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4 5 Títulos publicados Serie: PSICOLOGÍA BÁSICA Psicología de la motivación Isaac Garrido (Editor) Psicología del aprendizaje Pilar Ferrándiz (Editora) Historia de la Psicología José María Gondra Rezola Serie: PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Y DE LA EDUCACIÓN Programas para la mejora de la inteligencia. Teoría, aplicación y evaluación M.° Dolores Prieto Sánchez y Luz Pérez Sánchez Procesos, estrategias y técnicas de aprendizaje Jesús Beltrán Estrategias metacognitivas. Aprender a aprender y aprender a pensar Juan Mayor, Aurora Suengas y Javier González Marqués Desarrollo cognitivo Vicente Bermejo (Editor) Contexto y desarrollo social M. ° José Rodrigo (Editora) Manual de asesoramiento y orientación vocacional Francisco Rivas (Editor) Psicología de la Instrucción 1: Procesos básicos Jesús Beltrán (Editor) Psicología de la Instrucción III: Nuevas direcciones Cándido Genovard (Editor) Desarrollo adulto y envejecimiento José Luis Vega y Belén Bueno 6 7 Julia García Sevilla 8 9 10 11 PRÓLOGO CAPÍTULO 1: DEFINICIÓN Y CONCEPTO 1.1. Introducción 1.2. Definición y concepto 1.2.1. Definición de atención 1.2.2. El lugar de la atención en el sistema cognitivo: su relación con otros procesos cognitivos 1.2.3. El proceso atencional. Un ejemplo típico: la respuesta de orientación (RO) 1.2.4. Características de la atención 1.3. Manifestaciones de la atención 1.3.1. Actividad fisiológica 1.3.2. Actividad motora 1.3.3. Actividad cognitiva 1.3.4. Experiencia subjetiva 1.3.5. Consideraciones últimas 1.4. Factores determinantes de la atención 1.4.1. Características físicas de los objetos 1.4.2. El nivel de activación fisiológica 1.4.3. Intereses y expectativas 1.4.4. Estados transitorios 1.5. Tipos de atención CAPÍTULO 2: MÉTODOS Y TÉCNICAS DE ESTUDIO DE LA ATENCIÓN 12 2.1. Introducción 2.2. Medidas de evaluación de la atención 2.2.1. Medidas de la actividad psicofisiológica 2.2.2. Medidas de la conducta motora 2.2.3. Medidas de la actividad cognitiva 2.3. La técnica de escucha dicótica 2.3.1. La técnica de sombreado 2.3.2. Amplitud de memoria dividida 2.4. Paradigma de doble tarea 2.5. El parádigma de búsqueda visual 2.6. El paradigma de set atencional 2.6.1. El paradigma de priming 2.6.2. El paradigma de costes y beneficios 2.7. El paradigma dé Stroop 2.8. Tareas de vigilancia 2.9. Otros paradigmas experimentales 2.9.1. Visión dicópticá 2.9.2. Visión parafoveal 2.9.3. La técnica de la señal de stop 2.9.4. Tareas de ejecución continua CAPÍTULO 3: MODELOS TEÓRICOS Y PERSPECTIVA HISTÓRICA EN EL ESTUDIO DE LA ATENCIÓN 3.1. Introducción 13 3.2. Primer mentalismo 3.3. La Psicología de la primera mitad del siglo xx 3.4. El nuevo mentalismo de la Psicología cognitiva 3.5. Los modelos de filtro 3.5.1. El modelo de Broadbent 3.5.2. Críticas al modelo de Broadbent 3.5.3. Críticas a los modelos de filtro 3.6. Los modelos de recursos atencionales 3.6.1 El modelo de Kahneman 3.6.2 Críticas al modelo de Kahneman 3.7. Los modelos de automaticidad 3.8. Modelos de control atencional 3.9. Aportaciones recientes de las neurociencias y del conexionismo CAPÍTULO 4: ATENCIÓN SELECTIVA 4.1. Introducción 4.2. Definición y concepto 4.2.1. Dimensiones de la atención selectiva 4.2.2. Ámbitos de investigación 4.3. El lugar de la selección 4.4. Atención espacial 4.4.1. Naturaleza del foco atencional. Modelos explicativos 4.4.2. La importancia de los indicios espaciales 4.4.3. El desplazamiento de la atención en el espacio visual 14 4.5. Atención y percepción de objetos 4.5.1. El modelo de Neisser 4.5.2. La Teoría de la integración de rasgos 4.6. El procesamiento de la información no atendida 4.7. Mecanismos de interferencia e inhibitorios de la atención selectiva 4.7.1. El papel de los estímulos distractores 4.7.2. Mecanismos inhibitorios para el control motor y cognitivo CAPÍTULO 5: ATENCIÓN DIVIDIDA 5.1. Introducción 5.2. Definición y concepto 5.3. Líneas de investigación 5.4. El fenómeno de interferencia 5.4.1. Modelos teóricos 5.4.2. Consideraciones últimas 5.5. La doble tarea 5.5.1. El tema de la asignación de recursos 5.6. El papel de la práctica 5.6.1. Modelo de destrezas adquiridas de Neisser 5.6.2. Modelos de automaticidad CAPÍTULO 6: ATENCIÓN SOSTENIDA 6.1. Introducción 6.2. Definición y concepto 6.2.1. Atención sostenida, alerta y vigilancia: precisiones terminológicas 15 6.2.2. Aspectos intensivos de la atención sostenida: fluctuaciones de atención y atención sostenida 6.3. Desarrollo histórico de los estudios de vigilancia 6.4. Factores determinantes en las tareas de vigilancia 6.4.1. Características psicofísicas de las señales críticas 6.4.2. Presencia de un fondo de ruido 6.4.3. Ritmo de acontecimientos de fondo 6.4.4. Complejidad de la tarea 6.4.5. Conocimiento de los resultados del rendimiento 6.4.6. Pérdida de sueño 6.4.7. Estrés y vigilancia 6.4.8. Consideraciones últimas 6.5. Teorías de la vigilancia 6.5.1. Teoría de la activación 6.5.2. La Teoría de la detección de señales 6.5.3. La Teoría de la expectativa 6.5.4. La Teoría de la habituación 6.5.5. Otras teorías 6.5.6. Consideraciones últimas CAPÍTULO 7: OTRAS DIMENSIONES EN EL ESTUDIO DE LA ATENCIÓN 7.1. Introducción 7.2. Determinantes biológicos de la atención 7.2.1. Atención, despertar, vigilia y alerta 16 7.2.2. La respuesta de orientación 7.2.3. Atención selectiva 7.3. Determinantes evolutivos de la atención 7.3.1. Desarrollo evolutivo de la atención 7.3.2. Hipótesis explicativas sobre el desarrollo atencional 7.4. Disfunciones atencionales 7.5. El papel de las diferencias individuales y de grupo 7.5.1. Diferencias sexuales y atención 7.5.2. Diferencias de edad y atención 7.5.3. Diferencias atencionales e inteligencia 7.5.4. Diferencias atencionales y personalidad 7.5.5. Diferencias atencionales y estilos cognitivos CAPÍTULO 8: ATENCIÓN E INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA 8.1. Introducción — ....----_-- 8.2. Áreas de intervención psicológica 8.2.1. El ámbito de la salud 8.2.2. El ámbito escolar 8.3. Atención e intervención psicológica 8.3.1. Atención y evaluación psicológica 8.3.2. Atención y entrenamiento de habilidades atencionales 8.3.3. Entrenamiento en técnicas distractivas 8.3.4. Técnicas de modificación de conducta CAPÍTULO 9: REFLEXIONES 17 9.1. Multiplicidad de definiciones y falta de acuerdo a la hora de sistematizar el concepto de atención 9.2. Algunos problemas en torno a la naturaleza de la atención 9.3. Consideraciones últimas BILIOGRAFÍA 18 19 Es un hecho que, en la actualidad, cuando se habla de procesos y actividades psicológicas, todo el mundo reconoce la importancia de la atención. Sin embargo, ello no se evidencia totalmente en la literatura psicológica, al menos hasta los últimos años. Por poner un ejemplo, si echamos un vistazo a los manuales de Psicología General y/o de Psicología Básica, nos encontramos con que muy pocos incluyen un capítulo destinado a la atención como un proceso o actividad de la misma envergadura que el aprendizaje, la memoria, la percepción, etc. En la mayoría de los casos, se suele incluir como un apartado del tema de percepción. Actualmente, las cosas han ido cambiando. Si bien la famosa frase de Titchener de 1908"... la doctrina de la atención es el nervio de cualquier sistema psicológico completo, y así como la juzguen los hombres, así serán juzgados posteriormente por el tribunal de la psicología" (p. 139) no se llegó a hacer realidad, la psicología de la atención cobró un nuevo auge con el surgimiento de la Teoría del Procesamiento de la Información y nos encontramos con que ha ido abriéndose paulatinamente paso. De hecho, la mayor parte de los manuales de Psicología Cognitiva sí incluyen un tema de Atención. En la actualidad nadie puede negar la importancia de la literatura atencional. Algunos números de revistas especializadas le han concedido un gran papel. Un ejemplo es el n° 1 del volumen 56 del Psychological Research,denominado An International Journal of Perception, Cognition and Action, y que está dedicado en su totalidad al tema de la atención visual selectiva. También en las útimas décadas la palabra atención no sólo comienza a aparecer con cierta relevancia en los títulos de revistas especializadas, sino en títulos de textos y manuales. Aun así, comienzan a ser los primeros intentos de un proyecto necesario, que es el de sistematizar conceptualmente todo lo relativo al campo de la psicología de la atención. Eso es lo que vamos a intentar hacer en este libro. Cuando se me ofreció la oportunidad de elaborar un manual de psicología de la atención, la idea me pareció un reto de lo más atractivo por la escasa literatura siste mática que hay en este campo. Mientras que ya hay una cierta tradición en la elaboración de manuales sobre los restantes procesos psicológicos, este fenómeno no ha tenido lugar hasta ahora con el tema que a nosotros nos ocupa. Quiero manifestar que no ha sido una empresa fácil. Pero no por ello ha dejado de ser apasionante. Y como siempre ocurre cuando uno se lanza en un proyecto de cierta envergadura, el reto se concretiza con la ayuda y el ánimo de la gente que tiene alrededor. A todos ellos les agradezco enormemente el ánimo y la colaboración brindadas a lo largo del tiempo destinado a la elaboración del trabajo. A mi familia y a mis compañeros de área y, muy especialmente a Agustín Romero, a José Manuel Campos y a Lucy Saurín, cuya ayuda en los últimos días de elaboración del libro ha sido inestimable. 