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Cubierta de Gustavo Macri la . edición, 1999 I.u rcprntíuccií^d loLul o pdirciiíl de ca le libro, en cu alqu ier forma que s ia . idciilica ü niotiincada. cacriu a m áquina, por el a is lem a ■‘m ulU gruph', riiiíi*-«u;rofo. imprcHo por fotocopia. futi>duplicación, ole., no au lor iiad a pur lua cdílurea, viola derechoa reaervadua. C ualquier utilización debe aer previam ente solicitada. © Copyright de todas las ediciones Editorial Paidós SAICE Defensa 599, Buenos Aires c-mail; poidolít@internet.siscotel.com Ediciones Paidós Ibérica SA Mariano Cubí 92, Barcelona Editorial Paidós Mexicana SA Rubén Darío 118, México D.F. Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Impreso en Talleres Gráficos D'Aversa, Vicente López 318, Quilmes. en julio de 1999 ISBN 9.50ri2-6074-7 mailto:t@internet.siscotel.com ÍNDICE In troducción ................................................. 9 1. Estudios argentinos sobre el MMPI-2, María M artina C a su l lo ........................................................ 11 2. Características generales del M M PL2, María Elena Erenlla y Arturo P r a d o ............................. 25 3. Aplicación del MMPI-2 en el ám bito clínico, María Elena E r e n l l a ................................ 263 4. El M M PL2 en el ám bito forense, Victoria F e iT an te ................................................................... 319 5. El MMPI-2 en tareas de selección laboral, Mercedes Fernández Liporace ........................................... 373 Anexo. Versión argentina del inventario M M PI-2 429 INTRODUCCION Los capítulos que integp'an este texto son el resultado de tareas de investigación concretadas desde e! año 1991 por integrantes de la segunda cátedra Teoría y Técnicas de Ex ploración y Diagnóstico, Modulo I, de la Facultad de Psicolo gía de la Universidad de Buenos Aires. Esas tareas pudieron concretarse como parte de proyectos de investigación aprobados y parcialmente subsidiados por la Universidad de Buenos Aires y el CONICET, dada mi condi ción de profesora universitaria y miembro de la Carrera del Investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Cien tíficas y Técnicas. Deseo expresar mi más sincero agradecimiento a los pro fesionales y técnicos que las hicieron posibles, en especial al docto: Jam es Butcher del Departam ento de Psicología de la Universidad de Minnesota. En el transcurso de los últimos ocho años hemos presen tado trabajos y ponencias sobre aplicaciones diversas del MMPI-2 en congresos, jornadas y encuentros tanto naciona les como internacionales. Como todo recurso evaluativo, el MMPI-2 tiene alcances y limitaciones. Los profesionales que concretan tareas diagnós ticas deberán decidir, a part ir de contar con información actualizada sobre el instrumento, en qué circunstancias es recomendable su administración y en cuáles no lo es. 10 MAPÍA M ARTINA CASULLO Toda evaluación diagnóstica supone in teg rar distintos ti pos de datos; uno de ellos^remite a la información que puede brindar el cliente o paciente sobre sus autopercepciones cons cientes, siempre contextualizadas. Al responder los ítemes del MMPI-2, la persona nos es tá diciendo algo acerca de la m anera en la que in te n ta n pretende ser m irada por los otros. M aría M artina Ca.sullo Buenos Aires, junio de 1999 M aría M artina Casulla* 1 ESTUDIOS AEGENTINOS SOBRE EL MMPI-2 El Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota es una técnica psicológica autoadministrable de amplia difu sión en el ámbito clínico desde su publicación en los Estados Unidos en la década del *40. En nuestro país, esa primera versión del instrumento fue traducida y adap tada aí castellano per los integrantes del Servicio de Exam en Psicológico del Departamento de Orien tación Vocacional de la Universidad de Buenos Aires (1964). Nunca fue una técnica muy utilizada en tareas de psicodiag- nóstico clínico sino que más bien su uso estuvo focalizado en las tareas de selección de personal en el campo de la psico logía laboral así como en investigaciones con pacientes psi quiátricos en ámbitos universitarios. Con la revisión de la primera versión y su reaparición como lVIMPI-2 (Butcher, DahJstrom, Graham, Tellegen y Kaemmer, 1989) puede decirse que se inicia una nueva era en la historia de esta prueba psicológica, a nivel internacional. A partir del año 1991, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, la cátedra Técnicas Psicomé- tricas comenzó a t raba ja r en su traducción, adaptación, va lidación y estandarización. ^Doctora en Psicología, investigadora del CONICETy profesora regular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. En julio del año 1992, tuve oportunidad de asistir, en la ciudad belga de Brujas, a un seminario intensivo sobre la nueva versión del MMPÍ-2 a cargo de los profesores estadounidenses Butcher, Graham y Ben-Porath. En esa ocasión nos vinculamos con los profesores Avila Espada y Jiménez Gómez, de la Univer sidad de Salamanca (España), así como con la profesora Reyes Lagunes, de la Universidad Nacional Autónoma de México, to dos ellos interesados en trabajar en la adaptación de la piueba al idioma castellano. Ese encuentro dio origen a una relación permanente de camaradería y amistad que perdura en el pre^ sente con la incorporación de la colega María Emilia Lucio, responsable de la edición mexicana del instaimento publicado por la editorial El Manual Moderno en 1996. En los años 1993 y 1996 asistí a seminarios sobre la prue ba en Hawai y Minnesota, en los que pude obtener informa ción sobre nuevas investigaciones y a su vez p resen tar nuestros propios estudios. Este capítulo ofrece una descripción general de las tareas de adaptación y estandarización realizadas, y presenta algu nos datos empíricos referidos a población general, estudian tes universitarios, pacientes con enfermedades reumáticas e ingresantes a una institución militar. 12 APLICACIONES DEL MMPI-2 1. P r o c ed im ie n to s para d esarro llar una versión a rg en tin a de la. técn ica Se tomó como punto de partida la versión en inglés del cuadernillo con los 567 ítemes que integran el inventario, publicado jun to con el manual por University of Minnesota Press (1989). Dos psicólogos bilingües trabajaron en la t ra ducción al castellano y su posterior pasaje al inglés (back translation). Se fijó como objetivo lograr tanto la validez con ceptual como lingüística de los reactivos; en caso de situacio nes contradictorias o dudosas, se optó por dar prioridad a la equivalencia conceptual, en la medida de lo posible. Tbdos los ítemes que integran la prueba fueron traducidos del inglés al español por la autora María Martina Casullo y una colega bilin güe, de manera independiente; procedimos, a continuación, a deter minar el uso correcto de términos, así como su sensibilidad cultural. Varios términos fueron modificados a efectos de adecuarlos a usos locales o cotidianos del habla. La versión final obtenida fue evaluada contrastándola con la versión original en inglés; se realizaron las comparaciones necesaiias para verificar posibles discrepancias. Tuvimos que preparar los materiales específicos necesarios para concretar la administr*ación y evaluación de las pruebas a ser analizadas, así como la organización de actividades de capacitación. Las psicólogas Erenlla, Diuk y Maristany (1992) redacta ron un texto sobre el MMPI-2 que provee información básica sobre la técnica, su desarrollo histórico, las escalas que la integran y los criterios generales de evaluación. Contar con esta publicación era sum am ente necesario para poder en tre nar y capacitar a los profesionales, y estudiantes universita rios que recolectarían los datos. Por otra parte, el estudio del MMPI-2 fue incorporado al programa oficial de la as ignatura Teoría y Técnicas de Explo ración y Diagnósticoque se enseña en la Facultad de Psico logía de la Universidad de Buenos Aires. Por último, du ran te los años 1992 y 1993, se organizó una serie de talleres sobre el MMPI-2 a los que asistieron psicó- . logos y psiquia tras interesados en participar en las tareas de estandarización. EST U D IO S ARG ENTINO S SOBRE EL MMPL2 13 2. Los estu d io s rea lizad os 2.i. La m uestra de población general En una p rim era etapa se obtuvieron datos sobre la base de una m uestra de 600 sujetos de ambos sexos, quienes fue ron entrevistados por estudian tes de la carrera de Psicología de las universidades de Buenos Aires, Belgrano y La Plata. Los estudiantes fueron seleccionados entre quienes hubiesen aprobado la asigna tu ra correspondiente al área de Evalua ción Psicológica de los planes de estudio vigentes y realiza ran una e tapa de entrenam iento. Todas las pruebas fueron administradas de forma individual, con la participación voluntaria y anónima de los respondentes. Se les solicitó datos sobre ocupación y educación (propios o de la persona a cargo) a fin de poder deteiminar el nivel econó mico social (NES). Las tareas de recolección de datos se inicia ron en abril de 1992 y prosiguieron hasta noviembre de 1993. Los criterios de inclusión en la muestra fueron los siguientes: a) Mujeres y varones con edades entre 18 y 65 años, b) Sujetos con educación prim aria o básica completa. c) No es ta r bajo tra tam iento psiquiátrico en el momento de responder al inventario ni haberlo estado en los últimos cinco años. d) El consentimiento voluntario. Del total de 600 protocolos obtenidos en la prim era etapa del estudio fueron eliminados 64 debido a puntuaciones en la escala F (validez) superiores a dos desviaciones es tándar con respecto a la media aritmética. Se establecieron los siguientes criterios de exclusión: a) La persona estaba o había estado en tra tam iento psi quiátrico en los últimos cinco años. b) El protocolo contenía 25 o más ítemes sin responder. c) La