Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Capítulo 8 Sistema digestivo 223 bolizan unas, inactivan otras y elaboran moléculas nuevas. Con respecto a la digestión, los hepatocitos secretan la bilis, que jue- ga un papel muy importante en la digestión y absorción de los lípidos, así como en la excreción de colesterol, pigmentos bilia- res y en general de las sustancias liposolubles que no podemos utilizar. 3.6.1. Secreción biliar Al duodeno se secretan diariamente 0.5 litro de bilis. Los hepa- tocitos del hígado producen una secreción primaria, de un modo continuo, a los conductos biliares. A su vez, las células epiteliales de los conductos biliares secretan un líquido acuoso rico en bi- carbonato, de modo que aumenta el volumen de líquido que sale del hígado y que se almacena en la vesícula biliar. En los períodos interdigestivos el esfínter de Oddi está cerrado y la bilis se acu- mula en la vesícula biliar, en donde se puede concentrar hasta 15 veces. Tras la ingesta, con los estímulos que veremos más adelante, se producen las contracciones de la vesícula y la liberación de su contenido, la bilis, al duodeno. La bilis es un líquido amarillo verdoso con un pH entre 7 y 8, que además de agua y electrólitos contiene: ácidos biliares, colesterol, lecitinas y pigmentos biliares. Ácidos biliares Los ácidos biliares se forman a partir del colesterol y constituyen la vía principal de excreción del mismo. Los ácidos biliares pri- marios son el cólico y el quenodesoxicólico. Los ácidos biliares se unen con los aminoácidos taurina y glicina, formándose tauroco- lato y glicolato de los ácidos biliares o ácidos biliares conjugados que son más hidrosolubles que los no conjugados. Posteriormen- te, los ácidos biliares conjugados se secretan a la bilis en forma de sales biliares. Las sales biliares son detergentes que emulsionan a los lí- pidos, es decir disminuyen el volumen de las gotas de grasa, fa- voreciendo la acción de las enzimas lipolíticas (Fig. 8.27). Este efecto se debe a la estructura química de las sales biliares que tiene dos componentes, una parte hidrosoluble (hidrófila) y otra soluble en lípidos (hidrófoba). Esta conformación les confiere la capacidad de aglutinarse en torno a las moléculas de grasa, con la parte hidrófoba hacia la grasa y la parte hidrosoluble hacia el exterior. De esta manera, el conjunto que se denomina micela, se puede disolver en los líquidos digestivos y las enzimas pueden actuar. Además, las micelas facilitan el transporte de los produc- tos de la digestión de las grasas a la superficie de los enterocitos, y por lo tanto favorecen también la absorción de los lípidos por las células epiteliales. Circulación enterohepática de las sales biliares. Una vez que se han digerido y absorbido los lípidos, el 95% de las sales biliares se transforma por acción de las bacterias intestinales, y se absorben en el íleon activamente en forma de ácidos biliares que vuelven al hígado por la vena porta. Al llegar al hígado, los hepatocitos captan los ácidos biliares, los vuelven a conjugar y segregar, comenzando un nuevo ciclo. La reserva total de ácidos biliares es de aproximadamente 2.5 gramos y recircula dos o mas veces en respuesta a una comida normal. Cada día se excretan por las heces el 20% de los ácidos biliares (0.5 g) y el hígado los repone sintetizándolos de nuevo a partir del colesterol. Éste es uno de los principales mecanismos de eliminación del colesterol (Fig. 8.26). Otros componentes de la bilis El principal pigmento biliar es la bilirrubina, que es amarilla, proporciona su color a la bilis y procede de la degradación de la hemoglobina, como se ha descrito en el Capítulo 4. La bilis es una vía de eliminación de la bilirrubina, ya que diariamente se excretan 30 mg de la misma por las heces. También se eliminan por la vía biliar otros lípidos como el colesterol y la lecitina en grandes cantidades. Ambos carecen de función digestiva y su eliminación por la bilis, al igual que la bilirrubina, forma parte de su equilibrio en el organismo. El colesterol es totalmente insoluble en agua y para secretarse en la bilis forma micelas con la lecitina y las sales biliares. El núcleo central hidrófobo de la micela contiene el colesterol rodeado de la lecitina, que es una molécula anfipática, y en el exterior las sales biliares. Por ello, es esencial la correcta formación y secreción de las sales biliares para que se excrete el colesterol. Si hay mucho co- lesterol, se forman cristales y cálculos que pueden llegar a obstruir los conductos biliares. Regulación de la secreción biliar La secreción de los ácidos biliares por el hígado depende de la velocidad a la que éstos regresen por la vena porta al hepatocito. A mayor concentración de ácidos biliares en la vena porta, mayor cantidad de los mismos será secretada a la bilis por los hepato- citos. Este efecto se denomina acción colerética de los ácidos biliares. La secreción acuosa rica en bicarbonato, representa la mitad del volumen de la bilis y aumenta en respuesta a la secretina. 3.6.2. Función de la vesícula biliar La vesícula biliar tiene una capacidad de aproximadamente 35 mililitros. En los períodos interdigestivos, la secreción hepática se almacena en ella y la bilis se concentra porque se absorben agua y electrólitos como sodio, bicarbonato y cloro. En la fase cefálica de la digestión, la activación vagal produ- ce liberación de acetilcolina y ésta estimula las contracciones del músculo liso de las paredes de la vesícula, así como la relajación del esfínter de Oddi. Se produce la contracción intermitente de la Grasa intestinal Lecitina Parte hidrofílica Parte hidrofóbica Sal biliar Gotas de grasa emulsionadas Figura 8.27. Emulsión de los lípidos por las sales biliares. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
Compartir