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un aparato a modo de “riñón artificial” (véase la fotografía) donde la sangre del paciente atraviesa un tubo que funciona de membrana permeable sólo a determi- nadas sustancias, y un tubo sumerge la sangre en una solución que difiere ligera- mente del plasma normal. A medida que la sangre circula por el tubo, las sustan- cias como los desechos nitrogenados y los iones de potasio presentes en la san- gre (pero no en la solución) salen de la sangre a través del tubo hacia la solución externa, y entran las sustancias que de- ben añadirse a la sangre (sobre todo amortiguadores para los iones de hidró- geno y glucosa para los pacientes malnu- tridos). En este sentido, las sustancias que se necesitan se retienen en la san- gre o se añaden, mientras que los dese- chos y los iones excesivos se eliminan. La hemodiálisis se realiza tres veces a la semana, y cada sesión dura de cuatro a ocho horas. Trombosis, infecciones, e is- quemia son algunos de los serios proble- mas que pueden derivar de la hemodiáli- sis. Las hemorragias son un riesgo añadido, ya que la sangre debe ser hepa- rinizada para evitar su coagulación du- rante la hemodiálisis (la heparina es un anticoagulante). Cuando el daño renal es irreversible, como en la insuficiencia renal progresiva, lento y crónico, los riñones se vuelven to- talmente incapaces de procesar el plasma o concentrar la orina, y un trasplante de ri- ñón es la única solución. A menos que el nuevo riñón proceda de un gemelo idén- tico, los receptores deben tratarse con in- munodepresores el resto de su vida para evitar el rechazo. Los trasplantes de riñón en EE.UU. en el año 2001 alcanzaron la ci- fra de 15.332, y casi 5.000 de ellos fueron de donantes vivos. Pero aún hay 57.000 estadounidenses que todavía están espe- rando un riñón, más personas que para ningún otro órgano. Y si esto fuera poco, hay que tener en cuenta que, hace 40 años, las personas que llegaban a la fase final de la insuficien- cia renal morían a los pocos días. Hoy en día, pueden vivir durante años o incluso dé- cadas, y muchos investigadores están tra- bajando para mejorar tanto la esperanza de vida como la calidad de la misma. 527 cuando una persona bebe en exceso, consume diuréti- cos (fármacos que aumentan la producción de orina) o presenta insuficiencia renal crónica, una enfermedad en la que el riñón pierde su capacidad de concentrar orina (véase el cuadro anterior de “Más de cerca”). Las enfermedades que producen orina con una gravedad específica alta son un consumo inadecuado de líqui- dos, fiebre y una inflamación del riñón que se llama pielonefritis. Los solutos que se encuentran normalmente en la orina son iones de sodio y potasio, urea, ácido úrico, creatinina, amoniaco, iones de bicarbonato y otros io- nes diferentes, dependiendo de la composición de la sangre. En algunas enfermedades concretas, la compo- sición de la orina puede cambiar de forma dramática, y la presencia de sustancias anormales es a menudo de gran ayuda a la hora de diagnosticar el problema. Estas son las razones por las que los exámenes físicos debe- rían incluir un análisis de orina. Las sustancias que no se encuentran normal- mente en la orina son glucosa, proteínas de la sangre, glóbulos rojos, hemoglobina, glóbulos blancos y bi- lis. Los nombre y posibles causas de las enfermeda- des en las que los componentes y volúmenes anor- males de la orina están presentes están descritos en la Tabla 15.1. ¿ L O H A S E N T E N D I D O ? 4. ¿Cuál es la unidad funcional y estructural de los ri- ñones? 5. ¿Cuáles son las dos funciones de los túbulos renales y la función de los capilares peritubulares? 6. ¿Cómo afecta a la presión glomerular el aumento de la presión sanguínea? 7. ¿La gravedad específica de la orina es más alta o más baja que la del agua? ¿Por qué? Véanse las respuestas en el Apéndice D.
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