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Anatomía y fisiología del cuerpo humano214 3.1. FISIOLOGÍA DEL MÚSCULO LISO DEL TRACTO GASTROINTESTINAL Las funciones motoras del tracto gastrointestinal las lleva a cabo casi exclusivamente el músculo liso que hay en su pared. La motilidad del sistema digestivo tiene dos objetivos: desplazar la comida desde la boca al ano y mezclarla con las distintas se- creciones para facilitar su digestión, al convertirla en partículas pequeñas, y su posterior absorción. La motilidad depende de las propiedades del músculo liso que, a su vez, está controlado por el sistema nervioso y por el sistema endocrino. Todo este control se basa en reflejos largos y cortos. Los reflejos cortos son aquellos que se originan en el sistema nervioso entérico y que se integran sin intervención de otras aferencias externas. Participan fundamentalmente en el control de la motilidad, la secreción y el crecimiento. Los reflejos largos transmiten señales en el tracto digestivo que recorren largas distancias y en ellos participa el sistema nervioso autónomo. La mayoría del músculo liso del tracto gastrointestinal es de tipo unitario o visceral, es decir, actúa como un sincitio funcional, de manera que las señales eléctricas que se originan en una fibra se propagan a las fibras vecinas, lo que hace que se contraigan sincrónicamente. El potencial de membrana en reposo del mús- culo liso tiene cambios rítmicos espontáneos, lo que se denomi- na ritmo eléctrico basal o ritmo de ondas lentas, que varía de una región a otra, de 3 ondas/minuto en el estómago hasta 12 ondas/minuto en el duodeno. Este ritmo de ondas lentas parece ser producido por unas células peculiares, que actúan a modo de marcapasos, que no son neuronas ni células musculares lisas y que se han denominado células intersticiales de Cajal. Estas células tienen largas prolongaciones que se unen entre sí y a las células musculares lisas permitiendo la propagación de la despolarización de una célula a la siguiente. Esto hace que el músculo liso intesti- nal se pueda contraer de un modo autónomo, independientemen- te del sistema nervioso. Sin embargo, tanto el sistema endocrino, como el sistema nervioso modifican y regulan la intensidad de sus contracciones. Las fibras musculares lisas mantienen un tono que determina la longitud y el diámetro del tracto gastrointestinal, además de mantener los esfínteres cerrados. Sobre este tono basal se produ- cen varios tipos de respuestas contráctiles. En períodos interdigestivos (entre comidas), cuando el tracto está casi vacío, aparecen una serie de contracciones que se origi- nan en el estómago y que avanzan lentamente por cada sección, hasta alcanzar el intestino grueso. Este patrón de contracción, se denomina complejo motor migratorio, barre los remanentes de comida y de las bacterias, desde zonas superiores del tracto gas- trointestinal hasta el intestino grueso. En períodos digestivos las contracciones musculares pueden seguir varios patrones: Contracciones peristálticas. Son ondas de contracción progresivas que avanzan de una sección a otra del tracto gastrointestinal. En estas contracciones, la capa de músculo circular se contrae justo detrás de la comida. Esto empuja el alimento hacia el siguiente segmento que en respuesta a la distensión sufrida por su pared, se contrae, permitien- do el avance del movimiento en dirección anal. En condi- ciones normales, las ondas peristálticas se limitan a cortas distancias. Movimientos de mezcla o segmentación. Consiste en que segmentos pequeños (1-5 cm) del intestino se contraen y se relajan alternativamente. En el segmento que se contrae, la capa muscular circular está contraída, mientras que la lon- gitudinal está relajada. Estas contracciones se pueden pro- ducir al azar a lo largo del intestino o pueden tener lugar a intervalos regulares. Este tipo de contracciones no consi- guen el avance del alimento, sino que facilitan el mezclado de los alimentos con las enzimas digestivas y facilitan la absorción de los nutrientes al favorecer el contacto con el epitelio. 3.2. CAVIDAD BUCAL Es la zona de recepción del alimento. En ella tienen lugar varios procesos importantes, la masticación, la insalivación y el inicio de la deglución. 3.2.1. La masticación Se define como el conjunto de movimientos de la cavidad bucal que tienen como fin ablandar, triturar, moler, rasgar y cortar los alimentos y mezclarlos con la saliva. Además de la participa- ción de los dientes, se precisa de la intervención de la lengua y las mejillas. Sus movimientos ayudan a mezclar el alimento para llevar a cabo una masticación efectiva, mientras que los receptores sensoriales de la lengua proporcionan información sobre el grado de preparación del alimento para ser degluti- do. Es un proceso voluntario, aunque el movimiento rítmico es reflejo. 3.2.2. La insalivación La insalivación es la mezcla de la saliva con los alimentos. La saliva se produce en las glándulas salivales, que la vierten a la ca- vidad bucal. El volumen diario de la secreción salival es de 1 a 1.5 litros. En condiciones normales existe una secreción basal de saliva, que aumenta al menos cuatro veces, al ingerir alimentos. El mayor vo- lumen secretor tras un estímulo procede de las glándulas paróti- das, seguidas por las submaxilares. Durante el sueño, la secreción de saliva es muy escasa. Composición de la saliva. La saliva tiene un pH de 6-7 y sus principales componentes son: — Agua (96%). — Moco, que tiene un efecto lubricante. — Iones (sodio, potasio, cloro, fosfato, bicarbonato y cal- cio), cuya concentración depende de la velocidad a la que se secreta la saliva. Si las tasas de secreción son bajas, la saliva es relativamente diluida. A medida que el flujo aumenta, el pH aumenta por una mayor secreción de bicarbonato. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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