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Peaguda, S A qué jugamos con los bebes precursores del fort-da

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Escritos de la infancia – Volumen 8
2016-12-20 20:12:17 clappbox
Número dedicado a la
ESTIMULACIÓN TEMPRANA
Sumario
CLÍNICA DE LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO
¿Cuántos terapeutas para cada niño?
Alfredo Jerusalinsky
Estimulación Temprana: la construcción de una disciplina en el campo de los problemas del desarrollo infantil
Haydée Liliana Coriat
A qué jugamos con los bebés precursores del Fort-Da
Silvia Peaguda
Un caso clínico de Estimulación Temprana
Graciela Cortinas de Ruiz
REEDICIÓN DE ARTÍCULOS DE “CUADERNOS DEL DESARROLLO INFANTIL”
editados por el Centro Dra. Lydia Coriat en 1983
CLÍNICA DE LOS PROBLEMAS… (continuación)
Jugando el jugar de Sofía
Juego e intervención clínica
Patricia Enright
Los niños sordos Consideraciones acerca de los efectos de la intervención en las primeras etapas de la vida
Stella M. Cañiza de Páez / Fernando R. Baralo
Células nerviosas, sinapsis y plasticidad
Diana Alicia Jerusalinsky
En las incubadoras de la Neonatologia
Aportes y preguntas desde la psicomotricidad
Laura Manghi
 
Editorial
Un editorial tiene un estatuto diferente a las notas y artículos, tiene una ubicación privilegiada. No va en cualquier parte, no está
entremezclado con el resto, está siempre al comienzo o al final, es la puesta en texto del criterio de la publicación. Siempre tiene el
mismo título: “Editorial”, aunque nunca se diga lo mismo.
El presente editorial fue redactado entre todos aquellos que conformamos el equipo estable de trabajo de Escritos de la Infancia.
No somos los únicos que hacemos posible que ella continúe apareciendo. Sí somos los que hacemos que, del conjunto de artículos
que recibimos, se vaya moldeando una revista que diga algo más que lo que cada uno ya dice por sí mismo, que ella no sea un mero
https://fepi.org.ar
https://fepi.org.ar/escritos-de-la-infancia-volumen-8/
En algunas situaciones, la Función Materna se fractura, ya sea porque el niño ha nacido con algo que lo diagnostica como diferente en
su organismo o porque algo (un accidente, una enfermedad) desvía tempranamente el curso de su desarrollo, o porque los padres no
pueden reflejarse en él.
De todas formas pensamos que lo que se fractura está en los padres, está en la diferencia que registran entre el hijo deseado,
imaginado y el que llegó, diferencia no saldable, diferencia que ubica al hijo en un lugar de duda en relación con el objeto paterno.
Esta fractura en la estructura tiene sus efectos en el ejercicio de la función materna. Las acciones cotidianas dirigidas al niño se
modifican permanentemente y sin aviso, la duda acerca de quién es y lo que podrá o no hacer, entender, etc., irrumpe colocando al
niño en un lugar que dificulta su desarrollo.
Esta puestaen duda de un bebé por parte de quien ejerce la función materna. abre un espacio de preguntas y búsqueda fuera del hogar,
se dirige al ámbito profesional.
La forma en que los profesionales se ubican para responder a esta demanda, marcará fuertemente el curso del desarrollo de este niño.
Sostén de la Función Materna es un concepto que utilizamos para ubicar el lugar del terapeuta de Estimulación Temprana en relación
con quien ejerce función materna.
En ladirección de lacuraen Estimulación Temprana no se hablaentonces del ejercicio de la función materna por parte del terapeuta, sino
de su ubicación acompañando y favoreciendo la restitución de los circuitos de filiación de cada bebé. En cadacaso, el especialista, en
su lugar de terapeuta único, sostendrá la transferencia que se juega en este tratamiento.
