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Renata Frank de Verthelyi Sara Baringoltz de Hirsch Mónica Guinzbourg de Braude Identidad y vínculo en el Test de las dos personas CAPÍTULO I ANTECEDENTES HISTORICOS E INVESTIGACIONES EN EL TEST DEL A FIGURA HUMANA En su larga trayectoria los tests gráficos han recorrido un intrincado laberinto en el cual los seguidores de los múltiples caminos (estadísticos, psicométricos, proyectivos muchas veces encontraron obstáculos, se desviaron, retomaron sus rutas, y no pocas veces se enfrentaron en disputas en pos de la búsqueda de una “verdad”. Han pasado muchos años desde su inicio, y en la actualidad nos encontramos frente a un cúmulo de investigaciones cuyos resultados contradictorios respecto de la confiabilidad y validen de este instrumento como método de proyección de ciertos aspectos de la personalidad, llevan a una situación poco esclarecedora. Cabe entonces preguntarse por qué seguimos insistiendo en la utilización de estos tests en un psicodiagnóstico, por qué los mantenemos desde las cátedras, por qué publicamos un libro como éste. Es que por encima de su discutida rigurosidad científica, el test gráfico conserva el misterioso atractivo de reflejar y condensar en una imagen la conflictiva y rasgos de personalidad del entrevistado. Es quizás esta condensación enigmática la que moviliza y entusiasma al que diagnostica, estimulándolo a desentrañar sus contenidos. Otras características que favorecen este entusiasmo del entrevistador san ciertas ventajas en la administración, tales como: consignas simples, falta de limitación en edad, nivel intelectual y status sociocultural, y el hecho de que los tests gráficos son económicos en tiempo de aplicación y poco exigentes en cuanto al instrumento utilizado (papel, lápiz) y factibles de ser tomados en población con problemas de lenguaje. Respecto de las diferencias en cuanto a las edades evolutivas, constituye para los niños una tarea habitualmente gratificante, cotidiana; y para los adultos una posibilidad lúdica no usual, pero igualmente placentera a pesar de las reticencias. Todos estos factores facilitadores de la tarea han inducido a confusión en los entrevistadores, que no diferenciaron fácil aplicación de difícil interpretación, Cayendo de esta manera en un uso del instrumento no avalado por un entrenamiento adecuado. Dentro del material gráfico la técnica más usada ha sido el dibujo de la figura humana en sus distintas versiones. Dado que este texto se dedica a una de estas versiones, el Test de las dos personas, pasaremos a continuación a resumir ordenadamente las hipótesis teóricas que subyacen al uso de este material y las investigaciones correspondientes. LA FIGURA HUMANA COMO INDICADOR DE NIVEL INTELECTUAL Partiendo de la hipótesis de que el niño “no dibuja lo que ve, sino lo que sabe”, F. Goodenough presenta en 1926 la primera versión de su test Dibujo de un hombre. La hipótesis básica es que “el niño al hacer la figura humana no ofrece una expresión de su capacidad artística, sino que efectúa un trabajo intelectual". Esto requeriría según Bernstein (1957) la puesta en juego de una serie de recursos: — asociar los rasgos gráficos con el objeto real — analizar los componentes del objeto y representarlos — valorar y seleccionar los elementos más característicos — analizar las relaciones espaciales de posiciones relativas — formular juicios de relaciones cuantitativas de proporcionalidad — abstraer, reducir y simplificar las partes del objeto en rasgos específicos coordinando los aspectos visomotores involucrados El tema de la figura humana fue elegido por ser atractivo para su graficación, familiar a todos los niños y lo bastante simple como para que puedan realizarlo aun los más pequeños o aquellos con dificultades. La consigna que utiliza Goodenough es "Dibuja un hombre. El dibujo más lindo que puedas". La intención de evaluar el mejor rendimiento del niño es, por lo tanto, explicitada en la consigna misma. En las tomas en forma colectiva, por ejemplo en colegios, es reforzado aún más por una cierta manipulación del espíritu competitivo: "Trabajen con mucho cuidado y empleen todo el tiempo que necesiten. Me gustaría que sus dibujos sean tan buenos como los de otras escuelas. Háganlo con entusiasmo y verán qué lindos dibujos hacen”. El especificar que la figura sea de un hombre se debe a un intento de mayor estandarización, al considerarse que la vestimenta masculina presenta más consenso que la femenina y que por lo tanto incide menos en la posible variabilidad entre sujetos. Tras un estudio muy sistemático de miles de niños entre dos y quince años establece una escala de cincuenta y un ítems que configuran ocho categorías: - cantidad de detalles - proporcionalidad - bidimensionalidad - congruencia - plasticidad - coordinación visomotriz - perfil - existencia o no de transparencias Tabula la perfección del dibujo, asignando un punto por característica presente, y realizando la sumatoria que luego es convertida en un CI de acuerdo con el puntaje esperable por edad. Para esto establece haremos en poblaciones diversas, obteniendo en varias investigaciones un índice de confiabilidad que oscila entre 0,80 y 0,90. La validación de cada indicador se realizó por separado de acuerdo con un triple criterio: a) aumento regular de cada ítem con el progreso evolutivo, b) sistematicidad de ese incremento, c) clara diferenciación entre los rendimientos de niños de igual edad pero de distinto grado de escolaridad. Goodenough le asigna a su test un firme valor pronóstico (sobre todo en edades bajas) respecto del rendimiento escolar, ya que la correlación entre el puntaje en la prueba y el lugar que el niño ocupa en el grado es alta. Asimismo pudo comprobar en varios estudios que la capacidad artística o el aprendizaje del dibujo no inciden significativamente en el puntaje obtenido. La ejercitación específica en el dibujo de una figura humana puede elevarlo momentáneamente, pero un retest tiempo después muestra que el niño obtiene un puntaje semejante al que tenía previo a la estimulación gráfica. D. Harris (1963) sustituye el término inteligencia por el de "madurez conceptual", planteando que la manera en que el niño resuelve La tarea de dibujar la figura humana puede temarse como un índice de su modo de conceptualizar la realidad en genera]. Para esta autora la madurez conceptual estaría ligada a la habilidad para desarrollar conceptos con mayor grado de abstracción y generalización. Amplía la consigna solicitando al niño primero una figura masculina, luego una femenina y finalmente un autorretrato, especificando que sean de cuerpo entero y lo mejor que pueda realizarlo. Revisa los haremos de Goodenough encontrando diferencias que relaciona con los años transcurridos desde la normalización original. Estas diferencias mostrarían que los niños estudiados durante la década de 1960 adquieren las pautas estipuladas más precozmente pero con la misma secuencia. A su vez, especifica veinte ítems nuevos y agrega un análisis cualitativo por medio de doce dibujos “tipo" que pueden servir de modelo para cada edad, dado que en ellos se observa con claridad el creciente grado de completud y complejidad así como de integración que va adquiriendo la figura. Tanto Goodenough como Harris realizan varios estudios de validación concurrente con las escalas de Terman y Merrill, encontrando una correlación mayor con los ítems de ejecución. Estudios posteriores como los de Phillips y Smith (1974) y de Laosa (1973), llegan a conclusiones similares en relación con el WISC obteniendo también la máxima correlación con los subtests de ejecución, especialmente Cubos. Estudios transculturales como el de Laosa, Schwartz y Guerrero (1978) y Eloy González (1980) enfatizan la necesidad de tomar en cuenta la incidencia sociocultural en los tests, incluido el de la Figura humanaa pesar de que no toma en cuenta ítems específicamente ligados al aprendizaje y no requiere la inclusión del lenguaje. Díaz Guerrero señala, ejemplificando con los resultados diferenciales obtenidos en una muestra anglosajona y una mexicana, que la experiencia educacional de los niños en cada cultura los prepara de manera diferente para la experiencia del test, y que una categoría cognitiva o perceptual puede ser más saliente en una cultura que en otra. El dibujo de algunas características del cuerpo humano puede estar influido por condiciones de vida que Llevan a prestar más atención a ciertas partes o funciones del mismo. En este sentido, resulta especialmente importante el actual estudio en curso del CONICET por parte de las Lic. Casullo y Filippi (1981), que tiene por objetivo recoger muestras representativas de dibujos de la Figura humana a lo largo de todo el país, tomando como unidad poblacional de referencia la “isoidía cultural”. Esto les permite una división regional de la Argentina de acuerdo con áreas etnográficas, administrando el test a una muestra de niños al azar por región que corresponde al 10 por ciento del alumnado matriculado según estadísticas educacionales de 1976. Aunque el estudio aún está en vías de realización, ya se pueden observar en el material recogido diferencias entre medias de once isoidías culturales. LA FIGURA HUMANA COMO TECNICA PROYECTIVA K. Machover (1949) encuentra que “niños cuyo Cl obtenido por medio del test de Goodenough era idéntico mostraban no obstante, distintas características, sobre todo si se las observaba cualitativamente y se registraba la secuencia, asociaciones y modalidad de gráficación”. Llega entonces a la conclusión de que el dibujo de La Figura humana, al ser una expresión creativa y muy personal, se presta para ser utilizada como