puntuación directa o bruta en la escala F era superior a 25. De la aplicación de esos criterios resultó necesario elimi n a r el 12 % de la muestra. D urante el año 1994 continuamos administrando la prue ba en la ciudad de Buenos Aires y los distritos del conurbano 14 APLICA CIONES DEL MMPI-2 E S T U D IO S A R G EN TIN O S SOBR E EL MMPI-2 15 de la provincia de Buenos Aires has ta obtener una muestra integrada por 500 varones y 550 mujeres. Para el total de la m uestra , la media de edad cronológica es de 36 años (varones) y de 35 años (mujeres). Segiin el NES, la m uestra analizada está conformada por: Bajo Medio Alto 10 % 85 % 5 % En las tablas siguientes se indican los valores promedio y de desviación pa ra las escalas de Validez, Clínicas, de Con tenido y Suplem entarias , según sexo. Procedimos a determi nar la diferencia entre los valores promedios mediante el cálculo de la prueba “t ” de Student. En este capítulo sólo se mencionan las escalas que inte gran cada uno de esos grupos. El lector encontrará en el capítulo 2 de este texto una descripción detallada de cada una de ellas. Tabla 1. Escolas de validez ESCALA VARONES M U JERES “t" M s M s L (sinceridad) 6 3.0 7 2,3 F (validez) 9 6.3 8 5.9 *:|l K (defensas) 14 4.7 14 4,4 Fb (posterior) 6 6,2 7 5.8 VRIN 8 3.3 9 3,0 TRIN 10 2.0 11 2.5 Se encontra ron diferencias significativas según sexo en cuatro escalas (* p = 0,01; *• p á 0,05). Estos datos justifican el uso de normas estadísticas dife rentes (haremos) para varones y mujeres. 16 A PLICA CIONES DEL MMPl-2 T a b la 2 . E s c a l a s b á s i c a s o c l ín ic a s ESCALA V/VKONES M U JE R ES “C M s M s l i s Hipocondría 16 4,6 17 5,2 •1» ü Depresión 22 4.9 24 5,8 1c H y Histeria 22 4,6 23 6,1 m + P tl P.sicopiilín 24 3,9 23 5,7 M F Mnsculinidad Ferainiílad 25 5.4 32 4,4 . P a Paranoia 12 4.2 13 4.4 P t Psicaslenia 31 6.3 33 6.7 ♦ Se Esquizofrenia 34 9,4 36 9.2 * Mn Hipomntiín 22 5.1 22 4,6 Si Introversión social 30 8.1 33 7.6 Para a lgunas de es tas escalas también se han encontra do d ife renc ias s ign if ica tivas según sexo (*p = 0,01; **p = 0,05) por lo que es necesario emplear normas estadísticas diferentes pa ra varones y mujeres. Es importante destacar que los valores presentados incluyen la adición de K, o una fracción del mismo en las escalas Hiponcodría, Psicopatía, Psicastcnja, Esquizofrenia e Hipomanía. EST U D IO S ARGEiNTINOS SOBRE EL MMPI-2 17 En la tabla siguiente se consigan los datos correspondien tes a las escalas de contenido. Tab la 3. E sca las de con ten ido ESCALA V/VRONES M U JE RES ••r M s M s Ansiedad 10 4,1 12 4.2 Miedos 7 4.0 10 4.6 * Obsesiones 7 3.0 9 3.5 Depresión 9 5.3 12 6.9 ♦ Problemas de sa lud 10 4.9 12 5.5 « Pensamientos bizarros 4 4.0 4 3.7 M os libelad 7 3,0 8 3.5 ♦ Cinismo 12 4,4 12 5.1 Prácticas antisocia les 10 3.7 9 3.7 Personalidad tipo A 10 3.4 10 3.6 Baja au to es t im a 7 4,2 9 -1.5 * Disconformidad social 8 4,7 8 •1.5 Problemas fam iliares 8 3.7 10 4.6 Problemas laborales 11 5.3 13 6.2 t Actitudes hacia el t ra tam ien to 7 4.5 9 5.2 En varias de estas escalas se han encontrado diferencias significativas según género (p = 0,01), por lo cual, como en los casos anteriores presentados, es necesario utilizar normas estadísticas diferentes para mujeres y varones al interpretar las puntuaciones obtenidas. En la tabla 4 se consignan los valores estadísticos con'es- pondientes a las escalas suplementarias. 18 A PLICA CIONES DEL MMPI-2 T a b la 4. E s c a l a s s u p l e m e n t a r i a s ESCALA V.ARONES M M U JE R E S M Ansiedad 14 7,0 17 8.8 Represión 16 4,6 18 4,2 Fuerza del yo 33 6,6 30 5,9 Mac.'\jidrew de alcoholismo 23 5,2 21 4,2 Cunlrol de hosti lidad 13 3,3 14 2,8 Dominancia 14 3,4 14 3,3 Responsabilidad social 18 4,2 21 3,9 Dificultades académicas 18 5,9 19 7,5 Genero 33 6.2 35 4.1 Estrés postraumático 14 7,7 16 8,5 Estrés postraumático 18 4.9 21 12.0 Timidez 5 3.0 6 2,2 Evitación social 3 2,3 3 2,1 Alienación 8 3.0 8 3.3 El lector puede observar que para algunas de las escalas también se han hallado diferencias significativas entre los valores promedios según sexo, por lo cual es necesario el empleo de haremos diferentes para mujeres y varones cuan do se analizan e in terp re tan las puntuaciones directas obte nidas por un sujeto. 2.2. Estudios sobre validez y confiabilidad La versión argen tina del MMPI-2 fue adm inistrada a una m uestra de 150 pacientes externos, en asistencia psiquiátri ca en el Hospital F rancés de la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, se solicitó a los profesionales a cargo de la admisión que concretaran el psicodiagnóstico teniendo en cuenta las dimensiones evaluadas en las escalas clínicas de la prueba, exceptuando introversión social. Con esos diag nósticos se procedió a calcular la correlación entre las pun- tuaciones obten idas en el MMPI-2, utilizando la prueba de Pearson. Se obtuvo un valor promedio de 0,81. Esta tarea fue coordinada y superv isada por el doctor Miguel Márquez, jefe del Servicio de Psicopatología del antedicho hospital general. Por o tra parte , esa misma versión argentina fue adminis trada a un grupo de estudiantes universitarios (N - 100), quienes volun tariam ente aceptaron colaborar en nuestro es tudio. A las cinco sem anas se concretó el retest con los mis mos su je to s (N = 97). Los coeficientes de correlación promedios obtenidos fueron: E sc a la s clínicas: 0,86 E sc a la s de validez: 0,89 E sc a la s de contenido: 0,78 E sc a la s su p le m e n ta r ia s : 0.75 E ST U D IO S ARG ENTINO S SOBRE E L M M P i-2 19 2.3. Estudios con poblaciones especiales El MMPI-2 fue incluido en la batería psicodiagnóstica a adm in is tra r en un grupo de ingresantes a una institución militar con sede en la provincia de Buenos Aires (N = 689). Procedimos a calcular las diferencias estadísticas entre los valores promediosde esa m uestra y los correspondientes a la m uestra de población general masculina (N = 500), para cada una de las escalas de validez y clínicas. Sólo se encon traron diferencias significativas en las esca las L (sinceridad), H isteria y Masculinidad/feminidad. Los ingresantes obtuvieron puntuaciones más elevadas en la es cala L, hecho entendible si se tiene en cuenta que respon den el inven tarío en el marco de un proceso de selección de asp iran tes . A su vez obtuvieron un valor promedio menor en las escalas que evalúan características histéricas de perso nalidad e identificación con patrones culturales masculinos o femeninos. Como era esperable en función de la profcvsión que in ten tan realizar (ser soldados), sus respuestas son mas asimilables a una autoidentificación "machista o viril”. Estos mismos datos argentinos sobre ingresantes a una institución m ilitar fueron comparados con los obtenidos en una m uestra similar en un estudio concretado en Tailandia (1995) sobre la base de 282 sujetos evaluados. No se encon traron diferencias estadísticas significativas para ninguna de las escalas de validez o clínicas entre los valores argentinos y tailandeses. El MMPI-2 tam bién fue utilizado en investigaciones que conjuntam ente con el doctor Miguel Márquez y médicos del servicio de reumatología del mencionado Plospital Francés se concretaron con pacientes mujeres con enfermedades reu máticas. En las mujeres con diagnóstico de artritis reum.atcidea (AR N; 27) fue posible verificar la presencia de la denomina da tríada neurótica (puntuaciones elevadas en las escalas hipocondría, depresión e histeria), así como una identidad de género m arcadam ente diferente de la correspondiente a la m u e s t ra do población genera l fem enina es tudiada: se autoperciben más sensitivas, modestas e idealistas, con m a yores dudas acerca de su "condición femenina”. Comparativamente, en las pacientes son más bajas las características maníacas, por lo que parecen ser más apáti cas, dépresivas, con bajas autoestima y confianza en sí m is mas. Puntuaciones más elevadas'en la escala de validez L (sinceridad) parecen es ta r indicando un esfuerzo consciente en las pacientes reumáticas por disimular sus malestares afectiyos, dato que corresponde relacionar con un menor re conocimiento de sentimientos de rabia o enojo y mostrarse menos emprendedoras y diligentes que sus pares de la pobla ción general estudiada. También se estudiaron características de personalidad en una m uestra de pacientes mujeres con diagnóstico médico de fibromialgia (FM, N: 24), síndrome caracterizado por la pre sencia áe dolores difusos y puntos dolorosos sensibles. 