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538 Anatomía y Fisiología Humana 15 Formación y desarrollo del aparato urinario Cuando se sigue el desarrollo de los riñones en un em- brión joven, no se puede percibir muy bien. El primer sistema de túbulos se forma, y luego comienza a dege- nerarse en un segundo, más bajo. El segundo sistema, a su vez, degenera en el tercer sistema. El tercer sistema se desarrolla en los riñones funcionales, que excretan orina al tercer mes de la vida fetal. Es importante recordar que los riñones fetales no trabajan tanto como los riñones después del nacimiento, ya que el intercambio con la sangre de la madre a través de la placenta permite lim- piar de muchas sustancias indeseables la sangre del feto. DESEQUILIBRIO HOMEOSTÁTICO Existen muchas anormalidades congénitas de este aparato. Dos de las más comunes son el riñón poliquís- tico y la hipospadias. El riñón poliquístico es una enfermedad degenerativa aparentemente hereditaria. Uno o ambos riñones han au- mentado de tamaño y presentan muchos sacos (quistes) que contienen orina. Estos quistes interfieren en la función renal obstruyendo el drenaje de la orina. Actualmente, poco se puede hacer por esta enfermedad excepto evitar más da- ños al riñón previniendo infecciones. La insuficiencia renal es una posibilidad, pero los trasplantes de riñones aumentan las posibilidades de sobrevivir. La hipospadias es una enfermedad que se da única- mente en los bebés varones. Sucede cuando el orificio ure- tral se localiza en la superficie ventral del pene. La cirugía co- rrectiva se lleva a cabo por lo general cuando el niño tiene alrededor de 12 meses. ▲ La vejiga es muy pequeña y los riñones son inca- paces de contener orina los dos primeros meses de vida, por lo que los recién nacidos orinan de 5 a 40 veces al día, dependiendo de la cantidad de líquido que ingieran. A los dos meses, el bebé excreta aproxi- madamente 400 ml/día, y la cantidad aumenta en la adolescencia ligeramente hasta que se llega a la pro- ducción de orina adulta (1.500 ml/día). El control voluntario del esfínter uretral se desa- rrolla al mismo tiempo que el aparato nervioso. A los 15 meses, la mayoría de los bebés son conscientes de si han orinado. A los 18 meses, pueden aguantar la orina en sus vejigas durante dos horas, lo que repre- senta la primera señal de entrenamiento para ir al baño. El control durante el día se produce antes que el control nocturno. Por lo general, no es realista esperar que el control nocturno se complete antes de los cua- tro años de edad. Durante la niñez y a través de la mediana edad tar- día, la mayoría de los problemas del aparato urinario son infecciosos o inflamatorios. Muchos tipos de bacte- rias pueden invadir el tracto urinario para provocar ure- tritis, cistitis o pielonefritis. La Escherichia coli es un re- sidente normal del tracto digestivo y normalmente no provoca problemas, pero estas bacterias actúan como patógenos (culpables de la enfermedad) en el entorno estéril de la infección del tracto urinario. Las bacterias y los virus responsables de las enfermedades de trasmi- sión sexual (STD), que son en primer lugar infecciones del tracto reproductivo, conllevan el colapso de alguno de sus conductos. DESEQUILIBRIO HOMEOSTÁTICO Las infecciones de la infancia por estreptococos, como el dolor de garganta o la escarlatina pueden causar da- ños inflamatorios en los riñones si las infecciones originales no se tratan correctamente y pronto. Una secuela común de los niños que no han sido tratados es la glomerulonefritis, en la cual los filtros glomerulares se colapsan con complejos de antígenos y anticuerpos, lo que resulta en una infección por estreptococos. ▲ A medida que envejecemos, existe un declive progresivo de la talla y la función del riñón. A los 70 años, el nivel de la formación de filtrado supone sobre la mitad de un adulto de mediana edad. Se cree que esto es el resultado de la mala función de la cir- culación renal debida a la aterosclerosis, que afecta al sistema circulatorio en su totalidad. Además de la dis- minución del número de nefronas funcionales, las cé- lulas tubulares se vuelven menos eficaces en su capa- cidad para concentrar orina. Otra consecuencia de la edad es la reducción del funcionamiento de la vejiga y la pérdida del tono mus- cular de la misma, que provoca que los ancianos ex- perimenten una necesidad imperiosa de orinar (la sen- sación de que se necesita orinar inmediatamente) y polaquiuria (orina frecuente en pequeñas cantida- des). La nicturia, que es la necesidad de levantarse por la noche para ir al baño a orinar, afecta a casi dos tercios de la población. Para muchos, la incontinencia es el final del proceso de la vejez. Esta pérdida del
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