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Capítulo 8 Sistema digestivo 215 — Sustancias orgánicas (urea, ácido úrico, hormonas). — Enzimas: amilasa salival o ptialina (que inicia la digestión de los carbohidratos), lipasa lingual, que actúa sobre los triglicéridos y lisozima (con efecto antibacteriano, ya que permite destruir las bacterias). — Globulinas, como la inmunoglobulina A. — Proteína R que se une a la vitamina B 12 procedente de la dieta, protegiéndola de su degradación en el estómago. Funciones de la saliva — Disuelve los alimentos, lo que permite apreciar su sabor y reconocer la existencia de tóxicos e irritantes, lo cual pro- tege contra su ingestión. — Lubrica los alimentos, de manera que tras la digestión mecánica del alimento resultado de la masticación, y su mezclado con la saliva se forma una masa blanca, flexible y de fácil deglución, denominada bolo alimenticio. — Inicia la digestión de algunos hidratos de carbono gracias a la acción de la amilasa, si bien esta enzima actúa poco tiempo ya que el alimento permanece en la boca un perío- do reducido. El pH óptimo para la acción de esta enzima es neutro, por lo que su acción termina cuando el bolo se mezcla con el ácido del estómago. — Comienza la digestión de los triglicéridos de los alimen- tos en ácidos grasos y monoglicéridos, por acción de la lipasa lingual. El pH óptimo de esta enzima es 4, por lo que sigue actuando en el estómago. Probablemente esta enzima desempeñe un papel importante para la digestión de la grasa de la leche en los neonatos, cuando las funcio- nes pancreáticas no han madurado. — Acción bactericida por efecto de la lisozima. — Mantiene la humedad en la cavidad bucal, con lo que se facilita el habla. Control de la secreción salival. La salivación está regulada por el sistema nervioso. Tanto el estímulo simpático como el pa- rasimpático provocan un aumento de la secreción salival. La di- ferencia estriba en que ante un estímulo parasimpático, la saliva segregada es líquida y abundante, mientras que ante un estímulo simpático, la secreción es mucosa y escasa, lo que produce una sensación de sequedad en la boca. La boca seca es una respuesta simpática al miedo o al estrés. Existen una serie de estímulos ora- les y extraorales que provocan la secreción de saliva. Entre ellos cabe citar: Estímulos extraorales: el olor, la visión de alimentos o pen- sar en comida, estimulan la secreción salival actuando sobre los núcleos salivales del bulbo. Estímulos orales: la ingestión de alimentos, sobre todo ácidos. Tanto en la boca, como en la faringe, y en el área olfativa existen receptores sensoriales que envían informa- ción hacia los núcleos salivales del bulbo. El bulbo también recibe información del área hipotalámica reguladora del apetito y de otras regiones de la corteza que se encargan de la percepción del gusto y del olor. De esta forma las respuestas salivales a todos estos estímulos están mediadas por fibras eferentes parasimpáticas que se originan en los núcleos salivales. RECUERDA La saliva está compuesta por agua, moco, iones, sustancias orgánicas, amilasa salival, lipasa lingual, globulinas (IgA), liso- zima y proteína R. Sus funciones son: acción disolvente, lubri- cación, inicio de la digestión enzimática, acción bactericida y mantenimiento de la humedad de la cavidad bucal. El control de la secreción salival es nervioso. 3.3. LA DEGLUCIÓN Es el mecanismo por el que el bolo alimenticio pasa desde la boca hasta el estómago. Para explicar el fenómeno de la deglución, lo dividimos en varias fases, aunque la sucesión en el tiempo de éstas es prácticamente instantánea. Fase bucal. El bolo alimenticio se halla en fase de mastica- ción. Una parte o la totalidad del mismo es empujado voluntaria- mente hacia atrás. Los labios se juntan y la lengua se dirige hacia arriba y atrás, empujando el bolo alimenticio a la faringe. Desde este momento, el proceso de la deglución es reflejo y no está bajo control de la voluntad (Fig. 8.19). Fase faríngea. Cuando el alimento penetra en la orofaringe, estimula los mecanorreceptores situados en ella, lo que da co- mienzo a la fase involuntaria de la deglución. Se inicia con la constricción de los músculos faríngeos superiores y la relajación de los inferiores. Esto provoca que se eleve el paladar blando en dirección a la pared posterior de la faringe para evitar el paso del alimento hacia la nasofaringe. A continuación, la laringe se des- plaza hacia delante y el hueso hioides lo hace hacia arriba, con lo que la epiglotis se sitúa horizontalmente, cerrando así la entrada de la laringe, haciendo que el alimento se dirija hacia el esófago y no se introduzca en las vías respiratorias. Al mismo tiempo se inhibe la respiración (apnea de deglución). Fase esofágica. Si todo el proceso se ha realizado correcta- mente, el esófago es el único cauce posible para el bolo alimen- ticio. La contracción que se inició en la faringe se continúa en la pared del esófago en forma de onda peristáltica, que es un movimiento coordinado de la pared del tracto digestivo que se produce por constricción de los segmentos proximales y relaja- ción de los distales para hacer avanzar el alimento (Fig. 8.20). Esta onda recorre todo el esófago en unos 10 segundos. A esta onda peristáltica se le denomina peristaltismo primario. Si éste no es suficiente para vaciar el esófago de alimento, la distensión del esófago inicia otra onda que se denomina peristaltismo se- cundario. El paso de alimentos sólidos o semisólidos de la boca al estómago tarda de 4 a 8 segundos, y el de los alimentos muy blandos y líquidos, apenas un segundo. Las fases faríngea y eso- fágica de la deglución están controladas por neuronas situadas en el bulbo y en la parte inferior de la protuberancia, por el centro de la deglución, que recibe información sensorial de los mecanorreceptores situados alrededor de la faringe. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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