técnica proyectiva. En realidad, esta afirmación desarrolla y enfatiza lo que ya había observado Goodenough: "el niño exagera el tamaño y los ítems que considera importantes y subordina u omite otros de acuerdo con sus necesidades o intereses”, Más preocupada por los aspectos cognitivos, esta autora, al igual que Harris cuando incluye el autorretrato), señala la potencialidad de test como material proyectivo, pero no lo desarrolla como tal. Machover, incorporando aportes de Schilder (1958), parte, del supuesto teórico de que la personalidad no se desarrolla en el vacío sino a través del movimiento, sentimiento y pensamiento que se da en un cuerpo específico. El dibujo de la Figura humana involucraría por lo tanto la proyección de la imagen corporal, vehículo natural de expresión de las necesidades y conflictos de quien lo dibuja. “En la producción de un dibujo emerge del fondo de la experiencia total del individuo un patrón único de movimiento e idea. Su significación en relación con la personalidad, parte del hecho de que hay involucrados procesos de selección y organización conscientes e inconscientes, además del infinito cúmulo de experiencias y de potencialidades imaginarias asequibles en combinación con una organización dinámica del movimiento y representación mental de lo percibido". Para esta autora la imagen corporal proyectada corresponde a los más profundos deseos del sujeto, a una franca exposición de sus carencias o defectos, a una fuerte compensación ce los mismos, o una combinación de los tres factores. El dibujo permitiría, por lo tanto, observar un nivel madurativo y la capacidad intelectual, así como inferir el sistema de aspiraciones del sujeto, sus necesidades y frustraciones. Al considerar el dibujo de la figura humana como una técnica proyectiva, la consigna pierde >u carácter de exigencia en cuanto al rendimiento, presentándose en cambio al sujeto como "Dibuje una persona cualquiera". Agrega luego en forma secuencial una segunda parte, “Dibuje una persona del sexo contrario", registrándose cuidadosamente la conducta y verbalizaciones durante la prueba. La interpretación deja de ser cuantitativa para volverse cualitativa. Se definen una suerte de ítems, unos “formales”, basados en los aportes de los trabajos de investigación sobre el movimiento expresivo, y otros de “contenido", fundamentados en La simbólica psicoanalítica y la experiencia clínica. La interrelación dinámica de las diferentes pautas analizadas permitirá inferir los rasgos de personalidad, la vivencia del esquema corporal y los aspectos de la identidad sexual del sujeto. Sin embargo, Machover señala que si bien en una proporción significativa de casos los dibujos permiten juicios bastante exactos respecto de la madurez emocional y psicosexual, así como del tipo de conflicto predominante, las manifestaciones más particulares de los rasgos señalados deberán corroborarse con otros materiales y la historia específica de cada caso. En cuanto al grado de normalidad o patología, afirma: “La normalidad depende del nivel de energía, el grado de control, la capacidad de integrar experiencias y lo más importante, la disposición para afrontar problemas y defectos”. Esto aparece solo parcialmente en los gráficos y dependerá del juicio clínico del psicólogo darle el peso justo al material dentro del resto de los datos que obtiene. Hammer (1969,1978, 1981) considera los factores emocionales como el aspecto más relevante en el grafismo. El dibujo, a! igual que el lenguaje simbólico, alcanzaría las capas más primitivas del sujeto, expresándose en el Test de la figura humana un interjuego entre los aspectos más reales del sí-mismo y los más fantaseados de la realización de deseos. “El sutil lenguaje gráfico sería particularmente adecuado para evidenciar la complejidad y contradicciones del ser humano que se equilibran e interrelacionan dentro de una misma personalidad. Ocuparía el lugar que en la música le damos a las exquisitas variaciones de la fuga”. La interpretación del dibujo en tanto técnica proyectiva se basaría según este autor en los siguientes elementos: -el empleo de los significados simbólicos comunes al psicoanálisis y al folklore tal como pueden ser estudiados en los mitos, el arte, los sueños, etcétera -el análisis de los diferentes mecanismos de defensa, especialmente la proyección, condensación y desplazamiento —los aspectos más individuales de lo simbólico, analizados mediante la ayuda de las asociaciones del paciente —los aportes de los estudios sobre el esquema corporal —la consistencia interna de los dibujos de un mismo sujeto entre sí, y con otros tipos de materiales aplicados al mismo -las modificaciones observadas a lo largo de retests realizados durante y al finalizar el seguimiento terapéutico. Este autor supone que al graficar se produce una proyección más directa que en la administración de otro tipo de técnicas, porque movilizaría aspectos más profundos y emocionalmente cargados del sujeto y sin la intermediación del entrevistador (como ocurre con el registro de una historia del TAT o una respuesta del Rorschach) lo cual permitiría una conexión más auténtica con el material. Este mismo grado de conexión es lo que Hammer exige de quien lo analiza, llegando a afirmar que para comprender bien el dibujo de una figura humana el psicólogo debería poder sentirse identificado con la postura y gestos de la misma. Así al relatar su experiencia con los alumnos dice: “En las manos de algunos, los tests proyectivos gráficos resultan un instrumento exquisitamente sensible mientras que en otros —aquellos que no podían realmente «vendarlos- aparejen como una comunicación a través de un teléfono desconectado”. Para Levy (1969) todo dibujo, síntoma, fantasía o acto tiene una historia de ia cual surge. Esa historia es un campo de vectores organizado y dinámico. En cada caso por lo tanto el dibujo o el símbolo es el producto de un campo único que a su vez está estratificado y es multidimensional. El dibujo, al igual que el símbolo, es económico ysobredeterminado. El Test de la figura humana estaría determinado por factores psicodinámicos nucleares que surgen en relación con la imagen corporal del sujeto, pero también por factores culturales y elementos transitorios que pueden en muchos casos ser aislados. La técnica de la Figura humana puede, por lo tanto, enfocarse como un test situacional: la conducta desplegada durante la prueba y el resultado de la misma Ofrecen datos para el análisis psicológico que deben ser estudiados en su interrelación dinámica. Di Leo (1978), investigando este test específicamente en niños, incluye ciertas restricciones a la hipótesis proyectiva de Machover. Sostiene que la gran mayoría de los niños adaptados dibuja la figura humana de un adulto y no una imagen infantil, expresando de esta manera un concepto de la humanidad más bien que uno referente a su propio ser. Este resulta incluido y absorbido. Afirma sin embargo que esta figura adulta que el niño tomaría de modelo para su dibujo no sería una figura cualquiera, sino que guardaría relación con personas significativas en la vida del sujeto. En cambio los niños con problemas emocionales expresarían de manera más directa y simbólica sus trastornos, dado que al aislarse más del mundo exterior se vuelcan hacia adentro, evidenciando en muchos casos un concepto inmaduro, defectuoso o desorganizado de la imagen corporal, que se expresa en los aspectos más primitivos del grafismo. LA FIGURA HUMANA COMO TEST DE MADURACION Y SIMULTANEAMENTE PRUEBA PROYECTIVA Koppitz (1973) plantea que Harris y Machover consideran algunos ítems de la Figura humana como indicadores de nivel y a la vez índices de conflicto emocional. Frente a esto día se pregunta si un mismo ítem puede ser interpretado de ambas maneras. Llega a la conclusión afirmativa de que algunos ítems pueden tener una significación tanto, evolutiva como proyectiva, pero no necesariamente para los mismos chicos ni para el mismo nivel de edad. De ahí que “una interpretación significativa de los dibujos del test en niños presupone tanto un conocimiento exhaustivo de los indicadores evolutivos y emocionales en cada nivel de edad, como una clara diferenciación entre ambos”. Llama ítem evolutivo a aquel que sólo aparece en relativamente pocos dibujos de niños de menor edad y que se incrementa a medida que avanza el proceso evolutivo, hasta convertirse en una característica cronológicamente esperable. A- poyándose en datos estadísticos conforma una lista de treinta signos que, de acuerdo con el momento evolutivo, son “esperables”, "comunes”, “bastante comunes" y “excepcionales”. Considera ítem emocional a aquel que no está relacionado con la edad ni la maduración (porque ya está superado evolutivamente), que es inusual (apareciendo en menos del dieciséis por ciento para esa edad), y que tiene una validez clínica comprobada al diferenciar significativamente muestras de niños con problemas emocionales y niños que no evidencian signos de perturbación. Establece una lista de treinta y ocho signos que comprende ítems referidos a la calidad del dibujo, a la inclusión de detalles especiales y a la omisión de elementos significativos de la figura. Señala sin embargo que no existe en el caso individual una relación unívoca entre ningún signo aislado y un rasgo o conducta específica, ya que las ansiedades o conflictos pueden ser expresados de maneras diferentes por niños distintos o por un mismo niño en momentos diversos. Utiliza la consigna "Dibuje una persona entera" dejando que cada niño determine la edad y sexo que quiere representar. Solicita un solo dibujo, ya que a su criterio la segunda figura no agrega suficiente información para