20 Finalmente, no quiero dejar de expresar públicamente que este libro comenzó a ser elaborado en los momentos más duros que a la autora le ha tocado vivir personalmente. Esto hará que sea la obra más cercana de cuantas pueda escribir, sobre todo al recordar el... amor, en definitiva, que una persona moribunda pudo ofrecerle para que la obra llegara a buen puerto. A mi madre, gracias por ello, y por muchas cosas más. 21 22 1.1. Introducción Los seres humanos nos adaptamos continuamente al medio ambiente mediante las conductas y actividades mentales que desarrollamos. Ello se consigue gracias a la actuación conjunta e interactiva de diversos mecanismos, procesos y operaciones: percepción, representación, atención, aprendizaje, memoria, inteligencia, etc. Cada uno de estos procesos tiene una función específica y concreta. Por ejemplo, gracias a los procesos perceptivos recibimos información del medio ambiente y la procesamos para darle una significación concreta; mediante los procesos de memoria retenemos nuestras experiencias y conocimientos, y somos capaces de evocarlos bajo ciertas circunstancias; etc. Dentro de este contexto, ¿cuál es el papel de la atención? En términos generales podemos afirmar que cuando los procesos atencionales se ponen en marcha somos más receptivos a los sucesos del ambiente y desempeñamos más eficazmente una actividad o tarea, aunque ésta exija esfuerzo. El medio ambiente se caracteriza por ser generalmente complejo, puesto que incluye una gran cantidad de información a la que debemos atender y, en ocasiones, nos exige responder a más de una información de forma simultánea: por ejemplo, mientras la televisión está funcionando, mantenemos una conversación y estamos simultáneamente planchando, estudiando, o intentado ajustar una pieza del despertador que se nos ha roto; nos ponemos a estudiar y, si es necesario, nos mantenemos concentrados delante del libro durante bastante tiempo. ¿Cómo conseguimos llevar a cabo todas estas actividades tan diversas al mismo tiempo? Y, lo que es más interesante, ¿qué tienen en común para poder decir que todas ellas se relacionan con una actividad psicológica que denominamos atención? A continuación, vamos a intentar dar respuesta a ésta y otras preguntas. 1.2. Definición y concepto 1.2.1. Definición de atención En términos generales, vamos a definir la atención como un mecanismo que pone en marcha una serie de procesos u operaciones gracias a los cuales, y como ya hemos indicado en la introducción, somos más receptivos a los sucesos del ambiente y llevamos a cabo una gran cantidad de tareas de forma más eficaz. Pero, ¿cuáles son estos procesos o mecanismos de funcionamiento? Los procesos implicados pueden ser de tres tipos; a saber: 23 1)Los procesos selectivos, que se activan cuando el ambiente nos exige dar respuesta a un solo estímulo o tarea en presencia de otros estímulos o tareas variados y diversos. Por ejemplo, centrarnos en lo que dice nuestro profesor en clase y no en la conversación que paralelamente tiene lugar en el pasillo. 2)Los procesos de distribución, que se ponen en marcha cuando el ambiente nos exige atender a varias cosas a la vez y no, como en el caso anterior, centrarnos en un único aspecto del ambiente. Uno de los casos más ejemplificadores de esta situación es la actividad de conducir: mientras vamos conduciendo hablamos con nuestro acompañante, miramos por el espejo retrovisor para comprobar si alguien quiere adelantarnos, tenemos que controlar el movimiento de los pedales y la palanca de marchas, etc. 3)Los procesos de mantenimiento o sostenimiento de la atención, que se producen cuando tenemos que concentrarnos en una tarea durante períodos de tiempo relativamente amplios. Un ejemplo típico en el que el sujeto ha de estar atento durante mucho tiempo es la actividad desarrollada por un controlador aéreo. Desde este punto de vista, vamos a definir la atención como el mecanismo implicado directamente en la activación y el funcionamiento de los procesos y/u operaciones de selección, distribución y mantenimiento de la actividad psicológica. Para que estos mecanismos atencionales se pongan en marcha, se desarrollen adecuadamente y estén sometidos al control del sujeto, es necesario que utilicemos determinados pasos y/o procedimientos que reciben el nombre de estrategias atencionales. No todo el mundo tiene la misma capacidad para saber utilizar dichas estrategias de forma adecuada. Hay personas que se concentran mejor que otras, hay quienes se distraen fácilmente, a otras personas les cuesta realizar dos actividades al mismo tiempo, etc. Este hecho nos lleva a enfatizar un segundo aspecto importante a la hora de definir la atención; a saber, que ésta es una habilidad o capacidad que cada persona poseemos, y que existen diferencias individuales en nuestra capacidad para atender. Ahora bien, una de las características más importantes de estas estrategias es que no son innatas, sino aprendidas. Esto es importante de tener en cuenta, no sólo porque se pueden modificar y mejorar con la práctica, sino porque posiblemente podamos desarrollar estrategias encaminadas a mejorar el funcionamiento de los distintos mecanismos de atención, los factores que la mediatizan, así como la forma de controlarla. Esta posibilidad de automodificación se conoce con el nombre de metaatención, y las estrategias destinadas a conocer y desarrollar mejor estos componentes se denominan estrategias metaatencionales. Así pues, nos encontramos con que a la hora de definir la atención existen, al menos, 24 dos dimensiones: a)La atención entendida como un mecanismo que activa determinadas operaciones o procesos de funcionamiento. b)La atención como una habilidad que se compone de una serie de estrategias encaminadas a la optimización del uso de dichos procesos. Nosotros nos vamos a centrar especialmente en la primera de estas dimensiones, puesto que la obra se enmarca en el contexto de la psicología básica y experimental. No obstante, en ocasiones retomaremos y analizaremos también la segunda de ellas. 1.2.2. El lugar de la atención en el sistema cognitivo: su relación con otros procesos cognitivos Hemos indicado anteriormente que la actividad psicológica se caracteriza por el funcionamiento conjunto e interactivo de los distintos mecanismos y procesos entre los cuales se encuentra la atención. Cada uno de ellos tiene una serie de funciones concretas y específicas, y en el apartado anterior hemos mencionadobrevemente cuáles son las de los mecanismos atencionales. Pero, por otra parte, la atención no funciona de una manera aislada, sino que se relaciona directamente con los restantes procesos psicológicos. Los más estudiados han sido la percepción, la memoria, la inteligencia, la motivación y la emoción. La relación que se ha establecido entre atención y cada uno de ellos ha sido muy variada. En el caso de la motivación y de la emoción, ambas determinan qué aspectos del ambiente se atiende de forma prioritaria y por lo tanto han sido consideradas como factores determinantes de la atención, tal y como veremos posteriormente. Con respecto a los procesos cognitivos, el que más estrechamente se ha vinculado con la atención ha sido la percepción. La atención se ha concebido en muchas ocasiones como una propiedad o atributo de la percepción gracias al cual seleccionamos más eficazmente la información que es relevante para el organismo. Esta propiedad selectiva de la percepción produce dos efectos principales: 1)Que se perciban los objetos con mayor claridad. Ésta fue la postura generalmente adoptada por la psicología científica de finales del siglo XIX, y aún hoy día persiste en buena parte de modelos teóricos, sobre todo en el ámbito de la atención visual. 2)Que la experiencia perceptiva no se presente de forma desorganizada sino que, al excluir y seleccionar datos, éstos se organicen en términos de fondo y figura. Por lo que respecta a la inteligencia, ya en 1890 James afirmaba que las personas de 25 mayor capacidad intelectual también tenían una mayor capacidad para prestar atención. Hoy, por el contrario, la postura más general es afirmar que la atención puede ser conceptualizada como un componente estructural de la inteligencia. Por ejemplo, la capacidad que un sujeto tiene de reorientar con cierta rapidez su atención y la capacidad de atender a más de un estímulo a la vez se consideran componentes importantes de la inteligencia. Desde este punto de vista (véase, por ejemplo, Stankov, 1983, 1987): 1)Los procesos atencionales no sólo seleccionan la información perceptual entrante, sino que también intervienen en el procesamiento activo de ésta. 2)Atención e inteligencia se definen en términos de habilidad para manejar una gran cantidad de información. Carr (1984), por ejemplo, afirma que la atención es un proceso ejecutivo implicado en la selección de metas, la planificación de las secuencias de las operaciones necesarias para alcanzar dichas metas y en la ejecución de esas secuencias. Consideramos que esta idea es importante de señalar porque el estrecho vínculo que desde el inicio de la psicología científica ha existido entre atención y percepción ha hecho que la primera haya sido estudiada sobre todo en las primeras fases del procesamiento, es decir, en el momento de análisis de la información. Pero volvemos a insistir en la idea de que la atención actúa a lo largo de todas las etapas del procesamiento. Éste es el punto de vista de las concepciones más actuales de la atención, según las cuales ésta actúa como un mecanismo vertical que articula los distintos procesos psicológicos y que ejerce una función de control sobre ellos (Tudela, 1992; Roselló y Mir, 1996; Ruiz-Vargas y Botella, 1987). Las funciones específicas más importantes de dicho mecanismo serían las siguientes: 1)Ser más receptivos a los sucesos del ambiente. 2)Llevar a cabo un adecuado análisis de la realidad. 3)Facilitar la activación y el funcionamiento de otros procesos psicológicos. 4)Ejecutar eficazmente las tareas, sobre todo aquellas que exigen esfuerzo. 