 
A qué jugamos con los bebés precursores del Fort-da
Silvia Peaguda
El bebé es jugado por el Otro. Juegos que sirven de bisagra para anudar aspectos instrumentales en una dimensión significante.
Silvia Peaguda: Especialista en Estimulación Temprana. Integrante el Equipo de Estimulación Temprana del Centro Dra. LydiaCoriat.
En el título de este trabajo hay una pregunta que supone que con los bebés jugamos. En realidad quienes decimos y sancionamos las
acciones del bebé como juego somos nosotros.
A una vieja pregunta que desde hace unos cuantos años circula en nuestro equipo acerca de si los bebés juegan, nos respondemos
que sí, en tanto es el otro el que lo nomina como tal. Hn otro nivel de análisis decimos que el bebé es jugado por el Otro. Esto no es sin
consecuencia para el recién nacido, ya que son estos signi-ficantes del Otro los que marcan al bebé como tal, es decir, permiten que
un puro cuerpo biológico entre en el circuito del deseo del Otro.
Decimos que es jugado más que jugar ya que no está en condiciones aún de poder tomar esos significantes que le son donados y
hacerlos propios. Pensemos que si Freud en el ejemplo del Fort-da, después de observar al nieto de dieciocho meses durante muchos
días, es quien dice: “Al fin caí en la cuenta de que se trataba de un juego…”, o sea que es Freud, observador, quien nomina esa acción
como juego, cuanto más en un bebé que todavía no accedió al juego del Fort-da.
La pregunta que se nos acerca a continuación es: ¿Cómo es jugado el bebé? ¿A qué distintos juegos es jugado por el Otro? Vamos a
pasar a relatar algunos juegos constitutivos que aparecen desde los primeros días del nacimiento, que surgieron de la observación y el
trabajo clínico. Los llamaremos precursores del Fort-da porque ya veremos más adelante que es a partir del Fort-da que podemos
hablar de juego en sentido estricto. Fort-da como consecuencia del armado de estos juegos previos. Juegos que sirven de bisagra para
anudar los aspectos instrumentales en una dimensión significante.
Es responsabilidad de los terapeutas en Estimulación Temprana que estos juegos se constituyan acompañando a los padres a
inventarlos y promoverlos con sus hijos. Es como si le dijéramos: “Dime a qué juegos te jugaron y te diré a qué juegos jugarás”.
Juego del chupeteo
¿Cuándo se comienza a utilizar la palabra jugar?
“Se pone a jugar con la teta y no toma la leche”.
“Se distrae jugando y… no toma la teta, no duerme”, etc.
Freud, en Tres ensayos, dice: “El chupeteo que aparece ya en el lactante y puede conservarse hasta la madurez o persiste toda la vida,
consiste en un contacto de succión con la boca, repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición”.
Podríamos decir a partir de esta cita que:
• Se empieza a nominar juego a aquella acción que prescinde de algo del orden de la necesidad (“…110 tiene por fin la nutrición”).
• Chupa todo lo que encuentra, no sólo la teta en especial, sino también partes de su cuerpo a ser chupadas. Momento en el cual
prevalece el autoerotismo.
• Repetición de todo aquello que le causa placer. Repetición que tiene un ritmo, una frecuencia para volver a reencontrarse con aquella
experiencia de satisfacción.
Hagamos hincapié en que ya en estos decires de la madre aparece la palabra juego.
Juego del ajó
Aparecen aquí la mirada y el gorjeo, interpretados por la madre como respuestas que establecen el primer diálogo lúdico.
Escuchémosla: “Me miró”; “me sonrió”; “le encanta que le cante”; “mueve la boca porque quiere hablar”; “hace ruiditos con la boca”;
“dice ajó”.
Lacan. en el Seminario 4 De las relaciones de objeto, dice: “La omnipotencia no es del niño sino de la madre porque ella responde a su
voluntad. Por lo tanto es el primer agente de la frustración”. El bebé está a merced de la omnipotencia materna. Esto quiere decir que
es la madre la que responde a su voluntad. Como la madre, por suerte, no puede responder siempre, mejor dicho a veces responde
con ausencia, es que ella deviene potencia. Dice Lacan que se instala la primera matriz simbólica en su ausencia, en su no-respuesta.