que merezca ser administrada. Aplica el test siempre en forma individual; de esta manera, afirma, tendrán una cualidad diferente de aquellos administrados en forma colectiva, ya que reflejan la relación personal con el entrevistador, siendo más ricos y reveladores. En cuanto a la fundamentación teórica, señala algunas diferencias en relación con las hipótesis sostenidas por Machover. El test reflejaría, en primer lugar, el nivel evolutivo y las relaciones interpersonales del niño, incluyendo Las actitudes hacia sí mismo y hacia las personas más significativas en su vida. Pone más énfasis en la comprensión de cuál o cuáles podrían ser las preocupaciones actuales del niño y el conflicto predominante: por ejemplo preocupación por su aspecto físico (se siente demasiado gordo, pequeño, diferente...), o su rendimiento escolar, o ciertas conductas que siente como inaceptables o inadecuadas (masturbación, robos...), o dificultad con su identidad sexual, etcétera. No sería el dibujo un retrato de los rasgos de personalidad básicos y permanentes del niño, ni una imagen de su apariencia real, sino más bien un retrato interno del mismo,'tal como éste se Vive de acuerdo con sus actitudes y situaciones actuales. Sin embargo, admite que cuando la figura se aparta mucho de la apariencia física real, es cuando parece tener mayor significado clínico. El cómo dibuja la figura reflejaría el concepto que el niño tiene de sí; a quién dibuja puede dar indicios de la persona más significativa para él en ese momento (incluso el sujeto mismo), siendo a veces una expresión de sus actitudes o conflictos, o una imagen compensatoria de los mismos. Investigaciones posteriores sobre el sistema Koppitz de ítems evolutivos, del tipo de validación concurrente, realizados por Gayton y Tavormina (1974) han podido demostrar que aquél correlaciona 0,96 con el de Harris-Goodenough. Recomiendan por lo tanto utilizar el de Koppitz ya que requiere una evaluación de menor cantidad de ítems, permitiendo alcanzar un resultado semejante. Saami y Azara (1977) han investigado en cambio los ítems emocionales, dividiéndolos en aquellos referidos al eje Agresión-Hostilidad (como por ejemplo, a- simetría grosera de piernas y brazos, largo exagerado de brazos, presencia de dientes, etcétera) y aquéllos mis relacionados con el eje Labilidad Emocional-In- seguridad (tales como base inclinada, brazos demasiado cortos, ausencia de rasgos faciales, tamaño micrográfico, etcétera). Encuentran que hay una relación entre tipo de ítems y sexo del niño, predominando la subcategoría Agresión- Hostilidad en los varones y la de Labilidad-Inseguridad en las nenas. Esta diferencia es más significativa en las edades inferiores borrándose al llegar a la adolescencia. Al aumentar la edad parece predominar el conflicto individual sobre la tendencia ligada al sexo del sujeto. LA FIGURA HUMANA COMO EXPRESION DEL ESTILO COGNITIVO Witkin (1965-1970) considera que los estilos cognitivos son manifestaciones en el área de la cognición de dimensiones más generales de la personalidad. A partir de estudios empíricos relacionados en un principio con la percepción pero luego ampliados a otras áreas, diferencia un enfoque articulado independiente del medio, de otro globalista y dependiente. En este sentido, el estilo cognitivo sería una modalidad preferencial de contacto con la realidad que se manifiesta tanto en lo afectivo como en lo intelectual, consistente y estable a lo largo del tiempo, y que aparece de la misma manera en estudios transculturales, con una distribución de tipo curva normal en poblaciones muy diversas. Estos estilos no deben entenderse como dos cualidades dicotómicas, sino como puntos polares de un continuo cuyos dos extremos pueden ser patológicos si están exacerbados. En su relación con el grafismo, Witkin comprueba que la forma en que el sujeto dibuja la Figura humana es un indicador bastante fiel del grado de articulación psicológica y estilo cognitivo dependiente o independiente del campo por parte del sujeto. El individuo expresaría la manera cómo percibe su esquema corporal formado por las impresiones cognitivas y afectivas, conscientes e inconscientes, que tienede su cuerpo. Utilizando la consigna de Machover, construye una escala de cinco puntos -con versión para niños y adultos— para medir el grado de sofisticación del esquema corporal (Body Concept Scale). A diferencia de la interpretación proyectiva, se toman en cuenta (en forma similar a la tabulación de Goodenough) presencia, ausencia y calidad de los elementos de acuerdo con el nivel de la forma y proporciones relativas, el grado de detallismo, de identidad y diferenciación sexual de las figuras. Así, una persona obtiene un alto puntaje en articulación e independencia cuando sus figuras muestran una imagen realista del cuerpo con diferenciación y proporción de partes (rasgos de cara definidos, cintura, cadera y hombros, etcétera), una buena discriminación del sexo a través de atributos de características secundarias y elementos de vestimenta ricos en detalles. Esto indicaría que el sujeto tiene un sentido de identidad separada, un conocimiento de sus necesidades, sentimientos y actitudes reconocidos como propios y diferentes de los de los demás y un marco de referencia autónomo e internalizado. Al relacionar la variable “niveles de diferenciación psicológica" con modalidades defensivas y tipos de psicopatología, Witkin también encuentra diferencias. Así, por ejemplo, mientras que las personas con predominio de estilo cognitivo articulado apelan más al aislamiento afectivo y a la intelectualización, las más indiferenciadas utilizan con gran frecuencia la negación y la represión. Las formas más comunes en que se manifiesta la patología por el lado de la no diferenciación son en cuadros en los que predominan los problemas de identidad y dependencia, por ejemplo, alcohólicos, obesos, drogadictos, psicosomáticos. Los desvíos por el lado del exceso de articulación serían los esquizoides graves, los obsesivo- compulsivos y paranoides. Alerta sin embargo que, aunque los estilos cognitivos se correlacionan con aspectos sintomatológicos, no pueden utilizarse por sí solos para definir cuadros psicopatológicos, ya que éstos abarcan más variables y son mucho más complejos. Señala asimismo que el estilo cognitivo puede ser un factor muy importante en el vínculo terapéutico, ya que incidirá en la actitud de ambos: en la flexibilidad o rigidez para el cambio del paciente así como en la forma de comprensión devolución de lo captado por parte del terapeuta. El paciente con un estilo cognitivo articulado pero flexible sería el mejor candidato para una terapia, ya que puede lograr mayores cambios e internalizarlos más rápidamente sin necesitar mantener una excesiva dependencia con el terapeuta, LA FIGURA HUMANA, INVESTIGACION Y CONTROVERSIAS Al reseñar el estilo de las técnicas proyectivas en 1976, Exner escribe: “Posiblemente ningún otro método con la posible excepción del Rorschach ha sido -tan controvertido y al igual que el Rorschach ha motivado tal producción de trabajos de investigación como los tests gráficos. Entre ellos, el Dibujo de la figura Aumam, de Machover, se ha convertido en uno de los métodos proyectivos más utilizados en la clínica en USA.” Este dato es aportado por los estudios de Sundberg (1961) que lo ubica en segundo lugar y el de Lubin Waüis y Paine 1971) que diez años después aún lo encuentra como el cuarto test más frecuentemente incluido en la batería psicodiagnóstica, luego del Bender, el Rorschach y el Wechsler, a pesar de que los datos aportados por los diferentes estudios de validación arrojen resultados tan contradictorios. A su vez Hammer (1981), quien posiblemente sea el autor que más ha tratado fie elucidar el valor clínico del material gráfico así como señalar su desacuerdo con ciertas aproximaciones a la investigación en esta área, comienza su última reseña diciendo: “Las investigaciones en el campo de los tests gráficos son en general tan amplias y tan contradictorias que este autor siente que necesita respirar fondo antes de sentarse para tratar de encontrarle algún sentido a este mosaico de resultados diversos...” Para no agobiar al lector, parafraseando a Hammer, sólo tomaremos de este mosaico” algunas problemáticas básicas que se han discutido en la investigación, incluyendo a modo de ejemplo y en forma de cuadro, algunos estudios que permitirán comparar resultados diversos, con metodología y muestras disímiles en relación con una misma temática (véanse cuadros en pags. 24 a 35). Hemos elegido la variable autoestima y percepción de sí mismo, ya que ésta refiere a la hipótesis básica de que el gráfico recoge una expresión simbólica de la imagen de sí y del propio esquema corporal, incluimos asimismo algunos trabajos centrados en la búsqueda de indicadores psicopatológicos diferenciales, ya que ésta es un área importante de validación clínica y, finalmente,otros en que se trata de detectar la incidencia de los factores educacionales, socioculturales y las diferencias transculturales, que aunque no incluyen datos de nuestro país pueden ser interesantes para tomar en cuenta en la investigación local. Los autores que han realizado una revisión más sistemática y abarcativa de la extensísima bibliografía sobre técnicas gráficas, y en especial la Figura humana, han sido Swensen (1957-1968) y Roback (1968). Resulta interesante señalar que aun en los artículos de estos dos autores, publicados el mismo año, se llega a una evaluación final diferente. El primero (basándose en 130 trabajos) considera que los estudios más recientes han logrado una mayor sofisticación metodológica brindando por lo tanto resultados