1.2.3. El proceso atencional. Un ejemplo típico: la respuesta de orientación (RO) Desde el momento en que los mecanismos atencionales se ponen en marcha, la actividad atencional pasa por tres momentos: inicio, mantenimiento y cese. La fase de inicio, también conocida con el nombre de captación de la atención, tiene lugar, o bien cuando se producen ciertos cambios en la estimulación ambiental, o bien 26 cuando comenzamos la ejecución de una tarea. En el primero de los casos, las propias características de los objetos (color, tamaño, novedad; véase apartado 1.4.1) captan involuntariamente nuestra atención, y la manifestación conductual más típica suele ser la orientación de los receptores sensoriales a la fuente de estimulación; en el segundo, según el tipo de habilidades y/o destrezas que demande dicha tarea, se activarán unas u otras estrategias atencionales. El estudio de la fase de captación de la atención ha sido una de las áreas que mayor interés ha suscitado en la investigación psicológica, y de hecho el concepto de orientación ha sido considerado como una de las propiedades más importantes de la atención (véase, por ejemplo, Ruff, 1990; Sampascual, 1985). Hay ocasiones en que ciertos objetos captan nuestra atención, pero inmediatamente dejamos de atenderlos. Sin embargo, para poder procesar la información que se nos presenta, o para poder desarrollar eficazmente una tarea, la atención ha de permanecer localizada durante un cierto tiempo. Se considera que el mantenimiento de la atención comienza cuando han transcurrido 4-5 segundos desde que se inicia la fase de captación. La duración de este período de tiempo es, por supuesto, variable. Ahora bien, cuando el período de tiempo es considerablemente amplio, entonces hablamos de atención sostenida. Finalmente, por mucho tiempo que mantengamos nuestra atención en una información o en una actividad, llega un momento en que se produce un cese de la atención. Esta fase tiene lugar, como su propio nombre indica, cuando desaparece la atención prestada a un objeto, o cuando dejamos de concentrarnos en la tarea que estábamos desempeñando. A nivel perceptivo, una de las manifestaciones más claras de cese de la atención tiene lugar cuando los objetos se presentan en el ambiente de forma repetida. En estos casos, la sensibilidad neural del organismo disminuye, y se manifiesta una falta de interés para seguir prestando atención al objeto. A nivel de respuesta, si la tarea ha sido excesivamente larga y hemos mantenido la atención mucho tiempo, uno de los efectos más típicos es la sensación de cansancio y fatiga. Si además, la tarea era monótona, la sensación de fatiga va acompañada de la de aburrimiento. Una de las respuestas atencionales donde mejor se observa la secuenciación del proceso atencional es la conocida con el nombre de respuesta de orientación. Dicha respuesta, también conocida con el nombre de conducta de orientación o reflejo de orientación (RO) se define como la primera reacción del organismo ante aquellos estímulos que son nuevos o significativos para él. En estos casos, el organismo presenta un patrón característico de cambios esqueléticos, hormonales y fisiológicos, llamados en ocasiones componentes de la RO (Martínez-Selva, 1984), tales como orientar el cuerpo hacia la fuente concreta de estimulación - los perros y gatos, por ejemplo, levantan las orejas o dirigen la cabeza-, interrumpir otras posibles acciones que se estén haciendo en ese mismo momento, aumentar el tamaño de la pupila, la tasa cardíaca se enlentece en un primer momento y justo a continuación se acelera, etc. Dichas manifestaciones siempre son las mismas, es decir, independientes del tipo de fuente estimular que la 27 suscita. Por ello, se dice que la RO es inespecífica respecto al tipo de estimulación que la provoca. Sin embargo, la magnitud con que se producen estas manifestaciones, medida a través de la latencia y la duración de los distintos componentes de dicha respuesta, puede variar de un caso a otro. La RO ha sido directamente implicada en diversos procesos psicológicos tales como la percepción y el condicionamiento (véase, por ejemplo, Cousins, 1976; Luria y Homskaya, 1970; Lynn, 1966; Maltzman, Langdon, Pendery y Wolff, 1977; Martínez- Selva, 1981; Razran, 1961, 1971). Pero nadie duda que es una respuesta eminentemente atencional. ¿Cómo ha sido estudiada en el ámbito de la psicología de la atención? La mayoríade los modelos atencionales que han estudiado la RO destacan su carácter exploratorio, selectivo y no pasivo. Los primeros modelos han considerado que este tipo de respuesta está directamente relacionada con los procesos de orientación que forman parte de los mecanismos selectivos de la atención. Sokolov (1963), por ejemplo, afirma que su función básica es la de aumentar la sensibilidad de los receptores sensoriales, permitiendo así al organismo ser más receptivo a los cambios ambientales detectados y concentrarse en aquellos que son más relevantes. Por su parte, Waters y Wright (1979) han elaborado un modelo según el cual la RO tiene dos componentes: un primero que facilita la entrada de la información sensorial y prepara al organismo para procesar eficazmente dicha información o ponerse en marcha, y un segundo que tiene como objetivo regular la inhibición de respuestas cuando la estimulación que aparece es irrelevante. Por otra parte, a partir de los años 70 han surgido diversos modelos que han intentado delimitar el papel de la RO en el procesamiento de la información. Por ejemplo, las teorías de recursos atencionales (véase Capítulo 3) postulan que su función básica es evaluar hasta qué punto es pertinente asignar recursos a los estímulos nuevos y/o significativos (Dawson, Filion y Schell, 1989; Ohman, 1979). Según esta hipótesis, el organismo cuenta con una serie de mecanismos preatencionales que detectan y evalúan los estímulos de forma automática y sin requerir atención consciente. Ahora bien, si este mecanismo preatencional identifica un estímulo como nuevo o significativo, se produce una "llamada" a los recursos centrales de procesamiento y se inicia la RO. Por su parte, Spinks, Blowers y Shek (1985) postulan incluso que la RO no sólo facilita el procesamiento de los estímulos que la suscitan, sino que es capaz de facilitar también el procesamiento de acontecimientos futuros. Una característica importante de la RO es que presenta un patrón conductual bastante sistemático en el que se evidencia con bastante claridad lo que hemos denominado proceso atencional. Pues bien, ¿cómo podríamos describir el proceso de inicio, mantenimiento y cese de la RO? El inicio de la RO viene determinado fundamentalmente, como ya hemos indicado, 28 por el carácter de novedad y significación que tiene un estímulo. De hecho, cuanto más novedoso y/o significativo es un estímulo, más intensa es la RO. También la intensidad es un factor desencadenante de relevancia en el desencadenamiento de la RO, y también en este caso, cuanto más intenso es un estímulo, mayor magnitud presenta la RO. Ahora bien, si un estímulo novedoso, significativo o intenso se presenta repetidas veces, el efecto inmediato es que tiene lugar una disminución en la intensidad de la RO hasta llegar a su desaparición. Se dice entonces que tiene lugar el fenómeno conocido con el nombre de habituación. Una de las manifestaciones más importantes del fenómeno de habituación es que se produce una disminución de la sensibilidad neural, lo cual significa que el organismo no deja en realidad de seguir procesando el estímulo; pero desde un punto de vista atencional tal vez la característica más importante de la habituación sea que hay una pérdida de interés por el estímulo y, por lo tanto, tiende a ignorarse. Hemos visto qué factores influyen directamente en el desencadenamiento de la RO. Pero también existen distintas variables que hacen que esta respuesta se mantenga más o menos tiempo cuando aparecen los estímulos novedosos y/o significativos y, en consecuencia, el fenómeno de habituación aparezca antes o después. En concreto: 1)La intensidad del estímulo es un factor importante en el desencadenamiento tanto de la RO como de la habituación, ya que los estímulos intensos producen respuestas de orientación también intensas y, en consecuencia, menos habituación. 2)También la frecuencia de aparición del estímulo es un factor importante. Si un estímulo es novedoso en la medida en que aparece de forma repentina, aquellos estímulos que se repiten mucho pueden provocar RO intensas pero también producen habituación rápidamente. 3)Este mismo fenómeno ocurre si tenemos en cuenta la variable ritmo de aparición del estímulo: cuando los estímulos se presentan en intervalos temporales muy regulares se produce antes el fenómeno de habituación. Finalmente, hay ocasiones en que, una vez finalizada la RO, pueden producirse dos fenómenos. El primero de ellos se conoce con el nombre de recuperación espontánea, y suele producirse cuando de pronto se omite un estímulo que previamente ha estado siendo presentado a intervalos regulares. El segundo de ellos se conoce con el nombre de deshabituación, y tiene lugar cuando aparece la RO como consecuencia de la presentación de otro estímulo, generalmente mucho más intenso que el primero. 1.2.4. Características de la atención Las características más importantes de la atención son cuatro: tiene una determinada amplitud, puede ser más o menos intensa, puede oscilar, y ejerce funciones de control. 29 Veamos en qué consiste cada una de estas propiedades. •Amplitud Mucha gente piensa que sólo puede atender a una cosa cada vez; pero ésta es una creencia errónea. Existe una evidencia clara de que podemos atender al mismo tiempo a más de un evento, un proceso de decisión o una respuesta. El concepto de amplitud o ámbito de la atención hace, pues, referencia, a: 1)La cantidad de información que el organismo puede atender al mismo tiempo. Por ejemplo, si presentamos visualmente una serie de 16 letras en un período muy breve de tiempo - tan sólo 50 milisegundos-, podemos percibir (atender a) 4 ó 5 letras simultáneamente. 