2 0 APLICA CIONES DEL MMPI-2 La comparación de valores obtenidos en esta muestra de pacientes con los correspondientes a la población general femenina p resen ta a aquéllas con marcadas características neuróticas (puntuaciones elevadas en las escalas Hipocon dría, D epresión , H is ter ia) , más ansiosas, compulsivas e introvertidas, menos afectivas, muy obsesivas en sus pensa mientos, más autocríticas e inhibidas. La comparación de datos correspondientes a las pacientes con A K y FM revela un valor promedio más elevado en la escala de validez F entre las pacientes con FM, lo que permite pensar en la presencia de un trastonio de tipo neurótico má; severo; también tienen más intereses “masculinos" que las mujeres con AjR, tendiendo a mostrarse más competitivas y dominantes. Las pacientes con í 'M son más moralistas y rígidas, se autcperciben con mayores confusiones y temores relacionados con su rol sexual y son más sinceras al responder el inventario. Interesa destacai" que tanto las pacientes con FM como las que sufren de AR rev-elan, a través de las respuestas al MMPI-2, pro blemas vinculados con la confonnación dé sus identidades de género (ser o actuar como mujer) y una personalidad básicamen te neurótica caracterizada por: disforia intermitente o crónica, relaciones interpersonales insatisfactorias, tendencias a repetir situaciones vitales desventajosas, fracaso en el desairollo de la capacidad introspectiva, ausencia de síntomas psicóticos. Otro estudio analiza las características de personalidad en mujeres que han tenido abortos (N: 26) en el Servicio de Obs tetricia del Hospital Álvarez (Reynal, 1997). Se comparan gru pos con aborto espontáneo (E) y provocado (P), encontrándose que la única diferencia significativa corresponde a la escala de psicopatía, con valores más elevados para el grupo P. EST U D IO S ARG ENTINO S SOBRE EL MMl’I-2 21 3. C om entarios fin a les Los datos presentados y analizados en este capítulo per miten a f irm ar que contamos con una versión válida y confia ble del MMPI-2 para ser administrada a sujetos que viven en hábitats urbanos y han-completado sus estudios primarios o básicos. La técnica puede responderse en forma individual o gru- pal. Cabe destacar que en aquellos casos en los que el exa m inador com pruebe la presencia 'de d if icu ltades en la comprensión lectora, resulta aconsejable que le lea al sujeto examinado ítem por ítem, a fin de asegurarse que compren dió la frase que tiene que responder en términos de verdade ra o falsa para éPella. En los restantes capítulos de este texto los lectores podrán informarse acerca de las características generales del MMPI- 2, la composición por ítemes de las distintas escalas que lo integran, así como de sus aplicaciones posibles .en trabajes con pacientes psiquiátricos, peritajes forenses y en el campo de la selección de personal. Los estudios realizados hasta la fecha de publicación de este texto han sido posibles gracias a la colaboración b r in dada tanto por numerosos profesionales como por es tud ian tes de las carreras de Psicología de las universidades de Buenos Aires y de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, y de la Universidad de La P lata en la provincia de Buenos Aires. Si bien puede afirmarse que se ha hecho bastante, mucho más es lo que aún resta investigar. 2 2 APLICACIONES DEL MMPI-2 B ib liografía Brenlla, M. E.; Diuk, L., y M aris tany, M. (1992): E va luación obje tiva de la personalidad . Aportes del M M P I - 2 / B u e n o s Aíres, Psicoteca. Butcher, J.; D ah ls trom , W.; G ra h am , J.; Tellegen, A , y K aem m er, B. (1989): MMPI-2. M a n u a l for A d m in is tra t io n a n d Scoríng, M inneapolis , U niversity of M innesota Press . Casullo, M. M. y García S. L. (1996): “Studies of the MMPI-2 in A rg e n t in a ”, en J. B u tch e r (ed.), In ternational a d ap ía t íons o f the M M Pl-2 , M inneapolis , U nivers i ty of M inneso ta Press . M árquez, M.; Casullo, M. M., y Romanowicz, A. (1996): Caracterís^ ticas de per so n a lid a d en pacientes mujeres con en ferm edades reumáticas. T rabajo p resen tado en el Congreso In te rnac iona l de P s iq u ia t r ía , M adrid , agosto. Pongpanich , L.O. (1996): “Use of the MMPI-2 in T h a i l a n d ”, en J B u t c h e r (ed .) , I n t e r n a t i o n a l a d a p ta t i o n s o f the M M P T 2 , M inneapolis , U n ivers i ty of M inneso ta Press. Reynal, C. (1997): E stud io de perfil de personalidad en mujeres que han tenido abortos (tesis de licenciatura), Buenos Aires, UCA. ESTUDIOS ARGENTINOS SOBRE EL MMPI-2 2 3 CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL MMPI-2 María Elena Brenl la* Arturo Prado** 9 1. In t roducc ión y an teceden te s del MMPI-2 l . L La personal idad y su evaluación E! estudio de la personalidad tiene interés tanto para el desa- iToUo de teorías psicológicas que provean modelos de conocimien to y predicción de la conducta individual como para la orientación de sujetos normales y la interv'ención y ayuda a los sujetos per turbados. Se trata de un campo complejo en el que no existe una terminología única y donde cada autor utiliza las palabras con los matices que más convienen al objeto de suinvestigación y a los métodos de que se siive. Así pues, en tanto muchos autores norteamericanos hablan de personalidad para designar la e.xis- tencia de una estructura interna desarrollada a lo largo de los años que determina la conducta entendida en su sentido más’ amplio -esto es, la observable y la no observable-, los autores europeos prefieren referirse al término carácter, que subraya los aspectos constitucionales, volitivos y ético-morales de esta estruc tura del sujeto. Otro término próximo a los anteriores, a veces *Licenciada en Psicología, bccar ia de inves tigación y docente en la F a c u l ta d de Psicología de la U n ive rs idad de B uenos Aires , donde cursa s u s estud ios de doctorado. *"^Psicólogo. Profesor e in te g ran te del g ab in e te psicopedagógico en In U n iv e rs id ad A u s tra l de Valdivia, Chile. utilizado como sinónimo, es el de temperamento, que correspon de, en un sentido estricto, a la vida afectiva y a la reacción del individuo ante situaciones emotivas. El primer problema que encontramos en el estudio de la personalidad es la falta de definición aceptada por todos los investigadores. Con la noción de personalidad sucede algo análogo a la de energía. Todos sabemos, intu itivam ente, de qué se trata. Sin embargo, cuando se in ten ta definirla, los términos pueden resu lta r imprecisos o ambiguos. N inguna de las definiciones de personalidad elaboradas h a s ta ahora puede considerarse es tr ic tam ente verdadera o falsa. Se t ra ta simplemente de hipótesis de trabajo que sirven a teorías más o menos elaboradas, cuyo objetivo es explicar el comporta miento global y llegar a un mejor conocimiento de las perso nas para, en la medida de lo posible, orientarlas, aliviar sus dificultades, evitar trastornos y proporcionar condiciones fa vorables para su adecuado desarrollo. Las diversas teorías de la personalidad difieren p.iacipal- mente en cuanto a los mecanismos aceptados en el control de la conducta. En general, se posicionan en ün continuum cuyos dos extremos, el control interno y el externo, representan la denotación del mismo. En el primero se s ituarían las teorías psicoanalíticas, para las cuales la conducta estaría determ ina da principalmente por aspectos instintivos, constitucionales, de raíz biológica; en el otro extremo es ta r ían las teorías conductistas más radicales, donde no existe una es truc tu ra de la personalidad propiam ente dicha y la conducta depende única y exclusivamente del ambiente externo y las conse cuencias de las acciones. La discusión de modelos y teorías de la personalidad re sulta importante para elegir los mejores métodos para medir la, sean éstos biológicos, psicológicos o ambos. En lo a tinente a la evaluación psicológica, las fuentes de información más utilizadas son la observación, la entrevista y las técnicas proyectivas y psicométricas. Como es de esperarse, profundi zaremos aspectos relacionados con las últimas y, en particu lar, lo que podríamos l lam ar “pruebas de rasgos”. 2 6 APLICA CIONES DEL MMPI-2 La noción de rasgo es una modalidad artificial pero útil para acceder a la complejidad del concepto de personalidad. La esencia consiste en tomar en cuenta aspectos parciales más sencillos que luego deben in tegrarse para comprender la totalidad que significan. Según Guilford (1959), rasgo se puede definir como “el modo distinguible y relativam ente permanente en que un individuo difiere de otro". Para que un r asgo sea útil, debe cumplir las siguientes condiciones: • Debe ser una característica en la cual las personas d i fi£ran-fiatre^-ell as. • Ha de serjdentificable, de fonua que diversos investi gadores puedan ponerse de acuerdo sobre la existencia del mismo en un sujeto determinado. • Sujpresencia en un sujeto de^e ser^relativamente esta- ble a lo largp_delJiempo. El número de rasgos que pueden ser descritos es muy amplio y actualmente no existe unanimidad en cuanto a su nominación y descripción. El rasgo es considerado...com^ continua, con un límite superior y otro inferior, dentro de los cuales pueden situarse las personas. Los rasgos pueden ser unipolares o bipolares. Esta distinción refiere a la posibilidad de deternnna7lLuPpunto cero en una característica y llegar liasta un punto máximo. Éste sería el caso de las escalas clínicas del LEVIPI, donde podríamo^distinguir-rasgos .unipolares, por ejem plo, desde la carencia total de depresión hasta la depresión máxima. El rasgo bipolar, en cambio, se extiende desde un punto neutro hasta dos puntos extremos y opuestos, como en el continuum optimismo¡pesimismo del 16 PF de Cattell. • Como señala Levy (1963), la argumentación en contra de los rasgos sobre la base de que los seres humanos somos de masiado complejos para ser descritos en términos de dimen siones aisladas es poco consistente, si tenemos en cuenta que la utilización de sólo diez rasgos con diez posiciones distintas en cada uno de ellos ofrecería una cantidad de posibilidades e.xprosada por un número de diez ceros. También hemos de CAR.XCTERÍST1CAS G E N E IU L E S DEL MMPI-2 2 7 considerar que la utilización de los rasgos permite hacer com paraciones entre sujetos que no serían posibles por otros mé todos. La evaluación de la personalidad a través de pi*uebas presupone la aceptación de una estructura de la personalidad, es decir, que existen patrones duraderos de conductas propios del sujeto y, por tanto, independientes de las situaciones en que se encuentra, que pueden ser investigados y conocidos, así como usados posteriormente para entender a otros indi viduos. La existencia de estos patrones es cuestionada por algunos psicólogos (Mischel, 196S) que subrayan los determi nantes ambientales de la conducta, así como la importancia de los refuerzos que ac túan sobre ella para que ésta se m an tenga o desaparezca, no sólo porque crean que la conducta viene principalmente condicionada a estos determinantes, sino porque éstos son más fáciles de estudiar, lo que permite