más claros respecto de ciertas hipótesis que han podido ser comprobadas y otras que siguen controvertidas. El segundo, en cambio, con una bibliografía igualmente profusa, concluye con una actitud más desesperanzada, planteando que el número de resultados contradictorios o adversos indicaría que el Test de la figura humana sólo ofrece una aproximación relativamente grosera al grado de patología del paciente. A su vez propone la confección de tabulaciones escalares que pudieran permitir una mayor exactitud en la interpretación. ¿Qué es lo que hace a Swensen más optimista"1 Posiblemente, que su artículo es una comparación de los resultados obtenidos antes del año 1957 (momento de su primera reseña) y la situación existente diez años después. Hammer, comentando a su vez estas reseñas, también alerta respecto de problemas metodológicos que pueden llevar a error: - Investigar un ítem que ocurre poco frecuentemente comparando muestras patológicas y de control. Así, signos tales como dedos de pie a través del zapato, órganos internos en transparencias, secuencia bizarra, que se encuentran en producciones esquizofrénicas, no deben investigarse tomando por ejemplo una muestra de 50 pacientes esquizofrénicos y 50 pacientes “normales"; el diseño adecuado sería recoger materiales que tengan estos signos y tabular en cuántos casos corresponden a esquizofrénicos. - No tomar en cuenta la estipulación exacta que hace un autor respecto de un ítem que considera significativo. Por ejemplo, diversos estudios que investigaron la presencia de “rodilla” no pudieron verificar su significación patológica. Hammer advierte que Machover dice específicamente: “En sujetos de tipo esquizofrénico pueden aparecer rodillas indebidamente enfatizadas como una manera de indicar la necesidad de mantener a raya sentimientos de desorganización del cuerpo. Esto no debe confundirse con la presencia de rodillas simplemente marcadas como un detalle que es común en sujetos con buena capacidad gráfica y adecuado contacto con la realidad.” — Incluir un ítem sin tomar en cuenta la conducta que lo acompaña. Por ejemplo no son correctos estudios que simplemente tabulan el número de borraduras en un gráfico, ya que el borrar puede ser un signo de adaptación y flexibilidad cuando el dibujo mejora y no se hace de manera exagerada, o un signo patológicocuando transmite características compulsivas, o empeora la producción ensuciándola. Así, en este último caso aparecería con claridad el impulso y la fantasía subyacente, dado el fracaso de la defensa. — Intentar validar indicadores utilizando categorías psicopatológicas o rótulos nosográficos mal definidas y en los que no hay consenso entre autores. Recomienda en cambio el uso de referentes de conducta. Por ejemplo, varios estudios pudieron comprobar que el excesivo énfasis en ojos y orejas correlacionaba con un incremento en ideas de referencia y actitudes de desconfianza, aunque no siempre corresponda al cuadro paranoide totalmente declarado. Hammer propone para el futuro aumentar el número de estudios en que se manipula la variable independiente a fin de observar su incidencia en el resultado gráfico. Este diseño experimental, sobre todo cuando involucra una técnica test retest, tendría la ventaja de permitir observa: las modificaciones intrasujeto en cada caso dentro del grupo experimental y el grupo control. Por ejemplo, cuando se manipula la autoestima o la ansiedad se puede detectar el efecto de la variable tomando como base las características de la figura en la producción original, ligadas a los rasgos más estables de la personalidad del sujeto. Klopfer (1981), a su vez, enfatiza la importancia de tomar en cuenta que cuando el psicólogo realiza un diagnóstico utiliza un encuadre de múltiples "niveles” aportados por materiales que apuntan justamente a estratos diferentes de la personalidad. Diferencia el “nivel” de los datos que se obtienen de un sujeto a partir de la descripción de aquellos que lo conocen (su familia, amigos, maestros), de aquel otro que se logra a través de la producción más consciente de autodescripción del sujeto (por ejemplo, administrándole cuestionarios o inventarios). Un “nivel” muy diferente sería, a su vez, el que aportan las técnicas proyectivas, se le permiten al sujeto una expresión a veces contradictoria de aspectos conscientes e inconscientes, así como la posibilidad de proyectar y desplazar lo propio rechazado en otras figuras o personajes. Si bien un diagnóstico válido requiere la integración de estos tres “niveles” para una correcta comprensión y predicción de la conducta, los estudios que intentan correlacionar, por ejemplo, la imagen de sí vertida en un inventario con la proyectada en un dibujo serían contradictorios en sí mismos, ya que tratan de verificar un nivel utilizando otro diferente como validación. Finalmente, uno de los problemas más arduos a resolver es la incidencia en los gráficos de la capacidad para dibujar, o sea el talento artístico. Dice Swensen; “Si se van a utilizar signos o ítems de contenido o expresivos, la calidad del dibujo y la particular dificultad de la parte del cuerpo dibujada deben ser tomadas en cuenta en la evaluación.” Según este autor, la investigación ha demostrado reiteradas veces que sujetos más normales producen dibujos de mejor calidad y que cuanto mejor la calidad del dibujo, pueden aparecer mayor número de indicadores de conflicto (borraduras, sombreado, detallismo, etcétera), dato que sería contradictorio con la significación asignada a estos ítems. Hammer considera, en cambio, que si estos resultados aparecen es porque la investigación está mal diseñada. En la interpretación clínica la evaluación conjunta de los ítems de conducta, secuencia, localización e interrelación de signos (por ejemplo, dónde, cuándo, cómo borra) permite diferenciar claramente una cualidad adecuada de una patológica. Asimismo afirma que cuando hay una gran facilidad para dibujar, los estilos gráficos serán lo suficientemente diversos como para permitir interpretaciones ligadas a la personalidad del que dibuja. La diferenciación entre capacidad artística y patología ha sido justamente un área de estudio de este autor entre los años 1964-67, cuando realizó una investigación que trataba de ver el grado de correlación entre rasgos de personalidad, actitudes y sentimientos con la variable creatividad. Utilizando como muestra adolescentes estudiantes de arte divididos por los profesores en tres grupos —los creativos, los intermedios y los imitadores—, les aplicó una batería de tests proyectivos que incluía el Rorschach, el TAT, Concepto desagradable y el Dibujo de la figura humana. Tal como era esperable, encontró una serie de diferencias significativas, apareciendo los más creativos como sujetos más cercanos a la inestabilidad psicológica. Sus materiales, en, los que se veían intentos de sublimar por el arte, eran más ricos, dramáticos, de más elevado nivel de simbolización; aparecía en ellos una mayor permeabilidad a las fantasías e impulsos inconscientes y una mayor aceptación de los rasgos bisexuales de la propia identidad. "Un observador desprevenido”, dice Hammer, “podría interpretar en esos materiales sólo los aspeaos patológicos y no encontrar el valor adaptativo, sublimatorio, de esa producción diferencial." Lo cual nos lleva nuevamente a la variable del entrevistador-psicólogo que debe ser validada. De acuerdo con Holt (1967), los estudios sobre la validez clínica ignoran una importante fuente de variancia: el talento y la habilidad del psicólogo que analiza los materiales. El problema de la validez residiría, por lo tanto, en fijar primero los límites superiores de lo que puede ser hecho por los mejores en este arte científico del psicodiagnóstico y estudiar luego cómo lo hacen. Leibovich de Duarte (1978), retomando esta problemática en un trabajo sobre juicio clínico, afirma a su vez: “El manejo interpretativo de los materiales proyectivos no se basa en la aplicación de ninguna regla mecánica, sino que descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para encontrar e integrar indicios significativos. De ahí que no sólo incide el marco teórico que éste maneja y su experiencia clínica, sino también su personalidad y su estilo cognitivo’’. La controversia sigue, por lo tanto, abierta esperando nuevas investigaciones; aportes significativos. AUTOESTIMA AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Craddíck 1968 Los sujetos alcohólicos tienden a realizar los dibujos de figuras masculinas en tamaño pequeño, siendo esta característica indicador de su autoestima disminuida y su ansiedad incrementada. 200 varones alcohólicos. Administración de diagnóstico individual, consigna de Machover. Comparación intratest de figuras masculinas y femeninas. Figura masculina significativamente menor que la femenina con signos de desvalorización y conflicto. Ludwig 1969 Las variaciones de la autoestima se manifiestan en el tamaño y expresión de las figuras. 50 varones de 10 años. Aplicación de diagnóstico individual con test-re- test a los dos meses. Se manipula autoestima negativa a través de un feedback de crítica en una dase de gimnasia. El feedback negativo produce disminución en el tamaño de las figuras masculinas a la vez que se incrementa compensatoriamente la musculatura dando una imagen de fuerza. Irgens Prytula y Leigji 1971 1972 Se busca una replicación del trabajo de Craddíck, con igual hipótesis. Los niños huérfanos carenciados expresan su autoestima disminuida en dibujos donde la figura de los padres y de sí mismo es de menor tamaño que la de sus pares no huérfanos. 