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Anatomia y Fisiologia (557)

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538 Anatomía y Fisiología Humana
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Formación 
y desarrollo 
del aparato urinario
Cuando se sigue el desarrollo de los riñones en un em-
brión joven, no se puede percibir muy bien. El primer
sistema de túbulos se forma, y luego comienza a dege-
nerarse en un segundo, más bajo. El segundo sistema, a
su vez, degenera en el tercer sistema. El tercer sistema se
desarrolla en los riñones funcionales, que excretan orina
al tercer mes de la vida fetal. Es importante recordar que
los riñones fetales no trabajan tanto como los riñones
después del nacimiento, ya que el intercambio con la
sangre de la madre a través de la placenta permite lim-
piar de muchas sustancias indeseables la sangre del feto.
DESEQUILIBRIO HOMEOSTÁTICO
Existen muchas anormalidades congénitas de
este aparato. Dos de las más comunes son el riñón poliquís-
tico y la hipospadias. 
El riñón poliquístico es una enfermedad degenerativa
aparentemente hereditaria. Uno o ambos riñones han au-
mentado de tamaño y presentan muchos sacos (quistes)
que contienen orina. Estos quistes interfieren en la función
renal obstruyendo el drenaje de la orina. Actualmente, poco
se puede hacer por esta enfermedad excepto evitar más da-
ños al riñón previniendo infecciones. La insuficiencia renal es
una posibilidad, pero los trasplantes de riñones aumentan las
posibilidades de sobrevivir.
La hipospadias es una enfermedad que se da única-
mente en los bebés varones. Sucede cuando el orificio ure-
tral se localiza en la superficie ventral del pene. La cirugía co-
rrectiva se lleva a cabo por lo general cuando el niño tiene
alrededor de 12 meses. ▲
La vejiga es muy pequeña y los riñones son inca-
paces de contener orina los dos primeros meses de
vida, por lo que los recién nacidos orinan de 5 a 40
veces al día, dependiendo de la cantidad de líquido
que ingieran. A los dos meses, el bebé excreta aproxi-
madamente 400 ml/día, y la cantidad aumenta en la
adolescencia ligeramente hasta que se llega a la pro-
ducción de orina adulta (1.500 ml/día).
El control voluntario del esfínter uretral se desa-
rrolla al mismo tiempo que el aparato nervioso. A los
15 meses, la mayoría de los bebés son conscientes de
si han orinado. A los 18 meses, pueden aguantar la
orina en sus vejigas durante dos horas, lo que repre-
senta la primera señal de entrenamiento para ir al
baño. El control durante el día se produce antes que el
control nocturno. Por lo general, no es realista esperar
que el control nocturno se complete antes de los cua-
tro años de edad.
Durante la niñez y a través de la mediana edad tar-
día, la mayoría de los problemas del aparato urinario
son infecciosos o inflamatorios. Muchos tipos de bacte-
rias pueden invadir el tracto urinario para provocar ure-
tritis, cistitis o pielonefritis. La Escherichia coli es un re-
sidente normal del tracto digestivo y normalmente no
provoca problemas, pero estas bacterias actúan como
patógenos (culpables de la enfermedad) en el entorno
estéril de la infección del tracto urinario. Las bacterias y
los virus responsables de las enfermedades de trasmi-
sión sexual (STD), que son en primer lugar infecciones
del tracto reproductivo, conllevan el colapso de alguno
de sus conductos.
DESEQUILIBRIO HOMEOSTÁTICO
Las infecciones de la infancia por estreptococos,
como el dolor de garganta o la escarlatina pueden causar da-
ños inflamatorios en los riñones si las infecciones originales
no se tratan correctamente y pronto. Una secuela común de
los niños que no han sido tratados es la glomerulonefritis,
en la cual los filtros glomerulares se colapsan con complejos
de antígenos y anticuerpos, lo que resulta en una infección
por estreptococos. ▲
A medida que envejecemos, existe un declive
progresivo de la talla y la función del riñón. A los
70 años, el nivel de la formación de filtrado supone
sobre la mitad de un adulto de mediana edad. Se cree
que esto es el resultado de la mala función de la cir-
culación renal debida a la aterosclerosis, que afecta al
sistema circulatorio en su totalidad. Además de la dis-
minución del número de nefronas funcionales, las cé-
lulas tubulares se vuelven menos eficaces en su capa-
cidad para concentrar orina.
Otra consecuencia de la edad es la reducción del
funcionamiento de la vejiga y la pérdida del tono mus-
cular de la misma, que provoca que los ancianos ex-
perimenten una necesidad imperiosa de orinar (la sen-
sación de que se necesita orinar inmediatamente) y
polaquiuria (orina frecuente en pequeñas cantida-
des). La nicturia, que es la necesidad de levantarse
por la noche para ir al baño a orinar, afecta a casi dos
tercios de la población. Para muchos, la incontinencia
es el final del proceso de la vejez. Esta pérdida del

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