2)El número de tareas que podemos realizar simultáneamente. Incluso en el caso de llevar a cabo una sola tarea, hay veces que la cantidad de procesos implicados en ella es muy grande y tenemos que utilizar varios al mismo tiempo. Ha sido muy numerosa la cantidad de investigaciones cuyo interés se ha centrado en conocer cuál es el ámbito de la atención (véase Capítulo 5). Nosotros no vamos a detenernos ahora en ello. Tan sólo queremos indicar que dicho ámbito no es fijo sino variable, y que su tamaño depende de diversas variables. Por ejemplo, si tenemos que realizar diversas actividades al mismo tiempo, el poder llevarlas todas a cabo de forma eficaz o sólo una parte de ellas depende de factores tales como el nivel de dificultad de cada una de las tareas. Desde este punto de vista, la amplitud de la atención puede verse ampliada considerablemente gracias al papel que ejerce la práctica. Cuando un conductor es inexperto le cuesta conducir, hablar con su acompañante y oír la radio en el coche al mismo tiempo. Al cabo de un cierto tiempo y de conducir con relativa frecuencia bajo esas circunstancias, podrá desarrollar eficazmente todas las tareas. •Intensidad Todos tenemos la experiencia de que, aun bajo las mismas circunstancias, unas veces estamos más atentos y otras veces menos. Dicho fenómeno se conoce con el nombre de intensidad de la atención o tono atencional. La intensidad se define, pues, como la cantidad de atención que prestamos a un objeto o tarea, y se caracteriza por estar relacionada directamente con el nivel de vigilia y alerta de un individuo: cuanto menos despiertos estemos menor es nuestro tono atencional; y por el contrario, cuando estamos bajo condiciones de alerta es cuando se intensifica dicho tono. Un hecho importante es que la intensidad de la atención no siempre es la misma, sino 30 que puede variar de unas ocasiones a otras. Cuando se producen cambios de intensidad de la atención tiene lugar un fenómeno conocido con el nombre de fluctuaciones de la atención, y en el caso concreto de que se produzca un descenso significativo de dichos niveles decimos que se produce un lapsus de atención. En cualquier caso, el tiempo que puede durar cada fluctuación puede ser variado; desde tan sólo unos milisegundos, hasta horas o incluso días. Cuando los cambios de intensidad de la atenciónson cortos y transitorios reciben el nombre de cambios fásicos, mientras que cuando son largos y relativamente permanentes se les denomina cambios tónicos. •Oscilamiento Una tercera característica de la atención es que cambia u oscila continuamente, ya sea porque tenemos que procesar dos o más fuentes de información, o porque tenemos que llevar a cabo a dos tareas y se dirige alternativamente de una a otra. Dicho fenómeno se conoce con el nombre de oscilamiento o desplazamiento (shifting) de la atención. La capacidad para oscilar la atención rápidamente es un tipo de flexibilidad que se manifiesta en situaciones diversas, pero muy especialmente en las que tenemos que atender a muchas cosas al mismo tiempo o en aquéllas en que tenemos que reorientar nuestra atención porque nos hemos distraído. En este sentido, una línea de inves tigación importante ha sido la de analizar el tiempo empleado en desviar la atención. En capítulos posteriores veremos más detenidamente este aspecto. Ahora tan sólo vamos a indicar que el tiempo de las oscilaciones de la atención puede ser variable. •Control Si bien en ocasiones la actividad mental que desarrollamos no va orientada a ningún fin específico - en cuyo caso decimos que la atención es libre-, en la mayoría de los casos el sujeto ha de llevar a cabo tareas que le exigen determinadas respuestas y que tienen unos objetivos concretos. Cuando la atención se pone en marcha y despliega sus mecanismos de funcionamiento de una manera eficiente en función de las demandas del ambiente hablamos de control atencional o atención controlada. A diferencia de la atención libre o no controlada, el control atencional exige en la mayoría de los casos un cierto esfuerzo por parte del sujeto para mantenerla. Es cada vez más numeroso el número de autores que enfatizan que el control es una de las funciones más importantes de la atención (véase, por ejemplo, Baars, 1988; Logan, 1978, 1980; Norman y Shallice, 1986; Reason, 1979, 1984; Ruiz-Vargas, 1993; Shallice, 1988; Tudela, 1992). Algunos incluso afirman que es la característica que mejor la define, y conceptúan la atención como un mecanismo de control que posee una serie de funciones concretas (véase Cuadro 1.1). 31 CUADRO 1.1. Aspectos que más directamente se relacionan con el control atencional. 1.3. Manifestaciones de la atención Como cualquier proceso y/o actividad psicológica, la atención posee una serie de manifestaciones - por ejemplo, solemos mirar aquellos objetos a los que prestamos atención-. Dichas manifestaciones nos permiten hacer inferencias sobre los mecanismos de funcionamiento de la atención. De ahí la importancia de conocer cuáles son y cómo se producen dichas manifestaciones. Las más importantes son: 1)En primer lugar, la propia actividad generada por el sistema nervioso. Dichas actividades pueden ser internas o externas. Las primeras reciben el nombre de fisiológicas y las segundas motoras. 2)Un segundo tipo de actividad es el rendimiento que el sujeto muestra en una serie de tareas en las que se supone que típicamente están implicados de forma importante los mecanismos atencionales. Las actividades implicadas en este tipo de tareas reciben el nombre de actividades cognitivas. 3)Finalmente, la atención va acompañada en la mayoría de los casos de una experiencia subjetiva de que "prestamos atención". A continuación vamos a centrarnos más detenidamente en cada una de ellas. Para ello, vamos a definirlas, describir cuáles son las más importantes y delimitar cómo se estudian en el contexto de la investigación atencional. 1.3.1. Actividad fisiológica La cantidad de respuestas del sistema nervioso que se han relacionado directamente con el estudio de los procesos atencionales ha sido muy amplia. La mayoría de ellas han sido estudiadas en situaciones en las que aparecen estímulos interesantes o novedosos a los cuales el sujeto ha de prestar atención, o en situaciones en las que el sujeto desarrolla tareas que exigen un gran nivel de concentración y esfuerzo mental. En estas situaciones, los mecanismos atencionales se ponen en marcha, y paralelamente el sistema nervioso emite una serie de cambios fisiológicos. Estos cambios fisiológicos que se producen a la 32 vez que los procesos atencionales reciben el nombre de correlatos psicofisiológicos de la atención (véase Cuadro 1.2). Veamos los más importantes. CUADRO 1.2. Correlatos psicofisiológicos de la atención. •Actividad electroencefalográfica A nivel del sistema nervioso central, las neuronas de la corteza cerebral emiten de forma continua y espontánea una actividad eléctrica de un determinado potencial. Dicha actividad se conoce con el nombre de actividad electroencefalográfica (EEG). Este potencial eléctrico sufre variaciones irregulares que dependen del estado de sueño-vigilia en el que se encuentra el individuo, y se analiza en aparatos de registro que describen el potencial eléctrico como una onda sinusoide cuya frecuencia y voltaje puede variar. Cuando un individuo se encuentra despierto y relajado, presenta un tipo de ondas que oscilan de 8 a 10 cps (ciclos por segundo) o herzios, y cuya amplitud oscila entre los 40 y 50 V.Dicha actividad se conoce con el nombre de actividad alfa. Pero cuando se halla especialmente atento se produce una respuesta electroencefalográfica conocida con el nombre de patrón de activación o desincronización EEG. Dicha respuesta consiste en la desaparición del ritmo alfa presente hasta ese momento, que es sustituido por un ritmo beta más rápido, de 18 a 30 cps y cuya amplitud sobrepasa los 20 µV. En definitiva, la EEG nos informa fundamentalmente del tono atencional general de un organismo. •Potenciales evocados Además de la actividad continua de las neuronas corticales, éstas emiten otro tipo de actividad eléctrica que se superpone a la EEG espontánea de fondo, y que se produce en situaciones específicas tales como cuando aparece un estímulo o se producen cambios importantes en la estimulación ambiental. Dicha respuesta se conoce con el nombre de potencial evocado, y también se registra, mediante aparatos sofisticados capaces de diferenciar esta onda de la EEG, como una onda que tiene una determinada latencia, amplitud y polaridad. Los potenciales evocados más directamente relacionados con la 33 atención son: -El PI00, que representa la activación de las áreas corticales relacionadas con el procesamiento de estímulos visuales.- -El P300, con una latencia entre 250 y 500 milisegundos, que se da en situaciones de "espera activa" o incertidumbre respecto a un estímulo de cualquier modalidad sensorial, siempre que el sujeto esté atendiendo e ignore otra información que se le presente. -El Nl, un potencial cerebral negativo cuya latencia es de 50-150 milisegundos. Este potencial se asocia a características de la estimulación auditiva y a variables personales como es el nivel de activación. -Finalmente, la Variación Negativa Contingente (VNC) es un potencial lento cuya duración es superior a un segundo. Suele aparecer cuando el sujeto se encuentra en situaciones de espera atenta a la presencia de un estímulo, y está preparado para llevar a cabo determinados movimientos cuando dicho estímulo aparece. •Actividad electrodérmica La actividad eléctrica de la piel, también conocida con el nombre de actividad electrodérmica (AED), respuesta electrodérmica (RED) o resistencia eléctrica de la piel se define como el conjunto de cambios que sufren las propiedades eléctricas de la piel. Dicha actividad depende a su vez directamente de la acción de las glándulas sudorípa ras que se hallan a lo largo de todo el cuerpo, y que se aglutinan especialmente en las palmas de las manos y pies, lo que hace que éstas sean las zonas más indicadas para registrar la AED. Los cambios de la actividad eléctrica de la piel pueden ser de dos tipos: tónicos y fálicos. La actividad tónica hace referencia a los cambios que se producen en el nivel banal durante un período de tiempo determinado. Por su parte, la actividad fálica se definecomo los cambios breves y pasajeros que tienen lugar en el nivel tónico de la AED. Dicha actividad puede tener lugar, o bien en ausencia de un estímulo - hablamos entonces de respuestas no específicas (RNE; NSR: Non Specific Responses)-, o bien ante la presencia de estímulos específicos (un sonido, unas instrucciones, etc.) - en cuyo caso hablamos de respuestas específicas (RED)-. La actividad electrodérmica es una de las respuestas más empleadas en el estudio de la atención (Flanagan, 1967). Para algunos investigadores es una medida importante de la respuesta de orientación y del proceso de habituación (Maltzman y Raskin, 1965), así como del tono atencional y los estados de alerta (Prokassy y Raskin, 1973), y de los estados de vigilancia (Andreassi, 1966; Surwillo y Quilter, 1965). 