100 varones alcohólicos. Huérfanos de 7 años institucionalizados. Niños de igual edad que viven en sus hogares. Se realiza el diagnóstico individual con Machover. Se tabula futriendo un análisis de proporcionalidad interna de las figuras y análisis multifactorial de otras variables. Aplicación Randomizada de dibujos de la madre, el padre, la maestra, el colegio, la casa, un autorretrato. Medición de tamaños relativos y análisis de la incidencia de latemática específica del dibujo. Las figuras masculinas aparecen peor integradas y más pequeñas. Tienen un alto índice "de indicadores de patología en el área de la cabeza. Las figuras femeninas son más grandes, con rasgos agresivos y, en algunos casos, obscenos. No aparece diferencia significativa entre muestras. Tampoco se observa en el análisis intrasujeto una diferencia significativa entre la imagen de figuras perdidas (padres) y actuales (maestros) en términos de tamaño. No aparece sobrecompensación de la propia imagen. AUTOESTIMA AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Coopersmith Sakaf y otros 1976 Verificación de indicadores de autoestima utilizados en estudios previos en relación a Figura humana. 197 varones preadolescent es. Aplicación del Inventario Coopersmith de autoestima. Se agrupa a los niños de acuerdo con una evaluación dada por el profesor en Alta y Baja Autoestima. Se administra el test de Machover tabulando tamaño, expresión, tipo de movimiento y calidad de apoyo presencia de manos, tipo de vestimenta y rol social, etcétera. De los 15 indicadores estudiados, 5 mostraron diferencias significativas: presencia de manos bien definidas, rol social claro, expresión de afecto positivo, ausencia de indicadores de patología y aceptación de la figura por el entrevistador. La diferencia por tamaño no resultó significativa. Dajby y Vale 1977 La autoestima disminuida produce mayor diferencia en el tamaño entre el grafismo de sí mismo y de sus pares. 115 varones de 10 años. Se aplica Inventario de Coopersmith de autoestima. Se solicita el dibujo de un autorretrato y el de dos compañeros de clase. No se encuentra relación entre nivel de autoestima tabulado por medio del inventario y el tamaño de la figura de sí mismo. No hay diferencias significativas en relación con las de los compañeros. Stephen 1978 Verificación de diversos indicadores de autoestima (idem anterior). 150 mujeres de 11 años. Se aplica el Inventario Pier- Hanis de autoestima. Se pide el dibujo de un hombre, una mujer y un autorretrato "randomizando" la secuencia. Se tabula: tamaño, área general ocupada, tamaño relativo de la cabeza y el cuerpo, borraduras, omisiones, transparencia y sombreado. Aparece como significativo el efecto del dibujo por encima de las demás variables. Área autoestima correlaciona con número de borraduras, alto, positiva calidad del dibujo, mayor sombreado pero no con mayor tamaño. La figura del varón es significativa mente más grande que la femenina y el autorretrato. GRUPOS PSICOPATOLOGICOS AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Exner 1972 Indicadores de distinto tipo de ansiedad diferencian entre grupos patológicos y normales. Se postula que un grupo normal sometido a stress haría figuras semejantes a las de los grupos patológicos. 4 grupos de 20 varones neuróticos con perturbaciones del carácter, normales con manipulación experimental, normales control. Aplicación del Test de la figura humana en un psicodiagnóstico individual. Al grupo experimental se le aplica un shock eléctrico previo al gráfico. Indicadores incluidos; características del trazado, sombreado, kinesia, emplazamiento, tamaño, presencia de botones, perfil, pies. Se verifica ansiedad por análisis de sangre. Se observan diferencias significativas entre el grupo de neuróticos, el de perturbaciones del carácter y los normales con y sin manipulación. Sobre todo en cuanto a las características de la línea, el sombreado y la presencia de kinesia y del perfil. No son significativas tamaño, ubicación, presencia de botones y ausencia de pies. Carlson y Quintan 1973 Indicadores de conflicto con el esquema corporal e inadecuado manejo de características sexuales secundarías se correlacionan con el grado de patología del paciente. 59 pacientes esquizofrénicos adultos recién internados no medicados. Administración individual de diagnóstico completo en momento de admisión. Análisis de factores y correlación intertest. Diferencia significativa entre las dos variables: ítems referidos a esquema corporal tienen elevada correlación con talento artístico y grado de sofisticación de la figura. No correlaciona con grado de patología. Mal manejo y exacerbación de las características sexuales presenta correlación alta con otros indicadores de características bizarras y perturbaciones del pensamiento en otros tests, sobre todo el Rorschach, Kenneth 1974 Grado de simetría- asimetría en la figura como indicador de niveles de patología. 60 pacientes esquizofrénicos y 60 adultos normales. Psicodiagnóstico individual sin Figura humana. Tabulación de simetría en hombros, brazos y piernas. Se observa una diferencia significativa de mayor asimetría en la muestra patológica. GRUPOS PSICOPATOLÓGICOS AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Wysocki 1977 Identificar características generales en relación con perturbaciones de la identidad sexual; perversión, narcisismo, monto de ansiedad y agresión. Ver indicadores diferenciales por subgrupos. 62 adultos varones institucionalizado s por conductas de delito sexual: paidofilia, incesto, violación. Administración individual del Test de la figura humana. Se tabulan 31 ítems ligados a fantasías referidas a autoestima, identidad sexual, monto de agresión y ansiedad. Aparecen 26 diferencias significativas en tres subgrupos: los violadores tienen mayor número de indicadores de conflicto con la identidad sexual. Los paidofilicos e incestuosos más elementos bizarros indicadores de aspectos psicóticos. Kay 1978 Hallar indicadores de patología severa que permitan el ordenamiento en subgrupos. 136 esquizofrénicos adultos divididos en paranoides, hebefrénicos, catatónicos y esquizofrenias crónicas con y sin deterioro y retardo. Administración de diagnóstico individual en primera semana de internación, con consigna “Haga un dibujo de alguien”. Interpretación cualitativa e impresionista agrupando ítems en categorías como: dibujo inanimado, omisiones, esquematismo, bizarría, desvíos en tamaño, desvíos en ubicación, sombreado, etcétera. 7 de las 14 dimensiones propuestas dieron resultados altamente significativos en la diferencia por subgrupos; mayor bizarría en paranoi- des, mayor número de omisiones y sombreados en esquizofrenia crónica, mayor número de figuras inanimadas en esquizofrenia reciente, mayor desvío en ubicación en pacientes crónicos, más índices de deficiencia en el desarrollo en esquizofrenia con retardo. Cvetkovic. 1979 Correlacionar ítems proyectivos con indicadores cognitivos con grado de patología, considerando especialmente la configuración espacia! del grafismo. 70 esquizofrénicos adultos hospitalizados, medicados; 70 adultos normales. Administración individual seriada de 6 figuras humanas incluyendo un autorretrato. Tabulación de 35 ítems asignando un puntaje por presencia. No se encuentran diferencias significativas en la organización del espacio entre las producciones de normales y de esquizofrénicos. Se observa en cambia una elevada incidencia del sexo encuarto al enfoque cognitivo, así como de la edad y nivel educacional. FACTORES ETNICOS Y SOCIOCULTURALES AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Laosa, Schwartz y Guerrero 1974 Evaluar datos sobre aspectos cognitivos, perceptivos y de personalidad a través de un estudio longitudinal. Incidencia de la interacción entre cultura,sexo y edad. 349 niños estadounidenses y mexicanos, a los 8, 11 y 14 años apareados en cuanto a status socioeconómico, sexo y educación. Aplicación de Figura humana con escala Goodenough Harris. Evaluación de rasgos masculinos- femeninos en una escala de cinco puntos. La aplicación y tabulación es realizada por entrevistadores del propio grupo étnico del sujeto. Puntaje más elevado en la primera figura en ambas muestras, pero los niños estadounidenses obtienen una media más alta en ambas figuras. Varones mexicanos dibujaron figuras con más detalle y acento en la masculínidad. Niñas mexicanas realizaron una diferenciación mayor por el sexo entre las dos figuras. Ambos grupos étnicos presentan mayor porcentaje de primera figura del propio sexo. Mc Cullers 1974 Semejanza o discrepancia respecto de cuáles rasgos eran considerados lindos y feos en poblaciones étnicas diferentes y su forma de expresión en el grafismo, Relación entre lo deseable y la autoestima. Estudiantes universitarios blancos y negros. Dos aplicaciones ‘'randomizadas" de Figura humana con consigna de dibujar “una persona fea y una persona linda". En ambas muestras lo feo consiste en la exageración de ciertos rasgos que hacen desproporcionada o ridicula la figura. Los estudiantes negros asignan a la figura linda rasgos blancos en el dibujo de los dos sexos. Ratusnick y Koenigskn echt 1977 Incidencia de la pertenencia a un grupo étnico sobre la modalidad y características del grafismo y la intervención de la variable pertenencia étnica del entrevistador. 144 preesco- lares en 4 grupos de raza negra y blanca con nivel socioeconómico alto y bajo. Se aplica Figura humana tabulando con Goodcnough- Harris. Se encuentra que los niños negros, independientemente del nivel socioeconómico tienen mejor rendimiento cuando el entrevistador es negro. FACTORES ETNICOS Y SOClOCULTURALES AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS Verhure 1977 Revisión de la autoimagen gráfica de niños negros en una comunidad en que se ha realizado una tarea de integración racial y enaltecimiento la pertenencia étnica. 