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Capítulo 9 Sistema endocrino 251 En el tejido adiposo blanco, la adrenalina tiene una gran ac- ción lipolítica, liberando glicerol y ácidos grasos libres a partir de los triglicéridos almacenados en los adipocitos. En los adipocitos tanto blancos como pardos, existen los tres tipos de receptores beta y receptores alfa-2. La activación de los tres tipos de recep- tores beta da lugar a aumento de la lipólisis, mediante la fosforila- ción de la lipasa inactiva que la convierte en activa. Las catecolaminas tienen muchas acciones tanto sobre el corazón como sobre los vasos sanguíneos, si bien el papel pre- ponderante del control adrenérgico le corresponde al sistema simpático y no a la médula suprarrenal. La adrenalina refuerza la acción de la noradrenalina y sólo juega un papel importan- te en las respuestas cardiovasculares asociadas a situaciones de estrés. A nivel del corazón, activando receptores beta-1, tanto la adrenalina como la noradrenalina aumentan la frecuencia cardía- ca, la fuerza de contracción y la velocidad de conducción. Todas estas modificaciones dan lugar a un aumento del volumen minuto cardíaco y que además aumenten la presión arterial media, la pre- sión sistólica y la diastólica. La adrenalina produce vasoconstricción en las arteriolas y ve- nas de numerosos lechos vasculares a través de receptores alfa-1 y también alfa-2 y vasodilatación en las arteriolas poco inervadas por las neuronas simpáticas (músculo y miocardio), mecanismo que está mediado por receptores beta-2. Por todo ello, la adrena- lina aumenta el flujo sanguíneo en el miocardio, músculo esque- lético y también aumenta el flujo sanguíneo hepático. El efecto global de las acciones de la adrenalina sobre el siste- ma cardiovascular es desviar la sangre hacia el músculo esqueléti- co, corazón e hígado, lo que garantiza el aporte de sustratos para la producción de energía necesaria para los órganos vitales y el músculo en ejercicio. RECUERDA La médula suprarrenal es una especie de ganglio simpático modificado que produce fundamentalmente adrenalina y algo de noradrenalina. Estas catecolaminas actúan sobre las funciones vegetativas a través de receptores α y β. Sus acciones más importantes se ejercen en el sistema circula- torio, regulando el flujo sanguíneo y la frecuencia cardía- ca. También aumentan la glucemia e incrementan la masa muscular. 5. LA GLÁNDULA TIROIDES 5.1. ESTRUCTURA FUNCIONAL La tiroides es una glándula bilobulada, con forma de mariposa, localizada en la cara anterior del cuello por delante del cartílago de su nombre. Esta formado por folículos constituidos por células cuboideas rodeando a una cavidad rellena de coloide (Fig. 9.15). Las hormonas que produce necesitan para su síntesis, la presencia de yodo en la dieta. 5.2. BIOSÍNTESIS DE LAS HORMONAS TIROIDEAS A nivel de las células tiroideas existe una bomba de yodo que es capaz mediante la utilización de energía, de meter yodo en su interior en contra de una gradiente de concentración. Una vez que el yodo ha entrado al interior de la célula epitelial tiroidea, se incorpora a los aminoácidos tirosina que forman parte de la molécula de tiroglobulina dando lugar a compuestos con dis- tinto grado de yodación, MIT (monoyodotirosina), DIT (diyo- dotirosina), T 3 (triyodotironina) y T 4 (tetrayodotironina). Esta yodación de los residuos de tirosina ocurre por la presencia de unas peroxidasas que oxidan al yodo y lo fijan a los residuos de tirosina. Este proceso ocurre en el borde en cepillo de la célula epitelial en su contacto con el coloide tiroideo (Fig. 9.15). Las hormonas así formadas quedan formando parte de la mo- lécula de tiroglobulina y son almacenadas dentro del coloide ti- roideo. En el momento que son necesarias las hormonas tiroideas las enzimas actúan sobre la tiroglobulina, liberando MIT, DIT, T 3 y T 4 al citoplasma de la célula epitelial. Solamente T 3 y T 4 pasan a la sangre mientras que MIT y DIT son desyodadas y vuelven de nuevo a formar parte del yodo intracelular. Vemos pues que a diferencia de lo que ocurría en las situaciones anteriores y en las que veremos a continuación, la biosíntesis de hormonas tiroideas requiere de la presencia de un elemento, no constituyente del or- ganismo humano, que es el yodo que debe ser necesariamente aportado exógenamente a partir de la dieta o del agua. En nuestro país la ingesta diaria de yodo es de unos 100 μg/día, justo en el límite mínimo necesario; la disponibilidad en otros países es de 200-300 μg/día. De hecho en algunas zonas españo- las ha habido gran escasez de yodo (Galicia, las Hurdes) lo que ha dado lugar a problemas debidos a dicha deficiencia entre los que se incluyen los retrasos del crecimiento. La tiroides es la glándula endocrina que tiene la capacidad de almacenamiento de hormonas más alta, lo que tiene un va- lor especial si tenemos en cuenta que las hormonas se pueden sintetizar solamente en función de la disponibilidad de yodo obtenido de la dieta. Por lo tanto el coloide tiroideo constitu- ye una reserva importante de hormonas tiroideas preelabora- das que pueden ser puestas a disposición del organismo en el momento que ésta los necesite. Cuando esto ocurre se produce la proteólisis del coloide o tiroglobulina, que darán lugar a la liberación de T 3 y T 4 , MIT y DIT. La tiroglobulina constituye alrededor del 75% del contenido proteico del tiroides y se en- cuentra en su totalidad o casi totalidad en la luz del folículo, es una glucoproteína. 5.3. TRANSPORTE DE HORMONAS TIROIDEAS EN PLASMA Más del 99% de la T 4 y la T 3 presentes en el plasma están unidas a proteínas transportadoras y sólo el 0.1% circula en forma libre. Las proteínas transportadoras son la TBG, globulina ligadora de tiroxina, la prealbúmina ligadora de tiroxina o transtirretina y la albúmina. Estas proteínas ligadoras sirven como amortiguadores de los cambios bruscos de hormonas tiroideas libres y actúan como re- https://booksmedicos.org 9. Sistema endocrino 5. LA GLÁNDULA TIROIDES booksmedicos.org Push Button0:
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