Logo Studenta

Informe de Lectura 11

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Alberto Miguel Sánchez
Legajo 8712
Licenciatura en Historia
	
Seminario de Historia Social y Política II
Informe de Lectura N°11	
La fecha límite de entrega es el 09/06/21
Consigna:
En base a la lectura completa del texto de J. Benda que figura en la sección "Biblioteca" del campus elabore un informe de no más de dos carillas en dónde se de cuenta de las principales interpretaciones del autor en torno a la Primera Guerra Mundial y de lo que entiende por "traición de los intelectuales"
Desarrollo
Julien Benda parte de considerar que las “pasiones políticas” son las que han conducido a los enfrentamientos más importantes entre los seres humanos. Estas pasiones a las que el autor considera como “políticas” son aquellas derivadas de las cuestiones de raza, clase social o nacionalidad.
Estas pasiones se transformarían en un elemento vigoroso al ser asumido por un colectivo social. Esto permitiría que las pasiones políticas se desarrollen y expresen abiertamente sin trabas ni limitaciones.
Una de estas pasiones es el nacionalismo que otorga una relevancia superlativa a la cuestión de los límites territoriales transformando los sentimientos del pueblo en un desmedido e “irracional” orgullo. Éste bajo formas de patriotismo, alimenta las disputas y las tensiones entre pueblos vecinos. La sobrevaloración de una supuesta moral propia, contrastada con la de otros pueblos, generará una constante rivalidad que acabará en violencia al buscar imponer criterios y supremacía.
El autor considera que este modo de identificación se convierte en religión, donde la “patria, el estado y la clase” están por encima de cualquier otro aspecto y por lo tanto, todo debe subordinarse a dichos principios elementales.
Los intelectuales, son para el autor, un sector que durante el siglo XIX abandona su postura puramente “teórica” e idealista, y se inclina hacia las pasiones políticas inmediatas transformando la esencia que los constituía y mantenía en un plano diferenciado. Ello es para Benda, una desviación en la verdadera función de los intelectuales y afirma que se convierte en una verdadera “traición” al abandonar sus posturas y suscribir al fanatismo patriotero que finalmente será un elemento más para agitar las pasiones y resquebrajar los restos de sentimientos de humanidad más puros.
La exacerbación de la identificación nacional es alejarse del universalismo que implica la cultura en su máxima expresión y acotarla en límites temporales y propios de coyunturas determinadas. Es alejar la cultura y establecer fronteras ilusorias que de ningún modo debieran ser límites para aquello que es riqueza universal.
Abandonar lo espiritual y reemplazarlo por lo estrictamente temporal es la traición de los intelectuales contra sí mismos y en contra de su función social enriquecedora de sentimientos.
En ese tránsito de pasiones, la intelectualidad acaba defendiendo la existencia y necesidad de construcción de estados fuertes que tengan capacidad de resistir posibles embates de otras naciones. Si bien el autor analiza críticamente el papel de los intelectuales, al mismo tiempo afirma que su acción se encuadraba en un contexto totalmente diferente al de siglos anteriores, cuando las naciones no existían como tal por lo que resultaba lógico que el mundo del intelecto trascienda desde una postura elevada y sin las trabas de los regionalismos.
Para el autor, Alemania es responsable en gran medida de difundir la importancia de la cuestión nacional tal como si fuera una religión a la cual se le debe ofrendar culto. Es allí desde donde se propagó el sentimiento de superioridad de raza, el culto a la fuerza por sobre la razón, la apología guerrera y el nacionalismo como fundamento filosófico en la construcción de la sociedad.
En ese panorama de agudización de la tensión y de un exagerado sentir patriótico resultaba hasta previsible que las naciones con mayor capacidad militar y necesidad expansiva, aceleraran ciertas dinámicas de conflicto que condujeron a desencadenar la Primera Gran Guerra inevitablemente. 
 
 
			 Alberto Miguel Sánchez Legajo 8712

Continuar navegando