50 niños blancos y 50 niños negros de 9 y 11 años. Se aplica la Figura humana ofreciendo lápiz y crayón negro. Seguidamente se da una lista de adjetivos referidos a las figuras dibujadas. Los niños negros utilizan con mayor frecuencia el crayón negro. La lista de adjetivos es marcada con una serie de cualidades positivas en ambas muestras por igual. Shofield 1978 Verificar si la raza de la figura dibujada se relaciona con el grupo étnico al que pertenece el niño. 157 niños negros, 167 niños blancos de 7 y 8 años. Se administra Figura humana con retest y se solicita que individualicen cuál figura prefieren. Los niños blancos dibujan figuras con claras características de su grupo étnico. Algunos niños negros hacen figuras blancas y otros evitan aquellos rasgos que podrían identificar la pertenencia racial. Tanto el dibujo como la elección permiten observar la menor aceptación de la propia identidad racial en la población de color. Kuhlman 1979 Recopilación de diversos estudios para verificar aceptación de identidad racial en el grafismo. 30 adolescentes blancos y 30 negros. Administración individual de Figura humana. Aparece una significativa mayor aceptación de la propia identidad a través de rasgos que definen las figuras como negras. CAPÍTULO II ADMINISTRACION Y CRITERIOS DE INTERPRETACION EN EL TEST DE LAS DOS PERSONAS El Test de las dos personas (comúnmente llamado Test de la pareja) surge a partir del Dibujo de la figura humana en tanto técnica proyectiva. Bernstein (1964) se propone construir un test que abarque más directamente la evaluación de los aspectos vinculares, tomando para ello una sugerencia de Machover que dice: "De haber tiempo puede ampliarse el Dibujo de la figura humana solicitándole al sujeto que se dibuje a sí mismo, o a un niño, o a dos personas.” Tal como se explicitó en el capítulo anterior, para esta autora, la Figura humana representa básicamente la expresión de sí mismo, brindando además información sobre la personalidad en cuanto a la identidad en general, la identidad sexual y más específicamente la vivencia del esquema corporal. Bernstein afirma que su test, además de lo anterior, ofrece una objetivación de la “pareja interna” del examinado, es decir una imagen de la pareja que éste necesita, aportando datos sobre el tipo de vínculo fantaseado a nivel consciente e inconsciente, en relación con su modo de funcionar en la situación de test y en el mundo externo. Para ello realiza varias modificaciones en la administración, que presentamos comparativamente en la página siguiente. Ambos autores enfatizan la necesidad de registrar la secuencia y la conducta así como preguntas o asociaciones durante la ejecución. Machover señala que si el sujeto hace sólo una cabeza, se le urge a que complete la figura, y si intenta realizar figuras tipo fosforitos debe pedirse una figura más completa, Bernstein consigna que toda pregunta sobre el sexo de las figuras, por ejemplo: “¿Dibujo un hombre y una mujer?”, etcétera, deberá ser respondida por - “Dibuje una persona completa” (en una hoja). - “Ahora dibuje una persona del sexo opuesto” (en otra hoja). - Pedido de asociaciones o aplicación de un cuestionario en el que se pregunta por ejemplo: “¿qué edad parece tener? ¿qué ocupación? ¿es casado? ¿cómo es su carácter? ¿cuál es la mejor parte de su cuerpo? ¿cuál la peor? ¿es nervioso? ¿cuáles son sus principales deseos?", etcétera. En otros casos se le pide directamente que narre una historia sobre esa figura como si ésta fuera un personaje de teatro o novela. - También puede preguntársele si la figura le recuerda a alguien en particular, si le gustaría ser como ella, y finalmente que identifique si alguna de las aseveraciones sobre la figura graficada pueden referirse a características del propio sujeto. “Como usted quiera” (a diferencia del test de Machover donde se insiste en que la segunda figura sea de un sexo diferente del de la primera). Lo mismo se responde respecto de la edad, postura o inclusión de elementos accesorios. En nuestra experiencia en caso de realizar una sola figura se recuerda que debe dibujar dos, pero si el paciente rehúsa, se continúa directamente con la parte verbal del test. Esto permitiría ver si a nivel de la historia puede introducir el segundo personaje y quizás comprender qué provocó la dificultad para incluirlo gráficamente. Si el sujeto incluye espontáneamente escenario, objetos accesorios y/o alguna otra figura adicionada, no se interfiere, pero si pregunta previamente puede repetirse la consigna y luego inquirirse qué es lo que quisiera incluir, dejándole de esta manera la opción de hacerlo o no. Si el entrevistado presenta dificultades en la parte verbal, porque no sabe o no puede escribir, se le solicitará que le dicte al entrevistador los nombres y la historia, quien los registrará en hoja aparte. - "Dibuje dos personas cualesquiera” (en una sola hoja y sin especificar sexo). - “Póngales el nombre y la edad que pudieran tener”. (El solicitar la edad fue una sugerencia de la Lie. M. E, García Arzcno). - “Escriba una historia que relate qué Jes ocurre, qué piensan y sienten los personajes.” - “Póngale un título a su historia”. MACHOVER BERNSTEIN En cambio si la dificultad para escribir es más una actitud oposicionista o de desgano, etcétera, se insistirá para que dentro de lo posible el material se complete de la manera prevista. Una vez terminado el test pueden pedirse asociaciones respecto de la elección de los nombres, averiguarpor ejemplo si corresponden a alguien conocido, a algún personaje de libro o de película, tratando de que explique brevemente por qué los eligió y que los describa en caso de que sus cualidades no queden explicitadas en la historia. También pueden pedirse aclaraciones respecto del texto del relato si éste resulta ilegible, o presenta dificultades para su comprensión por razones de incoherencia, etcétera. Lo esencial sin embargo en esta etapa de completamiento de datos, es que la actitud del entrevistador sea positiva y no crítica, dado que este material accesorio le interesa si ayuda a la mejor comprensión del paciente y no dificulta el rapport esencial a la tarea diagnóstica. CARACTERISTICAS DE LA INTERPRETACION DEL TEST DE LA FIGURA HUMANA Y DEL TEST DE LAS DOS PERSONAS Las variables de Interpretación que Machover propone para el análisis del grafismo se fundamentan sobre todo en los aportes de estudios hechos sobre el movimiento expresivo (Wolff, 1962) y su relación con la proyección de aspeaos del esquema corporal y la personalidad en general. Presenta una gran cantidad de pautas acerca del contenido simbólico del cuerpo, fundamentando su uso en que “el dibujo de una persona, al incluir la proyección de la imagen del cuerpo ofrece un vehículo natural de expresión de las necesidades y conflictos del cuerpo de uno. La interpretación acertada del dibujo procede de la hipótesis de que la figura dibujada está relacionada con el individuo que está dibujando, con la misma intimidad que caracteriza el porte de ese individuo, su escritura manuscrita, o cualquiera de sus movimientos expresivos". La mayor parte de las veces interpreta los dibujos independientemente de los datos obtenidos verbalmente mediante las asociaciones, el cuestionario o la historia. Considera que este aspecto verbal y consciente del proceso no constituye un elemento intrínseco del test, aunque a veces permite obtener una información clínica indirecta acerca del sujeto y sirve como contraste de los rasgos presentados gráficamente. Sin embargo señala que: "aunque sólo aporte significación suplementaria para la interpelación, las asociaciones son valiosas para la elucidación de significados individuales y de problemas específicos involucrados en La producción gráfica". También puede en muchos casos complementar los datos de entrevista, ya que según esta autora la mayoría de los sujetos rápidamente se desprenden de la figura dibujada y hablan de sus propias preocupaciones, defectos o pensamientos. Incluso se observa que a veces introducen sin darse cuenta el pronombre “yo” aunque aparentemente se refieran al personaje graficado. Bernstein, en cambio, señala que su test obtiene una doble producción, una "pareja gráfica” y una “pareja verbal”, procediendo por lo tanto a un doble análisis que debería proveer información sobre la identidad del sujeto, su relación de pareja y el vínculo fantaseado con la misma. Enfatiza que la técnica de análisis de la parte gráfica no difiere de la de Machover, en tanto la de la historia verbal se asimila al TAT. Señala que sin embargo, dadas las particularidades del material es posible y necesario utilizar algunas variables ad hoc, relacionadas con las características específicas de este test diádico, aportando el siguiente cuadro de variables; I. Análisis de la pareja, gráfica y verbal como una Gestalt. II. Aspectos descriptivos. 1. Composición de la pareja: edad y sexo de los miembros. ¿Pareja homosexual o heterosexual? ¿Adulta, infantil o mixta? ¿Adecuada a la edad del examinado, regresiva o precoz? Cuando es una pareja heterosexual, ¿hay buena o mala diferenciación de sexos? 2. Naturaleza del vínculo: ¿sexual, materno-filial, paterno-filial, fraterno, educacional, profesional, camaraderil, etcétera? 3. Nivel de realidad: ¿Pareja real o fantaseada? ¿Relaciones al nivel verbal, premotor o motor? 