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Membrana Membrana basal capilar l'lasa l epitelial B Sangre ICACIÓN DE LAS LEYES DE LOS GASES lA RESPIRACIÓN Gas alveolar la composición del aire atmosférico, alveolar y espirado se ......,-=u, ... en la tabla 5-1. De forma simplificada, el aire armas- tiene: 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y 2% de otros El análisis de la tabla conduce a las siguientes cuestiones: • F1 oxígeno en el aire espirado (120 mm Hg) es superior al existente en los alvéolos (1 04 mm Hg). Ello se debe a que al espirar se arrastra el aire del espacio muerto anatómico, cuyo valor de presión es similar al atmosférico (159 mm Hg). Una explicación elemental es la siguiente. Si se considera que el aire espirado está formado por tres partes, de las cua- Jes dos tercios proceden del alvéolo y un tercio del espacio muerto, se obtiene la siguiente composición: 213 de 104 mmHg = 69,3 mmHg 1/3 de 159 mmHg =53 mmHg Volumen total= 69,3 +53= 122,3 mm Hg Fl ejemplo citado es una aproximación, pues el valor indi- en la tabla 5-1 es 120 mm Hg. El mismo razonamiento se e seguir para otros gases. El dióxido de carbono, que prác- :i::unente no existe en la atmósfera, procede única y exclusiva- re del alvéolo. También el nitrógeno espirado experimenta Gdarado>>, aunque éste es algo más complicado de razonar. Para los dos gases fundamentales, el gradiente de presión para el oxígeno (55 mm Hg) se establece entre la atmós- Introducción a la fisiología respiratoria • fera y los alvéolos, mientras que el gradiente de presión para el dióxido de carbono (37,7 mm Hg) es entre el alvéolo y la atmósfera. Por lo tanto, es importante tener presentes aquellas leyes de los gases que pueden facilitar la comprensión de la función respiratoria. Ley de Boyle. Cuando un gas es comprimido, su volumen (V) disminuye en la misma proporción al aumento de su presión (P): P X V = K, siendo la temperatura constante La importancia de esta ley se puede poner de manifiesto en la práctica del submarinismo. Cuando una persona efec- túa una inmersión y <<aguanta la respiraciÓn>>, es necesario tener presente la ley de Boyle, para comprender lo que pue- de sucederle. Si se considera un volumen de 4 L y la tem- peratura corporal constante, se encuentra la «sorpresa» de que dicho volumen se reduce en función de la profundidad. Así, a 10 m de profundidad (1 atmósfera de presión [atm] = 760 mm Hg = 1,01325 bar= 1,03323 kg/cm2) sobre la superficie, según la ley de Boyle se verificará que: V= 1atmx4.L = 2 .L 2atm Es decir, bajar 10 m supone una reducción del volumen pulmonar a la mitad. Descensos mayores implican mayores reducciones. Las reducciones de volumen siguen una fun- ción inversa de tipo exponencial, no lineal, de manera que los pulmones alcanzarían un volumen mínimo, denominado residual (v. Volúmenes y capacidades del pulmón: espirome- tría, cap. 6). Así, teóricamente, la profundidad a la que una persona puede descender por debajo del nivel del mar está determinada por la relación entre su capacidad pulmonar to- tal y el volumen residual (aproximadamente de 4: 1). Sin em- bargo, el problema del ejercicio en condiciones hiperbáricas no lo constituye la reducción del volumen, pues es un aire no utilizable. Además de la presión sobre zonas aéreas (conducto auditivo, senos, etc.), el peligro lo constituye realmente no el fenómeno de compresión de los gases, sino justamente el opuesto, es decir, la descompresión (v. Ley de Henry, más adelante). De cualquier forma, la ley de Boyle sirve para cal- / cular la capacidad de una botella de aire comprimido y, de esa forma, saber de cuánto tiempo de inmersión se dispone en una determinada profundidad antes de que se acabe el aire. Ley de Dalton. En una mezcla de gases, la presión ejercida por cada gas individual es independiente de las presiones de los otros gases de la mezcla (ecuación 1). Esta ley se puede enun- ciar también del siguiente modo: la presión parcial de un gas
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