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Verthelyi - Identidad y vinculo en el test de las dos personas

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Renata Frank de Verthelyi 
Sara Baringoltz de Hirsch 
Mónica Guinzbourg de Braude 
Identidad y vínculo 
en el 
Test de las dos personas
CAPÍTULO I 
ANTECEDENTES HISTORICOS E INVESTIGACIONES EN EL 
TEST DEL A FIGURA HUMANA 
En su larga trayectoria los tests gráficos han recorrido un intrincado laberinto en el cual los 
seguidores de los múltiples caminos (estadísticos, psicométricos, proyectivos muchas veces 
encontraron obstáculos, se desviaron, retomaron sus rutas, y no pocas veces se enfrentaron en 
disputas en pos de la búsqueda de una “verdad”. Han pasado muchos años desde su inicio, y en 
la actualidad nos encontramos frente a un cúmulo de investigaciones cuyos resultados 
contradictorios respecto de la confiabilidad y validen de este instrumento como método de 
proyección de ciertos aspectos de la personalidad, llevan a una situación poco esclarecedora. Cabe 
entonces preguntarse por qué seguimos insistiendo en la utilización de estos tests en un 
psicodiagnóstico, por qué los mantenemos desde las cátedras, por qué publicamos un libro como 
éste. Es que por encima de su discutida rigurosidad científica, el test gráfico conserva el misterioso 
atractivo de reflejar y condensar en una imagen la conflictiva y rasgos de personalidad del 
entrevistado. Es quizás esta condensación enigmática la que moviliza y entusiasma al que 
diagnostica, estimulándolo a desentrañar sus contenidos. 
Otras características que favorecen este entusiasmo del entrevistador san ciertas ventajas en la 
administración, tales como: consignas simples, falta de limitación en edad, nivel intelectual y status 
sociocultural, y el hecho de que los tests gráficos son económicos en tiempo de aplicación y poco 
exigentes en cuanto al instrumento utilizado (papel, lápiz) y factibles de ser tomados en población 
con problemas de lenguaje. Respecto de las diferencias en cuanto a las edades evolutivas, 
constituye para los niños una tarea habitualmente gratificante, cotidiana; y para los adultos una 
posibilidad lúdica no usual, pero igualmente placentera a pesar de las reticencias. 
Todos estos factores facilitadores de la tarea han inducido a confusión en los entrevistadores, 
que no diferenciaron fácil aplicación de difícil interpretación, Cayendo de esta manera en un uso 
del instrumento no avalado por un entrenamiento adecuado. 
Dentro del material gráfico la técnica más usada ha sido el dibujo de la figura humana en sus 
distintas versiones. Dado que este texto se dedica a una de estas versiones, el Test de las dos 
personas, pasaremos a continuación a resumir ordenadamente las hipótesis teóricas que subyacen 
al uso de este material y las investigaciones correspondientes. 
LA FIGURA HUMANA COMO INDICADOR DE NIVEL INTELECTUAL 
Partiendo de la hipótesis de que el niño “no dibuja lo que ve, sino lo que sabe”, F. Goodenough 
presenta en 1926 la primera versión de su test Dibujo de un hombre. La hipótesis básica es que 
“el niño al hacer la figura humana no ofrece una expresión de su capacidad artística, sino que 
efectúa un trabajo intelectual". Esto requeriría según Bernstein (1957) la puesta en juego de una 
serie de recursos: 
— asociar los rasgos gráficos con el objeto real 
— analizar los componentes del objeto y representarlos 
— valorar y seleccionar los elementos más característicos 
— analizar las relaciones espaciales de posiciones relativas 
— formular juicios de relaciones cuantitativas de proporcionalidad 
— abstraer, reducir y simplificar las partes del objeto en rasgos específicos coordinando los 
aspectos visomotores involucrados 
El tema de la figura humana fue elegido por ser atractivo para su graficación, familiar a todos 
los niños y lo bastante simple como para que puedan realizarlo aun los más pequeños o aquellos 
con dificultades. 
La consigna que utiliza Goodenough es "Dibuja un hombre. El dibujo más lindo que puedas". La 
intención de evaluar el mejor rendimiento del niño es, por lo tanto, explicitada en la consigna 
misma. En las tomas en forma colectiva, por ejemplo en colegios, es reforzado aún más por una 
cierta manipulación del espíritu competitivo: "Trabajen con mucho cuidado y empleen todo el 
tiempo que necesiten. Me gustaría que sus dibujos sean tan buenos como los de otras escuelas. 
Háganlo con entusiasmo y verán qué lindos dibujos hacen”. 
El especificar que la figura sea de un hombre se debe a un intento de mayor estandarización, al 
considerarse que la vestimenta masculina presenta más consenso que la femenina y que por lo 
tanto incide menos en la posible variabilidad entre sujetos. 
Tras un estudio muy sistemático de miles de niños entre dos y quince años establece una escala 
de cincuenta y un ítems que configuran ocho categorías:
- cantidad de detalles 
- proporcionalidad 
- bidimensionalidad 
- congruencia 
- plasticidad 
- coordinación visomotriz 
- perfil 
- existencia o no de transparencias 
Tabula la perfección del dibujo, asignando un punto por característica presente, y realizando la 
sumatoria que luego es convertida en un CI de acuerdo con el puntaje esperable por edad. 
Para esto establece haremos en poblaciones diversas, obteniendo en varias investigaciones un 
índice de confiabilidad que oscila entre 0,80 y 0,90. 
La validación de cada indicador se realizó por separado de acuerdo con un triple criterio: a) 
aumento regular de cada ítem con el progreso evolutivo, b) sistematicidad de ese incremento, c) 
clara diferenciación entre los rendimientos de niños de igual edad pero de distinto grado de 
escolaridad. 
Goodenough le asigna a su test un firme valor pronóstico (sobre todo en edades bajas) respecto 
del rendimiento escolar, ya que la correlación entre el puntaje en la prueba y el lugar que el niño 
ocupa en el grado es alta. Asimismo pudo comprobar en varios estudios que la capacidad artística 
o el aprendizaje del dibujo no inciden significativamente en el puntaje obtenido. La ejercitación 
específica en el dibujo de una figura humana puede elevarlo momentáneamente, pero un retest 
tiempo después muestra que el niño obtiene un puntaje semejante al que tenía previo a la 
estimulación gráfica. 
D. Harris (1963) sustituye el término inteligencia por el de "madurez conceptual", planteando que 
la manera en que el niño resuelve La tarea de dibujar la figura humana puede temarse como un 
índice de su modo de conceptualizar la realidad en genera]. Para esta autora la madurez conceptual 
estaría ligada a la habilidad para desarrollar conceptos con mayor grado de abstracción y 
generalización. Amplía la consigna solicitando al niño primero una figura masculina, luego una 
femenina y finalmente un autorretrato, especificando que sean de cuerpo entero y lo mejor que 
pueda realizarlo. Revisa los haremos de Goodenough encontrando diferencias que relaciona con 
los años transcurridos desde la normalización original. Estas diferencias mostrarían que los niños 
estudiados durante la década de 1960 adquieren las pautas estipuladas más precozmente pero 
con la misma secuencia. 
A su vez, especifica veinte ítems nuevos y agrega un análisis cualitativo por medio de doce 
dibujos “tipo" que pueden servir de modelo para cada edad, dado que en ellos se observa con 
claridad el creciente grado de completud y complejidad así como de integración que va adquiriendo 
la figura. 
Tanto Goodenough como Harris realizan varios estudios de validación concurrente con las 
escalas de Terman y Merrill, encontrando una correlación mayor con los ítems de ejecución. 
Estudios posteriores como los de Phillips y Smith (1974) y de Laosa (1973), llegan a 
conclusiones similares en relación con el WISC obteniendo también la máxima correlación con los 
subtests de ejecución, especialmente Cubos. 
Estudios transculturales como el de Laosa, Schwartz y Guerrero (1978) y Eloy González (1980) 
enfatizan la necesidad de tomar en cuenta la incidencia sociocultural en los tests, incluido el de la 
Figura humanaa pesar de que no toma en cuenta ítems específicamente ligados al aprendizaje y 
no requiere la inclusión del lenguaje. Díaz Guerrero señala, ejemplificando con los resultados 
diferenciales obtenidos en una muestra anglosajona y una mexicana, que la experiencia 
educacional de los niños en cada cultura los prepara de manera diferente para la experiencia del 
test, y que una categoría cognitiva o perceptual puede ser más saliente en una cultura que en otra. 
El dibujo de algunas características del cuerpo humano puede estar influido por condiciones de 
vida que Llevan a prestar más atención a ciertas partes o funciones del mismo. 
En este sentido, resulta especialmente importante el actual estudio en curso del CONICET por 
parte de las Lic. Casullo y Filippi (1981), que tiene por objetivo recoger muestras representativas 
de dibujos de la Figura humana a lo largo de todo el país, tomando como unidad poblacional de 
referencia la “isoidía cultural”. Esto les permite una división regional de la Argentina de acuerdo con 
áreas etnográficas, administrando el test a una muestra de niños al azar por región que corresponde 
al 10 por ciento del alumnado matriculado según estadísticas educacionales de 1976. 
Aunque el estudio aún está en vías de realización, ya se pueden observar en el material recogido 
diferencias entre medias de once isoidías culturales. 
LA FIGURA HUMANA COMO TECNICA PROYECTIVA 
K. Machover (1949) encuentra que “niños cuyo Cl obtenido por medio del test de Goodenough 
era idéntico mostraban no obstante, distintas características, sobre todo si se las observaba 
cualitativamente y se registraba la secuencia, asociaciones y modalidad de gráficación”. Llega 
entonces a la conclusión de que el dibujo de La Figura humana, al ser una expresión creativa y muy 
personal, se presta para ser utilizada como técnica proyectiva. En realidad, esta afirmación 
desarrolla y enfatiza lo que ya había observado Goodenough: "el niño exagera el tamaño y los ítems 
que considera importantes y subordina u omite otros de acuerdo con sus necesidades o intereses”, 
Más preocupada por los aspectos cognitivos, esta autora, al igual que Harris cuando incluye el 
autorretrato), señala la potencialidad de test como material proyectivo, pero no lo desarrolla como 
tal. 
Machover, incorporando aportes de Schilder (1958), parte, del supuesto teórico de que la 
personalidad no se desarrolla en el vacío sino a través del movimiento, sentimiento y 
pensamiento que se da en un cuerpo específico. El dibujo de la Figura humana involucraría por lo 
tanto la proyección de la imagen corporal, vehículo natural de expresión de las necesidades y 
conflictos de quien lo dibuja. “En la producción de un dibujo emerge del fondo de la experiencia 
total del individuo un patrón único de movimiento e idea. Su significación en relación con la 
personalidad, parte del hecho de que hay involucrados procesos de selección y organización 
conscientes e inconscientes, además del infinito cúmulo de experiencias y de potencialidades 
imaginarias asequibles en combinación con una organización dinámica del movimiento y 
representación mental de lo percibido". 
Para esta autora la imagen corporal proyectada corresponde a los más profundos deseos del 