convertir la psicología en una ciencia experimental. En el extremo opuesto, Ailport (1937) señala que existen en la personalidad características o aspectos comunes que posibi litan la comparación, de forma útil, de la mayoría de las perso nas de una misma cultura. Estas características se establecen empíricarnente a través de medidas y obsen/aciones cuando se comprueba que los individuos, en general, responden de un modo similar durante un cierto tiempo. Junto a estas caracte rísticas, distingue las disposiciones personales, que son propias de un sujeto y, por tanto, mucho más difíciles de estudiar. Ailport (1937) define la personalidad como '7a organiza' ción dinámica en el interior del individuo de los sistemas psicofísicos, que determ inan su conducta y su pensam iento característicos'*. Para nuestra finalidad de exploración, y dado que la mayor denlos jnsHm yalqrácTóh pue- den^daptarse a cualquier,teoría, podemos definir la persona- lidad como: aquellas características. duraderas de un sujeto que son deternúnantes de su conducta. Esta definición nos sugiere de inmediato varias preguntas: ¿de dónde provienen estas características?, ¿son hereditarías, aprendidas durante la primera infancia o desarrolladas durante toda la vida?, ¿qué 28 A PLICA CIO N ES DEL MMPÍ-2 posibilidades existen de que cambien? Estas cuestiones nos remiten a las diversas teorías de la personalidad y son respon didas por cada psicólogo, según su formación particular. En la evaluación de la personalidad podemos distinguir aquella actividad que permite ílegar a la comprensión de la conducta de un sujeto en particular, es decir, la evaluación clínica, de la que se lleva a cabo en la investigación para fundamentar una teoría, realizada generalmente sobre grupos de personas. Los objetivos serán realizar una predicción so bre la conducta fu tura o bien explicar una conducta pasada. Pararealizar su trabajo de,evaluación, el psicólogo se s ir ve tradicionalmente de entrevistas, datos biográficos y prue- bas_ tipificadas, pero no existe un procedimiento común entre todos los profesionales y la elección de los métodos que u t i liza cada uno está en función de su experiencia, preparación, preferencias individuales y posibilidades de acceso a la for mación, material y bibliografía disponibles. La eficacia es muy importante en el momento de elegir un instrumente, de tal forma que si ésta es pequeña, puede ser mejor no utilizar ninguno. Para, valorar este aspecto, se__to- man en cuenta el factor tiempo, que incluye la dedicación del psicólogo a otras personas.o tareas y ía urgencia de disponer de un dictamen en un momento determinado, y el factor eco- rx;niTá7~yalorable deben e v a lu a r a mu- chas_]^rsonas, en cuyo caso, se rá poco aconsejable un contacto personal directo. Los sistemas estandarizados de evaluación deben cumplir las siguientes condiciones para ser aplicados de un modo confiable: 1. Los estímulos utilizados en el proceso de evaluación, deben ser siempre idénticos y p resentados de igual forma para todos los sujetos. 2. Han de tener normas, cualitativas o cuantita tivas, que permitan clasificar las respuestas. 3. Deben poder establecerse relaciones útiles entre las respuestas obtenidas y la es tructura de la personali dad o la conducta observada de los sujetos. CAIUVCTERÍSTICAS G E NER ALES DEL M M PL2 2 9 Los diversos instrum entos que se emplean en la actuali dad participan en mayor o m enor grado de cada una de estas condiciones. En base al proceso que se ha seguido para su construcción, pueden distinguirse tres tipos principales de pruebas: 1. TeóricQ-racionales, con estímulos elegidos sobre la base del sentido común o de una teoría particu lar de la per sonalidad. 2. Ejnpíricas, p a ra las que los estímulos fueron elegidos sobre la base de su utilidad. 3. Factoriales, en las que las dimensiones son definidas por métodos analítico-matemáticos. Entre las aportaciones teóríco-racionales, que fueron las pri meras desarrolladas en psicología de la personalidad, podemos citar como antecedentes históricos el Woodworth's Personal Bata Sheet, sobre cuya base se desarrollai:on posteriormente los cues tionarios. Otras pruebas racionales son las siguientes: • Las pruebas de completamiento de frases, en las que el sujeto tiene que escribir finales para frases incompletas, de muy diversos temas, que pretenden evocar material relevante para la evaluación de la personalidad. • Inventarío de Preferencias Personales de Edwards: éste es un cuestionario de papel y lápiz, construido según la teoría de las necesidades de Murray. P a ra evitar el efecto de la deseabilidad social, el cuestionario obliga al sujeto a elegir forzadamente entre parejas de ele mentos equilibrados en este aspecto. • Estudio de valores de Ailport, Vemon y Lindzey: es un cuestionario constru ido a pa rt i r de la tipología de Spranger. • Test de Rorschach: en esta prueba, el sujeto tiene que interpretar una serie de manchas de tintas simétricas, unas coloreadas y otras no. Su valoración se basa más en 3 0 A PLIC A C IO N ES DEL MMPI-2 los aspectos formales de las respuestas que en el conte nido de las mismas; así, toma en cuenta el número de respuestas, tiempo de reacción, influencia de la forma, el color o el movimiento en la determinación de cada una de las respuestas, así como también su originalidad. • Holtzman Inkblot Technique: Es una prueba semejan te al Rorschach, que pretende solucionar algunos pro blemas que presenta ese test, permitiendo sólo una respuesta por lámina y presentando al sujeto un nú mero mayor de estímulos. • Test de Apercepción Temática: E n esta prueba el sujeto debe idear una historia para cada una de las imágenes presentadas. Murray, su creador, supone que las nece sidades y presiones con que se enfrenta el héroe de las historias reflejan los problemas que tiene que afrontar el propio sujeto en su vida diaria. • Las pruebas de dibujos: en ellas se en trega al sujeto un papel y un lápiz y se le pide que dibuje algo. Estas técnicas son ampliam ente usadas por su facilidad de aplicación y la sencillez del m ateria l, a pesar de que estudios controlados han demostrado que sólo la cali dad general del dibujo perm ite in tu ir el nivel de adap tación del sujeto. Entre los instrumentos de|^base empírica podemos citar los siguientes; • El Inventario Multifásico de Personalidad de M inne sota (MMPI), del que nos ocuparemos am pliam ente en este texto. • El Cuestionario de Personalidad de California (CPI), que contiene muchos ítemes del anterior y fue cons truido para realizar investigaciones de la personalidad en sujetos normales. Sus dieciocho escalas fundam en tales se agrupan en cuatro áreas; equilibrio personal, socialización, potencial de logro e intereses. C.ARACTERÍSTICAS G E N ER .\L E S DEL M M Pí-2 31 • También algunos tests de intereses, como el Inventario de Intereses Profesionales de Strong y Campbell, se incluirían en esta categoría. Los instrumentos factoriales utilizan complejos instrumen tos matemáticos en su elaBdríción. A través de éstos, se agru pan los ítemes cuyas respuestas muestran una relación y se descubren todas las relaciones posibles, interpretándose poste riormente estas agrupaciones desde el punto de vista psicoló gico. Entre los instrumentos de este tipo están los siguientes: • El 16 PF de Cattell que evalúa dieciséis dimensiones fundamentales de personalidad, que el autor considera como estruc tu ras un ita r ias naturales. No existe acuer do entre los diversos autores sobre el número y nombre de los factores necesarios para describir la personali dad total, y con diferentes procedimientos factoriales se llega a resultados distintos. • El CAQ de ICrug y Cattell que evalúa doce dimensiones patológicas desde un punto de vista factorial. Esta prueba nace precisam ente como úna crítica de sus a u tores hacia el MMPI, iniciándose, en parte, de un a n á lisis factorial de éste. Las controversias sobre la personalidad no existen única mente cuando se t ra ta de proponer una definición, o bien, cuando se discute sobre el modo de estudiarla, sino también cuando se debe decidir qué tipo de técnica hay que'emplear. Durante el último siglo, la experimentación há ganado terreno en todas las ciencias, donde se incluye a la psicología y la valoración de la personalidad. La dificultad del estudio de la personalidad se manifiesta también en la descripción de la misma. El método científico utilizado para describir a un sujeto poco tiene que ver con la descripción literaria. Esta última quiere presentar el cuadro psicológico de un individuo vivo y concreto, se centra en el 32 Af>LICAC10NES DEL MMPI-2 aspecto exterior, se fija en detalles sobre su modo de expresar se, de gesticular, etc. La descripción científica está delimitada por el uso de conceptos y términos de los que se pueden deri var, con mayor o menor acierto, otras propiedades menos apa rentes del individuo. La mayor dificultad en este caso es reducir a pocos rasgos esenciales las cualidades de los datos recogidos en la investigación^ Dado que el número de términos y de las expresiones psi cológicas significativas usadas comúnmente es altísimo, la tarea no resulta fácil. Asimismo, el hecho de que la mayoría de los términos usados en diagnóstico referidos al comportamien to sean los mismos del lenguaje vulgar, hace que las expresio nes en su forma, no en su contenido, puedan crear confusión. La persona, engaüada por el lenguaje, puede considerar tales expresiones como propiedades del comportamiento constituti vo de la personalidad, aunque en realidad no lo sean. La com prensión intuitiva de una persona es difusa, global y está sometida a m uchas posibilidades de equivocación. El conocimiento de la personalidad no puede limitarsea estas aportaciones, lo que hace necesario la determinación de las propiedades constantes, en