34 •Actividad electromiográfica La actividad electromiográfica (EMG) se define como la actividad eléctrica desencadenada por los músculos cuando éstos se hallan en situaciones de actividad - en cuyo caso se produce una determinada cantidad de despolarizaciones - y reposo. En el campo de la psicología de la atención, la EMG es considerada como un índice de la actividad mental, en la medida en que aumenta especialmente en aquellas tareas que exigen mayor esfuerzo atencional. Por otra parte, también es un índice del nivel de activación o vigilia de un organismo. •Tasa cardíaca También conocida con el nombre de ritmo cardíaco o frecuencia cardíaca (FC) se define como el número de latidos del corazón durante un período de tiempo determinado. La tasa cardíaca oscila en condiciones normales y de reposo entre los 60 y 100 latidos, si bien dicho ritmo puede presentar fluctuaciones en cada latido. Al igual que la actividad electromiográfica, la tasa cardíaca es también un índice del nivel de activación de un organismo y de la atención que se presta a un estímulo. Asimismo, aquellas tareas que exigen atención y esfuerzo pueden llegar a provocar fluctuaciones importantes del ritmo cardíaco. •Tamaño pupilar Una característica de la pupila del ojo es que, como resultado de la contracción y relajación de la musculatura del iris, aumenta o disminuye bajo ciertas circunstancias. Una de estas circunstancias es el caso de la atención. En efecto, una de las respuestas atencionales más típicas es la dilatación pupilar. Dicha respuesta tiene lugar cuando aparecen estímulos novedosos o interesantes para el individuo que provocan una orientación hacia dicho estímulo, así como cuando se desarrollan tareas que exigen atención y esfuerzo mental. 1.3.2. Actividad motora Además de la actividad fisiológica, que se caracteriza por no poder ser observada y/o medida de forma directa, el sistema nervioso también genera un tipo de conductas que se conocen con el nombre de conductas motoras y que se caracterizan por poder ser evaluadas y/o medidas de forma directa. Es el caso de los cambios de los giros de cabeza, detener ciertas actividades motoras que se estaban realizando hasta que un estímulo capta nuestra atención, señalizar hacia el objeto o fuente estimular, desarrollar ciertos ajustes posturales, o llevar a cabo ciertos movimientos oculares que se desarrollan 35 cuando se presta atención a un objeto o suceso. De todas las posibles actividades motoras, la más estudiada ha sido la de los movimientos oculares. Tradicionalmente se distingue entre los denominados movimientos sacádicos, que se definen como movimientos bruscos del globo ocular cuya duración total es aproximadamente de 250 milisegundos - 50 milisegundos de fijación ocular, y 200 milisegundos de preparación-, y cuya función principal es la de centrar la fóvea sobre un estímulo, y los movimientos lentos, que se producen cuando seguimos a un objeto en movimiento o mantenemos la línea de visión sobre un objeto estático. Ambos tipos de movimientos son considerados índices importantes de la atención. Los movimientos lentos, por ejemplo, se registran especialmente cuando se pide al sujeto atender selectivamente a ciertos objetos móviles. Pero tal vez sean los movimientos sacádicos los que mayor cantidad de trabajos han suscitado en el campo de la atención. Se considera que este tipo de movimientos desempeña un papel importante en los procesos selectivos de exploración y búsqueda, y se han asociado especialmente - si bien no se han identificado - a las oscilaciones de la atención, esto es, a los cambios de dirección de la atención. Ahora bien, la atención puede oscilar sin que se produzcan movimientos oculares. 1.3.3. Actividad cognitiva Una actividad cognitiva es aquella que el sujeto desarrolla ante determinadas situaciones problema en las que hay implicados ciertos procesos y o mecanismos psicológicos. Dichas situaciones suelen ser conocidas con el nombre de tareas, y la forma de medir la actividad cognitiva es a través del rendimiento o producto obtenido en la realización de dicha tarea. En el caso de los procesos atencionales, son muy numerosas las tareas que se pueden llevar a cabo para estudiarlos. En el ámbito de la investigación básica, las actividades cognitivas consisten en tareas de laboratorio que el sujeto lleva a cabo bajo ciertas consignas o instrucciones que se le dan. Algunas de las tareas más utilizadas son las siguientes: 1)Tiempo de reacción. Consiste en responder lo más rápidamente posible ante la presencia de un estímulo. 2)Detección. Consiste en percibir la presencia/ausencia de un estímulo previamente indicado. 3)Discriminación. Discriminar significa percibir la diferencia entre un par de estímulos. 36 4)Identificación. Se presentan dos o más estímulos y el sujeto ha de decidir si ambos estímulos son iguales en función de un criterio preestablecido (por ejemplo, si son dibujos, en su significado; si son palabras, en su rima). A veces esta tarea también es conocida con el nombre de tarea de juicios igual-diferente. 5)Recuerdo. Consiste en evocar o recuperar cierta información previamente aprendida, sin ningún tipo de ayuda o indicios. 6)Reconocimiento. Se presenta una determinada información al sujeto, y éste ha de decidir si dicha información es la misma que ha aprendido y memorizado previamente. 7)Búsqueda. El sujeto ha de reconocer, entre un conjunto amplio de información, si se incluye aquella que ha aprendido y memorizado previamente. Cuando el sujeto lo que ha de hacer es reconocer si, entre el conjunto de información presentada, alguno de los ítems pertenece a una categoría semántica previamente establecida la tarea de búsqueda se conoce con el nombre de búsqueda categorial. Como señala De Vega (1984), la imagen prototípica de cualquier investigación cognitiva es la de un sujeto - el sujeto experimental - que espera atentamente la aparición de un estímulo y responde apretando un botón o una palanca lo más rápidamente posible. La mayor parte de estas investigaciones se llevan a cabo mediante aparatos eléctricos y electrónicos bastante sofisticados. En el ámbito de la psicología de la atención, dos de los aparatos más utilizados son el taquistoscopio y el ordenador. En la investigación aplicada y en el campo de la intervención psicológica, las tareas cognitivas se elaboran y estandarizan dando lugar a las denominadas pruebas psicométricas o tests psicológicos (véase Capítulo 8). Figura 1.1. Ejemplo de tarea cognitiva atencional. 1.3.4. Experiencia subjetiva 37 La mente humana se caracteriza por ser un sistema consciente, por lo que accede de forma intuitiva a su propio psiquismo. Ello da lugar a lo que se conoce con el nombre de experiencia subjetiva, la cual se analiza mediante un procedimiento conocido con el nombre de autoobservación o introspección. En el caso concreto de los procesos atencionales, casi todas las personas suelen tener la experiencia subjetiva de "prestar atención" cuando éstos se activan y se ponen en marcha. A nivel perceptivo, dicha experiencia es de claridad de conciencia: los estímulos a los que se atiende son procesados de forma más clara y precisa, de una forma más definida y nítida que aquellosque no son atendidos. Desde este punto de vista, en ocasiones la atención ha sido conceptualizada como sinónimo de "caer en la cuenta" o "percatarse"; y es cierto que gracias a que prestamos atención a las cosas, éstas ingresan en nuestra consciencia. De hecho, la palabra inglesa mind (mente) se utiliza también como un verbo relacionado con la atención (p. ej., cuando se dice Peters minds Mary, su traducción es Pedro atiende a María). Cuando la atención está implicada en la realización de una tarea, la sensación subjetiva más frecuente es que nos esforzamos. En el caso concreto de tareas prolongadas y monótonas, las sensaciones subjetivas más típicas son las de cansancio y aburrimiento. 1.3.5. Consideraciones últimas Conocer las manifestaciones más destacadas de la atención es importante porque su análisis y evaluación nos permiten hacer inferencias acerca del funcionamiento de los mecanismos atencionales. Sin embargo, es importante matizar que las inferencias que en ocasiones se pueden hacer son relativas porque procesos de atención y manifestaciones de la atención no siempre son sinónimos. En concreto: 1)Si bien los registros psicofisiológicos han sido y son muy utilizados en la investigación psicológica, una de las críticas que se realizan a este tipo de respuestas es que son indicadores pasivos de cualquier tipo de actividad mental, y no siempre reflejan cambios significativos desde un punto de vista psicológico (Taylor, 1995). 2)La atención como proceso psicológico no siempre tiene unas manifestaciones conductuales claras. En este sentido se suele afirmar que la atención como proceso psicológico y la conducta de atención no siempre van unidas. Desde este punto de vista, se establece una diferenciación entre atención abierta - ligada a las manifestaciones conductuales de la atención - y atención encubierta - independiente de dichas manifestaciones-. El ejemplo típico para evidenciar esta afirmación es el de los movimientos oculares: 38 la atención puede cambiarse de un objeto a otro sin que se produzcan movimientos sacádicos; y también pueden producirse movimientos sacádicos sin que la atención cambie su foco de atención. 