4. Situación de la pareja: paseo, trabajo, conversación, lucha, etcétera, III. Aspectos dinámicos, 5. Imagen de sí y del otro. Distribución de roles. Vista la pareja como una proyección de la imagen de sí y del otro generalizada: ¿cuál y cómo es el rol de la figura de identificación y cuál y cómo el rol atribuido al otro? Vista la pareja como una proyección de las partes internas del examinado (yo-yo ideal); parte femenina-parte masculina; parte sana-parte enferma; parte agresora-parte agredida, etcétera. Cómo son esas partes. 6. Contacto y comunicación: distancia interpersonal. ¿Hay comunicación o disociación? La comunicación se da en las dos direcciones o en una sola? ¿Superficial, profunda, cargada? 7. Afectos. Tema afectivo: ¿integración, conflicto, frustración, retaliación? ¿Aceptación, rechazo, indiferencia? ¿Erotismo, ternura, agresividad, competencia, envidia, etcétera? Tono: serio, humorístico, caricaturesco, satírico, etcétera. PROBLEMAS DE LA INTERPRETACION En Machover la consigna de dibujar una sola persona en primera instancia le provee al sujeto la posibilidad de proyectarse en ella tal como se ve, como quisiera ser, como cree que otros lo ven, etcétera. En este sentido, parece ser más claro el hecho que de las dos personas dibujadas, sea la primera la figura de identificación preponderante, pudiendo adquirir la segunda múltiples connotaciones: los aspectos disociados no incluidos en la primera, los rasgos complementarios de aquélla, etcétera. En realidad, Machover incluye básicamente la segunda figura para tener más datos sobre la identificación sexual a través de la discriminación de rasgos entre la primera y la segunda. En el test de Bernstein, en cambio, el hecho de solicitar el dibujo de dos personas en un mismo espacio desde el comienzo, promueve la movilización de una disociación instrumental mediante la cual se proyectan diferentes aspectos de sí mismo en ambas figuras, así como el depositar en ellos la fantasía de un vínculo diádico. Entendemos por vínculo diádico la proyección gráfica y luego verbal de la imagen de una relación sujeto-objeto, con mayor o menor grado de discriminación, tal como se juega predominantemente en el momento actual de la vida del entrevistado, aunque sea la resultante de los vínculos que ha establecido con las personas significativas de su historia particular. . Este proceso más complejo, a su vez hace que el pesquisar cuál de las dos figuras graficadas es la figura de identificación predominante sea más incierto. Al saber el sujeto desde un comienzo que va a dibujar dos personas le da libertad para proyectarse de preferencia en la primera, la segunda o ambas. Teóricamente cuando se analiza el material realizando una lectura dinámica de los aspectos proyectados en cada una, se evita responder a esta cuestión, pero la dificultad reaparece, aun para un entrevistador con experiencia, cuando intenta predecir en los vínculos diádicos en los que el sujeto se mueve cotidianamente, con cuál va a identificarse y si esta identificación se mantiene en distintos tipos de relaciones, en diferentes áreas (por ejemplo, familiar, laboral, etcétera) y en momentos diversos. Es por ello que para tal predicción recurrimos a distintos indicadores: edad y sexo adjudicado a las figuras, secuencia (primera figura dibujada), a cuál dedica más atención, concordancia de ciertos rasgos físicos personales adjudicados al gráfico, semejanza en el nombre, el rol o cualidades, etcétera. No se nos escapa que esta lectura se refiere sobre todo a aspectos manifiestos, en tanto que la influencia de los aspectos más latentes y la discriminación entre lo real y lo fantaseado presenta una dificultad mayor. En contados casos, cuando la distancia entre lo manifiesto y lo latente no es tan marcada, es más fácil localizar la identificación predominante y predecir adecuadamente la conducta. En los más, lo que puede predecirse es el tipo de vínculo en el cual el sujeto se fantasea, marcando de esta manerala flexibilidad para adaptarse a diferentes situaciones o roles, o por el contrario un arraigo en un rol único, fijo, dentro de una relación con características de rigidez, basada posiblemente en un modelo vincular arcaico no rectificado. Esta predicción a su vez deberá ser cotejada con la conducta que el sujeto despliega a lo largo del psicodiagnóstico en su relación con el entrevistador, y con la tarea, así como a través del análisis intertest, y la revisión del tipo de vínculos externos que se desprenden de los datos de la historia recogidos en la entrevista. Si bien quizás nuestra predicción no puede llegar a definir con exactitud el rol que el sujeto asumirá, podrá preverse el tipo de relación díádica que intentará establecer o evitar. Así un monto marcado de disociación entre la conducía manifiesta y la proyección en el material, nos podría indicar una formación reactiva, por ejemplo vínculos de sometimiento, en tanto que una proyección alternante y con rasgos antagónicos en distintos materiales (por ejemplo Test de las dos personas, láminas diádicas de Phillipson, historia personal) habla de una posible identificación fluctuante entre ambos roles de un mismo modelo vincular: sometedor- sometido. En cambio, cuando frente a distintos estímulos que promueven fantasías diádicas el sujeto provee una gama de posibilidades no disociadas y en la historia se ve un desempeño plástico en las distintas áreas, hablaremos de un modelo básico vincular modulable a las distintas circunstancias y exigencias que la realidad plantea, respaldado por un yo fuerte que puede por ejemplo, asumir un liderazgo en el trabajo a la vez que compañerismo en la pareja. CRITERIOS PARA UNA INTERPRETACION SISTEMATICA A continuación incluimos una presentación metódica y exhaustiva de los criterios de interpreta cien que proponemos para este test. En éstos están implícitos los aportes de Machover, Hammer (1969), Wolff (1962), Buck (1948), etcétera, cuya integración permite contar con un marco interpretativo unificado que subyace a los ítems más específicos del análisis diádico. Nos ha guiado en esta tarea el deseo de facilitar la labor docente, ordenar la interpretación a nivel clínico y obtener una sistematización conveniente para futuros trabajos de investigación sobre el material. Entendemos que no siempre y en todos los casos es factible cumplimentar la totalidad de los ítems del siguiente cuadro, en razón de las características del material a analizar. Cuando ello no es posible es preferible registrar la ausencia de datos a forzar las inferencias más allá de lo que el material permite. (Ver cuadro en la página siguiente.) A continuación explicitaremos el contenido de cada variable dando algunos ejemplos. En el capítulo 3 se podrá asimismo observar su aplicación en el análisis detallado de seis casos, de edades y características diversas. 1. La intención de dividir la variable modalidad de realización de la tarea en dos subítems, es la de poder ver por separado lo que está más relacionado con los aspectos yoicos adaptativos que posibilitan la comprensión de la consigna y la realización de la tarea, del modelo de vínculo que el sujeto establece a lo largo del proceso de realización de la misma, En el primer ítem, capacidad para cumplir la consigna, ponemos el acento en el resultado de la tarea; en el segundo, actitud hacia la tarea y el entrevistador, aspectos transferenciales, en el proceso de interacción sujeto- entrevistador. Tenemos siempre en cuenta obviamente la interconexión entre ambos ítems. Esta primera aproximación tiene características descriptivas y guestálticas; aquí se formulan las hipótesis iniciales que luego serán confirmadas, rectificadas, ampliadas, profundizadas a través del análisis de los restantes criterios de interpretación que posibiliten la síntesis final. CUADRO DE VARIABLES DE INTERPRETACIÓN IV. Síntesis gráfica verbal e integración con datos personales 1. 1. La tarea puede ser realizada en forma total o parcial y las dificultades a- parecer en la realización o ya en la comprensión inicial de la consigna. Además el test puede evidenciar un logro homogéneo, un fracaso total o un rendimiento alternante. En cualquiera de estos casos es imprescindible profundizar las causas que originan esta situación. Así, por ejemplo, un rendimiento homogéneo pero pobre podría deberse a una intensa represión, una actitud oposicionista, bajo nivel intelectual, organicidad, etcétera. Una producción rica puede darse como expresión de creatividad, facilitada por un buen potencial intelectual, diferenciándose de aquella que por sobredetallada, podría expresar una exacerbación en el cumplimiento de la tarea en una personalidad con rasgos obsesivos. Cuando hay rendimiento alternante debe evaluarse “dónde", “cómo" y “en qué dirección" se producen los cambios. Así por ejemplo, distintos sujetos pueden tener fracasos parciales a nivel gráfico o verbal, vinculados a ciertas habilidades específicas y/o entrenamiento en relación con la estimulación sociocultural. Puede mejorar o empeorar la producción a lo largo del proceso; en el primer caso, referido a una disminución de la ansiedad y recuperación de las defensas adaptativas; en el segundo, a un factor de fatiga fisiológica, descompensación de origen psicógeno, etcétera. 1. 