impacto en el país anfitrión es necesaria para el desarrollo de una 
diversidad cultural. 
 
1. La definición de emigrante necesita ser racionalizada para incluir todas las categorías de 
los emigrantes alrededor del globo de hoy en día. 
 
2. Las culturas de los emigrantes necesitan ser reconocidas e incluidas en la cultura 
anfitriona para permitirles sentirse partes de su nueva sociedad. 
 
3. El gobierno cubano necesita fomentar a los artistas visuales árabes-cubanos en sus 
esfuerzos para unirse a la diversidad cultural de Cuba. 
 
Implicaciones para futuros estudios 
 
Se hace necesaria una futura investigación de la migración árabe y su impacto en la sociedad y 
cultura cubana, específicamente con las intersecciones de clases, raza y género en las artes 
visuales. 
 
1. La mujer y las artes visuales dentro de la comunidad cubana-árabe. 
 
2. La migración árabe haciaSantiago de Cuba y la racialidad de esta población en 
comparación con los árabes que se asentaron en La Habana. 
 
3. La huella árabe-islámica dentro de la sociedad cubana y las artes visuales. 
 
 
 
 
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