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LA HUELLA GENÉTICA: EL DESCIFRAMIENTO DE NUESTRO “CÓDIGO DE BARRAS” GENÉTICO Los ataques terroristas en las torres del World Trade Center de Nueva York mata- ron a más de 3.000 personas y sus cuer- pos quedaron enterrados bajo millones de toneladas de escombros. A medida que las semanas pasaban, se hizo evidente que aunque se pudiera recuperar a las víc- timas de entre los restos, sus cuerpos probablemente estarían mutilados, que- mados o descompuestos hasta un punto en el que incluso para los miembros de sus familias sería imposible reconocerlos. En una situación así, ¿cómo podemos identificar a los individuos con certeza? La New York Medical Examiner’s Office, en- cargada de realizar los exámenes médi- cos, recurrió a la huella genética, una técnica para analizar minúsculas mues- tras de DNA tomadas del semen, la piel, la sangre u otros tejidos corporales. Este método se basa en el hecho de que no hay dos personas, excepto en el caso de gemelos idénticos, que tengan los mis- mos paquetes de material genético. En efecto, la huella genética crea un “código de barras” genético único que nos distin- gue de todos los demás seres humanos. Veamos cómo funciona. Crear un perfil de DNA Recordemos que el DNA contiene cuatro nucleótidos, A, G, C y T, que forman pares de bases complementarias. En miembros de la misma especie, el 99,9% del DNA es idéntico. Esto significa que sólo el 0,1% de tu DNA difiere del de otros seres humanos, incluso del de parientes cerca- nos, pero es suficiente para hacerte ge- néticamente único. En una secuencia de DNA de 3 mil millones de unidades de longitud, ese 0,1% se traduce en 3 millo- nes de variaciones que se diferencian li- geramente de las de cualquier otro indivi- duo. A menos que tengas un hermano idéntico, tu paquete de DNA es sólo tuyo. La huella genética implica el análisis del DNA de una persona, trazando un mapa de su patrón único y comparándolo con otros perfiles de DNA para determinar si hay alguna correspondencia. Una técnica estándar para crear un perfil de DNA se centra en 13 puntos es- pecíficos de nuestros cromosomas en los que se colocan segmentos cortos del DNA nuclear en una secuencia repetida. Aunque en teoría es posible que personas que no tienen nada que ver entre sí pue- den mostrar repeticiones idénticas en los 13 puntos, la probabilidad es menor de una en un trillón. A veces, puede ser difícil obtener la cantidad suficiente de DNA del núcleo como para poder analizarlo. Las muestras de DNA recuperadas de lugares donde haya ocurrido un crimen o una catástrofe, por ejemplo, suelen estar contaminadas de suciedad, fibras y restos o muy des- compuestas, limitando la cantidad de te- jido analizable. La recuperación de DNA puede convertirse en una carrera contra reloj, ya que los microbios, las enzimas, los insectos y los factores ambientales como el calor y la humedad aceleran el proceso de descomposición. Clasificación e identificación del DNA Para que sea posible elaborar un perfil de DNA, primero debe ser cortado en frag- mentos manejables gracias a las enzimas de restricción, que reconocen una se- cuencia específica de bases y cortan el DNA en ese punto. Esto divide los cromo- somas en millones de piezas de distintos tamaños que, entonces, pasan por el pro- ceso de electroforesis en gel, que clasifica las piezas por su longitud. El DNA se co- loca sobre un gel y, a continuación, se le aplica una diferencia de potencial eléc- 57 La recuperación de DNA puede convertirse en una carrera contra reloj.” “ Electroforesis del DNA. Un científico observa los fragmentos de DNA en un gel de electroforesis. trico. Los fragmentos negativamente car- gados de DNA son atraídos al electrodo cargado positivamente y migran hacia él. Dado que las piezas más pequeñas se mueven más rápidamente que las gran- des, los fragmentos terminan siendo cla- sificados por tamaño. Para localizar una secuencia de repeti- ción específica, los investigadores hacen CERCAMÁS DE
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