sujeto, a una franca exposición de sus carencias o defectos, a una fuerte compensación ce los 
mismos, o una combinación de los tres factores. El dibujo permitiría, por lo tanto, observar un nivel 
madurativo y la capacidad intelectual, así como inferir el sistema de aspiraciones del sujeto, sus 
necesidades y frustraciones. 
Al considerar el dibujo de la figura humana como una técnica proyectiva, la consigna pierde >u 
carácter de exigencia en cuanto al rendimiento, presentándose en cambio al sujeto como "Dibuje 
una persona cualquiera". 
Agrega luego en forma secuencial una segunda parte, “Dibuje una persona del sexo contrario", 
registrándose cuidadosamente la conducta y verbalizaciones durante la prueba. 
La interpretación deja de ser cuantitativa para volverse cualitativa. 
Se definen una suerte de ítems, unos “formales”, basados en los aportes de los trabajos de 
investigación sobre el movimiento expresivo, y otros de “contenido", fundamentados en La 
simbólica psicoanalítica y la experiencia clínica. 
La interrelación dinámica de las diferentes pautas analizadas permitirá inferir los rasgos de 
personalidad, la vivencia del esquema corporal y los aspectos de la identidad sexual del sujeto. Sin 
embargo, Machover señala que si bien en una proporción significativa de casos los dibujos permiten 
juicios bastante exactos respecto de la madurez emocional y psicosexual, así como del tipo de 
conflicto predominante, las manifestaciones más particulares de los rasgos señalados deberán 
corroborarse con otros materiales y la historia específica de cada caso. En cuanto al grado de 
normalidad o patología, afirma: “La normalidad depende del nivel de energía, el grado de control, 
la capacidad de integrar experiencias y lo más importante, la disposición para afrontar problemas y 
defectos”. Esto aparece solo parcialmente en los gráficos y dependerá del juicio clínico del 
psicólogo darle el peso justo al material dentro del resto de los datos que obtiene. 
Hammer (1969,1978, 1981) considera los factores emocionales como el aspecto más relevante 
en el grafismo. El dibujo, a! igual que el lenguaje simbólico, alcanzaría las capas más primitivas del 
sujeto, expresándose en el Test de la figura humana un interjuego entre los aspectos más reales 
del sí-mismo y los más fantaseados de la realización de deseos. “El sutil lenguaje gráfico sería 
particularmente adecuado para evidenciar la complejidad y contradicciones del ser humano que se 
equilibran e interrelacionan dentro de una misma personalidad. Ocuparía el lugar que en la música 
le damos a las exquisitas variaciones de la fuga”. 
La interpretación del dibujo en tanto técnica proyectiva se basaría según este autor en los 
siguientes elementos: 
-el empleo de los significados simbólicos comunes al psicoanálisis y al folklore tal como pueden 
ser estudiados en los mitos, el arte, los sueños, etcétera -el análisis de los diferentes 
mecanismos de defensa, especialmente la proyección, condensación y desplazamiento 
—los aspectos más individuales de lo simbólico, analizados mediante la ayuda de las 
asociaciones del paciente 
—los aportes de los estudios sobre el esquema corporal —la consistencia interna de los dibujos 
de un mismo sujeto entre sí, y con otros tipos de materiales aplicados al mismo -las 
modificaciones observadas a lo largo de retests realizados durante y al finalizar el seguimiento 
terapéutico. 
Este autor supone que al graficar se produce una proyección más directa que en la 
administración de otro tipo de técnicas, porque movilizaría aspectos más profundos y 
emocionalmente cargados del sujeto y sin la intermediación del entrevistador (como ocurre con el 
registro de una historia del TAT o una respuesta del Rorschach) lo cual permitiría una conexión 
más auténtica con el material. 
Este mismo grado de conexión es lo que Hammer exige de quien lo analiza, llegando a afirmar 
que para comprender bien el dibujo de una figura humana el psicólogo debería poder sentirse 
identificado con la postura y gestos de la misma. Así al relatar su experiencia con los alumnos dice: 
“En las manos de algunos, los tests proyectivos gráficos resultan un instrumento exquisitamente 
sensible mientras que en otros —aquellos que no podían realmente «vendarlos- aparejen como 
una comunicación a través de un teléfono desconectado”. 
Para Levy (1969) todo dibujo, síntoma, fantasía o acto tiene una historia de ia cual surge. Esa 
historia es un campo de vectores organizado y dinámico. En cada caso por lo tanto el dibujo o el 
símbolo es el producto de un campo único que a su vez está estratificado y es multidimensional. El 
dibujo, al igual que el símbolo, es económico ysobredeterminado. El Test de la figura humana 
estaría determinado por factores psicodinámicos nucleares que surgen en relación con la imagen 
corporal del sujeto, pero también por factores culturales y elementos transitorios que pueden en 
muchos casos ser aislados. 
La técnica de la Figura humana puede, por lo tanto, enfocarse como un test situacional: la 
conducta desplegada durante la prueba y el resultado de la misma Ofrecen datos para el análisis 
psicológico que deben ser estudiados en su interrelación dinámica. 
Di Leo (1978), investigando este test específicamente en niños, incluye ciertas restricciones a la 
hipótesis proyectiva de Machover. Sostiene que la gran mayoría de los niños adaptados dibuja la 
figura humana de un adulto y no una imagen infantil, expresando de esta manera un concepto de 
la humanidad más bien que uno referente a su propio ser. Este resulta incluido y absorbido. Afirma 
sin embargo que esta figura adulta que el niño tomaría de modelo para su dibujo no sería una figura 
cualquiera, sino que guardaría relación con personas significativas en la vida del sujeto. En cambio 
los niños con problemas emocionales expresarían de manera más directa y simbólica sus 
trastornos, dado que al aislarse más del mundo exterior se vuelcan hacia adentro, evidenciando en 
muchos casos un concepto inmaduro, defectuoso o desorganizado de la imagen corporal, que se 
expresa en los aspectos más primitivos del grafismo. 
LA FIGURA HUMANA COMO TEST DE MADURACION 
Y SIMULTANEAMENTE PRUEBA PROYECTIVA 
Koppitz (1973) plantea que Harris y Machover consideran algunos ítems de la Figura humana 
como indicadores de nivel y a la vez índices de conflicto emocional. Frente a esto día se pregunta 
si un mismo ítem puede ser interpretado de ambas maneras. Llega a la conclusión afirmativa de 
que algunos ítems pueden tener una significación tanto, evolutiva como proyectiva, pero no 
necesariamente para los mismos chicos ni para el mismo nivel de edad. 
De ahí que “una interpretación significativa de los dibujos del test en niños presupone tanto un 
conocimiento exhaustivo de los indicadores evolutivos y emocionales en cada nivel de edad, como 
una clara diferenciación entre ambos”. 
Llama ítem evolutivo a aquel que sólo aparece en relativamente pocos dibujos de niños de menor 
edad y que se incrementa a medida que avanza el proceso evolutivo, hasta convertirse en una 
característica cronológicamente esperable. A- poyándose en datos estadísticos conforma una lista 
de treinta signos que, de acuerdo con el momento evolutivo, son “esperables”, "comunes”, “bastante 
comunes" y “excepcionales”. 
Considera ítem emocional a aquel que no está relacionado con la edad ni la maduración (porque 
ya está superado evolutivamente), que es inusual (apareciendo en menos del dieciséis por ciento 
para esa edad), y que tiene una validez clínica comprobada al diferenciar significativamente 
muestras de niños con problemas emocionales y niños que no evidencian signos de perturbación. 
Establece una lista de treinta y ocho signos que comprende ítems referidos a la calidad del 
dibujo, a la inclusión de detalles especiales y a la omisión de elementos significativos de la figura. 
Señala sin embargo que no existe en el caso individual una relación unívoca entre ningún signo 
aislado y un rasgo o conducta específica, ya que las ansiedades o conflictos pueden ser expresados 
de maneras diferentes por niños distintos o por un mismo niño en momentos diversos. 
Utiliza la consigna "Dibuje una persona entera" dejando que cada niño determine la edad y sexo 
que quiere representar. Solicita un solo dibujo, ya que a su criterio la segunda figura no agrega 
suficiente información para que merezca ser administrada. Aplica el test siempre en forma 
individual; de esta manera, afirma, tendrán una cualidad diferente de aquellos administrados en 
forma colectiva, ya que reflejan la relación personal con el entrevistador, siendo más ricos y 
reveladores. 
En cuanto a la fundamentación teórica, señala algunas diferencias en relación con las hipótesis 
sostenidas por Machover. El test reflejaría, en primer lugar, el nivel evolutivo y las relaciones 
interpersonales del niño, incluyendo Las actitudes hacia sí mismo y hacia las personas más 
significativas en su vida. Pone más énfasis en la comprensión de cuál o cuáles podrían ser las 
preocupaciones actuales del niño y el conflicto predominante: por ejemplo preocupación por su 
aspecto físico (se siente demasiado gordo, pequeño, diferente...), o su rendimiento escolar, o 
ciertas conductas que siente como inaceptables o inadecuadas (masturbación, robos...), o dificultad 
con su identidad sexual, etcétera. No sería el dibujo un retrato de los rasgos de personalidad 
básicos y permanentes del niño, ni una imagen de su apariencia real, sino más bien un retrato 
interno del mismo,'tal como éste se Vive de acuerdo con sus actitudes y situaciones actuales. Sin 
embargo, admite que cuando la figura se aparta mucho de la apariencia física real, es cuando 
parece tener mayor significado clínico. 
El cómo dibuja la figura reflejaría el concepto que el niño tiene de sí; a quién dibuja puede dar 
indicios de la persona más significativa para él en ese momento (incluso el sujeto mismo), siendo 
a veces una expresión de sus actitudes o conflictos, o una imagen compensatoria de los mismos. 
Investigaciones posteriores sobre el sistema Koppitz de ítems evolutivos, del tipo de validación 
concurrente, realizados por Gayton y Tavormina (1974) han podido demostrar que aquél 
correlaciona 0,96 con el de Harris-Goodenough. Recomiendan por lo tanto utilizar el de Koppitz ya 
que requiere una evaluación de menor cantidad de ítems, permitiendo alcanzar un resultado 
semejante. 
Saami y Azara (1977) han investigado en cambio los ítems emocionales, dividiéndolos en 
aquellos referidos al eje Agresión-Hostilidad (como por ejemplo, a- simetría grosera de piernas y 
brazos, largo exagerado de brazos, presencia de dientes, etcétera) y aquéllos mis relacionados con 
el eje Labilidad Emocional-In- seguridad (tales como base inclinada, brazos demasiado cortos, 
ausencia de rasgos faciales, tamaño micrográfico, etcétera). Encuentran que hay una relación entre 
tipo de ítems y sexo del niño, predominando la subcategoría Agresión- Hostilidad en los varones y 
la de Labilidad-Inseguridad en las nenas. Esta diferencia es más significativa en las edades 
inferiores borrándose al llegar a la adolescencia. Al aumentar la edad parece predominar el conflicto 
individual sobre la tendencia ligada al sexo del sujeto. 
 
