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Resumen: Caracterización del comportamiento disruptivo en la niñez temprana. · Psicopatología surge en la primera infancia · Comportamiento disruptivo temprano infantil va desde los 18 meses a los 5 años. · Una tarea central en la infancia es el logro de las emociones y la conducta regulada. · La orientación del desarrollo de la autonomía da lugar a la intensificación de la frustración y ataques de ira por falta de cumplimiento, las agresiones y las rabietas. · Malos comportamientos normativos: tríada de conductas esperables de la infancia, surge después del año de vida. · Intencionalidad y direccionalidad de estas conductas representan una progresión en el desarrollo de reactividad más difusa en la infancia. · Malos comportamientos normativos: · Agresión: se expresa la ira, el logro gradual de competencia agresiva es un evento de desarrollo normativo, respuesta instrumental a la frustración o metas bloqueadas. · Incumplimiento: refleja la resistencia a reglas, directivas y normas sociales. Habilidad de decir “no” es un hito importante en la autonomía. · Rabietas: arranques de mal humor discretas, frustración comunicativa, ira y angustia. · Es difícil distinguir entre malos comportamientos normativos y trastornos de comportamiento disruptivo. · Problemas de conducta en la edad preescolar son estables, hereditarios y predicen una trayectoria crónica de comportamiento disruptivo perjudicial. · Entrevistas de diagnóstico para niños pequeños: Preschool Age Psychiatric Assessment (PAPA) y el Kiddle Disruptive Behavior Disorders Schedule (K-DBDS). · Prescolares con TCD salen como “afectados” en informes de sus padres y profesores y son sensibles a las intervenciones de conducta disruptiva. · Los síntomas de TCD se asocian con evaluaciones de las conductas disruptivas y muestran una estabilidad moderada. · Hay preocupación sobre si la nosología del DSM con respecto al TCD está mal especificada para la primera infancia porque: · Muchos síntomas del TCD son imposibles de desarrollar y otros son improbables porque son las manifestaciones más graves donde rara vez se expresan en niños pequeños. · No hay ninguna especificación de la frecuencia con la que deben incurrir estas típicas malas conductas para considerarlas síntomas, como ocurre con el TOD, tampoco hay una diferenciación entre sexos. · No hay criterios únicos para este periodo de edad. · Evidencia dice que la mitad de los niños continuarán sus comportamientos disruptivos mientras que la otra mitad no. · Altos niveles de comportamiento adaptativo reduce la persistencia de conductas disruptivas. · Se le da más importancia al riesgo de sobre identificación que a los de sub-identificación. · Comportamientos precursores: perturbaciones conductuales específicas que reflejan los patrones clínicos iniciales. · La teoría de la agresión no se aprende sino se desaprende, como una disminución normativa de la agresión en el tiempo. · Un patrón de alta agresión estable en la primera infancia es atípico, la agresión crónica se extiende a la pre-adolescencia. · Menos del 20% de los niños tienen rabietas diarias o casi todos los días y a los 3 años menos del 10%. · Cuando médicos observan que los berrinches del niño son intensos, destructivos y no responde a el apoyo de los adultos se sabe que “tiempo para preocuparse”, al igual que los pellizcos furtivos y la negación a todas las solicitudes sin distinción. · Calidad de la conducta se define como el grado en que el comportamiento es modulado (intensidad, flexibilidad y organización de la conducta) y esperado en contexto (si es que el contexto provoca tipos de respuestas determinados). · Agresión reactiva: arranques agresivos impulsados que son reactivos a la provocación. Es más frecuente en poblaciones normativas de niños pequeños. · Agresión proactiva: es regulada y planificada y no es resultado de provocación sino una agresión “por su propio bien”. · Indicadores clínicos son la intensidad, agresión impulsada, agresión mal regulada, agresión destructiva y la agresión directa hacia adultos. Las rabietas no son un indicador a menos que sean destructivas. · Hay evaluaciones para diferenciar la mala conducta normativa y de la conducta disruptiva clínicamente. · Observación diagnóstica con entrevistas junto a los padres dan una opinión adicional. · Programa de Observación de Diagnóstico del Comportamiento Disruptivo (DB-DOS) usado para definir patrones clínicos, son 21 comportamientos divididos en 2 dimensiones: problemas en la regulación y en la modulación de la ira. · Hay niños que nacen con una susceptibilidad biológica a problemas de regulación de la emoción y la conducta y muy probable que sufran de una parentalidad problemática.
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