lugar de las modalidades de comportamiento transitorio en función de la situación o el estado de ánimo. Por ello, los resultados de los tests de personalidad h a n de in te rp re ta rse extrayendo de ellos, a través de inferencias, dichas características estables, des pués de un amplio estudio de la fiabilidad y validez de las técnicas u tilizadas. Es de esperar que alguna de. estas manifestaciones de la personalidad se aclaren en el transcurso de este libro. C A R /\CTERÍSTICA S GENERALES DEL MMPI-2 3 3 \í .2 . Antecedentes y desarrollo del M M PI Al igual que en la exploración intelectual, la evaluación de ia personalidad recibió su primer gran impulso durante la Prime- ra Guerra Mundial, donde se necesitaba identificar los reclutas^ eniQcionalmente incapacitados de aquellos que no lo estaban, para servir en el ejército. En respuesta a esta demanda en 1920,(WoodvvortIi>y PofTenberger, desarrollaron de^^Eva- lucición Personal de Woodworth, una escala de autoevaluación para d e t e c t a ^ Sin embargoV no^emplea- ron ninguna perspectiva empírica o teórica en la selección de los ítemes incluidos eri^^Ltest. Más tarde, e n Q ^ 3 3 ) Bernreuter desarrolló el Jnyen.tario de P e rsona lidad que" llevaFá su nom bre, el cual meiií.a neuroticismo, dom n an cm , introversión y autosuficiencia. Al iguaT que otros inventarios de personalidad de aquel enton ces, se diseñó de una m anera racional m ás que empírica. En su construcción se incluían ítemes de una escala en particu lar, los que basándose en la expérienciá clínica, se pensaba, medían un tipo específico de patología. Fuertes criticas devastaron el Inventario de Personalidad de Bernreuter y otros inventarios racionales de personalidad de esa época. Por ejemplo, en un, estudio realizado en la década del ’30, se adm in is tró el inventario a 224 pacientes con un diagnóstico clínico conocido y se examinaron sus puntajes, observándose que sólo discriminó a un 39 % de los pacientes neuróticos, a un 23 % de los pacientes esquizofrénicos y a un 21 % de los pacientes maníaco-depresivos. Ademá.s cla sificó enúneam ente varios grupos de pacientes psicóticos como neuróticos. Así, los primeros inventarios de personalidad, cons truidos sobre una base racional, fueron poco útiles en el diag nóstico. A finales de la década del ’30, las técnicas proyectivas tenían un pape l e s te la r en el campo de la evaluación psico lógica, especialmente la prueba de Rorschach. Sin embargo, Hathaway, m entor del MMPI, criticaba el hecho de que la interpretación del Rorschach se basaba más en la historia clínica y en lo que los m anuales decían que en las propias respuestas del paciente. El panoram a en cuanto a pruebas objetivas tampoco era a lentador. Las p ru eb as u til izadas e ran el inventario de 3 4 A PLIC A C IO N ES DEL MMPí-2 Woodworth y la prueba de Bernreuter. La primera de ellas era do escasa aplicabilidad clínica, ya que había sido diseña da durante la P r im era G uerra Mundial y estaba destinada a clasificar personal militar. El Bernreuter, por su parte, no ofrecía mayor información de la que podía obtener un en tre vistador m ínim am ente adiestrado. En el vasto desierto de la evaluación psicométrica de los años '30 se produce el encuentro entre dos investigadores: Hathaway y Mclíinley, quienes desde- una perspectiva empírica, ins cribieron unas páginas nuevas por el avance riguroso en -la evaluación de la personalidad. Buscaron desarrollar un inventa rio que pudiera vencer los problemas de los inventarios previos. Hathaway, un hombre con múltiples intereses -electróni ca, matemáticas, estadística, fisiología, neuroanatomía y filo sofía-, estudió ingeniería en la Universidad de Ohio y más tarde psicología en la m isma universidad. Ya en su época de estudiante, construyó un psicogalvanómetro, antecedente del “detector de m en t ira s”, y un apara to para la medición del tiempo de reacción. En 1929 llegó a ser profesor asistente de dicha universi dad. En 1930 pasó a la Universidad de Minnesota para rea^ lizar su doctorado en psicología, el que obtuvo en 1932. Allí entró en contacto con el doctor J. C harn ley McKinley, neuropsiquiatra, jefe de la un idad de neuropsiquiatría. De acuerdo con sus estudios de fisiología y anatomía, Hathaway estaba interesado en lo que realmente ocurría en el cuerpo y creía que cualquier descubrimiento en el estudio de la personalidad tenía que es ta r de acuerdo con los cono cimientos fisiológicos o, de lo contrario, debían revisarse los conocimientos en ambos campos. Hathaway manifestó tam bién una resistencia hacia las teorías puras, con fundam entos escasos o vagos, a las que consideraba como prem aturas. Este rechazo lo impulsó a dar prioridad a las técnicas de la práctica clínica que demostra ran su utilidad y sus posibilidades de aplicación. CArLACTERISTICAS GENER.ALES DE!. MMEI-2 35 Ti'abajando en contacto con el doctor McKinJey, se dio cuenta de que estas técnicas podíaji contribuir poco a los procedimien tos diagnósticos, por lo que decidió desarrollar rutinas psicoló gicas aplicables a problemas médico-psiquiátricos. En aquella época, el material disponible en el áina de diagnóstico y pronós tico para el estudio de la personalidad era escaso. Hathaway estudió el test de Rors'chach con Klopfer y Beck, pero no tardó en desecharlo por el subjetivismo de las interpretaciones. Entre las paiebas objetivas, el inventario de Woodworth y el cuestio nario de Bernreuter no proporcionaron un material de aporte significativo por su vetustez y la escasa infoiTnación válida, por lo que también fueron desechados (Núñez, 1979: vii-xl). La finalidad de crear una nueva prueba psicológica era ir más allá en la información que pudiera obtenerse en una entrevista con el paciente y añadir otra nueva y, ele modo análogo a lo que se podía conseguir con las pruebas fisioló gicas, descubrir áreas problemáticas ocultas. Basándose en estos pensamientos, Hathaway se planteó las siguientes condiciones que debería cumplir el nuevo ins- trume_nto: • • Aplicabilidad a problemas prácticos, no se tra taba de identificar ex trañas variables poco relevantes. • Se debía part ir de la propia sintomatología d d sujeto como fuente p rim aria de información. • Debía p resen ta r mayor efectividad que la obtenida con otros instrumentos. • Debía ser de fácil a d m inistración y bajo costo en cuan to a adiestram iento de los examinadores. • Debía m anejarse m ediante construcciones estadísticas sencillas. • Debía m anejar la taxonomía psiquiátrica que impera ba en la clínica de la época (la kraepeliana). Inicialmente, H athaw ay se mostró poco interesado por do tar a sn instrumento de sofisticados mecanismos de control de 3 6 APLICA CIONES DEL MMPI-2 la sinceridad en las respuestas de los sujetos a quienes era administrado. Consideraba que las entidades guosopatológicas eran evidentes en y a los pacientes, y ya que éstos acudían voluntariamente a los hospitales, no resultaba esperable que intentasen modificar, deliberadamente, la naturaleza de sus contestaciones. Pese a todo, el MMPI final dispuso de un so fisticado sistema dedicado a valorar la sinceridad y la actitud del sujeto frente al cuestionario. Evidentemente, los pacientes sí distorsionaron las respuestas, probablemente a causa de características atinentes a su padecimiento. Hathaway y McKinley, al crear el MMPI, en lugar de em plear preguntas independientes, cada una con un propósito especial, incluyeron en un solo inventario una amplia variedad de comportamientos significativos. Deseaban crear un gran número de ítemes, a part ir de los cuales pudiesen construirse un variado núm ero de escalas, con la esperanza de abarcar un gran núm ero de descripciones válidas de personalidad. Finalmente, los principios básicos sobre.losque se constru- yó-el-MMPI fueron nueyamente delineados para conseguir estas finalidades, y se consideraron los siguientes puntos: 1. La piaieba debía t^.-ier aplicación práctica en los pro- blema-s-clíjijcqs que requirieran evaluación de la perso nalidad, y sólo en ellos. 2.- Dado que las bases para todas las decisiones acerca del diagnóstico y conocimiento de la gran variedad de pade cimientos de un paciente es su propia descripción o la de otras personas, se pensó en el uso de formas verbales del tipo “soy...” como la principal fuente para recoger información sobre la clase y el grado de enfermedad. Esto-señala el carácter autodescriptivo del inventario. 3. La prueba debería contribuir cuantita tivam ente más que.uiLa^entreyisLa.al.diagnóstico del sujeto. 4. El inventario debía ser eficaz ^ n su administración y tener un costo menor en tiempo y adiestramiento pro fesional que cualquier otro método diagnóstico. CARACTERÍSTICAS G EN ER A LES DEL MMPI-2 3 7 5. Debía aportar, asimismo, una medida de la actitud del sujeto frente a la prueba, el grado de colaboración o su actitud defensiva frente a ésta. Otro elemento que se consideró fue el de evitar construir una prueba a l tam en te e litista . Su in strum en to debía ser aplicable al mayor núm ero de sujetos posibles, por lo que el nivel de complejidad de los ítemes debía ser entendible para sujetos con los años de~escóTáridad óbTipítbriá. Por ello el sisteiim de respuesta y el contenido de los ítemes se caracte rizarían por ser simples y directos. Con estos presupuestos, Hathaway creyó poder construir una prueba única, que pudiera reunir todas las variables diagnósticas de in terés clínico. Una decisión de importancia fue elegir la nosología de Kraepelin como criterio de clasifi cación psicopatológica. H a thaw ay la tomó como modelo y empleó, además, los conocimientos estadísticos que perm i tían conocer el valor predictivo de cada uno de los elementos que componían el cuestionario. El inventario fue desaiTollado en el Hospital de la Univer sidad de Minnesota, en gioipos de pacientes y no-paciéñtes (visitas y pérional clínico voluntario para responder al test). Estos no-pacientes fueron representativos de la población adulta del Estado de M innesota du ran te los años ’30: la mayoría casados, en un rango de edades entre los 16 y 65 años, promediando en los 35 años de edad, que vivían en pequeños pueblos o á reas rurales y, en su mayoría, con uri octavo año de educación prim aria. Se utilizaron grupos de contraste de sujetos normales, elegidos al azar en tre los v isitan tes y el personal del H os pital de la Universidad de Minnesota, al que se añadió un pequeño porcentaje de es tud ian tes de la n iism a univers i dad, con el propósito de equilibrar los efectos de la edad y el nivel cultural sobre la m uestra . P a ra que un sujeto p u diera formar parte de es te grupo, era necesario no es ta r en tra tam iento médico. 