LA FIGURA HUMANA COMO EXPRESION DEL ESTILO COGNITIVO 
 
Witkin (1965-1970) considera que los estilos cognitivos son manifestaciones en el área de la 
cognición de dimensiones más generales de la personalidad. 
A partir de estudios empíricos relacionados en un principio con la percepción pero luego 
ampliados a otras áreas, diferencia un enfoque articulado independiente del medio, de otro 
globalista y dependiente. 
En este sentido, el estilo cognitivo sería una modalidad preferencial de contacto con la realidad 
que se manifiesta tanto en lo afectivo como en lo intelectual, consistente y estable a lo largo del 
tiempo, y que aparece de la misma manera en estudios transculturales, con una distribución de tipo 
curva normal en poblaciones muy diversas. 
Estos estilos no deben entenderse como dos cualidades dicotómicas, sino como puntos polares 
de un continuo cuyos dos extremos pueden ser patológicos si están exacerbados. 
En su relación con el grafismo, Witkin comprueba que la forma en que el sujeto dibuja la Figura 
humana es un indicador bastante fiel del grado de articulación psicológica y estilo cognitivo 
dependiente o independiente del campo por parte del sujeto. El individuo expresaría la manera 
cómo percibe su esquema corporal formado por las impresiones cognitivas y afectivas, conscientes 
e inconscientes, que tienede su cuerpo. 
Utilizando la consigna de Machover, construye una escala de cinco puntos -con versión para 
niños y adultos— para medir el grado de sofisticación del esquema corporal (Body Concept Scale). 
A diferencia de la interpretación proyectiva, se toman en cuenta (en forma similar a la tabulación de 
Goodenough) presencia, ausencia y calidad de los elementos de acuerdo con el nivel de la forma 
y proporciones relativas, el grado de detallismo, de identidad y diferenciación sexual de las figuras. 
Así, una persona obtiene un alto puntaje en articulación e independencia cuando sus figuras 
muestran una imagen realista del cuerpo con diferenciación y proporción de partes (rasgos de cara 
definidos, cintura, cadera y hombros, etcétera), una buena discriminación del sexo a través de 
atributos de características secundarias y elementos de vestimenta ricos en detalles. Esto indicaría 
que el sujeto tiene un sentido de identidad separada, un conocimiento de sus necesidades, 
sentimientos y actitudes reconocidos como propios y diferentes de los de los demás y un marco de 
referencia autónomo e internalizado. 
Al relacionar la variable “niveles de diferenciación psicológica" con modalidades defensivas y 
tipos de psicopatología, Witkin también encuentra diferencias. Así, por ejemplo, mientras que las 
personas con predominio de estilo cognitivo articulado apelan más al aislamiento afectivo y a la 
intelectualización, las más indiferenciadas utilizan con gran frecuencia la negación y la represión. 
Las formas más comunes en que se manifiesta la patología por el lado de la no diferenciación son 
en cuadros en los que predominan los problemas de identidad y dependencia, por ejemplo, 
alcohólicos, obesos, drogadictos, psicosomáticos. 
Los desvíos por el lado del exceso de articulación serían los esquizoides graves, los obsesivo-
compulsivos y paranoides. Alerta sin embargo que, aunque los estilos cognitivos se correlacionan 
con aspectos sintomatológicos, no pueden utilizarse por sí solos para definir cuadros 
psicopatológicos, ya que éstos abarcan más variables y son mucho más complejos. 
Señala asimismo que el estilo cognitivo puede ser un factor muy importante en el vínculo 
terapéutico, ya que incidirá en la actitud de ambos: en la flexibilidad o rigidez para el cambio del 
paciente así como en la forma de comprensión devolución de lo captado por parte del terapeuta. 
El paciente con un estilo cognitivo articulado pero flexible sería el mejor candidato para una 
terapia, ya que puede lograr mayores cambios e internalizarlos más rápidamente sin necesitar 
mantener una excesiva dependencia con el terapeuta, 
LA FIGURA HUMANA, INVESTIGACION Y CONTROVERSIAS 
Al reseñar el estilo de las técnicas proyectivas en 1976, Exner escribe: “Posiblemente ningún 
otro método con la posible excepción del Rorschach ha sido -tan controvertido y al igual que el 
Rorschach ha motivado tal producción de trabajos de investigación como los tests gráficos. Entre 
ellos, el Dibujo de la figura Aumam, de Machover, se ha convertido en uno de los métodos 
proyectivos más utilizados en la clínica en USA.” Este dato es aportado por los estudios de 
Sundberg (1961) que lo ubica en segundo lugar y el de Lubin Waüis y Paine 1971) que diez años 
después aún lo encuentra como el cuarto test más frecuentemente incluido en la batería 
psicodiagnóstica, luego del Bender, el Rorschach y el Wechsler, a pesar de que los datos aportados 
por los diferentes estudios de validación arrojen resultados tan contradictorios. 
A su vez Hammer (1981), quien posiblemente sea el autor que más ha tratado fie elucidar el 
valor clínico del material gráfico así como señalar su desacuerdo con ciertas aproximaciones a la 
investigación en esta área, comienza su última reseña diciendo: “Las investigaciones en el campo 
de los tests gráficos son en general tan amplias y tan contradictorias que este autor siente que 
necesita respirar fondo antes de sentarse para tratar de encontrarle algún sentido a este mosaico 
de resultados diversos...” 
Para no agobiar al lector, parafraseando a Hammer, sólo tomaremos de este mosaico” algunas 
problemáticas básicas que se han discutido en la investigación, incluyendo a modo de ejemplo y 
en forma de cuadro, algunos estudios que permitirán comparar resultados diversos, con 
metodología y muestras disímiles en relación con una misma temática (véanse cuadros en pags. 
24 a 35). 
Hemos elegido la variable autoestima y percepción de sí mismo, ya que ésta refiere a la 
hipótesis básica de que el gráfico recoge una expresión simbólica de la imagen de sí y del 
propio esquema corporal, incluimos asimismo algunos trabajos centrados en la búsqueda de 
indicadores psicopatológicos diferenciales, ya que ésta es un área importante de validación 
clínica y, finalmente,otros en que se trata de detectar la incidencia de los factores 
educacionales, socioculturales y las diferencias transculturales, que aunque no incluyen datos 
de nuestro país pueden ser interesantes para tomar en cuenta en la investigación local. 
Los autores que han realizado una revisión más sistemática y abarcativa de la extensísima 
bibliografía sobre técnicas gráficas, y en especial la Figura humana, han sido Swensen (1957-1968) 
y Roback (1968). Resulta interesante señalar que aun en los artículos de estos dos autores, 
publicados el mismo año, se llega a una evaluación final diferente. El primero (basándose en 130 
trabajos) considera que los estudios más recientes han logrado una mayor sofisticación 
metodológica brindando por lo tanto resultados más claros respecto de ciertas hipótesis que han 
podido ser comprobadas y otras que siguen controvertidas. El segundo, en cambio, con una 
bibliografía igualmente profusa, concluye con una actitud más desesperanzada, planteando que el 
número de resultados contradictorios o adversos indicaría que el Test de la figura humana sólo 
ofrece una aproximación relativamente grosera al grado de patología del paciente. A su vez propone 
la confección de tabulaciones escalares que pudieran permitir una mayor exactitud en la 
interpretación. 
¿Qué es lo que hace a Swensen más optimista"1 Posiblemente, que su artículo es una 
comparación de los resultados obtenidos antes del año 1957 (momento de su primera reseña) y la 
situación existente diez años después. 
Hammer, comentando a su vez estas reseñas, también alerta respecto de problemas 
metodológicos que pueden llevar a error: 
- Investigar un ítem que ocurre poco frecuentemente comparando muestras patológicas y de 
control. 
Así, signos tales como dedos de pie a través del zapato, órganos internos en transparencias, 
secuencia bizarra, que se encuentran en producciones esquizofrénicas, no deben investigarse 
tomando por ejemplo una muestra de 50 pacientes esquizofrénicos y 50 pacientes “normales"; 
el diseño adecuado sería recoger materiales que tengan estos signos y tabular en cuántos 
casos corresponden a esquizofrénicos. 
- No tomar en cuenta la estipulación exacta que hace un autor respecto de un ítem que 
considera significativo. 
Por ejemplo, diversos estudios que investigaron la presencia de “rodilla” no pudieron verificar 
su significación patológica. Hammer advierte que Machover dice específicamente: “En sujetos 
de tipo esquizofrénico pueden aparecer rodillas indebidamente enfatizadas como una manera 
de indicar la necesidad de mantener a raya sentimientos de desorganización del cuerpo. Esto 
no debe confundirse con la presencia de rodillas simplemente marcadas como un detalle que 
es común en sujetos con buena capacidad gráfica y adecuado contacto con la realidad.” 
— Incluir un ítem sin tomar en cuenta la conducta que lo acompaña. Por ejemplo no son correctos 
estudios que simplemente tabulan el número de borraduras en un gráfico, ya que el borrar 
puede ser un signo de adaptación y flexibilidad cuando el dibujo mejora y no se hace de manera 
exagerada, o un signo patológicocuando transmite características compulsivas, o empeora la 
producción ensuciándola. Así, en este último caso aparecería con claridad el impulso y la 
fantasía subyacente, dado el fracaso de la defensa. 
— Intentar validar indicadores utilizando categorías psicopatológicas o rótulos nosográficos mal 
definidas y en los que no hay consenso entre autores. Recomienda en cambio el uso de 
referentes de conducta. 
Por ejemplo, varios estudios pudieron comprobar que el excesivo énfasis en ojos y orejas 
correlacionaba con un incremento en ideas de referencia y actitudes de desconfianza, aunque 
no siempre corresponda al cuadro paranoide totalmente declarado. 
Hammer propone para el futuro aumentar el número de estudios en que se manipula la variable 
independiente a fin de observar su incidencia en el resultado gráfico. Este diseño experimental, 
sobre todo cuando involucra una técnica test retest, tendría la ventaja de permitir observa: las 
modificaciones intrasujeto en cada caso dentro del grupo experimental y el grupo control. Por 
ejemplo, cuando se manipula la autoestima o la ansiedad se puede detectar el efecto de la variable 
tomando como base las características de la figura en la producción original, ligadas a los rasgos 
más estables de la personalidad del sujeto. 
Klopfer (1981), a su vez, enfatiza la importancia de tomar en cuenta que cuando el psicólogo 
realiza un diagnóstico utiliza un encuadre de múltiples "niveles” aportados por materiales que 
apuntan justamente a estratos diferentes de la personalidad. Diferencia el “nivel” de los datos que 
se obtienen de un sujeto a partir de la descripción de aquellos que lo conocen (su familia, amigos, 
maestros), de aquel otro que se logra a través de la producción más consciente de 
autodescripción del sujeto (por ejemplo, administrándole cuestionarios o inventarios). 
Un “nivel” muy diferente sería, a su vez, el que aportan las técnicas proyectivas, se le permiten 
al sujeto una expresión a veces contradictoria de aspectos conscientes e inconscientes, así como 
la posibilidad de proyectar y desplazar lo propio rechazado en otras figuras o personajes. Si bien 
un diagnóstico válido requiere la integración de estos tres “niveles” para una correcta 
comprensión y predicción de la conducta, los estudios que intentan correlacionar, por ejemplo, la 
imagen de sí vertida en un inventario con la proyectada en un dibujo serían contradictorios en sí 
mismos, ya que tratan de verificar un nivel utilizando otro diferente como validación. 
Finalmente, uno de los problemas más arduos a resolver es la incidencia en los gráficos de la 
capacidad para dibujar, o sea el talento artístico. 
Dice Swensen; “Si se van a utilizar signos o ítems de contenido o expresivos, la calidad del dibujo 
y la particular dificultad de la parte del cuerpo dibujada deben ser tomadas en cuenta en la 
evaluación.” Según este autor, la investigación ha demostrado reiteradas veces que sujetos más 
normales producen dibujos de mejor calidad y que cuanto mejor la calidad del dibujo, pueden 
aparecer mayor número de indicadores de conflicto (borraduras, sombreado, detallismo, etcétera), 
dato que sería contradictorio con la significación asignada a estos ítems. 
Hammer considera, en cambio, que si estos resultados aparecen es porque la investigación está 
mal diseñada. En la interpretación clínica la evaluación conjunta de los ítems de conducta, 
secuencia, localización e interrelación de signos (por ejemplo, dónde, cuándo, cómo borra) permite 
diferenciar claramente una cualidad adecuada de una patológica. Asimismo afirma que cuando hay 
una gran facilidad para dibujar, los estilos gráficos serán lo suficientemente diversos como para 
permitir interpretaciones ligadas a la personalidad del que dibuja. 
La diferenciación entre capacidad artística y patología ha sido justamente un área de estudio de 
este autor entre los años 1964-67, cuando realizó una investigación que trataba de ver el grado de 
correlación entre rasgos de personalidad, actitudes y sentimientos con la variable creatividad. 
Utilizando como muestra adolescentes estudiantes de arte divididos por los profesores en tres 
grupos —los creativos, los intermedios y los imitadores—, les aplicó una batería de tests 
proyectivos que incluía el Rorschach, el TAT, Concepto desagradable y el Dibujo de la figura 
humana. Tal como era esperable, encontró una serie de diferencias significativas, apareciendo 
los más creativos como sujetos más cercanos a la inestabilidad psicológica. Sus materiales, en, los 
que se veían intentos de sublimar por el arte, eran más ricos, dramáticos, de más elevado nivel de 
simbolización; aparecía en ellos una mayor permeabilidad a las fantasías e impulsos inconscientes 
y una mayor aceptación de los rasgos bisexuales de la propia identidad. "Un observador 
desprevenido”, dice Hammer, “podría interpretar en esos materiales sólo los aspeaos patológicos 
y no encontrar el valor adaptativo, sublimatorio, de esa producción diferencial." 
Lo cual nos lleva nuevamente a la variable del entrevistador-psicólogo que debe ser validada. 
De acuerdo con Holt (1967), los estudios sobre la validez clínica ignoran una importante fuente de 
variancia: el talento y la habilidad del psicólogo que analiza los materiales. El problema de la validez 
residiría, por lo tanto, en fijar primero los límites superiores de lo que puede ser hecho por los 
mejores en este arte científico del psicodiagnóstico y estudiar luego cómo lo hacen. Leibovich de 
Duarte (1978), retomando esta problemática en un trabajo sobre juicio clínico, afirma a su vez: “El 
manejo interpretativo de los materiales proyectivos no se basa en la aplicación de ninguna regla 
mecánica, sino que descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para encontrar e 
integrar indicios significativos. De ahí que no sólo incide el marco teórico que éste maneja y su 
experiencia clínica, sino también su personalidad y su estilo cognitivo’’. 
La controversia sigue, por lo tanto, abierta esperando nuevas investigaciones; aportes 
significativos.
 