Primera dupla: presencia-ausencia. Por esto es que ella puede decir “Me miró”; “me sonrió”; es que en esta dupla el bebé es supuesto
por ella como capaz de responder, de hablar, de jugar, etc.
Juego del sonajero
“Se quedó jugando con el chupete”. “Le doy el chupete para que se entretenga”. “Le doy un sonajero para que se entretenga”. ¿Para
que se entretenga de qué? De la ausencia materna.De su voluntad de responder. Lacan comenta que en el lugar de la ausencia
materna, de su falta, aparecen los objetos como objetos de don. Además, va a depender de ella que el niño tenga acceso a estos
objetos.
Es muy interesante que en este período se escuche el “le gusta este chiche y no sé por qué”, o “siempre quiere este chiche: aquél no le
gusta, no lo quiere”.
Dice Lacan: “Los objetos tienen, para el bebé, la marca del valor de esta potencia que es la madre”. El sonajero como este objeto de
don, objeto intermediario que ya puede sustituir, aunque sea momentáneamente, el objeto-causa: la madre. Pero además tiene el valor
de presentificar la ausencia. Terreno que Winnicott llamó desilusión. Es decir, objetos engendrados por la frustración que genera la
ausencia materna.
Juego del cu-cu
Es en este juego que el bebé despliega la matriz: presencia-ausencia de manera observable. Es el precursor más directo del Fort-da
pero con alguna diferencia que tiene que ver con que no se lo puede realizar sin la presencia del otro. No hay cu-cu sin que alguien lo
esté diciendo: “cu-cu, acá está”, y tapando y destapando el rostro. Diríamos que es el cu-cu el primer acercamiento más directo a la
dis-continuidad presencia-ausencia pero sancionado por el otro. Todavía es jugado.
La otra diferencia con el Fort-da y que tiene relación con lo anteriores que en la ausencia del otro el bebé se angustia. Todavía no puede
simbolizar la ausencia del otro por eso la reaparición tiene que ser casi inmediata. Exige la presencia del otro muy aproximada a su
ausencia. A la vez ya este cu-cu anticipa la apropiación, por parte del niño, de esta dupla significante; por eso puede empezar a jugarla.
Juegos de bordes (continente-contenido)
Estos juegos son otras versiones que el niño puede empezar a inventar y en los cuales la matriz simbólica va complejizándose. Alfredo
Jerusalinsky dice de estos juegos que lanzar juguetes fuera de la cuna, empujar objetos lentamente hacia el borde de la mesa hasta su
precipitación, espiar, hurgaren los agujeros y las pequeñas aberturas, desplazarse por cornisas y todo lo que ofrezca el riesgo de una
caída, jugar a caer, saltar, tirar, tirarse, tocar lo que no se puede, entrar donde no se entra, llenar un continente con contenido, todo esto
es una indagación constante acerca de la separación. Agrega que es la impronta de la palabra en el campo de lo puramente pulsional.
Explorar los límites del equilibrio, las fronteras de un dominio lo llevan al campo del vértigo, de la curiosidad, hurguetear.
Decimos que lo que está hurgueteando es aquello que tiene que ver con la falta, con la posibilidad de que el Otro no esté, las distintas
manifestaciones de la separación.
Fort-da
Habíamos dicho que el Fort-da era juego en sentido estricto porque es en este ejemplo del nieto de Freud donde lo que se observa es
que en ausencia de la madre el niño se pone a jugar con un objeto, carretel, la ausencia y la presencia pero además,
fundamentalmente puede ponerle significantes “ooo “aaa “ que el Otro, en este caso Freud, traduce como Fort-da (aquí-allá). Freud
dice que “… renuncia a la satisfacción pulsional de admitir sin protesta la partida de la madre”. Es decir que el niño aquí si acepta la
partida de la madre es porque comienza a estaren condiciones de perderla como objeto pulsional.