38 A P LIC A C IO N ES DEL MMPI-2 Los sujetos normales y aquellos pertenecientes a los g/u- pos criterio, fueron sometidos al cuestionario para obtener las escalas preliminares. Estas e s taban formadas por los ítemes que diferenciaban de una m anera significativa a los pacientes normales de los enfermos. Así pudo construirse, para cada grupo criterio, una escala experimental. Las escalas experimentales fueron probadas en enfermos que hab itua lm ente acudían al hospital con sintomatología menos pura que la de otros pacientes. Se retuvieron, en cada escala, sólo aquellos elementos que eran capaces de diferenciar entre sujetos normales y enfermos del hospital. La inclusión o rechazo de un ítem en una escala nunca dependió de su contenido, como tampoco se incluyó ningún ítam que no dem ostrara empíricanue^'-te su capacidad dis- criminativa. Poi’ lo que se refiere al tra tam iento estadístico, el autor recuriió al método de las diferencias simples, buscando aque llos ítemes que discrinninaban mejor a ios sujetos que perte necían a una categoría psiquiátrica de los que pertenecían a otra o eran normales. Es de destacar que Hathav/ay siempre prefirió el enfoque empírico en su labor de investigación. Así, Hathav/ay y McKinley, reunieron más de 1000 ítemes potenciales, siendo eliminados aquellos muy similares o con un contenido muy pobre, o que tenían escaso valor predictivo, o poco interés para el diagnóstico. Quedaron así reducidos a 504 ítemes. Cada frase fue escrita de modo ;tcd de ev itar la impres un fonriatQ_,de.-interrogación o examen. M uchas de estas proposiciones estaban referidas a un trastorno, displacer o experiencias bizarras, por lo que losjteme^s fueron redac ta dos com.o frases declarativas, en p rim era persona del si^ la r^ '^O a m ayoría , enunc iada_de m o d o sa estructuraJdeTqsTtemes.JÍel-MMEI está desarro llada .en un j p , ™ A t T o “Falso”, y ha sido empleado princi palmente en psicología clínica, aunque se han descrito otras aplicaciones, por ejemplo, en seleci¿ón-de-personal. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE L MMPI-2 ' 3 9 Empleando los 504 ítemes, ÍHathaway y McKinley, constru yeron una serie deWraJaTóüantitativas, que podían ser usadas para diagnosticar conducta anomnal. Clasificaron arbitraria mente los ítemes en 25 categorias de foirna estiicta, en un esfuerzo para evitar la duplicación de éstos. Las categorías de contenidos de los ítemes pueden obseivarse en la tabla 1. 4 0 APLICA CIONES DEL MMHl-2 T'.ibla J. C a te g o r ía s de cop.tcnidos de los í tem es del M M PI Catcfíoríns de contenidos N úm ero de ítemes AcliLuilcs .sociales Actitud política, ley y ordca 4i; Moral 3.1 A.5jcLo, depresivo 32 1 Alucinncicncs, ilusiones, ideas de rcrcreacia 31 F.aaiilia y m atr im oninlos 29 Fobias 29 Afecto, m anía 21 Hábitos 20 Actitudes rciigiosas 20 Neurología genera l 19 Actitudes se.xualcs 19 Ocupacionnl LS M entira lá Obsesivo, compulsivo 15 Educacional 12 Nervios cranea les 11 Cinstrointcs tinnl 11 Vasomotor, lenguaje, secretorio 10 Salud genera l 9 Sndismo, n insoquismo 7 G enitour inario 0 Motilidnd y coordinación fi Cnrdiorcspiratorio 5 Sensibil idad 5 TOTAL 504 Nota. Lns categorías y LanmAos son de H a thaw a y y McKinley (1940). No ¡nten- tnbnn pbtenor un núm ero pnrl icu lnr de ítemes pnrn una categoría. La tabla 1 mucs- trn que nlgiinns cnlcgoríns c.'^lrtn .‘̂ olire-repro.'^cnUidas y otras bnjo-repro.scnUidas. Para seleccionar los ítemes a una escala específica (por ejem plo, Hipocondría) se empleó una aproximación empírica. Los ítemes debían ser contestados de una forma diferente por el grupo críterio (por ejemplo, pacientes hipocondríacos) al ser comparados con el grupo normal: Se emplearon giripos de cri- teiio para cada una de las categorías a pa rt ir de las cuales los autores deseaban diseñar una escala. Esto les llevó a incluir, para cada grupo, a enfermos que presentaban de una forma bastante pura el trastorno. Debido a que la selección y evaluación fue estrictamente empírica y no racional-teórica, permitió la aceptación o re chazo de ítemes a una escala específica. No siempre es posible discernir por qué un ítem en par ticular disting'.ie al grupo criterio del normal. Muchas.veces, e! contenido no parece lo suficientemente significativo, sin embargo, el ítem discrimina sin ambigüedades entre un gru po y otro. En el MMPI, los ítemes fueron seleccionados sóli dam ente, ya que el grupo criterio respondió en forma sistemática y diferente respecto de otros grupos (pacientes con otro diagnóstico; no-paciéntes). Ha_^hRw.ay-y^--McIünl^ comenzaron a t r a j^ _ ^ r _ ^ êl in ventario a fines de los años '30, con soporte financiero de la EsciIeI¥T[e"G7admirdos de la U niversidad de Minnesota. En 1940 publicaron su p rim er artículo sobre el inventario (Hathaway y Mclíinley, 1940). En éste, indicaron los pasos que habían seguido al escribir y editar los ítemes. En lus años posteriores, los autoresobtuvieron nuevas ideas para potenciar los ítemes de varias fuentes, incluyendo técnicas habituales del examen psiquiátrico, experiencia clínica de los autores, textos de psicopatología y de otros cuestionarios ya existentes, en trev istas psiquiátricas y diagnóstico diferencial, actitudes sociales y emocionales, y procesos de personalidad. Cada ítem fjm redactado_e_n una frase de alguna experiencia personal, c reenda o actitud. El contenido de los ítemes originales reflejaban el rango de desorden psiquiátrico, médico o neurológico, en el cual los investigadores estaban interesados. CARACTERÍSTICAS GEN ER A LE S DEí,MMIM-2 41 Una vez recopiladas las frases que se considerarían en la versión definitiva de la prueba, se efectuó una serie de ensa yos, encaminados a detectar cuáles eran los ítemes capaces de discriminar entre un grupo control y los subgrupos de criterio. De este modo, vemos cómo la derivación de las escalas fue totalmente empírica, incluyendo sólo aquellos ítemes con po der discriminativo e independientemente de su contenido. La primera escala que se derivó fue la de Hipocondriasis. Las frases que se incluyeron en esta escala fueron aquellas que el grupo experimental contestaba con una frecuencia mí nima que resultara el doble de la frecuencia del grupo control. De este modo, algunos ítemes significativos en cuanto al con tenido debieron descartarse por no cumplir este criterio. La escala está basada en un contraste sistemático entre las respuestas dadas a las frases del inventario por un grupo cuidadosamente seleccionado de pacientes neuróticos, quie nes nianifestaban un desorden hipocondríaco, y por las re s puestas dadas por el grupo de ¡os no-pacientes, formado por los visitantes al hospital. Los ítem.es que fueron respondidos de forma diferente por estos dos grupos, a un grado estadís tico significativo, fueron identificados y combinados en una escala preliminar de hipocondría (Hipocondriasis) (McKinley y Hathaway, 1940). Debido a que el procedimiento para desarrollar la escala 1 tipifica el procedimiento de derivación para la mayoría de las escalas clínicas, se describirá en detalle. El primer paso en el desarrollo de la escala 1 fue seleccio nar un grupo criterio apropiado. Definieron hipocondría como una preocupación neurótica anorm al respecto a la salud f ís i ca propia y excluyeron la ocurrencia sintomática de caracte rísticas hipocondríacas en individuos psicóticos. Usando esta definición, seleccionaron 50 casos puros de hipocondría como grupo de criterio. El paso siguiente fue seleccionar grupos de individuos normales. El primer grupo normativo, que sirvió como refe rencia para determ inar el perfil es tándar del MMPL consis- 4 2 A PLIC A C IO N ES DEL MMPI-2 tió en 724 individuos, quienes eran amigos o familiares de pacientes en el Hospital de la Universidad de Minnesota. El único criterio de exclusión era estar en tratamiento médico. Este grupo reflejó unarimparcialidad representativa de la situación m arita l y sexual de la población de Minnesota entre los 16 y 55 años. Se emplearon cuatro grupos norma tivos adicionales en el desarrollo de la escala 1 y otras esca las clínicas en el MMPI, y se formaron dos grupos para medir y comparar las variables que pudiesen influenciar la res puesta a los ítemes, tales como edad, clase social, o educa ción, tanto por el grupo criterio como por el gi’upo normativo. Un giTipo consistió en 265 alumnos egresados de Enseñan za Media y otro compuesto por 265 trabajadores calificados. Un tercer gi'upo normativo consistió en 254 pacientes que estaban hospitalizados por algún problema o enfermedad fí sica. Ninguno de ellos tenía sintomatología psiquiátrica ob via. El cuarto grupo consistió en 221 pacientes de la unidad de psicopatología de los hospitales universitarios que aún no habían sido diagnosticados. Una vez que el grupo criterio y los otros grupos de referen cia se establecieron, comenzó el proceso de selección de los ítemes. Para el gi'upo criterio, y para cada uno de los grupos normales, se calculó la frecuencia de respuestas “Verdadero” y “Falso” por ítem. Un ítem era considerado significativo y se seleccionaba provisionalmente para la escala si la diferencia en frecuencia de respuesta entre el grupo criterio y el norm a tivo o de referencia era al menos el doble del error es tándar de la proporción de respuestas “Verdadero/Falso” de los dos grupos comparados. Por ejemplo, la frecuencia de respues tas p a ra dos ítemes potenciales p a ra la escala 1, se e n c u en tra n en la tab la 2. En este ejemplo, sólo dos grupos, el grupo cri ter io de hipocondríacos y el grupo normativo original, son com para dos. iVntes que algún ítem fuese finalmente seleccionado, el grupo criterio tam bién era comparado con el otro grupo nor mativo. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL M MPí-2 4 3 Se empleó la siguiente fórmula para evaluar la significa ción de las diferencias en tre dos proporciones independientes del test: 4 4 ^M>LICACIONES DEL MMPI-2 p l . p2 Z = p l q [(1/nl) + (l/n2)] donde p = la proporción de respuestas ‘"Verdadero” del total del grupo p l = la proporción de respuestas “Verdadero” en la prime ra m uestra p2 = la proporción de respuestas “Verdadero” en la segun da muestra q 1 - p n i = el número de personas en la prim era m uestra n2 = el número de personas en la segunda m uestra Tabla 2. F recuenc ia de r e s p u e s t a s por g rupo p a ra dos í tem es posüdcs p a r a la e sca la 1 (H ipocondría) Grupo N orm ales (a) H ipocondriacos (b) h a n Verdadero Falso Verdadero Falso l.Tongti pocos ü ningvin dolor 211 (81 7o) 51 (19 7r) 17 (34 7c) 33 (60 7c) 2. La mayor parte del tiempo me duele la cabeza 10 (4 7o) 252 (96 7o) 5 (10 7o) 45 (90 7c) (n) n = 262 ih) n = 60 Así, los valores de p y q para el prim er ítem serían los siguientes: 211 + 17 228 p = ---------------------------------------- . 0,73 262 + 50 312 C/VRACTERÍSTICAS GENERALES DEL MMI'I-2 4 5 q = 1 - p = 1,0 - 0,73 = 0,27 Sustituyendo estos valores por los de la fórmula, resulta: 0,81 - 0,34 Z = (0,73) (0,27) [(1/262) + (1/50)] 0,47 0,069 = 6,81 Observando una tabla es tándar de valores Z, se observa que éstos m ostra rán una probabilidad menor que 0,001. Hathaway y McIUnley consideraron significativo cualquier porcentaje diferente de por lo menos el doble del error e s tán dar de la proporción independiente o cualquier valor Z igual o mayor que + 2. Ya que un Z de .+ 2 tiene una probabilidad levemente menor que 0,05 usando un test de dos colas, seleccionaron esencial mente sólo aquellos ítemes que fueran significativos más allá de 0,05. Así, el primer ítem en el ejemplo anterior sería ten ta ti vamente incluido en la escala 1 y una respuesta “Falso” sería la respuesta “desviada” ya que los pacientes hipocondríacos responden más frecuentemente en la dirección “Falso”. Si este ítem tam bién diferenciaba al grupo hipocondríaco de los otros grupos normativos empleando un procedimiento idéntico, éste sería incluido en la escala 1. Empleando el mismo procedimiento para el segxindo ítem de m uestra, obtendríamos: 0,04 - 0,10 Z = -----------------------------------------— 4 6 A PLIC A C IO N ES DEL MMPI-2 (0,048) (0,952) [(1/262) -t- (1/50)] -0,06 Z = ------------ = -1,82 0,033 Este ítem no es tar ía incluido en la escala 1, ya que la proporción de aprobación no es significativamente distinta entre los dos grupos. Con esto criterio se eliminaron aquellos ítemes que no fuesen significativamente estadísticos para ser considerados en la escala 1. El mismo procedimiento se siguió para las demás escalas clínicas. . Posteriorm ente al desarrollo de la Escala Hipocondría (Hs) (McKinley y Hathaway, 1940), se diseñaron otras cua tro escalas, para otros grupos de pacientes neuróticos: E s cala Depresión (D) (H athaw ay y McKinley, 1942b); Escala Psicastenia (Pt) (H athaw ay y McKinley,1942b) y Escala H is teria (Hy) (McKinley y Hathaway, 1944a y b). Más tarde se diseñaron otras escalas pero, esta vez, em pleando pacientes que m anifestaban desórdenes psicóticos: psicosis m aníaco-depresiva, fase m aníaca, Escala M anía (McKinley y Hathaway, 1944a y b). Escala Paranoia (Pa) y Escala Esquizofrenia (Se) (Hathaway, 1956). Una de las escalas que m ás problemas presentó en su diseño fue la de Esquizofrenia, debiéndose invertir una can tidad de tiempo considerable y numerosos ensayos. Aun así, se considera que es la escala más débil en cuanto a su con tenido y a su interpretación, validez y fiabilidad. Inicialmen te, se' a is laron 152 ítem es que cum plían las exigencias requeridas para in tegrarse en la escala •Esquizofrenia. Sin embargo, el alto número de falsos-positivos que ofrecía, obli gó a nuevos planteos que culm inarían reduciendo el número de ítemes y añadiendo la corrección m ediante el factor “K”. De este modo, se logró un porcentaje de decisiones del orden del 60 % (estimación que se puede considei'ar como realmen te optimista). F inalm ente, dos escalas completaron el set de las escalas básicas del MMPI: Desviación psicopática (Pd) (McKinley y H athaw ay , 1944a y b) y M a sc u lin id a d -F em in id a d (Mf) (Hathaway, 1956). En 1946, se agi'egó al MMPI la Escala “Introversión Social" (Si), desarrollada en la Universidad de Wisconsin, por Drake (Drake, 1946), completando el perfil clínico es tándar del MMPI. Drake seleccionó los íternes del MMPI que diferencia ban a 50 estudiantes universitarios, quienes obtuvieron so bre el percentil 75 en el Inventario de M innesota T-S-E (Evans y McConnell, 1941). Drake limitó su trabajo inicial al área Introversión-Extroversión en el área social, medidos en el Inventario T-S-E de Minnesota. Realizó el análisis sobre m uestras de hombres y mujeres, y sus normas fueron tan similares que combinó los datos normativos para los dos sexos en un solo grupo, antes de incorporarlos en el perfil estándar del MMPI. La Escala M asculinidad-Fem inidad íxie. desaiTollada en for ma diferente de las otras escalas clínicas. Los 55 ítemes, la mayoría relacionados con una orientación sexual, fueron agre gados a los del MMPI, después de que los datos ya habían sido reunidos de la m uestra normativa original, constituyendo así 559 ítemes. Ya que el MMPI contiene sólo 550 ítemes, no está claro qué sucedió con los otros 9 ítemes. Así, el gnipo criterio de hombres homosexuales, que fueron incluidos en el desarro llo de la escala Masculinidad-Feminidad, no podían ser con trastados con el grupo normativo original en estos 55 ítemes. Aquí, se emplearon 54 soldados hombres, como gmpo norma tivo. y los' ítemes que los distinguían de los hombres homo sexuales fueron incluidos en esta escala. Además, .fueron CARACTERÍSTICAS GENER.ALES DEL MMI>I-2 - 4 7 características tradicionales del MMPI intactas. Sin embar go, una mirada más detallada, revelará importantes refina- n-ientos y modificaciones en su construcción. Existen nuevos ítemes, cubriendo áreas de contenido no representadas en el MMPI original; indicadores adicionales de validez; escalas suplementarias y de contenido, y un nuevo método de eva luar l(js componentes de las escalas en puntajes T. f)ü APLICACIONES DEL MMPI-2 1.3. R c -u s la i id a r iz a c ió n : el M M P l - 2 Desd0(^lW3 a 1989y año en el que e! MMPI-2 fue publica do, pasaron nnás de cuai’enta y cinco años en los que la ver sión original del MMPI se convirtió en la prueba psicológica más utilizada. Durante todos esos años, ni una sola coma de la prueba fue modificada. Sin embargo, a medida que fue transcurriendo el tiempo, comenzaron a observarse ciertas dificultades en el análisis y la aplicación del inventario. Por una parte, empezaron a detectarse frases que podían considerarse obsoletas. El contenido de algunos ítemes tam- biélTTüú cmí frecuencia objetado en i*elación a sus contenidos y al énfasis püesto en temas religiosos, sexuales u otros hábitos fisiológicos que muchos sujetos consideraban irrele vantes en la evaluación psicológica. Otra cuestión que llevó a la revisión del MMPI fuella ausencia de í t^nes relacionados cqn.algunas materias de-in dudable interés, como los intentos de suicidio, el consumo-de drogas o el abuso de alcohol, que se encontraban escasamen te representadas en la versión original de la prueba. Esta situación se confirma con el escaso éxito logrado por las es calas suplementarias desarrolladas en la primera versión de la-prueba para estas materias. F inalm ente, muchos teóricos cuestionaban las normas originales aduciendo que no eran lo suficientem ente re presentativas de la población general norteam ericana sino que correspondían sólo a una región de los Estados Unidos, Minnesota. Desde los años '70 existía conciencia de estas necesida des, concretamente en el “MMPI Sym posium ” de 1970 se aceptó de forma unánim e la necesidad de una revisión de la prueba. Sin embargo, la gran envergadura de esta tai*en sumada a las d incultades de fmanciam iontü para acome terla, aplazaron dui*ante algunos años el inicio de la revi sión. Finalm ente en 1982, la Universidad de Minne.sota nombró un comité de revisión foi*mado por J. N. Butcher, W. G. Dalhstrom y J. R. Graham. A su vez, la University of Minnesota Press proporcionó los fondos necesarios pai'a la revisión. Por último, la National Compute!