3)Los informes introspectivos o subjetivos que un individuo ofrece sobre qué y cómo atiende en un momento determinado no siempre son válidos ni fiables. Una de las razones más importantes de ello es que parte de las inferencias que las personas llevamos a cabo sobre nuestros estados internos se basan en nuestras expectativas, creencias, etc. Pero posiblemente la razón principal resida en el hecho de que los contenidos de la conciencia o experiencia subjetiva son el producto final del procesamiento llevado a cabo en un momento determinado, pero los procesos intermedios subyacentes que posibilitan dicho producto final no son accesibles a la conciencia. Por ejemplo, una persona es capaz de percatarse del esfuerzo que supone conducir en un día de tráfico intenso por la ciudad. Pero no tiene acceso directo a cada uno de los mecanismos atencionales responsables de que ella esté atenta a la información ofrecida por las señales de la calzada, semáforos, guardias urbanos y la persona que va a su lado hablándole. 4)Aunque las alusiones a la experiencia consciente resultan a veces inevitables, la mayoría de los modelos e investigaciones se basan en las variables de respuesta obtenidas en tareas y situaciones controladas de laboratorio. En efecto, las tareas cognitivas son las que se han utilizado con mayor frecuencia en el ámbito de la investigación psicológica, porque son las que mejor permiten hacer inferencias sobre los mecanismos de funcionamiento de la atención. Pero también adolecen de problemas de interpretación: puesto que hemos analizado que la atención no funciona de forma aislada sino que está estrechamente relacionada con otros procesos, es importante tener en cuenta que el resultado que se obtiene en las tareas cognitivas está directamente relacionado con el funcionamiento de otros procesos psicológicos. En ocasiones es fácil aislar unos de otros, pero no siempre se produce esta circunstancia. Este problema de la validez de las tareas experimentales es un tema muy discutido actualmente. 1.4. Factores determinantes de la atención Bajo la acepción de factores determinantes de la atención se incluyen todas aquellas variables o situaciones que influyen directamente sobre el funcionamiento de los mecanismos atencionales. En unas ocasiones porque hacen que éstos a veces tengan lugar de forma involuntaria; en otras, porque favorecen o entorpecen el funcionamiento de la atención en términos generales. Tradicionalmente se ha establecido una diferenciación entre a) factores determinantes externos, también conocidos con el 39 nombre de factores determinantes exógenos o extrínsecos, relativos a las características de los estímulos; y b) factores determinantes internos, denominados también factores determinantes endógenos o intrínsecos, que se definen como el conjunto de factores que se relacionan directamente con el estado de nuestro propio organismo. Ambos tipos de factores suelen actuar de forma conjunta e interdependiente. En ocasiones, ciertas características de los objetos pueden influir sobre factores motivacionales o emocionales y, paralelamente, éstos pueden modular en parte los prime ros. Es por ello que nosotros no vamos a seguir una clasificación tan estricta. Desde este punto de vista, los hemos clasificado de la manera siguiente. 1.4.1. Características físicas de los objetos El efecto que las dimensiones físicas de los objetos tienen sobre la fase de captación y mantenimiento de la atención ha sido uno de los aspectos más estudiados en los trabajos iniciales de la literatura atencional que, si bien comenzaron ya a realizarse a finales del siglo XIX, tuvieron su máximo auge en las primeras décadas del siglo xx (véase, por ejemplo, Brandt, 1945; Dallenbach, 1923a, 1923b; Nixon, 1924, 1926; Rudolph, 1947). Estas primeras investigaciones utilizaban técnicas muy sencillas en las que los observadores tenían que mirar una escena - por ejemplo, la página de un periódico - y, o bien describir qué aspectos sobresalían con más claridad, o bien recordar o reconocer ciertos elementos. Así pues, las tareas que llevaban a cabo eran fundamentalmente de memoria inmediata; si bien ya en estos momentos también se estudiaban el movimiento de los ojos y las fijaciones oculares. A partir de estos estudios e investigaciones posteriores (Berlyne, 1966; Brown y Gregory, 1968; Butler, 1953), podemos concluir que las dimensiones físicas de los objetos que mejor captan y mantienen nuestra atención son: 1)El tamaño. Normalmente, los objetos de mayor tamaño llaman más la atención. En concreto, el doblar el tamaño aumenta el valor de la atención en, aproximadamente, un 42-60% y no en un 100%. 2)La posición. La parte superior atrae más; la mitad izquierda más que la mitad derecha. Por lo tanto, la mitad superior izquierda de nuestro campo visual es la zona que antes capta nuestra atención. 3)El color. Los estímulos en color suelen llamar más la atención del sujeto que los que poseen tonos en blanco y negro. 4)La intensidad del estímulo. Cuando los estímulos son muy intensos tienen mayores probabilidades de llamar la atención. 5)El movimiento. Los estímulos en movimiento captan antes y mejor la atención que 40 los estímulos inmóviles. 6)La complejidad del estímulo. La complejidad se define como el grado de información que un estímulo transmite a un organismo. En términos generales, los estímulos complejos captan antes la atención que los no complejos. 7)La relevancia del estímulo. También conocido con el nombre de significación del estímulo, se considera que un estímulo es significativo cuando provoca cambios estimulares importantes para el organismo. Un estímulo puede adquirir un poder significativo a través de varios medios: instrucciones de realizar una respuesta motora ante ese estímulo (Luria, 1974; Maltzman, 1977), proceso de pensamiento (Pendery y Maltzman, 1977),la propia historia del sujeto (Stern, 1972), etc. 8)La novedad del estímulo. La novedad de un estímulo viene definida por el cambio de uno o varios de los atributos que componen un estímulo. El carácter novedoso de un estímulo puede conseguirse de diversas maneras: alterando o modificando las dimensiones físicas de un estímulo tales como su intensidad, duración (Kopeke y Pribram, 1966), localización (Gabriel y Ball, 1970), etc. omitiendo la presencia de estímulos esperados (Allen, Hill y Wickens, 1963), alterando el orden de una secuencia de estímulos (Berlyne, 1961) y, muy fundamentalmente, haciendo que aparezca de forma repentina. La novedad es considerada uno de los factores determinates más importantes, y ha generado una gran cantidad de investigación y trabajos sobre el tema, entre los que destacan los de Berlyne y sus colaboradores (véase, por ejemplo, Berlyne, 1960, 1961; Berlyne, Craw, Salapatek y Lewis, 1963; Berlyne y McDonnel, 1965). A veces no es fácil diferenciarla de otros factores tales como la sorpresa, la incongruencia, el conflicto, la incertidumbre e incluso la complejidad del estímulo. Y es que en realidad todos estos factores consiguen su efecto determinante sobre la atención a partir de la comparación que el sujeto realiza entre el estímulo recibido y los patrones que dicho sujeto tiene almacenados en su sistema de memoria. Un primer hecho a destacar de estos factores es el efecto relativo que tienen algunos de ellos cuando entran en interacción unos con otros. Por ejemplo, hemos indicado que el color tiene gran poder de atraer la atención, pero en ocasiones, algunos elementos en blanco y negro, por contrastar con los restantes coloreados, pueden llegar a captar más la atención del sujeto que estos últimos - por ejemplo, el efecto de un anuncio en color se pierde si todos los anuncios son en color, e incluso puede que un anuncio en blanco y negro pueda resaltar como una novedad-. Por otra parte, los efectos del color y del tamaño también se hallan sujetos a los efectos de la posición. Dember y Warm (1979) denominan a este fenómeno de interacción de los rasgos físicos de los objetos con el nombre de características comparativas de los estímulos. 41 Pero un segundo hecho, posiblemente más importante que el anterior, es que algunos de los factores analizados anteriormente no pueden ser definidos exclusivamente por las propiedades de los estímulos. Algunas características de los objetos exceden el ámbito de las dimensiones físicas estimulares, y también son importantes aspectos más relacionados con juicios subjetivos que el individuo hace del objeto. Este fenómeno se observa en factores determinantes tales como la novedad, la complejidad o la relevancia. En concreto: 1)Los estímulos complejos captan más la atención. Ahora bien, los objetos que son excesivamente complejos no captan tanto la atención como aquellos que sufren ciertas modificaciones con respecto a otros objetos que sí nos son familiares. De hecho, la función que normalmente relaciona la complejidad con la atención tiene forma de U invertida; en otras palabras, parece que las personas se sienten atraídas por patrones de complejidad media (Berlyne, 1966; Brown y Gregory, 1968). 2)Los estímulos más novedosos o inusuales atraen más la atención que los familiares. Pero esta relación no siempre es tan sencilla, puesto que la concepción de hasta qué punto un objeto es novedoso para un individuo depende, evidentemente, de la experiencia previa de dicho sujeto. En todos estos casos, hay que considerar la novedad y la complejidad en términos de interacción entre el estímulo y el perceptor. Una de las respuestas atencionales donde más sistemáticamente se ha analizado el papel determinante que tienen estos factores determinantes ha sido la RO (para una revisión sobre el tema, véase Botella, 1982). Los estímulos de colores vivos, por ejemplo, provocan RO más intensas que los objetos en color gris. Pero como ya vimos al principio de este capítulo, los factores determinantes más importantes de la RO son la intensidad - cuanto más intenso es el estímulo, más intensa es también la RO-, la novedad y la relevancia (Berlyne, 1960; Lynn, 1966; Sokolov, 1963b). De todos ellos, la novedad es el factor determinante más importante (véase, por ejemplo, Berlyne, 1961; Gabriel y Ball, 1979; Kimmel, 1960; Koepke y Pribram, 1966; Zimmy y Kienstra, 1967), y su poder elicitador se halla por encima de otros factores estimulares tales como la intensidad del estímulo (Kimmel, 1960) o su nocividad (Zimmy y Kienstra, 1967). 