Podemos decir, entonces, que pdcdjugar y ya no ser jugado, es necesario perder a la madre como su objeto pulsional, y en la renuncia
hay pérdida de goce. Efecto de los juegos precursores de este Fort-da que dejaron su huella. Es así que podemos notar cómo ya se
trata de un juego por parte del niño como un intento de poder tramitar la separación del Otro. Aquí el niño comienza a producir sus
primeras producciones significantes.
En el decir de A. Jerusalinsky el juego del Fort-da señala un momento constituyente del sujeto en el cual el pequeño niño captura, en la
discontinuidad del significante (aquí-allá), la imagen de sí mismo vista o no vista por el Otro, lo que implica colocar en serie la ausencia-
presencia.
La responsabilidad de los terapeutas de Estimulación Temprana es que estos juegos constituyentes se desplieguen a lo largo del
tratamiento. Pero no sólo la función nuestra sería lade propiciar la instauración de ios mismos sino además nos sirven como
operadores clínicos para poder respondernos a la pregunta de “¿en qué está este bebé?” cuando lo tomamos en tratamiento.
Si bien estos juegos los pensamos en términos de tiempos lógicos en cuanto a la estructuración del sujeto, no están desligados de los
tiempos cronológicos con los que también trabajamos en estos primeros años de la infancia.
A modo de ejemplos, se pueden pensar algunas fallas posibles en estos juegos estructurantes tales como: ausencia de alguno de ellos
en el momento esperable; persistencia de un juego más allá de lo “esperable” y que aparezca de manera estereotipada; acciones
desarticuladas como por ejemplo que tome un objeto pero no lo siga con la mirada, y tal vez otras alternativas clínicas que se puedan
llegar a considerar en el seno de cada tratamiento, siendo que ésta es una clínica de lo particular.
Para finalizar paso a relatar dos viñetas clínicas. La primera acerca del juego del ajó y la segunda del cu-cu.
L. tiene tres meses cuando llega a la consulta. Tiene síndrome de Down. Es sumamente hipotónica. La madre comenta que se le
“escurre por los brazos”. Cuando lo dice se irrita un poco. L. no sostiene la cabeza: mira mucho la luz. Es muy pasiva. La madre está
pendiente de los horarios de la comida, dormir, baño. etc. “Sabe” lo que tiene que hacer con la nena porque lee muchos libros pero L.
es “desobediente”.
Nos tiramos en la colchoneta y la madre a mi lado. L. en decúbito dorsal. Empiezo a decirle a L.: “¡Qué barbaridad, tan chiquita y ya le
desobedeces a tu mamá, no te da vergüenza!”. Todo esto mientras intento atrapar su mirada. Sigo hablándole acercando mi rostro y le
digo que vamos a jugar un ratito. Nos rozamos, nos miramos y yo me río. Juego al ajó sosteniéndole su cabeza hacia mi rostro. Hago
que intente fijarme la mirada aunque todavía no me mire.
Le pregunto a la madre si quiere hacerlo ella. Dice que no porque a ella le desobedece. Le digo como si hablara L.: “Dale mami,
haceme ajó que me está gustando este juego y quiero que me lo juegues en casa”. Intervención que no tiene por fin que se constituya
en una receta a repetir, sino que intenta ubicara la bebé en un lugar de quien interpela al otro como efecto de ser ella interpelada.
Algunas semanas después de esta intervención. la madre me muestra en sesión un juego que dice que ambas inventaron en el cual
ella le dice ajó a L. con la entonación de una canción de la radio que comenta que a la bebé le gusta, y que a partir de esto L. comenzó
a mirarla. Dice: “Parece que se diera cuenta que a mí no me gusta que me desobedezca y está dejando de hacerlo”.