AUTOESTIMA 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A 
VERIFICAR 
MUESTRA METODO RESULTADOS 
Craddíck 1968 Los sujetos 
alcohólicos 
tienden a 
realizar los 
dibujos de 
figuras 
masculinas en 
tamaño 
pequeño, siendo 
esta 
característica 
indicador de su 
autoestima 
disminuida y su 
ansiedad 
incrementada. 
200 varones 
alcohólicos. 
Administración de 
diagnóstico individual, 
consigna de 
Machover. 
Comparación intratest 
de figuras masculinas 
y femeninas. 
Figura masculina 
significativamente menor 
que la femenina con signos 
de desvalorización y 
conflicto. 
Ludwig 1969 Las variaciones 
de la autoestima 
se manifiestan 
en el tamaño y 
expresión de las 
figuras. 
50 varones de 10 
años. 
Aplicación de 
diagnóstico individual 
con test-re- test a los 
dos meses. Se 
manipula autoestima 
negativa a través de 
un feedback de crítica 
en una dase de 
gimnasia. 
El feedback negativo 
produce disminución en el 
tamaño de las figuras 
masculinas a la vez que se 
incrementa 
compensatoriamente la 
musculatura dando una 
imagen de fuerza. 
Irgens 
Prytula y 
Leigji 
 
1971 
1972 
Se busca una 
replicación del 
trabajo de 
Craddíck, con 
igual hipótesis. 
Los niños 
huérfanos 
carenciados 
expresan su 
autoestima 
disminuida en 
dibujos donde la 
figura de los 
padres y de sí 
mismo es de 
menor tamaño 
que la de sus 
pares no 
huérfanos. 
100 varones 
alcohólicos. 
 
Huérfanos de 7 
años 
institucionalizados. 
Niños de igual 
edad que viven en 
sus hogares. 
Se realiza el 
diagnóstico individual 
con Machover. Se 
tabula futriendo un 
análisis de 
proporcionalidad 
interna de las figuras 
y análisis 
multifactorial de otras 
variables. 
Aplicación 
Randomizada de 
dibujos de la madre, 
el padre, la maestra, 
el colegio, la casa, un 
autorretrato. Medición 
de tamaños relativos 
y análisis de la 
incidencia de latemática específica 
del dibujo. 
Las figuras masculinas 
aparecen peor integradas y 
más pequeñas. 
Tienen un alto índice "de 
indicadores de patología en 
el área de la cabeza. 
Las figuras femeninas son 
más grandes, con rasgos 
agresivos y, en algunos 
casos, obscenos. 
 
 
 
No aparece diferencia 
significativa entre muestras. 
Tampoco se observa en el 
análisis intrasujeto una 
diferencia significativa entre 
la imagen de figuras 
perdidas (padres) y actuales 
(maestros) en términos de 
tamaño. No aparece 
sobrecompensación de la 
propia imagen. 
 