* Sy.stems íacilitó todos los procedimientos para el proceso de los datos de la nueva versión del MMPÍ. Desde un primer momento se determinó que todos los esfuerzos realizados debían m antener una continuidad entre e! MMPI original y su versión revisada. Esto asegurai’ía que la información acumulada por numerosas investigaciones des de la publicación de la prueba fuei*a todavía relevante en la nueva versión. Uno de los pasos iniciales fue la selección de una m ues tra normativa realm ente rep resen ta tiva de la población estadounidense ac tual, obviando las deficiencias de la m uestra o r ig inal de H a th a w a y . El p roced im ien to de muestreo empleado para establecer las normas de! MMPI estaba limitado por una rep resen ta tiv idad inadecuado do los rangos de edades, nivel educacional, estra tos c u l tu ra les y socioeconómitos, étnicos y raciales. El nuevo progra ma de muestreo nacional dio la oportunidad de rem ediar estas limitaciones al neu tra lizar los sesgos de la muesti*a anterior. . • Para mejorar el instmmento se añadieron nuevos ítemes cuyos contenidos no estaban representados en el MMPI origi CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL MMIM-2 S I nal. Por ejemplo, los que hacen referencia a satisfacción laboral o a relaciones de pareja. Se volvieron a redactar otros utilizados en la forma anterior y se eliminaron aquellos de compren sión más difícil o cuyo valor diagnóstico fuera dudoso. Por otra parte, se diseñaron indicadores de validez adi cionales, escalas de contenido y escalas suplem entarias , integrando estra teg ias de análisis de investigadores indepen dientes, que ahora forman parte del material original de la prueba. Las escalas suplem entarias del MMPI-2, incluyen, entre otras escalas, un conjunto de nuevos indicadores de validez: la Escala F Bock ¡FBI y las medidas de inconsistencia VRIN y TRIN, un set de escalas nuevas de contenido, y una medida de identificación del i*ol femenino y masculino. Un aspecto im portante de la revisión del MMPI y publi cación del MMPJ-2 (Butcher, Dahlstrom, Graham, Tellegen, y Kaemmer, 1989) fue la introducción de un nuevo set de escalas de contenidos. Las escalas de contenido del MMPI-2, de.sarrülladas y descritas por Butcher, Graham, VVilliams y Bcn-Porath (1990), fueron diseñadas para proveer uim mejor comprensión del contenido de los ítem es del inventario revisado. Siguiendo la tradición de las escalas de contenidos elabo radas por Wiggins (1966) en el instrumento original, las es calas decontenido del MMPI-2 fueron desarrolladas para complementar y agregar información, derivada del perfil de las escalas clínicas del MMPI-2, *' Las escalas de Contenido del MMPI-2 fueron diseñadas por etapas, cólhbihándo''añálisis Tacio,nalé's'.y La métaúTú''Úénvar'Tirrá~sei-ie de escalas mejorando las áreas de contenido del inventario revisado. Se puso especial inte- res en desarrollar escalas que fuesen in ternam ente consis tentes en ambos niveles de análisis,’ tanto psicométricos como' semánticos. El resultado consistió en la formulación de 15 escalas que representan las áreas de contenido incluidas en los 567 ftemes dcl MMPI-2. 5 2 A PLICA CIONES DEL MMPI-2 O tro m e jo ram ien to su s tanc ia l es que los ítemes del MMPI-2 han sido editados para eliminar ambigüedad, diri- g irsé 'coh ’pa lab ras de acuerdo con el sexo y poseer un con- tenjdo_^actual izado. La mayoría de los agregados se diseñaron para mejorar la cobertura de las áreas y los tópicos que no habían recibido atención adecuada en el tra tam iento original de los ítemes. Estos reem plazaron aquellos culturalmente caducos o con escasa significación psicométrica y enriquecieron la evalua ción, sup lem en ta ria de áreas de funcionamiento familiar, desórdenes de la alimentación, abusos de sustancias e in ter ferencias en el trabajo. El impacto potencial de estos cambios en los ítemes fue evaluado exam inando la forma de responder a ellos a t r a vés de una correlación ítem-escala y por un estudio tosí- re le s t . B e n -P o ra th y B u tc h e r (1989) c o m p ara ro n las respuestas de los s u je to s ’al MMPI original y los ítemes reescritos del MMPI-2 y encontraron que la mayoría de éstos no diferían s ignif ica tivam ente de las respuestas dcl otro grupo de sujetos. En aquellos ítemes cuyo patrón de respuesta cambió s ignifica tivam ente no se encontraron d i ferencias apreciab les cuando se comparó su distribución en las escalas clínicas y sup lem en ta rias con las fi*ases ori ginales de los ítemes. Todos estos resu ltados indicaron que el nuevo o rdenam ien to .de las frases no* a lte raba sus pío- piedades psicom étricas. La continuidad entre el MMPI y el MMPI-2, por ende, se mantuvo. Los ítemes en las escalas clínicas y de validez del MMPI perniánec^nT^Fñcialnriente intactos en el MMPI-2. excepto por la eliminación de 13 ítemes de contenido y el rc- 0rdenamjeriüp__de _63~ ítemes. La tabla 3 i lus tra los cambios que fueron hechos en la tránsición de los '566 ítemes en el MMPI a los 567 ítemes en el MMPI-2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL MMPI-2 5 3 'lablct 3. Cambios en los í temes MMPI / MMPI-2 5 4 APLICACIONES DE!. MMPI-2 Esrnln cliniinndo.s itvntcs tipo de en/Mbios fjcnnn Iteren cnnihinn A B C D L 1.5 2 l l !• A (10 12 l 5 6 K 30 i l Hs 1 32 5 1 3 1 D 3 57 2 1 1 l!y (10 9 4 2 3 IM 50 4 2 1 1 Mf A 56 6 1 2 1 2 Pa 40 2 l 1 Pl 4S 2 1 1 Se 78 13 1 7 5 Ma 46 7 4 2 l Si 1 69 6 3 2 i otras 16 3 7 3 3 Noifi: A = eliiniiuicióo por probable soxisnio; D = modernización del lenguaje; C = gramiilical; D = sinipincacioncs. La distribución de los puntajes brutos fue derivada sepa radamente para hombres y mujeres en las 13 escalas de validez y clínicas. La finalidad de las puntuaciones típicas es comparar a un sujeto con el grupo normativo en un rango o escala, o bien los niveles que el propio sujeto alcanza en diversas escalas. Esta segunda suposición no es del todo co rrecta en pruebas que utilizan puntuaciones T lineales, a menos que la distribución de cada escala sea idéntica. Por ello el MMPI-2 utiliza para sus escalas clínicas puntuaciones T normalizadas, que se obtienen a partir de una distribución centil y que garantizan que los porcentajes que quedan por encima y por debajo de una puntuación T determinada sean los mismos para cada escala. Los puntajes de la estandarización en ocho de las diez escalas clínicas básicas (omitiendo las escalas 5 y 0) han sido distribuidos en una forma claramente distintiva: poi* ejem plo, en lugar de determinar una puntuación lineal T del puntaje bruto promedio y desviación estándar de una.escala, los puntajes T fueron generados para producir esencialmente el mismo rango y distribución para todas las escalas básicas usadas en el procedimiento ti-adicional de codificación (por ejemplo, el código de dos y tres puntos). También se proveen comparaciones en estas puntuaciones T, tanto con puntajes tradicionales T, empleados en el perfil del MMPI, como con los formatos de puntajes T normalizados, propuestos por otios investigadores. Es im portan te notar que ambos, el promedio de los puntajes brutos y las desviaciones estándar para los sujetos en el grupo nuevo de referencia, son mayores que aquellos encontrados para hombres y mujeres en el grupo normativ'o original examinados por Hathaway y McKinley. Así, los usuarios experimentados del MMPI descubrirán que los puntajes T basados en las nuevas normas no sei'án tan di ferentes que aquellos basados en las normas originales del test. Se requiere para su interpi’etación un ci*itei-io menos restrictivo, que reconoce particularmente el significado po tencial in terpreta tivo de elevación en el i*ango 65-69 de puntajes T. Los datos del grupo- de los no-pacientes de hombres y m ujeres de M innesota .fueron usados para convertir los puntajes brutos en puntajes lineales T, para las escalas de validez y clínicas. Estas normas del test han sido usadas en los perfiles es tándar del MMPI, en los Estados Unidos y en muchos otros países. Un examen de estas distribuciones reveló que un sesgo positivo, el cual caracterizó la distribución para la mayoría de las escalas en las normas del MMPI de 1940, también caracterizaba la distribución de las escalas en el grupo nor mativo contemporáneo para hombres y mujeres. Consecuen temente, cuando los puntajes tradicionales lineale.s T son CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL MMP!-‘2 55 computados, el mismo valor del puntaje T, digamos un puntaje de 70, representa diferentes valores percentiles en diferentes escalas. Esta característica poco deseada ha sido ahora extraída con un mínimo de cambios, derivando pun tuaciones T uniformes {Tellegen, 1988). Los puntajes uniformes T tienen una distribución que se aproxima a la típica distribución lineal de puntuación T de las escalas clínicas del MMPI-2. Más específicamente, esta distribución típica puede ser vista como un compuesto de 16 distribuciones, llamadas puntuaciones T lineales, sin correc ción K, en 3 do las escalas clínicas (omitiendo las escalas 5 y 0), en ambos grupos normativos de hombres y mujeres. listas puntuaciones es tándar son puntuaciones normaliza das con una media de 50 y una desviación típica (estándar) de 10, pucliendo calculai-se como se explica a continuación. Los datos imprevscindibles que se precisan para calcular la.s puntuaciones típicas son: media y desviación típica. La Ibrmula que se debe aplicar es la siguiente: T = 50 -h [10(X - M)]IDS; donde X es la puntuación directa obtenida por el sujeto en una escala determinada y M y DS respectivamente, la inedia y desviación estándar del grui)o de contraste en la misma escala. En la interpretación de las escalas clínicas del MMPI-2 se tiende a focalizar en la elevación de las escalas. Sin embargo, debería reconocerse que ninguna forma divisara de líneas puede establecerse entre elevaciones' normales y anormales; generalmente, es útil t ra ta r los valores de puntuaciones T de 65 o mayores como clínicamente significativos, remplazando el nivel de puntuación T de 70 o mayor recomendado en el MMPI original. Consúltese MMPl-2: M anual for Adniinistration and Scoring (Butcher, Dahlstrom, Graham, Tellegen y líaemmer, 1989). y Evaluación de la personalidad y Cap. I. Aportes del MMPI-2 (Brenlla, Diuk y Maristany, 1992) para obtener información acerca do l(i5 estudios de confiabilidad y validez del MMPI-2. 5G APLICACIONES n E L M M P i-2 CARACTERÍSTICAS
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