A. tiene un mes y medio cuando consultan. Tiene problemas visuales importantes. Sólo percibe luces muy intensas. En el momento de
la escena que se describe, tiene siete meses y medio.
£n la colchoneta la madre enfrente de A. Juegan al cu-cu tocando la tela con la que tapa la cara de A. haciendo que la beba la toque y
perciba al tacto cuando su cara está descubierta, momento en el que la madre dice: “Acá tá”.
Cuando la mamá se pone ella la tela para taparse dice: “Ahora mami se esconde; mirá A., cu-cu”. Le toma las manos para que A. toque
la tela en la cara de la madre. En esta posición la madre va tirando de la tela hacia abajo y cuando quedan las manos de A. en la cara
de su madre, ésta dice: “Cu-cu
acá tá”. A. la mira y se ríe profundamente. Me limito a mirar la escena y decir que me divierte mucho mirarlas a A. y a la mamá jugar al
cu-cu.
Es de destacar que en un juego tan “visual” como el cu-cu. y tratándose de una niñita con problemas visuales, es de rápida y obvia
observación que la mirada está recortadacomo uno de los ejes que hacen a la dupla presencia-ausencia y al encuentro en el diálogo en
el que estaniñita con su mamá están inmersas.
Podemos agregar que si bien A. tiene problemas para “ver”, no le impidió “mirar y ser mirada; aparecer y desaparecer de la mirada,
voz, contacto con el otro”, es decir, desplegar la alternancia del significante. Dialéctica del par de opuestos jugada en cada juego.
Estos juegos son estructurantes, y por lo tanto no son sin consecuencias en la constitución del sujeto psíquico. Cuando decimos que
son estructurantes, decimos que producen marca y diferencia en el recorrido que va desde una huella al significante; desde un cuerpo
“manojo de reflejos” a un cuerpo subjetivado; desde un “pedazo de carne” a un bebé con nombre propio.
Bibliografía
Bcisim, N. “Juegos en personajes”. Escritos de la Infancia n° 3. publicación de FEPI. Freud, S. “Tres ensayos de teoría sexual”. Cap. II.
Obras Completas, Amorrortu.
___: Más allá del principio de placer. Cap. II.
Jerusalinsky. A., “¿La educación es terapéutica? Acerca de tres juegos constituyentes del sujeto”. Escritos de la Infancia n°4,
publicación de FEPI.
Lacan. J., Seminario IV. De las relaciones de objeto y las estructuras freudiancis, clases 4 y 6.
 
Un caso clínico en Estimulación Temprana
Graciela Cortiñas de Ruiz
Presentación del material clínico de un tratamiento en E.T. El comienzo y el fin. el camino recorrido.
Graciela Cortiñas de Ruiz.
Terapeuta en Estimulación Temprana. Docente. Docente Especia!. Integrante del equipo de E. T. de FEPI.
A partir de la finalización del tratamiento de Estimulación Temprana de Mario, pude registrar más claramente el recorrido realizado.
Mi posicionamiento como terapeuta se jugó en los bordes entre la demanda de los padres y mi deseo de ver avanzar al niño, dentro de
una conflictiva familiar que lo marcó particularmente.
En este caso, se combinaron varios factores diferentes: eventos familiares fueron produciendo situaciones problemáticas que
recayeron sobre Mario; como consecuencia se produjeron algunos detenimientos en la evolución general dei niño. La mayor dificultad
que se presentó estuvo referida al silencio de los padres respecto de la tramitación del núcleo problemático de la cuestión. Todo esto
marcó los caminos por los que transitamos e hizo que fuera especialmente imprescindible el trabajo interdisciplinario.
Primera entrevista
Cuando recibo a Mario, bebé con síndrome de Dovvn. pido a los padres que me relaten la pequeña historia desde que nació hasta el
momento de nuestro encuentro. La madre, una mujer de 22 años, es laque toma la palabra; hay pocas intervenciones del padre (25
	Escritos de la infancia – Volumen 8

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