 
AUTOESTIMA 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A VERIFICAR MUESTRA METODO RESULTADOS 
Coopersmith 
Sakaf y otros 
1976 Verificación de indicadores 
de autoestima utilizados en 
estudios previos en relación 
a Figura humana. 
197 varones 
preadolescent
es. 
Aplicación del 
Inventario 
Coopersmith 
de autoestima. 
Se agrupa a los 
niños de 
acuerdo con 
una evaluación 
dada por el 
profesor en Alta 
y Baja 
Autoestima. 
Se administra 
el test de 
Machover 
tabulando 
tamaño, 
expresión, tipo 
de movimiento 
y calidad de 
apoyo 
presencia de 
manos, tipo de 
vestimenta y rol 
social, etcétera. 
De los 15 indicadores 
estudiados, 
5 mostraron diferencias 
significativas: 
presencia de manos 
bien definidas, rol 
social claro, expresión 
de afecto positivo, 
ausencia de 
indicadores de 
patología y aceptación 
de la figura por el 
entrevistador. La 
diferencia por tamaño 
no resultó significativa. 
Dajby y Vale 1977 La autoestima disminuida 
produce mayor diferencia 
en el tamaño entre el 
grafismo de sí mismo y de 
sus pares. 
115 varones 
de 10 años. 
Se aplica 
Inventario de 
Coopersmith de 
autoestima. 
Se solicita el 
dibujo de un 
autorretrato y el 
de dos 
compañeros de 
clase. 
No se encuentra 
relación entre nivel de 
autoestima tabulado 
por medio del 
inventario y el tamaño 
de la figura de sí 
mismo. No hay 
diferencias 
significativas en 
relación con las de los 
compañeros. 
Stephen 1978 Verificación de diversos 
indicadores de autoestima 
(idem anterior). 
150 mujeres 
de 11 años. 
Se aplica el 
Inventario Pier-
Hanis de 
autoestima. 
Se pide el 
dibujo de un 
hombre, una 
mujer y un 
autorretrato 
"randomizando" 
la secuencia. 
Se tabula: 
tamaño, área 
general 
ocupada, 
tamaño relativo 
de la cabeza y 
el cuerpo, 
borraduras, 
omisiones, 
transparencia y 
sombreado. 
Aparece como 
significativo el efecto 
del dibujo por encima 
de las demás 
variables. Área 
autoestima 
correlaciona con 
número de borraduras, 
alto, positiva calidad 
del dibujo, mayor 
sombreado pero no 
con mayor tamaño. La 
figura del varón es 
significativa mente más 
grande que la 
femenina y el 
autorretrato. 
 
 
 
 
 
 GRUPOS PSICOPATOLOGICOS 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A 
VERIFICAR 
MUESTRA METODO RESULTADOS 
Exner 1972 Indicadores de 
distinto tipo de 
ansiedad 
diferencian entre 
grupos patológicos 
y normales. Se 
postula que un 
grupo normal 
sometido a stress 
haría figuras 
semejantes a las de 
los grupos 
patológicos. 
4 grupos de 20 
varones 
neuróticos con 
perturbaciones del 
carácter, normales 
con manipulación 
experimental, 
normales control. 
Aplicación del Test de 
la figura humana en un 
psicodiagnóstico 
individual. Al grupo 
experimental se le 
aplica un shock 
eléctrico previo al 
gráfico. Indicadores 
incluidos; 
características del 
trazado, sombreado, 
kinesia, 
emplazamiento, 
tamaño, presencia de 
botones, perfil, pies. 
Se verifica ansiedad 
por análisis de 
sangre. 
Se observan 
diferencias 
significativas entre el 
grupo de neuróticos, el 
de perturbaciones del 
carácter y los normales 
con y sin 
manipulación. Sobre 
todo en cuanto a las 
características de la 
línea, el sombreado y 
la presencia de kinesia 
y del perfil. No son 
significativas tamaño, 
ubicación, presencia 
de botones y ausencia 
de pies. 
Carlson y 
Quintan 
1973 Indicadores de 
conflicto con el 
esquema corporal e 
inadecuado manejo 
de características 
sexuales 
secundarías se 
correlacionan con el 
grado de patología 
del paciente. 
59 pacientes 
esquizofrénicos 
adultos recién 
internados no 
medicados. 
Administración 
individual de 
diagnóstico completo 
en momento de 
admisión. Análisis de 
factores y correlación 
intertest. 
Diferencia significativa 
entre las dos variables: 
ítems referidos a 
esquema corporal 
tienen elevada 
correlación con talento 
artístico y grado de 
sofisticación de la 
figura. No correlaciona 
con grado de 
patología. Mal manejo 
y exacerbación de las 
características 
sexuales presenta 
correlación alta con 
otros indicadores de 
características bizarras 
y perturbaciones del 
pensamiento en otros 
tests, sobre todo el 
Rorschach, 
Kenneth 1974 Grado de simetría-
asimetría en la 
figura como 
indicador de niveles 
de patología. 
60 pacientes 
esquizofrénicos y 
60 adultos 
normales. 
Psicodiagnóstico 
individual sin Figura 
humana. Tabulación 
de simetría en 
hombros, brazos y 
piernas. 
Se observa una 
diferencia significativa 
de mayor asimetría en 
la muestra patológica. 
 
 
 
 
 GRUPOS PSICOPATOLÓGICOS 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A 
VERIFICAR 
MUESTRA METODO RESULTADOS 
Wysocki 1977 Identificar 
características 
generales en 
relación con 
perturbaciones de la 
identidad sexual; 
perversión, 
narcisismo, monto 
de ansiedad y 
agresión. Ver 
indicadores 
diferenciales por 
subgrupos. 
62 adultos 
varones 
institucionalizado
s por conductas 
de delito sexual: 
paidofilia, 
incesto, 
violación. 
Administración 
individual del Test 
de la figura 
humana. Se tabulan 
31 ítems ligados a 
fantasías referidas a 
autoestima, 
identidad sexual, 
monto de agresión y 
ansiedad. 
Aparecen 26 diferencias 
significativas en tres 
subgrupos: los violadores 
tienen mayor número de 
indicadores de conflicto 
con la identidad sexual. 
Los paidofilicos e 
incestuosos más 
elementos bizarros 
indicadores de aspectos 
psicóticos. 
Kay 1978 Hallar indicadores 
de patología severa 
que permitan el 
ordenamiento en 
subgrupos. 
136 
esquizofrénicos 
adultos divididos 
en paranoides, 
hebefrénicos, 
catatónicos y 
esquizofrenias 
crónicas con y 
sin deterioro y 
retardo. 
Administración de 
diagnóstico 
individual en 
primera semana de 
internación, con 
consigna “Haga un 
dibujo de alguien”. 
Interpretación 
cualitativa e 
impresionista 
agrupando ítems en 
categorías como: 
dibujo inanimado, 
omisiones, 
esquematismo, 
bizarría, desvíos en 
tamaño, desvíos en 
ubicación, 
sombreado, 
etcétera. 
7 de las 14 dimensiones 
propuestas dieron 
resultados altamente 
significativos en la 
diferencia por subgrupos; 
mayor bizarría en paranoi- 
des, mayor número de 
omisiones y sombreados 
en esquizofrenia crónica, 
mayor número de figuras 
inanimadas en 
esquizofrenia reciente, 
mayor desvío en 
ubicación en pacientes 
crónicos, más índices de 
deficiencia en el desarrollo 
en esquizofrenia con 
retardo. 
 
Cvetkovic. 1979 Correlacionar ítems 
proyectivos con 
indicadores 
cognitivos con 
grado de patología, 
considerando 
especialmente la 
configuración 
espacia! del 
grafismo. 
70 
esquizofrénicos 
adultos 
hospitalizados, 
medicados; 70 
adultos 
normales. 
Administración 
individual seriada 
de 6 figuras 
humanas 
incluyendo un 
autorretrato. 
Tabulación de 35 
ítems asignando un 
puntaje por 
presencia. 
No se encuentran 
diferencias significativas 
en la organización del 
espacio entre las 
producciones de normales 
y de esquizofrénicos. Se 
observa en cambia una 
elevada incidencia del 
sexo encuarto al enfoque 
cognitivo, así como de la 
edad y nivel educacional. 
 
 
 
 
 
FACTORES ETNICOS Y SOCIOCULTURALES 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A 
VERIFICAR 
MUESTRA METODO RESULTADOS 
Laosa, 
Schwartz y 
Guerrero 
1974 Evaluar datos sobre 
aspectos cognitivos, 
perceptivos y de 
personalidad a través 
de un estudio 
longitudinal. Incidencia 
de la interacción entre 
cultura,sexo y edad. 
349 niños 
estadounidenses 
y mexicanos, a 
los 8, 11 y 14 
años apareados 
en cuanto a 
status 
socioeconómico, 
sexo y 
educación. 
Aplicación de 
Figura humana 
con escala 
Goodenough 
Harris. 
Evaluación de 
rasgos 
masculinos- 
femeninos en 
una escala de 
cinco puntos. La 
aplicación y 
tabulación es 
realizada por 
entrevistadores 
del propio grupo 
étnico del sujeto. 
Puntaje más elevado en la 
primera figura en ambas 
muestras, pero los niños 
estadounidenses obtienen 
una media más alta en 
ambas figuras. Varones 
mexicanos dibujaron 
figuras con más detalle y 
acento en la masculínidad. 
Niñas mexicanas 
realizaron una 
diferenciación mayor por 
el sexo entre las dos 
figuras. Ambos grupos 
étnicos presentan mayor 
porcentaje de primera 
figura del propio sexo. 
Mc Cullers 1974 Semejanza o 
discrepancia respecto 
de cuáles rasgos eran 
considerados lindos y 
feos en poblaciones 
étnicas diferentes y su 
forma de expresión en 
el grafismo, Relación 
entre lo deseable y la 
autoestima. 
 
Estudiantes 
universitarios 
blancos y 
negros. 
Dos aplicaciones 
‘'randomizadas" 
de Figura 
humana con 
consigna de 
dibujar “una 
persona fea y 
una persona 
linda". 
En ambas muestras lo feo 
consiste en la exageración 
de ciertos rasgos que 
hacen desproporcionada o 
ridicula la figura. Los 
estudiantes negros 
asignan a la figura linda 
rasgos blancos en el 
dibujo de los dos sexos. 
 