2. Si tomáramos en cuenta sólo el producto (test terminado) perderíamos gran parte de la información; es así como en este criterio incluimos la conducta verbal y no verbal acompañante. No debemos olvidar que en éste como en otros tests proyectivos inciden las fantasías previas transferenciales, las condiciones de la situación por la cual el sujeto llega al diagnóstico, juntamente con el sexo, edad y las características de personalidad, del rapport y la modalidad del entrevistador. Es interesante evaluar si hay diferencias entre la actitud frente a este test respecto de otros gráficos y a otros tests de la batería, por el especial requerimiento que transmite la consigna de proyectar un vínculo diádico. Además la conducta puede mostrar variaciones a lo largo de la realización de la tarea, por ejemplo una manifestación de interés creciente, un leve desprecio que termina en una fuerte ironía, etcétera. A través de la modalidad de interacción, importa diferenciar los aspectos más maduros del yo que se expresan en el grado de alianza de trabajo, de aquellos que evidencian mayor patología, como cuando la intensidad y rigidez de una proyección transferencial aparece con claridad. Así por ejemplo una depositación en el entrevistador de un “otro" que ridiculiza y denigra puede llevar a una conducta de bloqueo acompañada de reiterados comentarios1. “Usted se va a reír de mí', “qué va a pensar usted de esto", etcétera, que no se rectifica a pesar de la actitud continente del entrevistador y su señalamiento de que no está juzgando su capacidad para dibujar. Esta lectura transferencial evidentemente deberá ser cotejada con los datos obtenidos a través del análisis de la interacción proyectada en el test. A su vez, la actitud frente a la tarea y el entrevistador pueden o no ser concordantes. Alguien (se muestra bien dispuesto frente a los requerimientos del entrevistador, pero realiza la tarea denotando poco interés y una conducta evitativa (típico dibujo “fosforito", historias muy breves), despreciativo en su trato ("este test lo leí en una revista”) y/o un grafismo que muestra figuras ridiculizadas, o una historia con un vínculo de maltrato. 2. Subdividímos esta variable, aspectos significativos gráficos, en cuatro ítems; los dos primeros referidos a una visión más guestáltica; los dos últimos a un análisis más detallado de cada figura y de la relación entre ambas. 2. 1. Pautas formales. Dado que damos por conocida la interpretación general de laspautas formales en los gráficos, sólo enfatizaremos algunos aspectos en relación con este test. A la secuencia gráfica tenemos acceso a través del registro de la conducta, haciendo constar qué figura trazó primero y en qué orden realizó todo el dibujo. 'Sin embargo, no tiene sentido un anotar minucioso de cada paso sino de aquellos aspectos relevantes significativos. Consideramos importante consignar conjuntamente los cambios posturales y verbalizaciones concomitantes. Lo esperable es que se dibuje primero una figura entera desde la cabeza a los pies, pasando luego a la segunda. A veces esta tarea se completa al final, agregando detalles de vestimenta, rasgos faciales, otros accesorios, etcétera. Puede haber distintos grados de alteración de la secuencia esperable. Así por ejemplo, sería un indicador de mayor perturbación el comenzar con los rasgos dé la cara sin haber hecho el óvalo, por las manos y luego el resto, etcétera, ya que podría indicar dificultades para 1a organización del esquema corporal. En cambio, iniciar por los pies, parece ser bastante más común en niños, expresando una preocupación por la estabilidad y el crecimiento. Es significativo el volver sobre determinadas áreas de la misma figura o de la otra, como una forma de mostrar ciertas problemáticas o defensas. Cabe destacar que estas áreas a las que se vuelve en el graficar, no siempre son las mismas que quedan luego en la producción terminada como claras zonas de conflictos. Se puede detectar como significativo en la secuencia el agregar atributos en la primera figura mientras se realiza la segunda, o aun durante o al final de la historia. En algunos casos, seria utilizado como forma de obtener una mayor diferenciación; por ejemplo, marcar rasgos sexuales secundarios. En otros, puede primar la necesidad de otorgar ecuánimemente detalles a ambas figuras para acentuar la simetría de la relación, etcétera. En cuanto a ubicación y tamaño, si bien tomamos en cuenta las pautas de significación de cualquier material gráfico, en este test se hace relevante la comparación entre las dos figuras (ubicación y tamaños relativos). En primer lugar, tenemos en cuenta la ubicación y tamaño de la totalidad del gráfico en relación con la hoja en blanco, como simbolizando el espacio en que se desenvuelve el sujeto. Grafológicamente tomamos dos ejes imaginarios que convencionalmente dividen el espacio, Parece ser esperable en este test que las dos figuras compartan una ubicación respecto del eje horizontal, ya que lo común es que una esté al lado de la otra. Al igual que el Test de la figura humana es habitual encontrar las figuras dibujadas aproximadamente en la parte central de la hoja. Cualquier alteración de esta ubicación trae aparejada una tendencia más o menos significativa en fundón del grado en que se produce. Puede ocurrir que ambas figuras expresen una misma tendencia, por ejemplo, las dos en la parte superior de la hoja evidenciando huida en la fantasía y manejo de sus vínculos con el otro en esta área. Otro caso, en el que una figura se ubica en el sector superior derecho y la otra en el sector central izquierdo, en cambio, parece expresar por una parte, aspectos disociados y contradictorios de la personalidad, y por la otra, dificultades en el vínculo con el otro. En cuanto a tamaño, es esperable que aproximadamente abarque un tercio de la hoja como en otros gráficos. El hecho de ser dos personas presupone que puede ampliarse la superficie ocupada en sentido horizontal sin incrementarse el tamaño. La tendencia del tamaño general de las figuras guarda más relación con rasgos de carácter del sujeto (por ejemplo, autoestima), mientras que las diferencias de tamaño relativo aportan más datos sobre el tipo de vínculo, por ejemplo, en una relación heterosexual adulta adjudicar tamaños marcadamente diferentes hablaría de la necesidad de marcar una interacción asimétrica. Respecto del trazado, al igual que en el ítem previo, si bien se tienen en cuenta las características significativas del mismo como totalidad (trazo firme, discontinuo, etcétera), se agrega además el trazo diferencial que puede tener cada una de las figuras y/o zonas específicas. 2. 2. Las adiciones en adultos no son frecuentes, por lo tanto su presencia es significativa, Pueden estar referidas a la escena como totalidad o estar adjudicadas a uno de los dos personajes. Se pueden adicionar animales, elementos de la naturaleza, objetos del ambiente. Al igual que la secuencia gráfica, es importante en qué momento se incluye la adición: puede ser planeada y racionalizada como contextualización de la acción, o incluida en un momento específico. En algunos casos, la inclusión de estos elementos como depositarios de aspectos disociados de los personajes y del vínculo responde al fortalecimiento de la defensa, por ejemplo, adición de un perro llevado por uno de los personajes como objeto acompañante. En otro caso se dibuja una pareja en una moto frente a un semáforo, depositando en la moto los aspectos impulsivos y en el semáforo el control. Estas adiciones pueden ser también reforzamientos del vínculo, por ejemplo dos personas sentadas en una mesa tomando el té; o expresión de la dificultad de comunicación: un señor paseando un perro y una mujer esperando un taxi. A veces no son voluntariamente planeadas sino que quedan como producciones derivadas de fracasos en el dibujo de una de las personas pedidas, por ejemplo el sujeto comienza con una cabeza, considera que le salió mal, la abandona y produce dos personajes más. Si bien no son típicas adiciones, el hecho de no borrarlas parece señalar su significación dinámica. La omisión de la segunda persona refleja una severa dificultad para fantasear con un vínculo diádico, pudiendo esto deberse a serios problemas con la identidad. Cabe señalar que esto ocurre en contadas ocasiones, y que se lo consideraría como un fracaso frente a la consigna. 2. 3. En esta variable, análisis intrafigura, se tomarán en cuenta las características de cada una, dejando para la variable siguiente el análisis comparativo. El grado de humanización va a estar dado por el interjuego de los subítems: completud, complejidad e integración. Entendemos por completud las figuras con todas sus partes esenciales, así como las omisiones. En este subítem se tomará en cuenta el logro de realizar una figura más o menos completa, mientras que el significado de lo no dibujado se verá en el subítem zonas significativas y áreas de conflicto. Cabe destacar que cierto tipo de incompletud es más esperable en determinadas etapas evolutivas: por ejemplo ausencia de cuello, manos, pies, etcétera, en niños pequeños como pauta normal de desarrollo, omisión de todo el cuerpo durante la adolescencia, como expresión defensiva de las dificultades con el propio crecimiento, etcétera. Relacionamos completud con complejidad que sería para nosotros la riqueza cualitativa de la expresión gráfica. La completud está más vinculada a la cantidad de detalles; la complejidad se relaciona más con la cualidad de los atributos graficados. Esta puede deberse a una exacerbación general del detallismo, al especial tratamiento que el sujeto brinde a una zona específica, a evidentes condensaciones simbólicas, etcétera. La complejidad parece ser resultante del interjuego del nivel intelectual, rasgos de personalidad, momento evolutivo y conflictiva del sujeto. Esta variable es un continuo en el cual completud y complejidad pueden estar exacerbadas o disminuidas. Así por ejemplo, una exagerada necesidad de control puede transmitirse a través de una figura muy empobrecida o muy detallada, también un estado depresivo puede expresarse en una figura muy vacía, o un estado maníaco en una figura muy adornada, etcétera. Dentro de la complejidad, un elemento que enriquece la figura lo constituye la posibilidad de proyectar en el
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