1.4.2. El nivel de activación fisiológica El factor determinante más importante a nivel fisiológico es el nivel de activación o arousal. En su concepción clásica, el concepto de activación fisiológica o arousal se define como el nivel de receptividad y responsividad que el sistema nervioso posee en un determinado momento ante los estímulos ambientales. Dicha activación se manifiesta 42 mediante unos índices o correlatos fisiológicos (véase Capítulo 7), y se expresa desde un punto de vista comportamental en el grado de actividad que tenemos en un momento determinado: desde un nivel muy bajo cuando estamos dormidos, hasta un nivel muy alto cuando estamos realizando un gran esfuerzo o nos hallamos sometidos a una gran excitación. El arousal se ha relacionado con diversos procesos psicológicos, pero de manera muy especial con los procesos atencionales y emocionales. En el caso que a nosotros nos interesa se ha observado que cuando nos encontramos activados: a)Poseemos unos niveles altos de atención y somos capaces de concentrarnos mejor. b)Somos más capaces de dar respuesta a una gran cantidad de información o desempeñar tareas que exigen distintas habilidades. c)Mantenemos mejor la atención durante períodos de tiempo relativamente amplios. En otras palabras, que el arousal fisiológico incide directamente sobre los tres mecanismos básicos de la atención. La relación entre el nivel de activación y atención selectiva fue ya establecida en 1959 por Eastbrook, quien afirmó que el arousal produce un estrechamiento del foco de la atención sobre un número cada vez menor de índices de tarea - una concentración intensa sobre unos pocos de los estímulos relevantes para la tarea-. Esta hipótesis sigue actualmente vigente. Sin embargo, parece que una activación intensa también va unida a una mayor susceptibilidad a la distracción (Broadbent, 1971; Nüütünen, 1973), de tal forma que los sujetos afectados por niveles muy altos de activación, que llegan incluso a vivenciar la situación como ansiosa, tienden a dejarse influir por un mayor número de actividades de procesamiento irrelevantes para la tarea principal que han de desarrollar. Por otra parte, en aquellas situaciones de gran estrés y arousal en las que se requiere atender a índices ambientales muy variados para poder tomar decisiones en cada momento, se produce un deterioro a veces fatal de la conducta. La razón radica en que la actividad atencional del individuo está mermada. En estos casos es preciso que dispongan de un repertorio de rutinas automatizadas que se ejecuten eficazmente sin consumir atención (Norman, 1976). Las líneas principales de investigación en este campo han sido las siguientes: 1)Establecer una correlación entre el nivel de activación general del sujeto con la ejecución en tareas atencionales. En un primer momento podemos observar cómo la mayoría de nosotros somos más eficaces en la ejecución de una tarea cuando estamos mínimamente activados. Dicha afirmación se basa en la ley de Yerkes- Dodson (1909), según la cual, conforme aumenta el nivel de activación de un individuo mejor es el rendimiento, hasta un determinado momento - denominado 43 punto óptimo, que es distinto para cada sujeto - por encima del cual cuanto mayor es el nivel de activación peor es la ejecución en la tarea (véase Figura 1.2). Una variable importante a tener en cuenta es el nivel de dificultad de la tarea: si la tarea es sencilla, la ejecución es mejor si los niveles deactivación tienden a ser altos; por el contrario, en una tarea compleja, la ejecución es mejor si el nivel de activación es algo más bajo. Figura 1.2. Rendimiento de una tarea en función del nivel de activación y de dificultad de la tarea. 2)Puesto que el nivel de activación del sistema nervioso presenta una variabilidad a lo largo del día, es lógico plantearse que las tareas atencionales pueden verse alteradas en función de esta variabilidad. Diversos estudios evidencian que los ritmos de ejecución dependen, en parte, de las demandas de la tarea. Desde este punto de vista, se suele hacer una diferenciación entre: a) tareas que requieren un proceso de información, denominadas en ocasiones de ejecución percepto-motora, y b) y tareas en las que claramente están implicados mecanismos de memoria. Muchas tareas atencionales (tachado, tiempo de reacción, etc.) se han asociado con el primer tipo de tareas que, por otra parte, suelen ir asociadas con el ritmo de la temperatura corporal. Puesto que la temperatura corporal es un índice del nivel de activación, y el punto 44 óptimo de éste varía en función de la dificultad de la tarea, este tipo de tareas atencionales sencillas deberán realizarse mejor conforme avance el día, al contrario de las tareas difíciles que exigen carga de memoria. No obstante, los trabajos llevados a cabo no han llegado a conclusiones unánimes sobre el tema. Parece que las tareas atencionales sencillas siguen casi siempre esta pauta que hemos indicado, pero no está claro cómo influye la hora del día en tareas que exigen mayor selectividad y control atencional (Eysenck, 1982). 3)Finalmente, utilizar agentes estresores externos que incrementen el nivel de activación y comparar el rendimiento de la tarea antes y después de la existencia de tales estresores. En estos casos se ha observado que cuando se usan agentes estresores externos, tales como el ruido blanco, shocks, etc., aumenta el grado de activación y, siempre y cuando este nivel se presente en intensidades moderadas, produce un aumento del nivel de ejecución (Hockey, 1979). 1.4.3. Intereses y expectativas Desde un punto de vista psicológico, los aspectos motivacionales son los que han jugado un papel más importante en la atención voluntaria. Éstos han sido estudiados a través de dos dimensiones básicas: los intereses del sujeto y las expectativas a las que se ve sometido. En cuanto a los intereses del propio individuo, los estímulos que se hallan dentro del campo de interés de una persona se perciben antes y mejor que aquellos otros que, en igualdad de circunstancias, son neutros para el sujeto. Pero las expectativas que el sujeto tiene en un momento determinado sobre las características de la información que va a recibir o sobre la tarea que va a llevar a cabo también es un factor importante. Este fenómeno se conoce con el nombre de set mental (mental set o Einstellung), y de forma más específica con el nombre de set atencional. Éste ha sido un tema muy estudiado en el ámbito de la atención, desde los inicios de la psicología científica. Los efectos principales de tener expectativas son: a)Facilitar el proceso exploratorio al reducir su ámbito al de lo esperable. b)Reducir las alternativas de interpretación. c)Sostener la actividad atencional cuando dichas expectativas no son confirmadas. d)Alertar al individuo. En definitiva, podemos afirmar que los efectos de la anticipación suelen ser normalmente positivos (Posner, 1978), pero no siempre es así. Cuando no se cumplen 45 los acontecimientos previstos los efectos son negativos. En estos casos, normalmente, el sujeto ha de reorientar su atención hacia aquellos objetos y/o tareas a las que en un principio no estaba atendiendo, y esto obviamente deteriora el rendimiento. 1.4.4. Estados transitorios Los estados transitorios son situaciones que tienen lugar en un momento más o menos amplio de la vida de un individuo y que influyen en su actividad mental y conductual. En el caso de los problemas de atención, los más importantes son la fatiga, el estrés, el efecto de ciertas drogas y psicofármacos y el sueño. En concreto: 1)La fatiga es un estado psicofísico que provoca una disminución en la capacidad energética del individuo. Sea física o mental, es un factor importante puesto que cuanto más fatigados estamos, más difícil es que podamos concentrarnos en una tarea y, muy especialmente, mantengamos la atención. 2)Por su parte el estrés es un factor que aumenta los niveles de activación de un individuo. En consecuencia, no tiene por qué ser un factor negativo si no se supera el nivel óptimo. Ahora bien, cuando el estrés es excesivo, los niveles de activación se disparan. La consecuencia más evidente en estas situaciones de estrés alto es que el foco atencional se estrecha y se restringe hacia los estímulos que provocan el estrés, sin atender a otros estímulos no estresantes que también podrían ser importantes para nuestra adaptación al medio. Este fenómeno se ha denominado en ocasiones visión en túnel. 3)En cuanto al efecto de las drogas y psicofármacos, los medicamentos que más claramente se ve que afectan a los problemas de atención son dos cuyos efectos son totalmente distintos: los tranquilizantes y los estimulantes. Dentro de los primeros, uno de los que más sistemáticamente ha sido estudiado ha sido el diazepán. Aunque no siempre influye directamente en tareas atencionales (por ejemplo, Stroop: Golombok, Mathews, MacLeod y Lader, 1990), sí influye en tareas en las que hay implicados oscilamientos de la atención, que los hace más lentos (Coull, Robbins, Middleton y Sahakian, 1995; Fafowricz, Unrug, Marek y Van-Luijtelaar, 1995), y niveles de alerta del individuo (Unrug, VanLuijtelaar y Coenen, 1992), sobre los cuales produce una disminución. Por su parte, los estimulantes ayudan a incrementar el nivel de arousal de un individuo, por lo que influye directamente en el tono atencional de éste. 4)En el caso del sueño, uno de los efectos principales de la privación del sueño es el descenso del nivel de activación. En consecuencia, disminuye la capaci dad para enfocar la atención sobre los estímulos relevantes o críticos, aumenta la susceptibilidad a los efectos perturbadores de los distractores, y disminuye la 46 intensidad de la atención (Eysenck, 1982). 