Ratusnick 
y 
Koenigskn
echt 
1977 Incidencia de la 
pertenencia a un grupo 
étnico sobre la 
modalidad y 
características del 
grafismo y la 
intervención de la 
variable pertenencia 
étnica del 
entrevistador. 
144 preesco- 
lares en 4 
grupos de raza 
negra y blanca 
con nivel 
socioeconómico 
alto y bajo. 
Se aplica Figura 
humana 
tabulando con 
Goodcnough- 
Harris. 
Se encuentra que los 
niños negros, 
independientemente del 
nivel socioeconómico 
tienen mejor rendimiento 
cuando el entrevistador es 
negro. 
 
 
 
 
FACTORES ETNICOS Y SOClOCULTURALES 
 
AUTOR AÑO HIPOTESIS A 
VERIFICAR 
MUESTRA METODO RESULTADOS 
Verhure 1977 Revisión de la 
autoimagen gráfica de 
niños negros en una 
comunidad en que se ha 
realizado una tarea de 
integración racial y 
enaltecimiento la 
pertenencia étnica. 
50 niños 
blancos y 50 
niños negros 
de 9 y 11 años. 
Se aplica la Figura 
humana 
ofreciendo lápiz y 
crayón negro. 
Seguidamente se 
da una lista de 
adjetivos referidos 
a las figuras 
dibujadas. 
Los niños negros utilizan 
con mayor frecuencia el 
crayón negro. La lista de 
adjetivos es marcada 
con una serie de 
cualidades positivas en 
ambas muestras por 
igual. 
Shofield 1978 Verificar si la raza de la 
figura dibujada se 
relaciona con el grupo 
étnico al que pertenece 
el niño. 
157 niños 
negros, 167 
niños blancos 
de 7 y 8 
años. 
Se administra 
Figura humana 
con retest y se 
solicita que 
individualicen cuál 
figura 
prefieren. 
Los niños blancos 
dibujan figuras con 
claras características de 
su grupo étnico. Algunos 
niños negros hacen 
figuras blancas y otros 
evitan aquellos rasgos 
que podrían identificar la 
pertenencia racial. Tanto 
el dibujo como la 
elección permiten 
observar la menor 
aceptación de la propia 
identidad racial en la 
población de color. 
Kuhlman 1979 Recopilación de diversos 
estudios para verificar 
aceptación de identidad 
racial en el grafismo. 
30 
adolescentes 
blancos y 30 
negros. 
Administración 
individual de 
Figura humana. 
Aparece una significativa 
mayor aceptación de la 
propia identidad a través 
de rasgos que definen 
las figuras como negras. 
 
 
 
 
CAPÍTULO II
ADMINISTRACION Y CRITERIOS DE INTERPRETACION EN EL 
TEST DE LAS DOS PERSONAS 
El Test de las dos personas (comúnmente llamado Test de la pareja) surge a partir del Dibujo de 
la figura humana en tanto técnica proyectiva. Bernstein (1964) se propone construir un test que 
abarque más directamente la evaluación de los aspectos vinculares, tomando para ello una 
sugerencia de Machover que dice: "De haber tiempo puede ampliarse el Dibujo de la figura humana 
solicitándole al sujeto que se dibuje a sí mismo, o a un niño, o a dos personas.” 
Tal como se explicitó en el capítulo anterior, para esta autora, la Figura humana representa 
básicamente la expresión de sí mismo, brindando además información sobre la personalidad en 
cuanto a la identidad en general, la identidad sexual y más específicamente la vivencia del esquema 
corporal. 
Bernstein afirma que su test, además de lo anterior, ofrece una objetivación de la “pareja interna” 
del examinado, es decir una imagen de la pareja que éste necesita, aportando datos sobre el tipo 
de vínculo fantaseado a nivel consciente e inconsciente, en relación con su modo de funcionar en 
la situación de test y en el mundo externo. 
Para ello realiza varias modificaciones en la administración, que presentamos comparativamente 
en la página siguiente. 
Ambos autores enfatizan la necesidad de registrar la secuencia y la conducta así como preguntas 
o asociaciones durante la ejecución. 
Machover señala que si el sujeto hace sólo una cabeza, se le urge a que complete la figura, y si 
intenta realizar figuras tipo fosforitos debe pedirse una figura más completa, 
Bernstein consigna que toda pregunta sobre el sexo de las figuras, por ejemplo: “¿Dibujo un 
hombre y una mujer?”, etcétera, deberá ser respondida por 
 
 
- “Dibuje una persona completa” (en una hoja). 
- “Ahora dibuje una persona del sexo opuesto” 
(en otra hoja). 
- Pedido de asociaciones o aplicación de un 
cuestionario en el que se pregunta por ejemplo: 
“¿qué edad parece tener? ¿qué ocupación? 
¿es casado? ¿cómo es su carácter? ¿cuál es la 
mejor parte de su cuerpo? ¿cuál la peor? ¿es 
nervioso? ¿cuáles son sus principales 
deseos?", etcétera. En otros casos se le pide 
directamente que narre una historia sobre esa 
figura como si ésta fuera un personaje de teatro 
o novela. 
- También puede preguntársele si la figura le 
recuerda a alguien en particular, si le gustaría 
ser como ella, y finalmente que identifique si 
alguna de las aseveraciones sobre la figura 
graficada pueden referirse a características del 
propio sujeto. 
“Como usted quiera” (a diferencia del test de Machover donde se insiste en que la segunda figura 
sea de un sexo diferente del de la primera). Lo mismo se responde respecto de la edad, postura o 
inclusión de elementos accesorios. En nuestra experiencia en caso de realizar una sola figura se 
recuerda que debe dibujar dos, pero si el paciente rehúsa, se continúa directamente con la parte 
verbal del test. Esto permitiría ver si a nivel de la historia puede introducir el segundo personaje y 
quizás comprender qué provocó la dificultad para incluirlo gráficamente. 
Si el sujeto incluye espontáneamente escenario, objetos accesorios y/o alguna otra figura 
adicionada, no se interfiere, pero si pregunta previamente puede repetirse la consigna y luego 
inquirirse qué es lo que quisiera incluir, dejándole de esta manera la opción de hacerlo o no. 
Si el entrevistado presenta dificultades en la parte verbal, porque no sabe o no puede escribir, 
se le solicitará que le dicte al entrevistador los nombres y la historia, quien los registrará en hoja 
aparte. 
- "Dibuje dos personas cualesquiera” (en 
una sola hoja y sin especificar sexo). 
- “Póngales el nombre y la edad que 
pudieran tener”. (El solicitar la edad 
fue una sugerencia de la Lie. M. E, 
García Arzcno). 
- “Escriba una historia que relate qué 
Jes ocurre, qué piensan y sienten los 
personajes.” 
- “Póngale un título a su historia”. 
 
MACHOVER BERNSTEIN 
 
En cambio si la dificultad para escribir es más una actitud oposicionista o de desgano, 
etcétera, se insistirá para que dentro de lo posible el material se complete de la manera prevista. 
Una vez terminado el test pueden pedirse asociaciones respecto de la elección de los 
nombres, averiguarpor ejemplo si corresponden a alguien conocido, a algún personaje de libro 
o de película, tratando de que explique brevemente por qué los eligió y que los describa en caso 
de que sus cualidades no queden explicitadas en la historia. También pueden pedirse 
aclaraciones respecto del texto del relato si éste resulta ilegible, o presenta dificultades para su 
comprensión por razones de incoherencia, etcétera. Lo esencial sin embargo en esta etapa de 
completamiento de datos, es que la actitud del entrevistador sea positiva y no crítica, dado que 
este material accesorio le interesa si ayuda a la mejor comprensión del paciente y no dificulta 
el rapport esencial a la tarea diagnóstica. 
 
CARACTERISTICAS DE LA INTERPRETACION DEL TEST DE LA FIGURA HUMANA 
Y DEL TEST DE LAS DOS PERSONAS 
Las variables de Interpretación que Machover propone para el análisis del grafismo se 
fundamentan sobre todo en los aportes de estudios hechos sobre el movimiento expresivo 
(Wolff, 1962) y su relación con la proyección de aspeaos del esquema corporal y la personalidad 
en general. 
Presenta una gran cantidad de pautas acerca del contenido simbólico del cuerpo, 
fundamentando su uso en que “el dibujo de una persona, al incluir la proyección de la imagen 
del cuerpo ofrece un vehículo natural de expresión de las necesidades y conflictos del cuerpo 
de uno. La interpretación acertada del dibujo procede de la hipótesis de que la figura dibujada 
está relacionada con el individuo que está dibujando, con la misma intimidad que caracteriza el 
porte de ese individuo, su escritura manuscrita, o cualquiera de sus movimientos expresivos". 
La mayor parte de las veces interpreta los dibujos independientemente de los datos obtenidos 
verbalmente mediante las asociaciones, el cuestionario o la historia. Considera que este aspecto 
verbal y consciente del proceso no constituye un elemento intrínseco del test, aunque a veces 
permite obtener una información clínica indirecta acerca del sujeto y sirve como contraste de los 
rasgos presentados gráficamente. Sin embargo señala que: "aunque sólo aporte significación 
suplementaria para la interpelación, las asociaciones son valiosas para la elucidación de 
significados individuales y de problemas específicos involucrados en La producción gráfica". 
También puede en muchos casos complementar los datos de entrevista, ya que según esta 
autora la mayoría de los sujetos rápidamente se desprenden de la figura dibujada y hablan de 
sus propias preocupaciones, defectos o pensamientos. Incluso se observa que a veces 
introducen sin darse cuenta el pronombre “yo” aunque aparentemente se refieran al personaje 
 
graficado. 
Bernstein, en cambio, señala que su test obtiene una doble producción, una "pareja gráfica” 
y una “pareja verbal”, procediendo por lo tanto a un doble análisis que debería proveer 
información sobre la identidad del sujeto, su relación de pareja y el vínculo fantaseado con la 
misma. 
Enfatiza que la técnica de análisis de la parte gráfica no difiere de la de Machover, en tanto la de 
la historia verbal se asimila al TAT. Señala que sin embargo, dadas las particularidades del material 
es posible y necesario utilizar algunas variables ad hoc, relacionadas con las características 
específicas de este test diádico, aportando el siguiente cuadro de variables; 
I. Análisis de la pareja, gráfica y verbal como una Gestalt. 
II. Aspectos descriptivos. 
1. Composición de la pareja: edad y sexo de los miembros. ¿Pareja homosexual o heterosexual? 
¿Adulta, infantil o mixta? ¿Adecuada a la edad del examinado, regresiva o precoz? Cuando es 
una pareja heterosexual, ¿hay buena o mala diferenciación de sexos? 
2. Naturaleza del vínculo: ¿sexual, materno-filial, paterno-filial, fraterno, educacional, profesional, 
camaraderil, etcétera? 
3. Nivel de realidad: ¿Pareja real o fantaseada? ¿Relaciones al nivel verbal, premotor o motor? 
4. Situación de la pareja: paseo, trabajo, conversación, lucha, etcétera, 
III. Aspectos dinámicos, 
5. Imagen de sí y del otro. Distribución de roles. Vista la pareja como una proyección de la imagen 
de sí y del otro generalizada: ¿cuál y cómo es el rol de la figura de identificación y cuál y cómo 
el rol atribuido al otro? Vista la pareja como una proyección de las partes internas del 
examinado (yo-yo ideal); parte femenina-parte masculina; parte sana-parte enferma; parte 
agresora-parte agredida, etcétera. Cómo son esas partes. 
6. Contacto y comunicación: distancia interpersonal. ¿Hay comunicación o disociación? La 
comunicación se da en las dos direcciones o en una sola? ¿Superficial, profunda, cargada? 
7. Afectos. Tema afectivo: ¿integración, conflicto, frustración, retaliación? ¿Aceptación, rechazo, 
indiferencia? ¿Erotismo, ternura, agresividad, competencia, envidia, etcétera? Tono: serio, 
humorístico, caricaturesco, satírico, etcétera. 
PROBLEMAS DE LA INTERPRETACION 
En Machover la consigna de dibujar una sola persona en primera instancia le provee al sujeto la 
posibilidad de proyectarse en ella tal como se ve, como quisiera ser, como cree que otros lo ven, 
etcétera. En este sentido, parece ser más claro el hecho que de las dos personas dibujadas, sea la 
primera la figura de identificación preponderante, pudiendo adquirir la segunda múltiples 
connotaciones: los aspectos disociados no incluidos en la primera, los rasgos complementarios de 
 
aquélla, etcétera. En realidad, Machover incluye básicamente la segunda figura para tener más 
datos sobre la identificación sexual a través de la discriminación de rasgos entre la primera y la 
segunda. 
En el test de Bernstein, en cambio, el hecho de solicitar el dibujo de dos personas en un mismo 
espacio desde el comienzo, promueve la movilización de una disociación instrumental mediante la 
cual se proyectan diferentes aspectos de sí mismo en ambas figuras, así como el depositar en ellos 
la fantasía de un vínculo diádico. 
Entendemos por vínculo diádico la proyección gráfica y luego verbal de la imagen de una relación 
sujeto-objeto, con mayor o menor grado de discriminación, tal como se juega predominantemente 
en el momento actual de la vida del entrevistado, aunque sea la resultante de los vínculos que ha 
establecido con las personas significativas de su historia particular. . 
Este proceso más complejo, a su vez hace que el pesquisar cuál de las dos figuras graficadas 
es la figura de identificación predominante sea más incierto. Al saber el sujeto desde un comienzo 
que va a dibujar dos personas le da libertad para proyectarse de preferencia en la primera, la 
segunda o ambas. Teóricamente cuando se analiza el material realizando una lectura dinámica de 
los aspectos proyectados en cada una, se evita responder a esta cuestión, pero la dificultad 
reaparece, aun para un entrevistador con experiencia, cuando intenta predecir en los vínculos 
diádicos en los que el sujeto se mueve cotidianamente, con cuál va a identificarse y si esta 
identificación se mantiene en distintos tipos de relaciones, en diferentes áreas (por ejemplo, familiar, 
laboral, etcétera) y en momentos diversos. Es por ello que para tal predicción recurrimos a distintos 
indicadores: edad y sexo adjudicado a las figuras, secuencia (primera figura dibujada), a cuál dedica 
más atención, concordancia de ciertos rasgos físicos personales adjudicados al gráfico, semejanza 
en el nombre, el rol o cualidades, etcétera. 
No se nos escapa que esta lectura se refiere sobre todo a aspectos manifiestos, en tanto que la 
influencia de los aspectos más latentes y la discriminación entre lo real y lo fantaseado presenta 
una dificultad mayor. 
En contados casos, cuando la distancia entre lo manifiesto y lo latente no es tan marcada, es 
más fácil localizar la identificación predominante y predecir adecuadamente la conducta. En los 
más, lo que puede predecirse es el tipo de vínculo en el cual el sujeto se fantasea, marcando de 
esta manerala flexibilidad para adaptarse a diferentes situaciones o roles, o por el contrario un 
arraigo en un rol único, fijo, dentro de una relación con características de rigidez, basada 
posiblemente en un modelo vincular arcaico no rectificado. 
Esta predicción a su vez deberá ser cotejada con la conducta que el sujeto despliega a lo largo 
del psicodiagnóstico en su relación con el entrevistador, y con la tarea, así como a través del análisis 
intertest, y la revisión del tipo de vínculos externos que se desprenden de los datos de la historia 
recogidos en la entrevista. 
Si bien quizás nuestra predicción no puede llegar a definir con exactitud el rol que el sujeto 
 
asumirá, podrá preverse el tipo de relación díádica que intentará establecer o evitar. Así un monto 
marcado de disociación entre la conducía manifiesta y la proyección en el material, nos podría 
indicar una formación reactiva, por ejemplo vínculos de sometimiento, en tanto que una proyección 
alternante y con rasgos antagónicos en distintos materiales (por ejemplo Test de las dos personas, 
láminas diádicas de Phillipson, historia personal) habla de una posible identificación fluctuante entre 
ambos roles de un mismo modelo vincular: sometedor- sometido. En cambio, cuando frente a 
distintos estímulos que promueven fantasías diádicas el sujeto provee una gama de posibilidades 
no disociadas y en la historia se ve un desempeño plástico en las distintas áreas, hablaremos de 
un modelo básico vincular modulable a las distintas circunstancias y exigencias que la realidad 
plantea, respaldado por un yo fuerte que puede por ejemplo, asumir un liderazgo en el trabajo a la 
vez que compañerismo en la pareja. 
CRITERIOS PARA UNA INTERPRETACION SISTEMATICA 
A continuación incluimos una presentación metódica y exhaustiva de los criterios de interpreta 
cien que proponemos para este test. En éstos están implícitos los aportes de Machover, Hammer 
(1969), Wolff (1962), Buck (1948), etcétera, cuya integración permite contar con un marco 
interpretativo unificado que subyace a los ítems más específicos del análisis diádico. 
Nos ha guiado en esta tarea el deseo de facilitar la labor docente, ordenar la interpretación a nivel 
clínico y obtener una sistematización conveniente para futuros trabajos de investigación sobre el 
material. Entendemos que no siempre y en todos los casos es factible cumplimentar la totalidad de 
los ítems del siguiente cuadro, en razón de las características del material a analizar. Cuando ello 
no es posible es preferible registrar la ausencia de datos a forzar las inferencias más allá de lo que 
el material permite. (Ver cuadro en la página siguiente.) 
A continuación explicitaremos el contenido de cada variable dando algunos ejemplos. En el 
capítulo 3 se podrá asimismo observar su aplicación en el análisis detallado de seis casos, de 
edades y características diversas. 
1. La intención de dividir la variable modalidad de realización de la tarea en dos subítems, es la 
de poder ver por separado lo que está más relacionado con los aspectos yoicos adaptativos que 
posibilitan la comprensión de la consigna y la realización de la tarea, del modelo de vínculo que el 
sujeto establece a lo largo del proceso de realización de la misma, En el primer ítem, capacidad 
para cumplir la consigna, ponemos el acento en el resultado de la tarea; en el segundo, actitud 
hacia la tarea y el entrevistador, aspectos transferenciales, en el proceso de interacción sujeto-
entrevistador. Tenemos siempre en cuenta obviamente la interconexión entre ambos ítems. Esta 
primera aproximación tiene características descriptivas y guestálticas; aquí se formulan las 
hipótesis iniciales que luego serán confirmadas, rectificadas, ampliadas, profundizadas a través del 
análisis de los restantes criterios de interpretación que posibiliten la síntesis final.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CUADRO DE VARIABLES DE INTERPRETACIÓN 
 