1.5. Tipos de atención Son diversos los criterios que se pueden utilizar para clasificar los distintos tipos de atención existentes (véase Cuadro 1.3). CUADRO 1.3. Tipos de atención. Algunos de estos tipos de atención ya los hemos analizado. No obstante, y de una forma más sistemática, podemos diferenciar las que se exponen seguidamente. •Atención selectiva, divididad y sostenida Ya hemos visto que los mecanismos u operaciones implicados cuando la atención se pone en marcha, son los de selección, división y mantenimiento de la actividad mental. Ello ha dado lugar a hablar de tres tipos distintos de atención; a saber, la atención selectiva, la atención dividida y la atención sostenida. Esta clasificación de la atención ha sido durante muchos años la más extendida, si bien son cada vez más los autores (Davies, Jones y Taylor, 1984; Duncan, 1980, 1984; Moñivas, 1993; Parasuraman y Davies, 1984; Shiffrin, 1988) que entienden que atención selectiva localizada y atención dividida son dos formas de estudiar los procesos selectivos de la atención, los cuales partirían de un concepto básico, el de capacidad limitada o límites del sistema. El esquema sería el siguiente: 1)La información del medio ambiente se caracteriza por ser generalmente numerosa y más o menos compleja. 2)Por otra parte, el organismo se caracteriza por poseer una capacidad determinada 47 para procesar dicha información, pero esta capacidad es limitada. 3)Ante estos casos en que se produce una sobrecarga estimular, las demandas ambientales pueden ser de dos tipos: o responder tan sólo a una parte de la información, o responder simultáneamente a todas las demandas del ambiente. 4)Para evitar esta sobrecarga estimular mediantela actividad selectiva, la atención funciona de la siguiente manera: o bien atiende (localiza) a una información y deja a un lado (ignora) la restante, o bien distribuye los recursos atencionales con los que cuenta el sujeto. En el primero de los casos hablaríamos de atención selectiva focalizada; y en el segundo de atención selectiva dividida. A pesar de estas precisiones terminológicas, sigue siendo mayoritario el punto de vista de aquellos autores que designan con el nombre de atención selectiva sólo y exclusivamente a los procesos de localización de la atención. •Atención interna versus externa La atención puede ser orientada, o bien hacia los objetos y sucesos ambientales externos, o bien hacia nuestro propio conocimiento, nuestros recuerdos, nuestras emociones y sentimientos, etc. En el primero de los casos hablamos de atención externa, y en el segundo de los casos de atención interna. Este tipo de diferenciación no ha de ser confundido con aquel otro que se establece entre factores determinantes externos vs. internos de la atención. En este caso, el criterio que establece la diferenciación entre unos y otros determinantes es el origen externo vs. interno de la fuente de información que pone en marcha los mecanismos de funcionamiento de la atención. La investigación psicológica en general se ha centrado más en el estudio de la atención hacia los acontecimientos del medio ambiente externo; sin embargo, el análisis del fenómeno conocido en ocasiones con el nombre de autofocalización está cobrando cada vez mayor importancia. Ello se evidencia fundamentalmente cuando se analizan ciertas disfunciones atencionales que tienen lugar en algunos trastornos mentales, y en el entrenamiento de ciertas estrategias de concentración como es el ámbito deportivo. •Atención visual versus auditiva Los sistemas sensoriales son las estructuras que permiten a un organismo recibir información del medio ambiente. Conocer qué información reciben y cómo la reciben es importante. En nuestro caso conecto, nos interesa fudamentalmente saber cómo 48 seleccionan la información que les llega. De las distintas modalidades sensoriales existentes, las dos más estudiadas en el caso de la atención han sido la visual y la auditiva. Se suele hacer una diferenciación entre estos dos tipos de atención porque la mayor parte de las investigaciones evidencian una serie de diferencias claras entre ambas. Una de ellas es que mientras que la información visual se halla continuamente disponible de todas las superficies visibles, la información auditiva se halla disponible en momentos temporales aislados. Esto ha dado lugar a afirmar que mientras que el procesamiento de la información visual se realiza en paralelo, esto es, toda la información al mismo tiempo, el procesamiento de la información auditiva se lleva a cabo serial o secuencialmente. Pero la diferencia que a nosotros más nos interesa resaltar en estos momentos es la forma que cada modalidad sensorial tiene de seleccionar la información: los mecanismos que permiten tanto codificar como seleccionar la información visual tienen lugar en buena parte a nivel periférico por ejemplo, mediante los movimientos sacádicos de los ojos o la acomodación del cristalino a distintos niveles de profundidad, se selecciona buena parte de la información. Por el contrario, los recepetores auditivos, una vez superado su umbral, recogen todos los estímulos acústicos del medio ambiente, y no pueden acomodarse para rechazar parte de ellos: no recogen un mensaje y rechazan otros, sino que han de recoger toda la estimulación auditiva de forma indiscriminada, y tan sólo cuando llega la información llega al cerebro, esto es, a nivel central, actúan los mecanismos selección auditiva. El hecho de establecer mecanismos de selección distintos para la atención visual y auditiva ha dado lugar a hablar de una especificidad sensorial del mecanismo atencional. Como veremos en el Capítulo 3, los primeros modelos atencionales surgidos en la psicología cognitiva se interesaron sobre todo por la atención auditiva (véase, por ejemplo, Broadbent, 1954; Cherry, 1953; Moray, 1959). Sin embargo, el interés a partir de la década de los años 70 se ha centrado sobre todo en el estudio de la atención visual selectiva (Neuman, van der Heijden y Allport, 1986). •Atención global versus atención selectiva Ya hemos visto que la atención tiene una determinada amplitud y que puede ser más o menos intensa, y que desde este punto de vista el foco atencional se puede ensanchar o contraer, según las demandas del ambiente. Desde este punto de vista, se ha establecido una distinción entre atención global y atención selectiva. Mientras que la atención global tiene como finalidad llevar a cabo una estructura organizada de las partes o elementos que componen una información o una tarea, la atención selectiva se centra en el análisis de los detalles que componen una 49 información o tarea. En otras palabras, mientras que la atención selectiva busca la intensidad, la atención global busca la amplitud. •Atención abierta versus encubierta Ya hemos visto cómo la atención posee una serie de manifestaciones, y cómo éstas podían ser externas, esto es, directamente observables, o internas, es decir, no observables de forma directa. Si bien este criterio de clasificación es muy antiguo, en la actualidad ha sido nuevamente retomado. Posner (1978) en concreto ha denominado a estas dos formas de atención con el nombre de atención abierta (overt attencion) y encubierta (covert attention) respectivamente. •Atención voluntaria versus involuntaria Cuando dirigimos nuestra atención hacia nuestros objetivos e inhibimos respuestas inapropiadas se ponen en marcha los mecanismos de la atención voluntaria, también llamada en ocasiones secundaria. En estos casos se dice que tenemos un gran "control atencional", y suele exigir un cierto esfuerzo por nuestra parte para mantenerlo. Pero también existe una atención involuntaria o primaria que tiene lugar sin que medie proceso volitivo alguno. A nivel perceptivo, este tipo de atención depende fundamentalmente de las características de los propios estímulos ambientales; y cuando se trata de llevar a cabo una tarea, nuestro rendimiento se ve mediatizado por factores motivacionales y emocionales que, o bien nos concentremos mejor y atendamos más intensamente, o bien que cualquier estímulo o situación nos distraiga e influya negativamente sobre la ejecución de la tarea. Al analizar los factores determinantes de la atención hemos visto cómo ciertos rasgos físicos de los objetos pueden captar involuntariamente la atención. Pero aún en estos casos, pronto ejercemos mecanismos de control para seguir atendiendo o no a los objetos que poseen estos rasgos. Una de las respuestas que tradicionalmente se ha considerado de naturaleza involuntaria ha sido la RO, tanto por la psicología soviética (Luria, 1979) como por algunos psicólogos cognitivos (por ejemplo, Glass, Holydak y Santa, 1979). Sin embargo, parece que la RO puede ser también elicitada por procesos de pensamiento, y no sólo por estímulos externos. Ello ha hecho que algunos autores (por ejemplo, Maltzman, 1977) distingan entre RO voluntarias e involuntarias. Es muy difícil, por lo tanto, hablar de una atención totalmente involuntaria. •Atención consciente versus inconsciente 50 El hecho de que en muchas ocasiones nos demos cuenta o nos percatemos de que atendemos a los estímulos, o que estamos más o menos concentrados a la hora de llevar a cabo una tarea ha dado lugar a que, en ocasiones, atención y consciencia hayan sido considerados como un mismo fenómeno. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Atención y consciencia no son sinónimos, ya que no todo lo atendido se hace consciente. Muchas veces podemos prestar atención sin darnos cuenta de que estamos atendiendo. Un ejemplo típico en nuestra vida cotidiana es el fenómeno que se conoce con el nombre de atención habitual, y que se refiere a la atención automática e inconsciente que prestamos