IV. Síntesis gráfica verbal e integración con datos personales 
 
1. 1. La tarea puede ser realizada en forma total o parcial y las dificultades a- parecer en la 
realización o ya en la comprensión inicial de la consigna. Además el test puede evidenciar un logro 
homogéneo, un fracaso total o un rendimiento alternante. En cualquiera de estos casos es 
imprescindible profundizar las causas que originan esta situación. Así, por ejemplo, un rendimiento 
homogéneo pero pobre podría deberse a una intensa represión, una actitud oposicionista, bajo nivel 
intelectual, organicidad, etcétera. Una producción rica puede darse como expresión de creatividad, 
facilitada por un buen potencial intelectual, diferenciándose de aquella que por sobredetallada, 
podría expresar una exacerbación en el cumplimiento de la tarea en una personalidad con rasgos 
obsesivos. 
Cuando hay rendimiento alternante debe evaluarse “dónde", “cómo" y “en qué dirección" se 
producen los cambios. Así por ejemplo, distintos sujetos pueden tener fracasos parciales a nivel 
gráfico o verbal, vinculados a ciertas habilidades específicas y/o entrenamiento en relación con la 
estimulación sociocultural. Puede mejorar o empeorar la producción a lo largo del proceso; en el 
primer caso, referido a una disminución de la ansiedad y recuperación de las defensas adaptativas; 
en el segundo, a un factor de fatiga fisiológica, descompensación de origen psicógeno, etcétera. 
1. 2. Si tomáramos en cuenta sólo el producto (test terminado) perderíamos gran parte de la 
información; es así como en este criterio incluimos la conducta verbal y no verbal acompañante. No 
debemos olvidar que en éste como en otros tests proyectivos inciden las fantasías previas 
transferenciales, las condiciones de la situación por la cual el sujeto llega al diagnóstico, juntamente 
con el sexo, edad y las características de personalidad, del rapport y la modalidad del entrevistador. 
Es interesante evaluar si hay diferencias entre la actitud frente a este test respecto de otros 
gráficos y a otros tests de la batería, por el especial requerimiento que transmite la consigna de 
proyectar un vínculo diádico. 
Además la conducta puede mostrar variaciones a lo largo de la realización de la tarea, por 
ejemplo una manifestación de interés creciente, un leve desprecio que termina en una fuerte ironía, 
etcétera. 
A través de la modalidad de interacción, importa diferenciar los aspectos más maduros del yo 
que se expresan en el grado de alianza de trabajo, de aquellos que evidencian mayor patología, 
como cuando la intensidad y rigidez de una proyección transferencial aparece con claridad. Así por 
ejemplo una depositación en el entrevistador de un “otro" que ridiculiza y denigra puede llevar a 
una conducta de bloqueo acompañada de reiterados comentarios1. “Usted se va a reír de mí', “qué 
va a pensar usted de esto", etcétera, que no se rectifica a pesar de la actitud continente del 
entrevistador y su señalamiento de que no está juzgando su capacidad para dibujar. 
Esta lectura transferencial evidentemente deberá ser cotejada con los datos obtenidos a través 
del análisis de la interacción proyectada en el test. A su vez, la actitud frente a la tarea y el 
entrevistador pueden o no ser concordantes. Alguien (se muestra bien dispuesto frente a los 
requerimientos del entrevistador, pero realiza la tarea denotando poco interés y una conducta 
 
evitativa (típico dibujo “fosforito", historias muy breves), despreciativo en su trato ("este test lo leí 
en una revista”) y/o un grafismo que muestra figuras ridiculizadas, o una historia con un vínculo de 
maltrato. 
2. Subdividímos esta variable, aspectos significativos gráficos, en cuatro ítems; los dos primeros 
referidos a una visión más guestáltica; los dos últimos a un análisis más detallado de cada figura y 
de la relación entre ambas. 
2. 1. Pautas formales. Dado que damos por conocida la interpretación general de laspautas 
formales en los gráficos, sólo enfatizaremos algunos aspectos en relación con este test. 
A la secuencia gráfica tenemos acceso a través del registro de la conducta, haciendo constar 
qué figura trazó primero y en qué orden realizó todo el dibujo. 'Sin embargo, no tiene sentido un 
anotar minucioso de cada paso sino de aquellos aspectos relevantes significativos. Consideramos 
importante consignar conjuntamente los cambios posturales y verbalizaciones concomitantes. Lo 
esperable es que se dibuje primero una figura entera desde la cabeza a los pies, pasando luego a 
la segunda. A veces esta tarea se completa al final, agregando detalles de vestimenta, rasgos 
faciales, otros accesorios, etcétera. Puede haber distintos grados de alteración de la secuencia 
esperable. Así por ejemplo, sería un indicador de mayor perturbación el comenzar con los rasgos 
dé la cara sin haber hecho el óvalo, por las manos y luego el resto, etcétera, ya que podría indicar 
dificultades para 1a organización del esquema corporal. 
En cambio, iniciar por los pies, parece ser bastante más común en niños, expresando una 
preocupación por la estabilidad y el crecimiento. 
Es significativo el volver sobre determinadas áreas de la misma figura o de la otra, como una 
forma de mostrar ciertas problemáticas o defensas. 
Cabe destacar que estas áreas a las que se vuelve en el graficar, no siempre son las mismas 
que quedan luego en la producción terminada como claras zonas de conflictos. 
Se puede detectar como significativo en la secuencia el agregar atributos en la primera figura 
mientras se realiza la segunda, o aun durante o al final de la historia. En algunos casos, seria 
utilizado como forma de obtener una mayor diferenciación; por ejemplo, marcar rasgos sexuales 
secundarios. En otros, puede primar la necesidad de otorgar ecuánimemente detalles a ambas 
figuras para acentuar la simetría de la relación, etcétera. 
En cuanto a ubicación y tamaño, si bien tomamos en cuenta las pautas de significación de 
cualquier material gráfico, en este test se hace relevante la comparación entre las dos figuras 
(ubicación y tamaños relativos). En primer lugar, tenemos en cuenta la ubicación y tamaño de la 
totalidad del gráfico en relación con la hoja en blanco, como simbolizando el espacio en que se 
desenvuelve el sujeto. Grafológicamente tomamos dos ejes imaginarios que convencionalmente 
dividen el espacio, Parece ser esperable en este test que las dos figuras compartan una ubicación 
respecto del eje horizontal, ya que lo común es que una esté al lado de la otra. Al igual que el Test 
 
de la figura humana es habitual encontrar las figuras dibujadas aproximadamente en la parte central 
de la hoja. Cualquier alteración de esta ubicación trae aparejada una tendencia más o menos 
significativa en fundón del grado en que se produce. Puede ocurrir que ambas figuras expresen 
una misma tendencia, por ejemplo, las dos en la parte superior de la hoja evidenciando huida en la 
fantasía y manejo de sus vínculos con el otro en esta área. Otro caso, en el que una figura se ubica 
en el sector superior derecho y la otra en el sector central izquierdo, en cambio, parece expresar 
por una parte, aspectos disociados y contradictorios de la personalidad, y por la otra, dificultades 
en el vínculo con el otro. 
En cuanto a tamaño, es esperable que aproximadamente abarque un tercio de la hoja como en 
otros gráficos. El hecho de ser dos personas presupone que puede ampliarse la superficie ocupada 
en sentido horizontal sin incrementarse el tamaño. 
La tendencia del tamaño general de las figuras guarda más relación con rasgos de carácter del 
sujeto (por ejemplo, autoestima), mientras que las diferencias de tamaño relativo aportan más datos 
sobre el tipo de vínculo, por ejemplo, en una relación heterosexual adulta adjudicar tamaños 
marcadamente diferentes hablaría de la necesidad de marcar una interacción asimétrica. 
Respecto del trazado, al igual que en el ítem previo, si bien se tienen en cuenta las características 
significativas del mismo como totalidad (trazo firme, discontinuo, etcétera), se agrega además el 
trazo diferencial que puede tener cada una de las figuras y/o zonas específicas. 
2. 2. Las adiciones en adultos no son frecuentes, por lo tanto su presencia es significativa, 
Pueden estar referidas a la escena como totalidad o estar adjudicadas a uno de los dos personajes. 
Se pueden adicionar animales, elementos de la naturaleza, objetos del ambiente. 
Al igual que la secuencia gráfica, es importante en qué momento se incluye la adición: puede ser 
planeada y racionalizada como contextualización de la acción, o incluida en un momento específico. 
En algunos casos, la inclusión de estos elementos como depositarios de aspectos disociados de 
los personajes y del vínculo responde al fortalecimiento de la defensa, por ejemplo, adición de un 
perro llevado por uno de los personajes como objeto acompañante. En otro caso se dibuja una 
pareja en una moto frente a un semáforo, depositando en la moto los aspectos impulsivos y en el 
semáforo el control. Estas adiciones pueden ser también reforzamientos del vínculo, por ejemplo 
dos personas sentadas en una mesa tomando el té; o expresión de la dificultad de comunicación: 
un señor paseando un perro y una mujer esperando un taxi. 
A veces no son voluntariamente planeadas sino que quedan como producciones derivadas de 
fracasos en el dibujo de una de las personas pedidas, por ejemplo el sujeto comienza con una 
cabeza, considera que le salió mal, la abandona y produce dos personajes más. Si bien no son 
típicas adiciones, el hecho de no borrarlas parece señalar su significación dinámica. La omisión de 
la segunda persona refleja una severa dificultad para fantasear con un vínculo diádico, pudiendo 
esto deberse a serios problemas con la identidad. Cabe señalar que esto ocurre en contadas 
ocasiones, y que se lo consideraría como un fracaso frente a la consigna. 
 
2. 3. En esta variable, análisis intrafigura, se tomarán en cuenta las características de cada una, 
dejando para la variable siguiente el análisis comparativo. 
El grado de humanización va a estar dado por el interjuego de los subítems: completud, 
complejidad e integración. 
Entendemos por completud las figuras con todas sus partes esenciales, así como las omisiones. 
En este subítem se tomará en cuenta el logro de realizar una figura más o menos completa, 
mientras que el significado de lo no dibujado se verá en el subítem zonas significativas y áreas de 
conflicto. 
Cabe destacar que cierto tipo de incompletud es más esperable en determinadas etapas 
evolutivas: por ejemplo ausencia de cuello, manos, pies, etcétera, en niños pequeños como pauta 
normal de desarrollo, omisión de todo el cuerpo durante la adolescencia, como expresión defensiva 
de las dificultades con el propio crecimiento, etcétera. Relacionamos completud con complejidad 
que sería para nosotros la riqueza cualitativa de la expresión gráfica. La completud está más 
vinculada a la cantidad de detalles; la complejidad se relaciona más con la cualidad de los atributos 
graficados. Esta puede deberse a una exacerbación general del detallismo, al especial tratamiento 
que el sujeto brinde a una zona específica, a evidentes condensaciones simbólicas, etcétera. La 
complejidad parece ser resultante del interjuego del nivel intelectual, rasgos de personalidad, 
momento evolutivo y conflictiva del sujeto. 
Esta variable es un continuo en el cual completud y complejidad pueden estar exacerbadas o 
disminuidas. Así por ejemplo, una exagerada necesidad de control puede transmitirse a través de 
una figura muy empobrecida o muy detallada, también un estado depresivo puede expresarse en 
una figura muy vacía, o un estado maníaco en una figura muy adornada, etcétera. 
Dentro de la complejidad, un elemento que enriquece la figura lo constituye la posibilidad de 
proyectar en el

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